domingo, 30 de noviembre de 2014

Adulación engañosa


Tal como se esperaba, la visita de Mariano Rajoy a Cataluña no ha supuesto un acercamiento a los ciudadanos que allí residen, sino un encuentro con militantes del Partido Popular que, naturalmente, han aclamado todas y cada una de sus propuestas, dando la falsa sensación de que el apoyo a la teoría de la Independencia que se votó el 9N, cuenta con muchos menos adeptos de los que parece.
Ni siquiera se ha molestado en entrevistarse con Mas, que en ese momento se encontraba a casi doscientos kilómetros de distancia y que es el único interlocutor necesario, si es que Rajoy quiere de veras solucionar la enorme brecha abierta que le separa de los catalanes, a quienes ha terminado por hartar, con tanta intolerancia como ha demostrado con ellos, desde que comenzara su mandato.
Ya todos sabíamos que todo sucedería así, pues a fuerza de sufrir cada una de las decisiones tomadas por Rajoy, hemos terminado por adivinar su pensamiento, por lo que tenemos muy claro que difícilmente se apeará de su trasnochada españolidad, para ceder al menos mínimamente, en la visión que guarda sobre este problema.
Vuelve a caer en el manido error de creer que los militantes de su propio partido representan la opinión de todos los ciudadanos, negándose sistemáticamente a mirar a su alrededor para conocer la auténtica realidad que se vive en el país y en este caso, en Cataluña.
 Pero de tanto aguardar que los problemas se resuelvan con el paso del tiempo y  falsamente convencido del amor del pueblo por su persona, las situaciones de dificultad terminan por estallarle, una tras otra, entre las manos y no será menos la cuestión catalana, que no se atreve nunca a abordar de frente y en disposición de negociar una salida airosa a la crisis.
Puede Rajoy tener por seguro que ninguno de los presentes en la reunión que mantuvo ayer, votó en el 9N y que todos se consideran fundamentalmente españoles hasta la médula, como era de esperar procediendo del PP y adulándole como le adulan.
Con quiénes tiene que hablar es precisamente con los otros, si verdaderamente cuenta con un argumento de peso que  anule los deseos independentistas que albergan, aunque  para ello tenga que soportar las críticas sobre su gestión y sobre su propia persona, como debe hacer, cualquier buen político que se precie.
 Pero claro, eso supondría aparecer en las televisiones de medio mundo, abucheado por un buen número de ciudadanos mientras entra o sale de las reuniones y que se de publicidad, también, al testimonio que pudieran ofrecer los partidarios de la independencia, dando lugar a que la gente en general, se forme una opinión personal sobre el problema, que a lo peor, no le favorecería en absoluto.
Es mejor esconderse, o hacer ver que los apoyos con que se cuentan parezcan multiplicados por mil, ayudado por los aplausos de  los que sabemos de antemano que están y estarán con nosotros, aunque esto suponga, una vez más, falsear la verdad de lo que se cuece en el territorio catalán y de lo que sienten las personas que allí habitan.
Y aunque de este modo lo único que ocurra es que se alargue en el tiempo la solución de un grave problema, mantener el ego ante Europa y hacer creer allí que cuenta con una buena tasa de popularidad, también en Cataluña, se convierte para Rajoy en primordial, si quiere acabar la legislatura.
Afortunadamente, los demás observamos con objetividad los pasos que da y aún somos capaces de contar lo que vemos a quienes puedan llamarse a engaño, por lo que quiere hacerles entender un PP, que ya nada tiene que hacer en el panorama político en el que nos movemos.
Entre la corrupción, la ascensión imparable de Podemos, la marcha de la Economía, el aumento del desempleo y este irresoluble conflicto con Cataluña, los únicos que aún toleran a Rajoy son, seguramente, los que llenaban el Pabellón en que se presentó ayer y algunos más, que por razones de edad o enfermedad, no pudieron acudir a tan glorioso evento.

Si ésos representan a la totalidad del País, que las cifras lo demuestren. 

jueves, 27 de noviembre de 2014

Poco convincente


Tenía que haberlo hecho él. Rajoy debió cesar a Ana Mato y no permitir por las razones que hayan sido, una dimisión a través de un comunicado, como si no fuera una Ministra de su gobierno la que se lucró de la extensísima trama Gurtel y a quién un Juez sentará en el banquillo, convencido de su participación en los hechos.
Tenía que haberlo hecho él, dando por una vez, la cara delante de los españoles, convocando una rueda de prensa y admitiendo con humildad, que la corrupción en el PP, no son unos cuantos casos aislados y que ha salpicado directamente a la cúpula del ejecutivo.
Ni siquiera Soraya Sáinz de Santamaría se ha atrevido esta vez a lidiar con el problema, quizá porque debe estar cansada de estar al servicio del Presidente cada vez que hay que comunicar un asunto sucio al pueblo o porque probablemente no estaba de acuerdo en que se cediera a Mato la facultad de dimitir, sabiendo como todos sabemos ahora, la enorme mancha que representa para el honor del ejecutivo y la más que posible pérdida de votos que traerá este asunto al PP, en las próximas elecciones municipales.
No debe ser grato asumir en todas las ocasiones difíciles el papel que corresponde al Presidente, ni vivir con la sombra de la sospecha planeando a diario sobre las cabezas de los compañeros más cercanos, esperando con angustia que en cualquier momento pueda saltar la noticia de una nueva implicación en delitos fiscales de alguno de ellos.
La cobardía de Rajoy no puede ser más evidente y le obliga a cometer error tras error, sempiternamente oculto en la oscuridad de su remanso de intimidad, lejos de cualquier conflicto que pueda perturbarle.
Pero está demostrado que en Política no hay amigos y la necesidad de dejar patente la limpieza absoluta de los gobiernos, exige mayor contundencia y una intervención inmediata, cuando uno de estos casos sucede.
Así que lo primero que tenía que haber hecho Rajoy es admitir la presunta culpa de Mato y apartarla fulminantemente del cargo que ocupaba, ofreciendo después todas las explicaciones posibles a una opinión pública, demasiado crispada por la profusión de corruptelas que se están descubriendo dentro del PP, en los últimos tiempos.
Es su responsabilidad y es su Partido. Él eligió a  Mato y él la puso al frente de uno de los Ministerios más complicados de gestionar y en el que no ha hecho otra cosa que cometer faltas garrafales, incluyendo la crisis del ébola.
El gesto “caballeroso” de permitirle dimitir, no ayuda en nada a que mejore la opinión que los ciudadanos tenemos de él, sino todo lo contrario. Puede que Ana Mato se haya sentido de este modo arropada por su Presidente y por la formación en la que milita, pero precisamente ese apoyo, parece denotar que a quienes nos gobiernan no les importa en absoluto tener en sus filas a presuntos delincuentes.
Mala publicidad para quien espera en la cuerda floja que no suceda una hecatombe electoral que deje al PP en tercera o cuarta posición en el ranking de los partidos políticos, perdiendo, tal vez para siempre, la hegemonía que junto al PSOE ha disfrutado mientras que ha durado la era del bipartidismo.
Y esto no ha hecho más que empezar. La sospecha de que muchos más miembros del PP puedan estar a un paso de ser imputados en la múltiple y variada gama de casos de corrupción que han sucedido en el país, es más que una mera evidencia.
El mismo Rajoy aparece en los papeles de Bárcenas y Ruz ha demostrado que no se arredra ante el peso de ningún nombre, a pesar de la mala instrucción que hizo al principio de estos casos, cuyas dimensiones son, al parecer, incalculables. 
Lo único bueno, es que Mato se ha ido y que con toda seguridad no volverá a ocupar ningún cargo de responsabilidad a partir de ahora, de lo cual, nos congratulamos grandemente.
Dada la ineptitud demostrada, es un alivio pensar que ya nunca caerá en sus manos nada que nos afecte y que además, no saldrá impune de los posibles delitos que  haya cometido, aceptando regalos provenientes de los negocios sucios de la Gurtel, de los que tendrá que devolver hasta el último euro.
En nada favorece esta historia a la comparecencia de Rajoy, hoy en el Parlamento, precisamente para tratar el tema de una corrupción, que va a terminar por empujarle a tener que convocar nuevas elecciones, si continúa al ritmo que va… y nadie lo remedia.



