jueves, 28 de abril de 2016

En apoyo de Ignacio Escolar


A todos los que durante muchos años hemos sido fieles oyentes de la Cadena Ser y compradores habituales de El País, nos dejó ayer estupefactos la noticia de que el periodista Ignacio Escolar había sido fulminantemente despedido, por haber publicado que la ex mujer de Juan Luís Cebrián aparece en los papeles de Panamá, aunque ésta declaraba que cualquier relación con las empresas que se mencionaban, sólo tenían que ver con el entorno, del que había sido su marido.
Cebrían, al que los más mayores recordareis como un periodista comprometido, incluso en los tiempos difíciles y que ocupa hace muchos años un puesto de relevancia en el Grupo Prisa, se ha apresurado a demandar por difamación a la Sexta y al Confidencial, como artífices en España, de la publicación de los mencionados papeles y por tanto, como responsables de haber lanzado al aire la noticia.
Nos enterábamos también, de que Prisa habría prohibido desde ayer mismo a sus periodistas, participar como colaboradores en la Cadena televisiva mencionada, dando lugar así a una especie de guerra entre medios, que parece insólita en un país democrático del siglo XXI y más propia de esos regímenes bananeros que últimamente se han tratado de relacionar con Podemos, también desde la empresa a la  que Cebrián pertenece.
Ignacio Escolar, al que todos recordareis por sus intervención en numerosos debates televisivos, siempre a favor de posturas evidentemente progresistas y defendiendo en todo momento esa libertad de expresión que ha permitido hasta ahora destapar, una infinidad de casos de corrupción y no sólo relacionados con los políticos, se mostraba ayer, francamente dolido por su inexplicable despido, aunque dispuesto a continuar en la línea de hacer lo posible por esclarecer la verdad, por mucho que ésta pudiera afectar a personajes de renombre, como lo son, todos los que hasta ahora van apareciendo.
Incomprensiblemente, ninguna reacción parece haberse producido por parte de los compañeros de Escolar en la cadena Ser, que continuaba ayer sus emisiones, sin hacer mención al incidente, defraudando profundamente el sentir de millones de radioyentes, que la consideraban un ejemplo de honestidad, a la hora de emitir la información y de confianza al valorar los contenidos de la misma.
Parece que la moda de guardar silencio, cuando algún escándalo nos toca de cerca, ha dejado de ser patrimonio exclusivo del Partido Popular y el hecho de intentar tapar los errores, dejando que pase el tiempo, se ha extendido por todas partes, poniendo a prueba la memoria colectiva de unos ciudadanos, que de ninguna manera pueden aceptar que se cometan acciones como ésta que nos ocupa.
No les quepa la menor duda de que por grande y poderoso que sea el Grupo Prisa, la gente de a pie está hoy del lado de Ignacio Escolar, a quién debemos, en muchas ocasiones, tener acceso de primera mano a una información fidedigna y no solo porque en este caso, muchos de nosotros estemos de acuerdo con el análisis político que hace, sino porque defenderíamos a muerte, a todo aquel que fuera privado de su derecho a informar libremente, sobre cualquier tema que esté sobre el tapete.
Que Goliat venza a David, como suele venir ocurriendo, para nuestra desgracia, en este país nuestro, no significa que Goliat tenga razón, sino más bien que los representantes de ciertos poderes económicos no tienen el menor miramiento en intentar aplastar todo aquello que de un modo u otro les perjudica y que no escatiman medios para conseguir el fin que persiguen, aunque para ello hayan de pasar por encima, de la ética y la decencia.
Sin entrar en si Cebrián tiene o no que ver, personalmente, con los Papeles de Panamá, su venganza contra Ignacio Escolar y la prohibición a la que somete a los periodistas bajo su mando, son una muestra fehaciente de pura intolerancia y cercenan gravemente la libertad de expresión y de información, a la que todos los ciudadanos tenemos derecho.
La enorme decepción que causa en nosotros descubrir que continúan existiendo este tipo de personajes, en los tiempos que corren y que en nada ha cambiado la enorme prepotencia que les caracteriza, deja un regusto amargo, difícil de asimilar, cuando uno piensa que todos poseemos el derecho inalienable a trabajar con plena libertad, en aquello que hayamos elegido.
Todos hoy, somos un poco Ignacio escolar, le apoyamos y le rogamos que continúe, por favor, escribiendo y  manifestando, sin miedo, todo aquello que piense, porque cuenta, de corazón, con el reconocimiento de quiénes le admiramos y seguimos.



miércoles, 27 de abril de 2016

Esperando un milagro


Fracasados todos los intentos de negociación, fueren o no sinceras las intenciones de quiénes los protagonizaron, va tomando cuerpo la idea de que tendremos que ir a nuevas elecciones, dando al traste con todas las esperanzas que tuvimos los ciudadanos, cuando conocimos los resultados del pasado veinte de Diciembre.
Sumidos en una imparable ola de corrupción, la gente de a pie, los que no entendemos el encarnizamiento de las luchas por el poder, ni las puñaladas por la espalda que se propinan, entre compañeros, los cargos de los Partidos, estamos y hay que decirlo, infinitamente decepcionados con la ineptitud de una clase política, que antepone sin miramientos los intereses propios de su colectivo, a los de una Nación, que necesita con urgencia un cambio en el fondo y en las formas de un Sistema, hecho jirones por la desvergüenza generalizada de los que, teóricamente, debieran ser los capitanes de todas las batallas que quedan por librar, para devolverle su dignidad, a este pueblo.
Parecía, cuando votamos en las últimas elecciones,  que todos estábamos de acuerdo en que era imposible prolongar el mandato del PP, por múltiples y variadas razones que hemos tratado por activa y pasiva muchas veces y que habría de ser la izquierda la que llevara a cabo este cambio, pues cualquier Formación amante de la ideología liberal, habría de significar un indeseable continuismo, que en nada convenía, si verdaderamente deseábamos salir del pozo negro en que nos hallamos inmersos, hasta las cejas.
Por eso, resulta incomprensible la posición adoptada por el PSOE, con este Pedro Sánchez, cuestionado e inestable incluso para los suyos, a la cabeza, cuando pudiendo conseguir un acuerdo que le llevara directamente a Moncloa, decidió pactar con un Partido, cercano en sus planteamientos al PP, cuyos diputados, por razones numéricas, resultaban ser del todo insuficientes para conseguir un Gobierno y vetando además, desde el principio y así lo ha filtrado algún miembro de su Comité Federal, cualquier posibilidad de acuerdo con Podemos, que era quién le podía proporcionar una victoria segura.
Puede que para los socialistas, el hecho de haber representado esta burda pantomima de citas infructuosas, sea un intento de hacer creer a los votantes que no escatiman en esfuerzos, pero la jugada  malintencionada de dudar de la inteligencia de los ciudadanos, mientras los hechos van demostrando, a medida que pasan los días, la verdadera naturaleza de su estrategia, no puede sino generar, incluso en aquellos que les son fieles perpetuamente, un rechazo inmediato, pues a nadie le agrada que se cuestione su capacidad de razonar y menos ahora, que nos hemos acostumbrado  a ir por delante de lo que piensan los Partidos, sobre todo, cuando nos mienten.
Debió  Pedro Sánchez, desde el principio, decirnos la verdad, aunque hubiera tenido que dimitir de su cargo y poner a disposición de ese Comité Federal que le obligaba a pactar con quiénes nada le reportarían, la patata caliente que le lanzaban Susana Díaz y los que pensaban como ella, demostrando así, que la honestidad, ha de ser puesta por encima de la propia ambición y más aún, si el empecinamiento en mantenerse en la cima, no proporciona más que un fracaso seguro y un desprestigio personal, del que seguramente, no volverá a recuperarse.
El teatro representado por el líder socialista, su empecinamiento en culpar a Iglesias de un desacuerdo que le fue impuesto a puerta cerrada por su propio Partido, no puede ni debe además, sino acarrearle una pérdida masiva de unos votos que no merece, primero, por manipular la verdad de cara a la ciudadanía y después, porque no merece ser Presidente de la Nación, quién se somete dócilmente a mandatos con los que no parece estar de acuerdo, con la única pretensión de mantenerse, al precio que sea, en un poder, que se antoja para él, inevitablemente efímero.
Perder la oportunidad de liderar ese Gobierno de Progreso que deseaban los ciudadanos, caer al final, desterrado por una Susana Díaz que espera agazapada su momento de saltar a la política nacional, con la aspiración de ser ella misma Presidenta y haber firmado un pacto que le perseguirá para siempre, como la única cosa que hizo, mientras duró su tiempo de gloria, supone para Sánchez, ser considerado como un títere sin opinión, permanentemente expuesto a los vaivenes que provocan bajo sus pies sus adversarios y su propio Partido.
Su gravísimo error, sin duda, traerá consecuencias y si como parece, la coalición de Podemos e IU, consiguen sobrepasar al PSOE, en las próximas elecciones, su paso por la política se habrá convertido en uno de los episodios más negros, que se recuerdan en el socialismo español.
Solo el milagro de que considerara en el último momento llegar a un acuerdo por la izquierda, podría remediar tal hecatombe. Para nosotros, también sería un alivio.


