jueves, 22 de diciembre de 2016

La caja de los deseos


Como no nos ha tocado la lotería, cosa por otra parte habitual, habrá que disponerse para afrontar las Navidades, cada uno con lo que cuente y entendiendo, para empezar, la inmensa suerte que tenemos los que aún podemos disfrutar de la paz, de un hogar caliente y de la compañía de buenos y entrañables amigos, ahora que llegan estas fechas.
El rumbo que ha tomado el mundo en los últimos tiempos, la violencia que se ha instalado en todas partes y los abismos que se abren entre las clases sociales que habitan el planeta, hacen que aquella alegría que nos producía, cuando éramos más jóvenes e inexpertos, la llegada de la Navidad y podíamos campar por nuestro respetos, libres de cargas académicas o laborales y tomando las calles sin más riesgos que el de ser víctimas de nuestras desmesuradas ganas de vivir, aunque ni siquiera tuviéramos libertad para conseguirlo plenamente,  se disipe haciéndonos caer  en la melancolía.
Teníamos entonces, ilusión de futuro por delante y voluntad para afrontar con valentía las dificultades que nos sobrevinieran, sabiéndonos arraigados a nuestra tierra y creíamos, con la bendita inocencia que caracteriza esa edad, que podríamos cambiar el rumbo del Universo, únicamente con la fuerza inagotable de nuestro propio pensamiento.
El tiempo, inexorable, acabó por colocarnos en este sitio que ahora ocupamos y aunque se podría decir que llegamos a rozar con los dedos, muchas de aquellas metas que nos marcamos y por las que luchamos denodadamente durante nuestra madurez, el retroceso surgido de las tinieblas de los últimos tiempos, hace que tengamos la impresión de que hemos vuelto al punto de partida, pero con las fuerzas mermadas para poder empezar de nuevo.
A todos aquellos que han llegado a esta conclusión y que abandonan sin intentar siquiera, volver a sumarse a un proyecto, mi deseo para estas Navidades, en las que hay mucho en lo que pensar, es que traten de recuperar la emoción que entonces les producía formar parte activa de aquellos propósitos de enmienda y que no dejen que se marche de la estación el tren, sin haber por lo menos, intentado subir a él, aunque sea con muletas.
La vida pasa y aunque a los mayores nos parezca que en cierto modo, se nos acaba el tiempo, el poco o mucho que nos quede, los años, los meses o las semanas que permanezcamos aquí, bien merecen dar la batalla, para dejar a los que nos quisieron, el ejemplo de no habernos rendido jamás y de haber construido hasta el final, nuestro propio camino, con esperanza y con firmeza.
Vale mucho poder mirar a los ojos a los demás, sin tener absolutamente nada de lo que avergonzarse en la vida. Nuestros hijos, nuestros nietos y todos aquellos que nos seguirán y que alguna vez, también se sentirán agotados, como ahora nosotros, tal vez puedan ponerse en pie, si les mueve nuestro recuerdo.
Pasen, en la medida de lo posible, unas felices fiestas. Acuérdense, por favor, de todos aquellos que sufren y mírenlos de frente, ofreciendo una mano amiga que consuele su soledad y les transmita un poco de alegría y luchen, por favor. Nada puede cambiar, si no se pone en ello la ilusión de poder conseguirlo.



miércoles, 21 de diciembre de 2016

La función de Hugo


Son esos momentos, en los que la emoción nos arranca las lágrimas y nos dejamos llevar por  sentimientos que a  menudo creíamos dormidos, los que hacen que el mundo se convierta, por medio de un hechizo desconocido y mágico, en un lugar que merece ser amorosamente mimado por la gente de buena voluntad, que encuentra en las cosas pequeñas, un camino para alcanzar la sencilla felicidad que proporciona la construcción de un recuerdo.
Pocas veces, se nos brinda la oportunidad de agradecer a quienes hicieron posible uno de esos momentos y es sólo con el tiempo, si nos paramos a mirar atrás, cuando añoramos la cálida sensación que tuvimos la enorme suerte de vivir  y  nos arrepentimos de no haber abierto el corazón, mostrando la grandeza de nuestro afecto.
Mi nieto Hugo, que ha representado esta mañana, junto a sus compañeros de cinco años, la función navideña, en su colegio, se ha convertido hoy, regalándonos desinteresadamente uno de esos instantes de pura felicidad, también en el protagonista de este artículo y ha dejado, con su pequeña figura y sus enormes dosis de candor, una de esas huellas imborrables que permanecerán ancladas a la memoria de los que le queremos y a la que nos aferraremos con firmeza, en los buenos y en los malos momentos.
Su voz blanca, escondida detrás de su disfraz, pequeña luz en medio de este complicado universo, reclamando felicidad para otros niños menos afortunados, aún  sin entender el verdadero significado de las lágrimas o las guerras, no puede, sino provocar un torrente de solidaridad y todos hemos sido, por breves segundos, con él, portadores de buenos deseos, queriendo transportar alegría, allá donde haya sufrimiento.
Este regalo, hecho desde la bendita inocencia que conlleva la edad, adquiere sin embargo, una inusitada importancia cuando remueve los sentimientos y nos hace, aunque sea brevemente, eliminar escollos de un camino, que pudo parecernos desierto.

No cabe mayor honor que dar las gracias a quién hizo posible todo esto.

martes, 20 de diciembre de 2016

Violencia incontrolable


Al asesinato del Embajador ruso en Turquía, que nos había estremecido a todos a media tarde, se sumó ayer después, apenas entrada la noche, la noticia de un camión que irrumpía en un mercado navideño de Berlín y que dejaba tras de sí la impresionante cifra de diez muertos y más de cincuenta heridos.
Sin que haya quedado claro aún, si el segundo acto tuvo que ver con el terrorismo, aunque guardando demasiadas similitudes con el suceso ocurrido en Niza, la violencia incontrolable volvió a instalarse en el mismo corazón de una Europa, que no ha sabido hallar caminos que solucionen el gravísimo enfrentamiento que se mantiene con el llamado Estado Islámico y que asiste impávida al desarrollo de la interminable guerra de Siria y a las espantosas condiciones en que malviven los miles de refugiados que se agolpan ante nuestras fronteras o que tratan de escapar del horror a través de esos mares que se están convirtiendo en auténticos cementerios.
Es evidente que lo que se ha intentado hasta ahora y que se ha basado, fundamentalmente, en devolver violencia por violencia, no ha servido absolutamente para nada y basándonos en las experiencias que se han vivido a través de la historia, fácilmente se podría llegar a la conclusión de que las guerras de guerrillas han sido tradicionalmente imposibles de combatir, por lo que se imponen otras medidas, tal vez, menos drásticas y violentas.
Lo único que estamos sacando en claro de las respuestas que se ofrecen a estos pavorosos atentados que sesgan indiscriminadamente las vidas de los inocentes, es un inusitado crecimiento de la islamofobia y un aumento del auge de los Partidos fascistas que abogando por una extrema xenofobia, proponen el cierre a cal y canto de nuestras fronteras, atreviéndose incluso, a sugerir la inmediata expulsión de todos los musulmanes que residan, en los territorios europeos.
Mirando atrás, este odio que se trata de inculcar, se parece demasiado a los episodios que en el siglo pasado vivieron los judíos y da miedo pensar que habiendo transcurrido tantos años y habiendo conocido al detalle el horror que supuso la represión que contra ellos se practicó impunemente, pudiera repetirse algo similar, contra otro grupo étnico.
No parece, a la vista de lo que ocurre en los campos de refugiados y del empecinamiento de los líderes europeos de mantener los bombardeos sobre Siria, que se haya previsto ahondar en la vía diplomática para intentar alguna otra salida, pero lo cierto es que cada vez que ocurre uno de estos atentados en alguna de las grandes ciudades europeas, uno se pregunta si realmente existe auténtica voluntad de hacer posible un acuerdo de paz, que libre al mundo de este durísimo enfrentamiento de Oriente y Occidente, que está empezando a recordar a los tiempos de las Cruzadas, como si en los siglos posteriores, la humanidad se hubiera quedado estancada, sin conseguir ningún progreso.
De luto otra vez, acogotados por la posibilidad de que cualquiera de nosotros podría estar en cualquier momento en el sitio elegido para un nuevo atentado, los europeos ni siquiera nos atrevemos a exigir que se intente denodadamente alcanzar un acuerdo y miramos atónitos cómo se van instalando en nuestros países, supuestamente civilizados y ya incluso en el más grande de los imperios, personajes cuya única obsesión es la de continuar  fabricando y vendiendo armamento, a ver si pueden borrar de la faz de la tierra a todos aquellos que por cultura o por creencias, no piensan lo mismo que ellos.
El laberinto sin salida en el que nos están introduciendo, los unos y los otros, no puede conducir a otra parte, que a la desolación y la muerte.




