jueves, 30 de noviembre de 2017

Insultos en la red


Creo que puedo hablar desde la experiencia que ofrecen siete años de escribir artículos en un blog, para posicionarme absolutamente en contra de la proliferación de insultos, vertidos  hacia otros, a través de la red, defendiendo la teoría de que el Diccionario de la Lengua Española resulta ser lo suficientemente amplio, como para no tener que emplear, jamás, términos  que ofendan los sentimientos de otras personas, por muy en contra que estemos de sus opiniones, afectos o querencias.
Jugar con el vacío legal existente en este medio, por el que todos nos comunicamos, no exime de la obligación de respetar ciertas normas, que tácitamente uno debe aceptar cuando decide lanzar un mensaje, que deja de ser privado en el mismo momento en el que entra en este gigante de la comunicación, convirtiéndose en una especie de ventana a la cualquiera puede asomarse para escudriñar nuestra intimidad, aunque sin trasgredir el derecho que preserva la de todos, a través de los gestos, las imágenes o las palabras.
Puedo asegurarles, y todos mis seguidores son testigos de excepción de que lo que digo es totalmente cierto, que en este periodo que va desde Mayo del 2010, a la actualidad, he tratado una gran variedad de temas sin censuras ni cortapisas y que la mayoría de las veces, mis opiniones han sido muy críticas con ciertos personajes, hechos o situaciones, pero que siempre, desde el primer momento, tuve muy claro que resultaba estrictamente necesario trazar una línea que jamás debía traspasar y hasta el día de hoy, he cumplido esa promesa, escrupulosamente.
La libertad de expresión, que debe ser considerada como un derecho inalienable para todos los seres humanos, consiste fundamentalmente, no sólo en que uno pueda decir con total libertad lo que piensa, sino también en que los otros puedan hacer lo propio, en idénticas condiciones, procurando no caer nunca en la trampa de que la indignación se transforme en odio, ni las ideas en conceptos radicalizados que harían perder cualquier atisbo de razón, a aquellos que se proponen una labor de  comunicación o proselitismo.
Atentar contra los demás, amparándose en esta especie de plácido anonimato que ofrece la red, no es más que un acto supremo de cobardía, que señala a los autores de estos mensajes, la mayoría de las veces indiscriminados y fruto de un momento de total obcecación, en seres incapaces de empatizar con los sentimientos que puedan albergar los receptores, que en todos los casos han de ser necesariamente muy similares a los propios, ya que todos formamos parte de una misma especie.
Verdad es, que habría que regularizar la situación legal de este medio, que se está escapando de las manos, a pasos agigantados, como cobrando vida propia, pero no es menos cierto que cada uno de nosotros es, en definitiva, dueño soberano de aquello que dice y que por tanto, debe asumir las responsabilidades que se deriven de ello.
La regla, que no está escrita, pero que cualquier persona inteligente entendería sin demasiado esfuerzo, es que el respeto a la pluralidad ha de estar siempre por encima de aquello que concierne a uno sólo, por una simple razón numérica y ya les reconozco yo, que se dan muchas situaciones en las que a uno le apetecería enormemente dar rienda suelta al animal que todos llevamos dentro, aunque la idea queda inmediatamente anulada, en cuanto entendemos que sólo hay un paso que separa la inteligencia de la estulticia.
A los que nunca se plantearon eso, a los que lanzan mensajes de odio hacia los demás o a los que escriben lo primero que les viene a la cabeza, dando rienda a  demonios personales, a que quizá debieron tratarse hace tiempo, yo les aconsejaría que pusieran en práctica el ejercicio reflexionar sobre lo que  sentirían, si los mensajes fueran dirigidos contra ellos.
Si son personas normales, no hará falta absolutamente nada más y si no lo son, probablemente necesitan con urgencia una ayuda profesional que les enseñe a canalizar el odio, cosa que puede hacerse y miles de expertos en Psicología, podrían dar fe de ello.
Y a los usuarios de la red, como ustedes y como yo, rogar encarecidamente que colaboren en no convertir en virales tan tremendos desatinos, pues al hacerlo, nos convertiríamos, en cierta medida, en cómplices de las acciones perpetradas por estos personajes anónimos, a los que como mínimo, se podría calificar como  desequilibrados, categóricamente.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

Quitar y poner


La sala de Gobierno de la Audiencia Nacional ha decidido hoy modificar la composición del tribunal que juzgaba el caso de la Caja B del Partido Popular y sustituir a los dos jueces progresistas que se atrevieron a sentar a Rajoy en el banquillo de los testigos, por otros dos, de la corriente moderada, propuestos por la sucesora de Concepción Espejel, que como todos recordarán, fue recusada por su declarada simpatía hacia la Formación conservadora, principal protagonista de este juicio.
Estos cambios inesperados,  dejan  en el Tribunal que juzga la causa a un único juez, de los tres que empezaron este proceso, colocándole en una difícil situación para poder continuar con la línea de enjuiciamiento marcada hasta ahora por la sala, atribuyéndole dos nuevos compañeros de viaje, que por su presunta ideología, podrían marcar un antes y un después en la forma de entender cómo se deben los hechos ocurridos y si se dan motivos probatorios suficientes, para considerarlos como delito.
Poco ha tardado en producirse una cadena de reacciones en contra de esta decisión, que ha sido calificada por muchos, directamente, como un escándalo e incluso ha habido quién se ha atrevido a asegurar que la mano de Espejel se ha encargado de propiciar esta inaceptable propuesta, empeñada quizá, en limpiar la imagen de un Partido Popular, que saldría seriamente  perjudicada, si pudiera probarse la naturaleza de estos delitos.
A la izquierda en general, le ha pillado por sorpresa este canje, que no parece casual, sino más bien, orientado a equilibrar lo ocurrido hasta ahora, con lo que pueda pasar en un futuro próximo, por lo que líderes de la talla de Margarita Robles, se han apresurado a calificarlo, como una auténtica vergüenza.
Todo, la verdad, resultaría ser mucho más fácil si a los jueces se les permitiese, como a los ciudadanos corrientes, poder declarar abiertamente sus preferencias ideológicas, pero la obligación de ser objetivos a la hora de juzgar, construye historias parecidas a las que hoy contamos, sin que se pueda asegurar tajantemente, si pertenecen o no en esencia, a un determinado Partido político.
De ahí, los rifirrafes que se organizan cada vez que algún caso es adjudicado a un Magistrado del que se sospecha su simpatía por los que se sientan en el banquillo de los acusados y de ahí, las acusaciones que continuamente se vierten, de un lado a otro y las quejas frecuentes sobre la presunta manipulación descarada de la justicia.
Ya veremos, qué deriva toma este caso a partir de ahora y si la existencia de la Caja b del PP, queda o no,  finalmente probada, para este tribunal que nada tiene que ver con el que le precediera, por lo que se podría afirmar que dónde hubo alguna vez esperanza de que todo quedara esclarecido, para tranquilidad de los ciudadanos, puede que sólo quede la ilusión de que  se hiciera justicia, de verdad, en algún caso relacionado con los miembros de un Partido político.
Evidentemente, nada podemos predecir antes de que ocurran los hechos y habremos de aguardar hasta empezar a ver por qué camino discurren las próximas sesiones de este enrevesado juicio, pero algo nos dice que la perseverancia demostrada por los jueces salientes, para aclarar lo que pasó, quedará francamente debilitada a partir de ahora, con esta mayoría conservadora llevando las riendas de lo que suceda en la sala.
Muchas veces hemos hablado de la necesidad de que exista una separación real de poderes, en nuestro país, que garantice la justicia para todos los ciudadanos en igualdad de condiciones y casos como éste de hoy, nos demuestran que queda un largo camino por recorrer, hasta lograr que esta necesidad perentoria, se convierta en un hecho.
Porque mientras los mecanismos de intervención en el campo de la justicia, por parte de los políticos, no sean abolidos en su totalidad, a todos nos queda la amarga sensación de encontrarnos absolutamente indefensos, ante un gigante contra el que no podemos combatir, si no es a través de una reclamación permanente que, por supuesto, no abandonamos, en ningún momento.