martes, 26 de abril de 2016

Agónica propuesta


Mientras el Rey continúa con la ronda de consultas a los partidos políticos y sin ninguna esperanza de conseguir un acuerdo para intentar la Investidura, Compromís lanza al PSOE una propuesta de última hora, basándose en un pacto con la izquierda, ofreciéndole la última oportunidad para que pueda formar Gobierno.
Tratar de evitar nuevas elecciones, parece haberse convertido en el objetivo de todos los jugadores de esta partida e incluso el PSOE, con Pedro Sánchez haciendo malabares sobre la cuerda floja que sujeta su propio Partido, dice estar dispuesto a aceptar, veintisiete de los treinta puntos expuestos por la Formación valenciana, aunque sin renunciar a su alianza con Ciudadanos, que se convierte cada vez más, en una rémora para conseguir compromisos con otras fuerzas.
Naturalmente, el partido de Albert Rivera se ha apresurado a rechazar la proposición, demostrando su natural rechazo a mezclarse con nadie que pueda identificarse con la ideología de la izquierda  y dejando muy claro que su acuerdo con los socialistas no persigue otro fin que maniatar cualquier intento de acercamiento con Podemos, que es en definitiva, quién preocupa y mucho, al líder catalán, ambicioso y egocéntrico, por naturaleza.
En este punto, que el PSOE se haya negado por activa y por pasiva, a pactar con el Partido Popular se ha convertido en una mera anécdota, pues el acuerdo firmado con Ciudadanos le liga y de qué  modo, a unas siglas que forman parte de la misma derecha y que frenan con su inamovilidad, toda posibilidad de que se pueda llegar a formar un Gobierno de progreso, como gustaría a una gran parte de la población, que no encumbró a Ciudadanos con su voto, precisamente por estos motivos.
Está el país en fin y por ridículo que parezca, en manos de una Formación que únicamente obtuvo cuarenta escaños en el Parlamento, pero que las circunstancias y el empecinamiento de gente como Susana Díaz, se han empeñado en elevar a la categoría de protagonista, aunque con ello estén ocasionando un retraso que esté permitiendo a Mariano Rajoy, gobernar mucho más tiempo que cualquiera de los otros Presidentes que le antecedieron.
Por otra parte, para que la propuesta de Compromís saliera adelante con éxito, el PSOE estaría dispuesto a gobernar en solitario, con la concurrencia de independientes afines a la ideología de unos cuantos partidos, cosa que no parece agradar, en principio, ni a Iglesias ni a Garzón, por ejemplo y menos aún, a un Rivera que ya se ve, de una manera u otra, formando parte de un nuevo gobierno.
En el fondo,  lo que subyace y el pueblo lo sabe, porque aunque se dude muchas veces de su inteligencia, es capaz por sí mismo de dilucidar lo que ocurre a su alrededor, es una lucha encarnizada por obtener el poder y sobre todo, por no tener que compartirlo con demasiada gente, para que las decisiones que se hayan de tomar de aquí en adelante, no precisen necesariamente de un consenso.
El apego de los antiguos y la ambición de los nuevos, la inusual composición que ahora presenta el Parlamento y las luchas internas que se mantienen en el seno de PP y PSOE, están sin embargo, chocando frontalmente con el deseo expresado por los ciudadanos en las urnas y mucho me temo que nada cambiaría demasiado, si las elecciones se repitieran.
Pero esto no tiene marcha atrás y por muy duro que resulte, a los políticos no les queda otra opción que adaptarse a las vicisitudes que se plantean en este tiempo nuevo. Ojala y el periodo que resta hasta la llegada de los nuevos Comicios, sirva, más que para hacer campaña electoral, para reflexionar sobre su propia inflexibilidad y sobre la manifiesta ineptitud que han demostrado ante su pueblo, no siendo capaces de entenderse, en ningún momento.
No les quepa duda de que pagarán un precio por ello, bien con una subida considerable de la abstención, bien con un castigo directo a su negativa de hacer concesiones a los demás, más por intereses partidistas, que por el bienestar de las mayorías.

Y ¿qué harán si la situación se repite y nadie obtiene votos suficientes para poder formar, en solitario, el tan ansiado nuevo Gobierno?

lunes, 25 de abril de 2016

En busca de la honradez


Si como todo indica, se vuelven a convocar elecciones y los ciudadanos nos vemos obligados a elegir nuevamente representantes en el Parlamento, debiera primar la intención de conseguir encontrar, entre esta espesa maraña de corrupción que nos envuelve, una serie de políticos honrados que careciendo de un pasado que les relacione con algún posible delito fiscal, nos ofrezcan cierta seguridad de que manejarán los fondos del Estado, sin el ánimo de enriquecerse a través de ellos, sino emplearlos exactamente en aquellos fines a los que debieran ir destinados y que supongan una serie de mejoras tangibles, para el conjunto de la ciudadanía.
Esta tarea, que en principio debiera ser fácil, puesto que habría que suponer que todos aquellos que se presentan como candidatos habrían de estar plena mente comprometidos con defender la más absoluta transparencia, no va a resultar para nosotros, a la vista de los acontecimientos que hemos conocido en los últimos tiempos, precisamente un camino de rosas y sin embargo, es la pieza que puede inclinar la balanza a favor de un determinado Partido, pues es urgente una regeneración total de una clase política, definitivamente denigrada por el comportamiento generalizado de un incalculable número de sus miembros, que cuando no aparecen en los papeles de Panamá, son, reiteradamente imputados por los jueces en asuntos de prevaricación, blanqueo de capitales o evasión de impuestos, como si estos hechos delictivos fueran inherentes a los cargos que ocupan y ser político conllevara obtener necesariamente un enriquecimiento personal, casi siempre procedente de los impuestos que pagamos religiosamente, el resto de los españoles.
Esto de la corrupción, que viene de atrás, aunque nunca se hayan destapado tantos casos como en estos momentos, ni se haya imputado a tantos altos cargos, fundamentalmente procedentes de los grandes Partidos, que han gobernado en alternancia desde la misma llegada de la democracia, ha de terminar de manera tajante, y sin perdón para ninguno de los personajes descubiertos, pues la situación actual del País no sería tal, si de facto se hubiera podido contar con los fondos que desviados hacia otros menesteres por personas muy concretas y cuya cuantía hubiera podido evitar muchas de las cosas terribles que nos han ocurrido, por falta de liquidez, en los años de crisis.
El problema es que la confianza está totalmente perdida de modo casi irrecuperable y que los ciudadanos ni siquiera se atreven realmente, cuando van a votar, a apostar con firmeza por casi ninguna de las opciones que se les presentan como probables, sobre todo cuando comprueban con desolación que suelen incluirse  en las listas algunos imputados o personajes sobre los que recaen sospechas directas, sin que sus Partidos hagan nada por apartarlos de las labores políticas, como sería de rigor, si verdaderamente fuera su voluntad, derrotar a este tipo de delincuentes.
A juzgar por la gravedad de los casos conocidos y haciendo un examen minucioso de conciencia, sólo se podría otorgar el voto y por tanto una cierta confianza, a los que proceden de las Nuevas Formaciones que acaban de aterrizar en el marco político, como Ciudadanos o Podemos, aunque algunos ya han empezado a decir, maliciosamente, que su limpieza tiene que ver con el hecho de que no les ha dado tiempo a ponerse en contacto con los capitales, pero que con el tiempo acabarán por contaminarse también, en la misma medida que sus predecesores.
Pero de cara al reto electoral, concluirán conmigo, si no quieren ser cómplices de estos ladrones de guante blanco ubicados en los Partidos tradicionales, de forma casi permanente, que las opciones quedan tan mermadas, que no queda otro remedio que arriesgar, votando por aquellos que a día de hoy, permanecen impolutos en el fondo y en las formas y que además, prometen para los asuntos relacionados con la corrupción, contundencia.
Porque sean o no en el futuro un ejemplo de honradez, al menos no son responsables de los agujero que han dejado en las Instituciones sus antecesores en los cargos, ni posesores de grandes fortunas con las que negociar en sociedades offshore, ni a su nombre ni al de sus allegados, pues de momento no cuentan, más que con el montante correspondiente a sus sueldos.
Naturalmente, no seré yo quien condicione la libertad de voto de los ciudadanos, ni quien abomine de aquellos que no coincidan con un determinado pensamiento, pero los hechos, las acciones de una auténtica multitud de estos personajes que han venido haciendo de la política una profesión con la que aumentar considerablemente y sin pudor alguno, la cuantía de sus bienes personales, no puede por menos que hacernos reflexionar sobre a quiénes estamos eligiendo para que lleven los asuntos de esta Nación, a la que todos pertenecemos, pensemos como pensemos y creamos en lo que creamos.
Es éste, el momento de meditar muy bien si estaríamos dispuestos a permitir, tolerar y potenciar un continuismo de estas políticas, que han convertido en rutinaria la impunidad para los delincuentes fiscales, o si nuestro deseo es que se cercenen de raíz y sin vuelta atrás, todas estas prácticas imperdonables que han sumido a la clase política en general, en un pozo negro del que le va a resultar muy difícil salir, para recuperar al menos, el prestigio que ahora le falta.
Mirar con lupa, escudriñar en las listas que se nos presenten, analizar los nombres que en ellas aparecen, uno por uno y verificar su honradez, antes de depositar el voto en la urna, ha de ser una obligación inaplazable, que todos deberíamos cumplir, para después tener el derecho de protestar con razón, si las cosas se tuercen, porque al menos, no habremos colaborado en hacer posible que entre nuestros futuros parlamentarios, se sienten presuntos delincuentes.


