miércoles, 30 de noviembre de 2016

La culpa tendenciosa


Mientras se libra un fuerte pulso en el Parlamento, para intentar echar abajo las leyes más polémicas que aprobara el PP en la Legislatura pasada, como la LOMCE o la Mordaza, los ecos de la repentina muerte de Rita Barberá siguen sonando contundentemente en las voces de los sectores más recalcitrantes de su Partido, adjudicando a diestro y siniestro culpabilidades que, por sí mismas, no podrían haber desencadenado el deceso, pero que en cierto modo, alivian la mala conciencia de quienes habían convertido a la finada en innombrable, siguiendo las órdenes que les llegaban desde arriba.
El mismísimo José María Aznar se ha involucrado voluntariamente en esta polémica, criticando, como no podía ser de otra manera, lo mal que se han portado los que forman la cúpula actual del PP, con la ex alcaldesa y acudiendo, en olor de multitudes, a una de las misas que se han celebrado por su alma, quizá para demostrar a la familia que también entre los conservadores, sigue habiendo clases.
Esta estrategia de culpabilización,  que se ha puesto por bandera el sector más a la derecha del PP y que ha llegado a acusar a los medios de comunicación de practicar un acoso insufrible hacía Barberá, por lo que ellos consideran una nimiedad, como es el caso del pitufeo, ha empezado sin embargo a crear una especie de brecha entre las filas de los conservadores, que viene a ratificar que esa unidad de la suelen presumir los principales líderes populares, resulta ser en realidad muy frágil y que puede quebrarse en cuanto no se coincide en alguna toma de decisión, sobre todo cuando tiene que ver con los casos de corrupción y se opta por separar al sospechoso, del cargo que hasta ese momento ocupaba.
Qué habría que hacer entonces, cuando se produce una imputación judicial  que lleva al banquillo a algún cargo en activo del PP, es una incógnita que a pesar de la indignación palpable que estamos viendo estos días, nadie se ha atrevido a anticipar, ni siquiera el excelso ex Presidente, al que por cierto, no hemos oído defender a la ex alcaldesa de Valencia, hasta que se ha producido su muerte.
La impresión que percibe la ciudadanía sobre lo que está aconteciendo alrededor de esta desgraciada historia, es sin embargo, la de que se está tratando de convertir este tema en un asunto político y que se pretende tácitamente, a través de utilización, conseguir rebajar de algún modo el acuerdo con Ciudadanos, para mantener en sus cargos a los presuntos corruptos, prácticamente hasta que se hagan firmes las sentencias.
No se puede olvidar que de este modo, personajes como Bárcenas o Granados, continuarían ejerciendo, a pesar de los cargos que se les imputan e incluso gozarían de la libertad necesaria para seguir aumentando sus respectivos patrimonios, dentro o fuera de España  y con ello, se correría además el peligro de que se minimizaran hasta tal punto los asuntos de corrupción, que llegaría un momento en el que ni siquiera se les daría importancia, a pesar de que el dinero del que se habla, pertenece, en el fondo,  a todos los ciudadanos.
La esperpéntica representación a que estamos asistiendo estos días, la falsa indignación que ahora demuestran los mismos que callaron y permitieron que en el Partido se tratara a la alcaldesa como una apestada, no puede, sino dar a entender, que en política puedes pasar en un mismo día de villano a beato, sin que exista una explicación plausible, que justifique tal desatino.
El recogimiento que  en un primer momento pedía la familia, ha dado paso a un circo en el que las viejas glorias del PP, pugnan por ganar reconocimiento, no se sabe con qué clase de miras.
Parece imposible que los allegados de Barberá no sean capaces de distinguir algo que resulta tan evidente.




martes, 29 de noviembre de 2016

El machismo inmóvil


Las declaraciones del alcalde de Alcorcón, David Pérez, confundiendo burdamente el sentido del movimiento feminista con una especie de rencor enconado hacia la figura del hombre, por parte de determinadas mujeres, ponen en evidencia el desconocimiento que aún existe entre determinados personajes políticos sobre lo que acontece en el mundo que les rodea y cómo ese desconocimiento es capaz de tergiversar una realidad, con la que sin embargo, no les queda otro remedio que convivir , fundamentalmente, si ocupan un cargo que conlleva el trato con todo tipo de ciudadanos, como es el caso de la persona a la que nos referimos.
La salida de tono de este alcalde carpetovetónico, ignorante y anclado en una especie de fundamentalismo religioso que le ha llevado a afirmar que las mujeres que deciden abortar son, textualmente, salas de ejecución en las que se acaba con la vida de los seres humanos y que las feministas no son más que las que por frustración personal defienden ideas evidentemente contrarias al que sería su pensamiento, ha puesto en pie de guerra a cientos de miles de afectadas, que incluso sin pertenecer a movimiento alguno, se han sentido inmediatamente indignadas por la gravedad de estas afirmaciones y no están dispuestas a permitir que el suceso acabe por convertirse, como suele pasar en estos casos, en algo meramente anecdótico.
La lucha feminista, que como todo el mundo sabe, no pretende otra cosa que lograr la igualdad de derechos entre ambos sexos y que no resulta ser la contrapartida de ese machismo que caracteriza a personajes parecidos a este alcalde de inclinaciones ultraconservadoras que aún pululan por las calles de este país nuestro, ha conseguido, habría que recordar, desde sus inicios, mejorar considerablemente las condiciones de vida de millones de mujeres en todo el mundo y tiene aún por delante, un largo camino que recorrer, para poder erradicar, precisamente, esa clase de pensamiento que refleja a la perfección este personaje al que nos estamos refiriendo y que forma parte de un todo que no está dispuesto a conceder a las mujeres, aquello que le corresponde por derecho.
Partiendo de esa base y reconociendo que afortunadamente se avanza a diario en la consecución de la igualdad, el hecho de que personas como el mencionado alcalde de Alcorcón continúen ocupando cargos de relevancia en nuestro país y que sus declaraciones no hayan bastado para que se haya exigido su dimisión inmediata, resulta reflejar una realidad que no por  indeseada es menos frecuente y deja en evidencia cuán urgente es cambiarla radicalmente, para que el buen funcionamiento de las instituciones, se convierta en un hecho.
Anclados a un pasado decimonónico, estos ultraconservadores, talibanes de un catolicismo mal entendido y fieles a la espantosa tradición de dominio machista que les inculcaron sus ancestros, tratan de impedir por todos los medios los avances progresistas hacia la verdadera igualdad y menosprecian indignamente, la esencia misma de todas las mujeres.
Con individuos de tal calado, no puede extrañar que el salario de las mujeres siga siendo considerablemente inferior al de los hombres, que se las siga considerando obligatoriamente cuidadoras de niños y ancianos o que continúe existiendo la lacra social del maltrato doméstico, de la que tanto nos está costando deshacernos.
Tengan en cuenta que estos individuos, cuestionan incluso el derecho a decidir sobre la maternidad que nos permite la ley, como si nuestros cuerpos hubieran de ser, necesaria y únicamente, dedicados a la procreación y objeto de uso y disfrute de recalcitrantes opresores a los que servir, hasta la extenuación.
Anclados en su cómoda postura de supremacía, la inquietante presencia del feminismo, como tal, no puede, sino significar para ellos un riesgo de perder todos y cada uno de sus privilegios, así que como todos hemos podido ver, no dejan pasar una sola ocasión para expresar ante sus encendidos auditorios, las viejas y trasnochadas doctrinas que les inculcaron y que jamás les ha permitido evolucionar o abrir la mente, para poder crecer al ritmo que les imponen los tiempos.
Cristina Cifuentes, no ha tardado en exigir a su compañero de Partido una disculpa, que por supuesto ha dado prontamente.
Pero ya no hay remedio. Todo el país sabe hoy cómo piensa realmente David Pérez y lo que se puede esperar de él como político.
No queda, sino compadecer al pueblo de Alcorcón, al que, desgraciadamente, representa.



