lunes, 30 de abril de 2018

La zozobra y el vértigo



El reinado del Partido Popular en España, que ido recorriendo un camino que comenzó con la mayoría absoluta obtenida, después de los gravísimos errores cometidos por Zapatero y que empezó a torcerse desde el mismo instante en que esa mayoría posibilitó la aprobación de innumerables Decretos absolutamente lesivos contra la sociedad en general, sin margen alguno de oposición, se vio también, desde el primer momento,  nublado por las continuas sombras de sospecha  que los incontables casos de corrupción protagonizados por su gente iban dejando como un reguero, cuyo rastro llegaba directamente hasta la Sede misma de Génova, aunque ninguna de esas poderosas razones resultaran se suficientes para que se produjera una debacle de las dimensiones que se hubiera podido esperar, cuando concurrieron a las últimas Elecciones Generales.
Verdad es que la aparición de Fuerzas de nuevo cuño, como Ciudadanos y Podemos, cambió trasversalmente el panorama político nacional y que en estos últimos comicios, los populares hubieron de plegarse a la desconocida incomodidad de tener que recurrir a los pactos, para poder sacar adelante el liberalismo feroz que siempre ha caracterizado sus actuaciones, sobre todo en los tiempos más duros de la crisis, pero fue el problema catalán y su desidia al permitir que las cosas llegaran hasta el punto en el que nos hemos encontrado, tras la celebración del Referendum del primero de Octubre, el primer síntoma de que la lealtad incondicional de sus electores estaba sufriendo una transformación de calado y de que por tanto, la bonanza de sus tiempos gloriosos preludiaba una caída vertiginosa que se ha ido materializando después, gracias a los movimientos multitudinarios protagonizados por colectivos de votantes de una importancia vital, para que cualquier Partido pueda vencer con holgura, en cualquier tipo de elecciones.
Hasta hace bien poco, el PP consideraba un dogma inamovible el dominio   la voluntad de sus electores y resultaba casi impensable que esos diez millones de voto fijo, que solía obtener reiteradamente y que perdonaba sin rencor cualquier tipo de errores, pudiera siquiera plantearse cualquier otra alternativa que se ajustara a los cánones tradicionales adoptados por la derecha española, hasta que llegó Albert Rivera, atreviéndose a cuestionar que la manera de gobernar de Rajoy fuera la única posible para el conservadurismo español, provocando un imparable trasvase de opinión de los votantes de la derecha hacia sus filas y colocándose, al menos eso dicen las encuestas, muy por delante de un PP, agotado hasta el límite, por causa de las gravísimas equivocaciones cometidas, a lo largo de tantos años.
Nunca habían conocido los populares esa sensación espantosa de zozobra y de vértigo que ahora se distingue claramente en los rostros y los mensajes de sus más reputados líderes, cada vez que se dirigen a la población, apeados por la fuerza de las circunstancias, de su habitual soberbia y jamás, había sido tan clara para los ciudadanos, la sensación de que la caída que están protagonizando en los últimos tiempos conlleva para ellos todas las consecuencias que acarrea un imparable declive, por lo que la imagen que transmiten se parece cada vez más a una maniobra desesperada por salvar lo más que se pueda de los restos que quedan de un terrible naufragio, que sin duda se materializará, irremediablemente para ellos, en cuanto los españoles sean llamados a consulta.
Mientras la izquierda se perdía en disquisiciones absurdas, protagonizando mil historias de ridículos desencuentros, demostrando una imposibilidad casi esperpéntica, para lograr alcanzar un acuerdo que posibilitara un gobierno de progreso, Rivera, como una hormiga laboriosa y sujeta a una incontrovertible moderación, ha ido ganando puestos, llevando como escudo una ambigüedad ideológica, que muchos han podido interpretar equivocadamente, si nos atenemos al ideario al que realmente representan.
A punto de perder la posibilidad de la aprobación de los presupuestos, a causa de la inesperada huida de los que consideraban como socios, hasta el final de la legislatura y no quedándole otro remedio que tener que acudir, otra vez, a los nacionalistas vascos del PNV, como única alternativa a su fracaso como negociadores, Rajoy y los suyos, desbordados por las manifestaciones continuas de los pensionistas, por el estallido feminista de unos cuantos millones de mujeres, por la seriedad del caso Cifuentes, por la perseverancia en las posturas de los independentistas catalanes y por toda una larga lista de corruptelas que comprometen severamente su credibilidad,  vagan de un lado a otro, intentando desesperadamente satisfacer en cierta medida, los deseos de la gente, aunque de manera absolutamente desordenada, tarde y mal, quizá por la escasa experiencia que tienen, en gestionar estos asuntos que serían cotidianos, para cualquier Gobierno.
Ni siquiera ese afán desmesurado de acudir a los tribunales para solucionar todos los problemas que surgen, les está funcionando estos últimos meses y los argumentos esgrimidos en tantas ocasiones, para este fin, se han deslomado estrepitosamente, como una voladura controlada, con el estallido social que se ha producido a causa de la sentencia de La Manada , que cuestiona severamente la credibilidad de los magistrados, a la hora de aplicar una justicia ecuánime.
Por primera vez, vemos a un Mariano Rajoy obligado a tener que abandonar la distensión con que se ha tomado habitualmente la resolución de cualquier problema y transformado en un ser nervioso que muestra palmariamente  su propia incapacidad para gobernar, incluso a los mismos que durante años le ofrecieron una confianza inalterable y que han comenzado a abandonar masivamente el barco, al entender que más pronto que tarde, quedará irremediablemente varado en el fondo del océano.
Los años en que se llenaban las plazas de toros, ya no volverán y una vez iniciada la caída al vacío, sólo  queda aceptar que cuando se peca repetidamente de arrogancia, desoyendo sin compasión, los mensajes lanzados por los pueblos, sólo queda aceptar que se ha perdido el honor.
Pero, ¿qué respeto pueden esperar quiénes nunca conocieron ese sentimiento tan necesario, en todos los ámbitos de la vida?


