domingo, 31 de enero de 2016

Historia de un desacuerdo


Le vino muy bien al PSOE, tras perder estrepitosamente las elecciones generales de 2011 frente a Mariano Rajoy, elegir a Pedro Sánchez como Secretario General, porque representaba una especie de savia fresca y desconocida que por momentos hacía olvidar las estrechas vinculaciones de ciertos líderes de la vieja guardia con los ERE de Andalucía y otros cuantos casos de flagrante corrupción y también porque daba tiempo, fundamentalmente a Susana Díaz, para curtirse en el cargo de la Presidencia autonómica, mientras preparaba minuciosamente su asalto al poder.
Como otras veces, puede que se pensara que Sánchez sería una marioneta al servicio de los mandatos llegados desde un Comité Federal en el que permanecen muchos nombres vinculados a la etapa de Zapatero y que de tener que tomar decisiones, acataría fielmente las sugerencias de los auténticos prebostes socialistas, apartándose, cuando se considerase oportuno,  para que la sevillana ocupara su puesto.
Pero he aquí que el recién llegado salió díscolo y enseguida empezó a jugar con términos que cogieron a sus falaces promotores ciertamente desprevenidos, teniendo la suerte de que  Rajoy, empeñado en continuar practicando sin tregua su imposible política de recortes, no hacía otra cosa que ofrecer oportunidades a su más directo opositor, para ir creciendo a los ojos de los electores que se mantenían fieles al PSOE y a los que prometía reiterativamente, un cambio radical en la manera de ejercer el poder.
Tampoco se contaba entonces con el ascenso imparable de Podemos ni con la irrupción de un Partido como el de Albert Rivera, reclamando un espacio en el centro a la manera de UCD, por lo que lo que fue en principio, una jugada ciertamente malévola, fue convirtiéndose en una carrera desaforada, a tres, hasta que llegaron las elecciones generales de Diciembre.
Los resultados, por una parte, dieron la razón a Susana Díaz y los suyos, al obtener la candidatura de Sánchez el peor resultado de la historia de su Partido, pero por otro, le estaban  ofreciendo la impagable oportunidad de poder gobernar el País, aunque para ello tuviera y tenga que contar con apoyos que los pesos pesados de la Formación, nunca hubieran deseado tener que suplicar.
De ese modo, hemos llegado exactamente hasta dónde nos encontramos y aquellas disconformidades que siempre estuvieron presentes en la hasta ahora corta carrera del líder del PSOE, han  terminado por dispararse, colocando a cada uno en el lugar que estuvo desde siempre, pero que se procuraba ocultar a la vista de los ciudadanos, con la esperanza de que todo saliera, como se había previsto.
No hay nada peor para la imagen de un Partido político, que ver  como se despedazan entre sí varias facciones de su militancia, por obtener una parcela de poder, sobre todo si son capaces incluso de traicionar a los que a la vista de todos llaman amigos y poniendo, por encima del bien de la nación, intereses personales y partidistas que no pueden tener otra intención que la de ambicionar un estatus más alto, para los cabecillas de las refriegas.
En este caso, el retrato que está ofreciendo el PSOE a la ciudadanía es una grotesca versión de una lucha encarnizada por un poder con el que  perpetuar unos esquemas que van directamente alineados con los que hasta ahora vienen proponiendo los conservadores y que curiosamente, se apartan peligrosamente de lo que se podría entender como el pensamiento de la izquierda, a la que supuestamente y porque lo dicen sus siglas, el PSOE tradicionalmente, pertenece.
La idea, que queda meridianamente clara para una ciudadanía que, contra lo deben creer algunos, es en general, medianamente inteligente, no es otra que la de retirar, a la mayor brevedad posible, a Pedro Sánchez de su cargo, para colocar en el, a alguien mucho más condescendiente con el mensaje tradicional del bipartidismo, aunque para ello haya que hacer concesiones al PP de Rajoy o permitir la celebración de nuevos comicios, en los que con toda probabilidad, por cierto, el PSOE bajaría en resultados, considerablemente.
Hablando claro, a la vieja guardia del PSOE y a algunos menos viejos como la Presidenta andaluza, les aterroriza Podemos, probablemente porque les recuerda con demasiada asiduidad, las propuestas reales que la izquierda debiera llevar en su programa, pero que el PSOE abandonó, hace demasiado tiempo y pactar con ellos, representaría, tener que soportar diariamente la presión de ser avergonzados por un comportamiento que contraviene decididamente la esencia de una ideología, que fue planteada en sus inicios, para ayudar en lo posible a los más desfavorecidos y no para alinearse en un frente común con los poderosos, como se viene haciendo.
Así que aunque lo lógico sería potenciar un pacto de izquierdas para favorecer la gobernabilidad del país, desde un prisma distinto al que ha supuesto la etapa de Rajoy en su cargo, resulta para los acomodados barones socialistas mucho más práctico, desterrar al olvido un Secretario General desobediente y permitir, probablemente con la abstención, que su más cerval enemigo y Presidente de un partido carcomido por la corrupción, sea investido de nuevo, aunque eso suponga otros cuatro años de extremo dolor, para los ciudadanos españoles.
Atado de pies y manos, a Pedro Sánchez, que ya ha tenido que ceder en la fecha de la celebración del Congreso, no le va a quedar otro remedio que agachar la cabeza y marcharse, sin haber tenido siquiera la oportunidad de demostrar a los españoles, si valía o no, para ejercer labores de gobierno.
La cara más sucia de la política pasa como una película ante nuestros ojos estos días y Susana Díaz y los suyos, son, sin haber sido candidatos a la Presidencia, sus verdaderos protagonistas.

La vileza de sus acciones, puede dar una idea de lo que podrían llegar a ser, si alcanzaran el poder algún día. 

viernes, 29 de enero de 2016

Dos actos de justicia


Hay noticias, que nos por esperadas resultan menos gratas y se podría decir que esta mañana de viernes se dan una serie de circunstancias para que los españoles puedan empezar a ver un poco de luz, al final del oscuro túnel en que se estaba convirtiendo, la aplicación de la Justicia.
La Audiencia de Palma, decidía a primera hora y por unanimidad, no aplicar la doctrina Botín, en el caso de la Infanta Cristina, dando finalmente la razón a las tesis mantenidas durante la instrucción del proceso por el Juez Castro y por la acusación particular, representada por Manos Limpias, por lo que la hermana del Rey continuará sentada en el banquillo, junto a su marido y los otros acusados, durante la celebración del juicio.
Por mucho que se ha empeñado la fiscalía en restar peso a la posible participación de Cristina de Borbón en los asuntos de corrupción que, presuntamente, manipulaba su marido, la fuerza de los argumentos presentados por Castro y por la acusación particular y el cúmulo de pruebas fehacientes que se han manejado en el transcurso de la investigación, se han impuesto sobre la enfervorizada e incomprensible defensa protagonizada por el Fiscal Horrach y también sobre la presunción de que Hacienda sólo somos todos, cuando de hacer publicidad se trata, que expuso otra de las fiscales en la sala y que tantas críticas ha suscitado, por parte de los analistas políticos y también, de toda la ciudadanía.
El caso Noos, será finalmente juzgado con todos los acusados presentes y no habrá legalmente, ningún tipo de privilegio para la Infanta de España, como parece lógico, cuando se la imputa en la comisión de una serie de delitos fiscales.
Un poco más tarde, se conocía también que los dos jueces afines al PP eran apartados del caso de los papeles de Bárcenas, cerrando así, otro de los capítulos más escandalosos de cuántos en relación con asuntos judiciales, se mantenían abiertos en el país, para asombro de una Sociedad, que ha perdido, casi totalmente, su confianza en la aplicación real de la justicia.
El hecho de que la hermana del Monarca y en este caso Jefe del Estado, sea juzgada junto a su cónyuge por un asunto de corrupción, va a representar sin embargo, un hecho absolutamente insólito, a la vez que vergonzoso, para la Institución que representa, pero calla a la vez, todas las voces que durante los últimos tiempos se han alzado reclamando igualdad para todos los ciudadanos, en temas judiciales y todo ello, a pesar de las innumerables presiones que se han visto obligados a soportar los magistrados relacionados con estos acontecimientos y que han decidido obrar, como debiera ser normal, con absoluta profesionalidad y a favor de que se haga justicia.
No se puede ignorar que la valentía del Juez Castro, empeñado en esclarecer este caso, hasta sus últimas consecuencias y su denodada lucha en solitario, por ignorar las múltiples presiones sufridas durante el tiempo que duró la instrucción, ha sido la piedra fundamental sobre la que se asienta la celebración del proceso que se llevará a cabo en breve y que demostrará que no siempre los poderosos salen impunes, tras la presunta comisión de un delito.
La importancia de la otra decisión, la que aparta a los dos magistrados, Concepción Espejel y Enrique López, del caso de los papeles de Bárcenas, viene a concluir que cuando existen probados vínculos ideológicos que unen a los jueces con determinadas Formaciones políticas, se ha de producir, necesariamente, una inhabilitación para juzgar casos relacionados con ellas, ya que podría producirse una falta de ecuanimidad, a la hora de dictar las sentencias.
Seguramente, si los encargados de administrar la justicia pudieran ser considerados como personas corrientes y declarar libremente su filiación o simpatías, por determinados partidos políticos, muchos de estos conflictos de intereses podrían evitarse, al conocerse previamente su ideología y no pudiendo ser designados, jamás, para intervenir en asuntos políticos.
Es éste, sin embargo, un día en el que habría que celebrar dos decisiones que nos parecen, al contrario que en otras muchas ocasiones, justas y que podrían representar un paso adelante en la consecución real de una separación de poderes, que siempre es tan necesaria, para el buen funcionamiento de las naciones.
La espera ha sido larga, pero parece que también en este terreno, las cosas están empezando a cambiar y por ello, nos congratulamos muy mucho, todos los que abogamos por la igualdad de derechos de todos los ciudadanos, en cuanto a la aplicación de la Ley que debe protegernos, se refiere.


