martes, 29 de abril de 2014

Cartas al Presidente


Si cada español hiciera el ejercicio de escribir una carta a Rajoy, en la que detallara incluso sin extenderse, los problemas que sufren las personas que forman su entorno, para construir entre todos el inmenso puzzle que constituye la realidad del país en el que vivimos, las perspectivas que los Ministros del gobierno se atreven a ofrecer ante los medios sobre la supuesta salida de la crisis, quedarían inmediatamente contestadas por la contundencia de los gravísimos casos personales que nos vemos obligados a soportar y que sin embargo,  se obvian.
Si esos millones de cartas inundaran de pronto los espacios de la Moncloa y constituyeran un rio incesante de protesta y una manera de transmitir a quien maneja nuestros destinos que ninguna de las alternativas que ha presentado hasta hoy, ha mejorado en nada nuestro modo de vida, puede que no quedara más remedio que oír lo que tenemos que decir y que por imposibilidad material de acercarnos físicamente a nuestros políticos, nos vemos obligados a mantener en el más injusto de los silencios.
 Si esas cartas consiguieran romper el muro inexpugnable que salvaguarda de un contacto real con la vida de los ciudadanos a Rajoy y a los miembros de su gobierno y no quedara otro remedio que considerar el contenido que cada una de ellas esconde, no pudiendo escapar de su lectura y conociendo de primera mano los problemas que cada uno de nosotros tiene, la frialdad con que se nos trata, como si fuéramos una masa  sin sentimientos, a la que manejar desde las estancias doradas e insonorizadas en las que se asienta el poder, quizá desaparecería para dar paso a una manera de gobernar un poco más de acuerdo con lo que las necesidades del pueblo exigen y menos ocupada en divagar sobre una macroeconomía global, que en nada soluciona lo verdaderamente importante para la gente.
Si esas caratas, que no requieren otro sacrificio que el de sentarse durante un rato a escribir lo que nos ocurre a cada uno, fueran además, enviadas masivamente a los medios, para dejar constancia de que han sido dirigidas a nuestro ocupadísimo Presidente y esos medios se hicieran eco del contenido de las mismas, dedicándoles espacio diario y apoyando que fueran tenidas en cuenta por Rajoy y los suyos, el impacto mundial que podría tener esta sencilla iniciativa bien podría animar a gentes de otras latitudes a seguir el ejemplo y constituir una forma de contestación, hasta ahora desconocida y por tanto, de incalculables consecuencias .
Y solo bastaría con la voluntad de cada uno, para llevar a cabo una acción, que hasta podría ayudar a soportar mejor nuestra tristeza, en cuanto la terapia de escribir, libera al hombre del peso de sus problema e incluso le ofrece la posibilidad de sopesar, al verlos plasmados en el papel, si verdaderamente son tan angustiosos, como en un principio parecían.
Yo daría algo por ver la cara de Rajoy, si esto ocurriera.



lunes, 28 de abril de 2014

Capitanes intrépidos


Desde que el honor desapareció del todo de nuestro vocabulario rutinario y a la mayoría de los mortales poco o nada les importa salvaguardarlo, ni a los ojos de los demás ni a los propios, muchas de las buenas acciones que ya se daban por sentadas cuando uno decidía dedicarse a determinados oficios, han terminado por desaparecer por el mismo desagüe por el que se han ido marchando otros muchos valores.
Un ejemplo claro de que lo que digo es verdad puede verse palpablemente en la actitud adoptada por los dos capitanes de barco que en los últimos tiempos han sufrido dos grandes naufragios.
Tanto en Italia como en Corea, estos dos individuos cuyas biografías no conocemos, pero que presumiblemente nunca habían tenido que enfrentarse antes a una tragedia semejante, han sido precisamente, los primeros en abandonar su barco en cuanto se han dado cuenta de que se iba a pique, sin que les haya importado absolutamente nada el negro destino que aguardaba a las que después se han convertido en víctimas mortales de los sucesos.
Aquellos capitanes intrépidos, cuya imagen ha sido tantas veces ensalzada a través de la literatura y el cine y que existieron en realidad, aunque no conozcamos sus nombres, parecen haber abandonado el compromiso tácitamente adquirido cuando se les encomendó el gobierno de sus barcos  y se han convertido, no se sabe por qué razón, en redomados cobardes carentes de principios, que se lanzan al mar al grito de sálvese quien pueda, olvidando completamente las supuestas obligaciones de su rango.
Sin aparentes remordimientos por la numerosísima pérdida de vidas, que bien ha podido deberse directamente al abandono del timón de las naves, incluso son capaces de aparecer en público sin ningún tipo de afectación, como si en el naufragio al que dieron la espalda no se hubiera hundido también su honor, quizá porque nunca lo tuvieron, como después ha quedado en evidencia.
Y sin embargo, esta palabra de connotaciones hermosísimas, que a veces ha sido criticada por la exagerada pose de determinados individuos en su aplicación, sigue siendo absolutamente necesaria a la hora de resolver situaciones extremadamente delicadas, como estas que nos ocupan, si se quiere conservar la idea de que los hombres continuamos moviéndonos en la actualidad, también de manera altruista.
Así, salvar el honor cuando todo parece perdido, igual que conservar  la dignidad y la validez de la palabra dada sin que sean necesarios documentos que la certifiquen, puede llegar a ser la única satisfacción que nos quede para conseguir mantener la paz interior que todos necesitamos para vivir una existencia llevadera, sin conflictos morales que perjudiquen nuestra  estabilidad mental, en este mundo que habitamos.
Por eso la pérdida de valores, tan significativa hoy, no deja de ser una gravísima lesión que nos infringimos a nosotros mismos y por ende, a una sociedad que ahora más que nunca, precisa de la conservación de estas leyes no escritas, si no quiere que pronto se conviertan en irrecuperables.   