lunes, 28 de noviembre de 2016

Una enfermedad inoportuna


Una grave tendinitis en ambos hombros me aleja unos días de la posibilidad de escribir, precisamente cuando los acontecimientos en España y en el mundo recorren caminos inesperados que nos causan a todos tremendas sorpresas.
Tumbada por el insoportable dolor, me quedo estupefacta ante la noticia del repentino fallecimiento de Rita Barberá y asisto atónita, después, al interminable rosario de comentarios fuera de tono que vierten los mismos que decidieron abandonarla a su suerte en cuanto intuyeron que su situación judicial podría empezar a afectar la estabilidad del Partido, como si la memoria de los ciudadanos tuviera una caducidad casi diaria y no pudiéramos recordar todo lo que se ha escrito y dicho sobre la ex alcaldesa, a la que ahora tratan de beatificar, culpando reiteradamente a los informadores y a cualquiera que se haya atrevido a opinar sobre los problemas con la justicia, en los que se había visto envuelta últimamente.
Todos aquellos que la convirtieron en innombrable, incluidos Mariano Rajoy y su séquito de Ministros y portavoces de primera y segunda línea de juego, seguramente tan sorprendidos como el resto de los ciudadanos, pero con el agravante de no poder escapar de un suceso que había tenido lugar a escasos cincuenta metros del Congreso, cayeron, sin saber cómo reaccionar, en una especie de hechizo lacrimógeno inducido seguramente por su propia mala conciencia y sólo la familia, en el fragor de los primeros momentos, se atrevió a sugerir  que el estrés provocado por el absoluto abandono de sus compañeros, podría haber sido el detonante del infarto fatal que se ha llevado a uno de los personajes más controvertidos que han existido entre las filas del PP y que ahora descansa lejos de todo aquello a lo que tanto temió, por cierto sin haber tenido tiempo real para poder implicar a nadie más, en estos farragosos asuntos.
Quizá esa misma mala conciencia llevó también a la Presidenta del Parlamento Ana Pastor,  a convocar el minuto del silencio que se llevó a cabo dentro de un Hemiciclo al que la difunta jamás había pertenecido y que provocó la criticadísima reacción de Podemos de ausentarse de la sala, por considerar que se estaba rindiendo una especie de homenaje a quién hasta esos mismos momentos había estado imputada en un caso de corrupción, por el que había declarado, justamente, dos días antes del fallecimiento.
Las reacciones no se hicieron esperar y no tardaron los Partidos tradicionales en acusar a Iglesias y los suyos de haber faltado al respeto a una persona que acababa de fallecer, sin tener en cuenta que ese minuto de silencio se había convertido, por celebrarse precisamente dónde se celebró, en un acto político que tal vez faltaba al respeto a una buena parte de los ciudadanos.
Otra cosa hubiera sido, si el acto se hubiera organizado, por ejemplo, a las puertas del Hotel el que se había producido la muerte y que se encontraba a escasos metros del propio Parlamento, orientándolo como un acto de intimidad y de apoyo a la familia, que seguramente hubiera contado con  la presencia de todos y cada uno de los parlamentarios, de acuerdo en respetar a Barberá como persona, que era de lo que se trataba en esos momentos.
La misa vespertina, dirigida por uno de los obispos más conservadores de cuántos pululan por este país nuestro, tampoco contribuyó demasiado a sosegar los ánimos de los populares, a los que prácticamente se acusó de haber precipitado los acontecimientos que habían rodeado la muerte.
Y así estaban las cosas aquí, cuando Raúl Castro, en una escena calcada a la que protagonizó Arias Navarro en aquella madrugada del 20 de Noviembre,  anunciaba en Cuba que su hermano Fidel había abandonado el mundo de los vivos a la edad de noventa años, provocando en los medios de comunicación una desbandada general que prácticamente dejaba a Barberá de cuerpo presente en Valencia, para dirigirse a la Habana, por la indiscutible importancia de la noticia que acababa allí de producirse.
El carismático comandante, el longevo dictador, que más que longevo, algunos creíamos eterno, había muerto finalmente en paz, en aquella tierra a la que consiguió cambiar radicalmente por medio de su Revolución y a la que años después, también, había sumido en una desesperación de la que no había conseguido sacarla jamás, quizá por temor a rendirse ante todos aquellos que fueron hasta el último aliento, sus enemigos y que tampoco pudieron con él, a pesar de haberlo intentado profusamente.
Duelo en las calles cubanas, espontáneo o inducido y celebración excesiva en las avenidas de un Miami en el que habita una buena parte del que fuera su pueblo.
Luces y sombras, mezcladas con esa exageración caribeña  que hace las reacciones menos creíbles, sean cuales fueren y que lo que al final vienen a demostrar la enorme brecha abierta y probablemente insalvable que existe entre los que se quedaron y los que se fueron de la vieja isla a la que amamos y a la que deseamos un futuro esperanzador, sin guerras fratricidas.
Y en eso estamos, en este día, en el que por fin recupero la movilidad en los brazos para sentarme tranquilamente a escribir sobre estas dos noticias, habiendo tenido tiempo de entender que en este mundo en el que vivimos, ni llueve ahora, ni lloverá jamás a gusto de todos, como si estuviéramos condenados, por un decreto natural, al desentendimiento.
El reposo obligatorio te obliga, aunque no quieras e incluso te ofrece la oportunidad de ser mucho más objetivo en las opiniones, aunque he de reconocer que no me gusta nada estar fuera de escena.



Una enfermedad inoportuna


Una grave tendinitis en ambos hombros me aleja unos días de la posibilidad de escribir, precisamente cuando los acontecimientos en España y en el mundo recorren caminos inesperados que nos causan a todos tremendas sorpresas.
Tumbada por el insoportable dolor, me quedo estupefacta ante la noticia del repentino fallecimiento de Rita Barberá y asisto atónita, después, al interminable rosario de comentarios fuera de tono que vierten los mismos que decidieron abandonarla a su suerte en cuanto intuyeron que su situación judicial podría empezar a afectar la estabilidad del Partido, como si la memoria de los ciudadanos tuviera una caducidad casi diaria y no pudiéramos recordar todo lo que se ha escrito y dicho sobre la ex alcaldesa, a la que ahora tratan de beatificar, culpando reiteradamente a los informadores y a cualquiera que se haya atrevido a opinar sobre los problemas con la justicia, en los que se había visto envuelta últimamente.
Todos aquellos que la convirtieron en innombrable, incluidos Mariano Rajoy y su séquito de Ministros y portavoces de primera y segunda línea de juego, seguramente tan sorprendidos como el resto de los ciudadanos, pero con el agravante de no poder escapar de un suceso que había tenido lugar a escasos cincuenta metros del Congreso, cayeron, sin saber cómo reaccionar, en una especie de hechizo lacrimógeno inducido seguramente por su propia mala conciencia y sólo la familia, en el fragor de los primeros momentos, se atrevió a sugerir  que el estrés provocado por el absoluto abandono de sus compañeros, podría haber sido el detonante del infarto fatal que se ha llevado a uno de los personajes más controvertidos que han existido entre las filas del PP y que ahora descansa lejos de todo aquello a lo que tanto temió, por cierto sin haber tenido tiempo real para poder implicar a nadie más, en estos farragosos asuntos.
Quizá esa misma mala conciencia llevó también a la Presidenta del Parlamento Ana Pastor,  a convocar el minuto del silencio que se llevó a cabo dentro de un Hemiciclo al que la difunta jamás había pertenecido y que provocó la criticadísima reacción de Podemos de ausentarse de la sala, por considerar que se estaba rindiendo una especie de homenaje a quién hasta esos mismos momentos había estado imputada en un caso de corrupción, por el que había declarado, justamente, dos días antes del fallecimiento.
Las reacciones no se hicieron esperar y no tardaron los Partidos tradicionales en acusar a Iglesias y los suyos de haber faltado al respeto a una persona que acababa de fallecer, sin tener en cuenta que ese minuto de silencio se había convertido, por celebrarse precisamente dónde se celebró, en un acto político que tal vez faltaba al respeto a una buena parte de los ciudadanos.
Otra cosa hubiera sido, si el acto se hubiera organizado, por ejemplo, a las puertas del Hotel el que se había producido la muerte y que se encontraba a escasos metros del propio Parlamento, orientándolo como un acto de intimidad y de apoyo a la familia, que seguramente hubiera contado con  la presencia de todos y cada uno de los parlamentarios, de acuerdo en respetar a Barberá como persona, que era de lo que se trataba en esos momentos.
La misa vespertina, dirigida por uno de los obispos más conservadores de cuántos pululan por este país nuestro, tampoco contribuyó demasiado a sosegar los ánimos de los populares, a los que prácticamente se acusó de haber precipitado los acontecimientos que habían rodeado la muerte.
Y así estaban las cosas aquí, cuando Raúl Castro, en una escena calcada a la que protagonizó Arias Navarro en aquella madrugada del 20 de Noviembre,  anunciaba en Cuba que su hermano Fidel había abandonado el mundo de los vivos a la edad de noventa años, provocando en los medios de comunicación una desbandada general que prácticamente dejaba a Barberá de cuerpo presente en Valencia, para dirigirse a la Habana, por la indiscutible importancia de la noticia que acababa allí de producirse.
El carismático comandante, el longevo dictador, que más que longevo, algunos creíamos eterno, había muerto finalmente en paz, en aquella tierra a la que consiguió cambiar radicalmente por medio de su Revolución y a la que años después, también, había sumido en una desesperación de la que no había conseguido sacarla jamás, quizá por temor a rendirse ante todos aquellos que fueron hasta el último aliento, sus enemigos y que tampoco pudieron con él, a pesar de haberlo intentado profusamente.
Duelo en las calles cubanas, espontáneo o inducido y celebración excesiva en las avenidas de un Miami en el que habita una buena parte del que fuera su pueblo.
Luces y sombras, mezcladas con esa exageración caribeña  que hace las reacciones menos creíbles, sean cuales fueren y que lo que al final vienen a demostrar la enorme brecha abierta y probablemente insalvable que existe entre los que se quedaron y los que se fueron de la vieja isla a la que amamos y a la que deseamos un futuro esperanzador, sin guerras fratricidas.
Y en eso estamos, en este día, en el que por fin recupero la movilidad en los brazos para sentarme tranquilamente a escribir sobre estas dos noticias, habiendo tenido tiempo de entender que en este mundo en el que vivimos, ni llueve ahora, ni lloverá jamás a gusto de todos, como si estuviéramos condenados, por un decreto natural, al desentendimiento.
El reposo obligatorio te obliga, aunque no quieras e incluso te ofrece la oportunidad de ser mucho más objetivo en las opiniones, aunque he de reconocer que no me gusta nada estar fuera de escena.



