domingo, 31 de mayo de 2015

Días de ira


El resultado de las últimas elecciones ha terminado por convertirse en un revulsivo difícil de catalogar y por primera vez, quizá por la actitud demostrada por los conservadores tras haber perdido una gran parte de su electorado, unas cuatrocientas personas se han echado a la calle de manera violenta y bajo el lema de “No podéis”, han agredido a informadores que cumplían con su obligación, cubriendo esta noticia.
Qué ha cambiado para que vuelvan a producirse este tipo de acciones, muy frecuentes durante los primeros años de la transición y que ya creíamos superadas tras casi cuarenta años de vida democrática, es una incógnita que sólo puede ser resuelta si se entiende que los sectores más conservadores de esta sociedad sienten como una amenaza para su estatus actual, la irrupción en el panorama político de nuevas formaciones como Podemos y fundamentalmente, el éxito progresivo que están obteniendo sus representantes en las urnas.
Tradicionalmente, estos manifestantes de extrema derecha han estado directamente vinculados con el poder del dinero y los años de gobierno del PP habrían representado para ellos una especie de oasis en el que disfrutar de privilegios absolutamente negados al resto de los ciudadanos, que podrían tambalearse si las nuevas formaciones consiguen asentarse en la regencia de las grandes ciudades, como seguramente sucederá, si la política de pactos termina por funcionar y logran un entendimiento programático con el PSOE u otros Partidos.
La actitud demostrada estos días por los barones del PP, abandonando el barco en plena fase de hundimiento y el augurio permanente de catástrofes espeluznantes que muchos se han dedicado a profetizar, como si el mundo que conocemos fuera a terminarse si Colau o Carmena consiguen sus respectivas alcaldías, han dado alas a los ultraconservadores para lanzarse a las calles para manifestar su disconformidad con lo ocurrido en las urnas, dejando claro hasta dónde puede llegar su intolerancia, cuando son otros los que ganan.
Llama la atención la pasividad demostrada por las fuerzas del orden en el transcurso de estas protestas, sobre todo si se tiene en cuenta lo que ha venido ocurriendo sistemáticamente en todas las manifestaciones convocadas durante los años del gobierno Rajoy, en las que automáticamente los participantes eran catalogados de anti sistema por los representantes del gobierno, llegando a sufrir miles de ciudadanos una persecución policial incomprensible, por el mero hecho de haber acudido, de buena fe, a otros actos, en demanda de sus derechos.
Y aunque la permisividad con quienes contradicen los resultados de unas elecciones celebradas en Democracia ha de ser nula y ha de ser obligación primera de quien gobierna evitar focos de radicalidad que bien pudieran desembocar en acciones de mayor violencia, la línea seguida en estos acontecimientos ocurridos ayer, dista mucho de parecerse, ni de lejos, a la que se hubiera puesto en práctica si este grupo de manifestantes hubiera procedido de la extrema izquierda.
Este agravio comparativo, que resulta especialmente sospechoso cuando los que van a perder una gran parcela de poder proceden precisamente, de un Partido de la derecha, es sin embargo y muy a su pesar, un punto más que se vuelve en su contra, ofreciendo una imagen aterradora de lo que representan, que jamás podrá convencer a la Sociedad de la conveniencia de que continúen en las Instituciones, como representantes nuestros.
Hay que saber perder cuando uno se dedica a este ahora vilipendiado oficio de la política, saber echarse a un lado y ofrecer paso franco a aquellos a quienes los ciudadanos, con sus votos, otorgan la oportunidad de poner en práctica lo que prometieron en sus programas respectivos.
Si no gusta lo que ofrecen o no, es anecdótico y no se puede ni se debe hacer otra cosa que asumir que se perdió, analizar los errores y trabajar duro para que no vuelvan, a ser posible, a repetirse.
Intentar otra cosa, sería conspiración y si me apuran, hasta incitación al golpismo.