domingo, 27 de abril de 2014

Igual que hace mil años


Mientras en Roma se santifica a los dos Papas más carismáticos de toda la historia de la Iglesia, en una ceremonia que por su ritual, parece sacada de otro tiempo, vientos de guerra cada vez más violentos soplan sobre el entorno de Ucrania, colocando al resto del mundo en la difícil situación de tener que elegir nuevamente entre los dos grandes bloques que acapararon mayor protagonismo, en la segunda mitad del siglo XX.
Esta coincidencia en el tiempo de dos ceremoniales de lo espiritual y lo material, escrupulosamente preparados por sus respectivos organizadores, con toda la solemnidad que exige la importancia que da cada cual a la batalla que libra con la intención de acarrearse adeptos, ofrece al espectador neutral, sin embargo, una visión esperpéntica de dos enfoques desmesurados de una misma realidad, en la que nos vemos obligados a vivir, incluso teniendo que hacerlo rodeados de espectáculos como éstos.
El boato de las cabezas coronadas en primera fila de los actos de santificación, con la decadencia que supone la permanencia de estas instituciones en los tiempos que corren y las continuas demostraciones de fuerza exhibidas sin pudor  por los líderes de mayor peso político de Oriente y Occidente, son a la vez,  dos caras de una misma moneda, que resulta ser la de curso legal que nos es impuesta por una concepción del Mundo que entre todos hemos creado y que se ha convertido en una especie de Leviatán, que se ha hecho con nuestra voluntad sin permitirnos una sola salida por la que dignificar nuestra especie.
Atónitos ante lo que vemos, los hombres y mujeres de hoy no acabamos de comprender cómo hemos podido llegar a este punto y menos aún, como sin quererlo, somos arrastrados por estas corrientes populistas que nos llevan y nos traen por caminos que seguramente, jamás hubiéramos elegido.
Y sin embargo, la convivencia inexplicable de fenómenos como éstos, sobreviven al paso de las épocas repitiéndose periódicamente, como si no hubiéramos avanzado nada y nuestra inteligencia de seres racionales hubiera quedado anclada en las costumbres del Medioevo, incapaz de avanzar al mismo tiempo que la ciencia, como sumida en una niebla inexpugnable de oscurantismo.
Los Dioses y la Guerra, siguen condicionando nuestros pasos para crear nuestra propia historia y continúan constituyendo la peor de las amenazas para obtener un crecimiento en libertad, como sería lo natural, en esta época contemporánea.
Ritos ancestrales, que solo han cambiado en la imagen que ofrecen a quienes los contemplan, pues el marketing es la base de todo negocio, se perpetúan en el devenir de una humanidad, incapaz todavía de deshacerse de la desazón que le sigue provocando su propio miedo a cualquier clase de muerte.
Así, una vez que percibimos alguna amenaza que pueda perturbar nuestra deseada tranquilidad, apoyarnos en el consuelo que ofrecen las religiones y creer que paliaremos de algún modo la terrible soledad en que nos encontraremos cuando llegue nuestro final inevitable, se convierte en una frágil tabla de supuesta salvación, sobre la que ilusoriamente prolongar nuestra estancia en la tierra.
Y si lo que sentimos amenazado es ese arraigo territorial que sutilmente se nos ha venido inculcando desde tiempos inmemoriales, para convertirnos en defensores a ultranza de las líneas imaginarias que constituyen las fronteras, el paso para transformarnos en soldados y lo que ello conlleva, acaba por ser  dado, incluso con el orgullo de estar haciendo lo que uno debe, sin que se sepa muy bien quién estableció este principio y con qué fin real fue ideado, allá en la lejanía de los tiempos.
Pero lo cierto es que ambas cosas mueven multitudes y que la estupidez humana no ha conseguido aún saber decir que no a estos mensajes obsoletos.
Aquí seguimos, en el mismo sitio que hace mil años. Rindiendo pleitesía a los Papas y a los Reyes.


jueves, 24 de abril de 2014

Esta justicia nuestra


El asalto a la casa de Bárcenas por el falso cura, se salda con una sentencia de 22 años de prisión, que podrían quedar en 18, una pena mayor que la impuesta, por ejemplo, al asesino confeso de la joven Marta del Castillo.
Este caso, juzgado en tiempo record y sospechosamente relacionado con la truculenta trama que rodea las peripecias del ex tesorero del PP, no parece esclarecer, sin embargo, los motivos que llevaron al asaltante a cometer el delito y abandona definitivamente que los hechos se produjeran como medida de presión, para que Bárcenas no revelara la totalidad de sus secretos.
Sin embargo, sorprende la dureza de la sentencia, si se compara con otras muchas de las que se dictan últimamente y que tienen  que ver casi siempre con delitos fiscales que son, en cierto modo también, un asalto contra las arcas del Estado, perjudicando seriamente el bienestar de todos los españoles.
No hay más que mirar, por ejemplo, el tiempo que se lleva instruyendo el caso de la Gurtel, que va ya para cinco años, o el del propio yerno del Rey, para dudar de que se aplique el mismo criterio a la hora de valorar según qué delitos, en esta justicia nuestra.
Así, no es raro que extrañe que el asunto del que hablamos haya sido, en apenas unos meses, instruido, juzgado y sentenciado, mientras los otros parecen eternizarse en los juzgados, sin que ni siquiera vayamos sabiendo qué tipo de avances va haciendo la justicia en relación con ellos y sin atisbos de que vayan a terminar próximamente, como sería lo más deseable.
Y sin embargo aquí, sin que en el asalto al domicilio de Bárcenas se consiguiera el propósito de robar nada, ni se practicara más violencia que las de las amenazas vertidas sobre la familia del ex tesorero, todo  se desarrolla con una premura inaudita y el máximo peso de la Ley cae sobre el delincuente como si se tratara de un asesino, como si se intentara terminar con el caso cuanto antes, no se sabe si con la intención de cerrar definitivamente este determinado capítulo.
¿Por qué? Probablemente nunca lo sabremos, pero si nos quedamos con la hipótesis perfectamente posible de que el asaltante hubiera sido enviado por alguien al domicilio del ex tesorero, con el propósito de amedrentar a su familia para imponer la Ley del silencio, la diligencia en terminar con el asunto, podría cobrar un sentido mucho más lógico.
Si el falso cura hubiera dispuesto sin ser sentenciado de mucho más tiempo y siempre en el caso hipotético de que hubiera detrás de su delito, alguien con mucho más renombre que este esperpéntico personaje, quizá podría haber caído en la tentación de revelar algún inconfesable secreto y por tanto, comprometer a alguien que a todas luces, intenta  permanecer en la sombra.
 Pero de lo que allí pasó y de cómo se desarrollaron los hechos, solo podría hablar la familia de Bárcenas y quizá, si existieron otras razones, que las hasta ahora expuestas, opta por no hacerlo.
Que el ex tesorero ha debido estar recibiendo presiones de todo tipo y grandes, parece un hecho cierto. Y que de lo que diga podría depender incluso, la estabilidad en el poder de todo un gobierno, nadie lo duda ya, a estas alturas de la película.
Así que solo de él depende lo que conviene declarar sobre el incidente, sobre todo si desde prisión comprendió aquel aciago día, que poco podía hacer por garantizar el bienestar de los suyos, si había resultado tan fácil llegar hasta ellos.
De momento, caso cerrado. La justicia, con prisa, se ha encargado de ello.


miércoles, 23 de abril de 2014

Promesas que borra el viento


Aunque se le esté prestando poca atención, la campaña electoral para las europeas ha empezado y vuelven los discursos políticos cargados de nuevas promesas, de ésas que luego borra el viento.
Como si la dureza de los años vividos pudiera ser olvidada por los españoles y no se guardara en la memoria quiénes han sido los causantes de todas las desdichas, los candidatos de  los Partidos mayoritarios que nos han gobernado alternativamente desde hace tantos años, se colocan delante de la opinión pública con el mismo discurso que desempolvan reiterativamente cada cuatro años, presumiendo de lo que sólo ellos consideran triunfos y asegurando que harán por nosotros, esta vez en el Parlamento europeo, todo aquello que sin embargo no hicieron mientras estuvieron en el poder y que tanto necesitában para sobrevivir, los mismos que les auparon con sus votos.
Hace tiempo que se viene necesitando una Ley que castigue con firmeza el incumplimiento de promesas electorales y no hay más que mirar la trayectoria de este PP que nos gobierna, para comprender qué color tiene la mentira y cómo se llega a dirigir un país, apoyándose en meras falacias.
Los programas que los partidos presentan en las campañas electorales, si no se hubiera perdido todo atisbo de honor, habrían de ser un adelanto de todas las acciones que cada uno acometerá, si los ciudadanos le  premia con la confianza de sus votos.
Porque prometer es fácil, sobre todo si no ocurre nada cuando después se incumplen esas promesas y escribir bellas palabras sobre un papel no tiene secretos para los asesores de campaña, si hay dinero por medio.
Pero cuando las promesas van dirigidas a la totalidad de los ciudadanos, que con sus aportaciones fiscales sostienen el aparato de gobierno, es mucho lo que, teóricamente, empeña quién las hace y por tanto, se convierten en algo que debía poder ser demandado por la sociedad, en caso de no cumplirse.
Si el incumplimiento se castigara por Ley, Rajoy ya no estaría en el gobierno, ni se hubiera atrevido a hacer y deshacer contradiciendo el programa que presentó hace más de dos años.
Los ciudadanos hubiéramos apelado a la justicia, agraviados como hemos sido por todas y cada una de las medidas tomadas y al día de hoy no existirían, ni la Reforma Laboral, ni la Ley Wert, ni otras tantas decisiones tomadas a golpe de Decreto, con el argumento de haber obtenido una mayoría, más que absoluta, absolutista.
Volver ahora a colocarse ante los medios con la misma estrategia y hablar de que la crisis ha finalizado gracias a una gestión que nada ha resuelto realmente, atreviéndose además a seguir prometiendo cosas que nunca se cumplirán, no solo hiere en lo más profundo los principios fundamentales de la Ética, sino que constituye un acto de desvergüenza inconmensurable, que sin embargo, no afecta a sus “ilustres” protagonistas.
Aunque claro, sin medios para combatir estas acciones, los ciudadanos nada podemos hacer para evitar que se nos mienta descaradamente, con la única  intención de volver a conseguir nuestros votos.
Porque, curiosamente, ninguna de las Formaciones que se presentan a las Elecciones, anuncia en el programa que nos ofrece, la necesidad de atajar este problema tan común, que a todos tanto nos afecta.
Ya comprendemos que con la penalización del incumplimiento de promesas electorales, más de uno quedaría en una situación lamentable y no tendría más remedio que pensar muy mucho lo que incluiría en su programa, antes de exponerlo a la consideración de la Sociedad, si después no pudiera llegar a cumplirlo.
Pero ya se sabe, quién hace la Ley, nunca la escribe en propio perjuicio.




