En sólo unas horas, Pedro Sánchez se dirigirá al Congreso de
los diputados para defender sus propuestas en la Sesión de Investidura, en el
que podría haber sido un momento histórico para él, pero que ha desperdiciado
seguramente por las enormes presiones venidas desde su propio entorno,
decidiéndose por un pacto con Ciudadanos que no le reportará nada más, que un
estrepitoso fracaso.
Las esperanzas de los españoles, puestas en un pacto de
izquierdas que derogara la mayoría de las leyes aprobadas bajo el mandato de
Rajoy y que han lesionado gravemente los derechos sociales y laborales de
todos, se marchan por el desagüe, a causa la feroz oposición que los señores
del IBEX 35 vienen demostrando ante cualquier cosa que lesione sus privilegios
y también por la sumisión a su mandato que los líderes de los Partidos
tradicionales y muy especialmente los del PSOE, exhiben sin ningún pudor, aún
sabiendo que traicionan la voluntad de la mayoría de los ciudadanos, que
esperaba de su Partido, la valentía de saber afrontar la llegada de un tiempo
nuevo, en el que los cambios fueran posibles.
Frente a eso, escudarse detrás del temor a la supuesta
radicalidad de Podemos y en teorías conspirativas que no han podido ser
demostradas, hasta hoy, por ninguna de las múltiples vías que se han abierto
desde todos los frentes orquestados por el bipartidismo, se ha convertido en
una tónica general, con la que se pretende manipular a un electorado que muy a
su pesar, se ha visto obligado a sufrir durante
las dos últimas legislaturas, una serie interminable de recortes
impuestos que le han llevado al borde mismo de una desesperación, de la que
están deseosos de salir, para recuperar al menos, la dignidad perdida, a causa
de la violencia política de que han hecho alarde, los dos últimos Presidentes.
Si a esto le sumamos la entrada en escena de Albert Rivera,
como líder modelo de pulcritud, encabezando un Partido perfectamente
identificado con las tendencias neocapitalistas, que a día de hoy manejan el
mundo y con unas dosis de ambición comparable con la que pudiera mostrar
cualquier candidato a la Presidencia americana, la oscura ecuación que han
dejado los resultados de las pasadas elecciones, bien podría ser resuelta, si
se le prestara la ayuda adecuada, sin escatimar en medios económicos, para
relanzar su publicidad y para, a ser posible, conseguir que todos los ojos de
los españoles se centren únicamente en su figura, convirtiéndole en el
dirigente de un nuevo Partido
mayoritario que desbanque de un plumazo, a los dos que han ostentado durante
años esa distinción y que han sucumbido al desgaste de las luchas internas y la
corrupción, sin posible remisión para ellos.
El pacto de PSOE con Ciudadanos, no nos engañemos, podría
responder perfectamente, a esa primera etapa de la historia y el sacrificio de
Pedro Sánchez, que no ha sido capaz de anteponer sus propias creencias, a las
exigencias de los poderes que le rodean, no supondría más que un daño colateral sin importancia, si
finalmente se logra el objetivo soñado, que no sería otro que colocar a Rivera,
al frente del próximo gobierno.
Si para ello hay que emplear dos sesiones fallidas de
investidura, se emplean y si hay que ir a nuevas elecciones, triplicando el
esfuerzo y los medios necesarios parta doblegar la voluntad de los electores,
no les quepa la menor duda de que se hará, pues sería una inversión
tremendamente rentable, de la que se obtendrían a largo plazo, múltiples
beneficios.
Claro que la infravaloración que se hace de la mentalidad de
unos españoles, a los que los terribles efectos de la crisis han conseguido
despertar del largo letargo en el que les había sumido el estado del bienestar,
podría dar al traste con la estrategia, aunque para eso ya cuentan sus
organizadores con la tan socorrida táctica del terror, que con tanta destreza
han manejado mientras desmantelaban nuestro antiguo modo de vida y por medio de
la cual, han conseguido arrastrarnos hasta el punto en el que ahora nos
encontramos y del que nos va a costar mucho salir, en contra de tales enemigos.
Sin embargo, sucumbir a los cantos de sirenas de los que
ahora nos prometen mejoras, siendo como son, los mismos que han propiciado el
grave retroceso que hemos sufrido en todos los aspectos fundamentales de
nuestra existencia, dar marcha atrás en nuestra intención de voto, apartándonos
de la izquierda en la que creemos, para abrazar al nuevo ídolo que nos proponen
los causantes de todos nuestros males, como solución a los mismos, sería como
admitir que se ha muerto nuestra voluntad y que hemos sido, finalmente, abducidos
por una alienación colectiva que socava los mismos cimientos de nuestro
auténtico pensamiento.
Todo es cuestión de reflexionar sobre si lo verdaderamente
importante es vivir… o si nos conformamos meramente, con ir sobreviviendo.