lunes, 19 de diciembre de 2016

Agujeros asfaltados


Este asunto de las autopistas de peaje de Madrid, esas que se permitieron construir en los tiempos de la bonanza y que después se hicieron fantasmas cuando llegaron los peores momentos de la crisis y la gente ya ni siquiera iba a trabajar, va a costarnos a los ciudadanos, por mucho que se empeñen en negarlo los representantes del Gobierno, un buen montante del que no sólo no disponemos, sino  que ni siquiera nos corresponde pagar, por ser del todo inocentes de las tropelías que se cometieron en nuestro nombre, a precios muy por encima de los realmente establecidos y que después han resultado ser puras estafas especulativas, que de seguro han llenado los bolsillos de alguna gente.
Nos hemos ido enterando mientras buscábamos algún modo de emplearnos, leyendo el periódico en las colas del INEM, de que no hemos sido nosotros los que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, sino que ha habido políticos, que no contentos con las múltiples prebendas obtenidas por el mero hecho de ocupar determinados cargos, se han dedicado a construir aeropuertos majestuosos  en los que nunca ha aterrizado un avión, complejos faraónicos que han sido luego pasto de malas hierbas y carreteras paralelas a las nacionales por las que transitar se ha convertido, por su precio, imposible, que después nos ha tocado malvender o regalar, como de seguro se va a hacer en breve con las autopistas de Madrid, a las que tanto bombo dieron Aguirre y Gallardón, mientras endeudaban a la Capital, con sus delirios grotescos.
Busca el Gobierno, excusas exculpatorias que salven la dignidad de sus compañeros de Partido, como si los madrileños hubieran perdido de pronto la memoria de estos años en que se veía claramente cuál estaba siendo el resultado del negocio emprendido y recurren al manido argumento, bien conocido por experiencia de otros casos, de que la ciudadanía no pagará el coste del estrepitoso fracaso, aunque todos sabemos que sólo un milagro podría librarnos de hacerlo, fundamentalmente porque vivimos en una época en que el afán de recaudar, choca diametralmente con eso de perdonar las deudas.
Así que no nos va a quedar otra que aceptar con resignación, aunque con derecho al pataleo, la cuota que nos toque proporcionalmente a cada uno y rogar para que al menos, ya que vamos a ser los dueños de estas rutas alternativas, de facto, que pasen a ser parte de la red nacional de carreteras del estado, para que podamos disfrutarlas a voluntad, cada vez que lo necesitemos.
Porque aunque albergamos serias dudas de que esto llegue a ser así, siempre nos cabe la esperanza de que al estar en minoría, el PP no se atreva a vender  un precio irrisorio las autopistas a una entidad privada, por si esos socios que le han salido y que hasta ahora no se atreven a contradecir lo que se les ordena por miedo a las urnas, crean llegado el momento de discrepar y de ponerse al lado del contribuyente que tan generosamente se prestará a tapar esos enormes agujeros asfaltados que nos han dejado los errores de otro tiempo.



domingo, 18 de diciembre de 2016

Acuerdo en Podemos


No  ha resultado fácil que los dos carismáticos líderes de Podemos, Iglesias y Errejón, hayan conseguido firmar la paz, limando sus graves desavenencias, pero después de mucho dialogar, de muchos mensajes cruzados y de dos largas horas de reunión en solitario, parecen haber llegado finalmente a un acuerdo, aunque  esto haya costado apartar un poco a los representantes de la corriente anticapitalista y Miguel Urbán, se queje por ello.
Estas discrepancias, que son mucho más peliagudas en los Movimientos asamblearios que en los Partidos corrientes, sobre todo porque los primeros albergan en sus filas a gentes de pensamientos bien distintos, suelen sin embargo resolverse con mayor facilidad que cuando se trata de facciones surgidas de un  mismo tronco ideológico, quizá porque la gente que milita en Formaciones como Podemos, está acostumbrada a codearse con otros que desde el principio pusieron sus cartas abiertamente sobre la mesa, declarándose defensores de su propia ideología.
Le ha tocado a Podemos, por suerte o desgracia, contar con dos figuras políticas de primera línea al mismo tiempo y el hecho de que entre ellos no coincidan plenamente en su manera de afrontar el futuro que les espera como Partido, contribuye seriamente a que mantengan un tira y afloja permanente por hacerse con el poder, aunque después procuren ser razonables, para no perjudicar la imagen que se tiene sobre aquello que representan.
El tándem Iglesias- Errejón, que tan buenos resultados ha dado  mientras ha funcionado como un todo indestructible y que ha conseguido situar a Podemos en el primer plano de la política nacional, ha de seguir necesariamente en pie, pues la fotografía que tiene el electorado que les ha ofrecido su confianza, simplemente a cambio de promesas, se resentiría grandemente, si por meras cuestiones de organización, se rompiera de un plumazo la colaboración que ha existido entre ellos desde el principio, mandando al garete un proyecto ilusionante que ha conseguido movilizar a un buen puñado de ciudadanos, dispuestos a seguirles, allá dónde les lleven.
Afortunadamente, ambos líderes son conscientes de esta realidad que les ha tocado vivir, uno al lado del otro y por lo que parece, aún no ha llegado el momento de poner el ego por encima de otras razones de mucho más peso para el electorado de Podemos, así que tras el acuerdo de ayer, se podría decir que los dos han demostrado tener un empaque político que para sí quisieran los dirigentes del PSOE, por ejemplo, dando por zanjada una cuestión a la que los adscritos pondrán la guinda, con sus votos, en estos próximos días.
Cierto es que si se quiere hacer carrera en política se han de aparcar los asuntos personales y liderar un Movimiento que agrupa a tantas y variadas corrientes, se convierte en un complicado reto que no será fácil superar, pero es de agradecer que se den pasos, en base a lograr un entendimiento.
Las líneas que se marquen después, en Vista Alegre II, marcarán el camino a seguir en los próximos tiempos, pero lo más difícil, acercar distancias y hacerlo con buena disposición por ambas partes, parece que se ha conseguido.

La unidad, ahora que la derecha cuenta con el apoyo de ciertos socios en el Parlamento, es imprescindible. De otro modo, la izquierda quedaría huérfana de representación real en las Instituciones  y contribuiría también a construir ese camino de rosas, en el que Rajoy quiere convertir esta interesante legislatura.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Demasiado tarde


Por fin los principales Sindicatos, que parecían estar dormidos, durante los peores años de la crisis, se deciden a convocar manifestaciones que transcurrirán bajo el lema “Las personas y los derechos, primero”, en contra de la línea continuista que Rajoy tiene pensado seguir, a lo largo de toda la legislatura, en principio, contando con la inestimable ayuda de Ciudadanos y PSOE, gracias a los cuales ha conseguido llegar al poder.
Muy enfadados hemos estado los ciudadanos con Comisiones y UGT, durante todos estos años, pues su inexplicable inmovilismo, su falta de empatía con los problemas de la sociedad y su incapacidad para organizar propuestas de cierta contundencia y perseverancia, han dado como fruto que se aprobaran medidas como la terrible Reforma Laboral, que ha destrozado la estabilidad económica y emocional de los trabajadores, a los que supuestamente estas organizaciones, defienden y representan.
Con unas cifras de paro que rebasan todos los límites aceptables en cualquier país y con una precariedad en el empleo que coloca al borde de la pobreza, incluso a familias en las que trabajan sus  dos progenitores, la lucha sindical en España, más que dormida, ha estado muerta y si no llega a ser por los movimientos ciudadanos, surgidos espontáneamente, por la indignación de los individuos, se podría haber dicho que los españoles habrían sufrido los efectos terribles de la crisis, en una completa soledad y absolutamente desamparados por las Instituciones y las Leyes.
Así, la imagen de estas Organizaciones Sindicales y la de los convidados de piedra que las dirigen, ha quedado merecidamente degradada y el grado de confianza que generan, a día de hoy, en las conciencias de los ciudadanos, se podría decir que es totalmente nulo, por lo que no se puede, si no dudar de que sus convocatorias de ahora, obtengan ningún éxito.
A diferencia de Francia, dónde las movilizaciones han sido continuadas y en muchos casos, hasta violentas, en este País nuestro, los principales Sindicatos han optado por no caer en la política del enfrentamiento con el gobierno, temiendo quizá que de hacerlo de un modo distinto, terminarían de un plumazo las subvenciones y privilegios que reciben de parte de la Administración y que les han servido para sobrellevar cómodamente este tiempo de dificultad, que tanto daño ha hecho sin embargo, a las clases trabajadoras.
Reclamando ahora un protagonismo que nunca debieron perder, si hubieran actuado tal como corresponde a su propia identidad, colaborando con firmeza en los momentos más duros de esta crisis, quizá pretenden borrar las consecuencias de un pasado, que sin embargo, ha quedado grabado a fuego en la memoria de los ciudadanos y que será imposible hacer desaparecer, con sólo un par de tibias manifestaciones que en el fondo, no llevan a ninguna parte, al menos de momento.
Porque el Sindicalismo, ha de ser necesariamente otra cosa y la prueba evidente del gravísimo error cometido por estas Organizaciones en el territorio español durante los pasados años, es la espantosa situación que se vive en el mundo laboral, sin que se hayan conseguido ningún tipo de mejoras, por la intervención directa de estos pseudo sindicalistas.
Si de verdad quieren ayudar, si están dispuestos a hacer penitencia y a empezar a comportarse como les correspondería, por lo que dicen representar, quizá debieran apoyar con firmeza, las iniciativas que proponen los grupos de izquierdas en el Congreso y muy especialmente aquellas que pretenden la retirada fulminante de la Reforma Laboral, que se aprobó, con su más absoluta aquiescencia.
La imperdonable traición de haber abandonado a las personas a su suerte, marcará durante mucho tiempo la trayectoria de estos sindicatos en concreto y sólo desaparecería, con una renovación total de todos sus estamentos y la aprobación de unos nuevos estatutos, en los que se prohibiera, para siempre, la connivencia con los poderosos.