lunes, 21 de noviembre de 2016

La estrategia de la negación


Como ya hemos visto otras muchas veces, también Rita Barberá ha optado por elegir la estrategia de la negación, como elemento principal de su defensa y ha repetido por enésima vez ante el tribunal, que desconocía la inmensa trama de corrupción que se movía a su alrededor, alegando una ceguera casi imposible de creer, si se tiene en cuenta el carácter controlador que todos adjudican a que fuera Alcaldesa de Valencia.
Tras el baño de multitudes que se dio en el acto de inauguración de Las Cortes, dónde  arropada por sus ex compañero, se atrevió, incluso a estrechar la mano del Rey, sentarse hoy en el banquillo, tragarse la soberbia que ha demostrado durante todo el proceso que se empezó a incoar contra ella, hace algún tirmpo y adoptar una postura de sumisión para contestar las preguntas que se le han hecho durante toda la mañana, no ha debido ser fácil para quién de la mano del PP, manejó durante años unas cotas de poder, que le permitieron hacer y deshacer a su antojo sin tener que ofrecer explicaciones a nadie y llevada en volandas por la mano del que fuera su íntimo amigo, ahora otra vez, Presidente.
Ha contado Barberá que lo único que reconoce es haber hecho a su Partido una donación de mil euros, pero que nunca nadie le reembolsó esa cantidad, como se cuenta en cierta grabación que obra en poder del juez y que probablemente será, una de las pruebas de cargo con las que cuente el fiscal, para intentar que se la condene.
Con todo su equipo procesado y con la Comunidad y el Ayuntamiento regentados por PSOE y Compromís, los apoyos con que contaba la ex alcaldesa, se han ido cayendo uno a uno, llevándola a ser considerada en la actualidad, como uno de los muchos personajes fantasmas que tuvieron en su día cargos importantes en el PP, a los que ahora, ni siquiera se nombran.
Como el juicio acaba de empezar, habrá que esperar para ver qué deriva van tomando los acontecimientos, sin que hoy por hoy sepamos de qué sería capaz Barberá, si finalmente se ve acorralada por la justicia, hasta el punto de temer un veredicto de culpabilidad casi cierto, ni si llegado el caso, se atrevería a hacer uso de la valiosísima información que posee, acerca de las malas prácticas de financiación llevadas a cabo, presuntamente, por su Partido o si en Génova eran conscientes de cuánto estaba sucediendo.
Con la Gurtel y La Púnica encima y a punto de conocerse la sentencia del caso Urdangarín, los tiempos no pintan demasiado bien para la ex alcaldesa.
El aluvión de casos de corrupción protagonizados por políticos del PP exige condenas ejemplarizantes que disuadan a los cargos actuales de cualquier tentación que pudieran tener en estos desgraciados asuntos y la señora Barberá no va a ser la excepción que confirme la regla.
Endiosada por sus compañeros durante más de treinta años, a Barberá le cuesta y mucho, reconocer que se le han terminado los privilegios.
La justicia se encargará de establecer, exactamente, en qué posición se va encontrar a partir de ahora y ya les digo yo  que ninguno de aquellos que fueron sus amigos del alma, estaría dispuesto a dar la cara por ella.


domingo, 20 de noviembre de 2016

Tiempo de borrascas


Mariano Rajoy está convencido de que la abstención del PSOE le ha otorgado una patente de corso con la que poder gobernar, a la manera que estaba acostumbrado cuando contaba con mayoría absoluta en el Parlamento y no ha tardado nada en empezar a lanzar rumores sobre subidas de impuestos y la necesidad de llevar a cabo más recortes, si se quiere cumplir con Bruselas, además de intentar colocar en un puesto de extrema responsabilidad al que fuera su Ministro del interior, cuestión que se ha frustrado, por la terrible oposición del resto de los grupos políticos.
Ya avisamos de que aquella  abstención conduciría directamente a la práctica de un chantaje permanente y apenas ha pasado tiempo para que hayamos podido comprobar que no errábamos en nuestro juicio, pues a todo lo expuesto anteriormente, hay que añadir que el recién reelegido Presidente, no para de hacer referencia a la imposibilidad de gobernar, si no recibe los apoyos que necesita o se vería obligado, a la convocatoria de nuevas elecciones.
La izquierda, que anda aún muy enfadada con los socialistas y  más aún, desde que Felipa González dedica todas las ocasiones que puede a criticar con extrema dureza a su Secretario General saliente, no se ve, sin embargo, capaz de sacar adelante ninguno de sus proyectos pendientes, pues la losa de Ciudadanos, apoyando a los populares, incluso contraviniendo los principios de su propio programa y las veleidades de la Gestora de Fernández, a la que sólo preocupa purgar a los disidentes, convierten en prácticamente imposible dar pasos en otra dirección que no sea la que imponen los conservadores, que al final, ni  se abren al diálogo que prometieron, ni están dispuestos a que triunfe ninguna de la tesis elaboradas por Podemos, al que ahora considera su enemigo principal, en estos tiempos revueltos.
Está el país, descontento con la solución que se ha dado, tras casi un año de vacío de poder y aquellos que votaron al PP, esperando que por las circunstancias parlamentarias, algo cambiara necesariamente, se han llevado un chasco de muerte al comprobar que Rajoy se mantiene firme en sus inalterables principios de austeridad y que de aquí a unos días, va a volver, otra vez, a practicarlos.
Mucho tendrían que cambiar las cosas para que el gallego recapacite sobre sus errores y mucho tendrían también que cambiar los vientos electorales, para que los socialistas volvieran al cauce del  que tanto se han alejado en los últimos meses, por lo que pronosticamos, casi sin temor a equivocarnos, que más de una, de dos y de tres veces, accederán a lo que se les pida desde Moncloa, al menos hasta que Susana estudie si puede recomponer o no, la herida que sangra ininterrumpidamente en el seno de su Partido y que de curarse, le permitiría aparecer en Madrid, como la única salvadora de esta Patria.
Pero como los caminos se le han torcido tanto a la andaluza, que ya ni Felipe González se atreve a apostar por ella en público, esgrimiendo burdas excusas increíbles, mucho nos tememos que la legislatura que acaba de empezar y que en principio se preveía breve, puede  durar los cuatro años que marcan los cánones, con la aquiescencia de Rivera y de Fernández, como Presidente de una Gestora eterna.
Vaya por delante, que a nadie acaba de complacer ver al PSOE llevado a tal extremo, por el chantaje de la derecha, pero convendrán conmigo en que en política, correr riesgos del calibre del que corrieron los socialistas, el día de la Investidura, en el Parlamento, suele traer consigo la certeza de que cada cual acaba teniendo, exactamente, lo que se merece.
Con la borrasca encima de su cabeza, al PSOE no le queda otra opción que resguardarse de las inclemencias, obedeciendo sumisamente  los mandatos del que ayudaron a ser Presidente y que ahora, para su desgracia, se ha convertido, además, en su dueño.





jueves, 17 de noviembre de 2016

Anclado en el ayer


Con la abstención de los socialistas aún muy presente en la memoria de los ciudadanos, se produce una nueva intervención del ex Presidente Felipe González, en la que tilda a Zapatero de ingenuo, por no haber previsto con suficiente antelación la gravísima crisis que se le venía encima y a Pedro Sánchez, poco menos que de carente de información, al considerar que no sería capaz de hablar de España, durante más de media hora seguida.
Esta intervención, que se produce mientras crecen los rumores de que el ex Presidente está a punto de dar el pistoletazo de salida a la candidatura de Susana Díaz para la Secretaría general, consigue sin embargo recrudecer aún más si cabe, el enfrentamiento que permanece latente entre los socialistas y añade, si eso es posible, más leña a un fuego que en lugar de empezar a extinguirse,  se intensifica por momentos, colocando al PSOE, al borde de un cisma irrecuperable.
González, que se ha definido como el último referente vivo de la transición y que se escuda en su actuación de entonces para considerarse poco menos que un Dios en el mundo de la política, no ha sido aún capaz de reconocer y mucho menos aceptar, que aquellos tiempos difíciles en los que los españoles logramos pasar sin extrema violencia de la Dictadura a la Democracia, quedaron atrás, aunque algunos personajes como él, no hayan sabido o querido evolucionar, para poder escribir otros nuevos capítulos de nuestra Historia.
Siempre se ha dicho que no es fácil saber retirarse a tiempo y la cantinela de González, de un tiempo acá, le ha convertido precisamente en todo aquello contra lo que durante sus años de juventud luchaba, colocándole al lado de un conservadurismo feroz, que ni siquiera permite a los ciudadanos considerarle como un anciano venerable al que respetar, por lo que hizo en su momento.
Su posicionamiento al lado de los golpistas del PSOE en el asunto de Sánchez y las descalificaciones que ha vertido después sobre la figura del que fuera su Secretario general, sólo le ha acarreado una crítica atroz, por parte de toda la izquierda, que no comprende como un dirigente de su peso político pasado, haya podido alinearse de manera tan directa, con los neoliberales que defienden las políticas de austeridad, en perjuicio de las clases trabajadoras que fueron, conviene no olvidarlo, las que le auparon hasta la Presidencia de este país, durante muchos años.
Atrás quedaron, parece, aquellas promesas de defensa incondicional de los más desfavorecidos, las críticas mordaces a la derecha y hasta el sueño que una vez albergó, de representar al socialismo por el mundo, ejemplificando que la victoria de las izquierdas era posible, sin que nada se derrumbara.
Ahora, cómodamente instalado tras la puerta giratoria que se abrió para él, frecuentando con demasiada asiduidad las amistades peligrosas de los que antaño consideraba sus enemigos  políticos, empeñado en no ser apartado de la más vibrante actualidad y aupado por cierta prensa que  le ha convertido en portavoz de los ñoños barones que le corean sumisos, González ha perdido la memoria, la dignidad y hasta la poca credibilidad que aún le concedía un grupo de leales electores que más que socialistas eran felipistas, sentimentalmente unidos al pasado del ex Presidente.
No parece haber explicaciones fidedignas que justifiquen este cambio de chaqueta, ni móvil aparente para la comisión de esta especie de abdicación ideológica que hace públicamente el ex Presidente, pero la vida acaba siendo justa y da sorpresas inesperadas, sobre todo a los prepotentes y puede que en el caso de González, el sueño de colocar a Susana Díaz al frente de su Partido, se desvanezca como un espejismo delante de sus propios ojos, por la acción de esos militantes a los que, descaradamente, menosprecia.
Vender el cerdo antes de matarlo, suele ser un gravísimo error que a menudo cometen los políticos, sin terminar de comprender que la última palabra la tienen, siempre, los pueblos y este pueblo, que mira atónito cómo se ha deteriorado alguien al que admiraba por lo que significó en su momento, camina en otra dirección y empieza a considerar a González, más que como referente de aquella transición, como adalid de las políticas de las derechas.

