jueves, 31 de mayo de 2018

El Hundimiento



A las cinco y cuarto de esta tarde del 31  del Mayo de 2018 y mientras el representante del PNV, Aitor Estaban, interviene en la tribuna del Congreso, anunciando su apoyo a la Moción de censura presentada por Pedro Sánchez., Mariano Rajoy, que esta mañana ha tratado desesperadamente de rebatir a un líder socialista, tocado en esta ocasión por una especie de halo de moderado acierto, ha tenido que enfrentarse, en todos sus turnos de réplica, a la contundencia incontestable de unos argumentos que manejados hábilmente y con ponderación, en el tono y en las formas, por el Candidato a la Presidencia, le ha ido sumiendo poco a poco, no sólo en una espantosa soledad, sino que aún antes de que empezaran las intervenciones de los primeros representantes de otros grupos parlamentarios, ya preludiaban, inexorablemente, su hundimiento.
La estrategia del catastrofismo y del miedo, que tan bien había funcionado otras veces y la negación de las evidencias demostradas en la sentencia judicial de la Gurtel, que son por su contundencia, incontestables, han ido, una a una, empeorando, más si cabe, la situación en que se encuentra en estos momentos el PP y desgastando, ante la mirada de los ciudadanos que seguían el debate con expectación, la imagen de un Presidente agónico, cuya recuperación política resulta ya imposible de creer y al que sólo le quedaría, para intentar conservar una brizna de dignidad, presentar una dimisión irrevocable, aunque eso no le libraría del deshonor  que supone tener que abandonar el cargo que ha venido ocupando hasta ahora, por la puerta de atrás y por motivos tan deshonrosos como los que se le atribuyen.
Crecido por la deriva que iban tomando los acontecimientos y encontrándose enfrente a un Rajoy, armado únicamente con el recurso de la descalificación y el desprecio, Sánchez, por una vez en su vida y seguramente habiendo aprendido a fuego la lección que le ofrecieron los acontecimientos ocurridos dentro de su propio Partido, no ha dado un paso atrás, procurando en todo momento, no sólo responder con exquisita minuciosidad a su oponente, sino a también, gestionando adecuadamente los gestos tácitos dirigidos específicamente a las Fuerzas nacionalistas, imprescindibles para que el triunfo de la Moción de censura, fuera, a lo largo de la mañana, tomando cuerpo.
Comedido en el lenguaje, pero aparentemente convencido de la necesidad de hacer patente la excepcionalidad del momento, el líder socialista, aunque sólo ha apuntado unas pocas propuestas de lo que pudiera ser su Programa de Gobierno, ha dado la impresión de haber crecido desmesuradamente en el transcurso de sólo unas horas, adquiriendo, a base de una instrucción forzosa e imperativa, a mostrarse ante el Hemiciclo como una persona que pudiera ser capaz de gestionar los terribles problemas que sacuden al país, incluido el conflicto de Catalunya.
Sin que a estas horas de la tarde hayan comparecido aún los representantes de los Partidos fuertes, sin que hayamos podido oír todavía lo que tiene que decir Albert Rivera, que ha sido hasta ahora el único socio leal que ha seguido apoyando a Rajoy, en casi todas sus propuestas, el triunfo de la Moción de censura es ya seguro  y poco o nada importa si Ciudadanos vota  en contra o se abstiene en la votación. Mariano Rajoy está fuera, tanto si se llega al momento de apretar los botones situados en los escañaos, como si se ve obligado a dimitir, para evitar ser políticamente asesinado, por una mayoría rotunda en el Parlamento.
 Su ausencia en  el Hemiciclo, sugiere que pudiera estar planteándose seriamente la segunda opción, con la intención de que su Partido pueda permanecer un poco más en el poder, con otra persona, que podría ser Soraya Sáinz de Santamaría al frente y para evitar que el que siempre ha considerado como su peor enemigo, Pedro Sánchez, pueda arrebatarle su posición de privilegio en Moncloa, que ha defendido titánicamente, hasta el último aliento.
Pero la crudeza de lo ocurrido, la cohesión a la hora de opinar sobre esta Moción de Partidos de ideario tan distintos y el apoyo incuestionable de una gran mayoría de la población, manifestado en las encuestas realizadas ayer mismo por algunos medios, pase lo que pase de aquí a mañana, quedará escrito en las páginas de la Historia, tal como ha sido y nada nadie podrá borrar jamás el motivo por el que Mariano Rajoy tuvo que abandonar el poder, ni tampoco quiénes se atrevieron, como es el caso de Ciudadanos, a permanecer a su lado, hasta el último momento.
Como decíamos ayer, hoy sólo se trataba de elegir entre dos opciones claramente definidas y  no había lugar para soluciones intermedias.
Aún no sabemos qué pasará, pero si Rajoy finalmente dimite, se marchará robándonos también la oportunidad y  el placer infinito de haber podido administrarle, a través de nuestros representantes parlamentarios, exactamente, el trato que merece.
Nunca olvidaremos lo que se atrevió a hacer con esta sociedad, ni los sacrificios que nos exigió, a golpe de inapelables Decretos, mientras en su feudo político se tejía una corrupción institucional, que como apunta la justicia, iba exclusivamente dirigida a cebar  la insaciable ambición de unos líderes, a los que nada importaba la naturaleza terrible del sufrimiento de su pueblo.
El paso  tiempo, que tanto juego ha dado a Rajoy, durante sus años de mandato, ha terminado por alcanzarle de lleno, colocándole en la espalda el calificativo      que por sus acciones obtiene. Ha sido, el peor Presidente de nuestra Historia y ponemos en duda que cualquiera que le suceda en adelante, pueda hacerlo peor.
Al fin, vemos en el horizonte, un poco de justicia que palia, en parte, nuestros años de desconsuelo.


miércoles, 30 de mayo de 2018

En el aire



A sólo unas horas de que comience el Debate para la Moción de Censura interpuesta por Pedro Sánchez, en el Congreso, la sensación que se respira en la calle y también en los mentideros políticos de toda ideología y condición, es la de que cualquier cosa puede pasar y que en el poco tiempo que falta, nacionalistas vascos y catalanes y también Ciudadanos, tendrán que enfrentarse a una de las decisiones más importantes de cuántas se han tomado en los últimos tiempos.
No hay más que observar los gestos visiblemente nerviosos que exhiben los dirigentes del PP o poner atención a discursos como el emitido ayer por María Dolores de Cospedal, para entender que el tiempo de la flema y el relajo que ha caracterizado las posiciones conservadoras ha terminado y que Mariano Rajoy podría estar a punto de perder, no sólo la Presidencia del Gobierno, sino también el liderazgo de su Partido.
La ronda de conversaciones iniciada por Sánchez, denominadas por él mismo, como de cortesía, pueden sin embargo ofrecerle alguna posibilidad de triunfo que la derecha no esperaba y  resulta enormemente significativo el hecho de que en la tarde de ayer, Torra  cambiara repentinamente los nombres de los encarcelados y exiliados que había propuesto para  formar parte de su gobierno o el hecho de que el propio PNV, afirmara que su decisión dependía del contenido de las conversaciones que mantuviera con los socialistas y muy especialmente, de la idea que tuvieran en la cabeza, sobre el futuro de Euskadi.
En estos momentos y mientras la mujer de Bárcenas consigue eludir la prisión inmediata, si paga los doscientos mil euros que se le han impuesto como solución para poder permanecer en libertad hasta que se resuelva el recurso en el Supremo, las idas y venidas de los populares, intentando desesperadamente superar el trance en el que se encuentran inmersos, obliga a pensar que por primera vez, desde que alcanzaran el poder, allá en 2011, su continuidad pende de un filo hilo de seda que podría romperse, por cualquier parte y en cualquier momento.
No les quedan, argumentos a los que agarrarse para continuar huyendo hacia adelante, como han venido haciendo continuadamente, ni razones reales que esgrimir para poder convencer de su inocencia en innumerables casos de corrupción, ni a los ciudadanos, ni a los parlamentarios de la oposición al completo, que aunque defendiendo diferentes posiciones, dan por sentada la veracidad de esta rocambolesca historia de podredumbre y por finiquitada la etapa de Rajoy, al frente del Gobierno.
Hemos hablado estos últimos días de la necesidad de apartar los intereses partidistas, en estos momentos de excepcionalidad extrema y aunque sólo sea por decencia o por lo que pudieran pensar los votantes de las respectivas Formaciones de las decisiones que se adopten frente al problema, nadie puede ni quiere apoyar explícitamente a los conservadores, con tal de no comprometer su imagen, en el futuro que viene.
La gravedad del caso es de tal magnitud, que la Moción debiera triunfar con el apoyo de la oposición al completo y eso es justo lo que pasaría si no viviéramos en el país que vivimos y tuviéramos políticos de raza, dispuestos a actuar con decencia y coraje y hasta me atrevería a decir, que si los Partidos tuvieran la valentía de ofrecer libertad de voto a sus parlamentarios, en este caso, Rajoy saldría seguramente derrotado por una aplastante mayoría, porque es lo que merece.
Pero cuando la egolatría y la ambición se convierten en dos factores primordiales que se anteponen a los intereses generales de una Nación, los acontecimientos  se miran desde otro prisma, salpicando algo tan sencillo como atreverse a tomar la decisión que sería la más justa, con una pátina de suciedad que oscurece sin remisión, no sólo la imagen personal de determinados personajes en concreto, sino también, toda la carga ideológica de las Formaciones a los que estos líderes representan.
¿Qué clase de futuro pueden ofrecer  a la ciudanía aquellos que votando en contra o absteniéndose en esta Moción, se convierten en cómplices de que un Partido condenado por corrupción continúe manejando las riendas del Gobierno?
Si uno se para a reflexionar y parte de la base de que la salida de los populares es, en el trance que atravesamos, no sólo prioritaria sino además, urgente, poco o nada queda por decir de quienes actuando en base a lo que más conviene a su propia codicia, prefieren  mantenerse en  la retaguardia, sin atreverse a marchar al mismo ritmo que marcan, en este caso, los valientes.
Estafadores y cobardes, quedarían pues, a los ojos de la Sociedad, en un mismo plano de igualdad, al caminar, en cierto modo, unidos, por un mismo sendero.
Y ahí, ya no cabe apelar a convicciones ideológicas,  a la oportunidad o al recurso de desenterrar el discurso del miedo, para justificar la falta de respeto que se comete contra un pueblo, deseoso de liberarse de las cadenas que le han impuesto durante los últimos años, los mismos a los que mañana se juzgará, a través de una Moción, con la que sólo se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, sin matices intermedios que enturbien la magnitud de los acontecimientos.