miércoles, 26 de noviembre de 2014

Rumores de cese


Por fin, el juez Ruz encuentra indicios razonables de que la Ministra Ana Mato se lucró de los negocios que su ex marido mantenía con la Gurtel y es más que probable que pueda llegar a ser imputada, convirtiéndose en la primera persona del actual Gobierno, judicialmente relacionada con una corrupción, por desgracia demasiado extendida entre los representantes políticos.
La noticia cae como un jarro de agua fría en la cabeza del PP, seriamente tocado por los resultados electorales que las encuestas auguran a Podemos, lo que constituye una pérdida más que notable del número de votos obtenidos en las últimas elecciones y que aún pueden bajar mucho más, si finalmente este sonado caso de corrupción se cobra víctimas que realizan labores de Gobierno.
Ana Mato ha sido ampliamente cuestionada desde hace demasiado tiempo, primero por las clarísimas sospechas que presuntamente la unían estrechamente con los implicados en Gurtel y más tarde por la espantosa gestión que está llevando a cabo al frente del Ministerio de sanidad y que alcanzaría altísimas cotas de inutilidad, con la crisis del ébola.
Por activa y por pasiva han pedido a Rajoy todos los grupos parlamentarios su dimisión, sin conseguir que el Presidente la apeara de su equipo y en multitud de ocasiones hemos oído su nombre coreado por las mareas blancas en la calle, a causa de la política de recortes que ha venido aplicando en la sanidad Pública, como representante primera de este Ministerio.
Igualmente fue muy comentada su estrategia de apelar al desconocimiento más absoluto de la clase de negocios que realizaba su ex marido, llegando incluso a pasar por alto la existencia de un coche jaguar en su propio garaje, atreviéndose a negar que lo había visto, delante de un montón de medios de comunicación que la acuciaban mostrándole además, facturas de viajes y de fiestas de cumpleaños, pagadas con capitales de más que dudosa procedencia.
Rajoy perdió la oportunidad de cesarla fulminantemente entonces y también la de hacerlo cuando en una rueda de prensa se hizo patente su total desconocimiento de la gravísima situación que se había originado con la cuestión del ébola.
La mantuvo y seguramente, hoy se estará arrepintiendo. Porque si finalmente se la imputa por delito fiscal en la trama Gurtel, la poca credibilidad que quedaba a los integrantes de su gobierno caerá estrepitosamente derribada por una acusación que cuenta con demasiadas pruebas de participación, como para que sea casi imposible demostrar su inocencia.
Nada le queda ya al PP para zafarse del brazo largo de la ley y poco tiene que hacer para que su pérdida del poder se convierta en un hecho.
El capital, ese que tanto ha defendido en sus tres años de gobierno, podría ser la chispa que prendiera toda la suerte de errores tiránicamente cometidos con la excusa de haber obtenido mayoría absoluta, convirtiendo esta legislatura en un polvorín que en cualquier momento podría estallar, llevándose por delante, hasta al último miembro del Gobierno.
La cachaza de Rajoy, su inapetencia al frente del ejecutivo y la manía de pensar durante meses cada decisión, para terminar equivocándose  de nuevo en la manera de afrontar cada problema, va a ser al final, la penitencia que tendrá que pagar a unos españoles, a los que ha ignorado sistemáticamente desde su atalaya de privilegio.
Con él, la solidez de su Partido, también se marchará por la alcantarilla, por más que le pese a otros miembros conservadores, como Aguirre y Aznar o a los que pensaban que la permanencia en los cargos que detentaban los suyos, sería eterna.
La encrucijada es tan clara, como cesar inmediatamente a Ana Mato, o dejarse engullir por la apatía que ha caracterizado a este Presidente.
Auguro que va a ser imposible terminar la legislatura, a este ritmo.
Tendrá que convocar nuevas elecciones y perderá, como no podía ser de otro modo, porque  de verdad que lo merece.



martes, 25 de noviembre de 2014

El éxito y el miedo


Alcanza Podemos casi un veintiocho por ciento en intención de voto, que si llegara a materializarse, podría  convertirle en la primera fuerza política del País, pasando por encima de PSOE Y PP y acabando en apenas un año de existencia, con la hegemonía del bipartidismo.
Se huele el miedo de los políticos de mayor relevancia en las formaciones que ahora manejan por completo gobierno y oposición, haciéndose patente, sobre todo, en la desenfrenada búsqueda emprendida para encontrar algún punto débil por el que desmantelar el éxito de estos jóvenes universitarios, salidos de los movimientos asamblearios de las calles.
No les cuadra que el rancio abolengo de que disfrutan, pueda terminarse en un momento, ni que algunos elementos políticamente incorrectos puedan aniquilar el estado de bienestar que atesoran, cada cual desde la atalaya de su puesto, obligándoles a abandonar las mieles del triunfo pasado, tan solo con la fuerza de los votos de los ciudadanos.
Pero la llegada de este momento era absolutamente previsible y el hartazgo de la sociedad hace tiempo que preludiaba un viento de cambio, aunque desde las burbujas insonorizadas en que se encuentran la mayoría de los políticos de los grandes Partidos, no se oyeron los ecos de las protestas reiteradas que se protagonizaban en las calles.
 Si no atendieron a tales reclamaciones era, quizá, porque andaban demasiado ocupados jugando a solventar los problemas de la macroeconomía, olvidando a la vez que la función primera para la que fueron elegidos no era otra que la de procurar el bienestar de las mayorías y no la de liderar un retroceso en las políticas laborales y sociales, que han llevado al país, a una situación límite.
Era lógico que al no sentirse representados en el Parlamento, los españoles buscaran un medio por el que canalizar sus trágicas inquietudes y que siguieran a cualquier líder que se hiciera eco de lo que ocurre a diario en sus vidas y que si además, a ese líder le acompañara una magnífica preparación y fuera capaz de formar un equipo que, de momento, cuenta con la opinión de todos los sectores de la ciudadanía, su éxito estuviera asegurado.
Hemos advertido muchas veces del inmenso error que han estado cometiendo nuestros dos últimos Presidentes, al anteponer los intereses de la Comunidad Europea, a las necesidades más urgentes de España y hemos avisado, por activa y pasiva, del distanciamiento que los representantes de los grandes Partidos y de manera escandalosa los del PP, han decidido tomar con respecto a la sociedad y de cómo esa incomprensible postura, acabaría por volverse en su contra.
Tanto es así, que ni siquiera ha hecho falta un gran esfuerzo por parte del recién llegado Podemos, para conseguir de inmediato una conexión profunda con todos los sectores de una sociedad, cansada de las vejaciones e injusticias que se han practicado habitualmente desde el poder y descorazonada por los altísimos niveles de corrupción que los integrantes del bipartidismo han protagonizado descaradamente en los últimos tiempos.
España está agotada de tanta tristeza  y la poca o mucha ilusión que hayan podido generar unas nuevas ideas  y un mínimo de esperanza en las aspiraciones de poder mejorar en un futuro próximo, devolviendo la alegría a los sacrificados habitantes de nuestros pueblos y ciudades,  bastan para apostar por un cambio que, sobre todo, no puede nunca ser peor que lo que ahora tenemos.
A Pablo Iglesias y a su equipo, se lo están dando todo hecho y ante la sistemática negativa del recalcitrante Rajoy a cambiar su incomprensible manera de gobierno y la falta de liderazgo de un PSOE que aún está pagando la derechización a que se ha sometido en los últimos tiempos, sólo le queda esperar que todo siga igual, para conseguir desbancar a unos y otros, en las próximas elecciones generales.
Hacen bien en temer que se acaba su tiempo, porque han abusado tanto del poder, obligando tiránicamente a la gente a un sacrificio extremo, mientras una cantidad ingente de ellos se enriquecían ilícitamente abusando de sus posiciones de privilegio, saqueando las arcas del estado, que ya no queda tiempo para la redención y la Sociedad se niega a dispensar algo que, precisamente por producirse en momentos de crisis profunda, resulta absolutamente imperdonable.
Quizá ha llegado el momento de que ciertos políticos conozcan en carne propia, cuáles son los efectos inmediatos de la profundidad de una crisis y tengan que refugiarse, como a nosotros nos pasó, dónde puedan, despedidos intempestivamente y sin derecho a indemnización, igual que muchos de nuestros desempleados, sin previo aviso, por haber conducido la empresa que dirigían y que es la España de todos, a la más absoluta ruina.