jueves, 28 de mayo de 2015

La triste soledad


Habría que remontarse hasta la desaparición de la UCD de Adolfo Suárez para recordar una guerra interna de las dimensiones de la que está ocurriendo en el PP a día de hoy y  que sólo se entiende, si los Partidos están asentados sobre unos cimientos que ya se tambaleaban considerablemente, antes de que se produjera el fracaso electoral acaecido en las últimas elecciones.
El Presidente Rajoy, que hace sólo unos días presumía de haber salvado a España de una catástrofe económica, empleando un tono triunfalista que resultaba incomprensible para los ciudadanos, es ahora directamente culpabilizado por los principales líderes de su Formación de todas las pérdidas de votos que han despojado a los conservadores del poder en las principales ciudades y choca de bruces contra un ejército de perdedores, que no aceptan el hecho de tener que abandonar sus cómodos cargos en Comunidades y Ayuntamientos.
Mucha razón debía tener Áznar, cuando  reclamaba unidad entre las filas del PP, pues parece imposible que en tan poco tiempo, toda la estructura popular se haya venido abajo de una manera tan evidente y  muy frágil debía ser ya el liderazgo de Rajoy, si sólo han bastado dos días desde la celebración de los comicios, para que desde varios frentes se reclame que no vuelva a ser el candidato en las generales y esa petición se acompañe con un alto número de dimisiones, que sin embargo, no parecen afectar a las intenciones futuras del Presidente.
Es verdad que Rajoy siempre estuvo un poco solo, oculto en la burbuja personal que para sí construyó en la atalaya de Moncloa, pero esa soledad, nunca había resultado tan explícita para los ciudadanos como ahora y podemos decir que al final ha terminado por volverse en su contra, pues de tanto huir de los demás, ha logrado  parecerse cada vez más, a uno de aquellos antiguos ascetas.
Esta soledad, que no tendría importancia si contara al menos con el apoyo de la ciudadanía, se agrava poderosamente si se tiene en cuenta la impopularidad que se ha ganado a pulso Rajoy, durante sus años de mandato.
La distancia que ha venido estableciendo sistemáticamente entre su propio yo y la Sociedad, le pasa ahora una factura imposible de satisfacer y le arroja irremisiblemente a los pies de sus detractores, que además, para su mal, proceden de su propio Partido.
Es tan fácil contar con apoyos en tiempos de bonanza, que uno suele olvidar que la suerte puede cambiar en un instante y cuando se vive el presente sin hacer ningún tipo de previsión de futuro, aún es peor poder sobrellevar el fracaso, sobre todo si por encontrarse aislado de la realidad, no se cuenta con que pueda llegar  tan pronto.
Este fracaso ha debido pillar a Rajoy por sorpresa y si ya contaba con las críticas feroces que recibiría de la oposición, por cómo se han ido desarrollando los acontecimientos durante su legislatura, la deslealtad de los suyos, el éxodo masivo de barones que se está produciendo, ha debido dejarle estupefacto, pues no ha recibido más que aplausos de todos ellos, en cualquiera de sus artificiales intervenciones.
Ha caído el Presidente, de pronto, en el mismo centro de la realidad, despertando del dulce sueño que para él han estado construyendo sus  asesores y descubriendo que el color de rosa era, para su mal, mucho más oscuro de lo que le habían hecho creer, quienes le informaban de manera sesgada de lo que ocurría en el país y también en su propio Partido.
No le queda otro remedio que abandonar el puesto, si quiere conservar un mínimo de dignidad, que como decíamos ayer, es lo último que debe perder cualquier hombre.

Pero  no sucederá. No tendrá esa suerte este pueblo, al que tanto ha dañado con su manera de entender la política.

miércoles, 27 de mayo de 2015

De la prepotencia, al ridículo


Una de las virtudes de los grandes políticos suele ser la de ser la de saber llegar e irse conservando intacta su dignidad, tolerando con la misma serenidad las mieles del triunfo y el peso de la derrota, ofreciendo con caballerosidad el relevo, cuando les sobreviene el momento de la caída.
Pocos son, sin embargo, capaces de ofrecer este ejemplo a los ciudadanos que una vez le eligieron y muchos, los que rozando el esperpento, tratan de aferrarse con uñas y dientes a la parcela de poder que una vez el pueblo les prestó, sin comprender que gobernar no es más que un contrato que igual que se firma, se rescinde.
No hay más que mirar alrededor estos días, para saber qué talla tienen los que hasta ahora nos gobiernan y para caer en la cuenta de cómo defienden  la suerte de privilegios  que han disfrutado durante sus años de mandato, siendo capaces de ofrecer no sólo cualquier tipo de apoyo a los vencedores, sino también la base misma de sus propios principios, con tal de no perder del todo, el codiciado poder.
Queda para ellos la dignidad, enterrada en cualquier rincón donde nadie pueda encontrarla y buscan en la vía de la prostitución virtual, una salida a la debacle que les han regalado los españoles, temerosos de que la verdad de todo lo ocurrido les alcance, colocándoles con toda justicia en el lugar que desde hace tiempo, merecen.
Les aterroriza caer, casi del mismo modo en que les congratulaba el triunfo y han pasado, en solo una fracción de segundo, de practicar una prepotencia feroz, a hacer el más espantoso de los ridículos.
Suplicando casi de rodillas a sus adversarios un hueco en el que permanecer, sugieren cualquier tipo de pacto que favorezca sus intereses, sin tener en cuenta que todos los ciudadanos les miran y son, por ello, una caricatura grotesca de lo que fueron, dejando al aire las auténticas intenciones             que les movieron desde siempre y que no fueron otras, que el enriquecimiento personal y las ansias de estar, como fuera, por encima de todos nosotros.
Esta imagen de indignidad, quedará grabada a fuego en la mente de todos los españoles y avergüenza poderosamente, no solo a aquellos que nunca otorgamos nuestra confianza a los conservadores, sino mucho más, a los que haciendo uso de una lealtad casi incomprensible en la situación que sufrimos, volvieron a votarles en las últimas elecciones.
No merecen por ello, ninguna consideración, ni atención alguna a las súplicas irreverentes que  ante sus adversarios, hacen estos días.
Tienen, aquello que han buscado con su manera de gobernar y la misma indiferencia que demostraron hacia los ciudadanos mientras eran dueños del poder absoluto.
La vida, al final, acaba por imponer cierta justicia y el tiempo, sabio dónde los haya, lleva a cada cuál al lugar que le corresponde, con frialdad y sin contemplaciones.