domingo, 29 de abril de 2018

Los límites del dolor



Una artritis nodular, absolutamente incapacitante, en ambas manos y muñecas, me ha impedido durante las dos últimas dos semanas, por traspasar todos los límites del dolor, dedicar ni uno solo de los minutos de los largos días  a poder escribir, aunque afortunadamente y gracias al  trabajo de  los magníficos Reumatólogos de nuestra Seguridad Social, voy recuperando poco a poco la movilidad perdida y empiezo otra vez  a ver la vida, con nuevas dosis de luz y esperanza.
Esta invalidez, que ha servido fundamentalmente, para aprender la rotunda lección de que si nos falta la salud, nada tenemos y que me ha hecho recapacitar seriamente sobre lo prescindibles que somos todos, a lo largo de la vida y del tiempo, me ha ayudado a la vez, a reconsiderar el imperdonable vicio de pretender ir más allá de lo que nuestras fuerzas, como seres humanos, a veces nos permiten y a intentar delegar funciones en los que, queriéndonos y compadeciéndonos, en nuestros peores momentos, nos rodean, entendiendo que el mundo no se acaba si tenemos que retrasar nuestras funciones rutinarias o incluso, si nos vemos obligados a posponerlas durante mucho tiempo, por razones más que evidentes.
Seguramente, ha extrañado mucho a mis lectores, mi inexplicada ausencia, sobre todo, porque los acontecimientos que solemos tratar, se han ido precipitando y acumulando, provocando un auténtico huracán de noticias, que han sido de gran relevancia para la marcha de este país, por lo que a muchos les habrá sorprendido este largo periodo de silencio. Por ello, pido perdón y ofrezco las explicaciones pertinentes, antes de volver a entrar en materia y ruego, por si las cosas volvieran a torcerse, un poco de paciencia, que sé que me concederán, debido a la consideración que conmigo siempre demuestran.
Muchas cosas han ocurrido desde mi última entrada, algunas de ellas decididamente vergonzosas para cualquier ser humano, con un mínimo de conciencia y otras, que aunque se estaban viendo venir, terminaron por  precipitarse a través de ciertos mensajes de sordidez, que si nos atenemos a la verdad, sobraban, dada la contundencia de los anteriores argumentos.
Creo recordar que lo dejamos en un momento en el que el asunto del Master de Cristina Cifuentes iba tomando unos derroteros que preludiaban que no podía quedar otro remedio que habilitar de la manera que fuera, su salida y mientras los miembros de Podemos libraban una dura batalla interna entre facciones, en la Ciudad de Madrid, tratando desesperadamente de arbitrar una solución de unidad, que hace ya tiempo reclamaban como imprescindible sus inscritos y simpatizantes y que finalmente, logró saldarse con un acuerdo para presentar una candidatura conjunta para la Presidencia de la Comunidad,  encabezada por Iñigo Errejón, al que muchos consideramos como un pilar imprescindible en el que apoyar ese proyecto de progreso que levantó pasiones e ilusiones en  nosotros y que después se fueron enfriando, por cuestiones ajenas a la política, que todos conocemos.
La vuelta de Errejón a la primera línea de fuego, ofrece, sin el menor atisbo de duda, una bocanada de aire fresco, que devuelve las aguas de la izquierda española a un cauce que jamás debió abandonarse, como ha podido demostrarse después, cuando Ciudadanos comenzó a despegar, hasta situarse en la posición que ahora mismo le auguran todas las encuestas.
 Entretanto y al mismo tiempo que los socialistas proseguían preparando la Moción de Censura que con la ayuda de los podemitas, tenían previsto presentar contra la Presidenta de la Comunidad de Madrid y Mariano Rajoy, con la flema que le caracteriza, trataba de no ceder a las presiones que ejercían, cada vez con más fuerza, los de Rivera, para que sustituyera a Cifuentes,  el OK Diario de Eduardo Inda, dejaba con la boca abierta a todo el país, publicando la aparición de un video grabado hace siete años, en la trastienda de uno de los Supermercados Eroski y en el que puede verse como uno de los guardas de seguridad, registra el bolso de Cifuentes, encontrando dos tarros de cremas antiarrugas, que al parecer había sustraído de los estantes, siendo descubierta por una de las dependientas.
En un ambiente de estupefacción y delirio, los medios de comunicación nacionales, emitieron durante toda la mañana dicha grabación, sin que los ciudadanos pudiéramos dar crédito a lo que estábamos viendo y precipitando, con extrema aceleración, la inmediata dimisión de una Presidenta, que quizá no contaba con este golpe bajo que le impediría abandonar el cargo, al menos con un poco de honor  y que la ha colocado en una situación personal, mucho peor de la que cualquier persona merece.
Que el gravísimo asunto de su Master no haya sido el motivo que haya dado lugar a su dimisión y el hecho de que alguien haya tenido guardada durante tanto tiempo una grabación de estas características, sugiere inmediatamente, un indiscutible móvil de venganza y señala, porque no podría ser de otra manera, a motivaciones personales de algunos de los miembros de su propio Partido, aunque sería una temeridad por nuestra parte, sugerir esos nombres que todos tenemos en mente.
La aniquilación de Cifuentes ha sido además de bochornosa, absoluta y no le ha quedado otro remedio que abandonar también la Presidencia del PP en la Comunidad de Madrid,  contribuyendo de manera rotunda a la caída vertiginosa en intención de voto, que  ya se auguraba para su Partido.
Con los últimos coletazos de este caso, aun latiendo en los escenarios de todos los medios del país, la sentencia del Caso de “La manada”, conocida el Jueves, a última hora de la mañana, ha levantado una auténtica explosión de indignación en las conciencias de todos los ciudadanos y ciudadanas de esta nación   y de una buena parte de otros países extranjeros, al considerar los tres jueces encargados de este proceso, que en los sucesos ocurridos una madrugada en un portal de Pamplona, durante la celebración de los Sanfermines, no existió violación  y que las once penetraciones y otras acciones incalificables, cometidas por un grupo de cinco hombres, contra una víctima de sólo dieciocho años, no generaron intimidación ni violencia, por lo que se les condena sólo a nueve años de cárcel, por delito de abusos sexuales y con el voto particular de uno de los magistrados, que pedía la libre absolución, alegando que los gritos que se aprecian en el video grabado por los condenados, podrían considerarse como excitación sexual, por parte de la víctima, todo, según él, en un ambiente festivo y de jolgorio.
La reacción de las mujeres de todo el país no se ha hecho esperar y a los pocos minutos de conocerse esta polémica e inexplicable sentencia, las calles y plazas del territorio nacional, se llenaban de manifestantes, que al grito de “No es abuso, es violación”, exigían la inhabilitación inmediata de los tres magistrados y empezaban a recoger firmas para tal fin, obteniendo un apoyo popular que ha rebasado todos los límites que hubieran podido esperarse y que ha movido al PP a ofrecerse a revisar el Código Penal, para que estas cosas no se repitan.
Los ocho millones de mujeres que salimos a las calles el ocho de marzo y otras muchas que se han sumado después, a las reivindicaciones de este estallido feminista, nos sentimos, al conocer esta sentencia, violadas reiteradamente, igual que la víctima, en nuestras conciencias y no estamos dispuestas a detenernos hasta que este imperdonable error se corrija, porque hemos perdido el miedo.
No exigimos, ninguna otra cosa que no sea la igualdad y el respeto que cualquier persona merece, independientemente de cual fuere su condición o género, pero si la Justicia, que ha de ser necesariamente un poder en el que apoyarnos confiadamente cuando se comete un delito contra nuestra integridad, permanece anclada en supuestos decimonónicos de inaceptable contenido, en los tiempos que corren, habrá que cambiarla inmediatamente y habrá que conseguirlo, a través de la lucha, si los políticos de este país nuestro no son capaces tampoco de comprender, el hondo significado real que encierran estas terribles historias.
No quisiera extenderme más, por hoy y en relación con este último tema, creo que sobran las palabras, porque todo lo evidencian los hechos.
Ponerse en el lugar de la víctima, comprenderla, apoyarla y exigir una inmediata respuesta a lo que le sucedió, es, permítanme recordarlo, la obligación inaplazable de  cualquier persona de bien y por supuesto y en primer lugar, de los encargados y encargadas de administrar ese concepto tan vilipendiado hoy en día, que se llama Justicia.
Seguiremos hablando. Lo prometo.