De todos modos, se podría afirmar que la neutralidad a la hora de juzgar un delito, es definitivamente imposible y por eso, lo mejor sería que se despojara a los jueces de su privilegio de poder hacer interpretación de la Ley, conservando sólo la capacidad de aplicarla, estrictamente, tal y cómo fue escrita. 

martes, 28 de noviembre de 2017

Cuestión de inexperiencia


Ahora dice Rajoy, que no le prometió a Pedro Sánchez una reforma de la Constitución y que sólo le dijo que podrían hablar sobre el tema, mientras subrepticiamente le sacaba su apoyo para la aplicación del 155 en Catalunya.
No es la primera vez que el PP obtiene lo que quiere en un momento determinado, incumpliendo después las promesas utilizadas para ganarse la aceptación de determinados grupos políticos, por lo que en este caso, no dudamos de la palabra que diera el líder socialista, poco bregado en estas batallas de postureo , en las que otros tienen tanta experiencia y por tanto, demasiado crédulo con las actitudes de los demás y muy particularmente con la del Presidente Rajoy, acostumbrado desde siempre a  magnificar en extremo las situaciones, por medio de la estrategia de un miedo, que puede contagiar a quién no tiene la suficiente experiencia como para plantarle  cara, en un momento tan delicado como el que se ha vivido en los últimos tiempos.
No dudamos de que los socialistas hayan estado convencidos desde el primer momento de la ilegalidad de las acciones que cometían los líderes catalanes con el fin de proclamar su República, ni tampoco de que haya habido buena voluntad al aceptar, como válidas,  las informaciones que les llegaban desde las fuentes  del gobierno, pero para conocer las situaciones de primera mano hay que estar más presente en los lugares dónde están sucediendo y no basta con mirarlas desde la lejanía, como ya le recordara en alguna ocasión, el representante del PSC catalán, Miguel Iceta.
Perdónenme, pero el PSOE nunca debió alinearse con PP y Ciudadanos para la aplicación del artículo 155 en Catalunya y no ya porque todos sabemos que las promesas del PP casi siempre se las lleva el viento, sino porque ideológicamente debían haber dejado claro que continúan existiendo profundas diferencias ideológicas con los Partidos de la derecha, aunque en el conflicto catalán, parece que estas cuestiones de importancia suprema, hayan sido absorbidas por la lucha frontal de dos bandos, absolutamente irreconciliables.
Esto lo sabemos bien los que no hemos querido posicionarnos, para no ser tragados por el fragor del litigio y lo seguimos manteniendo, ahora que entramos en una Campaña electoral en la que ya no se van a defender posturas de pensamiento, sino que se votará en una Catalunya intervenida por parte del Gobierno español, con la sola intención de que uno de los grupos consiga imponerse sobre el otro, con una mayoría suficiente que le permita aniquilar las aspiraciones del que considera su contrario.
Esto es tan así, que estoy segura de que en los mítines de la Campaña oiremos poco hablar sobre los problemas reales que sufren los catalanes en sus vidas cotidianas y mucho sobre los errores cometidos por separatistas y unionistas, hasta llegar al momento que vivimos en la actualidad y hasta podría arriesgarme a predecir que habrá dos protagonistas que destaquen sobre todos los demás y que éstos serán Puigdemont y Rivera, como representantes natos de las dos corrientes que han radicalizado el conflicto, sin haber sido capaces de arbitrar una solución para el mismo, por medio de las medidas políticas necesarias.
No podemos incluir pues, a Mariano Rajoy en esta batalla que empezará a librarse en los próximos días, porque su representación como  Partido en Catalunya, que era ya casi testimonial, seguramente empeorará, tras la celebración de las elecciones, dejando en manos de Ciudadanos salvaguardar los valores de la derecha, pero desde luego, que los socialistas entren en este juego y que participen en él, alineados con tales compañeros, no parece lo más oportuno, si quieren tener una oportunidad de recuperar a una parte de un electorado, que seguramente no será capaz de perdonar su posicionamiento al  lado de las fuerzas de la derecha.
Así que mientras Puigdemont y Rivera tienen un público enfervorizado a su alrededor y Podemos trata de seducir a ese electorado que nunca quiso aceptar que la razón estuviera de parte de ninguno de los dos bandos, a Sánchez le perseguirá para siempre el error de haber creído en la promesa de una reforma Constitucional que probablemente no llegará nunca y haber apoyado, a cambio de ella, una intervención que no es del agrado de más de un ochenta por ciento de los catalanes, como queda de manifiesto en las encuestas.

Una de las primeras obligaciones de un buen político, ha de ser la de reconocer sus fracasos e intentar aprender de ellos. Esperemos que Sánchez cumpla escrupulosamente estas premisas y ofrezca alguna explicación aclaratoria de por qué tomó esta mala decisión, en un momento tan complicado de nuestra Historia presente.

La vida es bella


Mientras sus compañeros de la aventura independentista permanecen en prisión y los primeros escarceos previos a la campaña electoral, entre secesionistas y unionistas comienzan a ser evidentes, Carles Puigdemont, pasea su catalanismo dulcificado por todo el territorio belga y disfruta de las bondades que le ofrece la vida en una especie de tour turístico y siempre acompañado de sus fieles consellers.
Le hemos visto esta semana en Gante y en Brujas, coincidiendo con algunos de sus fieles que se encontraban allí de vacaciones o por motivos meramente laborales y  también por un puñado de separatistas flamencos, que ven en el ex President catalán, un posible ejemplo a seguir para ganar terreno en sus viejas reivindicaciones y que le acogen, por tanto, con honores de héroe.
Nunca podremos saber con certeza cuáles fueron las verdaderas pretensiones de Puigdemont cuando decidió abandonar su territorio, para refugiarse en la Capital de la Comunidad europea, pero lo cierto y verdad es que ha dejado tras de sí una auténtico conglomerado de dificultades que han venido dañando seriamente la vida de sus compañeros, mientras él goza de una libertad que le permite defender sus posiciones sin ningún tipo de censura, en un país extranjero, en el que no se tiene la necesaria objetividad para juzgar lo que está ocurriendo ni en España, ni en Cataluña y en el que campa por sus respetos demostrando, a juzgar por su permanente sonrisa, lo bella que es la vida.
Establecido allí como una especie de Embajador de la causa soberanista y recibiendo constantes visitas de sus partidarios, que han hecho de Bruselas un lugar de peregrinación en el que confraternizar con el President de manera casi familiar e impensable, si hubiera permanecido en su cargo, Puigdemont pasa las semanas dedicado al pleno enaltecimiento de las virtudes que acompañarían a su futura República catalana y narrando al mundo una historia contada en su totalidad desde un prisma absolutamente personal, tratando de internacionalizar  un conflicto, que corresponde resolver única y exclusivamente a políticos catalanes y españoles… pero in situ.
Entretanto, la tensión generada entre estos dos bloques de incompatibilidad manifiesta, no para de componer nuevas noticias que todos sobrellevamos como  podemos, sin habernos movido de nuestra ubicación geográfica y ya nos gustaría a más de uno poder tomar distancia con la facilidad que lo ha hecho el ex President y de paso, conocer  Bruselas en profundidad, si alguien nos pagara generosamente los gastos que generara una larga estancia en aquel país, o en cualquier otro desde el que desde luego, pudiéramos expresar a diario, todo lo que se nos pasara por la cabeza, sin incurrir en delito.
Los que no nos hemos considerado desde el principio adepto a ninguno de los dos bloques en litigio, miramos con indignación que mientras a Puigdemont se le considera una especie de personaje intocable, cuya integridad es necesario preservar por encima de la naturaleza de los acontecimientos, a otros, como Serrat, se le considere ahora como traidor, por haber manifestado su opinión personal, a través de los medios, olvidando que le precede una trayectoria en la  defensa de la catalanidad, que para sí quisieran muchos de los principales implicados en este proceso, en el que parece haberse olvidado el significado de la palabra respeto.
Define el diccionario la palabra traición, como “Falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida” y puestos a pensar, en esta comparativa que hemos establecido entre estos dos personajes de relevancia en la sociedad catalana, mucho más traidor podría considerarse a quien huye de un escenario que propició, para escapar de la responsabilidades sobrevenidas, que a quién expresa libremente un sentimiento de oposición a una serie de actitudes que no le parecen oportunas, en un momento determinado, con respecto a un conflicto.
Y sin embargo, mientras el ex President juega sus cartas en Bruselas, llevado entre algodones por los suyos, lejos de los fragores de la batalla, el que fuera un icono de la cultura catalana, un ídolo antifranquista que nos enseñó a todos su idioma a través de aquellas canciones censuradas durante tantos años, es impunemente  pisoteado por los radicales secesionistas, que le niegan con su actitud, el derecho inalienable a la libre expresión, que corresponde a toda persona, desde su nacimiento.
Vivir para ver. Pero no en esa realidad paralela que se ha hecho grande a base de repetirla, aunque no coincida en nada con los  verdaderos acontecimientos que están sucediendo a nuestro alrededor, sino abogando por defender lo que resulta ser razonable, en medio de tanta incomprensión de los unos, para con los otros.

Vivir, para pensar en libertad, lo que cada cual buenamente quiera y para que nadie, y digo nadie, pueda impedir que llevemos a la práctica esa intención, que no es más que un derecho ganado a base de lucha permanente contra el inmovilismo recalcitrante que demuestra todo aquel, que no respeta las creencias de otro.