martes, 22 de abril de 2014

El discurso del juez


No sé qué tiene el Juez Elpidio Silva, que no convence en sus planteamientos.
Acusado de prevaricación, en relación con el tema Blesa y apartado de la carrera judicial de manera intempestiva, su caso parecía en un principio, otra injusticia similar a la cometida con Garzón y una forma velada de favorecer a un implicado en un caso aparentemente claro de corrupción, que como otros tantos, iba a quedar impune.
Es verdad que los procedimientos empleados con Silva son llamativos y constituyen en sí mismos motivo de sospecha y cierto es que resulta significativo que se actúe contra un Juez, antes que contra quien presumiblemente, es delincuente.
Pero lo que ha ocurrido desde que se conoció la imputación, las frecuentes apariciones televisivas de Silva, siempre amenazando con estar en posesión de pruebas de enorme peso, sin embargo nunca reveladas y su actitud personal hacia determinados periodistas, negándose sistemáticamente a contestar sus preguntas durante la celebración de algún debate, ha ido dejando al descubierto una cara del personaje, que en nada se corresponde con la que sería natural en quién ha sido tan injustamente tratado y sí con la de quién al menos aparentemente, demuestra una  inquina cerval contra todo el aparato judicial del Estado, sin argumentar más motivo que el que a sí mismo concierne y perjudica.
Soberbio, prepotente, engreído y manipulador, bien ha sabido aprovechar la situación para publicar nada menos que dos voluminosos libros y para empezar una curiosa carrera política cimentada exclusivamente en una experiencia personal, que podrá ser todo lo nefasta que se quiera, pero que no constituye en sí misma, un atentado contra la ciudadanía, bastante acostumbrada por otra parte, a que a su alrededor se cometan toda clase de injusticias.
Qué pretende Silva, aparte de recuperar su sitio en la Judicatura, sigue siendo un misterio que no se termina de ver claro, si uno escucha en profundidad su discurso.
Al contrario que Garzón, que ha llevado discretamente todas las amargas vicisitudes que le han venido sucediendo, Silva no ha dejado pasar un solo momento sin aprovechar la ocasión de relatar mil y una peripecias de lo ocurrido a su alrededor, pero sin brindar un solo indicio de realidad que pueda convencernos de que lo que dice es rigurosamente cierto, ni mucho menos, aportar ninguna de esas pruebas que presume guardar bajo la manga y que según palabras textuales  “minarían los cimientos del Estado de Derecho”.
Con esa extraña actitud concurre a las Europeas y reclama nuestro voto y con ese elevado punto de resentimiento promete salvarnos de lo que está ocurriendo según él, en el mundo judicial español.
Y como todos los que pretenden ser salvadores, busca en el populismo y en la aclamación general un medio por el que llegar al poder, seguramente con la intención de asentarse en él para siempre, aunque sin establecer qué papel concedería una vez alcanzada la cima a las opiniones contrarias a la suya y que al menos ahora, no parecen gustarle demasiado.
Si tiene razón en que se ha actuado contra el de manera injusta,  la pierde en cuanto se niega a escuchar a los otros, utilizando en su propio provecho cualquier contacto con los medios, con un discurso enervante y agresivo desde su comienzo hasta el fin y sin admitir oposición alguna a su delirante doctrina.
Por eso hay algo que falla en su interconexión con las masas y por eso, auguro que nada conseguirá en su paso por las urnas para las elecciones europeas.
Las actitudes despóticas, afortunadamente, tienen poca cabida en una democracia y no basta  haber  sido vejado para agredir con mayor contundencia, pues la razón de la fuerza nunca constituye un buen camino para quien aspira ,de algún modo, al poder.



lunes, 21 de abril de 2014

Un pulso a la Justicia


El final de la instrucción del caso Noos parece que está cerca y los españoles confían en que el Juez Castro mantenga la imputación de la hija del Rey, aunque sobre este asunto pulula la negra sombra de una fiscalía que ya se pronunció en contra de dicha imputación, a pesar de la multitud de indicios que existen para sostenerla.
El dificilísimo pulso que Castro está manteniendo contra una multitud de opositores, no ha hecho hasta ahora mella en su resolución por llegar al fondo de esta cuestión y por ello, parece improbable de todo punto que a estas alturas dé marcha atrás salvando a la Infanta del farragoso asunto en que se metió aceptando, junto a su marido, la titularidad de una serie de Empresas que después han servido, presuntamente, para un desvío constante de fondos públicos.
Pero desde el mismo inicio del caso, personas que por su profesión habrían tenido que dedicarse con firmeza a demostrar la culpabilidad de los implicados, como es el caso del Fiscal Horrach, no han hecho otra cosa que poner trabas al trabajo de la judicatura, sin que se haya aclarado hasta ahora, el motivo de esta contumacia en defender a Cristina de Borbón, de no ser el peso de su apellido o haber sufrido presiones de toda índole, habiendo cedido a ellas, sin ninguna resistencia.
Que no es común que la hija de un Rey tenga que sentarse en un banquillo, todos lo sabemos, pero la trayectoria de este idílico matrimonio en cuestiones laborales y el posterior descubrimiento de que sus actividades habían estado siendo aparentemente delictivas durante varios años, han hecho imprescindible una exhaustiva investigación y se ha contado con la inmensa suerte de que el caso cayera en manos de un Juez honrado, al que ha sido imposible apartar de su intención de que se haga justicia, independientemente de quienes sean los imputados, o de su parentesco con una familia real, últimamente en declive.
Pero una vez que la instrucción sea concluida, que esta línea impecable de trabajo judicial continúe, dependerá enteramente de la Audiencia de Palma, sin que se sepa si finalmente se podrá conseguir que se juzgue a todos los imputados, o si siguiendo las recomendaciones de Horrach, se librará por fin a la Infanta de las sospechas que sobre ella se tienen, arrancándola prácticamente, de las garras de la justicia.
Sobran argumentos para pensar que casi con toda probabilidad la decisión de la Audiencia de Palma irá por estos derroteros, pero de ser así, todo se hará sin haber sopesado las graves consecuencias que este inconmensurable error podría traer, al contradecir severamente los deseos que la opinión pública tiene de que la Justicia en este País, se aplique de manera igualitaria a todos y cada uno de sus ciudadanos.
Zafar a Cristina de Borbón del yugo que la ata al destino de su marido, habiendo como hay, más de cuatrocientas facturas que avalan que se gastó alegremente el dinero procedente de sus empresas, resultaría ser la decisión más arbitraria de cuántas se han tomado en los juzgados españoles en los últimos tiempos, superando los incontables disparates que hemos tenido que soportar en relación a los múltiples casos de corrupción que se han venido barajando, a nivel de todo el territorio patrio.
Nada se pierde sin embargo, si en base a las pruebas existentes se sienta a la Borbón en el banquillo, sin restar una sola brizna de posibilidad de que se defienda, en igual medida en que de seguro lo harán su marido y su socio, como bien mandan las Leyes españolas.
Para eso ya cuenta con el privilegio de poder permitirse ser  asistida por uno de los mejores Bufetes de abogados del País y seguro que no se ahorrarán medios en hacer lo que sea necesario para ahorrarle sufrimientos.
Bastantes prebendas tiene ya la Monarquía, como para encima causar la impresión de que sus miembros pueden comportarse de la manera que quieran, incluso cruzando la línea del delito, sin que todo el aparato del Estado se atreva a poner freno a su desmesura, aboliendo de raíz determinados comportamientos, si los hubiere, exactamente como si quien los protagonizara, fuéramos  cualquiera de nosotros y todo hace pensar que en un caso como éste, nada ni nadie podría salvarnos del peso de la Ley. ¿O no?