domingo, 24 de abril de 2016

Talla de ganador


Magnífico Iñigo Errejón, en su participación en La Sexta noche, contestando a todas las preguntas que le fueron formuladas por los periodistas y que en algunos casos, rozaron esa especie de acoso a que se viene sometiendo a los líderes de Podemos, prácticamente desde su aparición, sin que se le notara en ningún momento alterado, ni en el fondo ni en las formas.
Ha crecido y mucho, en muy poco tiempo, este político con cara de niño que sorprende continuamente por su capacidad de razonar y que a pesar de haber sufrido, todos los sabemos, presiones de su propio entorno, no parece haber perdido las fuerzas ni la ilusión por conseguir un proyecto de futuro para este País, en un entorno que de momento, se presenta incierto y turbulento, debido al fracaso de todas las negociaciones emprendidas, desde que se conocieran los resultados del 20 de Diciembre.
Errejón se diferencia de Iglesias, fundamentalmente, en el tono con el que expone sus argumentos y también en esa seriedad que contrasta con la imagen de líder populista que ofrece el número uno de Podemos, porque eleva los tintes del discurso bastante más allá de lo que los detractores de su partido podrían considerar como una simple arenga, cosa que le confiere un empaque personal que podría perfectamente competir con el de cualquier mandatario mundialmente reconocido y que da a los suyos la oportunidad de ser tomados realmente en serio, por todos aquellos que reniegan de sus auténticas intenciones de Gobierno.
Alejado de aspavientos y de insultos malsonantes hacia sus oponentes y sin caer en esa moderación que le achacan aquellos que se consideran a sí mismos más progresistas que él, basta oírle pronunciar unas cuantas frases para comprender que probablemente, cuando esos mismos se cansen y desaparezcan, Errejón permanecerá anclado a una vocación que como él mismo manifiesta, requiere de renuncias personales y sacrificios, si se desea alcanzar determinadas metas, por las que merece la pena olvidar todos los escollos del camino.
Sereno ante la adversidad y abierto a recibir  y aceptar opiniones manifiestamente contrarias a su propio pensamiento, la imagen ofrecida en la entrevista, no dejó lugar a dudas sobre su compromiso actual con el proyecto de Podemos, aunque pudo advertirse en él, la sensación de no haber quemado el último cartucho en el tema del posible acuerdo con el PSOE, aunque  siempre respetando el mandato que sus bases han expresado por votación, la semana pasada y que excluye explícitamente a Ciudadanos, del pacto de progreso.
Incluso enfrentado a la pertinaz insistencia de Eduardo Inda, supo mantener la templanza que le caracteriza, deshaciendo uno a uno los argumentos de quién como todos sabemos, se empeña a diario en una cruzada personal contra los líderes de Podemos, pero al que anoche no quedó otro remedio que admitir algunos de los razonamientos de su interlocutor y callar ante la contundencia de las pruebas que dejaban en evidencia la volatilidad de unas afirmaciones demasiado perversas.
La impresión, al ver la entrevista, fue la de tener delante a un hombre de Estado, absolutamente preparado para asumir las responsabilidades que le sobrevengan y fundamentalmente, con esa madera únicamente propia de los ganadores, que les infiere su propio carisma.
Sin saber aún cuál será la deriva que tomen los acontecimientos venideros, la seguridad de que Iñigo Errejón se quedará entre nosotros durante mucho tiempo, se hizo anoche evidente y no duden de que dará que hablar, y mucho, en el futuro que se nos viene encima, sobre todo si se le deja volar, pues es evidente que aún tiene mucho que ofrecer y la inteligencia necesaria, para hacer factible su proyecto.


jueves, 21 de abril de 2016

La importancia de la ideología


Corre el tiempo sin que los políticos de este País logren un acuerdo que permita la formación de un nuevo Gobierno y comienza la cuenta atrás para la que parece una inevitable celebración de Elecciones, tras fracasar todos los intentos de acercamiento de los unos con los otros y del ansia de culpabilizar al contrario, de todo lo ocurrido desde Diciembre.
Rajoy reprocha a Sánchez, desde su inescrutable atalaya de soledad, su inoperancia y Sánchez culpa a Iglesias, escudado en su absurdo acuerdo con Ciudadanos, que no apoye un tripartito imposible, mientras Rivera continúa empeñado, a pesar de lo que ha llovido, en consolidar una coalición con PSOE y PP, que consiga frenar la imparable ascensión de un Iglesias, que no logra entender porqué se niegan los socialistas, a un pacto entre la izquierda.
Resulta fácil achacar al partido morado su falta de empatía con Ciudadanos, que ha sido quién mejor ha jugado esta partida, para llevar a Sánchez exactamente hasta dónde quería, aún sabiendo que la suma numérica de esta coalición rubricada entre dos partidos de muy distinto pensamiento, ni daba, ni dará para poder ser investido, pero olvidando que los matices de los programas presentados durante las respectivas campañas electorales, contienen abismales e insalvables diferencias que harían prácticamente imposible gobernar, por mucho que ahora se pusieran de acuerdo.
Socialistas y Ciudadanos, parecen olvidar la capital importancia que debe tener para cada cual su ideología y todos sus esfuerzos van, como estamos viendo, encaminados a conseguir una rendición sin condiciones de Podemos, exigiendo a Iglesias que renuncie, no solo a los cargos que le corresponderían por la fuerza de los votos obtenidos, sino también, a todas aquellas propuestas que signifiquen un abandono de las líneas marcadas por el IBEX, que tanto daño hacen a las familias y que para cualquiera que se identifique con la izquierda, son verdaderamente inaceptables.
Hasta hace bien poco, a los electores les era mucho más fácil decidir a la hora de emitir sus votos, pues el pensamiento al que pertenecían los candidatos marcaban claramente las diferencias.
Ahora, se trata cada vez más, de presentar a todos los Partidos  enmarcados en una especie de batiburrillo global, en el que sus propuestas se parecen tanto entre  ellas,  que hay que hacer un auténtico esfuerzo para entender en qué extremo del arco político, se encuentra cada uno.
Pero muy a nuestro pesar, a día de hoy, no hemos avanzado tanto como para haber eliminado los abismos que nos separan, ni han desaparecido, como muchos pretenden hacernos creer, las clases sociales, ni a todos nos satisface el modelo de sociedad en que vivimos, como para querer preservarlo de posibles cambios que, entre otras cosas, pudieran potenciar una mayor igualdad entre ricos y pobres.
Y precisamente porque los pobres superamos en mucho a los pocos privilegiados que, sin embargo, se han convertido en los amos del mundo, se impone al menos, ser dueños absolutos de nuestro pensamiento y luchar denodadamente por mantenerlo fresco ante los demás, sin hacer concesiones que pudieran abochornarnos después, vencidos por los cantos de sirena de quiénes sólo pretenden forzar nuestro silencio.
Para que quede claro, Podemos no puede ni debe aceptar el acuerdo de PSOE y Ciudadanos, entregando a Sánchez y Rivera, todo el fruto de sus esfuerzos y menos aún, consentir agachando la cabeza, que el espíritu de aquel 15M, en que todos quisimos cambiar las reglas de este juego y que nos ha traído hasta aquí, quede difuminado bajo el mando de quién está dispuesto a obedecer mansamente y sin alzar la voz, todas las exigencias de los mismos que han propiciado el enorme retroceso que ha sufrido nuestra sociedad, en los últimos tiempos.
Así que debe primar la ideología, por encima de todas las cosas y no se debe olvidar, que han sido las ideas las que han ido cambiando el mundo, a lo largo de la historia y siempre, sin excepción, defendidas con valentía, por todos los hombres y mujeres que nos precedieron, construyendo caminos, que hasta que ellos llegaron, se consideraron utópicos.
Por ello, no se debe temer a las urnas, ni a utilizarlas, las veces que sea necesario, para ganar o para perder, pues precisamente cuando se pierde es cuando hay que dar la lección a los demás de saber aceptarlo con elegancia y no con esa histeria que suele caracterizar en este País nuestro, a todos aquellos que habiendo estado en el poder, se ven obligados a tener que dejarlo, porque así lo decide el pueblo.