jueves, 12 de abril de 2018

Un paso en falso



La detención de una de las líderes de los Comités para la defensa de la República, en Catalunya, acusada por el juez de rebelión y terrorismo, ha logrado sorprender, no sólo a los separatistas que aplauden las acciones callejeras que están llevando a cabo estos grupos, en plazas y carreteras, sino también, a todos los ciudadanos en general,  que consideran excesivas las acusaciones que se imputan a esta mujer y que llevan inmediatamente a la tentación de comparar sus actos con los de los yihadistas o los etarras, sin que exista similitud alguna entre ellos.
Ya dijimos en su momento que la aprobación de la Ley Mordaza acabaría por instalar entre nosotros toda una suerte de portentosas injusticias y que a los magistrados, no les quedaría ninguna otra opción que tener que aplicarla obligatoriamente, estuvieran o no, en su fuero interno, de acuerdo con lo  que allí  quedo escrito y que amenaza seriamente, las libertades de los ciudadanos.
De todos los ejemplos que se han venido sucediendo a lo largo del tiempo y que han corroborado las sospechas que todos teníamos sobre la aplicación de esta Ley, estos delitos que se  imputan a la separatista recién detenida, convierte su caso en el más controvertido de cuántos hemos conocido hasta ahora, poniendo a la justicia española en el punto de mira, no sólo de la sociedad en general, sino también, de las Instituciones europeas, que tras el caso de Puigdemont, examinan con  lupa cuántos sucesos se desarrollan en Catalunya, sobre todo desde que el juez alemán contradijera los cimientos de la acusación reflejada  por Llarena, en el acta de la euro orden.
Que tras la detención de Puigdemont la violencia callejera ha ido in crescendo en Catalunya, contrastando con la actitud pacífica que exhibieron con anterioridad, los partidarios de la Independencia, todos lo sabemos y también que los cortes de carreteras y  la quema de neumáticos han proliferado desde que nacieran estos Comités para la Defensa de la República, pero lo cierto y verdad es que estos incidentes ya los habíamos visto en muchísimas ocasiones anteriormente, en relación con determinadas huelgas, por ejemplo, sin que sus protagonistas hayan sido acusados jamás de otro delito que el de participar en  desórdenes callejeros, que normalmente se saldaron con algún tipo de multa, de mayor o menor cuantía.
Muchos han sido los juristas que se han llevado las manos a la cabeza tras conocer estas imputaciones y mucha la gente que, en general, ha considerado como sobrepasada la acción judicial, fundamentalmente, porque alimenta, en cierta medida, la teoría de la persecución política que exhiben cada vez que pueden los líderes separatistas y nos aleja un poco más de la posibilidad de arbitrar una concordia entre catalanes, que resulta ser estrictamente necesaria, para la resolución de este gravísimo conflicto.
Lo cierto y verdad  es que este tipo de acciones están logrando que en el extranjero se empiecen a tomar muy en serio los argumentos que esgrimen los separatistas y que hablan continuamente de una persecución implacable, por causas meramente ideológicas, cuestión que si me permiten, está empezando a dañar la imagen de un país, que se había comportado modélicamente en estas cuestiones, desde la transición y que ahora está perdiendo el norte, desde el momento en que su Gobierno decidió judicializar el problema, en lugar de buscar algún tipo de soluciones políticas, que suavizaran la tensión que vivimos desde hace unos meses, catalanes y españoles.
Esta primera detención, que podría verse numéricamente incrementada por otras nuevas, con la aquiescencia de un Ejecutivo que en el fondo piensa que la jugada del juez alemán, no puede ni debe volver a repetirse y cuya única obsesión es la de proclamarse, con toda claridad, vencedor de esta absurda guerra, tiene sin embargo el peligro de poder generar en breve, una oleada de mayor violencia, en un momento en que lo aconsejable sería propiciar, a la mayor brevedad posible, la creación de un nuevo Gobierno catalán, que resolviera las abismales diferencias abiertas entre los ciudadanos de este territorio y que conllevara la retirada del 155, para recuperar una normalidad, que cada vez parece más inalcanzable y lejana.
Con Puigdemont en libertad, esta profusión de delitos imputados a un personaje sin  relevancia política, parece significar un paso en falso, que habrá de corregirse, si no se quiere empeorar el problema y deja entre los ciudadanos, un mal sabor de boca, pues lo apetecible sería encontrar una vía de entendimiento entre las partes, que con este tipo de acciones, queda frustrado, antes de su nacimiento.
No se me ocurre, en estos momentos, nada que pueda alimentar la ilusión de que pueda terminarse esta historia, que tanto daño nos está haciendo.





miércoles, 11 de abril de 2018

Qué difícil es decir adiós



Anda la derecha española, ahora que se ha dividido en vieja y nueva, enzarzada en una cruenta batalla, a causa del caso Cifuentes, que no les deja en muy buen lugar a los ojos de los ciudadanos que hasta ahora han dependido de las decisiones de la Presidenta de esta Comunidad, que permanece firme en su cargo, a la espera de lo que decida el flemático Mariano Rajoy, al que poco o nada parece importarle lo ocurrido, en estos últimos días.
Pensaba yo en esta mañana, en la que hemos podido ver algún rayo de sol, a través de las nubes, tras varios días de regreso al invierno, que esto de la erótica del poder ha de tener necesariamente su aquél, a juzgar por el trabajo que cuesta que alguien instalado desde hace tiempo en algún cargo de cierta importancia, decida por voluntad propia decir adiós, incluso cuando se ve acorralado por la contundencia de pruebas fehacientes en su contra y todo hace prever que no le queda ninguna otra salida que marcharse por la puerta de atrás, con deshonor e irrevocablemente.
En el caso de Cristina Cifuentes, no se percibe momentáneamente voluntad de abandono, tras veinte días de haber aparecido el escándalo y haberse demostrado sin fisuras que todo lo que se ha ido afirmando en la prensa, se ha ido cumpliendo escrupulosamente y parece estar claro que sólo una orden proveniente directamente de Moncloa, podría lograr un cese fulminante de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, que debió pensar que el aplauso recibido el pasado Sábado en la Convención del PP, garantizaba, sine die, su permanencia en el puesto que ocupa, sin contar con que sus socios de Ciudadanos se atreverían a exigir su relevo, de manera tan contundente.
Así que mientras la izquierda prepara la Moción de censura que de triunfar, sacaría al PP de la Comunidad  de Madrid, Rajoy  y los de Rivera, se debaten en un permanente tira y afloja, en un intento desesperado de conservar la confianza de los votantes más conservadores de la Capital y sus pueblos, que hace tiempo habrían dividido sus preferencias entre la vieja y la nueva derecha.
A Rajoy, no le gustaría tener que deshacerse de Cifuentes, pues para el PP supondría estar dando la razón en bandeja, al Partido de Albert Rivera y permanece firme en su habitual inmovilismo, al menos hasta que no pueda más, esperando alguna concesión que seguramente no llegará, de parte de los que aún considera como sus socios de gobierno.
Pero esta incomprensible tranquilidad, enerva cada vez más los ánimos del líder de la Formación naranja, que finalmente se ha quedado solo defendiendo la Comisión de investigación y por tanto, apoyando en cierto modo, la continuidad de los populares en Madrid, en un asunto que por la deriva que van tomando los acontecimientos, resulta ser, a día de hoy absolutamente insostenible y que seguramente terminaría por dañar seriamente la imagen que durante tanto tiempo se han estado trabajando los de Rivera y que les ha llevado a tener tan buenos resultados en las encuestas.
El rifirrafe, que trae en jaque a los dos Partidos conservadores y  que habrán de resolver necesariamente sin ningún tipo de ayuda externa, aunque para ambos resulte extremadamente peligroso, beneficia sin embargo a los dos Partidos de izquierdas, que no han tenido ninguna duda en la necesidad de presentar la Moción y que en estos momentos, aparecen, de cara a los electores, como los únicos que no han querido, desde el principio transigir, con este feo asunto de corrupción, apuntando la imperiosa necesidad de que el PP debe abandonar el poder en la Comunidad, a la mayor brevedad posible.
De la resolución que tome Rajoy, que ayer desde Argentina, evitaba explícitamente referirse a Cifuentes por su nombre, como ya ha ocurrido en otros casos anteriormente, depende ahora que los populares continúen cómodamente instalados en la Presiedencia de esta importantísima Comunidad o que Rivera, incluso llegue a replantearse, al menos abstenerse, el día que se celebre la Moción, aun teniendo que alinearse con quiénes siempre ha considerado como sus peores enemigos, con tal de no dar por perdida, toda su área de influencia.
Más vale, pensará Rivera, cerrar los ojos y votar, aunque sea por una sola vez con Podemos, que perder de repente toda posibilidad de poder meter la cabeza en Madrid, cuando se celebren nuevos Comicios, aunque para ello se haya de sacrificar una parte del voto conservador con el que ilusoriamente ya se contaba y que se podría recuperar, tal vez, con un poco de suerte, en el tiempo que resta hasta la celebración de las elecciones.
Todo hubiera sido mucho más fácil si Cifuentes hubiera consentido en dimitir, pero como ya decíamos al principio, decir adiós, no entra en los cálculos preestablecidos de cualquier político que se precie y menos aún, cuando ronda por medio, la pérdida total de la credibilidad, como ocurre en el caso que nos ocupa.
Por primera vez, la derecha parece seriamente dividida por la contradicción de sus propias opiniones y solo un milagro de última hora, o la razón de la fuerza, administrada  por alguno de estos curiosos contendientes, podrían cambiar el rumbo de las cosas, aunque a ninguna de ambas partes, convenciera realmente el acuerdo.