lunes, 24 de noviembre de 2014

Los otros Mandamientos


La vida ejemplar que llevan los misioneros católicos en todo el mundo y la impagable labor que hacen junto a los más desfavorecidos, quedan absolutamente eclipsadas por la aparición de incontables casos de pederastia que contradicen, no solo las leyes divinas a las que se deben por razones de su sacerdocio, sino también las leyes naturales que implícitamente, condenan los abusos contra menores y castigan con penas de cárcel a quienes los cometen.
Los últimos conocidos en Granada y la inexplicable actitud del Arzobispo  Francisco Javier Martínez, frente a ellos, vuelven a poner en tela de juicio la forma de tratar este tipo de delitos que tienen determinados sectores de la Iglesia, que casi siempre coinciden en ser ideológicamente los más conservadores y que sin embargo, se muestran totalmente intolerantes con otro tipo de “pecados”, de mucha menor importancia real, pero que contravienen sus creencias, no ya religiosas, sino políticas.
El silencio cómplice de estos prelados, proclives a manifestar en sus homilías su amor por la vida o a criticar abiertamente, por ejemplo, la Ley de matrimonios entre homosexuales, conlleva la gravedad de no permitir que la justicia de los hombres pueda llevar a los banquillos a los protagonistas de estos delitos, para que cumplan íntegramente la condena que por sus acciones les corresponde.
Mover de sitio a los abusadores, esconderlos en Monasterios mientras se calman los ecos mediáticos de su implicación en la pederastia, suele ser la tónica general adoptada por los representantes eclesiásticos de mayor rango, hurtando a las víctimas y a los familiares de las mismas, el resarcimiento por los abusos sufridos.
Parece que la actitud del Papa no va por estos derroteros, pero su iniciativa no puede ni debe quedarse en simples llamadas telefónicas a los afectados para pedir perdón, sino que exige, además, un cese inmediato de los responsables superiores de las diócesis en que se cometieron estos atropellos, porque conociendo las duras historias que contaban sus feligreses, consintieron en seguir manteniendo una imagen de virtual normalidad y mantuvieron a salvo de la ley, a los delincuentes que protagonizaron los hechos.
Concretamente este Arzobispo, al que todos conocemos por su apoyo a un libro que reclamaba la sumisión de las mujeres frente al marido y otras lindezas propias de la derecha más recalcitrante, aún se atreve a tratar de intervenir en los asuntos de Estado, exigiendo desde su cargo al gobierno que reconsidere sus postura sobre la Ley de aborto, solicitando el inmediato cumplimiento de una promesa electoral, que parece ser la única que le interesa.
Nunca le vimos reclamar los derechos de las familias a las que tanto dice defender a tener cubiertas las mínimas necesidades de sus hijos, ni oponerse al desahucio de las viviendas que ocupaban, ni apoyar las iniciativas de los dependientes para que no les sean retiradas las ayudas que les corresponden y que se han reducido considerablemente, en los últimos tiempos.
Quizá por eso, no nos convence el argumento que ahora trata de sacar adelante, ofreciendo a los medios una foto en la que aparece tirado en el suelo pidiendo un perdón, que únicamente vale para continuar ejerciendo el cargo que ocupa y que de ningún modo, satisface en nada, ni a las víctimas, ni a los españoles.
Callar y obstaculizar a la justicia, no le hacen merecedor más que de un cese fulminante, que el Vaticano ya debiera haber ordenado, en función de la gravedad de los delitos.
Y aunque las detenciones de los abusadores están empezando a producirse, también la complicidad de las grandes esferas de la Iglesia que conocían la existencia de los abusos, merece una investigación policial y un procedimiento judicial, si se considerara oportuno.
Por otra parte, no es verdad que el celibato tenga nada que ver en esta profusión de pederastas en el seno de la Iglesia. Ser célibe, por propia aceptación, no da como resultado desviaciones sexuales intolerables que atacan directamente a los más débiles de la sociedad, ni la abstinencia, impuesta o no, deriva directamente en una obsesión por cometer prácticas sexuales con niños.
Todos y cada uno de estos indeseables, sacerdotes o no, han de ser severamente juzgados por los tribunales y condenados a la máxima pena, si se probaran sus delitos.
Y si el Papa quiere ayudar, no ha de hacer otra cosa, más que permitir el normal funcionamiento de las instituciones policiales, sin impedir el total esclarecimiento de cada uno de estos hechos.
Solo habría que pedir que la Iglesia concediera al menos, la misma importancia a la erradicación de estos delitos, que a otros muchos asuntos de Estado en los que su intervención permanente se hace, de verdad, absolutamente intolerable y que recordara a sus ministros, no sólo la necesidad de cumplir los Mandamientos de su catecismo, sino también esos otros directamente relacionados con la moral, que aún sin estar escritos, debemos acatar todos los hombres.









domingo, 23 de noviembre de 2014

Un adiós complaciente


Renuncia Cayo Lara a  la lucha por la Presidencia de la Nación desde IU, dejando paso a  nuevas generaciones que ayuden a modernizar un poco la imagen que tienen del Partido los españoles y demostrando que también en política existe la posibilidad de retirarse a tiempo, antes de ser artífice de un fracaso que pueda resultar irrecuperable, para aquello que uno representa.
A Izquierda Unida se la ha comido por completo la irrupción en el panorama político de Podemos y los resultados que le auguran las encuestas de cara a próximos comicios, no pueden ser más decepcionantes.
Por varias razones, Lara no ha sabido conectar con la gente y aunque el esfuerzo personal realizado no se corresponde con sus cotas de popularidad, al menos demuestra que es capaz de sacrificar su posición de poder, en aras de un beneficio para la marcha de su Partido.
Le sobran a esta Formación demasiadas figuras relevantes ancladas a un  comunismo recalcitrante que hace mucho tiempo que pasó de moda y que a pesar de no obtener respuesta popular continúan apostando por una misma línea ideológica que el paso del tiempo ha terminado por superar y que ya no tiene calado, ni siquiera en el corazón de la clase trabajadora.
Y es quizá esa negativa a la evolución, la que no permite el avance de un Partido que sin embargo siempre ha estado comprometido con las exigencias y protestas de la calle, aunque probablemente desde una posición que en sí misma, suena trasnochada para el grueso de la población española.
Tampoco ha ayudado conocer que también aquí  y en la corriente sindical amiga se han dado casos de corrupción, exactamente iguales a los que ocurren en el corazón del bipartidismo y tener que remontarse a los años de Carrillo, Anguita y Camacho, para encontrar una izquierda modelo de limpieza que satisfacía las aspiraciones de todos.
Igual que Lara, debieran abandonar cargos otros muchos viejos rinocerontes del antiguo PC, que nunca fueron, la verdad, santos de la devoción de los ciudadanos, pero que continúan ejerciendo sobre todo en Ayuntamientos del país, ofreciendo una imagen desfasada de una realidad, que no han transformado en modo alguno desde el poder que detentan, acomodados tal vez, a los privilegios que se obtienen desde posiciones de mando.
Sinceramente, poco o nada puede hacer IU frente al torrente imparable que ha supuesto Podemos y la única posibilidad que le queda para sobrevivir es la de contemplar una política de alianzas que por ideología, no resulta nada descabellada.
Ya decíamos hace unos días que el modo de hacer política está cambiando y quienes no asuman como obligación subir al carro de las nuevas tendencias, puede quedar sepultado para siempre.
Hay que reconocer a Cayo Lara, su adiós complaciente para con la entrada en el juego de los más jóvenes de su cuerda y la caballerosidad de ceder el sitio a quienes con toda probabilidad, representan una manera distinta de ver las cosas y poseen el brío necesario para llevar adelante un nuevo proyecto.
Si son Alberto Garzón o Tania Sánchez, mucho mejor para los intereses de Izquierda Unida, aunque ninguno de los dos puede igualar, me parece, el increíble carisma y la facilidad de conexión con las masas que tiene Pablo Iglesias.
Se abre pues, un periodo de reflexión que estarán obligados a superar aquellos que finalmente sean elegidos para representar al Partido y que debería servir, además, para dejar atrás el lastre que constituye la vieja escuela del antiguo PC, a la que nadie atiende ni entiende desde hace muchos años.
La fuerza de la lucha por el poder ya no emana de células clandestinas ocultas en pequeños antros de aislamiento, sino de la voluntad popular expresada a voces desde los foros abiertos de las calles.
Lara parece haberlo entendido y por eso se va. Ahora hace falta que otros muchos también lo entiendan y que sopesen cuál sería la mejor solución para los problemas del país, si que ellos continúen ejerciendo sus cargos o propiciar una unión de la izquierda que sumara los votos necesarios para retirar a un bipartidismo nefasto para los intereses de las mayorías.
La jugada, sólo depende de la voluntad de los que se encuentran alrededor de esta mesa.