jueves, 28 de enero de 2016

Mejor, en silencio


Faltaban por entrar en escena los dos ex Presidentes más carismáticos que ha tenido este País y que durante tanto tiempo fueron, o al menos así lo parecía, enemigos irreconciliables al frente de lo que entonces se consideraba la derecha y la izquierda , pero que ahora, a juzgar por sus declaraciones, dan la impresión de haberse convertido en correligionarios políticos y sobre todo, en detractores a ultranza de Podemos, al que poco menos que califican como un demonio destructor, empeñado en terminar, como sea, con el estado del bienestar español, que tanto González como Áznar, se atribuyen.
Los dos han coincidido en el momento de conceder entrevistas y también en posicionarse fervientemente a favor de que por fin, se logre uno de esos pactos de gobierno, que hace apenas unos cuantos años, cualquiera calificaría como una componenda interesada en salvar, no se sabe bien qué tipo de intereses, sobre todo si se atiende a los improperios que se han venido lanzando PP y PSOE, en un fuego cruzado, desde casi el principio de la entronización de la Democracia, aunque ahora parezca que al final, pensaban prácticamente lo mismo.
Bastaría con echar la vista atrás, yo se lo recomendaría principalmente a Felipe González, para descubrir que los mismos  calificativos que  dedica, en sus declaraciones, a Pablo Iglesias, fueron utilizados para definirle a él, por parte de la derecha y que cuando llegó  por vez primera, a la vida política nacional, fue inmediatamente considerado como un radical izquierdoso, capaz de ahuyentar, en caso de llegar al gobierno, a todos los posibles inversores españoles y extranjeros, lo que según los conservadores, hubiera colocado a España, a la cola de los países europeos, en cuanto a la economía se refería.
Sin embargo, González gobernó durante cuatro legislaturas y no solo no pasó nada, sino que históricamente, se considera precisamente ese periodo como el de mayor transformación, en todos los campos, de este país, precisamente hasta que los suyos decidieron cambiar Socialismo por Socialdemocracia y se pusieron al servicio del gran capital europeo, en la  última etapa de Zapatero.
Parece incomprensible que un hombre que fue capaz de traer la ilusión a este país, tras tantos años de absoluta oscuridad, no sea ahora capaz de entender la necesidad de cambiar, al ritmo de los tiempos, ni de ser solidario con todos aquellos que habiendo sufrido los devastadores efectos de esta crisis, que ha robado a una gran parte de la población, no solo su estabilidad económica y sus derechos sociales, sino también su dignidad y que esperan que sea posible un cambio que transforme radicalmente la manera de hacer política apostando por un líder, joven, enérgico, capaz y venido directamente de los movimientos ciudadanos que alzaron la voz contra la injusticia, dando credibilidad a esas misma críticas que él mismo tuvo que soportar en sus comienzos y lo que es peor, ofreciendo su apoyo a la   misma derecha a la que no le tembló la mano, para apearle de la Presidencia.
La derechización de González, que no puede ser más evidente, traiciona sin embargo, la lealtad que muchos españoles le tienen, colocando al Partido que representa, en una incómoda posición, si quiere defender que aún existen diferencias entre su ideología y la de un Partido Popular, asfixiado hasta la agonía, por una infinidad de casos de corrupción que le restan la poca credibilidad que aún le quedaba, inhabilitándole para formar un nuevo gobierno.
Todos esperábamos de José María Áznar unas declaraciones como éstas, ya que no hace otra cosa que defender lo suyo y porque Podemos representa la mayor amenaza por parte de un Partido de izquierdas que han tenido jamás los conservadores, con posibilidades de ser derrotados por ella.
Sin embargo, la cerrazón de González, la falta de empatía con los movimientos que hoy por hoy representan el progreso y su incomprensible empecinamiento en defender una alianza que raya en lo grotesco, con un Partido peligrosamente sospechoso de haber permitido una corrupción sistémica entre sus cargos y que además, ha colocado a los españoles prácticamente en el umbral de la pobreza, le convierte en un patético anciano que en nada se parece al joven que fue, preso quizá, de un miedo cerval a perder, él también, algunos de sus múltiples privilegios.
Afortunadamente para nosotros, ni Áznar ni González, tienen ya sitio en la política española, pues su tiempo, pasó, pero ¡qué trabajo les está costando reconocerlo¡




miércoles, 27 de enero de 2016

Desprecio a la vida


Las intolerables medidas aprobadas en Europa y muy especialmente en Dinamarca, en relación con la crisis de refugiados y que sólo les permite conservar una escasa cantidad de dinero, despojándoles de sus demás posesiones, como pago de la estancia en el país que pretendan entrar, atentan directamente con todas las normas éticas sobre los derechos humanos y constituyen, en sí mismas, un claro desprecio por el valor de la vida.
Expuestos a la crudeza del duro invierno y humillados hasta la saciedad por todos los gobiernos de los países por donde pasan, estos refugiados, venidos directamente del terrorífico infierno de una guerra que ha devastado su país, arrebatándoles toda posibilidad de futuro, se han convertido para los mandatarios de la vieja Europa, no solo un problema que pone en entredicho las bondades de su abigarrado Sistema capitalista, sino también, un recordatorio permanente de la existencia de una pobreza, que ellos se han empeñado en ocultar por todos los medios, más por temor, que por vergüenza.
La dejadez demostrada ante el crecimiento de las hostilidades en Siria, la inacción continuada de los gobiernos europeos, frente al calvario que los habitantes de aquella parte del mundo han estado padeciendo durante varios años y el enrevesamiento de un conflicto en el que tres bandos se disputan la hegemonía del territorio, en detrimento de una población civil que sigue sucumbiendo a los ataques de todos, ha derivado finalmente en uno de los éxodos más grandes de cuántos se recuerdan en la Historia moderna, al no tener los que emigran, otra salida más que la de abandonar a la mayor brevedad posible, sus lugares de procedencia, sin otra intención que la de salvar sus vidas y las de sus familias.
No vienen estas personas, con la voluntad de dañar a los poderosos Países europeos, ni sueñan otra posibilidad más que la de instalarse para sobrevivir con el fruto de su trabajo, allí donde les parece que abunda la riqueza, por lo que es natural que elijan fundamentalmente las naciones que  saben menos afectadas por el paso de la crisis y por tanto, las que detentan el poder, por encima de otras como Italia, Grecia, Portugal o España.
Hacinados en las fronteras, como si de ganado se trataran, las condiciones en que estos refugiados están siendo recibidos, rayan en la deshumanización más elemental y dicen mucho de cómo somos en realidad, los que tenemos la suerte de pertenecer y vivir en el llamado primer mundo, sobre todo cuando nos parece que se nos amenaza con tener que compartir, con otros menos favorecidos, una parte de nuestras riquezas.
Nunca antes se había visto que los asilados políticos tuvieran que pagar su manutención, ni que recién llegados a los lugares que les acogen, fueran registrados como delincuentes peligrosos, siendo  despojados de sus enseres, para sufragar con ellos, los gastos que ocasionen mientras se produce su asentamiento.
Esta forma de maltrato, ideada en última instancia y a la desesperada, a la vista de la incesable avalancha de personas que se produce a diario, ante las puertas de la Comunidad europea, no hace sin  embargo, otra cosa que constatar la falta de previsión que sobre el problema han tenido los “brillantes” dirigentes de los países más desarrollados, aún cuando todos los indicios que llegaban desde que comenzara la guerra en Siria, apuntaban a que el éxodo terminaría por producirse, irremediablemente.
Las medidas, que evidencian una falta total de solidaridad y empatía con el sufrimiento de estas personas, son absolutamente coherentes con la manera de actuar que los líderes europeos han venido practicando sistemáticamente con los más desfavorecidos, incluso cuando pertenecían al marco territorial bajo su gobierno y dejan al descubierto la inmensa deshumanización que se ha instalado en nuestro Continente, aunque la inmensa mayoría de nosotros, estemos diametralmente en contra de su aplicación y  dispuestos a hacer lo posible por recibir cordialmente a los recién llegados, como iguales que son, ofreciéndoles las mismas garantías de que disfrutamos, en nuestros lugares de residencia.
Una vez más, las intenciones de los gobernantes, no coinciden en nada con las de los ciudadanos corrientes y el Sistema, mil veces alabado como el mejor por los que rigen nuestros destinos, hace aguas, rompiendo todos los esquemas que idealizaban este tipo de Democracias.
Despreciar la vida de este modo, cebarse con los necesitados, obstaculizando su asentamiento entre nosotros, confiscar sus pertenencias y permitir su degradación paulatina, robándoles descaradamente la dignidad, es, muchos lo pensamos, otra clase de crimen contra la humanidad que enmascarado en la aparente calma de nuestras bien guardadas fronteras, va erosionando a pasos agigantados, los más elementales principios de la moral y de la ética.