miércoles, 14 de diciembre de 2016

Pidiendo guerra


Arremete José María Áznar contra los principales dirigentes de su Partido y muy especialmente contra Soraya Sainz de  Santamaría, que reconoció públicamente el gravísimo error cometido por el PP, en lo que concierne a sus antiguas relaciones con los líderes catalanes, por causa de las cuales se ha triplicado el número de independentistas, acarreando un grave problema al Estado Español, que hasta ahora no ha podido encontrar, con Mariano Rajoy al frente, el modo de resolver esta crisis.
Pide el ex Presidente guerra y medidas contundentes, acusando al gobierno de ser demasiado blando con las exigencias propuestas por la Generalitat y clama al cielo por lo que él considera como una ruptura en ciernes de esa españolidad trasnochada que los suyos defienden, poniéndose por bandera todos esos símbolos representativos que la derecha más recalcitrante ha hecho suyos, sin que nadie le haya otorgado el permiso para sentirse más patriotas, que el resto de los ciudadanos.
Busca, como siempre que interviene en algún acto, el enfrentamiento directo con Rajoy, cosa que hasta ahora no ha conseguido, por la flema que caracteriza al Presidente, que está demostrando en este asunto, tener una paciencia a prueba de bomba, pues cualquier otro ya habría respondido a la sarta de impertinencias que periódicamente salen por la boca de Aznar y que siempre van encaminadas a debilitar la figura de aquel que eligió como sucesor, aunque se haya arrepentido de ello, toda la vida.
Esto de atacar a Rajoy, que no resultaría nada extraño si viniera de cualquier otro líder representativo de otras Fuerzas Políticas, choca sin embargo, cuando se hace costumbre cada vez que por alguna razón se reúnen los más recalcitrantes del PP y evidencia claramente, que esa unidad de que se presume en los mítines electorales, no es más que un espejismo que se desvanece delante de nuestros ojos, en cuanto se indaga un poco más a fondo en las relaciones existentes entre estas facciones claramente lideradas, por personajes muy conocidos.
Por eso, ha faltado tiempo para criticar que Soraya Sainz de Santamaría se haya propuesto hacer cierto esfuerzo por minar asperezas con los catalanes, aunque habría que recordar que en la época de Aznar, aquellos pactos alcanzados que trajeron cierta estabilidad en las relaciones con Cataluña, se hicieron con Jordi Pujol, al que ya se acusaba de enriquecerse a través de su cargo, asunto que por cierto, fue tapado hábilmente por Madrid, para no chafar el éxito de los acuerdos.
Claro que a José María Aznar no debe preocuparle tratarse con según qué tipo de gente y no habría más que visionar de nuevo el video de la boda de su propia hija, para entender que aún sin haber sido tocado personalmente por determinados asuntos turbios, siempre ha estado rodeado por personajes que después han sido imputados por corrupción, en todo tipo de lugares y situaciones.
Esa guerra que pide el ex Presidente, que no haría otra cosa que recrudecer un conflicto que late vivo en el corazón de la península y que no tiene visos de tener otra solución que el diálogo y la negociación, amén de la aceptación del Referendum, supondría además, aceptar que el Estado español se encuentra dispuesto a reprimir, del modo que sea, cualquier intento de rebelión que proviniera del ejecutivo catalán, sin importar el daño que se haga con ello, a la gente corriente.
Creyéndose en posesión de la más absoluta verdad, Aznar ha llegado a un punto, en el que ni siquiera es capaz de admitir esa diversidad de opiniones que caracteriza el buen funcionamiento de una Democracia, que al parecer no le importaría resquebrajar, con tal de imponer su criterio.
Asusta pensar que durante ocho años fuimos gobernados por este personaje tan siniestro.



martes, 13 de diciembre de 2016

Lejos de la verdad



La entrevista de Jordi Évole a Juan Luís Cebrián, que había levantado una expectación mediática acorde con la importancia del personaje y muy fundamentalmente por su relación con el mundo de la política, quedó al final, a los ojos de los televidentes, frustrada por la hosquedad con que el entrevistado afrontó la cita y por su poca predisposición a aclarar los asuntos que verdaderamente interesaban a los ciudadanos.
Un Cebrián subido de tono, que rozó la grosería en algunas de sus contestaciones y que en todo momento evidenció su incomodidad ante las preguntas que se le realizaban, dejó claro que su forma de entender la práctica del periodismo, a pesar de haber formado parte de la profesión durante muchos años, deja mucho que desear y que si todos aquellos que son considerados de interés en algún momento de sus vidas, se comportaran de forma parecida a como él lo hizo en Salvados, continuaríamos recibiendo una información tan sesgada como la que nos llegaba en los largos años del franquismo y que afortunadamente mejoró  con la llegada de la democracia, gracias a los esfuerzos de miles de profesionales, con los que siempre estaremos en deuda.
Visiblemente enojado, quizá por las muchas referencias que se han hecho últimamente sobre el intervencionismo del grupo que preside, en los asuntos políticos del país, activó un mecanismo de defensa que fue perfectamente perceptible para los espectadores, renunciando conscientemente a la sinceridad  que el presentador le reclamaba, para resguardarse en todo  momento de las críticas que rodean a su persona y que le ponen en el punto de mira de todos los medios.
Francamente tenso el momento en que se refirió a Pedro Sánchez como un político mediocre, al que negó haber presionado en relación con la línea a seguir en cuanto a su política de alianzas, aunque la sensación que transmitió fue la de estar fraguando una venganza por las afirmaciones vertidas sobre él en este mismo programa por el ex Secretario General del PSOE y que todos creímos mucho más, a partir de escuchar la respuesta de Cebrián, quizá por el tono empleado  o por las formas poco fiables con las que procuró desembarazarse de las responsabilidades de su puesto.
El intento de negar por activa y por pasiva la influencia de los medios de comunicación en la formación y caída de los gobiernos resultó francamente huera y en nada llegó a convencer, sobre todo a los que ya contamos con bastantes años, de la inocencia en estos asuntos de los que manejan el llamado cuarto poder y que en estos momentos, en más casos de los que serían deseables, se encuentra claramente alineado con la línea ideológica de determinados Partidos, para desgracia nuestra.
Endiosado, soberbio e inaceptablemente paternalista con los ciudadanos que nos sentamos a ver el programa, le faltó a Cebrián, darnos una palmadita en la espalda en demostración de la poca estima en que tiene a nuestra inteligencia.
Fue, todo lo contrario a lo que se espera de un periodista realmente independiente y lo único que sacamos en claro de esta entrevista es que parece estrechamente vinculado a los mecanismos del más alto poder y que se encuentra como pez en el agua, moviéndose en ese ambiente.
Para los que una vez fuimos lectores entusiastas de El País u oyentes de La Ser, saber que entre quienes los mueven se encuentra este personaje, resultó francamente decepcionante, amén de vergonzoso y torticero.
Habrá que pedir a los buenos profesionales que aún quedan en el periodismo, que no se dejen arredrar por estos gigantes dictadores y que sigan cumpliendo con su obligación de informar, respetando siempre la verdad, como afortunadamente vienen haciendo.

  

lunes, 12 de diciembre de 2016

Discursos enfrentados


Reaparece Pedro Sánchez  en Asturias, tierra por cierto del Presidente de la Gestora, reafirmándose en su propuesta de celebrar cuanto antes el Congreso en el que se pueda medir la voz real de la militancia del PSOE, a la que conscientemente se ha silenciado, antes, durante y después de los graves sucesos de Ferraz, en un intento a la desesperada por colocar en el poder a una Susana Díaz, ahora mermada en fuerzas, por la clara división de opiniones que se tienen en su Partido.
En un baño popular de afecto, abrazado, elogiado y aplaudido por los socialistas pertenecientes al último estamento, Sánchez mantiene un discurso bien distinto de aquel que propagan los que seguramente sólo están en política con fines electorales y que le acusan , personalmente, del fracaso obtenido en los últimos Comicios, como si la derechización sufrida por los líderes principales del PSOE, con González y Díaz a la cabeza, no hubiera calado y mucho, en todos los ciudadanos que se consideran de izquierdas.
Con el único objetivo de que Podemos no toque poder, los susanistas andan enredados en unas cuantas maniobras nada claras, cuyo éxito necesitan antes de la celebración del Congreso, empeñados como están en facilitar las labores de gobierno al PP, cosa que con toda certeza, ni agrada a su militancia, ni puede convencer a todos aquellos que simpatizaron alguna vez, con la ideología ahora lejana, que representaba el PSOE en España.
El pulso, que está costando sudor y sangre, heridas incurables y pérdida absoluta de credibilidad a este Partido, se ha estancado encima de la mesa sin que ninguno de los brazos consiga derribar al otro, a pesar de los denodados esfuerzos, estancándose en un callejón sin salida que no tiene visos de iluminarse en muchos meses, se celebre o no se celebre el Congreso.
Las mutuas acusaciones, el evidente desprecio que demuestran las partes entre sí y las líneas diametralmente opuestas que se proponen, en uno y otro lado, hace imposible la conciliación y no sería de extrañar que el ala de Sánchez acabe por unirse directamente con Podemos, dando un suculento bocado a las fuerzas con las que siempre ha contado el PSOE, que ahora quedarían mermadas, si finalmente se dejara escapar a esta facción respondona que  ha surgido, sin que estuviera previsto su nacimiento.
Encantado de tales enfrentamientos, Mariano Rajoy aprovecha  la debilidad del contrario para sacar adelante acuerdos in extremis conseguidos por medio del chantaje, que le afianzan en el cargo, por encima de todas las previsiones que auguraban una legislatura corta e insegura, debido a la fractura del Parlamento.
Sin echar las campanas al vuelo, habría que decir que los conservadores le están dando una lección de política a los socialistas y también que los de Pablo Iglesias están desaprovechando una oportunidad de oro para hacerse con  los que apoyan a Pedro Sánchez y con él mismo, a pesar de que quizá sea esa la cuota que le falta para poder instalarse más cerca del poder, asentándose de manera permanente y segura, en el panorama político actual, bastante revuelto.