jueves, 20 de noviembre de 2014

En rosa y negro


Cualquier cosa que pase hoy en España, se verá sin duda empequeñecida por dos noticias que moverán ríos de tinta en la Prensa del corazón y que innegablemente despertarán el interés de una buena parte de esa población, que suele definirse a sí misma como apolítica.
La muerte de la Duquesa de Alba y la posible entrada de Isabel Pantoja en prisión, aún siendo dos informaciones de corte diferente, aparecen en primera plana de todas las rotativas del país y ocupan incontables minutos en todos los espacios de todas las cadenas televisivas, como si por arte de azar, los españoles ya no tuviéramos otros problemas que solventar y repentinamente, alguien hubiera encontrado una solución para la crisis.
Qué tipo de gente sigue de cerca este tipo de prensa, siempre me ha parecido un misterio que todavía no he sido capaz de resolver y en contra de lo que creía, entre los espectadores de esos insufribles programas, se encuentran personas de todo nivel cultural, por extraño que parezca.
El morbo de conocer las tripas de las vidas de determinados famosos, sin que en ningún momento nuestra propia intimidad sea rozada, aunque a veces sea peor que la que se relata en los medios, debe producir, creo, una inexplicable satisfacción o quizá, la alegría de que nadie puede escapar a las miserias de la existencia, goce de la fama que goce.
Eso podría explicar la cota de audiencia que poseen programas dedicados únicamente a destapar las vergüenzas, amorosas y de las otras, de personas muy conocidas y la venta semanal que alcanzan revistas de dudoso contenido, en todos los quioscos españoles.
Y eso explicaría también que hoy muchos de nuestros vecinos vivan pendientes de la capilla ardiente de la de Alba, localizada en Sevilla, o de ser los primeros en ver la imagen de la Pantoja entrando en la cárcel, considerándola un chivo expiatorio de la justicia española y olvidando que ha sido condenada, con toda justicia, por un delito relacionado con la malversación de caudales públicos y el blanqueo de dinero.
Lo peor es que cuando uno de estos sucesos se produce, se paraliza la vida de los adeptos a esta información y no hay foro en el que alguien no saque a relucir estos temas u opine en uno u otro sentido, sobre tan notables acontecimientos.
Resulta así mismo curioso, la cantidad de gente que puede agruparse alrededor de los sitios en los que se produce la noticia, siendo capaces de aguantar horas de pie para poder contemplar lo que allí ocurre y seguramente, abandonando sus obligaciones normales, como si el mundo fuera a terminarse por lo ocurrido y ellos fueran a perdérselo.
Qué clase de vida personal lleva esta gente y qué nivel de empatía puede establecer alguien mentalmente sano con un desconocido, por muy famoso que sea, es un enigma que nadie ha podido aclararme, a pesar de haberlo preguntado reiteradamente.
Tampoco consigo entender qué tipo de enriquecimiento personal puede aportarles el espionaje concienzudo de la intimidad de los otros, ni cómo son capaces de recuperar después el tiempo perdido en tales labores y que con toda seguridad, repercutirá negativamente en el transcurso natural de sus propios asuntos.
Contemplando estas escenas, uno no puede sino pensar que existe aún una España profunda, que desde que todos tenemos acceso a la televisión, ya no tiene por qué estar localizada en los pueblos remotos más alejados de las grandes ciudades.
Ahora el catetismo pulula a nuestro alrededor complicando gravemente nuestro deseo de evolucionar y se ha instalado en la casa de al lado, creyendo encima, que somos unos estirados que les miramos por encima del hombro, simplemente porque son otras cosas las que nos interesan.
Un ejemplo. Mientras se suceden los actos por la muerte de Cayetana de Alba y Pantoja cumple con su obligación de presentarse en alguna prisión del país, el gobierno continúa negando el medicamento a los pacientes de hepatitis C, lo que provoca 11 muertes diarias de ciudadanos anónimos.
Pero eso, no vende revistas.



miércoles, 19 de noviembre de 2014

Welcome Palestina


Siguiendo la tónica europea, España decide al fin reconocer el Estado Palestino, que lleva años luchando por ser entendido como tal a los ojos del Mundo, aunque algunas grandes potencias le niegan sistemáticamente tal privilegio, probablemente forzados por la influencia  que Israel tiene en su economía y por las presiones continuas que les llegan desde allí, aunque invadan indiscutiblemente, su propia soberanía.
El momento se ha visto ensuciado por el atentado  en una Sinagoga judía, en el que ha habido una serie de muertos y que seguramente forma parte de los ataques continuos que intercambian palestinos e israelíes, en torno a la franja de Gaza.
Ya hemos hablado otras veces de la eternidad de este conflicto y de cómo la posesión de un trozo de tierra puede originar absurdas guerras que no terminan de solucionarse nunca, pero que las naciones reconozcan, igual que lo hicieron con Israel, al Estado Palestino, puede tener una importancia garrafal para los ciudadanos que lo habitan y que hasta ahora, no habían podido encontrar una vía para canalizar sus protestas, al carecer de una identidad propia, como si se tratara de seres absolutamente inexistentes.
Parece que Suecia ha levantado el veto, atreviéndose a hacer tangible una realidad que no podía ser ignorada por más tiempo, siendo inmediatamente secundada por otros países de Europa y afortunadamente, desde ayer, también por el nuestro.
Hay que alegrarse por todas esas personas que en total inferioridad económica, han mantenido una lucha desigual frente a Israel, para conservar sus derechos, sistemáticamente vejados por la probada supremacía judía, que no ahorra en medios para poner en claro la naturaleza de su dominio, sin que en ningún momento importe a qué métodos haya que acudir para conseguirlo.
 La desmemoria de todo lo sucedido  durante el Holocausto, no puede ser más evidente y a menudo, los procedimientos adoptados contra los palestinos han guardado una importante coincidencia con los que se emplearon en Alemania y otros países europeos, durante el mandato tiránico de Hitler.
Quizá corresponde al resto del mundo poner un punto de cordura en esta tragedia y recordar a quienes tanto sufrieron durante aquella época, que la xenofobia no puede ser entendida como algo plausible, en ninguna situación, lugar o momento.
Por eso, es indispensable que Palestina pueda tener voz en los Organismos internacionales  y que su problema pueda ser analizado como un ataque indiscriminado a una Nación y no como se quiere hacer creer, a unos cuantos agitadores directamente relacionados con el terrorismo islámico.
La urgencia de su integración como estado es absoluta, o al final, la humanidad acabará tropezando de bruces, otra vez, con la enorme tragedia de otro exterminio.
Cerrar los ojos, justificar que todo vale si anda por medio el terrorismo, es ignorar de manera consciente que detrás de este tipo de enfrentamientos están siempre una incontable mayoría de inocentes.
Y porque esos inocentes merecen ser tenidos en cuenta y disfrutar de la oportunidad de vivir en una paz que muchos de ellos, por la duración de las guerras, desconocen, resulta fundamental el apoyo universal a su reclamación de una identidad y a ser escuchados, exactamente igual que los demás, en los foros de discusión arbitrados para tales cuestiones.
Damos pues, la bienvenida a Palestina, a la que muchos ya apoyábamos abiertamente reconociendo su identidad, desde hace mucho tiempo.
Ojalá y a partir de ahora, pueda mejorar la situación que padece y haya algún modo de terminar con la inexplicable discriminación que ha venido sufriendo y que supone, desde luego, una rotunda injusticia.