martes, 26 de enero de 2016

Delitos imperdonables


Mientras los españoles aguardamos que termine la nueva ronda de consultas programadas por el Rey y los partidos se afanan en negociar los unos con los otros, con la intención de obtener una mayoría en el Parlamento, la policía se enfrasca en una redada relacionada con otro caso de corrupción, que implica a políticos del PP valenciano y que se ha dado en denominar como caso Taula, habiéndose practicado ya, más de veinte detenciones.
Lo que viene pasando sistemáticamente con los miembros relevantes del PP en la Comunidad valenciana, parece no tener fin y ahora es el incombustible Alfonso Rus, conocido por sus toscas maneras a la hora de elaborar sus discursos, quien es por fin, detenido como uno de los cabecillas de esta nueva trama, lo que sin duda ha de suponer un duro golpe para Mariano Rajoy y los suyos, pues va resultando cada vez más difícil que nadie se atreva a prestar su apoyo para formar gobierno a un Partido tan estrechamente relacionado con la ilegalidad, de un modo casi permanente.
No hay momento en el que no se destape alguna corruptela que señale directamente a algún cargo relevante del PP, ni día en el que no conozcamos nuevos asuntos que demuestren que en casi todas las grandes obras públicas que se han venido haciendo bajo el mandato de los conservadores, una buena parte del dinero, fue a parar directamente a los bolsillos de alguno de sus miembros, o a la financiación ilegal del propio Partido.
Cómo puede pues Mariano Rajoy, como representante principal de los conservadores, esperar que otras Formaciones políticas le respalden en sus ínfulas de volver presidir el país, es una incógnita que a todos nos encantaría resolver, sobre todo porque la inmensa mayoría de los ciudadanos pensamos que carece de autoridad moral, hasta para presentarse delante de los medios, defendiendo una honestidad, de la que un número incalculable de los cargos que le acompañan, carece.
Los graves escándalos que hemos conocido y continuamos conociendo, incluso cuando se está jugando quién será el nuevo Presidente de esta Nación, de vivir en cualquier otro país, donde la democracia real fuera su forma de gobierno, hubieran bastado para apartar de manera vitalicia del ejercicio de la política, no solo a todos aquellos que han sido imputados en las causas abiertas, sino también y muy principalmente, a quien encontrándose a la cabeza de la Formación, ha sido no solo incapaz de terminar de un plumazo con la corrupción generalizada existente en sus filas, sino que se ha visto marcado permanentemente por la sombra de la sospecha, por aparecer más de una vez, sus iniciales en los papeles de Bárcenas, sin que haya podido probar fehacientemente su inocencia.
No se puede entender, que con este historial interminable, aún haya Partidos, como es el caso de Ciudadanos, dispuestos a apoyar, aunque solo sea con la abstención, la  investidura de Mariano Rajoy como Presidente y menos aún, que después de manifestar una y mil veces durante la campaña electoral que lucharían para erradicar la corrupción, ignoren sintomáticamente lo que viene ocurriendo a diario en el PP, estando dispuestos a formar parte de su pacto de Gobierno.
Ahora que Rajoy ha renunciado, en primera instancia, a luchar por la investidura y viendo que todo apunta a que muchos más de sus cargos, a lo largo y ancho del país, están siendo y serán en breve detenidos e imputados en corruptelas de toda índole, lo decente sería que el Presidente en funciones reconsiderase su empecinamiento en repetir mandato y abandonase, aunque solo fuera por dignidad, el ejercicio de la política.
Pero vivimos en España y aún hay siete millones de españoles que han sido capaces de volver a votarle, conociendo lo que conocen e intuyendo lo que puede suceder, en un breve espacio de tiempo.
Parece incomprensible, pero la explicación podría estar en que nos hemos acostumbrado, para desgracia nuestra, a convivir con los casos de corrupción, como si su existencia hubiera de estar obligatoriamente vinculada, al hecho de ejercer como político.
Muchas cosas han de ver aún nuestros ojos, pero no les quepa la menor duda de que si el PP consigue finalmente repetir mandato, al frente de la nación, las malas prácticas que se han instalado entre nosotros y que esquilman los recursos del país a diario, no solo no cesarán, sino que podrán multiplicarse, con el beneplácito de los que se conviertan en sus socios, consiguiendo que lo que ha pasado y lo que está por pasar, se convierta en humo, dada la tibieza con que afrontan las leyes en vigor, esta suerte de imperdonables delitos.  


lunes, 25 de enero de 2016

El fondo y las formas


La iniciativa de Pablo iglesias, ofreciendo un pacto de gobierno al PSOE y reclamando a la vez, los cargos que le corresponderían proporcionalmente al número de votos obtenido, parece haber ofendido gravemente a la vieja guardia socialista, sin duda acostumbrada a pergeñar acuerdos en la sombra, lejos de la curiosidad y el interés de los ciudadanos, a los que después afectarán las decisiones tomadas, de un modo u otro.
Heridos en su vanidad y sin reconocer aún el gravísimo retroceso que han sufrido como Partido, en las últimas elecciones generales, las grandes cabezas pensantes afines a la ideología conservadora de Susana Díaz o del propio Felipe González, al que cuesta trabajo reconocer en sus opiniones, últimamente, han emprendido una campaña de acoso y derribo contra los representantes de Podemos, visiblemente contrariados por las formas empleadas el viernes por su líder, pero sin contemplar en ningún momento el fondo que encierran las medidas que se preconizaban en el discurso.
Estamos asistiendo a un tiempo en el que parece importar más la estética de los políticos que su ética y en el que resulta habitual hacer cómo que se ignoran los  mensajes que provienen directamente de lo que se ha dado en llamar la indignación ciudadana, adoptando desde las Formaciones tradicionales una pose de pretendida superioridad, que no hace otra cosa que perjudicar a quienes la practican, poniendo en evidencia la decadencia de su política.
Desde que Podemos naciera como partido político, para presentarse a los comicios europeos, ha sido sistemáticamente infravalorado, ninguneado, criticado y difamado por representantes de las Formaciones bipartidistas y por la prensa que les es afín, primero, considerando que se trataba de una moda efímera cuyo efecto pasaría más pronto que tarde y después, argumentando que constituía una amenaza contra la estabilidad del sistema establecido, que entretanto, mermaba considerablemente el nivel de vida de los ciudadanos.
Pero la moda no pasó y aquellos jóvenes procedentes del 15M, defensores del movimiento asambleario y de la participación de la gente en los asuntos políticos, fueron afianzando su posición entre los electores, hasta conseguir posicionarse como tercera fuerza, en las últimas elecciones generales.
Naturalmente que en nada se parecen a los representantes que ocupaban hasta ahora el Parlamento y que sus reivindicaciones son diametralmente opuestas a las que hasta ayer mismo preconizaban PP y PSOE y que se basaban fundamentalmente, en medidas de recortes y pérdida de derechos.
De eso precisamente se trataba y los millones de electores que se han decantado en todo el territorio nacional por estas opciones, han defendido, al introducir su voto en las urnas,  esas notables diferencias, que ahora permiten exigir, a los que han recibido su confianza, una serie de cambios, esencialmente en el área social, que devuelvan al pueblo español la dignidad que en los últimos años le ha sido arrebatada, primero en la última etapa de gobierno de Zapatero y después, durante la última legislatura, con Mariano Rajoy a la cabeza.
No se comprende que esa fingida indignación que protagonizan estos días, los barones del PSOE y por supuesto, los incombustibles pesos pesados del PP, capitaneados por personajes del estilo de Esperanza Aguirre, se base únicamente en las formas empleadas por Pablo Iglesias para ofrecer su apoyo a un gobierno de progreso, mientras se olvida conscientemente el modo en que agraviaron a los ciudadanos, todos los líderes pertenecientes a ambas formaciones que se han visto y se ven, imputados en gravísimos casos de corrupción, eso sí, ataviados de corbata y trajes de seda, confeccionados a medida y con impecable vocabulario, mientras cometían los delitos.
Pero la experiencia acumulada durante este tiempo por los sufridos ciudadanos, la capacidad de leer entre líneas que se han visto obligados a desarrollar, para entresacar de cada discurso, lo que resultaba ser verdaderamente importante, ha agudizado y mucho, el ingenio para discernir entre lo que aparentemente parece correcto y lo que queda en realidad, después del cribado a que debe ser sometido, todo aquello que se nos dice.
Hace ya tiempo que pensamos que por encima de la estética está y estará siempre la ética y que se impone, por encima de todas las cosas el deber de estar al lado de los que están dispuestos a cumplir sus promesas.
Es por ello, que mientras los barones socialistas se consideraban atacados  por la escenificación elegida por Podemos para transmitir su mensaje, los ciudadanos, muy por encima de la clase política, se dedicaban a oír en profundidad, las propuestas que para ellos supondrían, una mejora considerable de su modus vivendi.
Si el Partido socialista aún no sabe que no tiene otra forma de acceder al poder, que haciendo concesiones justas a los que prácticamente le igualan en votos, sean cuales fueren las maneras empleadas en hacer el ofrecimiento, más le vale pactar con Rajoy y olvidarse del todo de cuáles fueron sus auténticos principios y el fondo de su ideología.
Con la pelota en su tejado y quiéralo o no, Sánchez no tiene otro remedio que dialogar, negociar, ceder, admitir sus errores y tratar de corregirlos o nunca se deshará de los enormes lastres que le acompañan, si quiere formar parte de este tiempo nuevo.
La cerrada obstinación de sus barones, muchos de ellos vinculados al pasado reciente del que el PSOE no puede, en modo alguno, sentirse orgulloso, representa en este momento algo de lo que convendría prescindir, si se desea de verdad, el bienestar de las mayorías.
A última hora de ayer, Sánchez e iglesias hablaron por primera vez, después de la renuncia de Rajoy. Esperemos que no sea la última.