  

miércoles, 16 de noviembre de 2016

A oscuras


Aún no ha empezado el invierno y ya hemos tenido varios casos de muerte relacionados con la pobreza energética, casos que contravienen todas las teorías triunfalistas que exhiben los populares, demostrando que en este país, han aumentado considerablemente las familias que rozan los extremos más terribles de la pobreza, teniendo incluso que vivir a oscuras, por no tener posibilidades de responder a las altísimas facturas de las Eléctricas.
Pero ya sabemos que ni las grandes Compañías ni estos Gobiernos abonados a las políticas europeas tienen corazón y estas historias, que de tristes que son, causan heridas imborrables en todos aquellos que tenemos la suerte de conservar la empatía con  quiénes nos rodean, poco o nada importan a esos poderosos cuya única ambición es la de ir obteniendo, año a año, más beneficios.
Sin embargo, esta gente que muere, que sufre impotente la imposibilidad de afrontar los gastos diarios de sus más urgentes necesidades y que padece la soledad, el silencio y la angustia que acompañan inexorablemente a la escasez, seguramente eran, hasta ayer, personas normales como nosotros, que tuvieron la mala suerte de caer en un bucle de catastróficas desdichas, casi siempre propiciado por una pérdida repentina de un empleo, que les permitía sacar a flote a sus más allegados y mantener la dignidad de poder andar con la cabeza bien alta, sabiendo que cuánto tenían procedía directamente del propio esfuerzo.
Prácticamente desde la post guerra, no se había oído hablar en España de casos de esta índole que tratamos y hay sido, a raíz de la llegada al poder del PP, de esos cuatro años ininterrumpidos de decretazos tiránicos, que aprobaron la Reforma laboral y otra serie de medidas absolutamente lesivas para las clases trabajadoras, cuando la seguridad familiar ha ido cayendo en picado, colocándonos en una situación de riesgo e incertidumbre de la que nos va a costar mucho salir, ahora que se ha facilitado a Rajoy, su continuidad en el gobierno.
Auténticamente abandonados a su suerte por los mandatarios conservadores, a los pobres de este país, a esos que no pueden ya  ofrecer
tres comidas diarias a sus hijos, a esos que se mueven entre tinieblas, viéndose obligados a utilizar velas para alumbrarse y mantas para resguardarse de los rigores del invierno, a esos que en muchos casos mueren, más que de oscuridad o inanición, de pura desesperación y tristeza, sólo les queda la impagable solidaridad de sus amigos y vecinos, que a veces también se ven impotentes para poder prestarles todo el apoyo que les gustaría, siendo como son, prisioneros de esta vorágine que se nos impone desde las esferas del poder y que nos ha hecho, a todos, retroceder a los niveles económicos que se manejaban , allá por los años cincuenta.
La cobardía de no querer enfrentarse a las Compañías de electricidad, a favor de los intereses de unos ciudadanos masacrados por la tiranía de las políticas europeas, ha de tener, necesariamente, una pronta respuesta por parte de la gente de bien, que no puede ni quiere permitir que sus conciudadanos continúen padeciendo los terribles efectos de la miseria.
Claro que provocar un enfrentamiento con estos gigantes eléctricos, terminaría de un plumazo, primero, con la posibilidad de utilizar las innumerables puertas giratorias que los políticos acostumbran a manejar cuando se retiran de sus cargos  e inmediatamente después, con la apacible relación que desde hace muchos años mantienen los políticos de la casta, con estas grandes Empresas.
Así, que volvemos a estar desolados ante el peligro y solo algunos gestos llegados desde los ayuntamientos del cambio, como el de Barcelona o Madrid, suponen un atisbo de esperanza, en esta lucha que mantenemos, para terminar con estos excesos que algunos se permiten.
Nada cambiará, sin embargo, si Partidos como Ciudadanos o PSOE, continúan prestando su apoyo al recién investido Presidente, olvidando que por encima de todo lo demás, ha de estar el bienestar de la gente.

Afligidos por la última muerte conocida, estos últimos días, uno se queda sin argumentos y teme, a la vista de lo ocurrido hasta ahora, la llegada del crudo invierno.

martes, 15 de noviembre de 2016

La cara de la pobreza


Poco han tardado  los Partidos de ultra derecha europeos en posicionarse al lado de Donald Trump, que sin haber confesado ningún tipo de ideología, más allá del republicanismo tradicionalista norteamericano, lanza mensajes muy similares a los que predican los griegos de Amanecer dorado o la propia Marie Le Pen y cuya elección resulta ser algo más que preocupante, ahora que el mundo occidental parece estar desmembrándose sin remedio, a causa de las agresivas políticas de recortes, que nos llevan a todos, al borde del abismo.
No es Trump el primero que aprovecha la desesperación de los desheredados para catapultarse al poder, ni será el último que a través de un mensaje populista de corte ultraconservador, arrastra a las masas consigo, hasta un terreno que por experiencias pasadas, parece extremadamente peligroso, sobre todo si a lo largo de su Presidencia, se coloca al lado de personajes como los mencionados anteriormente, constituyendo con ellos, un bloque.
Los políticos europeos, que han estado tensando la cuerda hasta colocar a los ciudadanos en posiciones francamente difíciles, miran ahora estupefactos como el monstruo se ha revuelto en su contra, enseñando unas garras que amenazan severamente sus intereses, aunque sin ser capaces aún de reconocer que este triunfo resulta ser una consecuencia directa de su nefasta gestión y que además, llega precisamente desde el que hasta ahora es considerado como el país más poderoso del mundo.
Hacen bien en temer, ya que su efecto podría ser contagioso y acabar colocando a Europa en manos de un grupo de mandatarios defensores de una ideología que en cierto modo se parece tremendamente a la hitleriana y que parecen dispuestos a poner patas arriba todas las premisas establecidas desde hace años en las Democracias europeas, sin que se pueda hacer absolutamente nada, si como puede ocurrir, fueran elegidos en las urnas.
Este primer aviso que llega de allende los mares, provocando un terremoto de convulsión en los mismos cimientos del viejo Continente, ha de servir sin embargo, para hacer una profunda reflexión sobre los motivos que llevan a los pueblos a tomar decisiones como ésta y muy fundamentalmente, sobre los gravísimos errores que se han venido cometiendo por parte de unos Gobiernos, con los que ya nadie parece, a día de hoy, sentirse identificado.
Y sin embargo, durante esta semana que ha seguido al triunfo de Trump, ni siquiera hemos oído a ningún mandatario europeo elaborar una autocrítica ante sus potenciales electores, como si esta vuelta de tuerca que se ha producido en la sociedad norteamericana, les fuera totalmente ajena y ese país viviera aislado del resto de un mundo que, desgraciadamente, todos sabemos globalizado.
Así que mientras deberían estar preguntándose qué mueve a los pueblos a la desafección por sus gobernantes, en Europa se han sentado a esperar a que Trump dé algún primer paso que les oriente sobre cómo podrían ser sus próximos cuatro años de gobierno, confiando sin razón, en una especie de milagro que les salvaguarde de la ascensión de los partidos de ultra derecha, en varias naciones de la Unión.
Algo así, debió pasar en Alemania cuando llegó el nazismo y nada hemos aprendido de la desgraciada historia que tiñó de sangre aquel tiempo. Ángela Merkel, aún atónita, ha sido de las primeras en felicitar al nuevo Presidente, sin ser capaz de reconocer algo que se parece peligrosamente a lo que ocurrió en su país y de lo que tanto ha costado deshacerse a sus compatriotas.
En honor a la verdad, esta etapa que se abre ante nosotros representa un nuevo tiempo de incertidumbre y seguramente no bastará con intentar conservar el poder, ahora en manos de Partidos tradicionales, sino que habrá que avanzar, urgentemente, en otra dirección bien distinta, si queremos que no nos arrastre el tsunami.
Porque entre la permisividad que se tiene con los Partidos de ultraderecha en Europa y la fustigación a que se somete a las Formaciones progresistas surgidas de los movimientos asamblearios, sólo queda una zona intermedia en la que continuar practicando una política neoliberal, que necesariamente, tiene los días contados, a causa de las innumerables equivocaciones que se han cometido.
Pronto, habrá comicios  en varias naciones europeas. Ya veremos por dónde sale el sol entonces y si no es demasiado tarde para frenar esa locura colectiva a la que lleva la desesperación cuando se conoce de cerca la cara de la pobreza.