martes, 10 de abril de 2018

La opinión de la calle



Hartos hasta la saciedad de tener que escribir fundamentalmente sobre el master de Cifuentes y el sempiterno problema catalán, los ciudadanos de este país, que continúan teniendo gravísimos problemas que resolver, a los que nadie parece prestar atención, en este larguísimo compás de espera en el que no se habla de otra cosa que de los temas antes mencionados, reaccionan aborreciendo un poco más, si cabe, todo aquello que directa o indirectamente tenga que ver con los políticos y prefieren, para qué nos vamos a engañar, dedicar su tiempo libre a cuestiones más lúdicas aunque el bolsillo ande flojo de fondos y no dé, ni para tomar un par de cervezas, en un bar, con amigos.
Cuando nos lo podemos permitir, nos invade una sensación de descanso, que nos aleja, aunque sólo sea por unas horas, de  ese runrún constante que se ha instalado en todos los informativos, con visos de quedarse para siempre y que nos tiene, por su proliferación torrencial, para qué nos vamos a engañar, sencillamente acojonados, al darnos cuenta de que una buena parte de aquellos que elegimos como nuestros representantes en el país, o tienen algo que ocultar o han sustraído con guante blanco  dineros de las arcas del tesoro o se han inventado para sí mismos un historial académico acorde con lo que serían sus ilusiones más inconfesables o guardan algún fantasma del pasado que de pronto empieza a perseguirles, sin  dejarles  recuperar el aliento.
Todos dicen y seguramente será verdad, que son éstos, casos aislados que por la magnitud de determinados hechos, consiguen hacer invisibles a miles de políticos honrados que diariamente, cumplen escrupulosamente con la misión para la que fueron elegidos, pero lo cierto es que ante la dantesca visión que se nos aparece rutinariamente, resulta difícil apostar por la honradez, la ética y el decoro, en los ambientes políticos, situación que como todos estamos viendo y oyendo, lleva a mucha gente a pensar que todo el que decide presentarse a unas elecciones lo hace, exclusivamente, movido por un ánimo de lucro y que todo lo que nos cuentan no es más que palabrería barata, elaborada con el fin de alcanzar un poco de poder, en el que instalarse cómodamente, para toda la vida.
Que esta Sociedad nuestra haya llegado al punto de confiar mucho más en  lo que le cuentan los periodistas, que  los políticos, puede dar una idea de la deriva que está tomando este asunto de la credibilidad, a nivel de las calles por las que nos movemos y deja en un pésimo lugar, no sólo a los líderes que encabezan las Formaciones que se alojan  ahora mismo en el arco Parlamentario, sino también, a todos los que militando en un determinado Partido, pretenden defender una serie de fundamentos ideológicos, que quedan inmediatamente anulados, cada vez que se descubre un nuevo caso de corrupción que implica directamente a uno o varios de estos supuestos servidores públicos, que por alguna razón se entregaron a la labor de servirse, sencillamente, a sí mismos.
La prueba de que esto que digo es verdad, se hace patente si uno pone el oído en las conversaciones de la gente con la que trata habitualmente, comprobando, con cierta preocupación, que el Club de los descreídos en el que ya milita una buena parte de los ciudadanos de este país, recibe cada día muchos más socios virtuales de los que sería deseable, simplemente porque los políticos se han cargado las ilusiones que nos movieron en otro tiempo, convirtiéndose en una nueva clase social, muy alejada del resto de los mortales y no sólo por motivos únicamente crematísticos.
Las distancias entre la calle y las Instituciones se ensanchan inevitablemente, con más fuerza y quizá por este motivo, la gente ha llegado a la conclusión de que lo que no se gane a base de trabajarse el mundo de la protesta, nunca será del todo factible, sobre todo, cuando no nos encontramos en periodos electorales, en los que las promesas crecen como las setas, para después de celebradas las elecciones, marchitarse en el más absoluto de los olvidos, quizá por la mala memoria que aqueja, como un mal general, a todos los que dedican su vida a simular que hacen política.
En esta tesitura y bastante indignados por el poco caso que se nos hace en relación a lo que verdaderamente nos interesa, a uno le asalta de pronto la idea de que quizá nos iría a todos mucho mejor, si los que gobernaran el país, fueran,  sólo durante un tiempo, los periodistas, esencialmente porque de no haber sido por ellos, jamás nos hubiéramos enterado de nada de lo que estaba ocurriendo en las oscuras trastiendas del poder, ni conocido la verdadera cara de algunos personajes, cuyas vidas dan para escribir los argumentos de varias novelas.
Lanzo, en este día de laxitud, en el que no he querido hablar de ninguno de los temas de actualidad, por una cuestión de puro empacho descriptivo, esta propuesta que si se piensa bien, no resulta ser nada descabellada y que aunque utópica, al menos nos permitiría vivir informados de la verdad, cosa que sería muy de agradecer , tras todas las mentiras que hemos tenido que soportar en los últimos años y que nos tienen a todos lo suficientemente cabreados, como para haber deseado muchas veces que ciertos personajes desaparecieran, sin dejar rastro, de nuestras vidas.
Ahí lo dejo. Que cada cual saque sus conclusiones.