Doblan las campanas por un PSOE hundido en la naturaleza de sus propias miserias, de las luchas internas por controlar de modo absolutista el devenir futuro, por su miedo a ser abochornado por aquello que debió hacer y nunca hizo y por perder, debido a esa inexplicable inactividad, el sitio que ganaron los viejos luchadores que conformaron la esencia de este Partido y que se horrorizarían si tuvieran que contemplar en lo que ahora se ha convertido.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Tiempos de contrastes


Mientras la guerra de Siria continúa recrudeciéndose hasta límites insospechados, dejando tras de sí un reguero inenarrable de muerte, sacrificio y miseria y reduciendo a los supervivientes a meros fantasmas que deambulan a través del país buscando una frontera por la que escapar del horror que les persigue, el llamado mundo civilizado, las naciones que se autoproclaman como madres de la cultura y el progreso, no queriendo mirar siquiera a la tragedia, se afanan en adornar sus ciudades en pos de un falso espíritu de Navidad, construyendo a través de la ostentación, de las cascadas de luces y del consumismo enfervorizado de las masas, un muro inexpugnable que asegure su hegemonía para siempre y de la desafección por sus semejantes, un canto de patriotismo trasnochado que resuena machaconamente en los oídos, alienando a los  hombres y mujeres de buena voluntad, hasta aniquilar la nobleza de sus sentimientos.
 Ese inaceptable contraste que conmueve con su transcurrir cotidiano las raíces mismas de una humanidad que camina hacia no se sabe dónde, abducida por una especie de incurable  locura que la afecta a la vez, transgrediendo de manera irreparable cualquier principio o creencia, sucede sin embargo, a la altura de nuestros ojos, que parecen haberse acostumbrado al fragor sanguinolento de una incontrolada violencia, buscando sin parpadear, sin girar la cabeza para mirar lo que hay detrás, el brillo de los oropeles que de algún modo consiga convencernos de nuestra superioridad, sobre otros seres que aún siendo de la misma pasta que nosotros, nada llegarán nunca a significar en nuestras cómodas vidas, quizá porque su desesperación, dista mucho de ser la nuestra.
Gira este mundo nuestro mientras lo deshacemos a pedazos, siendo incluso conscientes de que no será eterno, reavivando en cada vuelta que da, esas diferencias que a nadie interesa conciliar, en aras de un discurso mal entendido y peor aplicado de supremacía pseudo protectora, absolutamente intolerante y profundamente belicista, que hace de la indiferencia, del odio y la desigualdad, un templo faraónico en el que resguardarse de los encarnizados enfrentamientos que se libran a pocos pasos de nuestros confortables hogares, ya de por sí, demasiado grandes y vacíos, en los que disfrutar en soledad, sanos y a salvo de todo el mal que afecta sin embargo a los otros, aleatoriamente.

La rutilancia de los abetos que tocan los cielos, las suculentas mesas preparadas  hasta el más mínimo detalle, símbolo de abundancia y suntuosidad que potencia un ambiente de paz inexistente, plagado de espirituales canciones, escritas al calor de la lumbre, frente al peor de los inviernos, no logran sofocar la oscuridad, ni las miles de toneladas de escombros que sepultan cualquier resto de vida, ni la crónica humedad de los campos de refugiados a los que no llega esta Navidad, cobarde, insolidaria,  frustrante y vergonzosa que aún nos atrevemos a vivir, como si no pasara nada y fuéramos los héroes que escenifican un ejemplo, que con seguridad, no nos perdonarán las generaciones venideras, entre otras cosas, porque no habrá un solo motivo para poder hacerlo.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Indicios de ruptura


Ninguno de los resultados obtenidos ni en Italia, ni en Austria, pueden convencer plenamente a la Unión Europea, aunque el fracaso de Renzi en el país latino, podría considerarse como un nuevo desafío a las políticas recomendadas desde Bruselas y el triunfo de los verdes sobre la extrema derecha austriaca, ofrece un respiro momentáneo que alivia los peores temores que sobrevuelan el viejo Continente.
El caso del Partido Popular español, que cuenta con un electorado absolutamente fiel, por mucho que se tuerzan los tiempos, no puede ser tomado como ejemplo de lo que podría suceder en otras naciones y lo ocurrido con el referéndum italiano, tras el brexit británico, debiera mover a los líderes europeos a una profunda reflexión y sobre todo a un cambio paulatino que cierre el periodo de austericidio que ha provocado un clima de crispación absolutamente justificable en una ciudadanía, cansada de pagar los platos rotos de situaciones pasadas que no fueron controladas a tiempo.
Se podría decir sin temor a equivocarse, que si estos cambios no se  producen, la Comunidad se tambalea peligrosamente, por el crecimiento de los nuevos Partidos y que con toda probabilidad, será Francia la que incline la balanza cuando le toque acudir a las urnas, siendo como es, uno de los imprescindibles bastiones con que cuenta la Unión y estando como está Le Penn, en un momento espléndido para situarse entre los vencedores de los próximos comicios.
El fracaso de Renzi, que quizá por haberse producido en Italia, cuya inestabilidad política se ha convertido en usual, no ha llamado la atención que debiera, constituye sin embargo un síntoma claro de debilitación, que empieza a poner a Merkel y los suyos en un grave aprieto que podría desembocar en algo mucho peor, si no ceden y mucho, en el tono de sus exigencias a los países sureños.
Porque el respiro austriaco no ha sido, no nos engañemos, todo lo contundente que se podría haber deseado y esa extrema derecha, que aterroriza por sus antiguas connotaciones a los europeos, no solo ha estado bien cerca de alzarse con la victoria en las elecciones, sino que continúa ganando adeptos procedentes de la desesperación, en otras muchas de las naciones que nos rodean.
Así que el pavor a las nuevas Fuerzas de izquierda que se tiene en Europa y el empeño denodado en que Partidos como Podemos no puedan llegar al gobierno, se antoja pecata minuta, si se  compara su programa con los que presentan estos ultras de nuevo cuño con ideología fascistoide, xenófoba y amiga de la violencia, que además ahora, con la victoria de Trump en Estados Unidos, ya ha empezado a dejar ver su cara más oscura, con el renacimiento de grupos como el Ku Kus Klan, reivindicando una recalcitrante ideología, que muchos creíamos muerta.
Si Europa no reacciona pronto y continúa tensando la cuerda que ha llevado a la gente hasta el abismo de la miseria, si sigue aumentando el desempleo, o lo que es peor, los trabajos basura que laceran la dignidad de los seres humanos y que anclan a los más desfavorecidos a su propia desesperanza, elegir caminos erróneos, por los que transitar sin competencia extranjera, bien podría ser una elección mayoritaria que termine de manera tajante y violenta con el espíritu de una Unión, que se ha comportado como una tirana, con aquellos que aún conservamos el recuerdo de una vida mejor, que parece haber desaparecido para siempre.
Equivocado o no, el discurso de las ultra derechas europeas, sus promesas de prosperidad, basadas en un engrandecimiento de las propias naciones y en la lucha sin cuartel contra la llegada y competencia laboral de los extranjeros, cala fundamentalmente en aquellos que sin tener ningún tipo de recuerdo sobre lo que sucedió en el continente en el siglo pasado, han dejado de creer en la honestidad de los gobernantes al servicio de los poderes económicos, agarrándose fuertemente a los que consideran la única tabla de salvación, para recuperar algo de lo perdido, en el transcurso de esta crisis.
Perder de vista esta posibilidad, constituiría sin duda, uno de los mayores errores cometidos por la Unión, desde el mismo inicio de su existencia y menospreciar hoy lo que ocurre en Italia, conformarse con el resultado austríaco o no tratar de atajar lo que viene sucediendo en Francia bajo el mandato de Hollande, un terrible desacierto, cuyas consecuencias pagaremos todos, si nada lo remedia, en un breve espacio de tiempo.