domingo, 24 de enero de 2016

Tácticas y estrategias


Un escueto comunicado de la Casa Real notificaba el viernes, a última hora de la tarde, a los españoles, que el Presidente en funciones Mariano Rajoy, tras reunirse con el Rey, renunciaba a presentarse a la investidura, por lo que a partir del Lunes, daría comienzo una nueva ronda de contactos.
Un par de horas más tarde, el líder del PP se presentaba ante los medios para explicar los motivos de su renuncia, aclarando que en realidad sólo se trataba de una especie de compás de espera, para dar a Pedro Sánchez la oportunidad de intentarlo antes que él, sobre todo porque hasta este momento, no contaba con ningún tipo de apoyos de otros grupos políticos.
Con su parsimonia habitual, sin evidencias de nerviosismo y contradiciendo con su decisión todas las manifestaciones que había venido haciendo hasta sólo unas horas antes, cuando aseguraba que se encontraba preparando el discurso para la investidura, Mariano Rajoy no ofreció otra razón para su precipitada renuncia, aunque en el ambiente flotaba que había tenido mucho que ver con ella, la propuesta presentada por Podemos.
Esta sorpresiva decisión, unida a las críticas de los barones del PSOE, que manifestaban hallarse muy ofendidos por la osadía de Pablo Iglesias, colocaba a Pedro Sánchez en la que sin duda ha de ser la peor encrucijada de su vida, precipitando para él un desenlace que no estaba previsto como inminente, sin que haya tiempo material para iniciar las necesarias negociaciones con los que podrían apoyarle para ser investido y menos aún, para cuadrar acuerdos serios que propicien la formación de un nuevo gobierno.
Este juego que se ha iniciado entre los principales Partidos del país, en el que tanto PP como PSOE parecen dispuestos a lanzarse la pelota uno a otro, sin atreverse en realidad, a dar un paso en falso que pueda llevarles a un fracaso en el Parlamento, ofrece sin embargo, un aplazamiento precioso en el que poder intentar tácticas y estrategias diversas, con las que atraer, con quién sabe qué ofrecimientos, al número de diputados que cada cual necesita para obtener una mayoría que permita lograr la investidura, sin tener que pasar por el bochorno de ser el primero en cosechar un estrepitoso fracaso.
Sin embargo, los líderes de los Partidos mayoritarios no se encuentran hoy donde están, precisamente por haber salido vencedores en las últimas elecciones, sino más bien, por haber perdido, en ambos casos, un estrepitoso número de votos que les han colocado en la imposibilidad de obtener por sí mismos la oportunidad de regir los destinos del País, en la legislatura que empieza y no será su soberbia, ni su empecinamiento en mostrar al contrario como inferior, lo que les lleve en volandas y sin menoscabo, a los despachos de la Moncloa, pues ambos necesitan, aunque no lo quieran admitir, dialogar en profundidad con las Formaciones recién llegadas, o en su defecto, no habrá más remedio que celebrar nuevas elecciones.
Son inútiles pues, tanto la presunción de Rajoy por obtener un pacto de conciliación entre PP, PSOE y Ciudadanos, para ofrecer a los españoles una estabilidad que no dejaría de ser sospechosamente parecida a la que soportamos a duras penas ahora, como la altivez de Pedro Sánchez y sus barones, empeñados en sentirse humillados por las propuestas de Podemos, aunque apremiantemente necesitados de su apoyo, si quieren competir en el asunto de la Investidura y llegar a la Presidencia.
La pérdida de tiempo que representa esta Renuncia temporal de Rajoy, que por cierto le permite continuar siendo Presidente en funciones y tomar decisiones que no a todo el mundo favorecen, no parece preludiar, sin embargo, que al final sea capaz de traer a su terreno a un PSOE, seguro de perder un buen número de votantes si consiente en esta alianza, pero que a causa de su división interna, tampoco está dispuesto a aceptar las propuestas lanzadas por Iglesias y que no complacen a los pesos pesados de mayor edad, ni a los barones encabezados por la Presidenta andaluza, que ya se frota las manos soñando con ocupar una Secretaría general con la que lleva soñando, quizá, demasiado tiempo.
 Así que el líder socialista tendrá que elegir al final de semana entre declinar él también la petición del Rey  a presentarse a la investidura y apoyar muy a su pesar, la coalición propuesta por Rajoy, regalándole la presidencia de Gobierno, o dar un paso al frente, imponiéndose con contundencia a la vieja guardia de su propio Partido, que tanto daño le está haciendo y negociar el pacto de izquierdas por el que parecía, personalmente, apostar y que es el único que acabaría con la hegemonía del PP y con Mariano Rajoy, en concreto.
La decisión no es nada fácil, porque si pacta con el PP, el daño que podría hacer a su Partido, sería del todo irreversible y si negocia con Podemos, incluso afinando los términos a tratar y aunque llegara a ser Presidente, no podría permitirse fracasar, teniendo detrás, como tiene, a un buen número de barones deseosos de que abandone el puesto.
Puede que en realidad, todos estén pensando ya que lo mejor sería convocar nuevas elecciones, pero la vanidad de pensar que la suerte sonreirá a PP y PSOE de manera distinta, en el caso de que volvamos a las urnas, es mera presunción, pues la incapacidad que ambos han demostrado durante estos días para el diálogo con los demás, dice mucho de lo que podrían dar de sí, si consiguen hacerse con el poder, por lo que los resultados podrían ser para ambos, aún más adversos.
Ni Rajoy ni Sánchez parecen, sin embargo,  ser conscientes de que la voluntad de los españoles ha de ser respetada y que lo que ahora se impone, por obligación, tiene mucho que ver con nuevas formas de hacer política.
Empecinarse en hacerse, en solitario, con el poder, obtenerlo del modo que sea, inventar alianzas con enemigos eternos ,solo con ese fin,  hacer valer la altanería, por encima de los deseos de los ciudadanos y sobre todo, no saber perder, no es más que la confirmación de su propio fracaso y no hay  estrategia ni táctica que pueda enmascararlo, por mucho que lo intenten.