domingo, 26 de noviembre de 2017

La nueva transición


Nos pareció entonces, cuando salimos de la oscuridad, que estábamos escribiendo el mejor capítulo de nuestra historia y aunque tuvimos que renunciar a muchas cosas y no todo fue como lo habíamos imaginado durante tanto tiempo en nuestros sueños, cerramos los ojos y dimos unos cuantos pasos adelante, convencidos de que nuestra voluntad de cambiarlo todo, acabaría por ser recompensada, si conseguíamos avanzar en armonía.
Fueron años, de miedos superados a base de perdón y valor para reconvertir la niebla espesa en que se encontraba sumido el país en una tierra alegre y soleada, en la que cupiéramos en igualdad, protegiendo nuestras diferencias, que nos recordaban nuestros orígenes primeros, definiéndonos como pueblos únicos pero dispuestos a convivir en una misma nación, al amparo de la libertad y de la recuperación paulatina de nuestros secuestrados derechos.
 Nos costó un gran esfuerzo poder codearnos , con quiénes hasta entonces habíamos considerado superiores, sobre todo a los que procedíamos de regiones abandonadas a su suerte, durante más de cuarenta años y nos tocó recorrer un largo y tortuoso camino hasta poder llegar a la meta a la que otros habían llegado años atrás, quizá por haber trabajado mejor y haber dispuesto de mejores medios para alcanzar antes el progreso.
Nunca lo echamos en cara, ni les manifestamos nuestra  profunda tristeza por la falta de solidaridad que habían demostrado con nosotros, sino que optamos, por aprender, en la medida de lo posible, de sus  aciertos, ayudándoles incluso a construir una sociedad más avanzada que la nuestra, probablemente porque contábamos tácitamente con que su apoyo para con nosotros sería incondicional, o al menos equiparable al que nosotros les habíamos prestado a ellos.
La diferencia  es que entonces lo único verdaderamente importante era empezar a construir una Democracia que fuera capaz de mantenerse en pie, frente a los permanentes  ataques de los continuistas convencidos, que pretendían mantener viva la esencia del dictador, como después pudimos comprobar  por la violencia que generaron en sucesos como el de la matanza de Atocha o el intento de golpe de Estado que llevara a cabo Tejero, el 23F.
Logramos, alinearnos al lado de la razón, aparcando las diferencias políticas y construyendo esa Constitución, que por el paso del tiempo, quizá haya quedado obsoleta, pero que entonces fue la demostración fehaciente de que cuando existe buena voluntad,  diálogo para llegar a un consenso, capacidad  para   tirar y aflojar, hasta poder negociar un acuerdo y altura política para respetar las ideologías  de los demás, nada puede ser insalvable.
Han pasado cuarenta años desde aquel momento y hemos visto suceder muchas cosas que nos han sorprendido, asombrado, apenado, cuando han defraudado nuestras expectativas y alegrado, cuando se ha podido afirmar, que han portado vientos de progreso. Nos hemos, ilusionado, decepcionado y levantado de frustraciones que creímos insuperables, admirado a determinados personajes identificados con el sentir general y abominado de otros que vieron en la profesión de político, una vía de enriquecimiento. Algunos, nos han decepcionado irreparablemente cambiando de opinión y colocándose descaradamente al lado de los poderosos, olvidando para siempre su procedencia y otros, han surgido de la indignación, regalándonos inesperadas dosis de esperanza, cuando creíamos que ya todo estaba perdido, ayudándonos a resurgir de nuestras propias cenizas y colocándonos, otra vez,  en primera línea de lucha.
Hemos llegado hasta aquí, cada uno por un camino diferente, pero procediendo de un mismo tronco que con el paso del tiempo, se ha ido resquebrajando, atacado por enfermedades difíciles de tratar o simplemente, envejeciendo y hemos caído en el error de haber permitido que de algún modo se volviera atrás, a esa época en que los habitantes de esta península nos hallábamos divididos en dos bandos consolidados, que fomentaban diariamente el odio y la animadversión, hacia todos los que procedían de un bando diferente al nuestro.
El problema catalán, con sus luces y sus sombras, sólo ha sido la chispa que ha encendido los campos en los que una sequía generalizada había venido haciendo estragos, de un tiempo a esta parte y las consecuencias del acaloramiento colectivo que ha incendiado nuestros corazones, el regreso a los años en que se enfrentaban hermanos contra hermanos, amigos contra amigos, olvidando lazos de sangre y de querencias, no puede, sino producirnos horror y hacernos pensar que no hemos aprendido nada de nuestra propia historia.
Y sin embargo, aquí no hay culpables ni inocentes, en el sentido estricto que representan estas palabras, sino simples consecuencias acaecidas a raíz del crecimiento de una falta de entendimiento general y de un intento desesperado por implantar la supremacía de los unos contra los otros, sin ofrecernos siquiera la oportunidad de hallar un camino viable, por el que pudiéramos haber transitado en paz, cada cual, con sus innegables diferencias.
Por eso, se impone urgentemente, un periodo de profunda reflexión que propicie, a la mayor brevedad posible, la apertura de una nueva transición que vuelva rescatar al país de la oscuridad en que está inmerso.
Mirarse a la cara, proponer sin ofender iniciativas y posturas diversas, hablar sobre ellas, negociar, recibir de los otros y ceder sin llegar a la sumisión, ha de ser la labor que se espera de los políticos de este tiempo, porque de las dificultades, cuando se acaban superando, se aprenden lecciones que son útiles para toda la vida.
No es tan terrible reconocer que hay que volver a empezar desde cero y no sólo porque la ocasión lo requiera, sino porque no merecemos perder lo que obtuvimos tras largos años de lucha, que en general, nos han servido a todos para crecer en todos los sentidos y ofrecer a nuestros descendientes una tierra infinitamente mejor que la que heredamos de nuestros padres y abuelos.
A estos pensamientos y no a otros que pudieran dañar mi propia intimidad, me aferro en esta tarde de domingo, gris, aunque ciertamente cálida, para ser el mes de Noviembre.
Lo quería compartir, porque en el fondo, constituye la gran esperanza que todos albergamos en estos días de incertidumbre, previos a la llegada del invierno.
Todo, es susceptible de ser cambiado si se arremete contra la dificultad, desde la honestidad y el respeto.


viernes, 24 de noviembre de 2017

Justicia contra violencia


A punto de concluir el juicio que se lleva a cabo contra los cinco jóvenes pertenecientes  a un grupo denominado “la manada” ,  a los que se acusa de haber violado a una chica, en un portal de Pamplona, durante las fiestas de San Fermín, una buena parte de las mujeres del país, aguardamos que toda la contundencia de la Ley, caiga sobre estos casos ignominiosos e inaceptables, que se convierten en uno de los peores ejemplos de violencia de género, al atentar directamente y sin paliativos, contra la intimidad y la voluntad de las víctimas.
En esta historia, en particular, de la que todos hemos oído hablar a través de los medios y en la que concurren una serie de circunstancias espantosas,  que no desearíamos repetir, por no ahondar en la gravísima herida personal que debe haber sufrido esta joven, caben, presuntamente, una serie de ignominiosos delitos, que podrían decir  mucho sobre la personalidad de estos carpetovetónicos atacantes, que refugiándose en la noche y actuando en grupo, se permiten, no sólo abusar de manera  despreciable de una chica a la que acaban de conocer, sino además, grabar, con alevosía, la perversidad de sus acciones y compartir el vídeo, a través del móvil, con una serie de personajes que deben pertenecer también, a este submundo en el que se mueven  los acusados, como jactándose de haber llevado a cabo una hazaña, que   demuestra su exacerbado machismo.
“Follándonos a una entre cinco”, reza el mensaje con el que coronan el envío a través de Whassapp, que después intentan borrar, una vez que comprenden que la joven podría denunciar la agresión y que la policía recupera, con manos artesanas y que seguramente, resonará para siempre en los oídos de  esta víctima, a la que además, someten a la vigilancia de un detective privado, tras haber sido detenidos, para intentar demostrar ante el juez que sus esfuerzos por recuperar una vida normal, después de la brutal tragedia, podrían ser una prueba que creara una duda razonable, sobre la veracidad de los hechos.
La reacción de cientos de miles de mujeres del país, no se ha hecho esperar y el mensaje de “Yo te creo”, ha empezado a circular por las redes de manera galopante, hasta conseguir que el juez retire esta prueba presentad a por las defensas y que incide directamente, sobre la intimidad de la víctima.
Pronto conoceremos la sentencia que se dicte sobre estos acusados y que de demostrarse finalmente su culpabilidad, podría sentar un precedente capaz de transformar la manera de enfocar las miles de historias parecidas a ésta que ocurren a diario en este país, sin que los agresores hayan pagado, en la mayoría de las veces, todo lo que les correspondería, por la terrible naturaleza de sus delitos.
Las mujeres en general, que nos sentimos dueñas de  nuestros cuerpos y sobre todo de nuestra capacidad a la hora de poder decidir con quién o quiénes deseamos mantener relaciones, libremente, no podemos ni queremos tolerar que este tipo de situaciones se conviertan en simples sucesos anecdóticos, que son tratados por quiénes corresponde, con un exceso de benevolencia.
No hay olvido ni perdón para quiénes aprovechándose de su fuerza, violentan la intimidad de otras personas, anulando su voluntad por un mero instinto animal que les convierte en meros entes irracionales, incapaces de entender los sentimientos que albergan los seres humanos, por derecho y que se atreven a compartir con los demás, los deleznables actos que cometen, como simbolizando una forma de hombría que habría que desterrar para siempre de nuestra Sociedad, por la podredumbre que representa su recalcitrante pensamiento.
Yo, también creo a esta víctima, de cuya inocencia se duda con tal ligereza y me solidarizo con su dolor, que podría haber sido el de cualquier mujer que hubiera tenido la mala fortuna de tropezar con estos tipos, aquella noche.