martes, 29 de mayo de 2018

Resultado agridulce



En medio de la tormenta política que se está viviendo en el País, Podemos consulta a sus bases sobre la compra del chalet de Pablo e Iglesias e Irene Montero, que obtienen el respaldo de un 68% de los votantes, aunque casi un 32% , da un toque de atención al líder de la Formación morada, demostrando su indignación por la incoherencia que supone esta adquisición, con respecto al discurso que durante años ha venido defendiendo denodadamente.
Aun habiendo superado este trámite, considerado muy inoportuno por parte de algunas personas de relevancia cercanas a la pareja, parece    haber quedado meridianamente claro que en este Partido no existe ese miedo a las votaciones que en otros se considera casi un estigma, pero  también que Pablo Iglesias habrá de tener muy en cuenta, a partir de ahora, cuál pudiera ser el calado de todas y cada una de sus acciones y sobre todo, la certeza de que nadie resulta ser imprescindible.
Ese 32%, que coincide plenamente con aquellos que creyeron encontrar en Podemos, una vía por la que canalizar su  pensamiento político y que se entregaron  en cuerpo y alma a defender que un reparto más equitativo de la riqueza resultaba ser absolutamente necesario, para poder sacar a los ciudadanos de las desigualdades insoportables que les había traído la crisis, ha querido recordar a quién fue capaz de colocarse a la cabeza de un movimiento asambleario procedente de la indignación surgida en el 15M, la obligación de cumplir las reglas que se escribieron tácitamente desde que Podemos naciera como Partido y que a veces, algunos actos, aunque legales, traspasan los límites de esa ética imprescindible que se exige, principalmente, a personajes de su importancia política.
Aunque hay que reconocer a Iglesias que desde que apareciera en el panorama nacional, las cosas han podido cambiarse, en gran medida, gracias al discurso incendiario e irreverente que por primera vez hablaba de una Casta, refiriéndose a los representantes políticos de los dos principales Partidos, la coherencia ha de ser obligatoriamente, también llevada al plano estrictamente personal, pues al haberse convertido en cabeza visible de Podemos, el plano político invade, irremediablemente el de la intimidad y cualquier movimiento suyo es, por tanto, observado por todos, milimétricamente.
Han pecado Iglesias y Montero, de una ingenuidad casi infantil, si verdaderamente pensaban que la compra de su vivienda iba a ser pasada por alto por sus más recalcitrantes enemigos, deseosos desde el primer momento, de encontrar una rendija abierta por la que iniciar un ataque frontal contra todo lo que representan y también, de poca inteligencia,  si imaginaban que la totalidad de sus bases iban a ver esta adquisición como algo natural, comparable a lo que se puede permitir el resto de la gente, pues no hay que olvidar que Podemos se nutre principalmente, del voto de una izquierda en la que los jóvenes son mayoría y que ese colectivo es, precisamente, uno de los más afectados, negativamente, en estos tiempos de recortes y desconcierto.
Muchos, como hemos podido ver, han perdonado el desliz, si nos atenemos al resultado de la consulta, aunque de manera privada reconocen que les ha causado cierta decepción la compra del inmueble, pero otros, como el Alcalde de Cádiz, que imaginamos habrá votado en contra, han lanzado a Iglesias y Montero un mensaje abierto de indignación, reprochándoles que esta contradicción en la que según ellos han incurrido, no será fácilmente olvidada y que habrán de andarse con pies de plomo, si desean continuar liderando un Partido, en el que concurren tantas corrientes diferentes.
Inmerso en su apoyo a la Moción de censura presentada por Sánchez, Iglesias no ha dejado sin embargo pasar la ocasión de decir que toma nota de ese 32%  de su militancia que ha mostrado su disconformidad en la consulta y hará bien, en no volver a repetir, ni en el terreno personal ni en el público, que en su caso y por sus circunstancias, son uno solo, actitudes que puedan poner en riesgo, no sólo su liderazgo, sino también la imagen misma de Podemos.
Para predicar, hay que tener muy claro que el cumplimiento estricto de las normas ha de ser rigurosamente seguido, en primer lugar, por uno mismo, pues exigir a los demás su fidelidad a un determinado pensamiento, pasa por ofrecer un ejemplo incontestable, que no pueda neutralizar en modo alguno,  la firmeza de las ideas.
A sólo dos días de la Moción, quizá debería estar escribiendo de otras cosas mucho más importantes para todos nosotros, pero no he querido dejar pasar la ocasión de dejar constancia de estos hechos.