viernes, 22 de enero de 2016

Pisando fuerte


Comparece Pablo iglesias ante los medios, tras su reunión con el Rey, jugando magistralmente con el factor sorpresa, para reclamar al PSOE un acuerdo de Gobierno, en el que estarían dispuestos a ocupar la Vicepresidencia primera  y otras carteras y en el que también tendría sitio, como socio, Alberto Garzón, provocando un revuelo entre los profesionales de prensa, que no esperaban este paso adelante por parte del líder de Podemos y que cambia radicalmente el marco de negociaciones previsto, antes de la investidura y por el que se pretende conseguir un Gobierno de Progreso.
Acompañado de su plana mayor y como siempre, tranquilo en el tono y las formas, Iglesias ha conseguido en unos pocos minutos, revolucionar todas las previsiones sobre acuerdos que durante días se han barajado a lo largo y ancho del país, informando de que ha sido Felipe VI, como Jefe del Estado que es, el primero en conocer el calado de sus propuestas.
Hasta ahora, se creía que el apoyo que Podemos podía prestara al PSOE se circunscribiría únicamente al plano de la Investidura y por tanto, que la estabilidad de Gobierno peligraría al contar Sánchez únicamente con noventa diputados, cuestión que constantemente aprovechaba el PP, para aconsejar un apoyo tácito a su candidato Rajoy, con miras a poder agotar los cuatro años de la próxima legislatura.
Pero esta propuesta de Iglesias viene a cambiarlo todo y si finalmente Sánchez logra vencer a los barones de su Partido, encabezados por Susana Díaz, las posibilidades de que un gobierno de cambio en el que quepan representantes de tres fuerzas políticas de izquierdas, aumentan considerablemente y ofrecen a la nación la posibilidad de transformar diametralmente el panorama que nos ha dejado el PP, tras su paso por el Gobierno.
Adelantándose a decisiones que Sánchez no ha tenido tiempo de tomar, Pablo iglesias, en un alarde de maestría política que marca diferencias notables con la manera de hacer las cosas de sus oponentes, ha venido a decir que para Podemos ha terminado el tiempo de las conjeturas y que sus líderes están dispuestos y preparados para incorporarse a las decisiones de Estado y así lo hace saber, para que conste, delante de todos los ciudadanos.
A la espera de la respuesta de Sánchez, al que la rueda de prensa ha pillado reunido con el Monarca, se abre ahora un paisaje absolutamente distinto, pero esperanzador, para todos los millones de españoles que han votado en las urnas, a favor del tan deseado cambio.
Con Iglesias y los suyos en el Gobierno y también con un Alberto Garzón que ha dado numerosas muestras de batallar duramente por los derechos de todos, al PSOE no le quedaría más remedio que afrontar como prioridad las cuestiones sociales que tanto afectan a las familias, además de derogar la Reforma Laboral de Rajoy, La Ley Wert, la Ley mordaza y otras de las muchas atrocidades que se han cometido, durante el periodo en que la tiránica mayoría absoluta obtenida por el PP, impedía cualquier posibilidad de oposición a las otras fuerzas parlamentarias.
La talla política de Iglesias, termina hoy de consolidarse del todo a través de esta propuesta, que naturalmente, terminaría rotundamente con cualquier aspiración de Rajoy para formar Gobierno y es, con mucho, la única cosa inteligente que hemos oído los ciudadanos, desde que se conociera el resultado de las pasadas elecciones.
A Sánchez, le convendría y mucho, atender a lo que se le propone, primero, porque de una vez , conseguiría librarse del acoso permanente al que le someten la líder andaluza y los suyos y luego, porque de este modo, demostraría a la Sociedad que hablaba realmente en serio, cuando apostaba en su campaña por un gobierno de progreso.
Ha llegado el momento de la verdad para  él. Y habrá de decidir si lo afronta con la valentía que reclaman los millones de españoles que han votado en contra de las políticas de recortes o prefiere perder la que será su única oportunidad, por ahora, de ser Presidente de este País, arriesgándose a que en unas nuevas elecciones, su Partido termine por perder el poco espacio que le queda, a favor de Rajoy o de Podemos.
Lo que tengan que decir PP o Ciudadanos de este asunto, la verdad, poco importa. La batalla que se libra a partir de este mismo momento es entre Iglesias y Sánchez. Ya veremos cómo queda este emocionante partido.


jueves, 21 de enero de 2016

Pendientes del Rey


Todo el mundo esperaba que Mariano Rajoy fuera el primero en intentar ser investido Presidente por el Parlamento  y así lo había previsto también Pedro Sánchez, por lo que su prisa en llegar a pactos con otras formaciones políticas, no era demasiado grande.
Pero ningún ejemplo del pasado, se parece en su dificultad al momento en que nos encontramos actualmente, ni nunca antes se había dado en nuestro país la imposibilidad del Partido más votado para formar Gobierno, por lo que podría darse el caso de que Felipe VI, considerara saltarse el orden natural de propuestas, librando al Presidente saliente del bochorno de tener que enfrentarse al Hemiciclo, para cosechar únicamente, un enorme fracaso.
La situación, que también es nueva para el Rey, que también es la primera vez que se enfrenta a un episodio como este, trae de cabeza a informadores y ciudadanos, pues a medida que van pasando los días y se va terminando el turno de consultas, todo está aún por decidir, sin que se hayan producido además, demasiadas reuniones para lograr acuerdos entre los socialistas y aquellos que serían sus futuros socios, en el caso de que fueran designados por el Monarca, para intentar la investidura.
Difícil decisión tiene Felipe VI por delante, si finalmente le toca elegir entre Rajoy y Sánchez y los programas que ambos representan y aunque podría optar por ofrecer una segunda ronda de consultas, todo hace imaginar que como el resto de los españoles, querrá zanjar de una vez, a la mayor brevedad posible, este tema y que se produzca cuanto antes, la formación del nuevo Gobierno.
Todo dependerá, suponemos, de que Rajoy esté o no dispuesto a ponerse delante de los nuevos diputados para ofrecer su propuesta e incluso a soportar las durísimas críticas que sin duda le lloverán torrencialmente por parte de las demás Formaciones políticas, pues de todos es conocida su facilidad para hacer enemigos y que nadie, excepto Ciudadanos, está dispuesto a concederle su beneplácito para gobernar, como hubiera sido su deseo.
Si Rajoy dice que quiere hacerlo, al Rey no le quedará otro remedio que proponerle, aún sabiendo que fracasará en el intento, pero si finalmente opta, lo que podría ser hasta probable, si se tiene en cuenta su grave incapacidad para enfrentarse a los problemas, por ceder el turno que le corresponde, habrá de ser Pedro Sánchez, el que se enfrente al Parlamento, éste sí, con posibilidades de conseguir ser apoyado, por unos cuantos Partidos de índole diversa.
Sin embargo, choca la parsimonia con que se está tomando el líder socialista la tarea de negociar con aquellos que necesita y asombra que precisando de su ayuda desesperadamente, no haya iniciado siquiera un acercamiento con Podemos, que niega por activa y pasiva que se les haya llamado desde el PSOE, para tratar el asunto de la investidura.
Con el tiempo encima, la búsqueda de una vía que solucione el laberíntico panorama en que nos encontramos, está empezando a hacerse apremiante, pues lo verdaderamente importante para los ciudadanos es que el nuevo Ejecutivo, del signo que sea, empiece a trabajar cuanto antes en la solución de los problemas que nos atañen a todos.
Con tanto protocolo, ya ha pasado un mes desde que se conocieran los resultados de las elecciones y todavía no tenemos idea de quién estará al frente de la gestión del país y lo que es aún peor, qué clase de política se hará en un futuro, aunque de ella podría depender que continuemos o no, perteneciendo al club de los que apoyan los recortes y la pérdida de derechos.

Si la maquinaria no se empieza a mover pronto, el tiempo perdido en estas nimiedades burocráticas, será, para todos nosotros, irrecuperable, por lo que sería deseable que el encargado de tomar la decisión, es decir, el Monarca, lo hiciera en cuanto termine el Viernes la ronda de consultas, sin más dilación, le guste o no la propuesta que tenga que hacer, como Jefe que es, del Estado.

miércoles, 20 de enero de 2016

Obligación de convivir


El asunto de los cuatro grupos parlamentarios que pretendía tener Podemos en el Parlamento empieza a ocasionar daños colaterales y los cuatro diputados de Compromís, la Formación valenciana, decide continuar su andadura en solitario, mientras los otros socios de Iglesias aceptan ir en comunión, en el último momento.
Con todo por decidir, cada gesto puntual que se produce en estos días es minuciosamente observado y analizado por la prensa, que muchas veces parece asumir el papel de consejero sobre cuestiones de alianzas, ofreciendo a los implicados posibles soluciones que puedan facilitar la dura labor dialogante que les queda de aquí a que Mariano Rajoy fracase, como es previsible, en su intento de ser investido Presidente y que puede durar aún bastante tiempo, hasta que empiecen a fraguar los acuerdos.
Está por primera vez, desde hace varias legislaturas, el panorama político interesante y el diario devenir de unos y otros, nos tiene atrapados ante los medios, por si se produce en algún momento una noticia de cierta relevancia y nos pilla fuera de onda, después de lo que hemos apostado por que se pueda iniciar esto del Cambio.
 Pero de momento, la única certeza , es que el PP parece haber asumido que le será imposible formar Gobierno, aunque sin reconocer, en ningún momento, que esta soledad en que se encuentra, desde que se supo el resultado de las Elecciones, se debe en su totalidad, al tiempo que ha empleado durante sus años en el poder, en ganar enemistades en todos los frentes, que son, a día de hoy, absolutamente irreconciliables.
Llegados a este punto, todo el mundo está prácticamente convencido de que será el líder del PSOE el próximo Presidente español y aunque nadie admite haberse rendido, hasta en el Rey se advierte un cierto conformismo con el futuro que se avecina y que en nada se parecerá, a todo lo ocurrido en el pasado, para bien o para mal de todos nosotros.
Ya nos hubiera gustado que las cosas hubieran estado más claras y que los Partidos de progreso lo hubieran tenido un poquito más fácil para alcanzar acuerdos, pero habrá que admitir que este episodio de nuestra historia, en el que todos tendrán que afinar posturas para propiciar al candidato que resulte finalmente ganador, tiene su encanto.
Asistimos a un momento de particular intríngulis, en el que por fin, los líderes se ven obligados a practicar sus dotes de hacer política, cuestión que tenían olvidada, prácticamente desde el mismo inicio de la democracia y que ahora se les ha venido encima con inusitada urgencia, pillándoles desentrenados y a algunos, mal acostumbrados a una comodidad, que de repente se ha esfumado sin dejar rastro.
No vamos a negar que hay tensión, pero a la vez, puede ser maravilloso esto de vivir peligrosamente, atentos a no dar un mal paso que malogre la posibilidad de pactar y en permanente estado de alerta ante las exigencias y las cesiones de los otros.
Por fin, a los políticos se les ha impuesto la obligación de convivir, como nos ocurre a los ciudadanos corrientes y esto, que parecía imposible hace solamente unos meses, lo hemos conseguido nosotros, los que formamos parte de esta Sociedad, únicamente con la fuerza de nuestros votos.
Ahora les toca a ellos jugar sus cartas, hablar, buscar vías que les acerquen o les separen de quiénes han sido hasta hace poco sus oponentes y apostar por lo que buenamente les parezca mejor, sin olvidar que el que finalmente gane la partida, habrá de procurar el bienestar de los ciudadanos de este País, aunque de manera distinta.
La incertidumbre de no saber quién será, aunque nos provoca cierto recelo, no debe sin embargo, restar un ápice de emoción al momento.
Estamos seguros de que por fin se encontrará el camino. Lo bueno de que pase el tiempo, es que termina por curarse todo.