domingo, 20 de abril de 2014

Un alivio efímero


Las vacaciones de Semana Santa y sobre todo el buen tiempo reinante, han servido a los españoles para encontrar un alivio a sus penurias en forma de puestos de trabajo temporal, en el sector de la Hostelería y para que los negocios relacionados con el turismo avancen lentamente hacia una recuperación pasajera, que puede verse incrementada de cara al verano.
Muchos padres de familia, que se encontraban en situación crítica, han visto la oportunidad de poder incorporarse por unos días al mundo laboral ejerciendo de camareros, contando además con las propinas que ha dejado la buena voluntad de la gente y que para ellos puede significar un consuelo, al menos por un corto espacio de tiempo.
El Gobierno enseguida ha aprovechado para echar las campanas al vuelo y adjudicarse, de cara a las elecciones europeas, unos cuantos tantos a su favor, como si no supiéramos que el empleo generado en estas circunstancias dura exactamente, lo que los turistas tardan en abandonar sus lugares de vacaciones y no supone descenso alguno en las escandalosas listas de paro que padecemos y que son las más altas de Europa.
A este estado de enfático optimismo ha venido a sumarse el descubrimiento de un fraude en Andalucía con los dineros destinados a cursos de formación de desempleados, que otorga al PP una nueva oportunidad de atacar a su principal enemigo, es decir, a un PSOE cada vez más envuelto en malas historias de las que le será difícil salir, si no ocurre un milagro de esos que son, prácticamente inexistentes.
Así que la  al trabajo y por ende, a la campaña electoral, se presupone movidita, por lo que auguramos ataques de cierta contundencia entre los dos partidos mayoritarios en días sucesivos y un fuego cruzado de reproches que bien pudiera beneficiar a otras formaciones que hasta ahora no han saboreado nunca las mieles del poder y que por lo tanto, ofrecen a la ciudadanía una imagen menos perjudicada de la que el PP y el PSOE gozan últimamente.
Abundando en el refranero, este río revuelto podría proporcionar ganancias a otros pescadores, que ven en estas elecciones europeas una manera de ganar puntos con los que acercarse fortalecidos a los comicios generales que se celebrarán, si no ocurre nada que lo impida, dentro de unos dos años.
Rosa Díez y Cayo Lara, si consiguen una mejora sustancial en la intención de voto de los españoles, tendrían entonces tiempo de ensayar cómo sería su juego político, en el caso de que su ascensión se materializara en estos meses, esforzándose por convencer a la ciudadanía de que su manera de gobernar sería distinta y haciendo lo posible por acercarse a la opinión reinante en la calle, para dar el empujón final cuando las generales se encuentren más cerca y con la intención de romper un bipartidismo demasiado tocado por los casos de corrupción que vienen sacudiendo a las dos fuerzas mayoritarias. 
A nosotros, estos días de asueto nos han servido para reforzar la paciencia y para hacer acopio de fuerzas que nos permitan después enfrentarnos a todo lo que nos pueda venir y que ya predecimos que no parece que vaya a ser nada bueno. Entre los comentarios cada vez más frecuentes de que habrá una nueva subida del IVA, en cuanto pasen las elecciones, y el fracaso reiterativo de todas las políticas laborales de don Mariano, ya tenemos para pensar, mientras nos vamos reincorporando a nuestras obligaciones, por unos días, absolutamente olvidadas.
Eso sí, tenemos claro que, en principio, no pensamos creer ninguno de los discursos que sobrevendrán en la recién abierta campaña electoral, pues nadie nos ofrece la menor confianza, ahora que ya nos conocemos.
Y aunque a alguien tendremos que votar, prometemos que no será a los grandes, porque ninguno de ellos se lo merece.




viernes, 18 de abril de 2014

El Mago de las letras


Cuando hace cerca de cuarenta  años leí  “Cien años de soledad”, me invadió la sensación de estar asistiendo al nacimiento de una nueva clase de literatura.
En aquella España de oscuridad, en la que solo unos pocos se atrevían aún a dar pequeños pasos al frente en cualquiera de las corrientes artísticas, empezar a conocer la obra de García Márquez  y saber que era posible escribir en libertad, sin responder a ninguno de los cánones establecidos y siendo capaz de transformar  radicalmente el modo tradicional de abordar el género de la novela, era como recibir directamente sobre la cara el soplo fresco de una esperanza, capaz de instalar en nuestros corazones la idea de que no solo era posible cambiar, sino que también resultaba factible hacer de ese cambio un modo de disfrutar la vida intelectual en plenitud, sin cortapisas.
Después, cuando las cosas mejoraron, había necesidad de seguir leyendo para comprobar que aquel primer encuentro no había sido de ningún modo un espejismo motivado por las profundas carencias padecidas y sí una realidad que continuaba naturalmente su curso en cada una de las novelas que se iban sucediendo con el paso del tiempo.
Para entonces, García Márquez ya había alcanzado fama mundial, convirtiéndose en imprescindible para los hispanoparlantes y en especial para aquellos que como yo, nunca pudimos olvidar la emoción del primer encuentro.
Nunca volvió a repetirse el sentimiento de descubrimiento que tuve con “Cien años de soledad”, quizá porque a medida que iba conociendo al autor, aquella magia era ya esperada y deseada cada vez que tenía entre las manos uno de sus libros, pero la maestría indiscutible de su pluma me ganó para siempre y ahora que se va, no me cabe la menor duda de que no podré dejar de añorarle mientras viva.
Sería imposible intentar describir la grandeza de su estilo o calificar la dulce anarquía de su modo de relatar las cosas, siendo como ha sido su trayectoria variopinta, especial y tan única que es ya en sí misma inimitable, auténtica y eterna.
Pero sí que es verdad que le tengo que agradecer lo mucho que con él he aprendido y la calidad del tiempo que me han regalado sus palabras a lo largo de una gran parte de mi vida. Ya saben, esos espacios muertos de soledad, que una quizá de otro modo perdería y que sin embargo, se ganan entrando en un mundo de fantasía que otros concibieron para nosotros.
Ni una sola de sus obras me defraudó y todas lograron hacer que durante su lectura, no existiera otra realidad que la que se iba abriendo en cada nueva página.
Así que no quiero despedirme, sino hacer la promesa de releer, que no es más que una forma de descubrir todo aquello que pudo escapar a la observación del lector, mientras luchaba denodadamente por conocer el final de las obras.
El hecho de convivir con sus libros, me asegura la permanencia de su imborrable memoria. Al fin y al cabo, será como tener una parte de su recuerdo, en casa.