miércoles, 20 de abril de 2016

Sin secretos


Los papeles de Panamá no dejan de ofrecernos nuevas sorpresas y de ayer a hoy, hay que añadir dos nuevos nombres de relevancia al largo listado que vamos conociendo a diario y que incluye a gente de toda índole, ideología y profesión, que sólo tiene en común el hecho de poseer cierta fortuna.
La amiga especial del rey Juan Carlos, como suelen llamar los medios a esta mujer, a la que en otro tiempo se hubiera aplicado seguramente, un calificativo más explícito, se encuentra también entre los que poseen o poseyeron empresas opacas en paraísos fiscales y genera, junto a la Infanta Pilar, una cierta sospecha en torno a una familia real, que no pasa precisamente, por uno de sus mejores momentos.
La sorpresa se convierte en mucho mayor, cuando se publican casi a la vez, los nombres de un íntimo amigo y de la actual mujer de Felipe González en los papeles, quizá porque cuando estas noticias tocan de cerca a quiénes elegimos en algún momento para dirigir los destinos del país, la deslealtad se convierte en sí misma, en algo inesperado y doloroso que en cierto modo, mueve los cimientos de la propia conciencia.
Pero la realidad que vamos conociendo, acaba por demostrar que la posesión del dinero termina por convertirse en lo más importante para una inmensa mayoría de los mortales y que todo lo demás, las ideas que se defendieron, el pensamiento de toda una vida y el patriotismo de que se presumió , al menos aparentemente, se convierten en secundarios ante el brillo del vil metal y la tentación de rendirse a las delicias de una vida placentera, que por supuesto, todos ansiamos, pero que no  tenemos la suerte de acabar consiguiendo.
Sin conocer aún la aparición del nombre de su mujer en la historia, Felipe González declaraba ayer que la importancia que se daba a la noticia de que su amigo poseyera empresas  offshore, estaba directamente relacionada con el hecho de que se le hubiera vinculado a su nombre.
Pero es que su nombre no es el mío, ni el de cualquier ciudadano anónimo, cuyas acciones haya que mirar con lupa, por  representar y haber representado  los intereses de esta Nación, siendo su Presidente y precisamente porque él lo fue, durante más de veinte años, resulta imprescindible que mantenga la más exquisita limpieza,  porque lo quiera o no, es y será, un referente de lo que fue y es en este momento España y que por tanto, nos compete a todos.
Tratar de escapar con evasivas o con argumentos absolutamente rebatibles de una realidad, cuando las cosas se ponen en contra, no parece la actitud más adecuada, para un hombre de la inteligencia de González y no basta para acallar el clamor popular que ya lleva tiempo hablando de su derechización, de gesto y de palabra.
Ahora cabe, si uno quiere ser verdaderamente distinto de los que habitualmente critica, ofrecer explicaciones detalladas de la clase de negocios que posee su esposa y tratar de lidiar, lo mejor que se pueda, con el embrollo que le sobreviene.
De otro modo, habría que creer que en nada se diferencian los iconos del PSOE, de otros del PP, que como Soria o Cañete, siguen negando la mayor, a pesar de las evidencias que contra ellos se vienen ofreciendo, a través de la prensa.
El calado de los papeles de Panamá, está poniendo patas arriba el panorama político nacional, pero sobre todo, dejando en claro a los ciudadanos, que cuando algunos hablan de solidaridad, de cumplir con las obligaciones tributarias y de adoración a una Patria intocable e indisoluble, lo hacen refiriéndose a la realidad de los demás, pero nunca a la propia, que discurre  por otros derroteros bien distintos y mucho mejores, que los del resto de la ciudadanía.
Si finalmente vamos a elecciones, todo esto, terminará pasando factura sin remedio y está bien que la pase, si se quiere realmente mejorar la salud de esta Democracia, demacrada y enferma.
Que cada cual aguante su verdad. Que la asuma, que viva con ella y que se acostumbre a estar en un mundo en el que por suerte y gracias a las nuevas tecnologías, casi todo se acaba sabiendo.
Que se enteren. Ya no es posible mantener absolutamente nada, en secreto.


martes, 19 de abril de 2016

Carambola


Hace ya mucho que sobre los directivos de Manos limpias y Ausbank pululaba la sombra de la sospecha, pues no quedaba clara la financiación de este Sindicato, tradicionalmente vinculado a la extrema derecha,  cuya intervención como acusación particular en multitud de casos de corrupción o de temas políticos, se había convertido en una constante, en los últimos tiempos.
Así que cuando hemos sabido hace un par de días que estas personas eran detenidas, acusadas de haber estado extorsionando a entidades bancarias y particulares, a cambio de retirar la acusación en determinados procesos, no podemos decir que nos haya extrañado el calado de la noticia, aunque estas detenciones pudieran implicar que la acusacion, en el caso de la Infanta Cristina, sea retirada inmediatamente, sobre todo  si se tiene en cuenta la actitud reiterada que ha venido manteniendo el Fiscal Horrach, en el transcurso del juicio.
Precisamente, el abogado de la hermana del Rey se ha pronunciado sobre este asunto, sosteniendo que hubo un intento de manos limpias por extorsionar a su bufete, proponiendo que retirarían la acusación que mantienen contra Cristina de Borbón, a cambio de la nada despreciable cantidad, de tres millones de euros.
Bien. No podemos, sino alegrarnos de que estos casos de corrupción se esclarezcan y como no podría ser de otra manera, que se detenga a los culpables de los delitos, a la mayor rapidez, para que sean juzgados y paguen por ellos, pero no se puede olvidar que la presencia de la abogada de Manos limpias en el proceso Noos, ha resultado ser fundamental para que se mantuviera la acusación a la Infanta y que sólo por su empecinamiento en seguir adelante, la hermana del Rey está ahora sentada en el banquillo.
Lo que podría ocurrir a partir de este momento, el giro que podría dar este caso si la justicia obliga a retirarse a la acusación particular, por su relación con estos últimos sucesos, es aún una incógnita que sin duda no tardaremos en resolver, pero que podría propiciar que Cristina de Borbón saliera impune de este enrevesado caso de corrupción, retirándose todas las acusaciones, que constan contra ella.
Habiendo seguido de cerca y con enorme interés toda la instrucción de este caso y habiendo conocido la enorme cantidad de vicisitudes que lo han rodeado, las desavenencias entre el Juez Castro y el Fiscal Horrach y los intentos porque se aplicara la doctrina Botin, que finalmente fracasaron, como todos sabemos, que la detención de los líderes de manos limpias exonere a la Infanta de toda culpa, supondría, a todas luces, que el esclarecimiento de los hechos que se juzgan no fuera completado jamás, dejando el cabo suelto de la verdadera labor ejercida por la Infanta, en esta vergonzosa trama de corrupción, urdida por su marido y sus socios.
De nada habrían servido los inconmensurables esfuerzos de un juez, que viendo claras las pruebas que se presentaban contra este miembro de la familia real, hubo de soportar incontables presiones, simplemente por el hecho de reclamar una justicia igual para todos y cuya profesionalidad ha llegado a ser puesta en duda por los múltiples defensores a ultranza  que le han salido a la monarquía, desde todos los Organismos del Estado y hasta desde el propio Gobierno.
Si como reclama la abogada que ejerce la acusación particular contra la infanta, su implicación con Manos limpias no va más allá de la relación que existe entre abogado y cliente y estando el proceso como está, en plena celebración, debiera permitírsele continuar con su labor hasta el final, para tranquilidad de todos los ciudadanos.
Claro que seguramente, no será así, pues el empeño en librar a la Infanta de posibles manchas judiciales, ha sido desde el principio, un fin a conseguir, a la mayor celeridad, por demasiada gente.
No queda, sino reclamar de quién corresponda, un sentido estricto de cumplimiento del deber, sobre todo si se tiene en cuenta la enorme importancia que tiene este caso, para poder demostrar que en cuestiones de tribunales, todos los ciudadanos debemos ser exactamente iguales, independientemente de nuestra condición o apellidos.
Quizá la costumbre de estar demasiado acostumbrados a perder, nos hace pensar que cuando puede suceder lo peor, acaba sucediendo. Ojalá  y este caso sea la excepción que confirme la regla.






lunes, 18 de abril de 2016

La vergüenza de Otegi


Absolutamente consternados por las noticias que llegaban sobre el terremoto ocurrido en Ecuador, los ciudadanos nos sentamos anoche ante el televisor para ver la entrevista que Jordi Évole hizo a Arnaldo Otegi, en Salvados, con la esperanza de encontrar en el personaje algún signo de arrepentimiento por la violencia generada por ETA durante más de treinta años y que él siempre se negó a condenar, como todos recordamos, en  las muchas intervenciones que ha protagonizado, a lo largo de su vida política, delante de los medios.
Frente a eso, encontramos a un Arnaldo Otegi bastante lastimado por la edad, hierático e inaccesible, durante todo el tiempo que duró la entrevista y estratégicamente asentado ahora, en una posición de increíble moderación, para quién durante tanto tiempo ha defendido casi con fanatismo, las propuestas de los grupos abertzales más cercanos a ETA y que ahora, tras el cese de la violencia, pretenden integrarse en las instituciones políticas, reclamando un olvido imposible, para los familiares de las víctimas.
A pesar de que en varias ocasiones, el entrevistador reclamó con insistencia, con mano magistral, como siempre, un gesto que pudiera recomponer la tremenda brecha que aún existe en la actualidad, en la sociedad vasca, Otegui prefirió en todo momento hablar en primera persona e incluso se atrevió a comparar el dolor que había sentido por la muerte de su madre, mientras se encontraba en prisión, con las terribles sensaciones que habrían experimentado los familiares de las víctimas, al recibir la noticia de los atentados que costaron la vida a los suyos, como si el modo de morir de la una y los otros, formaran parte de una normalidad que solo pareció comprender quien pronunciaba estas palabras.
Apeado sin embargo del discurso enardecido al que nos tenía acostumbrados en sus años de actividad política, se quejó en varias ocasiones de que las preguntas que se le hacían estuvieran siempre relacionadas con su pasado, aunque no le quedó otro remedio que aceptar, sobre todo por la impecable actuación de Évole, que los ciudadanos no tenían el menor interés en conocer sus intenciones de futuro y que sólo esperaban de su intervención en el programa, mucha más generosidad de la demostrada en el tratamiento de todo lo ocurrido y que tanto daño ha hecho a la Sociedad en general y a la vasca en particular, por sus connotaciones violentas.
Se percibió, un cierto miedo anclado a sus palabras, hacia los que habían formado parte de las diversas cúpulas de ETA, como si las decisiones que se hubieran tomado durante los años del horror hubieran sido competencia exclusiva de los que empuñaban las armas y los que, por exigencia del macabro guión, se habían convertido en sus portavoces, hubieran sido meros títeres sin voz ni voto, forzados a aceptar, sin oportunidad de responder, los hechos consumados.
Únicamente pudo apreciarse un momento de cierta humanidad, cuando la hija de Fernando Buesa hizo mención a una anécdota relacionada con un mechero que Otegi habría regalado a su padre, unos días antes de su muerte  y que produjo en el líder abertzale una visible reacción de vergüenza, que ni siquiera le permitía mirar a la pantalla en la que aparecía esta mujer, sin alteración alguna en la voz, ni en los gestos, pero que con su mensaje, ponía en evidencia toda la sinrazón que durante años ha sacudido la médula espinal de la sociedad y que continúa sin tener una explicación lógica que pueda justificar de algún modo la brutalidad de los hechos.
No convencieron los argumentos de Otegi, ni siquiera cuando se empeñó en relatar las vicisitudes de las negociaciones mantenidas para alcanzar un acuerdo de paz, en las que confesó haber estado implicado desde el primer momento, ni tampoco cuando pretendió lanzar el mensaje de la utilización de las víctimas por parte de determinados partidos políticos, porque aún siendo verdad en algunos casos, no hizo referencia a la manipulación ejercida sobre un sector de la ciudadanía vasca, basada en el miedo, que durante todo el tiempo que duraron las acciones de ETA, vinieron ejerciendo los abertzales, en todos los pueblos y ciudades del país vasco y que todos recordamos perfectamente, como algo absolutamente imperdonable.
Sin embargo,  esta entrevista, valiente  y arriesgada, por el personaje y el contenido, abre un camino hasta ahora vedado al que nadie se había atrevido a acceder y que constituye una vía para poder lograr  una reconciliación real entre unos ciudadanos, demasiado enfrentados entre sí, durante demasiado tiempo.
Verán, es mucho más difícil lidiar en un escenario político que en un campo de batalla, sobre todo porque concede la oportunidad de juzgar las acciones de cada cual, en su justa medida, sin presiones externas.
La caída de Bildu en las últimas elecciones demuestra, por primera vez, que cuando los vascos votan en libertad, su elección no recae mayoritariamente en aquellos que avalaron,  hasta anteayer, las prácticas de la violencia.
Cualquiera es fuerte con un arma en la mano, por medio de la amenaza o la intimidación, esgrimida como único argumento.  Practicar la democracia, es, afortunadamente, otra cosa y batallar por medio de la palabra, la negociación, el diálogo consensuado, ganar o perder, colocará a cada cual en el sitio que le corresponde. Es sólo cuestión de tiempo.