lunes, 28 de mayo de 2018

Buscando apoyos desesperadamente



Admitida a trámite la Moción de Censura presentada por el PSOE, Pedro Sánchez busca desesperadamente apoyos, a uno y otro lado del arco político, topándose con condiciones partidistas que van  encaminadas a obtener beneficios propios, tanto por parte de los nacionalistas catalanes y vascos, como por los Ciudadanos de Rivera, que sueña con unas elecciones en las que poder alcanzar el poder, sin tener que pasar por el trance de que el líder de los socialistas  esté, aunque sólo sea por unos meses, al frente del Gobierno.
Si la situación en que ha quedado el PP, tras la sentencia del caso Gurtel, con M. Rajoy a la cabeza, es buena o no, poco  o nada parece importar a los líderes de las Formaciones que constituyen el Parlamento actual y sólo Podemos; con IU y sus Confluencias, han asegurado a los socialistas su colaboración sin condiciones, dada la gravísima excepcionalidad que vivimos en el País, en estos momentos.
Es muy difícil de entender para los ciudadanos que en las circunstancias actuales y habiendo quedado finalmente probada la financiación ilegal del PP, que además ha sido condenado a título lucrativo, sean precisamente los Partidos que menos representación parlamentaria tienen, incluido el de Rivera, los que estén poniendo mayores trabas para poder desalojar inmediatamente del poder a quienes han hecho de la corrupción un negocio institucional que zahiere reiteradamente los intereses primarios de una Sociedad, obligada durante años a malvivir, en un ambiente de austeridad exigido, autoritariamente, por los mismos que mientras tanto, se dedicaban a practicar, impunemente, el arte del saqueo.
Asombrados porque nacionalistas y Ciudadanos no se hayan adherido inmediatamente a la propuesta presentada por Sánchez, se impone una reflexión profunda de los motivos que cada cual puede tener para exhibir sin pudor estas absurdas discrepancias de fondo y de forma y no se puede más que llegar a la conclusión de que a los primeros no les interesa, en el fondo, desatascar el problema catalán, quizá porque Rajoy les ofrece innumerables motivos para la contestación y por tanto,  la publicidad gratuita que les proporcionan estos desencuentros y a los segundos, porque no soportan que cualquier otro, sea Sánchez o cualquiera, pueda ocupar una Presidencia que todas las encuestas adjudican, desde hace un tiempo, a Rivera, cuyo mayor deseo es pues, la celebración de nuevos comicios, ahora que los vientos le son favorables para lograr el único objetivo que le ronda por la cabeza.
Pero, ¿qué piensan realmente esos millones de españoles, que  son los que decidirán, cuando llegue el momento, quiénes serán los encargados de hacerse con las riendas del poder, de las actitudes que en estas circunstancias de excepción están tomando todos y cada uno de nuestros representantes políticos?
Se podría decir que en opinión de la calle, en general y tras las vicisitudes  ocurridas en los últimos días, para todos resulta prioritario desalojar, cuanto antes, a los populares del poder y que ese desalojo, si finalmente se consigue, se convierta a la vez, en un castigo a las prácticas generalizadas de corrupción que los conservadores han venido llevando a cabo de un modo escandaloso durante tantos años y que habrían continuado manteniéndose, de no ser por la profesionalidad de un determinado sector de la prensa y la irrupción en la política española de nuevas Formaciones que han transformado con éxito, la visión que todos teníamos, de la forma de funcionar del Sistema.
Son muchos los que esgrimen el argumento de que si Sánchez consigue vencer con el apoyo de los nacionalistas, estaría  vendiendo  la unidad del territorio español y ese concepto de patrioterismo barato basado en la exhibición de símbolos y banderas, olvidando que por la Ley electoral que permanece en vigor, desde la misma llegada de la democracia, todos los Gobiernos y muy particularmente el del PP, han pactado en innumerables ocasiones con catalanes y vascos, para poder sacar adelante sus propuestas y que el mismo Rajoy, sin ir más lejos, lo acaba de volver a hacer, en este caso, con el PNV, la pasada semana, para conseguir la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, in extremis.
Es por tanto, incomprensible ese miedo cerval que evidencian  los de Ciudadanos a que los separatistas catalanes puedan unirse a Sánchez en la Moción que plantea, porque lo que demuestra en el fondo, no es más que una debilidad ante la fuerza que han ido ganando los que se han convertido en sus más pavorosos enemigos y poca o ninguna intención de que la magnitud que ha alcanzado el conflicto catalán, sobre todo a nivel de calle, pudiera quizá suavizarse, si se arbitrara una tercera vía de diálogo y negociación, hasta ahora inexistente.
Para entendernos, a Rivera sólo le interesa el poder. Tomar las riendas del País, a ser posible, con una mayoría absoluta que le permita hacer y deshacer a su antojo, aquí y allá y muy fundamentalmente en Catalunya, dónde quién sabe hasta dónde sería capaz de llegar, con tal de aniquilar al movimiento separatista que representa, no lo olvidemos, a la mitad de quiénes habitan este territorio ahora convulso y sobre todo lo demás, brillar como un nuevo salvador de una Patria a la que todos pertenecemos, pero que él rata de adjudicarse, desdeñando los conceptos que otros podamos tener sobre el significado de dicha palabra.
Pues bien, con la aquiescencia o no del señor Rivera, que si no apoya la Moción, consiente en que Rajoy siga anclado al sillón que ocupa, deseando, según palabras literales, agotar la legislatura, socialistas y podemitas, han tomado ya una decisión y actuando en conciencia, ejerciendo el derecho legal que les ofrece la Constitución y acorde con la excepcionalidad del momento, han plantado, cómo no podía ser de otra manera, cara al PP, que bajo ningún concepto, puede continuar ostentando la Presidencia de un país, al que ha estafado y saqueado hasta la saciedad, sobre todo en los años de esta terrible e inacabable crisis.
Ganar o perder, ya lo decíamos el otro día, es lo de menos. Asumir responsabilidades y poder mirar a los ciudadanos a los ojos, con dignidad, se convierte, indefectiblemente, en el único factor a tener en cuenta.
Así que lo que haga cada uno, será minuciosamente anotado en la memoria de una Sociedad que considera imprescindible la honestidad de los políticos y que ha aprendido, a base de decepciones, a no poner su confianza, nunca más, en aquellos que a través de mensajes de contenido descafeinado, lanzan promesas ilusorias, que después acaba borrando el viento.
A los separatistas, ya les digo que su situación no mejorará, ni con Rajoy, ni con Rivera y que en algo tendrán que ceder. Si pierden la ocasión que les brinda esta Moción de Censura, estarían cometiendo, cuando menos, un error de incalculables consecuencias.
Y a Rivera, no se me ocurre mejor consejo que darle que el de destruir los espejos en que se mira, henchido de orgullo y egolatría, pues el tiempo y la volubilidad de las circunstancias, muchas veces rompen en mil pedazos, en un instante, todos y cada uno de nuestros sueños.





viernes, 25 de mayo de 2018

Requiem



Las consecuencias de la sentencia del caso Gurtel, nos han traído una mañana puramente desenfrenada en el terreno informativo, que se abría con la Presentación de una Moción de Censura, por parte del PSOE, cuyo Secretario general, Pedro Sánchez, acaba de comparecer ante los medios, para aclarar la hoja de ruta que se ha marcado su Partido, en unos momentos que ha calificado, textualmente, de extrema excepcionalidad política.
Apoyándose fundamentalmente en el sentido del deber que corresponde asumir a la oposición   y en el clima de indignación generalizada que ha despertado en la Sociedad la corrupción institucionalizada que se ha venido reiterativamente instalando,  durante el tiempo de mandato del PP, Sánchez ha exigido a todas las Formaciones que forman el arco parlamentario actual, una respuesta contundente, concluyendo que el gobierno actual no ha asumido, en ningún momento, ni tampoco en éste de ahora, ninguna responsabilidad, permitiendo y apoyando tácitamente, que estos delitos relacionados con la más pura corrupción, continuaran cometiéndose, mientras exigía, al mismo tiempo a los ciudadanos, austeridad y  sacrificios prácticamente imposibles de soportar, en el terreno laboral y social y también en el relacionado con sus propias libertades civiles.
El líder socialista ha dejado muy claro que presenta la Moción para postularse como futuro  Presidente de Gobierno, aunque matizando que su intención es a la vez, la de convocar elecciones, si bien, lo que se pretendería en primer lugar sería la inmediata recuperación de las instituciones, que se han visto fatalmente dañadas por el incesante reguero de asuntos sucios en los que personalidades de trascendental importancia en el Partido conservador, se han visto envueltos.
Con esa premisas, ha respondido implícitamente a la propuesta formulada por Ciudadanos, hace unas horas, en la que ofrecía su apoyo a la Moción, sólo en la caso de que el PP no asumiera  de motu propio  el compromiso de presentar la dimisión del Gobierno al completo, pasando por cierto, por alto, no se sabe si de manera inconsciente o por mero desconocimiento, que una vez  presentada dicha Moción, no está permitido que tales hechos puedan producirse, por lo que la alusión de Sánchez, sobre la convocatoria de nuevos comicios, podría considerarse como un intento de colocar a los de Rivera en la difícil tesitura de tener que elegir, entre apoyar a los populares, o desligarse definitivamente de ellos.
La Moción, que para triunfar tendría que contar o bien con los votos de Ciudadanos, o que podría hacerlo también con el apoyo de los Partidos nacionalistas, resulta ser sin embargo, en estos momentos precisos, la única salida digna y legal a la que pueden y  acudir todas las Formaciones políticas, del carácter que sea, si no quieren ser considerados como cómplices de las acciones llevadas a cabo por los populares y que imposibilitan, textualmente, su continuidad en el gobierno.
Ganarla o perderla , es, en las circunstancias actuales, un hecho que carece de importancia, aunque es mucha la que tiene, porque lo verdaderamente inaplazable es poder establecer unas diferencias tajantes entre los comportamientos de unos y otros políticos, dirigidas a poder terminar con el estado de alarma que se ha creado entre la gente que habitamos en este país y que tenemos la terrible sensación de haber estado siendo gobernados por unos dirigentes que han encontrado en  la mentira y  en la estafa, una manera de mantenerse en el poder, a ser posible, indefinidamente.
Es el momento de apelar, a las conciencias de los líderes políticos, independientemente del bando ideológico  en el que se encuentren y también de invitarles, con celeridad,  a reflexionar seriamente sobre las verdaderas funciones para las que fueron elegidos por unos  votantes que dieron por sentados su sentido de la honestidad y la decencia, de rogar que cada uno de ellos, con la mano en el corazón y los ojos puestos en la realidad que les rodea y que afecta a las vidas de los millones de ciudadanas y ciudadanos que formamos parte de esta Sociedad, se pregunte si verdaderamente merecemos la enorme  falta de respeto que para nosotros supone haber sido reiteradamente, engañados, manipulados, sacrificados, saqueados y privados de nuestros derechos fundamentales al trabajo, la vivienda, la educación o la salud, por personajes que desempeñando papeles de relevancia, aprovechaban su paso por la política, sólo en aras de su propio y desmesurado enriquecimiento.
Y habiendo pensado con seriedad en estas cosas, que por cierto constituyen la rutina diaria de los mismos seres humanos que sufragan escrupulosamente sus sueldos, cada cual tome el camino que considere oportuno, apoyando o no, la salida de este Gobierno maldito, culpable, en su totalidad, del deterioro irreparable que hemos sufrido, pero ateniéndose a las consecuencias.
Los votos, los apoyos a las propuestas en el Parlamento, no pasan inadvertidos para esta Sociedad, que ha crecido obligada por las circunstancias terribles que le han tocado vivir, en estos últimos tiempos y las decisiones que se adoptan, sobre todo en momentos de extrema gravedad, como el de ahora, finalmente se acaban pagando, dígase lo que se diga, en los sondeos y en las encuestas.
De todos depende, facilitar o no que Mariano Rajoy continúe siendo Presidente, pero consentirlo constituiría un error imperdonable que quedaría grabado en la memoria como una traición incomprensible, sabiendo lo que se sabe y admitiéndolo.
Lo de menos es si Pedro Sánchez ocupa poder. Lo trascendente es que Rajoy y los suyos salgan, a la mayor brevedad posible y con deshonor, de las Instituciones que han como si hubieran sido de su propiedad, durante tantos años.
A Ciudadanos, ya les digo yo que sus amados españoles no olvidamos con facilidad las ofensas. Pueden, si así lo quieren, preguntárselo a Áznar  y Zapatero, que con toda seguridad, recordarán perfectamente, cómo y de qué manera, abandonaron sus propios Gobiernos.
Desear a toda costa elecciones, ahora que las encuestas les adjudican una mayoría que les permitiría llegar al poder, no es pensar en lo que conviene al país, sino en lo que interesa a la ambición desmesurada de quién les lidera, incapaz de disimular su prisa por ascender hasta los cielos.
Pobre de aquel que creyendo tenerlo todo en las manos, comete el imperdonable error de dar por sentadas cosas que todavía no han sucedido.
La vida está llena de eventualidades que suelen complicarlo todo y por ello, hay que andar por ella, con cuidado. Todo es susceptible de ser cambiado en un solo instante. Conviene no olvidarlo. Recuérdenlo.