La hora de los valientes


El flemático Mariano Rajoy se abstiene de hacer autocrítica tras los malos resultados de las elecciones y como si no hubiera pasado nada, se niega a hacer cambios en su Gobierno, pensando como siempre, que las cosas se arreglarán sin tener que mover un dedo.
No piensa así un nutrido grupo de gente relevante en su Partido y ya empiezan a oírse voces que piden desesperadamente que el Presidente no sea el candidato del PP para las generales.
Los ciudadanos miran con cierto regocijo, cómo determinados líderes, hasta ahora intolerantes con cualquier tipo de oposición, suplican los apoyos de los recién llegados de corbata e incluso apelan a la solidaridad de los socialistas, con tal de que no accedan a los cargos, los miembros de Podemos.
El miedo ancestral que la derecha ha tenido siempre al progreso, se refleja en sus gestos, dando la razón a los que dijimos que desde el primer momento habían subestimado a Iglesias y a los suyos, considerando que su ascenso era una moda pasajera y que la Sociedad no daría ningún crédito a lo que ellos consideraban como disparatadas propuestas.
No han contado con que Iglesias sería capaz de traer esperanza a una ciudadanía absolutamente vapuleada por su imposible situación, ni tampoco con que la imagen, los trajes de marca y las camisas de seda, no son en sí mismos, capaces de construir a un buen político, quedándose ahora, estupefactos ante los logros obtenidos por un Partido recién nacido y por sus jovencísimos dirigentes.  
De nada han valido los continuos ataques perpetrados sobre los líderes de Podemos, ni las insinuaciones continuas de que era su intención terminar con la Democracia que ahora tenemos, ni airear las cuentas de sus principales dirigentes, ni tratar por todos los medios de radicalizar su pensamiento para ganar la voluntad de los españoles.
Podemos ha llegado muy lejos para contar con un solo año de existencia y las críticas vertidas sólo han valido para favorecer el liderazgo de Iglesias y los suyos, que se han convertido para un gran número de ciudadanos, en la imagen de la lucha contra la corrupción de un Sistema, herido de muerte en su funcionamiento y necesitado de un cambio urgente para sobrevivir, aunque sea por otros caminos.
Es lo que tiene abusar del poder y llevar a la práctica ciertas políticas demasiado apegadas a los mercados y alejadas de las personas. Es natural, que sintiéndose abandonados, los hombres y mujeres que conforman la geografía nacional,  se vean obligados a buscar nuevas soluciones para problemas que el Estado no les resuelve y que sigan el camino que les marca quién les habla en su mismo idioma, entendiendo y compartiendo su terrible cotidianidad, a pie de calle y a su lado.
Mucho ha tardado este pueblo sufridor y sumiso en despertar, dado lo que hemos visto a nuestro alrededor, en los últimos tiempos y es lógico, que una vez abandonada la desidia, se haya lanzado sin prejuicios a combatir, de la mejor manera que entiende, los desmanes de una clase política falaz, corrupta y deleznable, que habita en una especie de fortaleza inexpugnable a la que nadie tiene acceso, hasta que se vuelven a convocar elecciones.
Y eso que a muchos, les han aterrorizado con la amenaza de perder la pensión o el subsidio miserable que el Estado les ha dejado tras potenciar por medio de la Reforma Laboral que les despidieran de su empleo, atenazándoles a una servidumbre vitalicia que nunca les concederá siquiera, la libertad de poder decidir libremente a quiénes votarían en conciencia.
Sin embargo, el panorama que se ofrece a partir de este mismo momento, demostrará sin duda que es posible una realidad bien diferente. Podemos, gobernará en Comunidades y Ayuntamientos y tendrá la oportunidad de probar, ahora sí, que no tenían razón los que auguraban un futuro tan negro.
Ya, ni siquiera importa que Rajoy cambie o no su gobierno. La suerte está echada y no favorece, en nada, las pretensiones de la derecha.