Esperanzadas en que esta solidaridad pueda cambiar en algo, el modo de entender las relaciones entre hombres y mujeres, sólo esperamos que la justicia cumpla estrictamente con lo que de ella se espera y este terrible caso se salde con sentencias contundentes, que envíen a estos individuos a la cárcel por una buena temporada y a ser posible, sin ningún tipo de privilegio.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Imitación de otras vidas


Hace ya tiempo que se vienen imponiendo en nuestro país,  de una manera casi obligatoria, una serie de costumbres típicas de los Estados Unidos de América, que los españoles parecemos aceptar con un incomprensible alborozo, como si su práctica nos hiciera crecer a nivel personal, trayéndonos una inmensa felicidad, por haber entrado a formar parte de una Sociedad mucho más avanzada que la nuestra.
Olvidando que fuimos precisamente nosotros los que descubrimos aquel continente y que nos respaldan siglos de tradición cultural propia que avalan  innumerables nombres de pintores , literatos, escultores, arquitectos y otras muchas profesiones que sería eterno enumerar, pensar en que podemos llegar a envidiar la naturaleza de ciertos festejos definitivamente chabacanos y sumarnos a ellos, mientras se desata una especie de locura colectiva a nuestro alrededor, no puede por menos, que resultar absolutamente ridículo.
Primero empezaron implantando la figura de Papá Noel, en medio de las celebraciones navideñas, convenciendo a nuestros niños de que su intrusismo era fruto de una mera cuestión de fechas vacacionales y desterrando a nuestros queridos  Reyes Magos, que nos habían acompañado durante toda la vida, a una especie de segundo lugar, que aunque sólo fuera por su noble procedencia , resultaba del todo incomprensible.
Luego siguieron con el odioso Halloween, empujándonos a disfrazarnos de terribles y monstruosos personajes que enseguida empezaron a transformar la noche de difuntos en una especie de orgía colectiva, teñida de sangre de pega y fantasmas borrachos que arrastraban sus cadenas haciendo eses, por los efectos del alcohol, por las calles y plazas y que al grito de “truco o regalo”, rompían la paz de los que deseábamos descansar tras un duro de día de trabajo y que hemos tenido que tragar con que americanicen a nuestros hijos, amén de con pagar los disfraces, que hacen tambalearse el presupuesto.
Y ahora, se han empeñado en instalar el Blakc Friday, en todos los comercios de las ciudades y pueblos de la nación, intentando atraer al personal con jugosos descuentos que más de una vez resultan ser un timo en toda regla y borrando de nuestro diccionario la palabra Rebajas, que tanta ilusión nos hacía pronunciar, a todos aquellos cuyos bolsillos no estában precisamente llenos.
Estar en desacuerdo con estas imposiciones, nos está trayendo a muchos algunos problemas, quizá porque nuestros políticos se han encargado durante años de tratar de convencernos de que USA es una especie de país de cuento dónde la riqueza mana de las alcantarillas y las hamburguesas gigantes son gratis, olvidando mencionar, que además de las lindezas que describen y que pretenden importar a nuestro territorio, aquella es una Nación, en la que se dan tremendas desigualdades sociales y en la que la gente se muere por no poder pagar un seguro médico que les garantice la salud o simplemente, la matrícula universitaria que asegure a sus hijos una educación, que les brinde un futuro, medianamente aceptable.
A los que nunca hemos entrado en un Mc Donalds, continuamos creyendo en los Reyes Magos, no celebramos Halloween y nos negamos tajantemente a comprar nada en el Blakc Friday, nos parece que estamos siendo invadidos por una corriente asesina de nuestras propias tradiciones que ha llegado, para quedarse entre nosotros, empujándonos a un modo de vida que no sólo no nos corresponde, sino que anula nuestros recuerdos de infancia y nuestras raíces de siempre.
Puede que muchos, alucinados por los oropeles que   nos venden perfectamente envueltos en un paquete de consumismo global, les parezca que son superiores, al aceptar sumisamente las reglas impuestas por el país más poderoso del mundo.
Pero otros, creemos firmemente que nuestra tierra ofrece por sí misma, suficientes atractivos para no tener que desear lo ajeno  y que sin ningún género de dudas, contrapone la delicada fineza de sus tradiciones, al torrente de horteridad que invade nuestros hogares, tiranizando  nuestras costumbres de toda la vida.


miércoles, 22 de noviembre de 2017

Se abre una puerta a la esperanza


Lo decíamos. La inesperada muerte del Fiscal Maza, ha dejado a la Juez Lamela huérfana de su principal apoyo para seguir adelante con su visión del proceso de Catalunya y han bastado dos días para que haya decidido aceptar la propuesta de que todos los encausados bajo su mando pasen directamente a ser juzgados por el Supremo, como ya ocurriera anteriormente con los miembros de la mesa del  Parlament, contra los que se tomaron medidas cautelares a base de fianzas, mediante las cuales consiguieron eludir la prisión, a diferencia de los líderes independentistas, que optaron por permanecer en el país, contestando únicamente las preguntas de las defensas.
Que Maza era un bastión sobre el que se apoyaba la juez y que su criterio como Fiscal General del Estado, pesaba de manera contundente en la forma de interpretar los hechos, todos lo intuíamos y ya hablamos de que su repentina desaparición podría dar un giro de ciento ochenta grados, en cuestión de días, al problema de Catalunya, por lo que nos complace gratamente no habernos equivocado a la hora de emitir la opinión y mucho más, cuando auguramos que en un breve espacio de tiempo, los encarcelados serán puestos en libertad, aunque tengan que hacer frente a multas, como ya ocurriera con sus compañeros.
No negaremos que nos parece una buena noticia, esta decisión de Lamela, pues siempre defendimos que las medidas adoptadas por esta Juez, nos parecían un tanto desmesuradas y que no contribuían en absoluto a sanear las profundas heridas que se han abierto durante el tiempo que ha durado el proceso.
Nos parece además, que estando casi todos los encarcelados en las listas de los Partidos independentistas que concurren a las elecciones del día 21 de diciembre, la imagen de España quedaría francamente dañada, si tuvieran que permanecer en prisión, cuestión que jugaría sin embargo a su favor, a la hora de recabar votos entre sus conciudadanos, que en su mayoría no han entendido que se les haya privado de libertad, sean o no, partidarios de la independencia.
Bien está que los encarcelados hayan decidido, motu propio, aceptar la aplicación del 155 y considerar la proclamación de la República, como un mero gesto simbólico, llegando incluso a reconocer que Catalunya no estaba preparada para separarse del Estado español, dando un paso atrás en sus planteamientos iníciales que, como todos sabemos, fueron bien distintos.
Así que si finalmente se produce su excarcelación, probablemente Puigdemont y los Consellers que se encuentran en Bruselas podrían decidir en los próximos días, regresar y enfrentarse a su problema con la justicia, incorporándose a una Campaña electoral que promete ser apasionante, en Catalunya.
Esto, que podría parecer normal en cualquiera de otros comicios, adquiere en estos, una importancia inusitada, pues propicia, no sólo el enfrentamiento de los partidarios de la secesión y del unionismo, sino también, de los que apuestan por esa tercera vía de integración, como es el caso de Podemos.
Abiertamente, podrán estos candidatos explicar largamente la naturaleza de sus opiniones ante los ciudadanos, que han carecido hasta ahora de la información necesaria para sopesar a qué carta quedarse, por la ausencia de voz de los que no deseaban la independencia y que en estos momentos, contarán con un amplio abanico de opciones sobre las que decidir finalmente, a la hora de votar, en libertad y con las garantías correspondientes.
La situación, parece empezar a relajarse después del tsunami  sufrido en los últimos meses por los catalanes en general y habría que decir, que se agradece un poco de paz en medio del fragor de este enconado conflicto, que se ha llevado por delante la armonía y la convivencia pacífica entre la gente, dejando una profunda cicatriz en el corazón de quiénes creemos que todos los problemas pueden solucionarse, si se pone voluntad en ello.
Deben pues, terminar los enfrentamientos acaecidos con tanta asiduidad en el pasado, aceptando la parte de culpa que nos toca en haber llevado la situación hasta límites tan inaceptables. Ahora hay que construir y asentar las buenas relaciones entre unos y otros, basándose en la tolerancia y el respeto.
Bastante hemos perdido ya, por lo que a partir de este momento, se deben canalizar las diferencias, a través de los Programas electorales.
La libertad de elección del pueblo soberano marcará el camino a seguir, después del 21 de Diciembre. Ojalá y sea uno menos abrupto, por el que todos podamos circular en paz, olvidando viejos rencores.