jueves, 24 de mayo de 2018

La sentencia de la vergüenza



Tras años de minuciosa investigación, de una larguísima instrucción y de imputaciones que han afectado a una extensa lista de personajes muy conocidos en el entorno del Partido Popular, el juicio de la trama Gurtel ha llegado a su fin y la sentencia, que hemos conocido hoy, señala, por primera vez en nuestra Historia, a una Formación política, como conocedora y participante, a título lucrativo, en un gravísimo caso de corrupción, condenando a penas  realmente ejemplares, a los principales implicados en este engranaje perfectamente diseñado, para que diera los frutos apetecidos.
Aquellas maniobras conspiratorias que los populares achacaban a Rubalcaba y a otros miembros de la oposición han quedado absolutamente descartadas en el contenido de esta sentencia y las grabaciones que presentara José Luis Peñas, han sido consideradas como válidas y tenidas en cuenta por los jueces encargados del caso y todo el relato que una y mil veces negaran los conservadores, calificándolos como asuntos aislados, ha quedo finalmente probado en el contenido de los escritos que se nos presentan.
De nada han valido ni el contumaz silencio de Bárcenas, para conseguir librar a su esposa de cualquier responsabilidad a este respecto, ni los continuos cambios de versiones que han venido realizando los principales encausados, tratando desesperadamente de huir de las acciones de la justicia, ni las alegaciones de desconocimiento esgrimidas reiteradamente por los líderes conservadores y el peso de la Ley, ha caído hoy, como una losa, no sólo sobre los encausados, sino también sobre la imagen ya muy deteriorada de un PP, demasiado debilitado por las circunstancias que estamos viviendo y sin pruebas con las que defenderse de que ya son actos probados, judicialmente.
Los 33 años que le han caído a Luis Bárcenas, cuyos papeles han sido trascendentales para que se pudiera probar la existencia de una caja B en el PP, han venido acompañados, a pesar de haber callado, seguramente, una gran parte de lo que sabe, por una condena de 15 años para su esposa, a la que tratado de proteger permanentemente, de la manera que fuera, de una implicación  que  los jueces consideran probada, definitivamente.
Tampoco la parte empresarial ha salido bien parada en el trance, pues se condena a  Francisco Correa a 51 años, a Pedro Crespo a 37 y sólo el locuaz Álvaro Pérez, el bigotes,  ha conseguido una absolución que probablemente ni él mismo esperaba, aunque siempre dio la impresión de ser un cabeza de turco, al que le venían grandes según qué tipo de acciones, por sus escasos conocimientos.
Al mismo tiempo, la sentencia da por probada la existencia de una contabilidad paralela llevada a cabo por el Partido Popular y la financiación ilegal de Campañas electorales, por lo que condena a dicha Formación, a la ex ministra Ana Mato y a Gema Matamoros, como beneficiarios de la trama, a título lucrativo,  a Alberto López Viejo, el que fuera consejero Esperanza Aguirre, a 31 años y  a Jesús Sepúlveda a 14, como participantes en los hechos.
La sentencia, que relata ampliamente cómo se urdió la trama que proporcionó durante años jugosos beneficios a la empresa dirigida por Correa y también a la caja B del PP, nutrida a base de donaciones intercambiadas por concesiones de sendos contratos en obras y servicios de la Administración del Estado, expresa también que el montante obtenido por esos medios, se movió impunemente durante años, hacia cuentas abiertas fuera del país, creándose así un extenso armazón sobre el que cimentar la comisión reiterada de este tipo de delitos, que ahora han quedado, por fin, totalmente al descubierto.
Las reacciones de la oposición al completo no han tardado en llegar, aunque los populares guardan, hasta el momento, un escrupuloso silencio, seguramente preparando una respuesta que ya no tendrá ningún sentido, al haber quedado su credibilidad, absolutamente acribillada por la crudeza de los acontecimientos.
Si ha valido o no la pena esperar tantos años, ya se irá viendo, pues los recursos se pondrán inmediatamente en marcha y todo podría cambiar en el Supremo, pero la versatilidad del dictamen, la minuciosidad escrupulosa con que se narran los hechos y el encaje perfecto de las piezas que tanto han complicado la ejecución de este dificilísimo puzzle, tan estrechamente relacionado con las cloacas del poder, convierten a esta sentencia en la más vergonzosa de cuántas hemos conocido y al Partido Popular en una especie de empresa dedicada a labores oscurantistas que ha estado funcionando, al más puro estilo de las mafias organizadas, con la diferencia de que en estos momentos, es el encargado del Gobierno de esta Nación.
Algo como lo que acaba de suceder, provocaría, en cualquier otro lugar, la dimisión inmediata del Ejecutivo al completo. Pero esto es España, dónde para nuestra desgracia, todo continúa siendo diferente.


miércoles, 23 de mayo de 2018

Sin aliento



Tras la detención de Zaplana, que cayó ayer en el PP como un auténtico jarro de agua fría, por lo que este personaje representara en otro tiempo, en las filas conservadoras, la esperada decisión de LLarena, sobre los presos propuestos como Consellers por Torra , trajo consigo malos vientos, pues aunque para Rajoy y los suyos se entendía como un triunfo incontestable, con el que ya contaban, por supuesto, el nuevo President se apresuró a poner en claro que pensaba continuar con sus planes, sin aclarar cómo pensaba hacerlo, pero creando una duda razonable que dejó a los populares, otra vez, sin aliento.
 Decididos a mantener la aplicación del artículo 155 en Catalunya, hasta que se den las circunstancias precisas para la formación de un Govern, limpio de los efectos colaterales que ha traído el Process y dispuestos a mantener el pulso, si hiciera en falta, sine die, francamente enfrentados con las ideas, también inamovibles, de los separatistas, a los populares se les ha echado el tiempo encima  y la  posibilidad de poder contar con el apoyo del PNV, en tales circunstancias, para la aprobación de los presupuestos, parece transformarse, cada vez con más fuerza, en una misión imposible de ser llevada a cabo, a no ser que el PSOE de Pedro Sánchez, transija por tomar un camino del que ya abominó, aduciendo mil razones diferentes.
Francamente en apuros, a Rajoy se le ha vuelto  en contra la estrategia de confiar en que pase el tiempo y su conocida incompetencia  para hacer política y la respiración de Ciudadanos pegada a su cogote, como un lastre del que no puede deshacerse, le están pasando todas las facturas que quedaron pendientes en el pasado, incluyendo las de la corrupción, acercándole cada vez más a un rincón del ring, en el que más temprano que tarde, alguien rematará la faena, consiguiendo que se desplome sobre la lona, definitivamente.
Con los pensionistas, las mujeres, los médicos, los jueces y ahora también los policías en las calles y los irreverentes catalanes desafiando sin pudor todos y cada  uno de sus argumentos, el reloj que marcaba para él una legislatura medianamente placentera, ha iniciado una cuenta atrás y mucho nos tememos que al Presidente se le han terminado los plazos que le permitían mantenerse en pie, pues desconoce el significado de las palabras negociación y consenso.
 La base que cimentara al principio de esta atropellada legislatura, su estabilidad para continuar con los planes que había iniciado anteriormente, ha empezado a resquebrajarse mostrando que la solidez de los materiales con los que fue construida, es decir el apoyo de Albert Rivera, adolecía de calidad y esa lección, que todo político aprende en cuanto decide hacer suya esta profesión, de que en este mundillo, no hay amigos, se ha hecho efectiva, demostrando que la fidelidad prometida no era tal y que en cuanto las intenciones de voto apuntan hacia nuevos horizontes, hasta los muros más gruesos pueden derrumbarse, como está empezando a ocurrir, en estos precisos momentos.
Perseguidos por el pasado dudoso de muchos de sus grandes líderes y ciertamente tocados por la evidente división que ha provocado en la derecha la irrupción en el panorama político de Rivera, a los de Rajoy no les quedan ya muchos caminos por explorar y si los nacionalistas vascos le niegan finalmente su apoyo para la aprobación de los Presupuestos, quizá no les quede otro remedio que convocar nuevas elecciones, en un breve espacio de tiempo.
Toda resistencia tiene un límite, que en la mayoría de los casos se encuentra estrechamente relacionado con las adversidades sobrevenidas, sin que se hubieran previsto anteriormente y Rajoy, que más que un político es un gestor, que inmediatamente se puso a las órdenes de los grandes países europeos, se muestra, absolutamente incapaz de hallar una solución efectiva que serene la crudeza de los tiempos, por lo que aquellos mismos que alguna vez vieron en él a un leal aliado, comienzan a mostrar claramente otras preferencias, que quizá se ajusten más a esos planes pre establecidos que se irían por la alcantarilla, si continúan recrudeciéndose los conflictos abiertos.
Muchos de sus afiliados, ya han empezado a sumarse a las filas del Partido naranja, convencidos de que el barco en el que viajaron cómodamente, durante algunos años, está a punto de hundirse, sin remedio.
Tampoco hay lealtades eternas en política. Creo que todos, menos Rajoy, lo sabemos. 