lunes, 14 de noviembre de 2016

Como si nada hubiera pasado


Increíble la entrevista de Susana Díaz, en La Sexta, salvaguardándose descaradamente de los sucedido en el PSOE en los últimos tiempos y negándose reiteradamente a responder a la pregunta de si tiene o no la intención de postularse como futura Secretaria General y por ende, también como candidata a la Presidencia del país, por su Partido.
Inconcebible que ninguno de los periodistas presentes haya mencionado siquiera el golpe de estado que acabó  de un plumazo con el mando de Pedro Sánchez o la indignación que mueve actualmente a las bases socialistas, a causa de la decisión tomada por su cúpula, de abstenerse en la Investidura de Mariano Rajoy, para que volviera a ser presidente.
Inaceptable, que la Presidenta andaluza ose referirse a la pérdida paulatina de votos sufrida por su Partido, obviando intencionadamente la que ha venido sufriendo ella misma en Andalucía, en la que se ha visto obligada a gobernar en coalición con Ciudadanos, después de ochenta días de vacío de poder y haciendo concesiones como la dimisión de Cháves y Griñán, a los que tantas veces ha defendido denodadamente, delante de todos los medios.
Sorprendente, que se atreva la andaluza a poner en tela de juicio la inteligencia de los ciudadanos, escudándose cobardemente en el paso del tiempo que falta aún para la celebración de su congreso y que contará a su favor y en demérito de un Pedro Sánchez, que ahora mismo quizá sería capaz de vencerla, contando como cuenta, con un gran apoyo de la militancia.
Absurdo, que Díaz pretenda un apoyo por parte de los electores de la izquierda, sin considerar que ha quedado patente su obcecación por apoyar una abstención que ha dado al traste con el sueño de un gobierno de progreso y que aún se aventure a lanzar ciertos mensajes relacionados con los asuntos que más preocupan a los españoles, como si haber llevado en volandas hasta a la Presidencia a Rajoy, no fuera a tener consecuencias y las acciones protagonizadas por sus adeptos, hubieran de ser, obligatoriamente, perdonadas.
Terrible, que habiendo causado la gravísima herida que se ha producido en su propio Partido, por una cuestión de soberbia personal y un  orgullo mal entendido, que sólo aplauden los miembros de su vieja guardia, no pierda ocasión de criticar duramente a Podemos, quizá sin querer advertir, que sus acciones también han traído al Parlamento el temido sorpasso y que  por tanto, llegue o no a ser Secretaria general, no le quedará al PSOE otra opción que negociar con los de Iglesias, les guste o no y ahora además, en inferioridad de condiciones.
Escalofriante, que aún se atreva a defender delante de  las cámaras los postulados de una izquierda a la que hace bastante tiempo que dejó de pertenecer y a la que ha traicionado flagrantemente al prestar su apoyo incondicional a un PP, que ya ha empezado su campaña de un chantaje, que no le quedará más remedio que aceptar, si quiere librarse del ridículo que supondría para su partido, la convocatoria de nuevas elecciones.
Incalificable, la ausencia total de autocrítica y la banalidad con que se toma la Presidenta andaluza la situación que arrastran los suyos por la imposición de una gestora, anodina, sin autoridad y sin apoyos  de sus militantes y sobre todo, imperdonable, su soberbia, su despotismo y la ridícula pretensión de agradar, que choca violentamente con la opinión que de ella se tiene en un país, que sabe perfectamente lo que ha hecho.
Hay ambiciones que no merecen otra cosa, que el más estrepitoso de los fracasos. 



domingo, 13 de noviembre de 2016

Contra ira, paciencia


El revuelo mediático que ha levantado en los pasados días la venta del piso de Ramón Espinar, ha terminado por saldarse con el triunfo de la candidatura del joven, en las primarias de Podemos en Madrid, demostrando que en ocasiones excepcionales, los electores no se dejan influir por la machaconería de la prensa, siendo capaces de defender y conservar su propio criterio.
Como todos sabemos, se ha hablado mucho del empeño del grupo Prisa en derrocar a Espinar y en cierta medida a Pablo iglesias, que tácitamente apoyaba su candidatura, a favor de Rita Maestre, más próxima al pensamiento de Errejón y por tanto, mucho más acorde con las ideas políticas que se asientan en este país y menos proclive a radicalizar  una oposición en el Parlamento, ahora que el PSOE ha quedado rezagado frente a Podemos, tras haber otorgado el poder al Partido de Mariano Rajoy, hace algunas semanas.
Las campañas informativas orquestadas contra Podemos no son algo que pille de extraño a los votantes de izquierdas, que se han acostumbrado, prácticamente desde que naciera este movimiento asambleario heredero del 15M, a sufrir periódicamente ataques que han tratado de debilitar el torrente imparable de su avance en la política española, sin que por el momento se haya conseguido tal objetivo, quizá porque la mayoría de la información vertida por determinados profesionales afines a la derecha, ha quedado anulada por sendas sentencias de los jueces.
Que Ramón espinar se hiciera con Madrid, debía constituir un riesgo inaceptable para los defensores del estilo de la más pura casta, que no han dudado en utilizar, y de qué manera, un suceso ocurrido cuando el candidato contaba con sólo veinte años y que a pesar de no ser ilegal, por el modo de contarlo, lo parecía sin remedio.
Sin embargo, quizá no contaban los promotores de la historia, con que los simpatizantes y adscritos a Podemos no beben de las mismas corrientes de que se nutren los de los partidos tradicionales y son, en su mayoría, jóvenes y no tan jóvenes, con cierto grado de formación, acostumbrados a no dejarse intimidar por factores externos.
Así que el simple hacho de conocer que los políticos tradicionales apostaban por la candidatura de Maestre, ha constituido un hándicap no sólo para la candidata, sino también para la corriente que representa y por ende, ha acarreado un fortalecimiento para las posiciones de Pablo Iglesias y los suyos, que se ha visto consolidado, además, con el triunfo de Teresa Rodríguez, en Andalucía.
Queda pues claro, que cuando se trata de Podemos, de nada sirven las coacciones ni los escándalos orquestados desde las instituciones de poder, probablemente  porque el mensaje vertido por el Partido morado, ha conseguido implantar en la gente que lo apoya otro modo bien diferente de entender la política, que ha encontrado en la agresividad de lo cotidiano, un medio para ejercer presión sobre los gobernantes empeñados en hacer de la austeridad de los pueblos, su catecismo.
Contra la ira inoculada en la sociedad, a base de aluviones de información negativa, la paciencia se convierte en una impagable virtud que termina por conceder la victoria a los que esperan inalterables, que pase el tiempo.
El triunfo de Espinar en Madrid, representa un jarro de agua helada sobre las cabezas de sus detractores y llena de esperanza a todos los que aún son capaces de creer en la libertad de elección, por encima de los intereses materiales que mueven al mundo moderno.

Queda claro que no van a poder manejar a Podemos. 

jueves, 10 de noviembre de 2016

Adaptando criterios


Con la  resaca del triunfo de Trump presente en todos los ámbitos de la vida, los medios nacionales y extranjeros, incluidos los norteamericanos, dan por sentado que habrá que amoldarse a lo que sobrevenga, ahora que el país más poderoso del mundo depende de un excéntrico sin experiencia y auguran una etapa de incertidumbre en la que no se puede aventurar cuáles serán las primeras medidas que aplicará la Casa Blanca, cuando cambie de dueño.
Europa también trata de recuperarse del sobresalto que ha supuesto la derrota de Clinton, más afín a los intereses globales que mueven este mundo en el que todos vivimos y felicita, sin demasiado entusiasmo al vencedor, rezando para que se mantengan los acuerdos entre ambos Continentes.
Sólo Putin, al que Trump ha elogiado en numerosas ocasiones, lanza un mensaje en pos de un acercamiento entre las dos potencias, tradicionalmente enemigas, buscando quizá una aproximación que le estaba siendo imposible conseguir con Obama, fundamentalmente por las discrepancias al tratar el asunto de Siria.
Volviendo a la actualidad del país, Bruselas no ha tardado en exigir al nuevo Gobierno Rajoy que ponga en práctica una batería de recortes que quedaron pendientes en su anterior legislatura, confiando en que la sumisión demostrada por el líder del PP, continuará dando los apetecidos frutos que convienen a los poderosos europeos, para oprobio de los ciudadanos que vivimos aquí y que ya hemos pagado con creces, los efectos adversos de la crisis.
Pero mientras no se aprueben los presupuestos no hay nada que se pueda hacer y por eso andan los conservadores intentando por todos los medios recabar los apoyos de quiénes propiciaron la Investidura, hace sólo unos días y que  se encuentran divididos en su manera de afrontar este tema, o al menos eso dice Hernando, que en principio, ha negado que el PSOE vaya a votar a favor, aunque poco o ningún valor, tiene para nosotros su palabra.
Así que la pelota se encuentra en el campo de Rajoy y Rivera, que por supuesto no dudarán en ejercer presión sobre los socialistas, ahora que saben que se rinden con facilidad cuando se les amenaza con la convocatoria de nuevas elecciones y que capitaneados por una Gestora que depende directamente de los deseo de Susana Díaz, bien podría volver a apelar a nuevas necesidades relacionadas con ese patriotismo, que tan poco convence a la izquierda.
En previsión de males mayores, el PP ha comenzado una maniobra de acercamiento al PNV, al que le unen afinidades ideológicas y viejos acuerdos y aunque los vascos ya han manifestado en muchas ocasiones que no es fácil entenderse con Rajoy, todo dependerá de lo que se les ofrezca a cambio de un apoyo que en estos momentos, resulta ser urgente.
Y en esas estamos, con un ojo puesto en el Parlamento y otro en Norteamérica y esperando con idéntica expectación las reacciones de Trump y nuestro Presidente, que no ha tardado en manifestar al recién elegido su voluntad de seguir manteniendo las alianzas existentes, aunque no se sabe muy bien si Trump nos considera también a nosotros latinos y por tanto, portadores de desgracias para el bienestar de los ciudadanos a los que ahora dirige.
Yo creo que al final, se entenderán, más que nada porque pertenecen a un mismo tronco ideológico y también porque en el fondo comparten muchas opiniones, aunque en España no sea políticamente correcto decirlo.
La dependencia del mundo occidental de lo que pase en Estados Unidos, resulta indiscutible y por tanto, es seguro que Rajoy no se atreverá nunca a contradecir las opiniones de los que considera sus ídolos.