martes, 19 de enero de 2016

El rayo que no cesa


Mientras los Partidos se devanan los sesos para encontrar una salida airosa al galimatías que han dejado los votos de los españoles, tras la celebración de las Generales, continúan saliendo a la luz, casi a diario, nuevos casos de corrupción protagonizados por políticos, lo que viene a corroborar que una gran parte de los problemas económicos que tiene ahora mismo el país, bien podrían haberse resuelto si los capitales no se hubieran fugado por el sumidero de los paraísos fiscales.
Triste situación, la de tener forzosamente que contemplar cómo precisamente aquellos que por su profesión, debieran haber defendido los asuntos que afectan a todos los españoles,  sólo se han dedicado, en cuanto se les ha presentado la oportunidad de contratar algún tipo de servicio u obra pública, a cobrar comisiones, inflar facturas o desviar dinero hacia cuentas personales que han ido creciendo, mientras disminuía considerablemente, el nivel de vida de los ciudadanos.
Ayer, cuando la policía registraba varias sedes relacionadas con un asunto de aguas en la vertiente mediterránea, en la sospecha de que se habían venido cobrando facturas, muy por encima de su precio real, durante varios años, a uno no le quedaba más remedio que pensar que poco o nada importa, para el futuro, quiénes consigan formar Gobierno, si no se acaba radicalmente y con contundencia, con esta constante fuga de capital que jamás vuelve a las arcas públicas de las que fue sustraído y que contribuye además, a aumentar la enorme desigualdad que ya existe entre ricos y pobres en esta Nación, en la que parece que una buena parte de su clase política, procediera de una liberación masiva de ladrones, a los que se ha reinsertado en puestos de las Instituciones del Estado.
La interminable lista de políticos implicados en casos de corrupción, que en lugar de decrecer, aumenta todos los días, ante el asombro de la ciudadanía y sin que ninguna de las sentencias judiciales aplicadas hasta ahora, haya logrado frenar, pone en evidencia que las medidas que se han venido aplicando  hasta el día de hoy, no sólo han resultado ser del todo ineficaces, sino que parecen creadas para que los delitos fiscales sean, efectivamente, terriblemente sencillos de cometer y hasta que merezca la pena hacerlo, dada la benevolencia de los castigos reales que reportan.
La poca responsabilidad que se exige a todos aquellos que manejan caudales que pertenecen a todos y que luego desaparecen, por arte de magia, en forma de tramas urdidas desde los despachos de las Instituciones, como si se trataran de lugares de reunión frecuentados por aquellos gánsteres de Chicago año treinta, deja al descubierto la poca o nula intención que han tenido hasta ahora, todos los Gobiernos de los últimos años, de erradicar esta plaga de ladrones de guante blanco y corbata que se han instalado cómodamente entre nosotros y que encima, tienen la desvergüenza de presumir a boca llena, de que están sirviendo a la Patria.
Es absolutamente necesario e inaplazable, que se revise el código penal en este sentido, que aumente cuánto sea necesario, el número de inspectores fiscales, que se implante una separación de poderes que posibilite la total independencia de la justicia y que se acrecienten las condenas que se imponen a este tipo de delincuentes, que en el fondo, están restando posibilidades de bienestar, al conjunto de los ciudadanos.
Si para ello hay que aumentar la vigilancia sobre los políticos, que se aumente. Si hay que subir la presión fiscal sobre las grandes fortunas, que se haga, publicando además inmediatamente en prensa, los nombres de los defraudadores y si hay que inhabilitar para siempre a todos aquellos que se ensucien las manos en delitos de corrupción, para el ejercicio de la política, mucho están tardarlo en hacerlo y a saber cuánto nos está costando la incompetencia demostrada de los Gobiernos.
Y da igual, si los delincuentes proceden de las élites de los Partidos, o del Ayuntamiento más pequeño de cuántos conforman la geografía española.
La vileza de apropiarse de los fondos comunes, poner por encima el enriquecimiento personal, de las necesidades sociales de todos, constituye, en sí mismo, un flagrante delito de la más oscura traición y como tal, debe ser juzgado y condenado, si no queremos que más pronto que tarde, por esta causa, nos veamos obligados a declarar la bancarrota económica y a vernos, otra vez, a merced de otros prestamistas.


lunes, 18 de enero de 2016

Adaptación forzosa


Mucho estaba tardando la patronal en expresar su opinión sobre los resultados electorales y lo hace, cómo no, coincidiendo con reclamar junto al Presidente Rajoy un gobierno que garantice la estabilidad del país, a ser posible de derechas y por favor, que no derogue la Reforma laboral que les regaló el PP, casi al principio de la última legislatura y que ha permitido despedir con, total libertad, a un incontable número de trabajadores, fundamentalmente fijos y con sueldos por encima de los mil quinientos euros, para reemplazarlos, con cuentagotas, por otros de carácter temporal y con salarios por debajo de la mitad  de los que les antecedieron en los mismos puestos.
La fragmentación parlamentaria salida de las urnas, debe haber supuesto un duro golpe para esta CEOE, acostumbrada a torear a su antojo a los señores del bipartidismo y no cabe la menor duda de que en el momento actual, sus integrantes deben estar aterrorizados ante la perspectiva de que un gobierno de coalición de izquierdas pueda, mediante ley, arrebatarles alguno de sus múltiples e incomprensibles privilegios.
La reacción, no por tardía resulta ser menos esperada y constituye un espaldarazo a las tesis mantenidas desde la Unión Europea, que ha contado durante varios años con la connivencia y la sumisión de los gobiernos conservadores reinantes, lo que le ha permitido hacer y deshacer a su antojo en cuanto a políticas de recortes se refiere, en la seguridad de que los Presidentes de las naciones más endeudadas, como es el caso de España, Irlanda, Grecia o Portugal, no tendrían la osadía de desobedecer a ninguno de sus inapelables mandatos.
Ya tuvieron un susto y grande, en la vecina Grecia, aunque con la mala suerte de que Tsipras se encontró en una lucha que tenía que librar en solitario y ya hicieron todo lo posible y más, porque el díscolo Presidente heleno volviera pronto al redil, provocando el cierre de los bancos durante varias semanas y amenazando con peores medidas a un pueblo que sin embargo, se negó heroicamente a agachar la cabeza, volviendo a otorgar su confianza a la misma persona.
Ya dijimos entonces que todo hubiera sido muy distinto, de haber contado Tsipras con el apoyo de otros gobiernos progresistas, en otros países de Europa y ahora que en Portugal se ha consolidado un ejecutivo de izquierdas y en España parece que la solución pasa por un pacto que ha, necesariamente, de contar con Podemos, peligra el férreo control ejercido durante tanto tiempo sobre los ciudadanos del sur y aquella estabilidad que Merkel y los suyos daban por sentada, casi a perpetuidad, puede empezar a tambalearse seriamente, si nada lo remedia.
Es por eso, porque se corre el riesgo de perder esta especie de giro hacia el modelo laboral asiático que estaban implantando, a la fuerza, en Europa y porque si las cosas llegan a cambiar, ya no podrán  mantener el nivel de beneficios que les venía reportando la explotación descarada de los trabajadores, por lo que los señores del poder están visiblemente nerviosos por las circunstancias actuales y por lo que tratan desesperadamente de amedrentar a las sociedades con su discurso catastrofista, que tan bien les ha funcionado, desde el comienzo de la crisis.
 Nada importan los daños infringidos a las familias, europeas y españolas, a través de la pérdida de empleo y los recortes sociales, ni que hayan aumentando tan escandalosamente las diferencias entre ricos y pobres o que haya, prácticamente, desaparecido la clase media, dando paso a un modelo en el que no se es capaz de afrontar las más elementales necesidades, incluso si se está trabajando.
Lo que importa, es que los dueños del dinero conserven íntegramente su capacidad de maniobrar a su libre albedrío, sobre las Sociedades en general y muy particularmente, que no pierdan de ninguna manera, la potestad de hacer con nuestras vidas y las de nuestros hijos, lo que les de la real gana.
Pero los momentos históricos evolucionan desde siempre empujados por posturas de fuerza y la cuerda, en nuestro caso, se ha tensado tanto y de manera tan cruel e irreverente, que no nos ha quedado otro remedio que intentar, a través de nuestros votos, cambiar una situación que por causa de la avaricia y la deshumanización expresa del poder, se había convertido en absolutamente insostenible.
Acostumbrados a ganar, los dueños del capital van a luchar con uñas y dientes por no tener que dar pasos atrás en las políticas que han propiciado, para desgracia nuestra. Otra cosa es que consigan finalmente sus propósitos. Porque parece que la soledad que condenó a Grecia a tener que aceptar ciertas medidas con las que estaba en desacuerdo, ya no es tal y menos que va a ser, a medida que se vayan celebrando elecciones, en otros países del entorno.
Les guste o no a la patronal española y a los jefazos europeos, no les va a quedar otro remedio que adaptarse a los acontecimientos actuales y acostumbrarse a que los tiempos de hegemonía tiránica sobre los pueblos, van a terminar para siempre.