martes, 22 de mayo de 2018

El eslabón perdido



Cae Eduardo Zaplana, el que fuera Ministro de trabajo con Aznar, detenido por la Guardia civil esta misma mañana, acusado de malversación, blanqueo de dinero, prevaricación y cohecho y lo hace junto a otros personajes muy conocidos en la Comunidad valenciana, como son el hermano y los sobrinos  de Cotino, que ya se encuentra procesado por asuntos relacionados con la corrupción, al igual que  otros líderes de relevancia del PP valenciano, como de todos  es conocido.
Ha sido Zaplana, que ya afirmara en su momento haberse dedicado a la política, con el único fin de enriquecerse, uno de los  dirigentes más escurridizos de cuántos hemos conocido entre las filas de los conservadores, pues la sombra de la sospecha ha estado oscilando  sobre su cabeza desde hace muchísimos años, sin que hasta ahora se hubiera podido actuar contra él, no se sabe si por su pericia al urdir planes alternativos, o por una cuestión de mero azar, que hacía que siempre fracasaran las múltiples tentativas de llevarlo ante los tribunales.
Estrechamente ligado al PP valenciano de la pompa y el boato, de los campos de fútbol engalanados a la americana, en las campañas presuntamente financiadas ilegalmente y cercano al ala más conservadora de su Partido, junto a su inseparable Aceves, la fallecida Barberá, Camps y otros muchos, ahora denostados por la naturaleza de sus propias acciones, Zaplana siempre estuvo en el punto de mira de los encargados de investigar las múltiples corruptelas que se perpetraban en dicha Comunidad, consiguiendo zafarse milagrosamente, mientras sus compañeros iban siendo, uno a uno, imputados por la justicia.
Su detención, que nos devuelve un poco de la fe en el Sistema judicial español, perdida durante el transcurso de los últimos años, por razones que a todos nos son muy familiares, viene a probar que no erraban quiénes afirmaban que el antiguo Ministro no sólo estaba al tanto de lo que sucedía a su alrededor mientras ocupaba su cargo y también después de abandonarlo, sino que presuntamente, participaba en ellos, a título personal, obteniendo a través de estas maniobras, jugosos beneficios.
Continúa, por tanto, creciendo la ya larga lista los que fueron Ministros con Aznar, que han sido imputados por casos relacionados con la corrupción, por lo que a alguna vez habría que preguntarse, si también el ex Presidente sabía de la existencia de estos hechos, demostrando cierta tolerancia con sus protagonistas, mientras estaban ocurriendo o si verdaderamente, se encontraba en una especie de limbo narcótico, en el que permanecía aislado de lo que venía sucediendo en su propio Partido, sin darse cuenta de que las personas más cercanas a la Presidencia, llevaban una vida paralela en la que se movían como pez en el agua, con total impunidad,  al mismo tiempo que exigían a los ciudadanos, austeridad y limpieza.
Aquellos tiempos gloriosos, afortunadamente pasaron, aunque han dejado un reguero de irregularidades que persiguen a quiénes fueron los principales protagonistas de la historia  y sirvieron, en gran medida, para abrir, de par en par, los ojos a  una buena parte de ciudadanos que hasta   hace poco, creían   ciegamente en la honestidad de los populares, proporcionándoles un granero de votos, que después han ido, paulatinamente, perdiendo.
Presentes en todas aquellas maniobras oscuras, estaban siempre los mismos. Aquellos figurones de trajes de marca, de pelo engominado y ostentosa soberbia, que presumían de ser los mejores gestores del Estado, los únicos capaces de convertir a España en un país de absoluta prosperidad, en el que ya no existía el paro ni la pobreza yrecorrían a la vez, a través de los fondos de las más oscuras cloacas, un camino de la peor perversión que se puede infringir contra una Sociedad, a la que presuntamente se está protegiendo.
Así, con una espesa capa  maquillaje   deslumbrador, se presentaban ante los ciudadanos mientras poco a poco iban saqueando abusivamente las arcas de todos los lugares en los que gobernaban, amasando unas fortunas personales que después trasladaban a paraísos fiscales,  librándose de esta manera, del pago de cualquier impuesto.
Han sido, extorsionadores descarados de un empresariado expuesto sin remisión a las exigencias de los porcentajes exigidos a cambio de determinadas concesiones y  personajes de la peor calaña, enfundados en un envoltorio perfecto, siempre dispuestos a llevar hasta los peores extremos las actitudes de sus opositores políticos, pero perfectamente organizados para mover la sinuosa trama tejida en las trastiendas más oscuras del poder, , buscando su propio enriquecimiento.
Ahora que todos ellos han quedado expuestos, con sus caras reales, a la vista de toda la sociedad, naturalmente hacen lo posible por escapar  de la persecución de la Ley, pero nunca podrán borrar ni de nuestras memorias, ni de la historia, ni de sus propios expedientes, la terrible vergüenza de haber estado dónde estuvieron, ni de haber cometido la clase de delitos que cometieron y que terminarán pagando, así lo deseamos, algún día, definitivamente.