lunes, 9 de abril de 2018

Entre las cuerdas



A esta hora de la mañana y tras haber rechazado el PP participar en la Comisión de investigación propuesta por Ciudadanos, para aclarar el caso de Cristina Cifuentes, el portavoz del Partido naranja en la Asamblea de Madrid, comparece ante la prensa anunciando que piden la dimisión inmediata de la Presidenta de la Comunidad y que sea sustituida   hasta la celebración de elecciones, por otro político conservador, intentando arbitrar una fórmula a la murciana que dudamos mucho que sea la solución para el gravísimo problema que estamos tratando desde hace  unos días.
La negativa de los populares, deja a los de Rivera solos ante el peligro en un asunto que no parece tener otra salida que forzar la marcha de Cifuentes de manera absolutamente obligatoria,  colocándolos  , en una incómoda posición de soledad, frente a la Moción de censura apoyada por toda la izquierda, restando credibilidad a su reiterado discurso de lucha contra una corrupción, que sin embargo parecen tolerar, si se tienen en cuenta la naturaleza de sus actuaciones, en este y en otros asuntos.
El varapalo que supone para Ciudadanos esta decisión del PP, podría propiciar un deterioro de sus relaciones con el Partido de Mariano  Rajoy, al que han estado apoyando desde el principio de esta legislatura y ofrece a la ciudadanía una imagen que conseguiría dañar seriamente la intención de voto que últimamente se refleja en las encuestas, por lo que los de Rivera harían muy bien en plantearse  la hipotética necesidad de, al menos, abstenerse, cuando se celebre la Moción de Censura, si no quieren atenerse a las consecuencias que pudiera traer  este apoyo tácito a un PP, que de ninguna manera merece.
Porque aunque Cifuentes dimita, obligada o por voluntad propia, sustituirla no repara el engaño a que han sido sometidos los madrileños, el tiempo que haya durado su mandato, por lo que habría que preguntarse si el Partido conocía de antemano todo este farragoso asunto del master fantasma que aparecía como real en su curriculum y sobre todo, por qué cuando las pruebas se han convertido en prácticamente irrefutables, se han negado taxativamente a cualquier tipo de investigación, incluida la comisión propuesta por sus socios de Ciudadanos.
Por esta y por otras muchas razones, el PP no merece seguir gobernando en la Comunidad de Madrid y por mucho que duela a Ciudadanos, que en el fondo sólo desea poder conservar el voto de las derechas que habían visto en la figura de Rivera, un líder al que seguir, tras el asunto de Catalunya, por encima de cualquier pretensión partidista, ha de ponerse, necesaria y obligatoriamente, el bien de esta Comunidad, que en el fondo ha  sido la verdaderamente agraviada, por la naturaleza de este feo asunto.
Ángel Gabilondo, lo explicaba perfectamente anoche en el programa de Ana Pastor y aunque fiel a su estilo moderado y conciliador, consideraba como algo inaceptable, no sólo que Cifuentes pudiera continuar siendo la Presidenta de la Comunidad de Madrid, sino muy  fundamentalmente, el daño irreparable que su caso ha infringido a las Universidades, cuyo prestigio queda profundamente tocado por este caso de inadmisible corrupción, que nunca debiera haber sucedido.
La unión de PSOE y Podemos, en apoyo de esta Moción de censura, deja a los de Rivera en clara inferioridad de condiciones, con su propuesta de la Comisión de investigación, primero, porque todos sabemos que poco o nada logra esclarecerse a través de esta vía y después, porque quedará en la memoria de la Sociedad que fueron los únicos que sostuvieron a los populares en el poder, aun cuando Cifuentes fuera sustituida por cualquier otro candidato, a solo un año de las elecciones.
Esta unidad de la izquierda, que podría abrir un camino de entendimiento a largo plazo, en otros muchos asuntos en los que, en principio, podrían alcanzarse sin esfuerzo, determinados acuerdos, resulta además, marcar un antes y después en las relaciones de Sánchez e Iglesias, potenciando un crecimiento natural de su fuerza ante la mirada curiosa de muchos electores indecisos.
Ya veremos, pero la actualidad, que en la época en que vivimos ha de ser contada al  minuto, por la profusión imparable de las noticias, pone hoy la pelota en el terreno de Ciudadanos y muy pronto sabremos si su gestión ha sido o no verdaderamente comprendida por los que finalmente tienen en sus manos la facultad de otorgar o negar poder, es decir, de esos votantes a los que todos pretenden manipular, pero que tienen criterio propio para decidir, cuando llegan las elecciones, a quiénes premiar o castigar, según hayan sido las acciones que hayan protagonizado y que quedan, afortunadamente, impresas en el recuerdo.



domingo, 8 de abril de 2018

Puras apariencias



La inoportuna Convención del PP, que se ha celebrado en Sevilla este fin de Semana, justo cuando el escándalo Cifuentes alcanzaba su punto álgido, por la sucesión de noticias aparecidas en los medios, se ha convertido en una enorme pasarela dónde las puras apariencias han conseguido  anular cualquier atisbo de la realidad que se está viviendo en la calle, como si los participantes habitaran en un mundo virtual, en el que todo lo que ocurre es siempre de color de rosa.
Ni la decisión del Juez alemán, en el asunto de Puigdemont, ni la insistencia de la izquierda en exigir la dimisión de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, ni la demanda de Ciudadanos reclamando que el PP participe en la Comisión de investigación que propusieron la pasada semana en la Asamblea madrileña, han logrado empañar el aire triunfalista y empalagoso que exhiben los dirigentes populares, cada vez que se reúnen para celebrar algún evento, aunque la visión que se tiene de ellos, desde fuera, es la de que están convirtiendo, cada vez con más fuerza, en un Partido agonizante, al que no va a quedar más remedio que convocar elecciones anticipadas, al no poder soportar por más tiempo, la multitud de casos irregulares que siguen protagonizando personajes de vital relevancia en sus filas, a los que ya no se sabe cómo defender, por la contundencia de las pruebas que se acumulan contra ellos.
El Master de Cifuentes, que la propia Universidad Rey Juan Carlos ha calificado, por boca de su rector, de irregular y cuya investigación se ha entregado a la fiscalía, tras la confesión de dos profesoras que reconocían abiertamente que sus firmas habían sido falsificadas en el acta que exhibiera la Presidenta, no ha mermado sin embargo, al menos de momento, la aparente confianza que Rajoy  tiene depositada en ella, como se demostraba en el abrazo que le propinaba en el acto  inaugural de la Convención, aunque otros líderes, como Núñez Feijoo, ha comenzado a referirse a ella, sin querer mencionar su nombre.
Así que esa imagen de unidad, que trataba de reflejar Cospedal a toda costa, en una intervención acalorada, aunque carente de naturalidad, por la inexpresividad de su rostro y todas esas presunciones enumeradas como logros conseguidos a lo largo del paso de Mariano Rajoy por el poder, contrastaban con el ambiente de tensión que se estaba viviendo al mismo tiempo en las sedes  de otras Formaciones políticas y con las agresivas declaraciones de todos los líderes de la oposición, que por una razón u otra, insistían, en mayor o menor grado en que los populares en general y Cifuentes en particular, tenían que aclarar aún muchas cosas, algunos exigiendo directamente su dimisión y otros ya, preparando la Moción de censura que seguramente se celebrará la semana que viene.
Pablo iglesias, que intervenía ayer en un programa de televisión, se atrevía a ir un poco más allá y proponía a Pedro Sánchez que igual que le prestaba su apoyo incondicional en la moción presentada en Madrid, se encontraba dispuesto a hacerlo si el líder socialista proponía otra, a nivel nacional, alegando que parecía imposible que tras todo lo que había ocurrido, Mariano Rajoy todavía se mantuviera en el poder, habiendo alternativas válidas para conseguir su marcha.
Mucho más comedido, el socialista se limitaba a criticar la postura de Ciudadanos en relación con el caso Cifuentes, alegando, literalmente, que Albert Rivera se estaba doctorando en cinismo, siendo consciente de que las encuestas ponen al líder catalán por encima del PSOE y tratando desesperadamente de advertir la oscura verdad que se esconde debajo de la aparente moderación que viene siendo la línea habitual de este Partido emergente.
Conscientemente ajeno al huracán que se está formando a su alrededor, Mariano Rajoy, con su flema habitual, se movía en Sevilla como si acabara de ganar las elecciones con mayoría absoluta y ni siquiera se atrevía a criticar abiertamente la decisión del juez alemán, sobre Puigdemont, simulando una increíble tranquilidad, mientras afirmaba que su Partido siempre acataba las decisiones judiciales, dejando a Llarena bastante solo, en su lucha por conseguir extraditar a España, al que  podría considerase su peor enemigo.
Políticos en estado puro, teatrales, insolentes, transgresores y sin que nadie pueda, a través de sus gestos, adivinar cuáles son sus opiniones ni sentimientos, han desfilado en esta ocasión por un acto en el que su exacerbado triunfalismo  ha resultado para todos ser intragable, intentando mantener una calma que no puede existir de verdad, si uno se atiene a los acontecimientos nefastos que se ciernen, uno detrás de otro, sobre este PP, empeñado en manipular al personal, dudando seriamente de su inteligencia.
Ver para creer.