Los afectados por su dictatorial mandato ya no vamos a ceder. Así que serán ellos y no nosotros, los que tendrán que renunciar al menos a una parte de sus beneficios, si les interesa mantener  un pedazo de su status de poder, antes de que se barajen nuevas formas de financiación, en las que no sea imprescindible su presencia.

domingo, 17 de enero de 2016

Puntos de encuentro


Con el nuevo Parlamento constituido, aún sin saber quién será nuestro próximo Presidente y con todas las posibilidades de acuerdos y desacuerdos depositadas sobre las mesas de negociaciones, los Partidos políticos españoles, los viejos y los nuevos, empiezan a dar pasos cortos intentando posibles acercamientos, todavía en esa fase inicial en la que se establecen líneas rojas, que con toda probabilidad, luego habrá que mover, si verdaderamente se quieren hallar puntos de encuentro.
Esos primeros pasos, que a los ojos de los no entendidos pueden parecer a veces carentes de explicación y que suelen fraguarse en la intimidad de los despachos, hasta que salen a la luz provocando reacciones de toda índole, hasta en los propios afectados por los acuerdos, pueden sin embargo constituir una especie de cimentación provisional, sobre la que después se irán asentando, como piezas de un puzle, decisiones que llenaran espacios hasta entonces vacíos, que podrán completar las sociedades que no quedará más remedio que construir, para sacar adelante esta legislatura.
Un poco de todo eso, ha ocurrido con la cesión de sillones por parte del PSOE, en el Senado, a los partidarios de la Independencia en Cataluña y que inmediatamente ha producido un profundo rechazo en los barones socialistas afines a Susana Díaz, que parecen no comprender que parte del problema que se ha venido generando durante los años de Gobierno de Rajoy, se ha debido, en gran parte, a la falta de diálogo y comprensión con los representantes de aquella parte del País, a los que ni siquiera se les ha brindado la oportunidad de expresar cuáles eran sus reivindicaciones.
Fuera de circulación Artur Mas y con Rajoy ejerciendo una presidencia en funciones que seguramente no repetirá por falta de apoyos Parlamentarios, Pedro Sánchez ha debido pensar con acierto, que ponerse en contacto con el nuevo Presidente Puigdemont, ofreciéndole a la vez un gesto de buena voluntad, dando a los separatistas la ocasión de tener grupo parlamentario, podría reportar una relajación en el calendario fijado por el Parlamento catalán para la gestión de la Independencia, potenciando un futuro entendimiento entre las partes., ahora que los dos sujetos beligerantes que habían encabezado la lucha, ya no van a estar presentes.
 Y así lo ha debido entender también el recién estrenado Presidente de la Generalitat, cuando se ha apresurado a declarar que económicamente no se dan las circunstancias óptimas para declarar la Independencia, lo que podría suponer que tiende la mano a futuras negociaciones con el que posiblemente será el nuevo Presidente español y hasta puede que aceptando tácitamente como buena la idea de la constitución de un Estado Federal, que desde hace años llevan en su programa, los socialistas.
Pero como  nunca llueve a gusto de todos, la iniciativa del PSOE no ha sentado en absoluto bien a Podemos,  a pesar de que una de sus reivindicaciones fundamentales para apoyar a Sánchez en la investidura pasa por la aceptación de que se celebre un Referendum en Cataluña, como habían prometido durante la campaña electoral, a la Formación de Ada Colau y también a sus electores.
Estas aristas, que con toda probabilidad se irán limando en días venideros, parecen, en principio, grietas profundas que se abren entre los negociadores, difíciles de rellenar, si no existe buena voluntad y paciencia para afrontar un diálogo abierto a todas las posibilidades, que finalmente puedan concluir en futuros acuerdos.
Ceder ante ideas procedentes de otros grupos, comprender la posición en la que se encuentra cada oponente y establecer prioridades ante el nuevo periodo que se abre, en esta legislatura nueva, ha de ser, si se quieren conseguir objetivos, la manera menos lesiva de hacer política.
Los ciudadanos ya sabemos que esta etapa de ahora no se parece en nada a las que vivimos anteriormente y que los frentes abiertos en estos primeros días después de las elecciones, adolecen de una dificultad, fundamentalmente desconocida, sobre todo para los Partidos tradicionales, acostumbrados a gobernar con el apoyo de grandes mayorías.
Pero la obligación de los políticos es la de estar preparados para ser capaces de lidiar con los buenos y malos momentos y sobre todo, la de tener la habilidad de convencer en profundidad, precisamente a los que no piensan como ellos.
Nos encontramos en un momento en que esa capacidad de seducción se hace del todo indispensable y en el que ya no cabe aplazar, sine díe, el deber de escuchar a los demás, para intentar encontrar coincidencias, dónde hasta ayer, solo existieron abismos.

Lo ha querido la voluntad de los españoles. Que se sienten a hablar, que se escuchen, sin aspavientos ni mala educación, los unos a los otros, que se tire y se afloje según convenga a la mayoría del país y a ser posible, que den pronto, por favor, con algunos puntos de encuentro.

jueves, 14 de enero de 2016

Pánico a las urnas


Se apresura Ciudadanos a comenzar su labor en el Congreso, con una intervención de Albert Rivera a favor de un pacto entre fuerzas que garanticen la estabilidad y proponiendo una defensa a ultranza de la unidad del Estado español, ahora que corren vientos huracanados en la Generalitat de Cataluña.
No puede permitirse perder tiempo el Partido de Rivera, en el convencimiento de que en el caso de que hubiera que repetir elecciones, muchos de los votos que tomó prestados del PP, volverían a su legítimo dueño, lo que les colocaría en una situación de auténtica desventaja, con respecto a los resultados obtenidos y que les han otorgado cuarenta diputados en el Congreso.
Habiendo manifestado por activa y pasiva, que nunca pactarían con Podemos y temiendo un pacto de Izquierdas que les reste protagonismo en la Legislatura que empieza, Ciudadanos no tiene otra opción que promocionar un tripartito con PSOE y PP, esperando que Pedro Sánchez renuncie a su sueño de una alianza a la portuguesa, para sumarse a este Gobierno de estabilidad democrática, presidido por Mariano Rajoy, que propone Rivera.
Pero si Pedro Sánchez consiente en esta aspiración, llegando finalmente a un acuerdo con los Partidos conservadores y dando la espalda a las demás Formaciones de izquierdas, que esperan de su investidura el comienzo de un cambio que han venido reclamando en todos sus discursos, desde hace varios años, los propios militantes socialistas y muchos electores que le han otorgado su confianza creyendo que su moderación podría ser la que nivelara la balanza en un posible pacto progresista, quedarían profundamente decepcionados y de su indignación podría derivarse, en un futuro, una caída vertiginosa que colocara al PSOE cercano a su desaparición, después de más de cien años de existencia.
Una cosa son las aspiraciones de Rivera, que de seguro no se corresponden en nada con lo que le auguraban las encuestas y otra, bien distinta, lo que conviene a un líder socialista que incluso se ha visto obligado a enfrentarse ferozmente con barones del peso de Susana Díaz y que por tanto, no puede ni debe permitirse abandonar  la idea inicial de gobernar, cediendo cobardemente a las presiones ejercidas por el Gobierno en funciones de Rajoy, ni a las ínfulas presidenciales del líder de ciudadanos.
Y aunque no se sabe si al final podrá conseguirse un acuerdo con el Partido de Iglesias y otras Fuerzas, el mero gesto de tender la mano a Rajoy, a quién todos recordamos que se atrevió a llamar, ante las cámaras de televisión, indecente, colocaría a Sánchez en una encrucijada de la que le resultaría bien difícil escapar, jugándose además, su propia dignidad personal, como líder del Partido que representa.
Ojo. Rivera no va a cejar en su empeño, pues su temor a tener que volver a ser evaluado en las urnas se ha convertido y se le nota, en una obsesión que le persigue y que de hacerse realidad, le colocaría seguramente, en un lugar muy por debajo del que ahora mismo ocupa, en este variopinto Parlamento.
Sus verdaderas intenciones, quedan en evidencia, en el momento en que se constituye en auténtico protagonista del inicio de la Legislatura, celebrando ruedas de prensa y auto proclamándose mediador en las políticas de pactos que se avecinan, siendo como es en realidad, el líder de la cuarta Fuerza política, en número de votos, según el resultado de las Elecciones.
No les quepa la menor duda de que Rivera quería y quiere ser el Presidente de este País, pero las cosas se le han torcido de tal suerte, que su única e inaplazable opción es intentar que no se lleguen a celebrar nuevos Comicios, al menos, hasta que consiga armarse e idear nuevas estrategias que le permitan alcanzar su auténtico objetivo.
De los demás depende consentir o no con lo que propone, ser o no, cómplices de sus aspiraciones presidenciales y apoyo de sus reivindicaciones, que sólo a él conciernen, aunque, por encima de todo, lo que debería primar es el respeto a la voluntad de los ciudadanos, que por cierto, han desoído en su mayoría, las propuestas que presentó en la pasada Campaña electoral, colocándole en el sitio en el que ahora se encuentra.