martes, 18 de noviembre de 2014

Guerra de fiscales


Como si la confrontación potenciada por los políticos, entre españoles y catalanes, hubiera calado también en el particular mundo de la justicia, los fiscales procedentes de ambos territorios se embarcan en una guerra abierta y descarada para discernir si procede o no, considerar delito lo ocurrido el pasado nueve de Noviembre, con la celebración de la consulta.
Torres Dulce, Fiscal General del Estado y leal servidor de cualquier doctrina que propicie el Gobierno Rajoy, está por supuesto a favor de que el pseudo Referendum liderado por Mas acabe siendo juzgado en los tribunales, pero los fiscales catalanes parecen negar su autoridad, alegando total discrepancia con el criterio impuesto desde Madrid, quizá porque nos guste o no, también ellos, al formar parte del género humano, tienen determinadas preferencias.
Estas son las cosas que ocurren cuando durante años se abandona del todo la vía del diálogo político y se fomenta una especie de xenofobia local contra individuos procedentes de un determinado territorio, generando unas consecuencias que resultan del todo previsibles, sólo con pararse a pensar que las palabras y los hechos, pueden influir muy negativamente, en quienes son proclives a dejarse convencer por las opiniones de los otros.
Es sin embargo, vital para Torres Dulce que se le obedezca desde Cataluña, si no quiere, igual que Mariano Rajoy, ser también ridiculizado por sus colegas de profesión, quedando su autoridad seriamente dañada por este desacato y es, a la vez, de suma importancia para los fiscales catalanes, que quien se ha convertido en adalid de las pretensiones de una buena parte de los ciudadanos de ese territorio, salga impune de lo que ellos podrían considerar, como una simple travesura contra el mandato de un padre maltratador, a quién se ha perdido el respeto, a base de tanto enfrentamiento.
Pero es el PP quien se juega más en esta absurda partida, sobre todo estando como están, cerca, las Elecciones Municipales y no estando dispuesto, como ya han declarado sus líderes de todas las maneras posibles, a hacer concesiones en el tema de la unidad de una España, bastante maltrecha, a causa de otras muchas  cuestiones, que nada tienen que ver con el tema de la independencia, pero que afectan gravemente a la popularidad del mismísimo Presidente.
Y luego están otras Formaciones, como UPyD, que azuzan a base de reclamaciones en los tribunales, al Gobierno, al considerar que no se puede consentir que nadie asuma por libre la convocatoria de ninguna consulta que ponga en peligro una unidad territorial, que Rosa Díez lleva en el alma, desde que ejerciera como política, en el PSOE  en Euskadi.
Las aguas están tan revueltas, que al escurridizo Rajoy no le ha quedado otro remedio que lanzarse a viajar Cataluña, según dice, para explicar a los ciudadanos de allí, los fuertes argumentos que le han movido, a mantener su postura en contra de la celebración de un Referendum.
Otra cosa es lo que se encuentre al llegar, pues cuando a uno le insultan reiteradamente, le acorralan y le ridiculizan o le someten a un acoso constante durante años, difícilmente podrá recibir en su casa al principal autor de tales vejaciones, o si lo hace, probablemente será para enfrentarse abiertamente con él, tal vez, apoyado por toda la familia.
Claro que Rajoy estará absolutamente  protegido, como suele ser su costumbre y las explicaciones que ofrecerá serán  ante un auditorio integrado por la totalidad de los suyos, con lo que los aplausos y vítores se encuentran decididamente garantizados, así como la aprobación por aclamación popular, de todas sus propuestas.
Luego regresará haciendo gala de haber convencido en Cataluña, pretendiendo que los demás creamos a pies juntillas que su triunfo ha terminado con cualquier pretensión popular de secesión, como si los militantes del PP que le oyeron, representaran al grueso de una ciudadanía catalana, cuya opinión todos conocemos.
La verdad es otra bien distinta. Ya nadie respeta a Rajoy en aquel territorio. Sobre todo  cuando intenta aplicar la Ley y como vemos, fracasa también en este intento.





lunes, 17 de noviembre de 2014

Comprar salud


La prueba de que la sanidad española se está privatizando de manera encubierta y de que los recortes del PP están afectando de manera gravísima a una gran mayoría de los ciudadanos, se pone en evidencia cuando aparecen noticias como la que hemos conocido recientemente y que afectaba, en este caso, a enfermos de un tipo de hepatitis, a los que se niega hasta  hoy, el único tratamiento que podría curarles, por falta de medios.
Si usted se encuentra entre estos pacientes, sepa que  habrá de desembolsar la friolera de sesenta mil euros, aunque  la seguridad social ha recibido el mandato de incluir dicho tratamiento entre los que se dispensan en el régimen sanitario que todos pagamos.
Si su economía marcha tan bien, como para poder desprenderse de la cantidad antes citada, cosa casi imposible en los tiempos que estamos viviendo, usted se curará, pero si pertenece a alguno de los muchos colectivos seriamente afectados por la crisis, está parado, o simplemente está pagando una de las millonarias hipotecas de cincuenta años de duración que concedieron tan “generosamente” los bancos en tiempos de bonanza, habrá de sufrir con resignación los muchos y graves síntomas que esta enfermedad provoca y rezar para que el Gobierno de Rajoy se apiade de su situación y decida que sus recortes no pueden de ningún modo afectar a su salud, ni a la del resto de los españoles.
Pero en este momento, la preocupación principal de los políticos y muy especialmente la de los que nos gobiernan, es obtener el máximo poder en las próximas elecciones municipales y no parece buen momento para exigir un gasto de esta categoría que influya negativamente en la cuadratura feliz de cuentas de las que poder presumir, en la campaña venidera.
Ahora, lo que toca, es embaucar a los ciudadanos con falsos triunfos e intentar que se acaben creyendo, a base de oírlo una y otra vez, que lo peor de la crisis ha pasado y que tal éxito se debe, en exclusiva, a la gestión de un Partido Popular, al que las encuestas auguran un estrepitoso fracaso.
Casos como el de los enfermos de esta hepatitis , no podrán pues, más que constituir una mancha en el inmaculado expediente que se nos quiere presentar como cierto y lo que en realidad ayudaría a conseguir tal fin, sería silenciarlos a la mayor brevedad posible, sea cual sea la suerte que se vean obligados a correr, los muchos afectados.
Pero esta pérdida del derecho a la salud, piedra angular en un Sistema Sanitario Público como el nuestro, no puede ni debe quedar enterrada bajo la alfombra, en pos de las intrigas políticas, porque constituye un grave atentado contra el que resulta ser el bien más preciado que las personas tienen y que se debe defender, con uñas y dientes, por parte de todos.
Comprar la sanidad, como ocurre en otros países económicamente mucho más fuertes, resulta en el caso del nuestro, una misión imposible para la casi totalidad de los ciudadanos.
Por tanto, está en nuestras manos no tolerar que la salud termine por convertirse en un lucrativo negocio y apoyar, sin reserva, cuántas acciones se propongan para preservar el sistema público de salud que antes de ahora, jamás daba por perdido a un paciente.
No se puede olvidar que cualquiera de nosotros podría llegar a verse en un caso similar al de estos pacientes  y que la obligación de nuestros gobernantes es la de intentar la sanación total de todos, sin que tal curación afecte en modo alguno, la endeble economía familiar que padecemos.
Los que tienen la suerte de conservar el empleo y todos los que contribuimos obligatoriamente, por medio de nuestros impuestos, al sostenimiento del erario público, hemos, por tanto, de exigir que la preservación del sistema sanitario español prime por encima de cualquier otra cosa y esto supone, cómo no, denunciar cualquier caso de discriminación que  suceda en nuestro entorno, como éste que ahora nos ocupa.
Nada puede valer más que la vida humana, así que luchemos por ella.