viernes, 6 de abril de 2018

Varapalo a Llarena



Mientras el caso del Master de Cristina Cifuentes se precipita sobre ella como un torrente, por las últimas noticias aparecidas, la justicia alemana deja en libertad provisional a Puigdemont,  tras el pago de una fianza de 75000 euros, por considerar que no cometió el delito de rebelión del que se le acusa en la orden internacional emitida y que sólo podría ser extraditado por malversación, lo que equivaldría como mucho, a una pena de doce años.
En la tarde de ayer, la supuesta Presidenta del tribunal ante el que Cristina Cifuentes dijo haber defendido su trabajo de fin de Master, se desmarcaba inesperadamente del asunto, alegando que no sólo no había presidido jamás el tribunal al que se aludía, sino que su firma había sido falsificada en un acta que había sido construida apresuradamente, tras la aparición en prensa del escándalo y que resulta ser la misma que Cifuentes ha estado exhibiendo a través de las redes e incluso delante de la mismísima Asamblea de Madrid, como documento probatorio de la realización de un trabajo, que continúa sin aparecer, a la hora en que escribo este artículo.
Inmediatamente después de que se conocieran estos datos, la Universidad decidió poner en manos de la fiscalía la investigación, que en principio se había iniciado, de puertas para adentro y los alumnos de la Juan Carlos, interpusieron a su vez una denuncia, para intentar que a través de la justicia, se clarificara todo este  tema.
Mal se ponen las cosas para Cifuentes, como seguramente habrán imaginado todos ustedes y peor aún, para un PP, que aunque sigue defendiendo a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, debe encontrarse absolutamente abrumado por la profusión de las pruebas, por lo que no sería de extrañar que en cualquier momento, como ya ha ocurrido otras veces, le retire su apoyo, condenándola a la más triste de las soledades e incluso obligándola a dimitir, quiera o no quiera, sobre todo si Ciudadanos empieza a tensar la cuerda.
En cuanto al caso Puigdemont, el inesperado varapalo propinado al Juez LLarena por la justicia alemana, viene a complicar y mucho, el hecho de poder mantener las acusaciones de rebelión que pesan sobre doce altos cargos del independentismo, pues resultaría ser, por lo menos curioso, que el principal instigador de la proclamación de la República catalana fuera juzgado sólo por malversar fondos públicos, mientras todos sus subordinados se enfrentan a acusaciones mucho más contundentes, creando así un inteligible galimatías, imposible de descifrar para los millones de ciudadanos que se hallan pendientes de los giros que vaya tomando este asunto.
Suponemos que todas las discrepancias entre el tribunal alemán y Llarena, se basan en el establecimiento de si hubo o no violencia, en los días en que sucedieron los hechos y sobre todo, en la imposibilidad de cuantificar, en el caso de que la hubiera habido, el punto hasta el que se llegó y si realmente fue suficiente para desestabilizar la seguridad del país, al que todos pertenecemos.
Probablemente, Puigdemont será finalmente extraditado, aunque no en las condiciones  que el Juez y el Gobierno esperaban, para complicar aún más si cabe, el conflicto de Catalunya y ahora cabe preguntarse, si tras su puesta en libertad, el ex Presidente retornará a su línea de querer presidir el nuevo Gobierno de la Generalitat o consentirá en que sea otro el que ocupe el puesto que según él, le corresponde legítimamente, al haber sido elegido en las urnas.
Tenemos por delante, un fin de semana movido, en el que habrá que estar pendientes del desarrollo de los acontecimientos, pero ya les digo yo que no será precisamente placentero, ni para Cifuentes, ni para LLarena y menos aún, para un Mariano Rajoy, al que no le debe llegar la camisa al cuerpo, a la vista de que nada de lo que se empeña en defender, le sale tal y como lo había previsto.

jueves, 5 de abril de 2018

Sobreviviendo al desastre



La declaración de Cristina Cristina Cifuentes, ayer tarde, ante la Asamblea de Madrid, se convirtió desde el primer momento en una clara huida hacia adelante, en la que la Presidenta trató de zafarse, de la manera que fuera, de las acusaciones vertidas por la oposición al completo, sobre su persona,  logrando, a través de su conocimiento del funcionamiento de la Institución en la que se encontraba, sobrevivir al desastre que se le viene encima, si logran probarse todas las afirmaciones que la prensa ha vertido sobre la obtención de su Master, estos últimos días.
Atacando sin rubor  a sus adversarios políticos, con una altivez ciertamente impropia de quién debiera haber ofrecido toda suerte de explicaciones sobre el tema que se trata, hace ya muchos días, la Presidenta se limitó a volver a presentar el acta que ya exhibiera por medio de las redes sociales y que según “El Confidencial”, está rubricada por dos firmas falsificadas y a intentar salir airosa de las acusaciones de su falta de asistencia a las clases y exámenes  de un Master, definido como presencial, alegando haber llegado a una serie de acuerdos con determinados catedráticos, al respecto y sin ni siquiera mencionar por qué su matrícula fue aceptada tres meses después de cumplir el plazo establecido por la Universidad, para ello.
Sus explicaciones, cargadas de agresividad  e ironía, no convencieron en ningún momento a la oposición y dieron lugar a la intervención de Gabilondo por el Partido socialista, que como catedrático Universitario demostró  un profundo conocimiento del asunto que se estaba tratando y que anunció, al no creer los argumentos presentados por Cifuentes, su intención de presentar una Moción de censura, que la obligue a abandonar el puesto que ocupa en la actualidad y que fue inmediatamente apoyada por los representantes de Podemos.
Sin presentar tampoco ante la Asamblea el trabajo final correspondiente a su Master, que alegó haber extraviado en alguna de las múltiples mudanzas realizadas a lo largo de unos años, sus explicaciones ni siquiera fueron aceptadas por sus socios de Ciudadanos, cuyo representante, sin embargo, no se atrevió a sumarse a la Moción propuesta por la izquierda, limitándose a pedir una Comisión de investigación, quizá poniendo sus propios intereses políticos, por delante del bien de la Comunidad de Madrid.
Visto lo visto y a la espera de que aparezcan más informaciones en la prensa relacionadas con este farragoso asunto, Cifuentes se circunscribió ayer por la tarde a ganar un poco de tiempo, con el que poder hacer frente al tsunami que se le ha venido de pronto encima y mucho nos tememos  que lo que aún queda por saber, puede llegar a ser mucho peor que lo que ya conocemos hasta ahora, por lo que quizá ni siquiera pueda llegar políticamente viva, al momento en que se presente la Moción de censura.
En cuanto a la postura de la oposición, habría que decir que el PSOE le ganó, por la mano, la partida a Podemos, poniendo además a Ciudadanos en la terrible tesitura de tener que decidir un apoyo que puede beneficiar grandemente a los Partidos dispuestos a llegar hasta el final para clarificar totalmente este asunto y dejándole a los pies de los caballos, si como parece, decide apostar por la Comisión de investigación, permitiendo de este modo  que Cifuentes, a pesar de todo, siga en el cargo que ocupa actualmente.
En cuanto a Podemos, ir a rebufo de lo que propone el PSOE, aún demostrando desde el primer momento un apoyo incondicional, resta bastantes posibilidades a Errejón, de conseguir la Presidencia de la Comunidad de Madrid, pues siempre se recordará que fue Gabilondo el primero en pedir la Moción de Censura y por tanto quizá, merecedor de ocupar el puesto que quedaría vacante, si de una manera u otra, se fuerza la marcha de Cifuentes.
En esta tesitura, los de Rivera habrán de pensar muy bien si en cierto modo, quieren ser acusados de permitir la permanencia en la Presidencia de Cifuentes, cosa que de ser así, perjudicaría notablemente su hasta ahora imparable ascenso al poder, pues este caso no deja de ser una forma de otra presunta clase de esa corrupción, que los de Ciudadanos presumen de combatir a capa y espada, aunque habría que matizar mucho sobre eso.
Esta misma mañana, se publica en la prensa que el día que Cifuentes citó como fecha en la que se produjo la defensa de su Master, no hubo convocatoria alguna de ningún tribunal, lo que añade un nuevo punto de oscuridad a toda esta historia rocambolesca, que justifica plenamente la Moción de Censura, que aunque se perdiera,  ofrecería  a la ciudadanía una imagen muy clara de en qué lado se encuentra cada Partido, de cara a próximas elecciones.