domingo, 17 de abril de 2016

Eternamente ausentes


El reiterado incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, desde que Mariano Rajoy llegara al poder, está contribuyendo a que muchos de los descendientes de aquellos que fueron represaliados por el régimen de Franco, durante y después de la guerra civil, no hayan podido todavía, aun habiendo pasado casi setenta años, recuperar los restos mortales de sus allegados, que se encuentran en fosas comunes que salpican toda la geografía del país y cuya apertura ha sido negada en multitud de ocasiones por  cargos del Partido Popular, bajo el argumento de que conviene cerrar las heridas que generó aquel conflicto entre hermanos, que ciertamente, no debió suceder nunca.
Pero enterrar el pasado no puede ni debe resultar nada fácil para tres o cuatro generaciones de españoles, a los que a pesar del mucho tiempo transcurrido, no se ha permitido enterrar dignamente a sus muertos y que todavía hoy, continúan sin encontrar respuesta a las preguntas que empezaron a hacerse sus antepasados, cuando sus padres, hermanos, amigos o familiares más lejanos, les fueron arrebatados, para ser pasados después por las armas, sin  otro motivo que su disidencia política con quiénes atacaron al poder democráticamente  constituido, para establecer una durísima dictadura, que duró más de cuarenta años.
Muchos de aquellos familiares directos, de aquellos hijos que se vieron después desprovistos también de sus derechos, a causa de la represión ejercida contra ellos durante una buena parte de sus vidas, murieron y sus herederos, que en casi todos los casos conocieron la llegada de la Democracia, como una solución que terminaría con los años de oscuridad y silencio que a los suyos les había tocado sufrir, albergaron entonces la esperanza de que con las nuevas leyes aprobadas por el Parlamento español, podrían por fin, reclamar justicia para sus muertos y sobre todo, cerrar los capítulos de una desgraciada historia que no sólo había segado la vida a los que fueron arrojados  a las cunetas, sino que también, había sepultado cualquier recuerdo que de ellos pudiera quedar, prohibiendo incluso que se les volviera a nombrar, en público o en privado, por temor a las consecuencias.
Algunos de aquellos nietos, que ya peinamos canas en la actualidad y que hemos visto cómo se marchaban nuestros padres, sin haber podido cumplir el sueño de reunirse de algún modo con los que fueron los suyos, dejándonos el legado de no permitir que se silenciara para siempre su recuerdo, hemos cumplido ya sesenta años y empezamos a temer que tampoco nosotros podremos taponar una herida, que por su dimensión, resulta imposible cerrar y que seguramente, pasaremos a nuestros hijos, sin que a los políticos que rigen nuestros destinos parezca preocuparles los daños provocados en una buena parte de una Sociedad, a la que teóricamente, representan.
 Pasar página ha de ser necesariamente sencillo para quiénes procediendo del bando ganador, pudieron dar sepultura a sus muertos, a los que dedicaron monumentos conmemorativos a todo lo largo del país y para cuyos familiares directos, se encargaron de habilitar recursos económicos, con los que poder sacar adelante a sus descendientes y hasta viviendas de renta baja en las que poder asentarse el resto de sus vidas, y que después se revalorizaron con el tiempo, produciéndoles jugosos beneficios.
En cambio para los familiares de los perdedores, reclamar justicia para los suyos se ha convertido en una cuestión de honor que no pueden permitirse perder, pues esa igualdad entre todos que se refleja en la Constitución, como uno de los artículos fundamentales, con ellos, ni se cumple, ni tiene visos de llegar a cumplirse, a juzgar por los casos que aún se encuentran sin resolver y de las impresionantes historias personales que aparecen casi a diario en los medios y que son el ejemplo viviente de cómo una multitud de aquellos  represaliados políticos, se están convirtiendo en eternos ausentes.
Que haya medios económicos para financiar  lujosas campañas electorales en las que reclamar el voto de los ciudadanos, mientras se niega la posibilidad de que se abran las fosas que aún quedan en nuestras carreteras y que constituyen uno de los capítulos más negros de nuestra historia, supone uno de los mayores agravios que puede infringirse  contra la memoria colectiva de nuestro país, que jamás podrá recuperarse de los daños psicológicos que acarrearon y acarrean aún, aquellos desastrosos años de oscuridad y desprecio.
Para el que quiera mirar, se encuentran en la red numerosos testimonios directos de familiares de represaliados que aún esperan el momento de recuperar a los suyos y otros, que muestran la indescriptible emoción que experimentan estas personas, cuando al pie de las fosas abiertas, los antropólogos se topan con algún hueso, que pudiera o no corresponder, con aquel a quién han buscado tanto tiempo.
Parte el alma, ver a personas de elevadísima edad, llorar sin consuelo por haber tenido la suerte de no morir sin cumplir este sueño y no se entiende, que setenta años después, todavía haya quiénes pretendan exigirles que olviden su dolor, como si el recuerdo que han conservado de los suyos, durante toda la vida y su afán por dignificar lo que fueron, se pudiera enterrar, también, bajo las tapias de los cementerios y en las cunetas, para no recuperarlo nunca.


  

viernes, 15 de abril de 2016

Antes que se olvide su nombre


Acorralado por las pruebas informativas que demuestran fehacientemente su participación en empresas offshore, ubicadas en paraísos fiscales, al Ministro Soria no le ha quedado otra salida que dimitir, probablemente obligado por las presiones insoportables de sus propios compañeros de Partido, que ya no encuentran un solo resquicio al que agarrarse para continuar con su defensa y que le abandonan, como ya ocurriera otras veces, a su suerte, ya que a partir de mañana, empezarán a olvidar su nombre.
La noticia, que fue conocida a primera hora y que constituye uno de los mayores escándalos protagonizado por un miembro relevante del PP, no parece sin embargo, ser lo suficientemente importante para que el Presidente Rajoy ofrezca explicaciones ante el Parlamento, cuestión que ya se han encargado de dejar clara la Vicepresidenta Soraya Sainz de Santamaría y Cristobal Montoro, enviados en avanzadilla a enfrentarse con la avidez informativa de los medios, tras el Consejo de Ministros celebrado hoy, ya con Soria ausente, mientras el máximo responsable de los populares permanece, como siempre, agazapado entre las sombras, incapaz de enfrentarse a una verdad, que en cualquier otro país, hubiera provocado su inmediata salida del Gobierno.
Recordemos que Soria fue nombrado directamente Ministro de Industria y Energía por el Presidente Rajoy, al que le une una fuerte amistad personal, o al menos, le unía, hasta esta misma mañana y que por tanto, la falta de información sobre los asuntos económicos del personaje que ahora se han descubierto, competería en exclusividad a quién se encargó de otorgarle su confianza a la hora de formar parte del gobierno y que, claramente, se olvidó o no quiso o no pudo, por las razones que fueren, investigar en profundidad ni el pasado ni el presente del candidato propuesto, al que ha mantenido en el cargo hasta que no ha podido más y al que, no olvidemos, no ha cesado fulminantemente tras conocerse los hechos.
Cuántos acontecimientos de esta índole más tienen que suceder para que el Gobierno en pleno presente su dimisión ante los españoles, es una pregunta que está corriendo en las calles como la pólvora, porque aunque presos de la estupefacción, los ciudadanos no pierden la oportunidad de aplicar la capacidad de análisis político que les ha enseñado la dureza de los años de crisis y es tal la crispación que sacude la columna de una Sociedad a la que se ha exigido desde los Organismos de poder, tal suerte de insoportables sacrificios, que comprobar ahora cómo aquellos que se decían abnegados patriotas que se limitaban hacer, con dolor, solo aquello que se consideraba absolutamente necesario, se encontraban al mismo tiempo ocupados en negocios oscuros para su propio enriquecimiento personal, no puede sino generar, un profundo rechazo.
Pedir perdón a todos los que durante la última legislatura han sido gravemente afectados por las medidas de recortes, económicos y sociales, habría de ser, para estos que se han estado moviendo al margen de la ley, un acto de obligado cumplimiento, porque entre los muchos actos de terror que sacuden el mundo, también está, éste de masacrar a las clases trabajadoras negándoles, con Reformas  laborales hechas a la medida de los poderosos y   con la merma sustancial de los fondos destinados a asuntos sociales, como la sanidad o la educación, la oportunidad de vivir con dignidad y sin miedo.
Saber, mientras siguen apareciendo los Papeles de Panamá, que una multitud de nuestros niños no tienen la posibilidad de hacer, ni siquiera una comida equilibrada al día, por falta de medios, créanme, empuja a replantearse seriamente, si de verdad está funcionando, de algún modo, el Sistema.
Por eso y por muchas otras cosas más, que me niego a enumerar porque todos las estamos viviendo en primera persona, resulta del todo imprescindible establecer claramente, con nombres y apellidos, quiénes han sido y son, los culpables de lo que ha ocurrido y de lo que ocurre, en estos  momentos. Todos deben pagar, uno a uno, sus errores, sus delitos, su inmoralidad, su falta de caridad para con los humildes, su desdén, su soberbia, su falsa presunción de patriotismo y fundamentalmente, el silencio en el que se escudan cuando debieran dar la cara para explicar la verdad, la misma que nos han venido ocultando, sistemáticamente, demostrando hacia nosotros, únicamente, el  más absoluto desprecio.