martes, 21 de noviembre de 2017

Del todo inaceptable


El renacimiento de la extrema derecha española, a causa del problema catalán y el recrudecimiento de un discurso que creíamos residual, desde hacía muchos años, queda palpablemente demostrado con la aparición de los mensajes intercambiados en un grupo de Whatsapp, formado por más de un centenar de policías locales del Ayuntamiento de Madrid, que han salido a la luz dejándonos absolutamente indignados, por los gravísimos contenidos que manifiestan los que deben velar por la seguridad de los ciudadanos, o al menos, eso creíamos hasta ahora.
Dando muestras de una marcada ideología claramente fascista y jactándose de ser una especie de vengadores de todas aquellas situaciones que ellos consideran injustas, no sólo amenazan de muerte a la Alcaldesa Manuela Carmena, a la que califican como “vejestorio despreciable” , mientras se duelen de que no estuviera presente en el despacho de abogados de Atocha, el día  que se perpetró la matanza de los abogados laboralistas, sino también a periodistas e informadores, en particular de La Sexta, entre los que se encuentran Ana pastor y Antonio Ferreras y a líderes políticos como Pablo iglesias y Rufian, a los que desean que mueran en una  explosión provocada, para terminar con esta Cadena televisiva.
Su discurso, que además añade una flagrante xenofobia, cuando hablan de la necesidad de reavivar la técnica de los hornos crematorios utilizados por las SS, en los campos de concentración nazis, para incinerar en ellos a todos los extranjeros que llegan a España en condiciones francamente inhumanas, mientras ensalzan sin pudor la propia figura de Hitler, supone en sí mismo, un atentado sin paliativos contra la totalidad de los ciudadanos, cuya seguridad depende directamente de estos individuos incalificables, que además portan armas, como corresponde a su oficio.
Qué clase de objetividad se puede esperar de estos fascistas de uniforme que recorren las calles de Madrid, a diario, paseando su odio manifiesto hacia todos aquellos que no coinciden con su deleznable pensamiento, es una incógnita que debe ser inmediatamente resuelta por el Ministerio de Interior, que debiera suspenderles para siempre de sus funciones, devolviéndoles a esas manadas perfectamente estructuradas para sembrar el pánico entre la gente de a pie, a las que pertenecen y actuar después contra ellos, por la terrible naturaleza de sus delitos.
Ahora que tanto se habla sobre la legalidad de los comentarios vertidos a través de las redes y que se acaba de implantar una medida por la que retwitear frases a favor del terrorismo, será considerado delito, parece impensable admitir que esta rebaño faccioso continúe, a día de hoy, en pleno cumplimiento de sus funciones, como si sus manifestaciones no fueran en sí mismas, motivo suficiente para que los fiscales abrieran, con carácter de urgencia, una investigación sobre las actividades que desarrollan en su vida personal y que no deben ser precisamente legales, en honor a lo que escriben en las redes.
Y no bastaría con una inhabilitación temporal que les separara de sus funciones durante unos meses, sino que habrían de ser expulsados del cuerpo, sin posibilidad de retorno, pues de sus mensajes se desprende la posibilidad de que constituyan  un peligro para la Sociedad, si se tiene en cuenta la orientación de su ideología y las intenciones expresadas en ellos.
No vendría mal, visto lo visto, mantener una observación permanente de estos grupos, que aprovechando el conflicto catalán, parecen haber renacido de sus propias cenizas y a los que quizá no se ha prestado en nuestro país suficiente atención, por considerar que no resultaban representativos en el conjunto de una sociedad, que huía como de la pólvora de todo aquello que pudiera recordarle, los amargos años de la pasada dictadura   franquista.
Ayer mismo, pudimos ver por el centro de Madrid, manifestaciones que sin embargo, celebraban el aniversario de la muerte del dictador, haciendo gala de símbolos pre  constitucionales y amedrentando, con su actitud provocadora e insolente, a cualquiera que pasara a su lado, desfilando a paso militar, sin ser siquiera molestados por los agentes que contemplaban esta escena, como sacada de otros tiempos.
Las palizas de Valencia y los enfrentamientos en los bares de la Capital, ocurridos hace apenas unas semanas, se han saldado con tan pocas detenciones, que el propio juez que lleva el caso ha reclamado una investigación más profunda, para tratar de dar con la mayoría de los protagonistas de estos actos de violencia y también para tratar de entender la tibieza de la policía, a la hora de haberlos controlado en las calles
Tras la aparición de los mensajes a los que hemos hecho referencia al comienzo de este artículo, una sombra de sospecha se cierne sobre este cuerpo de la policía local de la Capital, inevitablemente y sólo deseamos que la presencia de estos individuos, quede reducida a la centena que participa en este grupo de whasapp y que su actitud no constituya la tónica general en que se mueve la mayoría de estos agentes.
Ahora, depende de los  jueces que estas escenas tan terribles no puedan volver a repetirse, amparadas en la impunidad de un uniforme.

No olvidemos que entre todos pagamos los salarios de estos individuos y que evidentemente, queremos tener la certeza de que nuestra seguridad queda en manos de funcionarios verdaderamente profesionales, que salen a las calles, sin prejuicios sobre los ciudadanos y Cargos políticos, a los que teóricamente, protegen. 

lunes, 20 de noviembre de 2017

El dinero apátrida


En esto de los Paraísos Fiscales, que existen para beneficiar en exclusiva a las clases privilegiadas y que la gente normal casi no conocía, hasta que empezaron a destaparse escándalos como el de los Papeles de Panamá y ahora, los del Paraíso, suele darse la curiosa coincidencia de que quiénes decidieron transportar allí el grueso de sus bienes más preciados, son en su mayoría, fogosos patriotas de banderita y golpe de pecho, aunque poco parece importarles, a  juzgar por lo que vamos conociendo, beneficiar con el pago riguroso de sus correspondientes impuestos, a ese país que tanto dicen amar, a través de los exacerbados discursos que exhiben y en los que muestran ese orgullo nacional, que a otros menos ricos nos parece, perdónenme, pelín hortera.
 Tanta pulsera roja y gualda, tanta chaqueta verde acolchada, tanta gomina y tanto brillo en los zapatos de piel, encabezando las manifestaciones de moda sobre la unidad del suelo patrio y coreando el “Viva España” a voz en grito, en medio del ambiente pijotero en el que se mueven como pez en el agua, para que después nos enteremos que detrás de esa fachada de impecable pulcritud, se esconden delincuentes expertos en evadir capitales a islas de arenas blancas,  repletas de edificios coloniales y hoteles de lujo, en los que pernoctar, mientras se ponen de acuerdo con cualquiera de las múltiples entidades bancarias  del lugar, para ocultar al fisco, en este caso español, la verdadera naturaleza de su riqueza.
Son éstos, esos llamados ciudadanos ilustres que miran con recelo y odian a muerte a cualquiera que simpatice con Partidos como Podemos y que se encargan de poner en circulación rocambolescas historias sobre la financiación de los mismos, creyéndose en su fuero interno, como de una raza superior a la de la gente como nosotros, honrados trabajadores, que cada año les ofrecemos una lección de ética y pundonor, respondiendo religiosamente a la llamada de la hacienda pública, para compartir con todos los demás, incluidos ellos, lo poco o lo mucho que tenemos.
Entretanto, los maletines de dinero, las obras de arte, las joyas e incluso los bienes inmuebles, son gestionados a través de esas extrañas sociedades off shore, que sólo a veces se regularizan a medias, cuando llega a la cartera de Hacienda un Ministro del corte de Montoro, que pone en marcha una amnistía fiscal, para que las llamadas “buenas familias” puedan volver al redil de la legalidad, a un costo, que ya quisiéramos para nosotros cuando tenemos la necesidad de solicitar algún préstamo.
Este curioso patriotismo, al que dicen servir una buena parte de estos personajes de renombre, en cuyas trastiendas se esconden quizá demasiados secretos, es sin embargo, aceptado por el Gobierno actual con entusiasmo y hasta me atrevería a decir que como un derecho reservado, en exclusividad, a esa élite de españoles, es sin embargo, una mera pantalla de ilusión, tras la que se guardan los trapos sucios de una clase preferente, acostumbrada durante años a delinquir de manera continuada y reincidente, sin que jamás se la haya presentado ante la justicia, exigiéndole el pago correspondiente, a la naturaleza de sus delitos.
La lista, que por ser interminable, sería estúpido repetir, incluye a igualmente a nobles, empresarios, banqueros, galeristas, cosnstructores, actores y cantantes, herederos sin oficio conocido y hasta algún que otro Ministro o Cargo político de relevancia, pero eso sí, todos declarados ardientes defensores de los colores patrios y en general, devotos católicos de misa diaria, quizá porque en el fondo  tienen mucho que hacerse perdonar y los confesores no cobran por ello.
Efectivamente, su patriotismo termina en cuanto aparece el primer euro de sus cuantiosas fortunas, ya que deben considerar que el dinero es apátrida, al carecer como bien material que es, de esos sentimientos reservados en exclusividad a los seres humanos, aunque muchos  carezcan de ellos, cuando se habla de solidarizarse con los más desfavorecidos, seguramente porque nunca pertenecieron, ni pertenecerán, a las élites dominantes de las altas esferas.
Así que habría que deducir que además de pobres, somos tontos y que esa seriedad que demostramos cada vez que pagamos el montante correspondiente a nuestros impuestos y que permite, mal que bien, el funcionamiento de las Instituciones de nuestro país, sólo se nos está exigiendo rigurosamente a nosotros, mientras a estos patriotas de pacotilla, se les exime año tras año del deber de colaborar con sus impuestos, al desarrollo y el progreso de esa nación, en la que viven de puta madre.
A esto, nada parecen tener que objetar los Ministros del señor Rajoy, mientras los evasores continúen ofreciéndoles sin reservas el grueso de sus votos y mientras se pueda contar con ellos, cada vez que se organice un acto dónde ondeen las banderas de España, cada vez más grandes, por cierto.