miércoles, 4 de abril de 2018

Presunta falsedad



Mientras esperamos la comparecencia de Cristina Cifuentes, ante la Asamblea de Madrid, “El Confidencial” publica hoy la noticia de que en el acta presentada, a través de un video, por la Presidenta de la Comunidad, aparecen al menos, dos firmas falsificadas y una tercera de la que se duda también y que el documento parece haber sido elaborado hace solo  unos días, apresuradamente, tras el estallido del escándalo,  colocando a la Universidad en una situación absolutamente  comprometida, de la que le va a resultar casi imposible  salir airosa, si llegaran a demostrarse estos delitos.
La falsificación de documentos de la importancia de un título superior no  deja en buen lugar a todo el sistema   educativo de nuestro país y lleva inmediatamente a preguntarse si éste que tratamos estos días puede ser el único caso en que se han podido dar esta serie de circunstancias, o si por el contrario, esta presunta práctica, se ha llevado a cabo en otras ocasiones, favoreciendo a una serie de individuos de cierta relevancia con el regalo de titulaciones que no se corresponden con sus verdaderos conocimientos y estableciendo, al menos, un terrible agravio comparativo, con todos aquellos que cursan una carrera, Master o Doctorado, basados exclusivamente en la naturaleza de su propio esfuerzo, como legalmente suele ser de recibo.
Porque al fin y al cabo, Cristina Cifuentes no es más que una lideresa perteneciente al Partido político que gobierna hoy en el país y bastaría con su dimisión, si llegara a demostrarse este caso, como parece sencillamente inevitable, para subsanar el problema que constituye que una persona con estos antecedentes académicos pueda continuar ocupando un cargo de tal relevancia, pero la imagen de las Universidades en general y de esta que nos ocupa en particular, quedaría para siempre absolutamente dañada, por la gravedad de los hechos y todo el prestigio ganado durante años, por los que han sido  considerados, como auténticos templos de la verdad, se vería arruinado, al verse envuelto uno de ellos en asuntos sencillamente ilegales, por los que tendrán que responder, dónde corresponda.
Este tema, que  no puede sino enervar los ánimos de todos aquellos titulados del pasado, el presente y el futuro, que tuvieron que aprobar, una a una, todas y cada una de las asignaturas correspondientes y a los que en muchos casos, costó sangre , sudor y lágrimas reunir el dinero de las matrículas que debieron abonar necesariamente, constituye una auténtica vergüenza nacional y hace dudar de la honradez de ciertos catedráticos de excelencia, si es verdad que han llegado a prestarse a dispensar un trato de favor a un personaje como Cifuentes,  bien por ocupar el cargo político que ostenta, bien a cambio de favores que seguramente irán saliendo en los medios de comunicación, en los próximos tiempos.
Mucho nos tememos que las explicaciones que ofrecerá esta tarde la Presidenta no satisfarán en absoluto a la oposición, pues cada nueva información que aparece, no hace, sino complicar mucho más, que pueda demostrar su inocencia, por lo que vemos difícil que pueda librarse de una Moción de censura, que seguramente será el final de su carrera política.
Es lo que tiene ir por la vida arrasando, sin respetar las normas básicas de la convivencia y creyendo que un cargo de poder, puede ofrecerte cualquier cosa que desees, sin tener que luchar, como todos, por conseguirla, olvidando que en esto de la política, ya lo hemos dicho muchas veces, todo es efímero y cambiante, según puedan soplar los vientos.
Este episodio negro, no puede, sino hacernos reflexionar sobre la podredumbre en que nos hallamos inmersos y en cierto modo, constituye un ejemplo claro de otro tipo de corrupción, mucho más grave que los que se relacionan directamente con el dinero, pues resulta simplemente vomitivo, pensar que alguien pueda  jugar impunemente con la ingenuidad de todos los ciudadanos.
Afortunadamente, la verdad continúa siendo tozuda y suele colocar a cada cual en el sitio que verdaderamente le corresponde, aunque para ello, haya de pasar algún tiempo.