domingo, 16 de noviembre de 2014

Política de futuro


Finalmente, el equipo de Pablo Iglesias es colocado, por medio del voto de sus simpatizantes, en la Dirección de Podemos, abriendo una nueva etapa en la política del país, que nada tiene que ver con las anteriores, ni en el fondo, ni en las formas.
Nunca antes había surgido un Partido Político del mismo corazón de la voluntad ciudadana, ni se había podido votar una candidatura a través de la Red, de manera libre y directa y siguiendo el transcurso de los resultados, prácticamente en directo.
Puede que a los más conservadores, a los militantes de otras formaciones políticas y muy particularmente a los que se han ido turnando en el poder desde la llegada de la transición, estos métodos puedan resultarles nimios y populistas, quizá porque desde su posición de privilegio, se han olvidado o negado sistemáticamente a seguir el paso de una realidad, que ya se encuentra, les guste o no, asentada en el día a día de una Sociedad, que ha evolucionado con los tiempos.
Quizá por eso, por la inmediatez con que se distribuye cualquier noticia entre la gente y por la fuerza que da un poder de comunicación absolutamente imparable, la entrada de Podemos en el panorama político español, la casi insultante juventud de sus miembros y la admirable preparación  que poseen, causa un miedo cerval a quienes se habían acomodado confortablemente en la ocupación de cargos en Instituciones de todo tipo, pensando que esta situación sería eterna.
Podemos ha llegado para quedarse y nada ni nadie podrá impedir, a juzgar por el apoyo popular con que cuenta, que litigue por el poder  en las  próximas elecciones generales, con bastantes probabilidades de éxito. Ni las críticas, ni las acusaciones desmesuradas que les llegan desde los grandes Partidos, frenarán un ascenso que por primera vez, ni siquiera se debe al peso de una determinada ideología, sino a un deseo irrefrenable de un cambio que propicie el exterminio legal de la corrupción y la marcha de los que han apoyado, con su silencio, que situaciones de extrema gravedad para la sociedad, se prolonguen.
Verdad es que el mensaje lanzado desde PP y PSOE de manera reiterada sobre el extremismo de los líderes de Podemos y su simpatía por la Revolución Bolivariana o ETA, ha podido calar en los sectores más medrosos de una parte de la ciudadanía, que aún piensa incautamente que desde el poder establecido también se puede propiciar el cambio.
Pero España no es Venezuela, ni América Latina es Europa y la ETA, hace tiempo que ha desaparecido, por lo que por muy radical que resulte para algunos el mensaje de Podemos, no puede ni podrá aplicarse, aunque llegara a gobernar, en este contexto nuestro, como se podría aplicar en otro bien distinto.
Habrá que adaptarse a lo que uno tiene, al lugar en el que vive y a los medios con los que cuenta, que por cierto han sido sustancialmente mermados por los padres del tan traído y llevado bipartidismo, para trazar, si llega el caso, una estrategia de gobierno que realmente, puede sonar a revolucionaria, pero que en cierto modo, resulta definitivamente necesaria, si queremos salir del oscuro pozo que tenemos bajo los pies, gracias a la batería de medidas que Rajoy y su antecesor han estado implantando, sin contar con nuestro consentimiento.
Temer a las Revoluciones no es más que un estigma impuesto por quienes no desean perder la hegemonía de la que han disfrutado durante tanto tiempo, porque las revoluciones no tienen porque ser necesariamente cruentas y pueden, créanme, llevarse a cabo, simplemente con la transformación real de un pensamiento.
Todas las de la Historia partieron de ideólogos que rompieron con determinadas normas establecidas que no por ello resultaban ser justas y todas, proporcionaron a la humanidad incontables beneficios, aunque para llevarse a cabo, eso sí, hubieron de contar con la participación de colectivos que secundaran aquella primera idea transformadora y rebelde.
Y de todas maneras ¿quién quiere permanecer anclado a la situación actual, a la desesperanza, al miedo a perder lo poco que nos queda y seguir adelante, sin haber intentado de algún modo mejorar su existencia?
¿Es tan bueno el Presente como para querer perpetuarlo? ¿Viven los ciudadanos un solo  momento de ilusión, sin saber siquiera si será posible conservar sus empleos o si podrán permanecer en sus viviendas sin ser atacados por la larga mano de empresarios, banqueros y políticos corruptos, que no hacen sino saquear a diario, las arcas de este Estado marchito?
¿Qué clase de vida legaremos a nuestros hijos asumiendo mansamente que los que nos gobiernan sean, en todos los ámbitos, nuestros dueños?
Verán, aunque al final todos se beneficien de lo que puedan conseguir unos pocos, la satisfacción de participar de alguna manera en el avance y el orgullo de poder transmitir un ejemplo de valentía a las generaciones posteriores, palabra, que no tiene precio.
     



jueves, 13 de noviembre de 2014

Un nuevo desacierto


Mueve ficha Mariano Rajoy en el problema de Cataluña, sin salirse de la línea marcada por su Partido y sin haber aprendido nada de la lección de civismo que se produjo el nueve de Noviembre y ordena al Fiscal del estado querellarse contra los Organizadores del evento, sin aclarar muy bien por qué delitos y por supuesto, sin dar explicaciones a una Sociedad, cansada hasta el hartazgo de sus continuados silencios.
Incide en el error de no abrir inmediatamente un itinerario de diálogo y lo que es peor, sin ofrecer soluciones alternativas que tal vez pudieran detener, al menos por un tiempo, las ansias independentistas de Mas, ya que nunca fue realmente, un radical nacionalista.
Busca, como es habitual, respaldo legal, sin poner en práctica una sola estrategia política, que sería lo que se espera de alguien que ha sido elegido para una Presidencia de  Gobierno, ahondando otra vez, sólo en las diferencias que separan a catalanes y españoles, sin pararse a buscar las múltiples similitudes que nos unen y que no parecen importar, una vez que se ha herido  su orgullo personal de recalcitrante unionista.
Qué tiene que pasar para que Rajoy por fin comprenda que a los pueblos no se les gana con prohibiciones y represión, y hasta adónde habrá que llegar para que cumpla con la obligación de sentarse a escuchar a la gente, es una incógnita que no acaba de resolverse, pero transcurre el tiempo en su contra, mientras Mas, reforzado por la respuesta obtenida de los que están bajo su gobierno, se arma de valor atreviéndose a dar nuevos pasos para conseguir sus objetivos, en vista de la negativa continuada de Madrid, a sentarse en una mesa de negociaciones.
Tampoco está claro a quién o quiénes contenta Rajoy con su empecinamiento, ni hasta cuándo podrá mantener el tipo sin sufrir un grave descalabro también por esta causa y la impresión que da, es la de haberse autoproclamado adalid de la Unidad de una España, que sin embargo, no es para nada la principal preocupación de los ciudadanos a quiénes se debe.
Debe creer que la opinión popular, en este y en todos los temas, es la misma que la de sus compañeros de bancada en el Parlamento, cuando le secundan por aclamación, ignorando que la realidad de la vida cotidiana española, nada tiene que ver con lo que ocurre dentro de las paredes tranquilas del Hemiciclo.
Pero no aprender de los errores conlleva el peligro de volver a caer en los mismos y sólo un ignorante que peca de un exceso de soberbia, es incapaz de admitir que nadie se encuentra en todos los casos, en posesión de la verdad, y que la política se nutre en gran medida del arte para la negociación y  muy poco, de la práctica de la represión y la prohibición, a las que nos tiene acostumbrados el PP, desde el principio mismo de su mandato.
Esta legislatura de Rajoy, sin embargo, será sin duda recordada por un continuo trajín en torno a los tribunales de Justicia. Unas veces, investigado por asuntos poco claros de corrupción y otras, pidiendo amparo para legislar, decretar o acusar a determinadas personas o Instituciones, de delitos que casi siempre tienen que ver con algún acto de oposición o protesta, contra alguna de las medidas adoptadas por el Presidente, en sus funciones de Gobierno.
Pero los poderes judiciales, quizá Rajoy no lo recuerda, no deben estar al servicio de ninguna persona u organización, sino tratar de cumplir de manera imparcial e independiente, lo que marca estrictamente la Ley, sin obligación de obedecer el mandato de ningún Gobierno.
Veremos qué responde Mas, pero mucho nos tememos que esta nueva amenaza no sirva más que para convertirle, a los ojos de  los catalanes, en  mártir de una causa, cada vez más de todos, encumbrándole  a  una posición de poder, del que no será fácil apearle, si cuenta con el respaldo de una mayoría que se siente nuevamente agredida, por la actitud incomprensible del Presidente de  un Estado, que todavía incluye a Cataluña, aunque por la actitud de algunos, parezca que ya es independiente.