jueves, 10 de abril de 2014

Ante el juez


Al mismo tiempo que se juzga al hombre vestido de cura que se coló en su casa, Luís Bárcenas se sienta hoy ante el juez Ruz, manteniendo la incógnita de si decidirá o no acusar directamente a su Partido de financiación ilegal y de si proporcionará nuevas informaciones que conduzcan a miembros destacados del PP, directamente ante la Justicia.
Su abogado dice que pasó el tiempo de tirar de la manta y que no será esa la estrategia propuesta a su cliente, aunque todo pudiera pasar, estando como está el ex tesorero, absolutamente abandonado por la Formación a la que pertenecía y viendo cómo ve, cada vez más cerca, una condena en solitario, de la que no podrá librarle nada ni nadie, a no ser que ofrezca pruebas de que otra gente está implicada en sus delitos y pueda negociar con el Juez, una salida un poco más airosa para su caso.
Siendo aún como es, imprevisible la reacción de Bárcenas, es perentorio aclarar la procedencia de los cincuenta millones que guardaba en un Banco suizo y que no parece que procedan en su totalidad, de un desvío de fondos de la presunta cuenta B del PP o al menos, no recaudado únicamente por él, por lo que podría intentarse que confesara quienes le ayudaron a conseguirlo.
Qué nombres podrían aparecer hoy como copropietarios de ese dinero, sigue siendo una incógnita de la que no solo el ex tesorero podría tener la respuesta, a juzgar por la tesis que ha venido sosteniendo el diario El Mundo, desde que se hiciera pública esta historia.
Pero ahora que no está Pedro J, la intención de dicho periódico, sea cual fuere en el fondo, puede haberse transformado sospechosamente, con lo que se habría perdido toda posibilidad de que se conozca la verdad a través de esa vía y solo queda que finalmente Bárcenas se decida por “compartir” sus responsabilidades con algún otro, que seguramente no será precisamente, el conserje de Génova.
El acoso judicial que se cierne sobre la persona de su esposa,  sería el detonante que le animara a una confesión más profunda, si como desde siempre ha defendido, pretende evitarle la tortura de tener que ser encarcelada, en el caso de que mantuviera su silencio.
La cúpula del PP no debe tenerlas todas consigo y estas horas de declaración deben estar constituyendo para sus líderes un auténtico Calvario.
A los ciudadanos, lo que verdaderamente nos importa es que se llegue al fondo del asunto y que se depuren las culpabilidades oportunas, sean quienes sean los implicados, por lo que esperamos que el Juez no se deje impresionar por las presiones que seguramente se ejercen sobre él y cumpla con su estricto deber, con toda la dureza que la Ley le permita.

Siendo como es éste, uno de los casos de corrupción más importantes de cuantos se encuentran en los juzgados españoles, la importancia de su resolución se hace absolutamente imprescindible, si se quiere demostrar que la justicia funciona y que nadie escapa indemne de la comisión de delitos fiscales, tan corrientes hoy día entre la clase política, llámese como se llame, y ocupe el cargo que ocupe, inclusive si son labores directas de gobierno.

miércoles, 9 de abril de 2014

Votar por necesidad


La designación de Arias Cañete como candidato del PP a las elecciones europeas, abre una brecha en la inestable vida del gobierno de Mariano Rajoy y posiblemente traerá consigo una remodelación que el Presidente podría aprovechar para quitarse de encima a determinados cargos que le han traído con su gestión, más dolores de cabeza que satisfacciones, a lo largo de los dos años que han durado en la cúpula.
Nombres como el de Wert, Soria y Mato, que con su mal hacer han acarreado a Rajoy demasiadas muestras de disconformidad por parte de los ciudadanos, podrían desaparecer en breve de nuestras vidas, ofreciéndonos la esperanza de que solo tal vez, sus propuestas políticas pudieran derogarse.
Sin que las elecciones europeas supongan para nosotros algo que consideremos importante, sí que son un barómetro con el que poder valorar por primera vez desde su llegada al poder, al PP y un modo de expresar la total disconformidad que este pueblo viene manifestando permanentemente hacia su política de recortes económicos, sociales y de derechos.
No conviene pues, practicar la abstención en los próximos comicios, si verdaderamente nos parece urgente que Rajoy sepa por nuestra actitud que no toleramos su manera de gestionar los asuntos de Estado y también para que el principal Partido de la oposición entienda de una vez, que el tiempo de liderazgo de Rubalcaba ha pasado y que debe abandonar la cabeza del PSOE, lo más pronto que sea posible.
Por muy desencantados que estemos con los políticos, a causa de una corrupción que ya no permite creer en ninguno de los habituales discursos emitidos desde las tribunas mediáticas, no acudir a las urnas en esta ocasión, podría propiciar que un Rajoy absolutamente sordo ante las peticiones del pueblo, interprete que la abstención significa que no estamos tan en desacuerdo con sus políticas, como desde la calle se pretende.
Por eso es esencial que el mensaje le llegue alto y claro a través de las urnas, ahora que se nos da la posibilidad de que nuestra voz suene en sus oídos, para que comprenda que de ningún modo puede ni debe continuar por el camino que eligió y que su mayoría absoluta le permite recorrer sin sobresaltos, gracias a la legislación vigente.
Sería sin embargo esencial, que por primera vez en muchos años se rompiera el bipartidismo y que otras formaciones con menos poder, a las que ni siquiera se escucha con interés en el Parlamento, llegaran a obtener los votos suficientes para poder dejar claro a las dos grandes formaciones, que su alternancia en el poder, no es eterna.
Y da igual si es Izquierda Unida o Rosa Díez quien cree una cierta alarma entre las filas de socialistas y conservadores, si el resultado de las elecciones establece que ambos pueden perder una hegemonía que ha durado ya demasiados años.
Con suerte y si la remodelación gubernamental coloca en determinados puestos a personas un poco menos recalcitrantes que las que ahora sufrimos, los comicios podrían ayudar a que lo que queda de legislatura resultara para los españoles, un poco menos gravoso.
Nada vamos a hablar de momento, del debate sobre el Referendum catalán ocurrido ayer en el Parlamento. El afán independentista de Mas no es, ni de lejos, una prioridad ni para los catalanes, ni para los españoles, mucho más interesados en conseguir trabajar, sin que importe realmente bajo qué bandera.