domingo, 4 de diciembre de 2016

Chantaje emocional



Por mucho que se empeñen los grandes Partidos en tratar de mantener ante de los ciudadanos que continúan siendo enemigos irreconciliables en su manera de entender la política, lo cierto es que la estrategia del PP, de apelar continuamente a la convocatoria de nuevas elecciones, le está funcionando a la perfección en sus relaciones con el PSOE y parece que vamos encaminados a ser gobernados por esa gran coalición que Mariano Rajoy defendía denodadamente desde el principio.
 La seguridad de haber sido traspasados en intención de voto por Podemos, ha colocado a los socialistas, exactamente, dónde más conviene a los conservadores, que incluso han empezado ya a profanar los acuerdos a los que llegaron con Ciudadanos, para conseguir del rival más débil aquellos apoyos que necesitan para sacar adelante una legislatura, que en principio se suponía corta y violenta.
Absolutamente convencidos del que este PSOE de la Gestora aceptará cualquier cosa que se le proponga, con tal de no tener que enfrentarse a las urnas, hasta que Susana Díaz no se considere preparada para ello, los populares no han dudado ni un solo minuto en comenzar a presionar para poder sacar adelante sus presupuestos, haciendo únicamente la concesión de subir un salario mínimo que con esta medida sigue dentro de la precariedad, pero que podría convencer a algunos votantes ingenuos de que los socialistas están logrando abatir a la derecha, en el campo de unos derechos sociales totalmente maltrechos y sin ninguna esperanza de recuperación, si éstas son las líneas que se van a seguir, durante los próximos cuatro años.
A cambio, el PSOE susanista ha callado ante la primera subida de impuestos y mucho más que callará, como veremos en los meses que vienen, ante cualquier otra cosa que se les pida, cuando los conservadores empiecen a apostar con firmeza por las políticas exigidas desde Bruselas y no le quede más remedio que rubricar los recortes que sin duda van a llegar, dando la mano una y otra vez, a quién hicieron, en su día, Presidente.
Nada queda de la poca combatividad que todavía quedaba a los socialistas en los tiempos convulsos de Pedro Sánchez y aunque la guerra interna subsiste en las agrupaciones de todo el país, el tiempo que va transcurriendo inexorablemente, juega a favor de los que dieron el golpe de estado en Ferraz y que han hecho de la moderación y el servilismo, su bandera.
Sacar adelante los presupuestos, va a ser para Mariano Rajoy un paseo militar con enemigos tan condescendientes, incluso aunque empezaran a perder el apoyo de los de Rivera, que han sido, como apartados sin contemplaciones de la actualidad política española, pues el filón de obligatoria generosidad que ha encontrado en los que hasta anteayer fueran sus más firmes contrincantes, suaviza y mucho, su posición en esta legislatura que comienza y que por la composición del Parlamento, pudiera parecer que se convertiría en un tormento.
Poco pueden hacer las fuerzas de izquierda ante esta unidad de conveniencia que han firmado tácitamente los bipartidistas y que no permitirá ningún tipo de acuerdo que pueda considerarse como progresista y nada les queda a los ciudadanos, sino de nuevo, la protesta en las calles, para remediar, aunque sólo sea un poco, el negro futuro que bajo el mandato de la coalición, se aproxima.
Nunca creímos los españoles que podríamos ver algo semejante, pero el presente nos demuestra que en política no existen ni existirán jamás las certezas y que los dogmas puede cambiar de la manera más inesperada, porque al final, todo se reduce a una cuestión de intereses.
El chantaje emocional que tan bien está funcionando, no sólo no cesará con el paso del tiempo, sino que con toda probabilidad, se recrudecerá hasta límites insospechados, si la situación del PSOE no se remedia y a la vista de lo que ocurre, uno no puede sino preguntarse si de verdad merece la pena perder la dignidad, el prestigio ganado durante más de cien años y el aprecio de la ciudadanía, simplemente por acabar obteniendo una parcela de poder, por grande que ésta sea.
La respuesta, para algunos tan clara como el agua, representa en sí misma, una fuente de ingrata inquietud para todos los que aún creemos en la bondad de los seres humanos y cae, como una losa, aplastando los principios en los que creemos y por los que continuamos luchando, aunque a nuestro lado tengan lugar estos extraños contubernios.




jueves, 1 de diciembre de 2016

Promesas rotas


Vuelven las subidas de impuestos, esta vez empezando por los que afectan a las bebidas azucaradas, el tabaco y el alcohol de alta graduación, seguramente para continuar en breve con otras que consigan realmente llenar las arcas del Estado, que no están tan llenas como se podría presumir tras la gestión económica que hizo el PP en su anterior legislatura y que llevó al Ministro Montoro a bajar el IRPF,  para frenar la caída de votos que estaban detectando sus informadores en las encuestas.
También esta vez el Partido Popular había prometido que bajaría los impuestos, exactamente igual que en 2011, para volver a demostrar que en cuanto le llega la ocasión de poner en práctica su poder, no le cuesta nada desdecirse de sus promesas electorales, aún siendo estrechamente vigilado por otras Formaciones en el Parlamento.
A todos aquellos que han pecado de ingenuidad, volviendo a otorgar su confianza a los conservadores, permitiéndoles reafirmarse en el Gobierno, confiando en que las cosas ahora podrían ser bien distintas, habría que decirles que la hoja de ruta propuesta por Mariano Rajoy y los suyos va a diferenciarse bien poco de la que siguiera durante sus últimos cuatro años de mandato, para que no se llamen a engaño, cuando empiecen a comprobar  que su poder adquisitivo sigue mermando, exactamente al  mismo ritmo, que durante los peores meses de la crisis.
Ese diálogo ficticio que ahora defienden los conservadores, como única opción para sacar adelante este Gobierno, estará seguramente relacionado con gestos puntuales con la oposición que, en la medida de lo posible, no afecten a los asuntos económicos directamente dictados desde Europa y para que no quede ninguna duda, podría servir como ejemplo estas primeras medidas recaudatorias, que en nada ayudan a los ciudadanos, en sus dificultades personales.
Los incumplimientos de promesas electorales ya hace tiempo que debieran haber sido penalizados por ley, pues la sociedad no tiene otra forma de conocer con qué intenciones se presentan a las elecciones los Partidos Políticos, si no es a través del compromiso que teóricamente adquieren al presentar sus programas y que tantas veces se rompen impunemente después, provocando la lógica indignación de aquellos que les otorgaron su confianza, a través de las urnas.
Pero mentir a los electores parece haberse convertido en la primera medida que adoptan todos los que son elegidos para formar gobierno y no pasa una sola legislatura sin que se olviden de todo aquello que prometieron, para propinarnos severos golpes que, al parecer, no logran terminar con la denodada lealtad que algunos demuestran hacia sus elegidos.
No hace falta ir muy lejos para comprobar que esas mentiras son hechos ciertos y bastaría con mirar a los cuatro años que hemos pasado bajo el mandato de los populares, para saber que no cumplieron ninguna de sus promesas.
Esta forma de absoluto desprecio hacia la confianza de los electores y de los ciudadanos en general, que esperan de sus gobiernos, al menos, la seriedad necesaria para cumplir fielmente todos los puntos de sus programas, comienza a ser, en general, un problema que afecta gravemente a la manera  de vivir de unos  ciudadanos, a los que se miente reiteradamente, a sabiendas de que nunca sucederá nada y con los que se juega de modo descarado, en cuanto se aproximan las fechas de nuevas elecciones.
Para que quede claro, Rajoy no va a cumplir esta vez, tampoco, todas esas cosas bonitas que nos contaba en sus campañas, así que no queda otro remedio que empezar a pensar que en los cuatro años que vienen, nos van a apretar y bien, de nuevo, el cinturón, por mucho que nos opongamos a ello.

No sé si agradecérselo a sus votantes, o simplemente decirles, que tienen lo que se merecen.  