lunes, 21 de mayo de 2018

Contra corriente



Nombra Quim Torra, el nuevo President de la Generalitat catalana, un Gobierno que para empezar, no respeta la paridad, pues sólo hay tres mujeres entre sus once miembros y que mantiene la postura de remar contra corriente que viene caracterizando a los independentistas hasta ahora, ya que incluye como Consellers, entre otros, a Jordi Turull y Josep Rull, que se encuentran actualmente en prisión y también a Toni Comín y Lluís Puig, que permanecen huidos en el extranjero.
Siguiendo totalmente la línea que ya anunciara en su discurso de investidura y manteniéndose firme en las posturas adoptadas hasta ahora por los Partidos secesionistas, Torra, que pedía la apertura de un diálogo sin condiciones con Rajoy, provoca con sus nombramientos una reacción inmediata que encabezada por Abert Rivera y consensuada por el PP, también con el PSOE, asume que no quedará otro remedio que mantener vigente la aplicación del 155 en Catalunya, mientras se inician acciones legales contra la iniciativa propuesta por el recién nombrado President.
He de confesar que ya cansa un poco tener que hablar por obligación todos los días de un problema en el que no se avanza ni un ápice, debido al empecinamiento de ambas partes, pero la actualidad política en estos precisos momentos pasa por tener que referirse a él, forzosamente, aun habiendo perdido ya la esperanza de que con estos interlocutores sea posible llegar a encontrar una solución, ya que no hacen otra cosa que provocar, con sus actitudes, un mayor enconamiento del conflicto.
Porque está claro que la Justicia española no va a permitir que ejerzan funciones de Gobierno ni los encarcelados, ni los supuestos exiliados que siguieron a Puigdemont en su apresurada fuga hacia Bélgica y que por su parte, los separatistas, no se encuentran dispuestos a renunciar a sus reivindicaciones, en este aspecto, por lo que mucho nos tememos que el señor Torra se verá obligado a gobernar en paralelo con aquellos que se están encargando de mantener la intervención y que para mayor deshonra, pertenecen al Partido menos votado por los catalanes, en las últimas elecciones celebradas en el mes de Diciembre.
Y así, continuaremos esperando a que alguna de las dos partes se decida a reflexionar sobre la naturaleza de unos planteamientos que parecen haberse convertido en dogmas inamovibles, de los que nadie  quiere apearse, por miedo a ser tachado por los suyos de traición o cobardía, pero que con el paso del tiempo, se están convirtiendo en una rémora que daña considerablemente y sin remisión, no sólo los intereses generales de Catalunya, sino muy fundamentalmente, los de los ciudadanos que la habitan y que seguramente desean recuperar una convivencia, rota por los daños colaterales que están provocando estos enfrentamientos.
Torra no parece en absoluto dispuesto a ceder, no se sabe muy  bien si por fidelidad a su admirado Puigdemont o por las convicciones expresadas a lo largo de los años en todos sus escritos y Rajoy, ya lo saben ustedes, preso de su   manera de ser, seguramente se encuentra preparado para esperar el tiempo que sea necesario, apoyado en su judicialización del problema, por lo que la utilización  de las vías políticas y de negociación se ha hecho invisible, sin que nada ni nadie pueda, desgraciadamente, remediarlo, propiciando que la brecha que nos está separando irremisiblemente, en este asunto, se esté haciendo cada vez mayor, como si efectivamente viviéramos ya en países diferentes, aunque de facto, aún compartamos espacio en el mismo.
No hay momento en que no deseemos poder dar una noticia esperanzadora que permita la entrada de aire limpio en este campo de batalla virtual contaminado por la obstinación y la   intransigencia de sus contendientes, ni día en el que  no miremos con tristeza como todo permanece igual o aún peor, teniendo que volver a recorrer el mismo camino que ya hemos andado tantas veces, en los últimos tiempos.
Entretanto, Rivera, que se ha autoproclamado como defensor a ultranza de la españolidad y cuya posición se ha visto definitivamente reforzada por los resultados obtenidos en Catalunya, ha creado una plataforma civil en defensa de los valores patrios españoles, que potencia insolentemente las diferencias que separaban a sus seguidores de los independentistas catalanes y que le convierten, a él en particular, en una especie de guía espiritual de ciertos valores que se encuentran muy presentes en su propio concepto de Patria y que seguramente, ni compartimos, ni aceptamos, una buena cantidad de ciudadanos que consideramos su supuesta españolidad, como otra forma de nacionalismo.
De manera que el líder de Ciudadanos parece ser quién marca el camino que habrían de seguir los que han sido sus socios más directos y ante el estupor de una izquierda que no se encuentra especialmente en uno de sus mejores momentos, avanza imparable hacia la meta que tiene marcada y que no es otra que llegar a instalarse en Moncloa, a la mayor brevedad posible.
Esto, que podría parecer baladí y a lo que no se le debiera dar demasiada importancia, en otras circunstancias distintas, es en las que vivimos, crucial para que el problema catalán pueda ser resuelto con mayor o menor dureza y los líderes independentistas, con su President a la cabeza, harían  bien en reflexionar seriamente sobre lo que se les vendría encima si Rivera llegara al poder y dependiera de sus decisiones, la continuidad o no, de la Autonomía.
Muchas veces ha expresado el líder de Ciudadanos su opinión de que en Catalunya se está obrando con demasiada ligereza y que habría que endurecer mucho más las políticas que el PP está aplicando allí, por lo que no queremos ni imaginar hasta dónde estaría dispuesto a llegar, si las urnas le convirtieran en Presidente.
En esta tesitura, nos resulta prácticamente imposible centrar la atención en otros temas, que sin embargo, pudieran tener para todos una importancia real mucho mayor que este que tratamos necesariamente, pues el hartazgo que produce la monotonía cotidiana que rodea a este conflicto, en cierto modo, empieza a nublar la razón, impidiéndonos mirar más allá, buscando nuevos argumentos sobre los que escribir y que nos permitan hacerlo con un poco más de placer, por cierto.



domingo, 20 de mayo de 2018

Un traspiés lamentable



La polémica surgida tras la compra de un chalet de 600.000 euros, por parte de Pablo Iglesias e Irene Montero, ha provocado una serie   de  durísimas críticas en determinados sectores de la Formación a la que pertenecen, al considerar que dicha adquisición contradice radicalmente el discurso esgrimido desde el principio, por el propio fundador de Podemos, que en muchas ocasiones y refiriéndose a casos como el que nos ocupa, ha tildado estas actitudes como propias de la gente afín a lo que se ha denominado como La Casta, quizá porque compras similares se hicieron, en esos casos, por motivos meramente especulativos.
A pesar de que Iglesias y Montero se prestaron a ofrecer inmediatamente, ante los medios, toda suerte de explicaciones, justificando la operación como una manera de preservar su intimidad y la de los hijos que esperan y aclarando que la vivienda, situada en Galapagar, iba a ser utilizada únicamente como primera vivienda, la concesión del préstamo solicitado, que en su caso podría ser considerado tensión de la finca en cuestión, desataron rápidamente un aluvión de ataques indiscriminados, por parte de los otros Partidos políticos y muy particularmente del PP, muy atacados anteriormente por cuestiones similares a ésta, desde la Formación morada.
Al mismo tiempo, las redes sociales se llenaban de mensajes recriminatorios emitidos por militantes y simpatizantes de Podemos y el Alcalde de Cádiz, perteneciente a la corriente anticapitalista, metía el dedo en la llaga alegando que se sentía orgulloso de vivir y criar a sus hijs en una vivienda de obrero.
Tal ha sido la polvareda levantada a causa de la compra, que esta mañana nos despertábamos con la noticia de que Iglesias y Montero ponían sus cargos a disposición de las bases de Podemos y á de que en breve, se celebrará una consulta, en la que se decidirá si la mayoría confirma o no a estos líderes en los puestos que ocupan actualmente, como suele ser costumbre en esta Formación, cada vez que hay que tomar una decisión de cierta relevancia.
En estos momentos de crispación en los que vivimos, que Iglesias y Montero se decidan a comprar libremente un inmueble  carecería de total importancia, si en lugar de tratarse de un chalet de seiscientos mil euros, hubieran adquirido propiedad más modesta, ofreciendo el ejemplo que de ellos esperaban sus bases, teniendo en cuenta que la conciencia política y ética que se ha convertido en una referencia en el ideario de Podemos, se basa precisamente en el hecho de que sus líderes procuran no diferenciarse en nada del resto de sus militantes y simpatizantes, que en su mayoría, proceden de las clases trabajadoras y se consideran ideológicamente, de izquierdas.
Ha sido el suyo, un alarde probablemente involuntario de ostentación, que ha dolido profundamente a toda una legión de seguidores que se adscribieron a Podemos buscando una salida política para canalizar su indignación y huyendo a la vez, de las premisas de los Partidos clásicos, que habían creado una especie de burbuja que los separaba de la sociedad, en la que preservar a capa y espada, todos y cada uno de sus privilegios.
La gente acostumbra a mirar a los líderes morados, como parte del mundo en el que ella misma se desenvuelve, cuestión que los ha hecho, desde el principio, mucho más cercanos y asequibles que el resto de políticos españoles, ofreciendo la impresión de que eran los únicos que compartían y entendían sus problemas, moviéndose con total naturalidad, al lado de cualquier colectivo que tuviera a bien expresar sus reivindicaciones en las  
Esta compra, sin ser en absoluto oscura o ilegal, ha sido sin embargo, la mecha que ha encendido la incógnita de lo que podría ocurrir si alguna vez se diera el caso de que Podemos llegara al poder, poniendo en cuestión si los comportamientos que han caracterizado hasta ahora a sus líderes, continuarían siendo los mismos, o todo se trataba de una mera ilusión, creada con el único fin de conseguir un mayor número de votos, de determinados sectores.
La noticia de hoy, que ha conseguido eclipsar los nombramientos de los Consellers en Catalunya, por parte de Torra y hasta las repercusiones que pueda tener la tozudez de ofrecer cargos a presos y huidos, a nivel nacional, pone, por primera a, en riesgo, el hasta ahora indiscutible liderazgo de Iglesias en Podemos y ya veremos, si no marcará, pa relevra él, un camino de salida que inmediatamente podría ser aprovechado por personajes de relevancia, procedentes de otras corrientes.
La crisis, que llega en el peor de los momentos y que sin duda beneficia considerablemente las aspiraciones de Rivera, se produce sin embargo, por unos motivos a los que los ciudadanos no estamos acostumbrados, pues nada tiene que ver con la corrupción, por ejemplo, pero demuestra fehacientemente, que algo ha cambiado para bien en nuestra sociedad y que en cierto sentido, hemos aprendido y mucho de lo que significa ser fiel a nuestras propias conciencias, abominando de todo aquello que nos parece que roza los límites de la ética o la coherencia.
En este caso, el problema afecta estrictamente a la intimidad de los afectados, pero chirría en el pensamiento de quiénes les siguieron, como una especie de traición de alguien querido y admirado que de pronto te decepciona con un comportamiento, para ti, inadmisible.
Ha sido el suyo, un error de bulto, que quizá nunca debieron cometer y aunque hay que respetar su decisión, como lo que es y no convertirla en una cuestión política de primer orden, puede que se convierta para ellos en un borrón d considerables dimensiones, que ensucia su impecable expediente.
Ya veremos lo que votan las bases y el precio real que tendrán que pagar Iglesias y Montero, por esta compra, finalmente.