martes, 8 de abril de 2014

En vilo


La aparición de restos óseos en la escombrera en que la policía busca desde hace días a  Marta del Castillo, eclipsa en su totalidad la convocatoria sobre el Referendum catalán prevista para hoy en el Congreso y salta a la primera página de los periódicos demostrando que a los españoles les conmueve mucho más que los padres de la adolescente puedan por fin cerrar su terrorífica historia, que el hecho de que Artur Mas consiga su propósito de preguntar a los catalanes si quieren ser o no independientes.
A lo largo de la mañana, todos los medios han estado esperando con la respiración contenida que los forenses confirmaran  si los huesos encontrados podrían corresponder a la chica asesinada hace ya cinco años y cuyo paradero ha venido ocultando sistemáticamente su asesino, habiendo dado durante este tiempo más de siete versiones distintas sobre dónde la dejó aquella noche.
Convertido este caso en un reto para la policía, que ha venido fracasando una y otra vez en todos los intentos de búsqueda, la esperanza estaba últimamente centrada en los resultados vertidos por la llamada prueba de la verdad que se había practicado a Carcaño hace tan solo unas semanas y que situarían el cadáver de la joven en la escombrera en la que ayer se encontraban los restos que se han estado analizando durante toda la mañana.
La decepción ha llegado al filo del mediodía, cuando los responsables de la investigación hacían público que los huesos corresponderían a un enterramiento mucho más antiguo y que por tanto, nada tendrían que ver con Marta del Castillo, que era el objeto principal de esta investigación, nuevamente fracasada.
Se abre ahora una nueva incógnita para la policía que se ha topado de manera accidental con este macabro hallazgo y que sigue sin embargo excavando en la zona, sin rendirse en el empeño de dar con el cadáver de la joven sevillana, aunque bastante desengañados cuando por unas horas habrían creído por fin, solucionado este caso.
Sin embargo, la extensión del terreno que queda aún por excavar no cierra todas las puertas y permite conservar a la familia, destrozada por el desencanto de este nuevo revés, mantener ciertas esperanzas de poder cerrar unas heridas que permanecen abiertas desde el mismo momento en que Marta desapareció.
Los medios, que nunca se han escatimado en esta búsqueda, siguen a disposición de una justicia empeñada en llegar a resolver uno de los asuntos más truculentos de la historia criminal española, que además ha dejado demasiadas veces en entredicho la eficacia policial para poder obtener del asesino la verdad de lo sucedido y dónde ocultó su cadáver.
Así que todo el país ha decidido hoy seguir de cerca esta historia, propinando a Artur Mas una sonora bofetada de indiferencia sobre sus ínfulas independentistas y en estos momentos, prefiere ver a través de las redes cualquier noticia relacionada con la continuación de los trabajos en la escombrera de Camas, en lugar de lo que está ocurriendo en el Congreso de los Diputados, donde los nacionalistas catalanes defienden con bastante oposición de los otros, la posibilidad de celebrar su famoso Referendum.
Queda muy claro que a los ciudadanos les importa mucho más el dolor de una sola familia, que cualquier asunto que tenga que ver con los malditos políticos.


lunes, 7 de abril de 2014

Los que esperan el salto


Cuando los españoles  miramos el espejo donde están reflejadas las gravísimas consecuencias que nos ha traído esta crisis y nos indignamos con la actuación que nuestros políticos están protagonizando, sin ningún resultado evidente que nos permita ir saliendo del pozo, quizá perdemos la perspectiva global de lo que está ocurriendo en el resto del mundo, ensimismados como estamos, en solventar nuestros propios problemas.
Han de llegar imágenes como las de los subsaharianos encaramados, durante horas, en las vallas de las fronteras de Ceuta y Melilla, para tener que admitir sin paliativos, que en otras partes de este planeta hay gente que lo está pasando mucho peor y a quiénes se les niega además, toda posibilidad, por mínima que sea, de poder cambiar el rumbo de sus vidas.
No piden estos ciudadanos, hechos de la misma carne y piel que nosotros, nada más que poder traspasar la línea que los aleja de una miseria desconocida para cualquiera de nosotros e incluso, en muchos casos, de una muerte cierta, a causa de los gravísimos problemas políticos que se padecen en el África que dejamos como herencia los europeos, cuando tras esquilmar sus recursos, la abandonamos a su suerte.
Y esa línea en forma de frontera, tras la que para ellos está el paraíso donde respirar con tranquilidad, lejos de las insoportables condiciones en las que se han visto obligados a sobrevivir, se les cierra sistemáticamente, estableciendo con toda rotundidad unas diferencias inexplicables entre personas iguales, sólo con el argumento de proteger unas zonas territoriales que una ley escrita por otros hombres, señala como nuestras.
Pero por mucho que cerremos los ojos, por mucho que intentemos apartar de nuestra mente la crudeza de la realidad que se ha convertido en cotidiana para los habitantes de Ceuta y Melilla, el intento masivo que cada amanecer protagonizan estas personas se convierte en la voz que zahiere nuestras conciencias, recordándonos por si lo habíamos olvidado, que una infelicidad mucho mayor que la nuestra, existe.
Las medidas disuasorias que se siguen adoptando como única salida a este problema, difícilmente conseguirán parar a quienes sin tener nada que perder, ya tengan decidido que poco o nada importa su vida, si han de seguir estando en medio de la desolación que caracteriza a los lugares en los que nacieron.
Así que el cierre de puertas, las concertinas y los muros, por muy altos que quieran construirlos quienes ahora nos gobiernan, no serán más que una manera de demostrar que una parte del mundo es capaz de negar la esperanza a otra mucho menos afortunada en cuestión de riqueza, que se niega a creer que los seres humanos hayan hecho de la deshumanización un modo de entender la política, en lugar de considerar prioritariamente establecer unos principios de igualdad social, entre todos los habitantes del mismo planeta.
Mirar hacia el sur ha de ser una obligación necesaria, al menos para todos los que defendemos la teoría de que todos tenemos los mismos derechos y por tanto, a la vez que se lucha por evitar la pérdida de los mismos que nos están regalando nuestros gobernantes, habrá que intentar que quienes nunca tuvieron ninguno, puedan llegar a alcanzar los niveles que nosotros gozamos desde hace tanto tiempo.
El Mundo y Europa en particular, tendrán que plantearse que el grito desesperado de África requiere una respuesta y que es un deber ofrecérsela en forma de una ayuda que pase por enseñar a los países a administrar y repartir sus propios recursos.

¿Qué esto depende de la Educación? Pues habrá que educar, pero primero, habrá que terminar con el hambre y acoger a los vienen con los brazos abiertos.