Nosotros, somos, otra clase de patriotas, que sin hacer ostentación  de símbolos representativos, ni participar en algaradas festivas en apoyo a las causas propuestas por el Gobierno, sustentamos con nuestra contribución, ese  país que ellos disfrutan mucho más que nosotros, pues la diferencia entre niveles adquisitivos no se podría comparar, aunque eso sí, al menos podemos decir, que dormimos con la conciencia tranquila y podemos levantar la cabeza, con honor, cuando decimos que somos españoles. 

domingo, 19 de noviembre de 2017

Un inesperado deceso


Fallece sorpresivamente el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, en Buenos Aires, a causa de una infección renal que se llevó su vida en solo unas cuantas horas y que ha dejado una sensación de extrañeza en todos los que seguíamos su trayectoria profesional, que se encontraba precisamente en uno de los momentos más difíciles de cuántos tuvo que afrontar desde que llegara a su cargo, hace apenas un año, cuando aún no se intuía la gravísima deriva que ha tenido el problema catalán, al que se enfrentó con una postura de dureza que llegó a ser criticada, incluso por algunos miembros del Gobierno.
Convencido de que el Govern catalán al completo, había incurrido en un flagrante delito de rebelión y sedición, al declarar en el Parlament el nacimiento de la República, a Maza no le tembló la mano para presentar inmediatamente las querellas que consideró como oportunas y que llevaron a la juez Lamela a tomar la decisión que todos conocemos, aunque la huida del ex President Puigdemont y varios de sus Consellers haya terminado complicando lo que se aconsejaba desde la Fiscalía, desde un primer momento.
La figura de Maza, que resultó ser bastante controvertida, fundamentalmente a raíz de que apoyara firmemente a Manuel Moix, incluso tras conocer que poseía cuentas en determinados paraísos fiscales, ha sido sin embargo, aplaudida y criticada a la vez, según la inclinación ideológica de los Partidos y terminó finalmente, por ser reprobada por el Congreso, aunque las consecuencias de este tipo de actos tengan meramente un carácter simbólico.
Su posicionamiento al lado de la postura constitucionalista en la crisis de Catalunya y su declarada voluntad de terminar a través de la justicia, con cualquier síntoma de independentismo y muy fundamentalmente con sus líderes, le habían colocado en el centro de un huracán político que podría tomar, tras su muerte, una deriva menos agresiva, si quién sea designado como su sucesor , considera desproporcionadas las medidas que se han adoptado hasta ahora, a nivel judicial y se atreve a suavizar el tono empleado , con la intención de pacificar el clima de la campaña electoral, que desembocará en la celebración de elecciones, el próximo 21 de Diciembre.
Pierde el Gobierno de Mariano Rajoy a uno de los más fervorosos seguidores de su causa, con esta inesperada muerte y le será difícil encontrar, precisamente por la dificultad del momento, un sustituto dispuesto a continuar el camino emprendido por Maza, o al menos eso creo, pues los acontecimientos a que nos enfrentamos no deben ser plato de gusto para ningún jurista que quiera conservar su prestigio profesional, enredándose en problemas políticos que en este caso se han ido  mezclando incomprensiblemente, con los asuntos judiciales.
Así que a los momentos críticos que vivíamos, se añade ahora, además, un nuevo periodo de incertidumbre que afecta, principalmente, al futuro de los miembros del Govern que decidieron permanecer en el país y que se encuentran en prisión preventiva, a la espera de juicio y cuyos abogados, podrían iniciar un intento de liberación, al haber cambiado las circunstancias de manera tan sorprendente y en base a la decisión que el Supremo adoptara la pasada semana, con los miembros de la Mesa del Parlament, como ya conocemos.
Se abre pues, un  nuevo periodo informativo que promete acaparar toda nuestra atención en los próximos días y un tema con el que nadie contaba, irrumpe en la Campaña electoral recién iniciada por las Formaciones políticas, ofreciendo una innumerable serie de posibilidades de aprovechamiento de este luctuoso suceso, a uno y otro lado, que de seguro no pasará desapercibida, para ninguno de nosotros.
 La tarde del domingo, cae pesadamente sobre nuestras ciudades preludiando el nacimiento de una semana de actividad política que hasta ayer mismo, hubiera resultado impensable, por la sorpresa del suceso.
La fugacidad de la vida, a veces juega malas pasadas que pueden cambiar el curso de las cosas, incidiendo directamente sobre la naturaleza de los hechos  futuros.


viernes, 17 de noviembre de 2017

En un paisaje yermo


Han sido tantas las cosas que hemos tenido que soportar en este país, a causa de los casos de corrupción en los que se han visto implicados miles de personajes de relevancia política, que hemos llegado a un punto en que ya ni siquiera nos sorprenden las declaraciones vertidas en los juicios que se están celebrando en la actualidad, aunque a veces se asemejan peligrosamente a los que hemos podido ver en las películas de gánsteres y mafiosos que se hicieron  tan populares entre la gente y que narraban situaciones imposibles de imaginar cómo cercanas, pero que se parecen bastante a las que estamos sufriendo en carne propia, en estos precisos momentos.
Basten como ejemplo, esas horas de conversaciones grabadas, entre líderes conservadores, que no dejan lugar a dudas sobre el manejo descarado de los fondos a repartir, ni del favoritismo insolente que se practicaba a cambio de las millonarias donaciones recibidas, por medio de la extorsión y que garantizaban también, en muchos casos, trabajos espléndidamente remunerados, para familiares y amigos de los empresarios implicados en las tramas, en unos momentos en los que el mercado laboral, se había convertido para los ciudadanos, en un camino de espinas.
No es la primera vez que oíamos a Zaplana y González conspirando a través del teléfono, sacando trapos sucios de sus propios compañeros de Formación, pero nunca habíamos tenido la oportunidad de escuchar una crítica tan feroz hacia el que fuera su propio Partido, como en las grabaciones que conocíamos hace unos días y en las que además de calificar a Esperanza Aguirre como una clasista sin corazón, se dolían del trato recibido por parte del aparato de Génova, calificando al PP, literalmente, como una mierda.
Estas conversaciones, que veían la luz al mismo tiempo en que un Inspector de la UNED se atrevía a identificar a Mariano  Rajoy, indiciariamente, como uno de los perceptores de los sobres de dinero negro que aparecen en los papeles de Bárcenas, coincidían también  con la flagrante demostración de la destrucción de los ordenadores del ex tesorero y con las confesiones del arrepentido Marjariza, que acusaba a Granados de ordenarle la incineración de tres carros de papeles comprometedores, a ser posible, en algún día de niebla.
Con este tipo de cosas convivimos a diario, en una aparente normalidad, aunque preguntándonos abiertamente cómo pueden continuar en su cargo los responsables políticos directos de estos hechos y qué más tendría que pasar a partir de ahora, para que este Presidente de Gobierno, que tiene la espada de Damocles oscilando sobre su cabeza, presente una dimisión que en cualquier otro país del mundo se hubiera producido, por  la mera sospecha.
Este paisaje yermo que se cierne a nuestro alrededor, sin esperanza alguna de que esta tierra nuestra pueda llegar a jamás a ser un vergel, continúa existiendo porque un amplia mayoría de españoles ha decidido, con su pasividad y su silencio, convertirse en cómplice de los delitos cometidos por aquellos a los que votan una y otra vez, pareciendo resignados a una suerte negra que no permite progresar al país al que pertenecen, sin que podamos entender la causa de esta extraña fidelidad, que no puede, sino provocar una profunda desesperación, en los que creemos que las cosas pueden y deben cambiarse, con carácter de urgencia.
Buscando un símil con el que poder comparar a estos leales electores a los que nada parece importar ser saqueados por aquellos a los que votan reiteradamente, se me ocurre que su enajenación debe ser, parecida a las que sufren las mujeres maltratadas, a las que su opresor anula la voluntad para continuar dominándolas de por vida y que se encuentran, en el fondo, tan enganchadas al tirano, que no son capaces de escapar del calvario que sufren, llegando a perder la vida, sin atreverse a dar el paso que las aleje de tan deleznables compañeros.
Alguna esperanza nos queda en que cuando concluyan los juicios en curso y la culpabilidad de estos personajes quede demostrada fehacientemente, una buena parte de sus seguidores, pueda quizá cambiar de opinión, propinándoles el durísimo castigo electoral, que sin duda merecen, desde hace demasiado tiempo.
Y aunque en las encuestas continúan ganando a sus oponentes políticos y el asunto de Catalunya les ha dado cierto respiro, como demuestran las últimas declaraciones del señor Presidente, los hechos que son los que son y que no pueden ser cambiados a voluntad, les perseguirán de manera tozuda, durante el resto de sus carreras políticas.
Puede que el meollo de este asunto se encuentre estrechamente relacionado con la poca talla que ofrecen determinados Partidos de la oposición y que el único modo de sacar del Gobierno a los conservadores y terminar de raíz con la plaga de corrupción que trajeron con ellos, a su llegada al poder, sea ofrecer a los ciudadanos programas electorales de cierta seriedad y sobre todo, asegurar desde el principio, que se cumplirán estrictamente.

Mientras esto no ocurra, mientras algunos continúen nadando a dos aguas, por miedo a la venganza o simplemente por laxitud  en su comportamiento, no les quepa duda de que las cosas seguirán como están y la esperanza de que las condiciones de vida de todos mejoren, continuará siendo una utopía que sólo se hará realidad, cuando alguien se atreva a cambiar este Sistema, buscando una justicia real, que nos compense de los sufrimientos vividos, en estos años de sometimiento.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Afán de dominio