martes, 26 de mayo de 2015

Tiempo de perdedores


Habíamos dicho muchas veces que el poder no era eterno y que la soberbia de quiénes  lo ostentan contribuye poderosamente a deteriorar la imagen que de ellos se tiene en el exterior, potenciando cuando llega la hora de la pérdida, una desesperación  sobrehumana.
Los resultados de las Elecciones Autonómicas y Municipales ofrecen por sí mismos una lección magistral sobre el tema y los rostros de las primeras figuras del PP, un reflejo estremecedor de hasta qué punto puede afectar a determinados políticos ser esclavos de la prepotencia.
Esperanza Aguirre podría considerarse un prototipo de esta clase de gente y su caída, un exponente claro de cómo pueden cambiar las cosas para un líder en un solo momento, sobre todo si no se entiende ni se ha entendido jamás, que la voluntad de los pueblos es la única capaz de otorgar o despojar del poder a los que por su propia voluntad, decidieron hacer carrera en política.
Creía la ex Presidenta de Madrid que era un personaje intocable y puede que lo fuera en el ámbito cerrado de su Partido Popular, ya que debe valer más por lo que calla que por lo que dice. Acostumbrada a hacer su voluntad, sin que ninguno de sus compañeros fuera capaz de torcerle ningún camino y convencida de su invulnerabilidad, tras haber sobrevivido milagrosamente a varias debacles ocurridas a su alrededor, ya se veía otra vez, como triunfadora absoluta en estas elecciones municipales y por ello, catapultada hacia la carrera presidencial, que en el fondo, es lo que verdaderamente le interesa.
Quizá por ello, ha hecho una campaña desastrosa que más que sumarle apoyos le ha grajeado un montón de enemigos y en la que se ha permitido insultar, vejar y hasta acosar mediáticamente a sus adversarios más directos. Pues bien, ha perdido y habrá de acatar la voluntad ciudadana aceptando que en toda Democracia, los pactos son absolutamente necesarios y que además, reflejan mucho mejor el sentir de las mayorías, al nutrirse de las fuentes de varias tendencias.
Pero no sólo Aguirre ha entrado de bruces en este tiempo de perdedores, Barberá, Cospedal, Monago y otros muchos barones de este PP, que ha gobernado tiránicamente durante casi cuatro años el país, abusando de su absoluta mayoría, aprenden hoy también esta lección de humildad y no les quedará otro remedio que aceptar a partir de ahora lo que les depare un destino, que para ellos ha de ser necesariamente, mucho más ingrato que el que disfrutaban mientras se deleitaban con sus privilegios, dando la espalda a la realidad de la gente.
Se ha terminado aprobar leyes por decreto, manipular la información, recortar libertades arguyendo que todo aquel que se opusiera a sus designios era, por norma, anti sistema, administrar las finanzas públicas como si fueran de su propiedad y recortar en temas sociales, empujando a una privatización encubierta los tesoros más preciados que poseía el país, como la Sanidad o la Educación, a las que han dejado bajo mínimos a base de restar en personal y medios.
Se ha acabado, mirar para otro lado desoyendo las quejas de los ciudadanos y hasta el comparecer ante la prensa por medio de un plasma, o el resultado aún será peor, cuando lleguen las Generales.
Se abre una nueva etapa en la que tendrán que aprender a dialogar y en la que no les quedará otro remedio que resignarse a obedecer sumisamente las decisiones de las mayorías.
Porque perder, que para otros no es ninguna tragedia, para el PP conlleva la desgracia de tener que renunciar, además, a la costumbre de mandar sobre la sociedad, con un poder absoluto que anula todos los derechos.
Nunca debieron olvidar que ese mismo pueblo al que sistemáticamente ignoraban, podía llevarles si quería, lejos de cualquier responsabilidad de gobierno.