miércoles, 30 de noviembre de 2016

La culpa tendenciosa


Mientras se libra un fuerte pulso en el Parlamento, para intentar echar abajo las leyes más polémicas que aprobara el PP en la Legislatura pasada, como la LOMCE o la Mordaza, los ecos de la repentina muerte de Rita Barberá siguen sonando contundentemente en las voces de los sectores más recalcitrantes de su Partido, adjudicando a diestro y siniestro culpabilidades que, por sí mismas, no podrían haber desencadenado el deceso, pero que en cierto modo, alivian la mala conciencia de quienes habían convertido a la finada en innombrable, siguiendo las órdenes que les llegaban desde arriba.
El mismísimo José María Aznar se ha involucrado voluntariamente en esta polémica, criticando, como no podía ser de otra manera, lo mal que se han portado los que forman la cúpula actual del PP, con la ex alcaldesa y acudiendo, en olor de multitudes, a una de las misas que se han celebrado por su alma, quizá para demostrar a la familia que también entre los conservadores, sigue habiendo clases.
Esta estrategia de culpabilización,  que se ha puesto por bandera el sector más a la derecha del PP y que ha llegado a acusar a los medios de comunicación de practicar un acoso insufrible hacía Barberá, por lo que ellos consideran una nimiedad, como es el caso del pitufeo, ha empezado sin embargo a crear una especie de brecha entre las filas de los conservadores, que viene a ratificar que esa unidad de la suelen presumir los principales líderes populares, resulta ser en realidad muy frágil y que puede quebrarse en cuanto no se coincide en alguna toma de decisión, sobre todo cuando tiene que ver con los casos de corrupción y se opta por separar al sospechoso, del cargo que hasta ese momento ocupaba.
Qué habría que hacer entonces, cuando se produce una imputación judicial  que lleva al banquillo a algún cargo en activo del PP, es una incógnita que a pesar de la indignación palpable que estamos viendo estos días, nadie se ha atrevido a anticipar, ni siquiera el excelso ex Presidente, al que por cierto, no hemos oído defender a la ex alcaldesa de Valencia, hasta que se ha producido su muerte.
La impresión que percibe la ciudadanía sobre lo que está aconteciendo alrededor de esta desgraciada historia, es sin embargo, la de que se está tratando de convertir este tema en un asunto político y que se pretende tácitamente, a través de utilización, conseguir rebajar de algún modo el acuerdo con Ciudadanos, para mantener en sus cargos a los presuntos corruptos, prácticamente hasta que se hagan firmes las sentencias.
No se puede olvidar que de este modo, personajes como Bárcenas o Granados, continuarían ejerciendo, a pesar de los cargos que se les imputan e incluso gozarían de la libertad necesaria para seguir aumentando sus respectivos patrimonios, dentro o fuera de España  y con ello, se correría además el peligro de que se minimizaran hasta tal punto los asuntos de corrupción, que llegaría un momento en el que ni siquiera se les daría importancia, a pesar de que el dinero del que se habla, pertenece, en el fondo,  a todos los ciudadanos.
La esperpéntica representación a que estamos asistiendo estos días, la falsa indignación que ahora demuestran los mismos que callaron y permitieron que en el Partido se tratara a la alcaldesa como una apestada, no puede, sino dar a entender, que en política puedes pasar en un mismo día de villano a beato, sin que exista una explicación plausible, que justifique tal desatino.
El recogimiento que  en un primer momento pedía la familia, ha dado paso a un circo en el que las viejas glorias del PP, pugnan por ganar reconocimiento, no se sabe con qué clase de miras.
Parece imposible que los allegados de Barberá no sean capaces de distinguir algo que resulta tan evidente.




martes, 29 de noviembre de 2016

El machismo inmóvil


Las declaraciones del alcalde de Alcorcón, David Pérez, confundiendo burdamente el sentido del movimiento feminista con una especie de rencor enconado hacia la figura del hombre, por parte de determinadas mujeres, ponen en evidencia el desconocimiento que aún existe entre determinados personajes políticos sobre lo que acontece en el mundo que les rodea y cómo ese desconocimiento es capaz de tergiversar una realidad, con la que sin embargo, no les queda otro remedio que convivir , fundamentalmente, si ocupan un cargo que conlleva el trato con todo tipo de ciudadanos, como es el caso de la persona a la que nos referimos.
La salida de tono de este alcalde carpetovetónico, ignorante y anclado en una especie de fundamentalismo religioso que le ha llevado a afirmar que las mujeres que deciden abortar son, textualmente, salas de ejecución en las que se acaba con la vida de los seres humanos y que las feministas no son más que las que por frustración personal defienden ideas evidentemente contrarias al que sería su pensamiento, ha puesto en pie de guerra a cientos de miles de afectadas, que incluso sin pertenecer a movimiento alguno, se han sentido inmediatamente indignadas por la gravedad de estas afirmaciones y no están dispuestas a permitir que el suceso acabe por convertirse, como suele pasar en estos casos, en algo meramente anecdótico.
La lucha feminista, que como todo el mundo sabe, no pretende otra cosa que lograr la igualdad de derechos entre ambos sexos y que no resulta ser la contrapartida de ese machismo que caracteriza a personajes parecidos a este alcalde de inclinaciones ultraconservadoras que aún pululan por las calles de este país nuestro, ha conseguido, habría que recordar, desde sus inicios, mejorar considerablemente las condiciones de vida de millones de mujeres en todo el mundo y tiene aún por delante, un largo camino que recorrer, para poder erradicar, precisamente, esa clase de pensamiento que refleja a la perfección este personaje al que nos estamos refiriendo y que forma parte de un todo que no está dispuesto a conceder a las mujeres, aquello que le corresponde por derecho.
Partiendo de esa base y reconociendo que afortunadamente se avanza a diario en la consecución de la igualdad, el hecho de que personas como el mencionado alcalde de Alcorcón continúen ocupando cargos de relevancia en nuestro país y que sus declaraciones no hayan bastado para que se haya exigido su dimisión inmediata, resulta reflejar una realidad que no por  indeseada es menos frecuente y deja en evidencia cuán urgente es cambiarla radicalmente, para que el buen funcionamiento de las instituciones, se convierta en un hecho.
Anclados a un pasado decimonónico, estos ultraconservadores, talibanes de un catolicismo mal entendido y fieles a la espantosa tradición de dominio machista que les inculcaron sus ancestros, tratan de impedir por todos los medios los avances progresistas hacia la verdadera igualdad y menosprecian indignamente, la esencia misma de todas las mujeres.
Con individuos de tal calado, no puede extrañar que el salario de las mujeres siga siendo considerablemente inferior al de los hombres, que se las siga considerando obligatoriamente cuidadoras de niños y ancianos o que continúe existiendo la lacra social del maltrato doméstico, de la que tanto nos está costando deshacernos.
Tengan en cuenta que estos individuos, cuestionan incluso el derecho a decidir sobre la maternidad que nos permite la ley, como si nuestros cuerpos hubieran de ser, necesaria y únicamente, dedicados a la procreación y objeto de uso y disfrute de recalcitrantes opresores a los que servir, hasta la extenuación.
Anclados en su cómoda postura de supremacía, la inquietante presencia del feminismo, como tal, no puede, sino significar para ellos un riesgo de perder todos y cada uno de sus privilegios, así que como todos hemos podido ver, no dejan pasar una sola ocasión para expresar ante sus encendidos auditorios, las viejas y trasnochadas doctrinas que les inculcaron y que jamás les ha permitido evolucionar o abrir la mente, para poder crecer al ritmo que les imponen los tiempos.
Cristina Cifuentes, no ha tardado en exigir a su compañero de Partido una disculpa, que por supuesto ha dado prontamente.
Pero ya no hay remedio. Todo el país sabe hoy cómo piensa realmente David Pérez y lo que se puede esperar de él como político.
No queda, sino compadecer al pueblo de Alcorcón, al que, desgraciadamente, representa.



lunes, 28 de noviembre de 2016

Una enfermedad inoportuna


Una grave tendinitis en ambos hombros me aleja unos días de la posibilidad de escribir, precisamente cuando los acontecimientos en España y en el mundo recorren caminos inesperados que nos causan a todos tremendas sorpresas.
Tumbada por el insoportable dolor, me quedo estupefacta ante la noticia del repentino fallecimiento de Rita Barberá y asisto atónita, después, al interminable rosario de comentarios fuera de tono que vierten los mismos que decidieron abandonarla a su suerte en cuanto intuyeron que su situación judicial podría empezar a afectar la estabilidad del Partido, como si la memoria de los ciudadanos tuviera una caducidad casi diaria y no pudiéramos recordar todo lo que se ha escrito y dicho sobre la ex alcaldesa, a la que ahora tratan de beatificar, culpando reiteradamente a los informadores y a cualquiera que se haya atrevido a opinar sobre los problemas con la justicia, en los que se había visto envuelta últimamente.
Todos aquellos que la convirtieron en innombrable, incluidos Mariano Rajoy y su séquito de Ministros y portavoces de primera y segunda línea de juego, seguramente tan sorprendidos como el resto de los ciudadanos, pero con el agravante de no poder escapar de un suceso que había tenido lugar a escasos cincuenta metros del Congreso, cayeron, sin saber cómo reaccionar, en una especie de hechizo lacrimógeno inducido seguramente por su propia mala conciencia y sólo la familia, en el fragor de los primeros momentos, se atrevió a sugerir  que el estrés provocado por el absoluto abandono de sus compañeros, podría haber sido el detonante del infarto fatal que se ha llevado a uno de los personajes más controvertidos que han existido entre las filas del PP y que ahora descansa lejos de todo aquello a lo que tanto temió, por cierto sin haber tenido tiempo real para poder implicar a nadie más, en estos farragosos asuntos.
Quizá esa misma mala conciencia llevó también a la Presidenta del Parlamento Ana Pastor,  a convocar el minuto del silencio que se llevó a cabo dentro de un Hemiciclo al que la difunta jamás había pertenecido y que provocó la criticadísima reacción de Podemos de ausentarse de la sala, por considerar que se estaba rindiendo una especie de homenaje a quién hasta esos mismos momentos había estado imputada en un caso de corrupción, por el que había declarado, justamente, dos días antes del fallecimiento.
Las reacciones no se hicieron esperar y no tardaron los Partidos tradicionales en acusar a Iglesias y los suyos de haber faltado al respeto a una persona que acababa de fallecer, sin tener en cuenta que ese minuto de silencio se había convertido, por celebrarse precisamente dónde se celebró, en un acto político que tal vez faltaba al respeto a una buena parte de los ciudadanos.
Otra cosa hubiera sido, si el acto se hubiera organizado, por ejemplo, a las puertas del Hotel el que se había producido la muerte y que se encontraba a escasos metros del propio Parlamento, orientándolo como un acto de intimidad y de apoyo a la familia, que seguramente hubiera contado con  la presencia de todos y cada uno de los parlamentarios, de acuerdo en respetar a Barberá como persona, que era de lo que se trataba en esos momentos.
La misa vespertina, dirigida por uno de los obispos más conservadores de cuántos pululan por este país nuestro, tampoco contribuyó demasiado a sosegar los ánimos de los populares, a los que prácticamente se acusó de haber precipitado los acontecimientos que habían rodeado la muerte.
Y así estaban las cosas aquí, cuando Raúl Castro, en una escena calcada a la que protagonizó Arias Navarro en aquella madrugada del 20 de Noviembre,  anunciaba en Cuba que su hermano Fidel había abandonado el mundo de los vivos a la edad de noventa años, provocando en los medios de comunicación una desbandada general que prácticamente dejaba a Barberá de cuerpo presente en Valencia, para dirigirse a la Habana, por la indiscutible importancia de la noticia que acababa allí de producirse.
El carismático comandante, el longevo dictador, que más que longevo, algunos creíamos eterno, había muerto finalmente en paz, en aquella tierra a la que consiguió cambiar radicalmente por medio de su Revolución y a la que años después, también, había sumido en una desesperación de la que no había conseguido sacarla jamás, quizá por temor a rendirse ante todos aquellos que fueron hasta el último aliento, sus enemigos y que tampoco pudieron con él, a pesar de haberlo intentado profusamente.
Duelo en las calles cubanas, espontáneo o inducido y celebración excesiva en las avenidas de un Miami en el que habita una buena parte del que fuera su pueblo.
Luces y sombras, mezcladas con esa exageración caribeña  que hace las reacciones menos creíbles, sean cuales fueren y que lo que al final vienen a demostrar la enorme brecha abierta y probablemente insalvable que existe entre los que se quedaron y los que se fueron de la vieja isla a la que amamos y a la que deseamos un futuro esperanzador, sin guerras fratricidas.
Y en eso estamos, en este día, en el que por fin recupero la movilidad en los brazos para sentarme tranquilamente a escribir sobre estas dos noticias, habiendo tenido tiempo de entender que en este mundo en el que vivimos, ni llueve ahora, ni lloverá jamás a gusto de todos, como si estuviéramos condenados, por un decreto natural, al desentendimiento.
El reposo obligatorio te obliga, aunque no quieras e incluso te ofrece la oportunidad de ser mucho más objetivo en las opiniones, aunque he de reconocer que no me gusta nada estar fuera de escena.