Creyendo firmemente en un triunfo electoral que aún no se ha producido y convencidos de que son la representación más palpable de la nueva derecha en Catalunya, los Ciudadanos de Albert Rivera han dado comienzo a su particular Campaña electoral, un poquito subidos de soberbia y confiando en que a  Inés Arrimadas le basta y sobra con su verborrea, para conseguir situarse en la Presidencia de la Generalitat, contando de antemano, con los votos de los Partidos constitucionalistas.
El comportamiento de Rivera y los suyos durante la crisis catalana y la inflexibilidad demostrada en todo momento, contra las tesis separatistas, ha logrado atraer a su terreno a una buena cantidad de antiguos votantes del PP, que desencantados con el comportamiento del Gobierno central, se han sumado gustosos al patrioterismo de banderitas españolas y pasodobles callejeros y  apoyando sin paliativos, la aplicación del artículo 155, incluso antes de que se produjeran las votaciones del primero de Octubre, evidenciando un afán de dominio, que provoca en otra mucha gente, cierto miedo.
Se podría decir que la señora Arrimadas ha ido siempre dos o tres pasos por delante de las decisiones después adoptadas por Mariano Rajoy y que de haber estado en su mano, el Parlament se hubiera cerrado inmediatamente después de las sesiones celebradas en Septiembre, por lo que se podría asegurar que sus políticas se encontrarían situadas a la derecha de las del PP y que su contundencia al aplicarlas se convertiría en una absoluta prioridad, si verdaderamente llegara  ser Presidenta.
Haría falta recordar, algunos ni siquiera lo saben, que Ciudadanos nació, en un primer momento como un Partido meramente catalán y que aquel Ciutadans de entonces, buscó la complacencia de los españolistas convencidos que residían en aquel territorio, sin conseguir, por cierto, ningún apoyo popular digno de ser mencionado y que sólo cuando Rivera se atrevió a dar el salto a la política nacional y engañó a los ciudadanos con ese aire de renovación y frescura que irradiaba en todas sus apariciones televisivas, su Partido logró hacerse un hueco en el parlamento español y posteriormente en el Parlament catalán, en el que ahora tienen cierto peso.
Fue la suya una maniobra de distracción perfectamente trazada que presentaba a un líder de una escrupulosa pulcritud, anclado a una centralidad que nadie se había atrevido a ocupar desde los tiempos en que Adolfo Suárez accediera a la Presidencia y dispuesto a ofrecer a los españoles una alternativa de modernidad que chocaba frontalmente con el programa presentado por Podemos, al que siempre tacharon de utópico y cercano  a la extrema izquierda.
Con esas armas, Ciudadanos logró situarse en una posición de poder que lo convirtió en la llave necesaria para que cualquiera de las Fuerzas tradicionales pudiera formar Gobierno y aquella defensa a ultranza de su honestidad, frente a la descarada corrupción que invadía un país agobiado por la dureza de la crisis, pronto empezó a ser desplazada por una especie de fidelidad incuestionable a cualquiera de las tesis elaboradas por el PP, que puso en claro cuáles eran las verdaderas intenciones que les movían y el auténtico lugar que ocupaban en el arco político del Parlamento.
Se podría decir que el conflicto catalán le ha venido de perlas a los de Rivera, para ir un poco más allá en sus aspiraciones y que su ambición por crecer, se ha visto claramente recompensada por un público que se encontraba huérfano de representación real en Catalunya, aupándoles, nuevamente a través del fracaso de los demás, a una posición que de otro modo, no hubieran podido conseguir jamás, por la propia idiosincrasia de sus ideas.
Para que quede claro, si Ciudadanos consiguiese la Presidencia de la Generalitat con Arrimadas a la cabeza, las presiones que ha venido sufriendo Rajoy y las críticas vertidas hasta ahora sobre PSOE y Podemos, podrían multiplicarse por mil, pues la hazaña de haber podido derrotar a los separatistas, supondría ya, en sí misma, un argumento recurrente con el que acercarse cada vez más a la Moncloa, que es, como ya habrán podido intuir, el objetivo que se ha marcado Rivera, desde el mismo momento en que decidiera entrar en política.
Si ya ahora resulta evidente su desprecio por los Partidos de Izquierda y muy especialmente por el de Pablo Iglesias, imagínense el giro que podrían tomar los acontecimientos, si además se situara por encima de los nacionalistas catalanes, en su propio terreno.
No quiero, ni pensar en la situación en la que podrían llegar a encontrarse los catalanes bajo el mando de este Partido, ni qué clase de medidas podrían adoptar, si contaran con la mayoría absoluta en el Parlament, sin oposición a sus argumentos.
Es por ello, que habría que pensárselo mucho, antes de elegir esta opción, en las elecciones del 21 de Diciembre  y que quizá convendría a los constitucionalistas moderados aproximarse un poco más a las propuestas presentadas, por ejemplo, por Iceta, que al menos, ha luchado hasta el último instante por arbitrar un clima de diálogo y negociación, aunque después haya cometido la torpeza de apoyar, junto a su Partido, la aplicación del 155.
Cualquier cosa, antes de permitir que Ciudadanos se haga con el poder en Catalunya y aunque ya sé que muchos desean que este problema se resuelva a la mayor brevedad posible y que pueda recuperarse la normalidad en esta bendita tierra, no todas las soluciones son igualmente válidas y ésta, no parece la más indicada para que los catalanes puedan conservar intactas sus peculiaridades esenciales, como ha quedado de manifiesto, en los discursos emitidos por Arrimadas, en los medios.
La precaución, que suele ser buena consejera, deja de serlo si aplicada en demasía, transforma a los hombres en cobardes.



miércoles, 15 de noviembre de 2017

Cambio radical


A estas alturas de la vida, no nos cabe la menor duda que cuando empieza una Campaña electoral, los políticos se transforman asumiendo roles de personajes absolutamente distintos a los que en realidad son y que la fábrica de ideas de asesores y diseñadores de proyectos, se pone en marcha, procurando aprovechar cualquier resquicio de debilidad de los electores, por el que colarse en su pensamiento y arrancar sus votos.
Miren si es así, que ahora dicen Puigdemont y sus Consellers,  desde Bruselas, que Catalunya no estaba realmente preparada para constituir plenamente su amada República y que quizá no era el momento preciso para una proclamación real, llegando incluso a reconocer, que pueden existir otros caminos diferentes, a la vía del separatismo.
Y esto lo afirman, con una parte del Govern  de la Generalitat en prisión preventiva, otra, huida del territorio y con los miembros de la Mesa del Parlament sancionados con medidas cautelares e indemnizaciones diversas, mientras su territorio está sufriendo la intervención del Gobierno central, debido a la aplicación del artículo 155.
Perdonen si no me sorprenden ninguna de estas intervenciones, pero siendo, como se es en mi caso, perro viejo en asuntos políticos y habiendo sobrevivido dignamente a múltiples crisis de variopintos colores y argumentos, una empieza a prever, incluso con antelación, la deriva que pueden ir tomando los acontecimientos, quizá por haber visto muchas veces que las palabras se las lleva el viento y que las intenciones de los políticos, en general, pueden cambiar radicalmente, en una fracción de segundo.
Así que todo lo que se ha montado en estos últimos meses, los ríos de tinta que hemos gastado los que hemos pretendido informar de lo que estaba ocurriendo y sobre todo, la hoja de ruta que se habían marcado los separatistas, no han servido absolutamente para nada, pues si es cierto que desde el principio se sabía que el proyecto estaba destinado al fracaso, la verdadera finalidad de los episodios que hemos vivido debía ser otra bien distinta que de momento se nos escapa y ahora estamos, con todo el país patas arriba, enfrentados los unos con los otros y sobre todo, sin la preciada independencia.
Pero he aquí que llega la Campaña electoral, para unos ilegal y para otros, el símbolo vivo de su triunfo sobre las Fuerzas insurrectas y todos entran por el aro de empezar a dar mítines multitudinarios, a través de los cuales, convencernos de que su postura es la correcta, como si unos duendes misteriosos hubieran enredado en el subsuelo pacificando el fragor de la contienda y todo se tratara, al final, de arbitrar una negociación a través de las urnas, que es lo que hemos venido reclamando una buena parte de nosotros, desde el principio mismo de esta absurda crisis.
Ver para creer, habrán dicho todos aquellos que envueltos en sendas banderas, se han desgañitado en las calles, rompiéndose la caja por demostrar su patriotismo radicalizado y que ahora deben estar pensando que sus dirigentes no sólo eran más inútiles de lo que seguramente ya pensaban, sino que además, estaban  dispuestos a lo que fuera, con tal de no perder la posición de poder que disfrutan, sin que en ningún momento les importe en realidad, lo que sienta la gente.
Así que estén preparados para el crudísimo enfrentamiento que nos espera en los próximos días, aunque hemos de reconocer que la Campaña queda fuera de toda normalidad y que por tanto, nos dará para seguir escribiendo cientos de páginas, aunque se podría decir, sin temor a equivocarse, que lo peor de la crisis ha pasado y que se abre un nuevo periodo de estabilidad que quedará oficialmente inaugurado, en cuanto los presos sean puestos en libertad, que será pronto.

Vayan pues, aprendiendo de esta lección, que nos ha enseñado tantas cosas, en tan poco tiempo y saquen sus propias conclusiones de si realmente merece la pena apasionarse hasta el punto en que lo han hecho los contendientes de esta batalla, o si en el fondo, sacaríamos más de la reflexión serena de las ideas y de ese diálogo que nunca fue posible, entre esas partes, que ahora sabemos con certeza, que quizá nunca quisieron intentarlo. 

martes, 14 de noviembre de 2017

¿Hasta cuándo?