miércoles, 13 de enero de 2016

El nuevo Parlamento


Se alcanza el primer acuerdo de la Legislatura, entre PP, PSOE y Ciudadanos, para nombrar al ex Lendakari  Patxi López , como Presidente de la mesa del Congreso, sin contar en esta ocasión con Podemos, como parecería ser de rigor, no sabemos bien si porque los de Pablo Iglesias no están de acuerdo con el candidato presentado o porque los demás se han negado a concederle los cuatro grupos parlamentarios que quería, para corresponder a las Formaciones que le han acompañado en su llegada hasta el Congreso.
Investido López, que siempre me pareció un personaje al que su Partido ha infravalorado, a pesar de su espléndida labor al frente del Gobierno del País vasco, ha sido éste, un día histórico y plagado de anécdotas, dada la variopinta composición que ha traído el resultado de las últimas Elecciones Generales y a la entrada en el Hemiciclo, por primera vez, de congresistas pertenecientes a los dos nuevos Partidos políticos que al menos en sus propuestas electorales, han apostado a fondo por el Cambio.
Por supuesto, y al margen de lo que hoy se trataba, los medios de comunicación han seguido al detalle el acceso de los nuevos miembros parlamentarios que aportan un aire de frescura a un acto que tradicionalmente y hasta ahora, se había caracterizado por su seriedad, no solo institucional, sino también indumentaria y que ahora se parece un poco más a lo que podría ser un aula de Facultad, cuyos asientos ocupan tanto post modernos de pelo largo y vaqueros, como encorsetados tipos de aspecto  impoluto, ataviados con trajes y corbatas de primaras marcas y de talante circunspecto.
Nunca antes habíamos visto a un bebé acompañando a su madre a ocupar su escaño en el Hemiciclo y cuya presencia, en brazos de Carolina Bescansa de Podemos, no sabemos si se debe a la falta de guarderías financiadas por el Estado o a un deseo expreso de la diputada, de  que su hijo forme parte, en presencia y esencia, de un acto que para ella ha de ser, sin duda alguna, trascendental y cuya imagen quedará, para siempre, en el recuerdo.
De todos modos, esta Legislatura, que para algunos agoreros se presenta, en principio, como una de las más breves que habremos conocido hasta ahora y que no estará exenta de dificultad, para otros supone la consagración a la vida política de quiénes hace apenas dos años, fueron capaces de hacer despertar a los ciudadanos del letargo en que los había sumido el largo periodo del estado del bienestar y que canalizaron la indignación surgida por los acontecimientos que provocó la llegada de la crisis, hasta llegar hasta dónde ahora se encuentran.
A todos aquellos que apostaron por la continuidad, está claro que no les han salido las cuentas y a partir de ahora, quiéranlo o no, tendrán que convivir, dialogar y negociar obligatoriamente con los que tras los primeros movimientos del 15M calificaron como perroflautas y que se han convertido, por mucho que les pese, en compañeros de bancada a los que ya no podrán ignorar, porque vienen para quedarse durante mucho tiempo.
Choca que mientras los aires de cambio invaden los espacios del Parlamento, el Partido Popular no sea capaz siquiera de proponer a otros candidatos para ocupar puestos de relevancia y vuelva a sentar a Celia Villalobos en la mesa del Congreso y a elegir, otra vez, a Pio García Escudero, como Presidente del Senado.
Estos gestos, que huelen a rancio y que no van en consonancia con la llegada de un tiempo diferente, dan una clara idea de lo atrás que se van quedando Mariano Rajoy y los suyos, mientras este País apuesta por avanzar por otros caminos y sobre todo, con líderes distintos.
Anclarse al pasado, intentar una impracticable sostenibilidad en el poder y no saber echarse a un lado, ofreciendo a otros la oportunidad de dirigir el momento histórico que vivimos, no es más que un intento a la desesperada por preservar una situación de privilegio que los ciudadanos aborrecen por lo que ha venido representando, en los últimos tiempos.

No puede ni debe olvidarse, que ha sido la voluntad popular, en las urnas, la que ha sentado en cada uno de los escaños a todos los que hoy los ocupan y que esa misma voluntad será siempre la encargada de decidir, en próximos comicios, si continúan o no disfrutando de la confianza que ahora se les otorga, pero que puede flaquear si no responden escrupulosamente, a las obligaciones para con todos, que desde hoy se les encomiendan.

martes, 12 de enero de 2016

Los que somos Hacienda


Ahora resulta, según palabras de los Fiscales del juicio de los Urdangarín, que ese slogan que durante años nos hemos repetido internamente los españoles, cada vez que nos correspondía pagar una considerable cantidad de dinero al fisco y considerábamos que debíamos hacerlo por el bien común, no era más que un anuncio y que en realidad, cuando de cuestiones tributarias se trata, existen auténticas e insalvables diferencias entre los que tienen la suerte de ser considerados de alcurnia y los sufridos currantes, como tú y como yo, que encima tenemos la dudosa suerte de tener una nómina, por lo que jamás podríamos defraudar un solo euro, por mucho que nos propusiéramos cometer un delito.
Qué desilusión, para los que nos confortábamos con la idea de que nuestro esfuerzo al tener que deshacernos de cierta parte importante de nuestros escasos estipendios, se compensaba con la aplicación de un mismo rasero para todos los ciudadanos y que acudíamos año tras año, a cumplir con nuestras obligaciones tributarias, seguros de que la frase repetida hasta la saciedad en todos los medios de comunicación, era de aplicación incontestable, para todos los españoles.
Han tenido que venir los fiscales del Estado, en este juicio que ahora se celebra, para aclararnos que a pesar de todas las pruebas e indicios que se han filtrado durante varios años en relación con la implicación de la Infanta Cristina en los negocios de su marido, no se da en su caso, ningún tipo de fraude al Erario que corresponde a todos y que el dinero que gastó a manos llenas y que procedía, presuntamente, de unos fondos comunes, no tiene la menor importancia, por lo que dichos fiscales no encuentran motivo para que siga sentada en el banquillo, junto a su marido y aconsejan su desimputación inmediata, para asombro de todos nosotros.
Haciendo una comparación, me viene a la mente que hace unos años, mi cónyuge y yo fuimos llamados por la inspección de Hacienda, que aducía un aumento en nuestro patrimonio, que no había sido declarado. Tras acudir a la cita y reclamar una explicación, pues no recordábamos haber recibido herencias u otros emolumentos que justificaran la reclamación que se nos hacía, el funcionario que teníamos en frente, nos aclaró que la llamada se debía a que la venta de unas acciones que nos había regalado una famosa empresa de seguros, nos había generado un beneficio de 0,80 céntimos.
Efectivamente. Nosotros también tuvimos la misma reacción que todos ustedes están teniendo en estos momentos y a pesar de todo, no nos quedó otro remedio que reconocer nuestro error y corregir en aquel mismo momento la declaración presentada, para nuestra propia tranquilidad y sobre todo, para la de esa Hacienda, que creíamos,  éramos todos.
No había en nuestro caso, ni facturas en negro, ni recibos de clases de salsa, ni de cualquier otro baile de salón o latino, ni excursiones a varios países para ver finales de fútbol, tenis o deportes varios, ni Safaris a Kenia, ni suculentas comidas, ni letras de ningún palacete, ni pagos encubiertos a empleados domésticos, ni prueba alguna que hiciera sospechar que teníamos intención de cometer fraude…pero nos llamaron.
Claro que lo más cerca que hemos estado nunca de la Familia real, fue una vez que coincidimos en la estación de Atocha con la Reina Sofía, cuando nosotros bajábamos de un tren y ella subía a otro.
Tampoco hemos pertenecido jamás a la casta política, ni ocupado cargo alguno en el que pasara por nuestras manos dinero de las arcas del Estado, por lo que se habrá de suponer, que jamás hemos tenido la oportunidad de caer en más tentación que la de hacer lo posible por encontrar partidas de las que poder deducir algo, en la declaración que escrupulosamente, todos los años hacemos.
Y dicho esto, piensen por un momento, si no ha de resultarnos a todos, al menos sorprendente, que existiendo como existen, facturas que demuestran cómo y de qué manera se han dilapidado caudales procedentes de supuestos delitos fiscales, los encargados de llevar la acusación por parte del Estado, defiendan a ultranza la inocencia de la hermana del Rey, perteneciendo ésta, teóricamente, al mismo sistema recaudatorio que nos reclamó esos 0,80 céntimos, que ya me contarán en qué podríamos haber empleado, de haber conseguido defraudarlos, cuando ocurrieron los hechos.
Profundamente decepcionados al comprobar que mientras a unos se les perdonan cantidades ingentes, a otros se nos reclama hasta el último céntimo de los caudales percibidos, no queda otro remedio que reconocer que los fiscales tienen toda la razón cuando afirman, que efectivamente, Hacienda no somos todos.