jueves, 17 de mayo de 2018

Esos pequeños paraísos



Este continuo trasiego de noticias que se pisan unas a otras, con poca diferencia de segundos y que por su importancia, menor o mayor, nos tienen a todos con el corazón en un puño durante  la semana, sin saber a dónde mirar o a qué carta quedarnos, sobre todo cuando hay que elegir una sola, para armar lo mejor que se pueda un artículo, se ha convertido en una especie de presión psicológica que nos persigue durante todo el día y que logra multiplicar por mil el deseo de que llegue el fin de semana, para poder, al menos por unas horas, alcanzar un punto de sosiego que nos recuerde que en la vida, también nos rodean algunas cosas bonitas.
Han sido estos últimos siete días, de esos en que hay que contener la respiración, mientras se espera, con cierta ingenuidad, que lo próximo que suceda no sea peor que lo anterior y que estos políticos nuestros se transformen al menos, en un poco más expertos en la práctica su oficio, total, para después llevarnos una nueva desilusión, al contemplar que no sólo se frustra nuevamente ese deseo ciertamente imposible, sino que además, muchos de ellos pueden llegar a empeorar las cosas, considerablemente.
Luego está, esa zona periférica en la que van surgiendo otros problemas de menor intensidad, pero que por su naturaleza suelen indignar bastante al personal, mientras se aclaran, como está sucediendo ahora con el título de Casado o el chalet que han adquirido Iglesias y Montero, que por narices deberían, según algunos, seguir viviendo de alquiler durante el resto de sus vidas, que añade una cierta vidilla maliciosa a los que se podrían entender como problemas troncales, pero que a la vez, complican un poco la situación, porque a veces empiezan siendo noticias de relleno y al final, pasa como ha ocurrido con el caso de Cristina Cifuentes.
Entretanto, jubilados, mujeres y otros colectivos de reconocida valentía, permanecen ocupando las calles, mientras ciertos informes demoledores colocan a España en uno de los primeros lugares en los que han aumentado más los límites de la desigualdad y la pobreza, dando la razón a todos los que desde el principio de la crisis, dijimos que el camino de los recortes y las reformas emprendido por el PP no iba, sino a lesionar gravemente las vidas de los ciudadanos, cosa que no sólo se está cumpliendo, sino que sobrepasa con mucho los niveles que pudimos imaginar, hace sólo unos años.
Y luego está el Gobierno, al que habría que preguntar seriamente  qué espera para reconocer los tremendos errores que ha venido cometiendo sistemáticamente y qué hacen para intentar subsanarlos, aunque mucho nos tememos que la parsimonia con que se toma estos asuntos, quién lo preside, no es precisamente una virtud, sino un desmesurado defecto ya imposible de corregir, a estas alturas de la película.
En tierras catalanas, dónde se ha creado un mundo aparte, en el que determinados personajes nos dejan francamente boquiabiertos, por su impresionante imaginación, la pugna establecida entre bloques, parece asentada definitivamente en un punto sin retorno, en el que el arte de hacer política y sobre todo de practicar la diplomacia, han desaparecido dando paso a una serie de acciones, más propias de un patio de colegio o de vecindad, en los que las descalificaciones y los insultos han ganado por goleada la batalla a la educación y el mutuo respeto.
Así que a uno sólo le queda, para escapar de tales desatinos, aprovechar desesperadamente los momentos en que su vida se simplifica, ciñéndose al plano familiar, en el que por lo menos, se tiene la seguridad de que cualquier eventualidad será resuelta con paciencia y cariño y sobre todo, en un ambiente de placidez, bastante lejano de las hostilidades que nos rodean, durante los llamados días laborables.
Queridos lectores: a punto de traspasar el umbral que nos separa de nuestros pequeños y particulares paraísos, hagamos todos el esfuerzo de intentar cambiar la noción del tiempo y alargar, lo más que se pueda, estos buenos ratos en los que las insignificantes cosas cotidianas nos transforman en  personas mejores, de esas que con el ánimo templado y la tranquilidad de conciencia, sólo desean dedicarse a la contemplación, la animada conversación con amigos, el disfrute de la naturaleza o simplemente, al dolce far niente, que también es preciso para alcanzar el equilibrio necesario y abandonar la crispación que nos persigue sin tregua, en este país en el que vivimos.
Por fin, es Viernes.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Misión imposible



Asesta la justicia belga un nuevo varapalo al Juez LLarena y le niega la extradición de los ex Consellers  Serret, Puig y Comín, alegando gravísimos problemas de forma en los escritos de las euro órdenes presentadas por este Magistrado, convirtiendo sus aspiraciones en una auténtica misión imposible.
Mientras el recién nombrado Presient Torra regresa tras rendir cuentas y pleitesía a su muy adorado Carles Puigdemont y los Partidos constitucionalistas españoles aguardan sus primeras reacciones cuando tome posesión de su cargo, el problema catalán continua complicándose de manera creciente, a medida que va pasando el tiempo, sin que ninguno de los dos grandes bloques enfrentados en el conflicto, parezca dispuesto a ceder, ni un ápice, de sus posiciones iniciales, quedando así la situación, como a la espera de que a alguien le fallen en algún momento las fuerzas necesarias para mantener un pulso, que ya dura demasiado tiempo.
Algunos, como Albert Rivera, siempre dispuesto a sacar el mayor partido posible a cualquier acontecimiento que pueda reportarle futuros beneficios electorales, se duelen de que el Gobierno de Rajoy haya sido demasiado blando en la aplicación del artículo 155 y exigen, una prolongación sine die de la intervención, llegando incluso a insinuar que no verían con malos ojos la suspensión total de la Autonomía.
Lo cierto es que el nuevo President  no ha levantado, en ninguno de los grupos de la oposición, precisamente ninguna simpatía y hasta los que en todo momento se mostraron partidarios de la negociación y el diálogo entre las partes y abominaron de la judicialización del problema emprendida por el PP, como es el caso de Los Comunes, chocan frontalmente con las opiniones xenófobas vertidas por Torra, en las que se llega a hablar de la supremacía de la raza catalana, abiertamente, considerándole un espécimen peligroso con planteamientos que recuerdan a los expresados por los nazis, hace ahora ya casi un siglo.
Vigilante y cauteloso, como suele ser su costumbre, Mariano Rajoy espera las primeras actuaciones del recién elegido, para empezar a pensar qué posición adoptará, según la deriva que vayan tomando los acontecimientos y de momento, se limita a reunirse con quienes le apoyaron anteriormente, en cuanto a la aplicación del 155, tal vez, sobrepasado por el discurso de intenciones de este curioso personaje que no parece precisamente rendido a las actuaciones que ha llevado a cabo el Estado español, sino más bien, dispuesto a mantener la idea de llevar adelante el proyecto de la República, aunque para ello haya de acudir, según propias palabras, a una férrea resistencia.
Todos los honores que se habían adjudicado gratuitamente PP y Ciudadanos, su presunción de haber vencido el reto planteado por los independentistas y el argumento de haber conseguido aplastar la rebelión separatista, han quedado aplastados por la contundencia de la cruda realidad y la razón se coloca de parte de aquellos que defendíamos que las medidas adoptadas resultaban del todo insuficientes, al faltar el intento de hallar soluciones políticas que ahondaran en la raíz de un problema que como todos estamos viendo, permanece vivo y latente.
De nada ha servido apelar exclusivamente al cumplimiento de la legalidad, acudiendo a las vías judiciales que han provocado el encarcelamiento de algunos líderes del movimiento y la fuga casi masiva de otros cuantos que, encabezados por Puigdemont, se han dedicado a universalizar su versión de los hechos y ahora que la justicia extranjera empieza a negarse sistemáticamente a conceder las extradiciones solicitadas, las evidencias esgrimidas por el Estado español, quedan en cierto modo, en entredicho, concediendo un tiempo precioso y una fortaleza añadida a los secesionistas, que a partir de ayer cuentan además, con el apoyo de un nuevo y exaltado Presidente.
Pretende Torra, iniciar conversaciones con Rajoy, de igual a igual, aunque partiendo de las mismas premisas que ya expresaran sus antecesores y sin tener que dar ningún paso atrás en sus exigencias, aunque su interlocutor ya ha advertido que no piensa permitir que se traspase la legalidad, por lo que la entrevista parece condenada de antemano, a convertirse en un estrepitoso fracaso.
Está todo en el aire, como sujeto por la debilidad de unas pinzas a las que cualquier golpe de viento podría, repentinamente, arrastrar y sólo la pericia de dos estadistas de una talla que no poseen ninguno de estos dos personajes, podría conseguir que amainara esta tormenta interminable que está minando el ánimo y la paciencia de catalanes y españoles, en la misma medida.
Los dos protagonistas principales que se encuentran frente a frente en un escenario desnudo de elementos en los que sustentar su actuación y que sólo cuentan con su propia disposición y voluntad, para encontrar un punto de entendimiento, no son precisamente los candidatos perfectos para afrontar con temple y valentía la interpretación de este complicado argumento.
Todo o nada puede pasar. Las cartas continúan estando sobe la mesa.