Una enfermedad inoportuna


Una grave tendinitis en ambos hombros me aleja unos días de la posibilidad de escribir, precisamente cuando los acontecimientos en España y en el mundo recorren caminos inesperados que nos causan a todos tremendas sorpresas.
Tumbada por el insoportable dolor, me quedo estupefacta ante la noticia del repentino fallecimiento de Rita Barberá y asisto atónita, después, al interminable rosario de comentarios fuera de tono que vierten los mismos que decidieron abandonarla a su suerte en cuanto intuyeron que su situación judicial podría empezar a afectar la estabilidad del Partido, como si la memoria de los ciudadanos tuviera una caducidad casi diaria y no pudiéramos recordar todo lo que se ha escrito y dicho sobre la ex alcaldesa, a la que ahora tratan de beatificar, culpando reiteradamente a los informadores y a cualquiera que se haya atrevido a opinar sobre los problemas con la justicia, en los que se había visto envuelta últimamente.
Todos aquellos que la convirtieron en innombrable, incluidos Mariano Rajoy y su séquito de Ministros y portavoces de primera y segunda línea de juego, seguramente tan sorprendidos como el resto de los ciudadanos, pero con el agravante de no poder escapar de un suceso que había tenido lugar a escasos cincuenta metros del Congreso, cayeron, sin saber cómo reaccionar, en una especie de hechizo lacrimógeno inducido seguramente por su propia mala conciencia y sólo la familia, en el fragor de los primeros momentos, se atrevió a sugerir  que el estrés provocado por el absoluto abandono de sus compañeros, podría haber sido el detonante del infarto fatal que se ha llevado a uno de los personajes más controvertidos que han existido entre las filas del PP y que ahora descansa lejos de todo aquello a lo que tanto temió, por cierto sin haber tenido tiempo real para poder implicar a nadie más, en estos farragosos asuntos.
Quizá esa misma mala conciencia llevó también a la Presidenta del Parlamento Ana Pastor,  a convocar el minuto del silencio que se llevó a cabo dentro de un Hemiciclo al que la difunta jamás había pertenecido y que provocó la criticadísima reacción de Podemos de ausentarse de la sala, por considerar que se estaba rindiendo una especie de homenaje a quién hasta esos mismos momentos había estado imputada en un caso de corrupción, por el que había declarado, justamente, dos días antes del fallecimiento.
Las reacciones no se hicieron esperar y no tardaron los Partidos tradicionales en acusar a Iglesias y los suyos de haber faltado al respeto a una persona que acababa de fallecer, sin tener en cuenta que ese minuto de silencio se había convertido, por celebrarse precisamente dónde se celebró, en un acto político que tal vez faltaba al respeto a una buena parte de los ciudadanos.
Otra cosa hubiera sido, si el acto se hubiera organizado, por ejemplo, a las puertas del Hotel el que se había producido la muerte y que se encontraba a escasos metros del propio Parlamento, orientándolo como un acto de intimidad y de apoyo a la familia, que seguramente hubiera contado con  la presencia de todos y cada uno de los parlamentarios, de acuerdo en respetar a Barberá como persona, que era de lo que se trataba en esos momentos.
La misa vespertina, dirigida por uno de los obispos más conservadores de cuántos pululan por este país nuestro, tampoco contribuyó demasiado a sosegar los ánimos de los populares, a los que prácticamente se acusó de haber precipitado los acontecimientos que habían rodeado la muerte.
Y así estaban las cosas aquí, cuando Raúl Castro, en una escena calcada a la que protagonizó Arias Navarro en aquella madrugada del 20 de Noviembre,  anunciaba en Cuba que su hermano Fidel había abandonado el mundo de los vivos a la edad de noventa años, provocando en los medios de comunicación una desbandada general que prácticamente dejaba a Barberá de cuerpo presente en Valencia, para dirigirse a la Habana, por la indiscutible importancia de la noticia que acababa allí de producirse.
El carismático comandante, el longevo dictador, que más que longevo, algunos creíamos eterno, había muerto finalmente en paz, en aquella tierra a la que consiguió cambiar radicalmente por medio de su Revolución y a la que años después, también, había sumido en una desesperación de la que no había conseguido sacarla jamás, quizá por temor a rendirse ante todos aquellos que fueron hasta el último aliento, sus enemigos y que tampoco pudieron con él, a pesar de haberlo intentado profusamente.
Duelo en las calles cubanas, espontáneo o inducido y celebración excesiva en las avenidas de un Miami en el que habita una buena parte del que fuera su pueblo.
Luces y sombras, mezcladas con esa exageración caribeña  que hace las reacciones menos creíbles, sean cuales fueren y que lo que al final vienen a demostrar la enorme brecha abierta y probablemente insalvable que existe entre los que se quedaron y los que se fueron de la vieja isla a la que amamos y a la que deseamos un futuro esperanzador, sin guerras fratricidas.
Y en eso estamos, en este día, en el que por fin recupero la movilidad en los brazos para sentarme tranquilamente a escribir sobre estas dos noticias, habiendo tenido tiempo de entender que en este mundo en el que vivimos, ni llueve ahora, ni lloverá jamás a gusto de todos, como si estuviéramos condenados, por un decreto natural, al desentendimiento.
El reposo obligatorio te obliga, aunque no quieras e incluso te ofrece la oportunidad de ser mucho más objetivo en las opiniones, aunque he de reconocer que no me gusta nada estar fuera de escena.



lunes, 21 de noviembre de 2016

La estrategia de la negación


Como ya hemos visto otras muchas veces, también Rita Barberá ha optado por elegir la estrategia de la negación, como elemento principal de su defensa y ha repetido por enésima vez ante el tribunal, que desconocía la inmensa trama de corrupción que se movía a su alrededor, alegando una ceguera casi imposible de creer, si se tiene en cuenta el carácter controlador que todos adjudican a que fuera Alcaldesa de Valencia.
Tras el baño de multitudes que se dio en el acto de inauguración de Las Cortes, dónde  arropada por sus ex compañero, se atrevió, incluso a estrechar la mano del Rey, sentarse hoy en el banquillo, tragarse la soberbia que ha demostrado durante todo el proceso que se empezó a incoar contra ella, hace algún tirmpo y adoptar una postura de sumisión para contestar las preguntas que se le han hecho durante toda la mañana, no ha debido ser fácil para quién de la mano del PP, manejó durante años unas cotas de poder, que le permitieron hacer y deshacer a su antojo sin tener que ofrecer explicaciones a nadie y llevada en volandas por la mano del que fuera su íntimo amigo, ahora otra vez, Presidente.
Ha contado Barberá que lo único que reconoce es haber hecho a su Partido una donación de mil euros, pero que nunca nadie le reembolsó esa cantidad, como se cuenta en cierta grabación que obra en poder del juez y que probablemente será, una de las pruebas de cargo con las que cuente el fiscal, para intentar que se la condene.
Con todo su equipo procesado y con la Comunidad y el Ayuntamiento regentados por PSOE y Compromís, los apoyos con que contaba la ex alcaldesa, se han ido cayendo uno a uno, llevándola a ser considerada en la actualidad, como uno de los muchos personajes fantasmas que tuvieron en su día cargos importantes en el PP, a los que ahora, ni siquiera se nombran.
Como el juicio acaba de empezar, habrá que esperar para ver qué deriva van tomando los acontecimientos, sin que hoy por hoy sepamos de qué sería capaz Barberá, si finalmente se ve acorralada por la justicia, hasta el punto de temer un veredicto de culpabilidad casi cierto, ni si llegado el caso, se atrevería a hacer uso de la valiosísima información que posee, acerca de las malas prácticas de financiación llevadas a cabo, presuntamente, por su Partido o si en Génova eran conscientes de cuánto estaba sucediendo.
Con la Gurtel y La Púnica encima y a punto de conocerse la sentencia del caso Urdangarín, los tiempos no pintan demasiado bien para la ex alcaldesa.
El aluvión de casos de corrupción protagonizados por políticos del PP exige condenas ejemplarizantes que disuadan a los cargos actuales de cualquier tentación que pudieran tener en estos desgraciados asuntos y la señora Barberá no va a ser la excepción que confirme la regla.
Endiosada por sus compañeros durante más de treinta años, a Barberá le cuesta y mucho, reconocer que se le han terminado los privilegios.
La justicia se encargará de establecer, exactamente, en qué posición se va encontrar a partir de ahora y ya les digo yo  que ninguno de aquellos que fueron sus amigos del alma, estaría dispuesto a dar la cara por ella.