martes, 3 de abril de 2018

Luz verde



Como era de esperar, la Fiscalía alemana recomienda la extradición de Puigdemont, que si un milagro de última hora no lo remedia, tendrá por fin que enfrentarse a la justicia española, acusado, como otros de sus compañeros, de los delitos de rebelión y malversación, dejando en manos de los jueces la elaboración de este último capítulo de su rocambolesca historia, llegando justo adonde no quería llegar, cuando abandonó su territorio, camino del exilio belga.
Y digo como era de esperar, porque cada vez resulta más evidente que la detención del ex President de la Generalitat, en territorio alemán, no debió ser precisamente una casualidad, sino que más bien, apunta a un acuerdo tácito entre Estados, que libera a la Comunidad Europea de un problema que se estaba convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para ella y que podía haber dado pie a otros episodios similares, causando un auténtico  caos territorial, de incalculables consecuencias.
De todos es sabido, que la sumisión de Mariano Rajoy a Ángela Merkel ha sido una constante, desde el mismo instante en que llegó al poder y la Canciller alemana, no podía dejar pasar la ocasión de corresponder de alguna manera a tan entregada obediencia, por lo que el caso de Puigdemont  y todo lo que políticamente conlleva el asunto del pretendido independentismo, le ha brindado  la oportunidad de demostrar que la alianza entre España y Alemania, al menos de momento, resulta sencillamente, incontestable.
Nunca sabremos si los independentistas tenían previsto de algún modo que los acontecimientos pudieran tomar la deriva que nos ha traído hasta el momento que estamos viviendo, ni tampoco si se encontraban, todos ellos, dispuestos a asumir los riesgos que corrían desde el mismo instante en que se  atrevieron a comenzar su aventura secesionista, pero lo cierto y verdad, es que nada ha salido como en principio y de manera algo ingenua, habían pensado, provocando el natural desengaño en esos dos millones de personas a los que siempre prometieron un final feliz que no sólo nunca llegó, sino que se ha convertido en una pesadilla interminable, para una buena parte de sus dirigentes.
Que Alemania se decantaría por la extradición estaba prácticamente cantado y por eso, principalmente, se permitió a Puigdemont cruzar, en su camino de vuelta desde Finlandia, un par de países no tan amigos, esperando pacientemente a que pasara  la frontera alemana para proceder  su detención, seguros de que allí se contaba con el apoyo necesario para que el Gobierno español obtuviera un triunfo total en esta enrevesada causa, que no ha sabido afrontar por la vía política, desde un primer momento.
Así que las esperanzas de los separatistas, en que Puigdemont saliera ileso de su encontronazo con la justicia alemana se han esfumado esta misma mañana, con la decisión de la fiscalía, que argumenta entre otras cosas, que existe un grave riesgo de fuga que no aconseja su libertad provisional, por lo que tendrá que permanecer en prisión, aproximadamente los sesenta días que tiene el juez alemán, para finalmente, decretar o no su extradición a España, de manera efectiva.
No han servido de nada, ni los plenos del Parlament catalán, ni las manifestaciones de los Comités en defensa de la República, ni los intentos a la desesperada de los abogados, en lograr una libertad que ya se presumía muy difícil, por lo que seguramente habrá que decidir, en última instancia , el nombre de algún nuevo candidato a President de la Generalitat, pues el tiempo sigue corriendo y de otro modo, no quedaría más remedio que convocar nuevas elecciones.
A parte de esta  noticia de máxima actualidad, el periódico de Ignacio escolar sigue aportando nuevas informaciones, sobre el caso del Master de Cristina Cifuentes, que mañana comparecerá ante la Asamblea de Madrid y que no podrá zafarse de tener que dar algunas explicaciones a la oposición y presenta una serie de testimonios de algunos compañeros que aseguran no haber visto jamás en clase a la Presidenta de la Comunidad, a pesar de que los cursos del Master habían de ser necesariamente presenciales, ni tampoco en ninguno de los exámenes que resultaban ser imprescindibles para la obtención del título del que se está hablando, durante todos estos días.
Tampoco ayuda el hecho de que formalizara la matrícula tres meses después de que finalizara el plazo marcado para tal fin, por lo que las dudas  que permanecen abiertas en el caso, ponen en grave peligro la posibilidad de que Cifuentes pueda continuar ocupando el cargo que ejerce en la actualidad, por razones que son evidentes.
En esta tesitura, Montoro presenta a bombo y platillo los presupuestos generales del Estado, que habrán de ser aprobados en el Parlamento por mayoría o no podrán salir adelante y aunque cuenta con la inestimable ayuda de Ciudadanos, le faltan siete votos para poder conseguirlo, ahora que el PNV le ha retirado su apoyo mientras en Catalunya siga en vigor la aplicación del 155, como una muestra de solidaridad con sus compañeros separatistas, con los que se consideran ideológicamente hermanados, desde hace mucho tiempo.
Como verán, no corren buenos tiempos para un PP, absolutamente desbordado por el desarrollo de los acontecimientos y más aún, ahora que Rivera es dado como ganador en futuras elecciones, en todas y cada una de las encuestas, por lo que la natural flema de Rajoy, ha de estar necesariamente alterada, pues nunca tuvo la talla ni el valor necesario, para poder lidiar con tantos problemas, al mismo tiempo.
Si los presupuestos  no salen adelante y Cifuentes no logra mañana convencer a la oposición de la autenticidad de su título, lo más probable es que Rajoy se vea finalmente forzado a  dar por terminada la legislatura y a convocar en breve, nuevos comicios, cosa que me da la impresión que en cierta medida, desea, quizá porque de este modo podría traspasar a otro todo aquello que no fue nunca capaz de resolver y que hace de él, el peor Presidente que hemos tenido los españoles, en los cuarenta años que han pasado, desde que nos ganáramos la llegada de la Democracia.


lunes, 2 de abril de 2018

Borrascas intermitentes



Las vacaciones de Semana Santa, sin que sirva de precedente, han hecho coincidir la climatología con los acontecimientos políticos, trayéndonos una serie de borrascas intermitentes que se alternado con días de sol y tranquilidad, en los que hemos podido disfrutar de un más que merecido sosiego.
Con todo, las visitas turísticas que ha recibido nuestro país han sido, por suerte, masivas y mucha gente, devotos y curiosos en general, han podido ver los desfiles procesionales, que como siempre, nos han dejado curiosas anécdotas, no sólo protagonizadas por el pueblo llano, sino también por personas de relevancia en el ámbito político, con menor o mayor acierto.
Entre ellas, la imagen de los Ministros, María Dolores de Cospedal, Fernández de Vigo y Catalá, cantando en Málaga el Himno de la Legión, al paso del Cristo de la buena muerte, por un momento, nos transportaba a épocas lejanas, cuando por orden expresa del dictador, había que estar de luto riguroso en estas fechas, mientras la radio ofrecía música sacra y los cines nos deleitaban con películas de romanos, que por cierto y no se sabe por qué extraña razón, se siguen a día de hoy, proyectando en todas las cadenas televisivas, aunque este nuestro es, de facto, un estado aconfesional, en el que hay libertad de credo, o al menos eso dice nuestra Carta Magna, como todos sabemos.
A parte de las mantillas y el olor a incienso, los Comités por la defensa de la República en Catalunya, han estado respondiendo a la detención de Puigdemont, con manifestaciones multitudinarias que han ido bastante más allá de ese pacifismo  festivo del que presumen siempre los secesionistas, protagonizando una serie de cortes de carreteras, quema de neumáticos y enfrentamientos con su propia policía y reclamando, en todo momento la libertad de todos los presos, mientras en el Parlament se celebraban un par de plenos dedicados exclusivamente a este fin, con la connivencia del President Torrent y el enojo visible de los diputados de  Ciudadanos y PP, como no podía ser de otra manera, dadas las circunstancias que estamos viviendo.
El otro tema de actualidad, continúa siendo el Master de Cristina Cifuentes, que sigue sin dar la cara ante los medios de comunicación para explicar todas las dudas que flotan alrededor de su persona y que se ha limitado a poner una querella contra el periódico de Ignacio Escolar y contra él mismo, individualmente, pero sin presentar el trabajo que según ella realizó y dejando, en pésimo lugar, a la Universidad Rey Juan carlos de Madrid, donde sucedieron los hechos que se están relatando en estos momentos.
El PP, guarda un silencio sepulcral, muy acorde con la solemnidad de los actos sacramentales que se han estado celebrando estos días y sus más destacados líderes, incluido el Presidente Rajoy, huyen como de la pólvora, de la insistencia de los periodistas en saber si Cifuentes recibió de la Universidad un trato de favor, previendo tal vez, que las informaciones aparecidas pudieran ser verdad, como antes ocurriera con este mismo periodista, en relación con el ex Ministro Soria.
Lazos amarillos se confunden con la vestimenta tradicional semanasantera del personal más tradicionalista del país, dejando una imagen ciertamente peliculera de lo que somos y representamos fuera de este particular territorio nuestro, mientras los dos bandos enfrentados en el conflicto catalán, continúan sin moverse ni un milímetro de sus posiciones iniciales, parados como estatuas, mientras transcurre un tiempo precioso que corre en detrimento de la propia Catalunya y sobre todo, de las personas que residen allí, sea cual sea, la ideología que estas profesen.
Así que volvemos de las vacaciones, tal y como nos fuimos, sin haber sido capaces de hablar entre nosotros, procurando, de una vez, entendernos y pendientes de si el juez alemán concede o niega la extradición de Puigdemont, cosa que seguramente sabremos estos próximos días, o eso dicen los que se consideran expertos en estos asuntos, tan difíciles de entender para la gente del pueblo.
Retomamos el contacto y ya iremos viendo.