miércoles, 12 de noviembre de 2014

La excusa de la Economía


Forzado a dar la cara ante la sociedad, después de lo sucedido en Cataluña el 9 de Noviembre, Rajoy se enfrenta a la prensa como si nada hubiera pasado y deriva las preguntas de los profesionales hacia el campo de la economía, convirtiéndola en una excusa para no responder sobre la desobediencia civil que protagonizaron los catalanes el pasado Domingo.
Vuelve a delegar la responsabilidad de enfrentarse de cara con el problema a Soraya Sáinz de Santamaría, que compareció en el Senado ayer y se enroca en la única postura que ha venido adoptando desde que se conocieran las intenciones de Mas y que no es otra que escudarse en la ilegalidad de la celebración, sin concederle ninguna importancia a un conflicto, que a todas luces, se le ha ido de las manos.
Como si los ciudadanos de este país hubiéramos vivido en otro mundo durante los tres años que dura su mandato, vuelve el Presidente a presumir de haber conseguido innumerables triunfos en la Economía, llegando incluso a adjudicarse el hecho de haber contribuido grandemente a la creación de puestos de trabajo, a pesar de que el desempleo afecta al veintidós por ciento de los españoles y a día de hoy, contamos con  un millón de parados más, que cuando él aterrizó en la Moncloa.
Ni contesta a los retos de Mas, ni parece querer admitir la urgente necesidad de acudir al diálogo en relación con el conflicto de Cataluña, como si lo ocurrido allí hace unos cuantos días, hubiera sucedido en otro lugar, fuera del ámbito de su gobierno.
Empecinado en el españolismo patriotero y seguramente mal aconsejado por unos asesores que han demostrado en demasiadas ocasiones la más absoluta insolvencia, ofrece la impresión de ser aún más nacionalista que aquellos a los que tanto critica y no da para nada, la talla que debe tener todo buen Presidente que se precie.
Así que mientras Mas sale reforzado de su enfrentamiento con el Estado español, Rajoy huele, de lejos, a cadáver político, asfixiado por una multitud de problemas que por todos los medios quiere ignorar, pero forman inexorablemente parte de una realidad, que no por cerrar los ojos, desaparece.
Sinceramente, parece harto improbable que sea capaz de resistir el año que le queda de legislatura o acabará por enterrar a su Partido en un oscuro pozo del que le será prácticamente imposible salir, estando como está, saturado de podredumbre y corrupción y capitaneado por un ineficaz Presidente.
Pero si se arriesga a continuar, incluso cabe la posibilidad de que llegue a ser imputado por alguno de los gravísimos casos que traen entre manos los jueces o se encuentre de bruces con una declaración unilateral de Independencia del  Parlamento catalán, sin poder explicarse siquiera, cómo se ha llegado a esa situación, al haberse negado sistemáticamente al diálogo y la utilización de la vía diplomática.

Malo es el futuro de los españoles, pero peor es el de Rajoy, se lo garantizo.

martes, 11 de noviembre de 2014

El viajero


La Consulta de Catalunya ha conseguido restar cierto protagonismo al caso de Monago, que sin embargo representa, al tratarse del Presidente de la Comunidad de Extremadura, un nuevo y grave indicio de corrupción, también esta vez, de una de las figuras más relevantes del PP, que se ha caracterizado en los últimos tiempos, por desligarse de la opinión generalizada de su Partido.
Pero hacer treinta y dos viajes a Canarias por motivos estrictamente privados, con cargo al senado de la Nación y sobre todo mentir descaradamente en un primer momento ante todos los medios de comunicación, para decir después que pensaba devolver hasta el último euro utilizado para esos fines, anula en su totalidad, cualquier amago de progresismo que Monago hubiera podido tener y le convierte en el último miembro conservador que entra a formar parte de una larga lista de corruptos.
Este Presidente, que no lo hubiera sido sin la abstención de Izquierda Unida en la votación de Investidura y que en cierta medida, ha estado contentando a los extremeños con ciertas acciones, casi siempre relacionadas con temas monetarios, ha sido cazado in fraganti por el diario Público en la comisión de un delito y a pesar de haber defendido abiertamente que todos los corruptos debieran ser, automáticamente, expulsados de su Partido, permanece en su cargo.
Naturalmente, vuelven a manejarse ideas de conspiración en torno a su persona y también como viene siendo habitual, Mariano Rajoy le da todo su apoyo, en estos primeros momentos, pero tras lo vivido y oído, cada vez que ha producido un caso de estas características en el PP, ni ese apoyo garantiza en absoluto su estabilidad, ni quiere decir que si las cosas se ponen aún más feas, Monago no sea abandonado por los suyos, como otros muchos, a su suerte.
No está Rajoy para zarandajas que enturbien aún más la mala fama que está adquiriendo su formación, a los ojos de la ciudadanía, ni para consentir que nadie financie idilios amorosos, con cargo a las arcas del Estado.
Ahogado por la putrefacción que se ha generado a su alrededor y con la sombra de la sospecha que se cierne sobre su propia persona en el caso de la Financiación ilegal y de los sobresueldos, no puede permitirse ni una sola concesión,  aunque esto le cueste perder el gobierno de una Comunidad como Extremadura, que por otra parte, nunca fue verdaderamente afín a su ideología.
Por su parte, Monago ha dejado perplejos a todos aquellos que defendían de modo positivo sus diferencias con la cúpula del PP, atribuyéndole, igual que ocurrió con Gallardón, un progresismo que luego ha resultado ser totalmente falso.
E igual que ocurrió con Gallardón, a Rajoy no le temblará la mano si tiene que deshacerse de él, aunque tenga que inventarse con cierta premura, un cargo fácil, por el que pueda cobrar ocho o diez mil euros al mes, sin tener que hacer prácticamente nada.
O eso, o finalmente tendrá que plantearse si merece la pena para el Partido, continuar ejerciendo una presidencia, permanentemente acosada por la aparición de nuevos corruptos de renombre, uno detrás de otro, todos y cada uno de los días, como si todos los que le rodeaban procedieran de una trama de dimensiones astronómicas que no tuviera fin.
La últimas noticias no solo apuntan a Monago y a sus viajes, sino que también se empiezan a centrar en Valencia, con la imputación de Cotino y las recomendaciones que la Audiencia Provincial de Mallorca hace sobre la implicación de Camps y Barberá, en el entramado del caso Noos.

De verdad que ya no tiene sentido continuar defendiendo lo que resulta, a todas luces, del todo indefendible.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Indicios de un futuro incierto


La celebración de la pseudo Consulta catalana y los resultados provisionales de la misma, plantea una serie de incógnitas, no sólo relacionadas con el tema de la reclamada Independencia, sino también con la imagen de indecisión y fracaso que ha proporcionado al mundo Mariano Rajoy, al no haber sido capaz de gestionar una cuestión, que se le ha terminado escapando de las manos, poniéndole en ridículo.
El nueve de Noviembre representa por tanto, un punto de inflexión que no solo afecta a las futuras relaciones con una Catalunya que se ha desmarcado del todo, del voto de supuesta obediencia que debe a las Instituciones del Estado, pero que ha protagonizado una desobediencia civil  impecable.
Cuáles serán los próximos pasos que se atreverá a dar Artur Mas, en relación con este tema, aún no lo sabemos, pero parece que su hasta ahora denostada figura, muy afectada por el desgaste que acarrean las labores de gobierno, ha salido suficientemente reforzada de lo que en principio parecía ser un problema irresoluble, por lo que parece que, por ahora, no tendrá necesidad de convocar nuevas elecciones.
La otra cara de la moneda la ofrece Mariano Rajoy, absolutamente ninguneado por la celebración de las votaciones en Catalunya y arrojado de bruces a las fauces de los dirigentes de su propio partido y de todos los unionistas, desobedecido como ha sido, en todas y cada una de sus exigencias.
La lección recibida, no ha podido ser más contundente y le coloca en una incomodísima situación para continuar en sus labores de gobierno, habiendo quedado en entredicho toda su aparente autoridad, lo que bien podría generar nuevas actitudes de desobediencia civil, en otros planos de la agitadísima vida que atraviesan numerosos colectivos del Pais, en estos momentos.
Su incapacidad para afrontar los problemas y sobre todo para arbitrar una solución razonable para los mismos, convierten a este hierático y silencioso Presidente en una caricatura que no podrá aguantar mucho más tiempo en la cima del poder y que debiera retirarse ahora, si es que le queda un mínimo de dignidad personal, antes de ser fagocitado por la naturaleza de sus propios fracasos.
A Rajoy se le han torcido demasiadas cosas y sin embargo, viendo su actitud, parece que aquí no ha pasado absolutamente nada, en los tres años que lleva dirigiendo el gobierno.
Pero los ciudadanos y no solo los catalanes, conservan en la memoria, todas y cada una de las afrentas recibidas, la indiferencia con que sus problemas son tratados desde los más altos cargos del poder y el sufrimiento que se les ha generado por la continua cerrazón demostrada por este gobierno, por el PP y principalmente por su Presidente.
Tantas heridas, no pueden sino acabar provocando la muerte y el tiempo de Mariano Rajoy se agota cada día, cuando no  por los casos de corrupción que le circundan, por la falta de iniciativa que demuestra, al evitar dar cualquier tipo de explicación a una Sociedad, a la que debe explícitamente su puesto.
Es por tanto el Presidente del Estado español quien debiera convocar nuevas elecciones generales y permitir a los españoles decidir en uso de su inapelable libertad, quiénes quieren que a partir de ahora les gobiernen.
No vale pues, la estrategia de permanecer anclado al poder a la espera de que amainen los huracanes que tiene sobre su cabeza, ni atemorizar a la nación con negras profecías de futuro, si vence en los comicios, alguna formación como Podemos.
Porque por encima de su propio pensamiento ha de estar, necesariamente, la soberanía popular, a la que todo dirigente se debe y que ha de ser, en última instancia, la que decida cómo, de qué manera y capitaneada  por quién, desea afrontar los tiempos venideros.
Si las encuestas tienen al menos parte de razón, no será Rajoy el que vuelva a sentarse, jamás, en el sillón de mando.