miércoles, 9 de noviembre de 2016

Sin aliento


Con la respiración contenida, el mundo recibe la noticia del triunfo de Trump en las elecciones norteamericanas, sin haber procesado aún cómo ha sido posible la indiscutible derrota de un personaje como la demócrata Hilary Clinton, que en principio, partía como vencedora, en todas y cada una de las encuestas.
En una de las noches más reñidas de cuántas recordamos los que tenemos ya unos años, las veleidades de los electores estadounidenses  han conseguido mantenernos despiertos hasta altas horas de la madrugada, atónitos ante los resultados que iban certificando la inesperada victoria de este carismático líder, detractor de todo aquello que se aparte de los más rancios valores que identifican a la América profunda.
Clinton, que ha quemado seguramente la última oportunidad que tenía para llegar a la Presidencia y que no ha concedido tregua a su oponente, en todo el tiempo que ha durado la farragosa Campaña, no contaba probablemente con la participación masiva de un voto fundamentalmente blanco que ha permanecido oculto, hasta el mismo día de los comicios y que le ha arrebatado cualquier posibilidad de proclamarse vencedora, a pesar de ser apoyada por casi todos los colectivos más desfavorecidos del país, como negros, hispanos y la mayoría de las mujeres.
Precisamente el hecho de ser mujer, posiblemente haya representado para esta candidata un auténtico hándicap, pues la falsa moral que aún impera en muchos lugares recónditos de USA, no permite a esta Nación estar preparada para ser gobernada por una mujer, por espléndido que sea su currículo.
El panorama que se abre, a partir de esta elección, para el mundo resulta ser innegablemente incierto, pues de cumplir escrupulosamente todas las propuestas expresadas en su programa, durante la Campaña electoral, las directrices seguidas en asuntos tan delicados como la guerra de Siria, podrían cambiar radicalmente, recrudeciendo aún más el conflicto.
Intenciones como la de levantar un muro en la frontera con México, el racismo declarado en los discursos contra negros o hispanos y las acusaciones de acoso sexual que se han producido contra Trump y que ponen en entredicho su opinión sobre las mujeres, se convierten ahora en auténticas y temibles amenazas que, de cumplirse, podrían perjudicar seriamente a un gran número de colectivos, a nivel mundial.
Su aguerrida defensa de la Patria, su americanismo recalcitrante y la opinión ofrecida ante millones de ciudadanos en todos sus mítines, preocupan y mucho a una comunidad internacional, que no da crédito a lo que acaba de suceder ante sus ojos y que ha empezado a reaccionar negativamente, en el plano económico, de manera inmediata.
De que a Trump se le permita o no llevar a cabo sus propuestas, dependerá a partir de este momento, que las relaciones con Europa continúen o no siendo fluidas y también que consiga o no, mantener la armonía con sus vecinos de Hispanoamérica.
Un mar de dudas, se abre hoy en todos los rincones de la tierra y este triunfo de la derecha más  recalcitrante en el país más importante del mundo, empequeñece aún más a los demás, sin que desgraciadamente y por su situación, puedan arbitrar una respuesta.
Meditar lo que ha pasado en este momento histórico, analizar detalladamente cómo han ocurrido las cosas  y sobre todo por qué, se convierte para todos nosotros en una obligación inaplazable, ante el temor de que hechos como éste puedan repetirse en otros lugares, haciendo al mundo retroceder hasta épocas que creíamos haber superado.
Cuando pase el asombro y la maquinaria del poder norteamericano eche a andar, ya se irá viendo cuál es la verdadera magnitud de este suceso. También en Estados Unidos queda mucho camino por recorrer y cuatro años para arrepentirse o no, de haber tomado una decisión como ésta.



martes, 8 de noviembre de 2016

En picado


La herida del partido  socialista no deja de sangrar y a los resultados de las encuestas que le pronostican una estrepitosa caída en intención de voto, habrá que añadir las diligencias abiertas por un juez de Madrid, contra los principales cargos de la Gestora y la Presidenta andaluza Susana Díaz, por supuestas coacciones sobre los diputados que decidieron votar no en la sesión de investidura y que finalmente se negaron unirse a la abstención que ha dado el poder al PP y ha colocado a Mariano Rajoy como Presidente.
Sin que se sepa aún de dónde ha partido esta acción y con líderes como Miguel Iceta u Odón Elorza exigiendo a la Gestora la convocatoria inmediata del Congreso, la labor de esta Ejecutiva en funciones, que quizá contaba con protagonizar un periodo tranquilo que le permitiera recomponer el destrozo que ellos mismos se arriesgaron a provocar, se convierte en una especie de bomba a punto de estallar en la cara a una vieja guardia socialista, demasiado acostumbrada a que sus órdenes fueran sumisamente acatadas y que no contaban con una contestación tan exagerada, por parte del ala más joven de su Partido.
 Todos somos conscientes, por lo que hemos vivido en los últimos tiempos, que la intención de la Gestora sería la de evitar la convocatoria que se le pide, al menos hasta que Susana Díaz considere que se dan todas las condiciones para empezar a liderar el PSOE, pero la deriva que han tomado los acontecimientos y la necesidad urgente de que en el Parlamento haya una cara que represente los intereses de todos los socialistas, cambia radicalmente las previsiones hechas con anterioridad, azuzando a Fernández a tomar alguna decisión que contente, al menos en parte, su militancia y a los disidentes.
Verdad es que propiciar ahora unas primarias, a las que seguramente Pedro Sánchez concurriría, no conviene en absoluto a las esperanzas de la Presidenta andaluza, a la que apoyan los barones del Partido y que al defenestrado Secretario General, también podrían salirle otros competidores de peso, como Borrell o el propio Iceta, que complicaran aún más, si cabe, el enmarañado panorama que viven los socialistas, bajo la atenta mirada del Parlamento.
Pero también es cierto que a Rajoy le sería mucho más difícil llevar a cabo sus pretendidos planes de chantaje, si quién llegara liderar el PSOE procediera directamente del grupo que se negó en redondo a concederle la abstención y que por lo tanto, estaría dispuesto a hacerle frente de otro modo, aún temiendo también, la convocatoria de nuevas elecciones.
Y mientras el PSOE va tocando fondo, empujado al abismo por la mano de sus propios fantasmas, la legislatura se pone en marcha, con el beneplácito de la derecha al completo, hasta el punto de que ya existen voces, como la de Esperanza Aguirre, que empiezan a hablar de la necesidad de una fusión entre PP y Ciudadanos, para que resulte mucho más sencillo aprobar según qué tipo de acuerdos.
Ojala y esa unidad aparentemente apacible entre los conservadores pudiera conseguirse también en la izquierda y hubiera algún modo de combatir a ese frente común que con tanta facilidad han logrado Rajoy y Rivera.
Si se atendiera sólo a los ideales, seguramente, esto sería posible, pero cuando entran en juego intereses de poder y liderazgo, viejos privilegios y trenes de vida de naturaleza casi insultante para los ciudadanos, la belleza de los pensamientos queda contaminada sin remedio, por la dinámica de ambición desmedida.