jueves, 14 de abril de 2016

Ritmo frenético


Las noticias de ayer se completaban con la detención y posterior puesta en libertad, con cargos, del actual Alcalde de Granada (PP) y con el descubrimiento de una nueva sociedad offshore, en Jersey, en la que también figura el nombre del Ministro Soria, por lo que como pueden comprobar, cada vez cuesta más trabajo hablar en estas páginas de otra cosa que no sean más asuntos de corrupción, en los que salen a relucir nombres de prominentes políticos, militantes en casi todos los casos del Partido al que pertenece Mariano Rajoy y sin que, de momento, se estén produciendo dimisiones ni ceses, que calmen la terrible indignación que se está apoderando de los ciudadanos.
Cada escándalo que aparece, es contestado por los portavoces de turno del PP con las mismas excusas que no convencen a nadie, primero, apoyando al personaje cuya honestidad se cuestiona y después, con un largo periodo de silencio que solo se rompe cuando las pruebas se convierten en irrefutables y que es cuando el implicado en cuestión, se hace para los populares, innombrable, como si el hecho de no volver a referirse a esa persona pudiera borrar de un plumazo los delitos de que se le acusan y nunca hubiera tenido anteriormente relación alguna con la Formación a la que perteneció durante años, sin que jamás sus actos provoquen, como sería de recibo, una asunción plena de responsabilidad política alguna.
Jamás, en todo el tiempo que se llevan destapando estas  corruptelas inaceptables, hemos visto caer a nadie que estuviera por encima del cargo que ocupaban los implicados, ni aceptar que todos aquellos que se encontraron alguna vez bajo su mando, debieron estar, a un tiempo, sujetos a una estrecha vigilancia por parte de sus superiores,  que impidiera que sucedieran actos de la envergadura de los que se han venido conociendo y que han derivado después, en auténticas tramas de tintes mafiosos, que no terminan de resolverse nunca, debido a la cantidad de personas que se movieron alrededor de ellas.
La estrategia de los populares, que se viene habitualmente completando con escudarse en decir que estos delitos fueron cometidos por personas individuales, ha dejado de funcionarles hace tiempo y los españoles, atónitos ante la magnitud de lo que está ocurriendo, debemos exigir que las explicaciones que se nos ofrecen no sólo sean infinitamente más claras, sino que además, de no convencer, acarreen las oportunas consecuencias.
Ya es hora por ejemplo, de que Mariano Rajoy asuma la responsabilidad de haber nombrado Ministro a Soria, sin haber averiguado antes nada sobre sus operaciones financieras, o de haber permanecido en la inopia mientras en el despacho de al lado del suyo, se tejía una presunta financiación ilegal de sus Campañas electorales, a base de extorsionar a empresarios, a cambio de la concesión de obras públicas, como parecen demostrar, según dice el juez, los papeles de Bárcenas.
Ya es hora de que explique por qué se destruyeron los discos duros del  ex tesorero, por qué se le mantuvo en  activo aún después de estar imputado, o por qué en la Comunidad valenciana sucedieron impunemente en el tiempo las cosas que han dado lugar a la detención de tantos cargos conservadores, mientras desde Génova se aplaudía con entusiasmo a esos mismos que ahora serán juzgados por corrupción y particularmente, por boca del mismo Presidente.
Ya es hora de que Rajoy revele por qué no hemos sabido hasta ayer que José María Áznar había sido multado por Hacienda y también por qué su Ministro Montoro recibe, no se sabe con qué fin, en el despacho que le pagamos todos los contribuyentes, a sendos defraudadores de renombre, como Rato o el ex Presidente del Gobierno, mientras los ciudadanos, cuando se detecta alguna irregularidad, somos inmediatamente llamados por los inspectores habilitados para tal fin y multados con la cuantía que contempla la ley, para nuestros supuestos errores.
Ya es hora, de que el hurto de información a que somos conscientemente sometidos por parte de este Gobierno, empiece a transformarse, ahora que está en funciones, en una vía directa de comunicación que nos asegure  el conocimiento de todos los hechos que nos afecten directamente, como parte fundamental que somos del país, sean o no, beneficiosos para el Partido que pertenecen los miembros del Ejecutivo.
De otro modo, habría que concluir que existe algún tipo de interés en ocultar a la Sociedad una serie de hechos, cuya dimensión se podría adivinar, a juzgar por aquellos acontecimientos que vamos conociendo todos los días y que no parece que vayan a tener un final y mucho menos feliz, para nuestro hierático Presidente.

miércoles, 13 de abril de 2016

El ocaso de los ídolos


Para los electores y simpatizantes del Partido Popular, ha de ser necesariamente una tragedia, ver a diario cómo la mayoría de sus ídolos, antes reconocidos y admirados por una buena parte de la sociedad, van cayendo uno a uno de sus pedestales, perseguidos por cometer actos ilegales o asuntos de corrupción, aún cuando se empeñen en mantener versiones absolutamente indefendibles cuando se encuentran sobre la mesa, todas las pruebas de los delitos.
En plena vorágine de los llamados papeles de Panamá y después de haber oído ayer las vagas e inaceptables explicaciones que ofreció el Ministro Soria sobre su participación en empresas offshore, hoy nos levantamos con la noticia  de que  José María Aznar, ha sido multado con setenta mil euros por Hacienda, por haber tratado de tramitar a través de una sociedad familiar, caudales que tendría que haber declarado como IRPF, por un total de más de doscientos mil euros.
La crónica, que viene de una publicación de las consideradas afines a la ideología a la que pertenece  el ex Presidente y que sitúa el momento de la sanción un poco antes de la pasada Navidad, desvela además una reunión de Montoro con Aznar, de cuyo contenido sólo ha trascendido que se produjo en un ambiente de alta tensión, en medio del cual, ambos interlocutores vertieron acusaciones mutuas, aunque ya se conocía la enemistad existente entre ellos, desde hace tiempo.
Lo que ocurre a diario en el PP, no por haberse convertido en algo casi rutinario, deja de producir estupefacción y puede dar una perfecta idea de lo que podría sucedernos, si llegamos a permitir, otra vez, que vuelvan a alzarse con el poder, en unas, todavía hipotéticas, nuevas elecciones generales.
La estrepitosa caída de personajes como Rodrigo Rato, Fabra, Rita Barbera, Bárcenas, el Ministro Soria y ahora Aznar, entre otra multitud de implicados,  no puede, sino convencernos de que algo debe suceder en las entrañas de esta Formación política, para que hayan coincidido en ella, tal cantidad de gente relacionada con asuntos de corrupción, que campaban impunemente por sus respetos por toda la geografía española, viviendo a todo tren, mientras los ciudadanos eran al mismo tiempo masacrados por las medidas de recortes que ellos mismos dictaban, con mano férrea, y que han arrastrado a miles de familias españolas, al borde de la quiebra.
Estos ídolos impolutos, enfundados en sus trajes exclusivos y aderezados con corbata de seda y zapatos de las mejores firmas de moda, que suelen abominar de los nuevos Partidos políticos, juzgando a sus integrantes por su aspecto y amenazando con que su llegada traería a España una etapa de insuperable miseria, de la que no podríamos escapar jamás, son sin embargo, y a las pruebas me remito, los auténticos responsables de una buena parte de las desgracias que nos afectan, pues si pudiera reunirse el montante total de lo que han venido defraudando, evadiendo, blanqueando, o simplemente sustrayendo de las arcas estatales, nuestra situación podría ser mucho menos triste de lo que es y no se hubiera generado el ambiente de total desconfianza en la clase política que dificulta terriblemente poder creer en la honestidad de los demás, por miedo a que con ellos,  ocurra lo mismo.
El escenario creado por el PP no puede ser más desolador y tenebroso y quizá por eso resulta absolutamente incomprensible que casi siete millones de españoles puedan seguir mostrándole fidelidad a través de las urnas, pues ya no queda nadie, de todos aquellos que admiraron como a verdaderas estrellas que brillaban en el universo político y no porque se hayan ido retirando con la intención de dedicarse cada cual a su profesión, sino porque en la mayoría de los casos han sido apartados, violentamente, por problemas con la justicia.
 Huérfanos de modelos políticos, los votantes de los populares deber haber caído en una  especie de depresión constante que acompañada por la zozobra de no saber qué sucederá al día siguiente y si aún  puede ser peor de lo que conocieron hoy, no puede sino restar esa ilusión que se  ha ido desvaneciendo al  mismo ritmo con que ha ido apareciendo la información que desvelaba cuál era la verdadera naturaleza humana de sus ídolos.
No le que al PP, más que la imagen patética de la soledad de Rajoy, empecinado en conservar la pasada gloria de que disfrutó su Partido e incapaz de comprender que los actos tienen un precio que siempre se acaba pagando y que no se puede escapar de un pasado que les va a perseguir durante toda su vida.
Si les quedara un mínimo de dignidad, disolver el Partido y retirarse, cuando todavía pueden, antes de que la podredumbre acabe por enterrar a los pocos que quedan en pie, tras el huracán que viene sacudiendo sistemáticamente el honor de los conservadores, podría ser la única salida que se entendiera como lógica en el momento que vivimos  y que sería aplaudida por los españoles como un ejemplo de que a veces funcionan los mecanismos democráticos en este país …y que aún queda algo de justicia.