domingo, 9 de noviembre de 2014

Derecho a decidir


Creyendo que han participado en un hecho histórico, los catalanes han acudido de manera masiva a las urnas, para votar en el pseudo Referendum que les ha permitido el Estado, pero haciendo un ejercicio de libertad que por sí mismo, es digno de admirar, se esté de acuerdo o no con la consulta.
Queda probado que las prohibiciones, la falta de diálogo, el reiterado ataque que han venido recibiendo desde el Partido Popular, no han servido, sino para que desearan mucho más hacer uso de su derecho a decidir, sin que ninguna de las estúpidas medidas tomadas por Mariano Rajoy hayan conseguido disuadirles de una idea que puede parecer mala o buena, pero que les ha devuelto la ilusión.
Ya hemos hablado con anterioridad de las dudas que a muchos nos provocan los motivos de Mas, para haberse convertido en adalid de la independencia y también de la peligrosidad que históricamente han tenido los nacionalismos, del signo que fueren, para los destinos de los pueblos, pero el llamado problema catalán y la gestión que se ha hecho del mismo desde el gobierno español, no es ya siquiera, una cuestión meramente identitaria, sino más bien, un deseo colectivo de no ceder a una dominación impuesta por la razón de la fuerza.
Quizá por eso, muchos que recelaban de las razones de su Presidente, cuya política de recortes ha sido, exactamente igual que la de Rajoy, de una ferocidad desmedida, se han animado finalmente a depositar su voto en las urnas, aún cuando no se hayan aclarado aún las vías a seguir si realmente se consiguiera una Independencia, que tal vez, ni siquiera se habían planteado con anterioridad, hasta que les prohibieron la celebración de la Consulta.
El conflicto, que en principio bien pudo haber quedado resuelto por la vía del diálogo, que no es otra que atender recíprocamente a las razones de peso que se plantean ante una mesa de negociación, ha sido en diferentes fases, primero ignorado, después amenazado y por último reprimido, sin que se haya ofrecido desde Moncloa una explicación diferente a lo que marcan unas leyes, que sistemáticamente han sido modificadas a conveniencia del Gobierno y que ahora se han convertido en una excusa recurrente para abortar la libertad de expresión de una parte del pueblo.
No es de extrañar, si se tiene en cuenta que la trayectoria de Rajoy desde que llegó al poder se ha orientado de todas las maneras posibles hacia una supresión paulatina de los derechos civiles, tratando además de criminalizar a cualquier colectivo o persona, que se atreviera a contradecir cualquiera de sus acciones de gobierno.
Si a esto añadimos el rancio nacionalismo español del que siempre ha hecho gala el PP, apoyado en un patrioterismo barato, incapaz de evolucionar con el paso inexorable del tiempo, la cuestión catalana no podía ser abordada de otra manera que como se ha hecho, siendo quién es, este Presidente de Gobierno.
Pero que Rajoy haya convertido el silencio en un modo de hacer política y que en cierta medida le haya funcionado para ir dilatando los problemas, sin afrontar el modo de resolverlos, no quiere en absoluto decir que esa sea la mejor manera de gobernar, ni que haya conseguido el éxito, en ninguna de sus batallas.
Porque si hubiera hablado, si hubiera al menos admitido la posibilidad de derivar el estado de las autonomías hacia una situación de federalismo, quizá la otra parte, la que representan Mas y sus socios, hubiera retrocedido en sus posiciones, posponiendo la consulta, hasta comprobar al menos. qué tal funcionaría Catalunya, si fuera un Estado federal.
Somos muchos los españoles que nos mantenemos al margen de este enraizado conflicto, quizá porque pensamos que el entendimiento entre los pueblos siempre es posible, por fuertes que sean sus diferencias y muchos también, los que nos alegramos de que los catalanes hayan decidido dar hoy un paso adelante, libres del miedo que se les ha pretendido inculcar, votando como querían hacerlo.
Puede que esta lección sirva para convencer a Rajoy de la importancia de que salga de su ostracismo y de la obligatoriedad de oír a los ciudadanos en sus reivindicaciones, procedan de donde procedan y propongan lo que propongan.
Esa, es la primera exigencia que debe hacerse a sí mismo un Presidente de Gobierno, si es que es verdad, como suelen decir, que representan a todos y cada uno de los ciudadanos.


Victoria parcial


La solución salomónica adoptada por la Audiencia de Mallorca, manteniendo la imputación de Cristina de Borbón por fraude fiscal, pero desestimando la acusación por blanqueo de capitales, aunque defrauda a la mayoría de los ciudadanos, que esperaban un poco más de contundencia  por parte de los jueces, consigue mantener viva la esperanza de que al menos en cierta medida, se haga justicia y que tanto la Infanta, como su marido y los demás imputados en el caso, paguen por los delitos cometidos, sin importar los apellidos que tengan.
Las miradas se vuelven de nuevo hacia el Juez Castro, que será finalmente el encargado de decidir si sienta o no en el banquillo de los acusados a la mujer de Urdangarín, pero teniendo en cuenta la lucha en solitario que ha venido manteniendo el Magistrado para lograr la resolución total de este caso, todo lleva a pensar que hará lo posible para que nadie escape impune del peso de una Ley, últimamente bastante denostada por la actitud de ciertos profesionales, incluido el fiscal encargado específicamente de este caso.
La primera reacción de Horrach, al conocer la resolución de la Audiencia, fue, como todos pudimos ver, de auténtico estupor, sobre todo si se piensa que durante toda la instrucción del caso, ha estado defendiendo fehacientemente la inocencia de la hermana del Rey, con más vehemencia que si de su abogado defensor se tratara.
El fallo, que da con toda justicia parte de la razón a Castro, coloca al fiscal en una incómoda postura, si es que desea continuar encargándose del caso, pues en algún momento tendrá que asumir la función que se supone propia de su cargo, sin que le quede otro remedio que el de acusar y solicitar para esta imputada, la máxima pena posible.
Ya se ha empezado a hablar de la posibilidad de que la defensa solicite acogerse a la doctrina Botín, para intentar como último recurso que la Infanta se libre del bochornoso espectáculo de que todo el país la vea sentada en el banquillo de los acusados, pero la acusación particular, representada en este caso por Manos Limpias, se opone de pleno a esta estrategia y opina que no ha lugar a dicho acogimiento, al ser los capitales de los que se trata, patrimonio de  todos los españoles.
Tampoco creo que Castro esté dispuesto a decir que sí a tal componenda, que daría al traste con todos los meses de duro trabajo que le ha costado una instrucción, que como todos recordamos, ha transcurrido llena de sobresaltos y sospechosos incidentes.
El afán de este Juez por dejar claro que la justicia ha de ser igual para todos y su más que probada profesionalidad al no hacer distinciones entre supuestos delincuentes, con toda probabilidad, será la baza que incline la balanza para que Cristina de Borbón tenga que hacer frente a la acusación que se le imputa, colocada exactamente en el mismo lugar, que el resto de los encausados.
Así que es casi seguro que no podrá librarse del banquillo y que por primera vez en España, veremos a la hija de un Rey condenada por un caso flagrante de corrupción, sin que ningún tipo de presiones, consiga evitarlo.
Castro y su empeño en el esclarecimiento de la verdad, su valentía al afrontar con ecuanimidad un caso de tales connotaciones, bien lo merece.
Ya le hubiera gustado al Juez que se mantuviera también la imputación por blanqueo, pero estando como están las cosas en este país, eso sí que hubiera sido un hito para quedar reflejado en los anales de la historia.