martes, 15 de mayo de 2018

Los límites de la paciencia



 Con la mirada puesta en la actualidad catalana y mientras Pedro Sánchez se reúne en Moncloa con Mariano Rajoy , para comentar el alcance de los últimos acontecimientos, la aparición de una nueva encuesta, que daría como ganador , en unas próximas elecciones,  a Ciudadanos, seguidos a sólo cuatro puntos por Podemos y que relega a un tercer y cuarto lugar, a PSOE y PP, hace saltar todas las alarmas, pues nunca los Partidos que hasta ahora habían gobernado alternativamente en este País, habrían obtenido un número tan bajo de votos, deduciéndose por ello, que habrían perdido una gran parte de la confianza de la ciudadanía.
Un futuro Parlamento repartido prácticamente en cuatro partes iguales, haría imprescindible para gobernar, la obligación de tener que alcanzar acuerdos que inclinen la balanza hacia uno u otro lado, dependiendo de cómo evolucione cada Formación, en el tiempo que  falta, hasta la celebración de nuevos comicios y la incertidumbre de ese panorama que empieza apenas a esbozarse, tímidamente, pero en una línea ascendente,  hace que se convierta en imprescindible que cada uno de nosotros, reflexione profundamente antes de decidir el sentido de nuestro voto.
Esto, que se veía venir, a raíz de las multitudinarias protestas que han protagonizado en la calle, grandes colectivos, como los Pensionistas y las mujeres, se ha visto grandemente acrecentado por los recelos que han levantado determinadas sentencias judiciales, como el caso de La Manada, provocando una indignación general que no parece tener tintes de extinguirse, a pesar de los intentos fallidos de pacificación que ha intentado, con malas artes, el Gobierno.
Un Pedro Sánchez al  que da la impresión de faltar miles de Kilómetros de rodaje que le permitan alcanzar una talla política de la que carece y el apoyo de su Partido a la aplicación del artículo 155 en Catlunya, se han encargado de cambiar radicalmente la visión que una buena parte de la sociedad conservaba aún de los socialistas, como parte integrante de una izquierda moderada, por otra que le acerca, en cierta medida, a los planteamientos de una derecha, que ya no provoca en una buena parte de nosotros, más que un hartazgo insoportable, del que habría que salir cuánto antes y de la manera que fuera.
Ese vacío tan grande que han dejado los de Rajoy ha sido hábilmente llenado por los seguidores de Rivera, que han convertido su ambición por llegar al poder  y su inflexibilidad al tratar el problema de Catalunya, en una bandera que enarbolar, con la que colmar los anhelos de todos los desencantados conservadores, que en cierto modo se han sentido, huérfanos de un auténtico liderazgo.
De ahí, la ascensión imparable de Ciudadanos, al que además apoyan tácitamente, una buena parte de los que fueran, en otro tiempo, grandes pesos pesados del PP y que ven, en ese trasiego de votos y en el carisma de este nuevo Capitán, de discurso fácil y volubilidad comprobada, una nueva oportunidad de regresar a la escena política, fortificados por esa nueva línea de acción que a los ojos de la sociedad, parece  mucho menos retrógrada y obsoleta.
En el otro lado, el apoyo incondicional de los de Pablo Iglesias a las protestas ciudadanas y la vuelta de Iñigo Errejón a la primera fila de fuego, van corrigiendo varios errores que se cometieron en los últimos tiempos, adjudicando lentamente y no sin razón, el papel de líder de la izquierda a Podemos, que si juega bien sus cartas y no se pierde en luchas internas agotadoras  e infructuosas, podría recuperar el esplendor que le caracterizara, cuando irrumpió en la escena política española.
La minuciosidad a la hora de tomar decisiones, en el futuro que viene, se hace pues más que necesaria, imprescindible, para estos dos Partidos de nuevo cuño que se han constituido en valedores de otras formas de entender el Sistema y todo dependerá de las lecciones que vaya sacando los ciudadanos de las acciones que protagonicen y que deben estar siempre encaminadas a intentar obtener metas tangibles que transformen, para mejor, una realidad social, absolutamente insostenible.
Muy mal lo deben estar pasando los señores del bipartidismo, al contemplar impávidos cómo se les está escapando el poder, pero el cambio de las épocas históricas no son nunca fruto del azar, sino la consecuencia directa de los errores que se cometieron y que  definitivamente se acaban pagando, irremediablemente.
La primera lección que deben sacar PP y PSOE, de lo que puede sobrevenirles es que nunca, jamás, nada es para siempre y también que cuando se pone reiterada y conscientemente en duda la inteligencia de los ciudadanos, con fines exclusivamente electorales, se acaba perdiendo.
La paciencia, que es una gran virtud, tiene como todas las demás, unos límites precisos que no pueden ser traspasados impunemente por los encargados de dirigir los destinos de las naciones, porque como se ve, cuando se agota, suele acarrear graves perjuicios para los transgresores, de los que a veces es imposible recuperarse y de ello, existen grandes ejemplos.


lunes, 14 de mayo de 2018

Figuras de un paisaje desolador



De todos los acontecimientos que nos ha tocado vivir a los  los que hemos formado parte de la Historia de este país en los últimos cuarenta años y que colaboramos hasta la extenuación, con nuestro esfuerzo, por construir un espacio en el que  aun teniendo que renunciar a recuperar la dignidad que nos habían estado arrebatando los cuarenta años de la dictadura franquista, éste al que hemos asistido hoy, mientras Quim Torra era investido como nuevo President  de la Generalitat de Catalunya, se ha convertido quizá, en uno de los más desesperanzadores, debido a la gigantesca  tensión que se respiraba en el ambiente.
Los nombramientos de estas características, cada vez que se han producido, en cualquiera de las Comunidades Autónomas, siempre se afrontaron con la solemnidad que exigía el comienzo de una nueva etapa, que según fuera la persona elegida, para ocupar un cargo de tal relevancia, contentaba en mayor o menor medida, a unos u otros de los grupos que formaban los Parlamentos, pero que suponían, el nacimiento de una nueva época de la que se partía, en el poder o en la oposición, con la intención primera de procurar un futuro mejor, para la totalidad de los ciudadanos a los que representaría, desde su recién estrenado puesto, el nuevo Presidente.
A última hora de esta mañana , todos esos esquemas que conocíamos y que nos recordaban periódicamente la auténtica grandeza de la Democracia y que no es otra que la de saber compartir y respetar junto a los oponentes, la deriva de los hechos consumados, seguros de que vencedores y vencidos forman parte de un mismo todo igualitario sobre el que se asientan los principios mismos de este Sistema imperfecto, volaban en pedazos por la contundencia de un solo voto, proporcionándonos una imagen que ha conseguido helarnos la sangre, rota por la estrechez de un pasillo que separaba la euforia de los independentistas, de la devastadora congoja de una oposición  que se esforzaba en mantener el tipo, mientras en el otro lado se les recordaba, a través un entusiasmo desmesurado, la inexplicable dureza de su exigua derrota.
Mientras sonaban las notas de Els Segadors, coreadas con unas fuerzas  casi sobrehumanas por los separatistas, que ha hecho de este himno que una vez consideramos como una parte muy nuestra muchos españoles, una propiedad excusiva, en  las bancadas de la oposición, nadie se atrevía a elevar la mirada, tarareando apenas entre dientes una letra que ha significado durante muchos años un símbolo de la resistencia contra una dictadura, especialmente cruel con la idiosincrasia de los habitantes de esta tierra.
Me parecieron, los unos y los otros, figuras de un paisaje desolador al que se sabe positivamente de antemano que la adversidad de los elementos no le permitirá florecer y por un momento, me avergoncé de haber creído en algún instante, de corazón,  que sería posible arbitrar un camino por el que todos  pudieran transitar al unísono. Ya no me pareció posible.
Entretanto, Puigdemont contemplaba la escena, seguramente desde otro ángulo bien diferente, atento en su retiro de Berlín, probablemente orgulloso de que su Candidato elegido, haya podido al fin consumar un pírrico triunfo que más que apostar por el futuro de Catalunya, sirve para alimentar, en grado superlativo, su ego.
El paso del tiempo irá, como suele suceder casi siempre, colocando a cada uno en su sitio, premiando o sancionando según sea la naturaleza de sus acciones, pero esta  etapa que inicia el muevo President Torra, ha comenzado hoy rodeada por un aura gris que recuerda demasiado a lo que ya ocurriera antes entre los propios españoles y que no hemos conseguido superar del todo, a pesar de haber transcurrido ya tanto tiempo.
Son, enfrentamientos que se enquistan en el alma, alimentando sentimientos de rencor que suelen quedar profundamente instalados, nublando del todo la capacidad de razonar que nos convierte en seres humanos sanos y perfectos.
Pobre del que no sepa liberarse de esas cadenas, plegándose a un destino fatal que probablemente le robe la oportunidad de ser feliz, durante el resto de su vida.