 


martes, 12 de abril de 2016

Se acabó la paciencia


Agotadas casi todas las posibilidades de llegar a un acuerdo, por parte de los partidos políticos, el Rey hace una  tentativa convocando una nueva ronda de consultas, por si alguien guardara un as en la manga que pudiera potenciar otra  Sesión de Investidura, aunque mucho nos tememos que no quedará otro remedio que ir, en junio, a Elecciones.
Sin que hayamos notado demasiado la ausencia de Gobierno y bastante entretenidos por el contenido de los Papeles de Panamá y otros asuntos como los de Valencia, los españoles ni siquiera estamos prestando la debida atención a la cuestión de los pactos, aunque el giro que puedan dar los acontecimientos venideros, dependiendo de que lleguen al poder los de un signo o los de otro, va a condicionar enteramente nuestro futuro, en los próximos cuatro años.
Pocas esperanzas nos están dejando estas nuevas informaciones que van apareciendo a diario, en las primeras páginas de toda la prensa, de poder encontrar ciudadanos honrados a los que confiar los destinos de este pobre país y de su gente, pues en virtud de las noticias que vamos conociendo, no parece que los que manejan los capitales sean precisamente,  un dechado de limpieza, ni que se avergüencen demasiado de estas acciones absolutamente amorales e insolidarias con los que, como nosotros, ni somos, ni seremos seguramente, posesores de más riqueza que la que nos aporta el esfuerzo del trabajo diario.
Pero como no habrá más remedio que volver a votar y la abstención supondría en este momento, otorgar el mando precisamente a aquellos que se encuentran más relacionados con los asuntos de corrupción, pero que cuentan con un electorado fiel, capaz de perdonar lo que sea, no sería justo permanecer en casa, aunque se hiciera como protesta, pues ellos, les aseguró yo, que acudirán masivamente a las urnas, a ver si sonara la flauta y pudieran repetir mandato, con la ayuda inestimable de los  Ciudadanos de Albert Rivera.
Y puesto que de todos es sabido que la izquierda es bastante proclive a castigar la inoperancia de sus candidatos inhibiéndose del deber ciudadano de depositar el voto en las urnas, todo hace suponer que la nueva convocatoria de elecciones va a favorecer, y mucho, a los Partidos de derechas, por lo que cabría hacer un llamamiento urgente a todos aquellos que apostaron en Diciembre por las políticas de cambio y que ahora están, sin embargo, decepcionados con el fracaso de las peculiares conversaciones que se han venido produciendo, en los últimos meses, para que acudieran masivamente a las urnas.
Muchos factores suelen condicionar el voto de los ciudadanos, pero admitir como normales los fenómenos de corrupción que hemos conocido durante esta última legislatura y aplaudir tácitamente a los dirigentes que cobijaron bajo su manto a toda esta cohorte de delincuentes, no sería de recibo, por lo que parece fundamental exigir, de aquellos candidatos a los que nos dispongamos a votar, por lo menos, limpieza.
Porque pasar la página de los asuntos de corrupción en los que se han visto implicados los políticos del PP, supondría de algún modo, una cierta complicidad con aquellos que los cometieron y que no se puede olvidar que estaban, al menos teóricamente, trabajando para el país y que nosotros, a través de nuestras aportaciones fiscales, pagábamos sus sueldos.
Considerando a la nación como una empresa y a nosotros como los responsables de contratar al personal que va a dirigirla de aquí en adelante, pues ese es, en realidad, el sentido de las elecciones, hacerlo con presuntos sospechosos de haber estado cometiendo irregularidades en el pasado o de haber aplicado medidas que han llevado al borde la quiebra a la inmensa mayoría de accionistas de este negocio llamado España y que no somos otros que nosotros mismos, resultaría ser una incongruencia de tal calado, que jamás se podría perdonar, sobre todo si las cosas van a peor, al continuar en la misma línea política que se ha llevado a cabo en la última legislatura y protagonizada por la misma gente.
Frenar en seco esta posibilidad, ha de ser esencialmente prioritario para todos nosotros, sobre todo porque sabemos a ciencia cierta que los incondicionales del PP, van a hacer todo lo posible por mantener a su Candidato en el gobierno.
Ojalá y no fuera necesario ir a nuevos Comicios, pero lamentarse de lo que no pudo ser, no tiene ya sentido y no queda otra que asumir con valentía el reto de lo que aún se puede lograr, si conseguimos atraer a un electorado indeciso, que aunque cansado de la situación actual, aún no sabe que el único modo de salir de ella, es votar savia nueva, limpia de la contaminación que mancha a esta clase política caduca, que no hace otra cosa que batallar, por conservar todos y cada uno de sus privilegios.






lunes, 11 de abril de 2016

In crescendo


Mientras los papeles de Panamá continúan aportando una valiosísima información sobre fraude fiscal y nos sorprenden a diario con la aparición de nuevos nombres, entre los que se encuentran hoy el del Ministro Soria y su hermano y también el de Miguel Blesa, Mario Conde, su hija y su yerno son detenidos esta mañana, acusados de intentar blanquear entre diez y quince millones de euros que al parecer ocultaban en una cuenta en Suiza y que se puede suponer que proceden del fraude que  llevara a la cárcel en la década de los noventa, al que durante mucho tiempo fue considerado como uno de los mayores talentos en el campo de la Economía, en España.
Esta interminable maraña, que sigue creciendo ante nuestros ojos sin que se adivine su fin, si se tiene en cuenta que evadir capital parece haberse convertido en el deporte preferido por las clases pudientes, no solo pone en entredicho el buen  funcionamiento de los sistemas de fiscalización actuales, demostrando que cometer un delito de esta índole goza en la mayoría de los casos de total impunidad, sino que sería imposible, a priori, contar con los medios necesarios para perseguir y atrapar a tal cantidad de delincuentes, por lo que quizá habría que replantearse una nueva y bien diferente organización de las Entidades encargadas del tema , sobre todo si como se presume, no hay voluntad de erradicar la existencia de los Paraísos fiscales.
La aparición del Ministro Soria en los papeles, va a complicar, y mucho, las pocas esperanzas que le quedan a Mariano Rajoy, para poder alcanzar un acuerdo de gobierno con PSOE y Ciudadanos, aunque en este país nuestro, es difícil que se produzcan dimisiones o ceses inmediatos, como sí ha ocurrido hace unos días en Islandia o Ucrania, más acostumbrados a respetar lo que democráticamente exige la ciudadanía que les rodea, sobre todo cuando se trata de responder por la comisión de un delito de estas características.
Pero las reacciones del PP, que milagrosamente ha conseguido sortear toda una suerte de vicisitudes adversas, sin que nunca se haya cesado por ellas a nadie, suelen estar siempre relacionadas con una incomprensible tibieza y tener que asumir responsabilidades políticas de los actos cometidos por sus cargos, no entra dentro de sus previsiones en ningún caso y  mucho nos tememos que también éste, acabará por diluirse en el tiempo, sin que se tome la decisión del cese inmediato del Ministro, como sería de rigor, si la lógica funcionara por encima de las querencias.
Claro que un escándalo de estas características dificulta terriblemente ofrecer una explicación plausible, pues el nombre de Soria y su hermano, aparecen claramente reflejados en los papeles publicados, por lo que puede que al Presidente en funciones no le quede otra opción que deshacerse de lo que ahora representa un lastre, tanto si por fin llega a constituirse un Gobierno, como si hubiera que repetir elecciones y por tanto, contar de nuevo con la confianza de un electorado, cada vez más defraudado por el conocimiento de estos sucesos.
Las reacciones de los demás grupos políticos no se han hecho esperar y mientras la policía registraba el domicilio de Conde, todos se han apresurado a exigir a Rajoy el cese de  un Ministro que durante su permanencia en el cargo, no ha sido nunca para los españoles, un ejemplo de transparencia informativa y que además, es el responsable último de las fuertes subidas que han experimentado los recibos de la luz y el gas, en estos últimos años.
A esta hora, sólo sabemos que Soria niega lo evidente y que trata de escudarse en la excusa de que cuando participó en esta sociedad en las Bahamas, no ocupaba ningún cargo político, cosa que poco importa, si se probara finalmente el delito que se le presume, pues cualquier español, independientemente de su profesión, está obligado, por ley, a pagar religiosamente sus impuestos.
La trepidante actualidad informativa, hace que no se pueda prever con anterioridad lo que sucederá en el minuto siguiente y algo nos hace pensar que así seguirá siendo, hasta que la publicación de estos papeles termine y podamos saber finalmente, de cuántos implicados estamos hablando. Tenemos la impresión de que no se han terminado, ni mucho menos, las sorpresas.