domingo, 6 de abril de 2014

Una infracción muy oportuna


Precisamente cuando el juez Ruz parece haber hallado indicios de la financiación ilegal del PP, salta a la palestra la impenitente Esperanza Aguirre, esta vez, como protagonista de una infracción de tráfico que terminó según los agentes sancionadores, con una fuga de la ex Presidenta madrileña, pero que la coloca de nuevo en el candelero informativo, consiguiendo captar la atención de unos periodistas que seguramente harían mucho mejor su labor si se adentraran ahora que pueden, en los entresijos de ocurrido en Génova, en vez de especular con un incidente que tiene la importancia que tiene y que eso sí, demuestra que Aguirre incurre como siempre, en un grave pecado de prepotencia.
 Es verdad que aparcar en el carril Bus de la Gran Vía, obstaculizando el enorme tráfico que por allí discurre es, a todas luces, una infracción contra el código de la circulación y que merece la sanción impuesta por los agentes sea quién sea el autor del delito y cierto es que no ha lugar a la protesta y posterior fuga de la ex Presidenta y mucho menos a los comentarios ofensivos que ha venido vertiendo en los medios sobre los agentes de movilidad y la policía, ahora que han actuado contra ella y no contra manifestantes ni perro flautas, de esos a los que suele aludir Aguirre, cuando pide mayor contundencia policial a la hora de controlarlos.
También es cierto que no por ser quién es ha de tener mayor peso su palabra que la de los agentes, que no han hecho otra cosa que cumplir cabalmente con su obligación, puesto que la misma protagonista de los hechos confesaba haber aparcado en zona prohibida, aunque después difería de la versión oficial negando haberse fugado, a pesar de que en su huída rozó una de las motos de los policías y a punto estuvo de atropellar a quien la pilotaba.
Pero este rifirrafe tenga quién tenga la razón, no puede ni debe convertirse en tema obligado de todos los debates televisivos, ni ocupar las primeras páginas de los periódicos como si de una emergencia nacional se tratara, pues ya se encargará la ley de dilucidar si la ex Presidenta incurrió en qué delitos y de aplicarle las sanciones que correspondan, en caso de probarse su culpabilidad en los hechos denunciados por los agentes.
Lo verdaderamente importante estos días, sigue siendo si puede probarse la existencia de sobresueldos en negro en el PP y si ese delito fiscal pudiera traer consigo la inmediata imputación de todos sus protagonistas, a saber, de cuántos figuran en los famosos papeles de Bárcenas, ahora en posesión del juez.
Porque si es así, no se puede olvidar que uno de esos nombres corresponde nada menos que al Presidente del gobierno y que no aparece allí reflejado una vez, sino muchas, como perceptor de cantidades provenientes de los donativos forzosos ofrecidos por determinados empresarios, favorecidos después con la adjudicación de obras públicas que les reportaron pingues beneficios.
Si esto llegara a probarse, mucho descaro tendría Rajoy si pretendiera mantenerse en su puesto como si nada hubiera pasado, siendo su presunto delito una forma de corrupción que, encima, chocaría frontalmente con el sacrificio que ha venido exigiendo a la totalidad de unos ciudadanos, a los que su política de recortes ha colocado al borde de un abismo insalvable, amén de privarles de gran parte de sus bien ganados derechos.
Y es precisamente la gravedad de este asunto el que activa el mecanismo de los malos pensamientos y hace que una se pregunte si la infracción de Aguirre no habrá sido hecha adrede, para desviar la atención mediática de lo ocurrido entre las paredes de la sede del PP y otras cuestiones, como la de la Gurtel, que afectan directamente a los populares y en particular, al gobierno madrileño que presidió Aguirre, tan implicado en el segundo de los casos.

A los ciudadanos ya no nos extraña nada y para que quede constancia de que también nosotros somos capaces de imaginar cuál pudiera ser el trasfondo de determinados asuntos, lo decimos. Y lo peor, es que acertamos casi siempre.

jueves, 3 de abril de 2014

El libro del escándalo


Pide el hijo de Suárez la retirada del libro de Pilar Urbano, que se está convirtiendo, antes de aparecer, en un debate presente en todos los foros, por considerar que injuria gravemente la figura de su recién desaparecido padre y por tanto, negando la teoría de que el Rey conocía y apoyaba la conspiración del 23F, cuestión que también se ha apresurado a desmentir otro de los protagonistas de aquella historia, Felipe González.
Uno no sabe cómo se pueden lanzar determinadas teorías, si son mentira y tampoco comprende si son verdad, por qué quien las propone no aporta a la vez todas las pruebas de que presuntamente dispone, o no se atrevería a proponer afirmaciones tan graves contra nada menos que la cabeza del Estado, arriesgando el prestigio y la carrera, simplemente por publicar un libro.
El momento tampoco es precisamente oportuno, primero porque el ex Presidente acaba de ser enterrado y después, porque al sufrir los españoles  problemas muy graves a consecuencia de la crisis, lo que ocurrió hace treinta tres años, poco o nada importa realmente ahora, por mucho interés que se tenga en llegar al fondo de una verdad, que probablemente nunca terminaremos de conocer del todo.
Una gran mayoría de ciudadanos ni siquiera tiene recursos para comprar el libro de Urbano, ni ningún otro, acuciados como están por la falta de empleo y, por tanto, conceden a este asunto una importancia bastante relativa, de no ser porque viene a echar leña al fuego en el que hoy  arde la imagen de una Monarquía, bastante tocada por asuntos como el del caso Urdangarín y las aventuras viajeras por las que el monarca se ha visto obligado a pedir un perdón que nadie le concedió, a la vista de cómo están las cosas para todos, menos para los de su clase, a quienes la crisis no afecta.
De hecho, solo Izquierda Unida se ha atrevido a pedir explicaciones al Rey y ya ha sido severamente reprendida por los demás Partidos, por considerar que el libro de Urbano no prueba lo que dice y Suárez, desafortunadamente, ya no está, para corroborarlo o desmentirlo.
 Entretanto, el juez Ruz da por sentada la existencia de una contabilidad B en el Partido Popular, en tanto en cuanto presume que Bárcenas sacó de ella trescientos mil euros que después depositó en un Banco suizo y además relaciona directamente el dinero que llegaba a esa caja, con donaciones de empresarios premiados después, con la concesión de importantes obras públicas.
Establecida esta premisa, no cabe sino preguntarse si no se va a exigir en el Parlamento la inmediata dimisión de Rajoy, siendo como es quien dirige los destinos de este Partido y quien para mayor inri, se encuentra en estos momentos ocupando la Presidencia del país, ahora que la justicia le implica directamente en la comisión de un delito como éste, del que lleva intentando zafarse desde el mismo momento en que se conocieron los papeles de su ex tesorero y su inclusión en la lista de los que cobraban sobresueldos.
Si un asunto de tal gravedad se deja pasar, como si la extorsión a empresarios fuera una práctica normal en todos los Partidos, poco o nada se puede esperar de estos políticos, pertenezcan al grupo que pertenezcan.
Sobre todo porque el dinero que se maneja en cualquier proyecto de carácter público procede, no lo olvidemos, de los bolsillos de todos los españoles, a quienes últimamente está costando sangre sudor y lágrimas responder al pago de los innumerables impuestos, que precisamente el PP, se ha encargado de subir de manera escandalosa, en los últimos tiempos.
Lo que recoge Hacienda ha de revertir, necesariamente en bien de los ciudadanos y no servir para subrepticiamente engordar las cuentas en dinero negro de determinados representantes políticos, como presuntamente parece ser la pauta establecida ahora por Ruz, en relación con lo que pasaba en la sede de Génova.
Si cobraron, que lo devuelvan a su lugar de origen, en lugar de exigir a la ciudadanía una contribución forzada para paliar los efectos de la crisis y si delinquieron, que lo paguen, en igual medida que lo pagaría cualquiera que perteneciendo al pueblo llano, se atreviera a defraudar a las arcas públicas, en algún momento de su vida.
¿Cómo va a importar pues el contenido del libro de Urbano, estando como estamos rodeados de la corrupción más feroz de cuántas se han conocido a lo largo de toda nuestra historia?
¿Y cómo confiar en lo que dicen los políticos, si sus acciones contradicen de manera permanente sus palabras y sus discursos no tienen otro apoyo que el de la mentira continua, ignorando la voz de un pueblo que clama por su dignidad, mientras ellos pierden la suya en actos como éstos?.
Solo la contundencia de una Ley sin piedad, podría poner freno a esta inmoralidad presente en todos los ámbitos del poder y solo el que esa ley forzara a abandonar el cargo a los autores de delito, podría conseguir que se volviera a la honestidad que debiera, como principio inalterable, caracterizar a quienes  nosotros pagamos, para que nos representen.