domingo, 20 de noviembre de 2016

Tiempo de borrascas


Mariano Rajoy está convencido de que la abstención del PSOE le ha otorgado una patente de corso con la que poder gobernar, a la manera que estaba acostumbrado cuando contaba con mayoría absoluta en el Parlamento y no ha tardado nada en empezar a lanzar rumores sobre subidas de impuestos y la necesidad de llevar a cabo más recortes, si se quiere cumplir con Bruselas, además de intentar colocar en un puesto de extrema responsabilidad al que fuera su Ministro del interior, cuestión que se ha frustrado, por la terrible oposición del resto de los grupos políticos.
Ya avisamos de que aquella  abstención conduciría directamente a la práctica de un chantaje permanente y apenas ha pasado tiempo para que hayamos podido comprobar que no errábamos en nuestro juicio, pues a todo lo expuesto anteriormente, hay que añadir que el recién reelegido Presidente, no para de hacer referencia a la imposibilidad de gobernar, si no recibe los apoyos que necesita o se vería obligado, a la convocatoria de nuevas elecciones.
La izquierda, que anda aún muy enfadada con los socialistas y  más aún, desde que Felipa González dedica todas las ocasiones que puede a criticar con extrema dureza a su Secretario General saliente, no se ve, sin embargo, capaz de sacar adelante ninguno de sus proyectos pendientes, pues la losa de Ciudadanos, apoyando a los populares, incluso contraviniendo los principios de su propio programa y las veleidades de la Gestora de Fernández, a la que sólo preocupa purgar a los disidentes, convierten en prácticamente imposible dar pasos en otra dirección que no sea la que imponen los conservadores, que al final, ni  se abren al diálogo que prometieron, ni están dispuestos a que triunfe ninguna de la tesis elaboradas por Podemos, al que ahora considera su enemigo principal, en estos tiempos revueltos.
Está el país, descontento con la solución que se ha dado, tras casi un año de vacío de poder y aquellos que votaron al PP, esperando que por las circunstancias parlamentarias, algo cambiara necesariamente, se han llevado un chasco de muerte al comprobar que Rajoy se mantiene firme en sus inalterables principios de austeridad y que de aquí a unos días, va a volver, otra vez, a practicarlos.
Mucho tendrían que cambiar las cosas para que el gallego recapacite sobre sus errores y mucho tendrían también que cambiar los vientos electorales, para que los socialistas volvieran al cauce del  que tanto se han alejado en los últimos meses, por lo que pronosticamos, casi sin temor a equivocarnos, que más de una, de dos y de tres veces, accederán a lo que se les pida desde Moncloa, al menos hasta que Susana estudie si puede recomponer o no, la herida que sangra ininterrumpidamente en el seno de su Partido y que de curarse, le permitiría aparecer en Madrid, como la única salvadora de esta Patria.
Pero como los caminos se le han torcido tanto a la andaluza, que ya ni Felipe González se atreve a apostar por ella en público, esgrimiendo burdas excusas increíbles, mucho nos tememos que la legislatura que acaba de empezar y que en principio se preveía breve, puede  durar los cuatro años que marcan los cánones, con la aquiescencia de Rivera y de Fernández, como Presidente de una Gestora eterna.
Vaya por delante, que a nadie acaba de complacer ver al PSOE llevado a tal extremo, por el chantaje de la derecha, pero convendrán conmigo en que en política, correr riesgos del calibre del que corrieron los socialistas, el día de la Investidura, en el Parlamento, suele traer consigo la certeza de que cada cual acaba teniendo, exactamente, lo que se merece.
Con la borrasca encima de su cabeza, al PSOE no le queda otra opción que resguardarse de las inclemencias, obedeciendo sumisamente  los mandatos del que ayudaron a ser Presidente y que ahora, para su desgracia, se ha convertido, además, en su dueño.





jueves, 17 de noviembre de 2016

Anclado en el ayer


Con la abstención de los socialistas aún muy presente en la memoria de los ciudadanos, se produce una nueva intervención del ex Presidente Felipe González, en la que tilda a Zapatero de ingenuo, por no haber previsto con suficiente antelación la gravísima crisis que se le venía encima y a Pedro Sánchez, poco menos que de carente de información, al considerar que no sería capaz de hablar de España, durante más de media hora seguida.
Esta intervención, que se produce mientras crecen los rumores de que el ex Presidente está a punto de dar el pistoletazo de salida a la candidatura de Susana Díaz para la Secretaría general, consigue sin embargo recrudecer aún más si cabe, el enfrentamiento que permanece latente entre los socialistas y añade, si eso es posible, más leña a un fuego que en lugar de empezar a extinguirse,  se intensifica por momentos, colocando al PSOE, al borde de un cisma irrecuperable.
González, que se ha definido como el último referente vivo de la transición y que se escuda en su actuación de entonces para considerarse poco menos que un Dios en el mundo de la política, no ha sido aún capaz de reconocer y mucho menos aceptar, que aquellos tiempos difíciles en los que los españoles logramos pasar sin extrema violencia de la Dictadura a la Democracia, quedaron atrás, aunque algunos personajes como él, no hayan sabido o querido evolucionar, para poder escribir otros nuevos capítulos de nuestra Historia.
Siempre se ha dicho que no es fácil saber retirarse a tiempo y la cantinela de González, de un tiempo acá, le ha convertido precisamente en todo aquello contra lo que durante sus años de juventud luchaba, colocándole al lado de un conservadurismo feroz, que ni siquiera permite a los ciudadanos considerarle como un anciano venerable al que respetar, por lo que hizo en su momento.
Su posicionamiento al lado de los golpistas del PSOE en el asunto de Sánchez y las descalificaciones que ha vertido después sobre la figura del que fuera su Secretario general, sólo le ha acarreado una crítica atroz, por parte de toda la izquierda, que no comprende como un dirigente de su peso político pasado, haya podido alinearse de manera tan directa, con los neoliberales que defienden las políticas de austeridad, en perjuicio de las clases trabajadoras que fueron, conviene no olvidarlo, las que le auparon hasta la Presidencia de este país, durante muchos años.
Atrás quedaron, parece, aquellas promesas de defensa incondicional de los más desfavorecidos, las críticas mordaces a la derecha y hasta el sueño que una vez albergó, de representar al socialismo por el mundo, ejemplificando que la victoria de las izquierdas era posible, sin que nada se derrumbara.
Ahora, cómodamente instalado tras la puerta giratoria que se abrió para él, frecuentando con demasiada asiduidad las amistades peligrosas de los que antaño consideraba sus enemigos  políticos, empeñado en no ser apartado de la más vibrante actualidad y aupado por cierta prensa que  le ha convertido en portavoz de los ñoños barones que le corean sumisos, González ha perdido la memoria, la dignidad y hasta la poca credibilidad que aún le concedía un grupo de leales electores que más que socialistas eran felipistas, sentimentalmente unidos al pasado del ex Presidente.
No parece haber explicaciones fidedignas que justifiquen este cambio de chaqueta, ni móvil aparente para la comisión de esta especie de abdicación ideológica que hace públicamente el ex Presidente, pero la vida acaba siendo justa y da sorpresas inesperadas, sobre todo a los prepotentes y puede que en el caso de González, el sueño de colocar a Susana Díaz al frente de su Partido, se desvanezca como un espejismo delante de sus propios ojos, por la acción de esos militantes a los que, descaradamente, menosprecia.
Vender el cerdo antes de matarlo, suele ser un gravísimo error que a menudo cometen los políticos, sin terminar de comprender que la última palabra la tienen, siempre, los pueblos y este pueblo, que mira atónito cómo se ha deteriorado alguien al que admiraba por lo que significó en su momento, camina en otra dirección y empieza a considerar a González, más que como referente de aquella transición, como adalid de las políticas de las derechas.