Así que auguramos larga vida a la legislatura que empieza.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Chantaje a un Partido


Los resultados de la última encuesta del CIS ponen en evidencia la caída fulgurante del PSOE, al que Podemos consigue traspasar por casi cinco puntos en intención de voto y al que el PP doblaría, en el caso de que se celebraran hoy mismo, nuevas elecciones.
La noticia, que habría que tomar con la prudencia que exige la volatilidad de las opiniones de los encuestados, abre sin embargo un panorama político futuro que en nada ayudaría a la regeneración del que fuera el principal Partido de la oposición y que le colocaría en una situación de riesgo permanente, ante las propuestas que se proponga sacar adelante el PP.
Todos advertimos que esa abstención por la que tanto han luchado los partidarios de Susana Díaz y que ha terminado por hacerse realidad con una fuerte división entre los integrantes de la corriente socialista, sería y nadie lo podría remediar, el principio de un  permanente chantaje sobrevenido desde el PP y que probablemente se prolongará a lo largo de la presente legislatura, bajo la amenaza de la convocatoria de  elecciones, si sus demandas no son satisfechas.
La caída de casi siete puntos en intención de voto que se le atribuye ahora mismo al PSOE  y la terquedad de una Gestora empeñada en mantenerse en el poder durante mucho más tiempo del que realmente le corresponde, hace prever que el momento actual no es el más indicado para que los socialistas tuvieran que enfrentarse a un  electorado, atónito ante los sucesos ocurridos en los días anteriores, que terminaron con la defenestración, milimétricamente preparada, del que fuera su Secretario general, Pedro Sánchez.
Habiendo fracasado estrepitosamente el intento de presentar a Susana Díaz como salvadora de Partido y Patria y habiendo actuado sin piedad contra el bando de los perdedores, a quiénes rigen los destinos del PSOE en estos momentos, no les va  quedar más que agachar la cabeza ante la superioridad incontestable de un Partido Popular, cada vez más crecido ante la irrefutable victoria conseguida, frente a quiénes fueran sus principales enemigos.
El hecho de que Podemos haya logrado, además, colocarse en el Parlamento como principal representante de la oposición y las críticas que ha levantado la decisión de los socialistas en todas las demás fuerzas políticas presentes, agrava aún más si cabe, el oprobio que supone para el Partido centenario haber caído de bruces en las manos de la derecha, atrapado sin salida en un conflicto que parece no tener fin y que augura aún peores consecuencias.
  Sabiendo como saben que los ciudadanos no perdonarán su traición y que al menos de momento sólo cuentan con los votos de unos cuántos incondicionales anclados al liderazgo de una vieja guardia demasiado obsoleta, no queda otro remedio que ceder ante las fuertes presiones ejercidas por PP y Ciudadanos, que han encontrado en su alianza la mejor arma para desbaratar cualquier pretensión de poder que pudieran albergar los representantes del puño y la rosa.
Uno no puede sino preguntarse si de verdad ha valido la pena todo lo sucedido entre la familia socialista estos últimos meses y sobre todo, cuál era la verdadera intención que ocultaban todos aquellos que organizaron desde la oscuridad, esta derechización repentina que ha sacudido la columna vertebral de un Partido, considerado desde siempre, de izquierdas.
Si esto era coser las heridas, es evidente que no sólo no lo han conseguido, sino que están a punto de perder al paciente.
Cautivo de sus propias acciones, pero sobre todo,  esclavo de la voluntad del PP, a nadie extrañaría que el PSOE fuera paulatinamente perdiendo apoyo, hasta convertirse en una fuerza testimonial, víctima de su propio suicidio político.
Pronto empezaremos a ver los resultados de su rendición en las próximas sesiones del Parlamento, sin que le quede siquiera autoridad moral, para oponerse a las exigencias que le lleguen desde el Gobierno.

No duden, que Mariano Rajoy exprimirá hasta límites insospechados los síntomas de su debilidad. Llevaba casi un año preparándose para ello.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Los frutos de la siembra


La polémica que se ha levantado con la compra-venta del piso de Ramón Espinar, uno de los candidatos en las primarias de Podemos en Madrid, parece haber sobredimensionado el caso de forma espectacular, aunque por las informaciones que se van conociendo, no llegó a cometerse en ningún momento ninguna ilegalidad, por parte del afectado.
El hecho de que Espinar pertenezca al partido que pertenece y sea a la vez, hijo de uno de los imputados en el caso de las tarjetas black, complica terriblemente el trasfondo de la verdadera noticia, sin que se pueda dilucidar qué interesa realmente a los medios, si saber  si se especuló a la hora de vender una vivienda semi protegida o el origen del dinero que se depositó como entrada, cuando  el ahora líder del Partido de Iglesias, tenía sólo 21 años.
 En honor a la verdad y habiendo en estos momentos en el País, un numero exagerado de gravísimos casos de corrupción, parece un poco fuera de lugar que toda la prensa ande enredada en un asunto como el que hoy tratamos y que a pesar de haber ofrecido el protagonista , desde el primer momento, toda suerte de explicaciones, se continúe analizando milimétricamente una historia que bien podría ser la de cualquier joven, cuyas expectativas de adquirir una vivienda se frustraron, por la llegada de la crisis.
Pero después del escándalo organizado en el PSOE en los últimos días y habiendo quedado Podemos como principal Partido de la oposición en el Parlamento, se necesitaba con urgencia levantar algún tipo de sospecha que pudiera contrarrestar la subida que en todas las encuestas sobre intención de voto están acaparando los de Iglesias y no se ha dudado en aprovechar la que podría ser la única noticia de que se disponía, para intentar restar credibilidad al discurso que mueve a los cinco millones de personas que votaron morado, en las últimas elecciones.
Miembros de la dirección del Partido y Pablo Iglesias en particular, no han dudado en atribuir al grupo Prisa la intención de inmiscuirse en las primarias que se están celebrando en Madrid y de haber escogido como víctima a Espinar, estrictamente por ser hijo de quién es y también por ser el candidato más próximo a la corriente de Iglesias.
El fracaso del movimiento protagonizado por los de Susana Díaz y las posteriores declaraciones de Sánchez, en el programa Salvados, han traído a Podemos la posibilidad de sorpasso que le negaron las urnas y a nadie se le escapa que en solo unos días se ha convertido en un peligro aún mayor, para las aspiraciones de quienes pretenden  liderar el PSOE del futuro y para todos aquellos que los apoyan desde la sombra.
Ahora le ha tocado a Espinar, pero no cabe la menor duda de que no se ahorrarán medios para investigar las acciones de todos y cada uno de los miembros de Podemos y aunque parece que no resulta fácil relacionar a los líderes de esta formación con asuntos oscuros, la evidencia demuestra que se hará todo lo posible, sin ahorrar medios, por desacreditarlos lo más posible.
En esta tesitura, la candidatura de Espinar en Madrid, parte con cierta desventaja, con respecto a la de los errejonistas de Maestre y aunque aparentemente los de Podemos parecen haber afrontado en problema con unidad,  si finalmente vencen los más moderados, alguien habrá ganado una batalla que de antemano, se daba por perdida.
La siembra, meticulosamente organizada, habrá dado sus frutos y la honorabilidad de Espinar, haya cometido o no ilegalidades, habrá quedado tocada para siempre.


jueves, 3 de noviembre de 2016

Tal como ayer


Con un Gobierno en el que la paridad entre hombres y mujeres brilla por su ausencia y en el que se mantienen una serie de caras que durante cuatro años han representado un suplicio para los ciudadanos, como De Guindos y Montoro, Mariano Rajoy ha despejado esta tarde todas las incógnitas que se han barajado en los últimos días, apostando por una línea continuista en la que se adivinan pagos de favores y lealtades, sin augurar  que pueda producirse ningún tipo de cambio.
Los nuevos, que no lo son tanto, pues resultan ser viejos conocidos para todos los que seguimos con interés la política, parecen, al decir de los entendidos, más próximos a la corriente de Soraya Sáenz de Santamaría y aunque la propia Cospedal se queda por fin con el Ministerio de Defensa, no logra su vieja aspiración de hacerse con el mando del CNI, que permanece anclado a la vicepresidencia.
Las primeras reacciones no se han hecho esperar, con el factor común de la decepción presidiendo todas las declaraciones de los líderes políticos que ya han aparecido y que esperaban cierta renovación en cuanto a la edad de los elegidos y quizá, una nueva visión en la manera de hacer política, menos relacionada con el pasado y más proclive a poder lograr los consensos que será necesario alcanzar, durante los próximos cuatro años.
Ninguno de los jóvenes candidatos que sonaban en las quinielas que se manejaban estos días ha conseguido ser admitido en el selecto grupo de confianza del Presidente y sólo Cospedal, con sus luces y sombras, se cobra por fin los múltiples capotes que ha venido echando a Rajoy, en varios  asuntos de infausto recuerdo.
Ni siquiera Ciudadanos, que se ha convertido en el socio incondicional del PP, se ha mostrado totalmente satisfecho, probablemente porque considera que le va a ser difícil intentar cambiar el camino que parece marcarse desde hoy el nuevo Presidente y que no será otro que  el de la obediencia debida a unos mandatos de Bruselas, que volverán a traer, irremediablemente, a nuestras vidas, más recortes.
Podría decirse que en poco o nada se diferencia este nuevo gobierno del anterior y que por las características esenciales de quiénes lo forman, no supone más que una continuidad, tras el paréntesis de casi un año, que ha separado las dos legislaturas de la derecha.
Se desinflan pues, todas las esperanzas de que hubiera podido producirse un pequeño paso adelante por parte de quién ya no posee la mayoría absoluta y que a partir de ahora, tendrá que gestionar de otro modo, los caminos de los acuerdos.
A vote pronto, no parece que nada vaya a cambiar. Solo las circunstancias nos recuerdan que han pasado ya cinco años desde que Rajoy llegó al poder.  ¡Qué largo se nos ha hecho el tiempo!