   

domingo, 10 de abril de 2016

Justificar lo inaceptable


Lo que estamos viviendo estos días, el intento de apartar a un Partido al que votaron en las pasadas elecciones más de cinco millones de personas, por parte de los considerados tradicionales, y el montaje de esta especie de comedia de enredo cuyo galanes, Sánchez y Rivera y su cohorte de seguidores incondicionales, interpretan de forma magistral, ante un patio de butacas abarrotado de unos espectadores, que en este caso somos nosotros, no deja de ser una manera más de poner en tela de juicio la inteligencia de los ciudadanos y raya en lo grotesco, no solo porque se puede adivinar, casi desde el principio que ni  Socialistas, ni  Ciudadanos tenían la menor intención de alcanzar un pacto con Podemos, sino porque se intuye, detrás de su supuesta buena voluntad, el propósito malintencionado de que toda la culpa del fracaso de las negociaciones, recaiga en la Formación de Pablo Iglesias, desde el principio elegida para interpretar este papel, quizá por el miedo que supondría su posible participación en un nuevo Gobierno.
Uno empieza a pensar que todo está milimétricamente estudiado y que todos los que defienden con ahínco la supervivencia de los Partidos tradicionales, traman tácitamente que el final de las conversaciones terminen con la firma del acurdo de la llamada “Gran coalición”, fundamentalmente porque sería el único modo de aplazar sine díe el cambio reclamado por una gran parte de la sociedad, pero que no convence a ninguno de los que tendrían necesariamente que renunciar a un amplio número de los privilegios de que han venido disfrutando, en la comodidad del reparto de poder que facilitaba periódicamente un bipartidismo, que ahora se ve amenazado por la inesperada irrupción en el panorama político español, de una fuerza de progreso que cuestiona, con toda la razón, los cimientos en que se asienta un sistema cada vez más corrupto, regentado por unos políticos demasiado preocupados por la marcha de la macro economía y demasiado poco, por el bienestar de los ciudadanos.
Adjudicar a Podemos el sambenito de la culpabilidad, como si con su negativa a sumarse a lo pactado por PSOE y Ciudadanos, no estuviera dejando otra salida que aceptar la propuesta de Rajoy, que por cierto dejaría al Partido de Iglesias condenado a una oposición fallida, durante los próximos cuatro años, es, o al menos eso deben pensar los principales protagonistas de esta historia, la mejor justificación, de cara a los ciudadanos, de que todos, menos Podemos, están dispuestos a hacer lo mejor para España.
Sin embargo, los electores aún conservamos la capacidad de pensar por nosotros mismos  y quizá porque en estos últimos tiempos que nos hemos visto obligados a vivir, hemos aprendido a bucear denodadamente en los entresijos de todo lo que ocurre a nuestro alrededor y a desconfiar por sistema,  de una clase política demasiado proclive a disfrazar la realidad, en beneficio de sus intereses, ya no nos dejamos llevar con facilidad por las primeras impresiones, ni  engañar por espejismos de impecable apariencia, que revelan después, cuando pasa el efecto de la alucinación, la  cruda verdad con la que habremos de enfrentarnos a solas, abandonados a nuestra propia suerte.
No hay ni habrá pues, justificación para esa alianza a tres que seguramente terminará por firmarse uno de estos días y en la que participarán supuestos enemigos irreconciliables, como PP y PSOE, bajo la batuta conciliadora de Albert Rivera y fundamentalmente no la habrá, porque los ciudadanos hemos demostrado con creces nuestra repulsa generalizada contra los múltiples intentos de manipular la verdad que han protagonizado los políticos en los últimos tiempos y que han puesto en tela de juicio cualquier atisbo de credibilidad que pudiera quedar a estos estrategas del siglo XXI, a los que resulta demasiado fácil descubrir y muy difícil perdonar,  sobre todo cuando las cosas no mejoran, para una sociedad cansada de ser la única en tener que asumir, toda suerte de sacrificios.
Hablando claro, el único culpable de que no haya sido posible un pacto de izquierdas, es este PSOE deteriorado, apeado de los cimientos de su propia ideología, que hace tiempo que se rindió  a la comodidad que ofrece el poder, abandonando por aclamación de sus líderes los fundamentos del socialismo y renunciando a toda posibilidad de reconciliación  con el pensamiento  que propició su fundación y que quedó enterrado bajo la gruesa capa de mansedumbre que ahora arrastra, como una losa, su casta privilegiada de dirigentes y la sola idea de que pudiera triunfar, y de qué forma, un movimiento encaminado a transformar auténticamente el Sistema, propiciando seriamente  la igualdad entre los habitantes de este país o restableciendo los derechos sociales que se nos han ido arrebatando, sin conmiseración, hasta dejarnos inermes, debe representar para ellos, la viva imagen del terror, pues sus ideas ya no son, ni serán jamás las que una vez fueron, ni representan, ni volverán jamás a representar, a nada que recuerde a la izquierda.
No hablemos pues de culpabilidad, sino de malas prácticas de la política, pero lo peor de todo, es que si finalmente nos gobierna  la Gran Coalición, la voluntad de la mayoría de los ciudadanos será, inaceptablemente, secuestrada y otra vez, seremos nosotros, los que paguemos las consecuencias.
La muerte política del PSOE, en minoría entre Ciudadanos y PP, estará, además, garantizada durante los próximos cuatro años, así que habría que preguntar a Susana Díaz y los suyos, si de verdad les merece la pena.



viernes, 8 de abril de 2016

El socialismo maniatado


Ya advertimos, cuando se firmó el acuerdo PSOE –Ciudadanos, que Pedro Sánchez quedaba maniatado para poder negociar con otras fuerzas y que en cierto sentido, rubricaba su propia sentencia de muerte política, cayendo en una maniobra hábilmente montada por los propios barones de su Partido, que ven en la andaluza Susana Díaz la sucesora inmediata de una etapa, que para la mayoría de ellos, ni siquiera tenía que haber existido.
Ya dijimos que los planteamientos de derechas de Ciudadanos, que desde el primer momento defendió la Gran Coalición, que incluiría al PP de Mariano Rajoy, como la única viable para la formación de un nuevo Gobierno, irían apareciendo y no ha habido que esperar, ni siquiera a que se culminaran las negociaciones que se iniciaron con Podemos ayer, para enterarnos de que se han abstenido en la votación en el Congreso, sobre la paralización de la Ley Wert, cuya derogación inmediata aparece sin embargo reflejada, en su pacto con los socialistas.
Ya dijimos que la ambición de Rivera no podía ser más evidente y que acabaría por reclamar puestos de responsabilidad en un futuro Gobierno, como efectivamente ha sucedido, horas antes de que se iniciara la reunión a tres bandas que se mantuvo en la jornada de ayer y que teniendo la sartén por el mango, difícilmente cedería, pues su objetivo de paralizar las acciones del PSOE y de impedir cualquier vía de negociación con cualquier Partido de la izquierda, se consideraba cumplido.
Efectivamente. Han bastado dos horas de conversaciones para entender que con Ciudadanos nunca será posible un cambio real y efectivo en las políticas de recortes manejadas por el último gobierno y no solo porque los planteamientos de Podemos estén, como todos sabemos, muy alejados de los que preconiza la formación de Rivera, sino también porque al validar el pacto con los socialistas, se hace visible una absurda posición de poder, por parte de los que menos escaños aportan a este acuerdo, que será sin embargo, la que habrá de potenciar un inmovilismo por parte del PSOE, incomprensible en quiénes se jactan de defender, los valores de la izquierda.
Las declaraciones tras la reunión, no pudieron ser más explícitas. O Podemos, vinieron a decir, abandona del todo la idea de conseguir un Gobierno de Progreso, o no habrá acuerdo, pues la diferencia entre los modelos económicos propuestos entre la Formación Morada y la Naranja, en nada se parecen y porque en realidad, los de Ciudadanos, siendo como son, los menos indicados para exigir, dada su posición minoritaria, en estas negociaciones, son los únicos que no están dispuestos a ceder, ni una pizca, a la vez que reclaman inconmensurables sacrificios, a sus dos oponentes.
Que lo que quiere Rivera, y lo dice cada vez que tiene ocasión, es aupar de algún modo a Rajoy hasta un nuevo Gobierno, para aliarse con él en la próxima legislatura, colocando a los socialistas en una incómoda posición ideológica, que además no les dejaría sacar adelante ni una sola de sus propuestas, todos lo sabemos, pero la realidad es que los votos de los españoles se han orientado hacia una dirección bien opuesta y que más de once millones de electores preferirían, en contra de los deseos de Susana Díaz, Rajoy o Albert Rivera, una amplia coalición de izquierdas.
El empecinamiento de los Partidos mayoritarios y ahora también, de este recién llegado Ciudadanos, contraviene expresamente las preferencias de los votantes y cualquiera, con una mínima visión política, debe ser consciente de ello.
Pablo Iglesias, no es pues, como quieren hacer aparecer, el malo de esta tragicomedia que han montado, desde el momento en que se conocieron los resultados electorales. Los malos son, aquellos que desoyendo la voluntad popular, por ambición o por Dios sabe qué intereses, se niegan sistemáticamente a intentar el cambio que todos deseamos, permaneciendo anclados, del modo que sea, al más puro e indeseable inmovilismo.