miércoles, 2 de abril de 2014

La cruda imagen de la crisis


La intervención absolutamente desgarradora de dos madres jóvenes sin recursos, durante un pleno del Ayuntamiento de Cádiz, ofrece un testimonio de la realidad de los españoles que pone en tela de juicio la labor de nuestros políticos, por la inoperancia que supone que el pueblo llano haya llegado a situaciones como éstas, sin que el gobierno del PP se muestre capaz de gestionar una salida honrosa para los miles de padres de familias que han caído de bruces en la más absoluta de las pobrezas.
Sin vivienda, sin trabajo y con menores a su cargo, estás dos madres que más que perder los nervios, clamaban ante Teófila Martínez exigiendo una solución rápida a sus problemas, se han convertido repentinamente en la voz de los seis millones de desempleados que sufren en silencio las secuelas físicas y psíquicas que trae consigo la desgraciada situación en que nos vemos obligados a vivir y son el más fiel reflejo de que lejos de estar saliendo del negro túnel de la crisis, estamos inmersos en él, sin esperanza de mejorar, al no existir un proyecto basado primordialmente en la creación de puestos de trabajo, sino un sometimiento total a la recomendada política de recortes, que no hace más que ahondar en la herida sangrante que tenemos abierta todos los españoles.
Estas dos mujeres, que tienen un nombre, pero que podrían ser cualquiera de nosotros y su ademán de haber llegado al límite de una desesperación, más temida porque afecta directamente a sus hijos, no puede sino provocar en todos nosotros un sentimiento de solidaridad y una comprensión absoluta hacia la soledad que padecen, abandonadas a su suerte por quienes se supone debían ser los garantes de que se respetaran todos sus derechos.
Sacadas a la fuerza por una cohorte de policías locales de la sala de Plenos y sin obtener siquiera un pequeño gesto de acercamiento  por parte de la alcaldesa, a la que una de ellas reclamaba que la mirase a los ojos y que tuviera humanidad, por un momento fueron la imagen más cercana a la realidad de cuántas se han ofrecido en los últimos tiempos a través de los medios, contradiciendo con sus lágrimas cualquier atisbo de triunfalismo sobre la salida de la crisis que se nos quiera ofrecer y que resulta tras la visión de lo ocurrido en Cádiz, sencillamente increíble.
Si a los ciudadanos ni siquiera se nos respeta el derecho a mantener un contacto con nuestros representantes en los Ayuntamientos, que son las instituciones más cercanas que en teoría tenemos, mal andamos. No es pues de extrañar que no haya más remedio que seguir saliendo a la calle para manifestar nuestra protesta, ya que es el único foro que permite que nuestra voz grite alto y claro aquello que nos preocupa, incluso a riesgo de ser reprimidos con extrema violencia y de no contar con la comprensión de este Gobierno.
¿Qué queda por hacer, si ante una escena como la que presenciamos ayer, ninguno de los representantes del Ayuntamiento de Cádiz hizo el más mínimo amago de acercarse a estas madres para escuchar lo que reclamaban?
¿Soportar con paciencia las agresivas medidas de Rajoy, que permiten que se nos desahucie y se nos despida hasta dejarnos en la más pura de las indigencias?
¿Esperar en silencio la misericordia de algún político de turno que se llegue a compadecer de nosotros y nos ofrezca unas cuantas migajas con las que malvivir con nuestros hijos?
¿Aguardar a las Elecciones generales otros dos años, para poder cambiar de signo, con la esperanza de que quienes vengan después adopten otro camino por el que empezar a recuperar la dignidad robada?
¿Y cuánto tiempo?
Si los medios dieran voz a cada uno de los ciudadanos, en vez de perder el tiempo en interminables debates partidistas que en nada ayudan a la resolución de los problemas reales que padecemos, tal vez, se consiguiera avergonzar severamente a los que se llaman a sí mismos servidores públicos, pero que son en realidad, esclavos de los mercados y mercenarios del capital, mientras el pueblo intenta malvivir con lo poco que les deja su corrupción y la violencia de su política.


martes, 1 de abril de 2014

Para todos los gustos


Dando un claro ejemplo de coherencia, que ya quisiéramos los españoles que imitaran algunos de nuestros políticos, dimite en bloque el gobierno de Hollande, a la vista de los espantosos resultados obtenidos en unas elecciones municipales que representan un serio aviso de lo que puede ocurrir en Francia, en las Generales, si no se da un giro de ciento ochenta grados, en la forma de manejar los asuntos de Estado.
Con el ejemplo de lo sucedido en todo el sur de Europa, los franceses deben temer un efecto contagio que pueda afectar en un futuro a la totalidad de su sociedad, que hasta ahora ha ido paliando mucho mejor que nosotros los efectos de una crisis que por mucho que diga Rajoy, parece concebida para convertirse en eterna.
 Entretanto, en el funeral por Suárez., Rouco Varela vuelve a las andadas, sin resignarse al retiro forzoso al que parece haberle relegado su Iglesia, empleando en su Homilía un tono catastrofista que incluso amenaza con el fantasma de una guerra civil,  demostrando que para él, la separación de los poderes del Estado no existen y que desde la Religión se sigue interfiriendo en asuntos que debieran estar exclusivamente reservados al terreno político, cada vez que se quiere y sin que estas injerencias traigan consecuencia alguna para los que las protagonizan, ni desde el plano político, ni desde las esferas vaticanas de las que dependen directamente estos obispos.
Al mismo tiempo, sale a luz un libro de Pilar Urbano en el que se insinúa sin ningún tipo de pudor, que Suárez afirmaba que el alma mater del golpe de Estado del 23F era el Rey y que sólo gracias a su contundente oposición no le quedó otro remedio que dar marcha atrás y salir ante los españoles en aquella famosa aparición televisiva que todos recordamos y que tanto le ha agradecido el pueblo a lo largo de los años, creyendo a pies juntillas en su oposición al golpismo, tan de moda en aquellos tiempos.
Como desgraciadamente Suárez ya no está para corroborar esta noticia, a Pilar Urbano han empezado a lloverle ofertas para hablar de este asunto, e incluso desde algunos grupos políticos, como Izquierda Unida, las opiniones vertidas en su libro han dado lugar a una exigencia de que se desclasifiquen inmediatamente todos los documentos relacionados con el golpe y que el Monarca se apremie a dar explicaciones sobre lo que sobre él se afirma, para aclarar la verdad de lo sucedido a todos los españoles.
El enfrentamiento entre Montoro y Cáritas, producido a raíz de una publicación sobre la pobreza infantil en España que la organización ha sacado a la luz hace unos días, parece recrudecerse provocando en el titular de Hacienda una especie de malestar por la oposición que demuestra el escrito a su triunfalismo exacerbado y le hace presentarse ante los medios poniendo descaradamente por mentirosa a la organización religiosa, quizá empujado por la inminente celebración de una elecciones europeas, que el PP no se puede permitir perder, ni siquiera por los efectos negativos que ha producido en nosotros la práctica continuada de determinadas políticas.
Y para culminar, entra en vigor el nuevo recibo de la luz, trayendo a nuestras vidas un poco más de oscuridad tras la que esconder la realidad de nuestras facturas y condenando a los españoles a una permanente consulta de los mercados eléctricos, simplemente para saber en qué momento pueden encender la lavadora o el calefactor, si no quieren verse ante la imposibilidad de pagar un recibo, cada vez más intricado y más alto, mientras la ineficacia de este Gobierno y del Ministro Soria en particular, no han hecho más que complicar las cosas, aún más si cabe, y siempre en perjuicio de los ciudadanos.
Pero como esto no es Francia, aquí nadie tiene previsto dimitir. Ni los Ministros, ni el obispo, ni nadie que tocado por la suerte tenga hoy el privilegio de ocupar un cargo institucional, del que no se apearían por voluntad propia, a no ser por motivos de grave enfermedad… y ni eso.