miércoles, 2 de noviembre de 2016

De agujas y pajares


Dicen las malas lenguas que a Mariano Rajoy le está costando un auténtico esfuerzo encontrar gente de confianza que le ayude a formar su nuevo Gobierno y que se encuentra enfrascado en un dilema cuyo final conoceremos hoy por la tarde, cuando se haga pública la relación de los elegidos por el recién estrenado Presidente.
Dicen, que parece decidido en conservar a unos cuántos de los que le han acompañado durante el largo tiempo que ha durado su andadura y que los problemas, que son varios, empiezan cuando se trata de incluir a gente nueva, dispuesta a entrar en un ejecutivo al que se augura un futuro de corta duración,  precisamente por la fragmentación del Parlamento.
Cuentan, que el primero de esos problemas tiene mucho que ver con la mala relación existente entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, a la que ha debido prometer hace tiempo un Ministerio y que ahora exige que sea uno que no se encuentre directamente bajo el mando de su conocida enemiga política.
Se habla, para más señas, de que finalmente será Interior en dónde se coloque a la manchega, en sustitución del muy criticado Fernández, que no estaría bien visto por la oposición al completo, al encontrarse directamente relacionado con aquel asuntillo de intentar involucrar en alguna corruptela  a los independentistas catalanes, que aún colea por los pasillos del Congreso.
Todos rogamos porque al menos no se ubique a Cospedal en Sanidad, pues conociendo el historial que la precede por su gestión en esta área en Castilla La Mancha, mucho nos tememos que en poco tiempo, pudiera convertir la muy deteriorada Seguridad Social del país, en un desolador paisaje tercermundista que pida a gritos una inmediata privatización, que seguramente haría gustosa, aunque de todos modos, al ser la ministrable tan amante de obrar en diferido, tardaríamos bastante en averiguar, sobre todo si las explicaciones dependen directamente de su boca, de lo que pueda organizar, a partir de ahora, en cualquiera que sea su nuevo destino.
Pero la principal dificultad con que se debe estar enfrentando Rajoy, ha de ser la de hallar dentro de su partido a alguien que no haya sido aún, ni vaya a ser, en un futuro próximo, relacionado con algún caso nuevo de corrupción, pues de aquellos con los que contaba antaño y a los que consideraba amados e incondicionales, pocos quedan que no se encuentren ya imputados por la justicia y por tanto, inhabilitados para hacerse cargo, con fiabilidad, de un ministerio.
Porque buscar agujas en estos pajares en los que se desenvuelve el PP, se está convirtiendo en una auténtica labor de prestidigitación de altos vuelos y estando las cosas como están, nadie puede asegurar a Rajoy que pasado mañana, por poner una fecha, no le venga algún juez empeñado en poner en práctica eso que llaman justicia, persiguiéndole de cerca a alguna de estas nuevas adquisiciones, cuyos nombres corren de boca en boca, entre los analistas políticos y por los que nadie se atreve, desde luego, a poner la mano en el fuego y menos aún, el escarmentado Presidente.
Y en estas andamos, a solo unas horas de conocer la lista de los afortunados Ministros, que por primera vez, por cierto, habrán sido aupados a tal honor por la cortesía del PSOE, al que ya ni siquiera podrán criticar, teniendo en cuenta que le van a deber, de por vida, tener un cargo de tal importancia.
Es, como un vodevil, donde de pronto empieza a salir gente de detrás de la escena y en el que los personajes se van transformando de malos a buenos, de huraños a cordiales, intercambiándose entre ellos papeles que mantienen en vilo al espectador, que no sabe qué puede suceder al instante siguiente.
El núcleo de la función, todos lo conocemos. Habrá que obedecer, por narices, las instrucciones de Bruselas y lo que hoy deseamos es que al menos, nos quede el consuelo de que lo que se vaya a hacer en nuestra contra, cueste un poco más de trabajo que en los años pasados y por favor, que no nos detengan a nadie, antes de que tome posesión de algún ministerio.





martes, 1 de noviembre de 2016

Cuatro días de Octubre


Consumada la traición del PSOE  y con Mariano Rajoy reelegido Presidente, los españoles asisten a uno de los momentos más sorprendentes de cuántos han vivido en su historia reciente, atónitos por lo que ha venido sucediendo en estos últimos cuatro días, de un mes de Octubre cargado de inusuales acontecimientos.
Fue tanta la expectación levantada por la Sesión de Investidura del Sábado, que hubo pocos ciudadanos que se perdieran, a través de la televisión, el evento, aún sabiendo ya de antemano que la peor de las suertes estaba echada y que todo el futuro quedaba otra vez en las manos de un Partido que se ha caracterizado fundamentalmente por sus políticas de salvajes recortes y por haber protagonizado una larga lista de casos de corrupción, desgraciadamente, aún no resueltos.
La atención estuvo sin embargo totalmente centrada en la reacción de todos y cada uno de los parlamentarios pertenecientes a la bancada socialista y principalmente, en saber cuántos de ellos eran capaces de enfrentarse diametralmente con las tesis exigidas por su Partido, en aras de mantener unos principios que durante más de un siglo han caracterizado al socialismo en este país y que ahora se ven pisoteados por una abstención, que lleva directamente al poder, al más ancestral de los enemigos políticos.
Ya por la mañana, la renuncia de Pedro Sánchez  a su acta de diputado, acaparó la mirada de todos los medios, igual que la posterior rueda de prensa, en la que el defenestrado Secretario General tuvo a bien explicar que los suyos no le habían dejado otra alternativa, si quería conservar la oportunidad de poder volver a presentarse a las primarias, cuando la Gestora se decida a convocar un Congreso.
La Sesión, que se fue calentando con cada una de las intervenciones de los Partidos de izquierdas, ni siquiera tuvo como protagonista al candidato Rajoy, sino que se centró en un ataque cada vez más subido de tono contra los abstencionistas, que tuvo su momento álgido cuando Gabriel Rufián se subió a la tribuna, revolviendo con sus durísimas palabras las conciencias de todos aquellos que sabían positivamente que no estaban haciendo lo correcto.
La réplica de Antonio Hernando careció de cualquier atisbo de credibilidad y su patética defensa de la abstención y la independencia de un Partido, que sangraba ante los ojos de todos, dividido transversalmente por dos corrientes perfectamente identificables y que difícilmente alcanzarán jamás una reconciliación, por la gravedad de la herida infringida, quedó reducida a una mala actuación teatral que reveló sin ningún atisbo de dudas, la nula valía del  intérprete.
El enfrentamiento entre Podemos y Ciudadanos que vino después, a raíz de la intervención del representante de Bildu, demostró por qué nunca hubiera podido dar resultado algún pacto entre estos dos Partidos emergentes, cada vez más alejados uno de otro, en el fondo y en las formas y con una ideario político, del todo diferente.
Unas vez investido el Candidato, al que ni siquiera se le ofreció la oportunidad de celebrar un  triunfo obtenido, a base de perseverancia en la espera, los enfrentamientos continuaron en la calle, tomada por la manifestación organizada en las cercanías del Congreso, en la que un buen puñado de ciudadanos se lamentaba por la imposibilidad de que se hubiera podido alcanzar una alianza de progreso.
Y cuando todos creíamos que todo había ya terminado y que no quedaba otra opción que la resignación ante la naturaleza de nuestro indeseado destino, la entrevista del genial Jordi Évole a Pedro Sánchez, al que habían perseguido todos los medios sin conseguir arrancarle una sola palabra, volvió a levantar las ampollas, al ofrecer la que seguramente ha sido la más sincera de las explicaciones, sobre por qué había resultado imposible  el pacto con Podemos, mientras se lamentaba de que su propio Partido hubiera cedido a las presiones efectuadas por los poderes económicos y mediáticos, que deseaban a toda costa mantener al gobierno conservador, temiendo la llegada al poder de una coalición de izquierdas.
Estuvo Sánchez, moderado en su intervención, pero valiente, con esa osadía del que no tiene ya nada qué perder, pero que a la vez evidencia un poso de tristeza por no haberse atrevido, cuando le llegó la oportunidad, a dar un paso al frente que habría podido cambiar radicalmente el final de esta historia.
Desarmado por la traición, solo ante la mirada silenciosa del entrevistador y con un futuro ciertamente incierto por delante, no le quedaba otra que recurrir a su verdad, para abrir ante los ciudadanos, una ventana que mostraba  los movimientos desatados en los despachaos del poder, durante estos meses y la rendición de los suyos ante las exigencias de los poderes económicos, aún a costa de abandonar sus propios principios.
Por primera vez, se negó a culpar a Podemos del fracaso de las conversaciones y hasta reconoció haberse equivocado al infravalorar la valía de los electores que apoyaron al Partido de Iglesias, al que  los suyos han entregado el testigo de principal opositor, en bandeja de plata.
Todo dependerá a partir de ahora, de la fecha en que la Gestora quiera convocar el Congreso. Sánchez, consciente de que seguramente pasará tiempo para que esto ocurra, confesó haber empezado ya a intentar grajearse las simpatías de militantes y votantes, abriendo una página web que inmediatamente fue torpedeada, como por una mano negra.
Los seguidores socialistas, tendrán que decidir en qué lado se posicionarán y qué clase de representantes prefieren para liderar su Partido, que se ha quedado sin una identidad que identifique la naturaleza de su pensamiento.
Estos cuatro días del mes de Octubre, no solo han marcado el final del bloqueo político en España, sino también, un cambio de rumbo en la concepción de la política que se practicará en el futuro más próximo, en nuestro Parlamento.
La muerte del bipartidismo, radicaliza aún más las posturas y a partir de mañana mismo, el bloque de la triple alianza tendrá enfrente  a Podemos.
Si los de Iglesias juegan bien sus cartas, la legislatura será corta y si las juegan mal, tendremos derecha para  mucho tiempo.