Resulta sumamente descorazonador, tener que hablar periódicamente y de una manera obligatoria, de la plaga de la violencia machista y mucho más, cuando van en aumento los casos en que se ataca a las mujeres asesinando fríamente a sus hijos, sabiendo premeditadamente y con alevosía, que este es el peor daño que se puede infringir a una madre, que en casi todos estos casos, ha dado un primer paso para escapar de las garras de quién ha sido su maltratador habitual, durante mucho tiempo.
Este año ha sido especialmente duro para esas familias que tienen la mala suerte de que sus hijas tropiecen, en algún momento de sus vidas, con esta clase de individuos y que las pierden, de manera imprevisible, en plena juventud, sin que los gobiernos ni la justicia, hayan sido capaces de erradicar esta plaga que se extiende entre nosotros sinuosamente, muchas veces, con el silencio cómplice del entorno de las mujeres que sufren este tipo de violencia y que no encuentran el apoyo necesario para dejar atrás a los que luego se convierten en sus asesinos y  también en los de sus hijos.
Somos, plenamente conscientes y así lo gritamos alto y claro,  que los recortes aplicados por el Gobierno Rajoy han restado y mucho,en los medios que se dedicaban anteriormente a este tipo de casos y que falta vigilancia y amparo a estas víctimas inocentes a las que se les roba la vida porque se las considera como objetos a los que se posee sin condiciones, con los que se puede hacer lo que se quiera y a las que casi siempre, se ha alejado con anterioridad del entorno familiar y amistoso, en el que se movían, dejándolas en una espantosa soledad, en la que la figura terrorífica de su maltratador, se impone sobre ellas por la fuerza, transformando su existencia en un calvario de penalidades que no tiene otro fin, que la propia muerte.
 Llegados a este punto fatal, muchos de estos seres despreciables, tras haber perpetrado su crimen, intentan, con o sin resultado, el suicidio y habría que aclarar, que más que hacerlo como un acto de arrepentimiento por el delito cometido, yo creo que lo hacen como  plena reafirmación, como si quisieran dejar claro a una sociedad, cuya opinión les importa y mucho, que era el suyo, un trance de amor y que el sentido de sus propia vidas termina en el mismo instante en el que estranguló, apuñaló, acribilló o tiró al vacío, a la que fue el objeto preciado de su cariño.
 Habría pues, que hacer hincapié en que este tipo de hombres son, por naturaleza, mentirosos redomados que suelen engañar con su afabilidad de carácter a casi todos los que les rodean y cobardes de corazón, que sólo se atreven a descargar su furia incontrolada contra sus víctimas, cuando les protege la intimidad del hogar, que les garantiza un anonimato que no merecen en modo alguno y dónde encuentran un escenario perfecto para confirmar su  superioridad, sobre todos aquellos que considera como suyos, de manera irrefutable, en sus mentes calenturientas.
No tienen, todos los psiquiatras coinciden, ningún  afán de reinserción, ni se considera posible que su conducta pueda llegar jamás a mejorar, como demuestran innumerables casos de reincidencia de individuos que han maltratado reiteradamente a varias mujeres.
Así que las garantías que la sociedad ofrece quienes tienen la desgracia de estar sufriendo en estos momentos la presencia constante de uno de estos indeseables, son en efecto, pocas e inútiles y el pronóstico que auguramos para esos casos, es que desgraciadamente, perdurarán, llegando incluso a crecer por encima de la media de estos últimos años, fundamentalmente, por la inmunidad general de que disfrutan los autores de los delitos.
Es por esto, que en estos casos debiera quedar sin efecto el derecho a la intimidad, que ampara también a los maltratadores, evitando que se difundan sus imágenes, por ejemplo, en todos los medios y que pudiera arbitrarse un protocolo que permitiera que en el mismo instante en que se probara su culpabilidad, sus fotos fueran difundidas, para que todos y todas supiéramos quiénes son y qué medidas adoptar en el trato que les dispensamos, cuando pertenecen al entorno en que vivimos.
Estoy segura de que esa “popularidad” sobrevenida, que traería consigo que los actos perpetrados en el hogar  salieran a la luz, poniendo nombres, apellidos y caras a estos gansters domésticos, podría ahorrar muchas lágrimas a los allegados de las mujeres que terminan por ser asesinadas, sin compasión, por ésos que presumen de amarlas ciegamente y que presentan ante los demás, un carisma falseado, que necesariamente conduce a engaño, a los que les conocen y rodean.
Esta propuesta que ya hiciera José Bono hace algunos años y que fue rechazada porque en algunas cosas, los españoles pecamos, por exceso, de legalismo, sería probablemente acogida con satisfacción, por todas aquellas personas y asociaciones que luchan denodadamente porque este problema desaparezca y a favor de una igualdad de géneros, hasta ahora inexistente.
Otra vez, tenemos que lamentar en lo más profundo del corazón la muerte de mujeres inocentes, a manos de sus parejas y solidarizarnos, cómo no, con todos aquellos que perdieron a sus hijas y nietos en estas negras historias de odio, que parecemos condenados a vivir sin remedio.
En nombre de nuestro derecho a la libertad, exigimos sin descanso, que no se escatime en medios para exterminar esta epidemia desoladora, que demuestra fehacientemente nuestra impotencia ante el acoso y la violencia que contra nosotras se ejerce arbitrariamente.



lunes, 13 de noviembre de 2017

Derecho a discrepar


Mucho se ha hablado de la ambigüedad de Colau y Podemos ,en cuanto al problema de Catalunya y se podría decir, sin temor a equivocarse, que muy pocos han entendido la postura que han venido adoptando durante el recrudecimiento de esta crisis extrema, porque la pura realidad es que durante unos meses, los Partidos han dejado de hacer política, para conducir a  las masas, únicamente a través de los sentimientos, alentando un modo de hacer patria,   basado en símbolos, banderas y una marcada huella de pertenencia a los lugares de los que procedemos, que nos ha encaminado a todos a una especie de enrevesado laberinto en el que ya no cabe la razón, ni el derecho legítimo a discrepar abiertamente de estos supuestos, para posicionarse en una idea infinitamente más universal, lejos de nacionalismos trasnochados que provocan rupturas irresolubles, como las que estamos viviendo, en los últimos tiempos.
Criticados por nacionalistas  y unionistas, por igual y rechazados de manera semejante por unos y por otros, como si no existiera otro mundo que el pequeño espacio que han venido ocupando los principales contendientes de esta absurda guerra, en la que se han cometido errores imperdonables por ambas partes, que los otros han celebrado como triunfos propios, aún sin merecerlo, las bases de En Comú Podem decidieron desde el primer momento posicionarse a favor de una tercera vía, que imponía como condición esencial, la negociación entre las partes, para poder alcanzar un acuerdo de Referéndum  legal y pactado, en el que los catalanes pudieran pronunciarse  libremente, sobre sus preferencias políticas y en el que se pudiera abrir una campaña en la que todos expusieran con claridad sus pensamientos, respetando, pacíficamente, también el de los otros, hasta decidir democráticamente el camino deseado por las mayorías, aún cuando éste pudiera no coincidir en absoluto, con los propuestos por Rajoy y Puigdemont, cosa que se podría esperar, una vez que pudiera oírse la voz de las mayorías silenciosas.
Esta postura, que han denostado reiteradamente nacionalistas y constitucionalistas, aunque durante el tiempo que ha durado la batalla, se ha procurado estar siempre del lado que marcaba la sensatez, criticando duramente las cargas policiales del primero de octubre y la aplicación del 155, pero también reprochando, por ejemplo, el modo en que se ha llevado a cabo el proceso, como hiciera Cosculluela, a corazón abierto, en el Parlament, se ha materializado finalmente en la ruptura del pacto que existía en el Ayuntamiento de Barcelona, entre el Partido de Colau y los socialistas, como respuesta al apoyo incondicional que los de Sánchez han prestado a Rajoy y a Ciudadanos y a las medidas exageradas adoptadas por la Juez Lamela,  que ha llevado a prisión a los Consellers que han permanecido en el país, con Oriol Junqueras a la cabeza.
La decisión, que no ha sido adoptada personalmente por Colau, sino votada por las bases, como suele ser lo normal, en este Partido, viene a echar leña al fuego que todos avivan en contra de Podemos y sus socios, probablemente sin entender que cuando se aplican fielmente los principios de la Democracia, los resultados de las consultas, no siempre suelen coincidir con los deseos de los propios dirigentes.
Esta falsa ambigüedad, que es en realidad un modo de gritar con claridad meridiana que no se está de acuerdo con nada de lo ocurrido y que se apuesta por una idea propia que quizá pudiera arbitrar una solución razonable al conflicto, crea sin embargo, una idea equivocada entre las masas que siguen ciegamente a estos forjadores de espejismos y con toda probabilidad, acabará pasando una injusta factura a Podemos y también a Colau, que podría perder la Alcaldía, por haber actuado, simplemente, con honradez, lejos del patrioterismo barato propuesto desde los dos frentes principales de esta contienda.
Pero perder votos, cuando se mantienen intactos los principios y se actúa en conciencia, carece realmente de importancia, pues el tiempo, tozudo y contundente, termina por dar la razón a quiénes la tienen y por colocar de una u otra manera, a cada cual, exactamente dónde le corresponde.
Así que salir perjudicado de esta guerra, caer si hay que caer, pero con honor, no debe significar en absoluto que los planteamientos que se defendían fueran erróneos y puede que en un futuro no demasiado lejano, podamos todos comprobarlo, felizmente.
Habrá que volver a levantarse, sin rencor y sobre todo sintiendo orgullo de no haber sucumbido a la engañosa magia que se ha apoderado de una buena parte de los ciudadanos, convirtiéndoles en auténticos radicales, en uno y otro bando.
Ya quisieran unos y otros ofrecer un ejemplo de democracia, en el que jamás se traspasaran las líneas del respeto a los demás, y hacerlo, aún a riesgo de perder todo lo ganado, a base de trabajo y esfuerzo.
Quizá de este modo, un poco de luz iluminara este espacio de tiniebla en el que nos movemos a tientas, en los últimos tiempos.