lunes, 25 de mayo de 2015

Minorías decisorias


El voto de los españoles en las Elecciones Autonómicas y Municipales ha roto finalmente el bipartidismo y ha dejado un panorama en Parlamentos y Ayuntamientos en el que las recién llegadas minorías resultan totalmente decisorias.
Ni PP ni PSOE podrán gobernar en la mayoría de los sitios, si no se afanan en buscar acuerdos con Ciudadanos y Podemos, haciendo concesiones que ni ellos mismos podrían haber imaginado hace apenas un año y que ahora será imprescindibles para conseguir un poder que se les ha escapado de las manos por voluntad expresa de este pueblo.
Las grandes ciudades, Madrid y Barcelona, tendrán con toda probabilidad alcaldesas que se han presentado a las elecciones acompañadas por Podemos y también en Valencia perderá el PP la vara de mando, dados los resultados obtenidos por Compromis, PSOE , Ciudadanos y Podemos, que superan en mucho las expectativas de una Rita Barberá, que ha pagado las graves sospechas que se ciernen sobre ella, con su sillón de mando.
Los horizontes no son mejores para los grandes Partidos en el resto de España y en Especial para el PP, que a pesar de haber obtenido la mayoría numérica de los votos, ha quedado muy lejos de los resultados logrados en las anteriores elecciones de este tipo y mucho más, de las Generales que le llevaran al poder en 2011.
Se impone un nuevo modo de hacer política que nada tendrá que ver con los viejos cánones establecidos y el poder de la ciudadanía, a través de muchas formaciones a lo largo y ancho del país, ha irrumpido como un torrente en las Instituciones, obligando a los viejos gestores a modificar radicalmente sus comportamientos.
Se acabaron las vacas gordas para los corruptos, que a partir de ahora estarán infinitamente más vigilados por los recién llegados y tanto PP como PSOE habrán de cuidarse muy mucho de estudiar hacia dónde deberán dirigirse, si verdaderamente desean conservar la poca fuerza que les queda, encontrándose ahora maniatados para tomar decisiones por la voluntad de un pueblo hastiado de su prepotencia.
Un aire nuevo se cuela por las ventanas de la política española y obliga también ferozmente a los que ahora se estrenan a mantener intactas sus promesas electorales, estando como están, las generales, a la misma vuelta de la esquina.

Lástima que el miedo y la indecisión haya todavía acogotado a una gran parte de la población, pero no hay como ver resultados para entender que todo es factible de ser cambiado y que si somos mínimamente civilizados, no sólo no sucederá la catástrofe que gustan augurar los Partidos viejos, sino que se puede llegar a la luz por otros caminos, sobre todo si entre todos, de verdad, ayudamos a construirlos.

jueves, 21 de mayo de 2015

Una página en blanco


El futuro de los Municipios españoles durante los próximos cuatro años empezará a escribirse el próximo día veinticinco y aún parece que hay muchos españoles que no han sido capaces de decidir a quiénes otorgarán su voto, cuando se pongan delante de las urnas el domingo que viene.
No son estas unas elecciones normales, de esas que durante muchísimos años han supuesto un mero trámite cuando los tiempos eran buenos y su importancia reside precisamente en que hallándose el país en la peor época de cuántas se recuerdan desde que empezara la transición, una gran parte de la Sociedad ha perdido la confianza en la clase política, encontrándose por ello, en una encrucijada de la que ni siquiera sabe salir, al creer que vote a quién vote, acabará por defraudar sus expectativas y seguramente, por lucrarse de las arcas públicas, terminando por corromperse.
Es verdad que la realidad cotidiana que nos vemos obligados a soportar parece construida para fomentar ese pensamiento y también que  las historias que han salido a la luz, fundamentalmente durante toda esta legislatura, han herido de muerte cualquier atisbo de honestidad que pudiera quedarle a quiénes  ocupen un cargo en cualquier Institución pública, pero ni el desconcierto ni la abstinencia, en estos momentos, pueden ayudar a resolver ninguno de los gravísimos problemas que padecemos, sino más bien, potenciar un continuismo que no parece ser lo mejor, para recuperarnos de nuestra negra suerte.
Los miles de casos de corrupción, no hay duda, los han protagonizado los que están, individualmente o en connivencia con los Partidos a los que pertenecen y los que se han lucrado del saqueo de los fondos de todos han sido ellos, aunque en la mayoría de los casos no se haga justicia con los delitos que cometieron.
Tienen estos delincuentes, nombres, apellidos y pertenencia como militantes a determinados Partidos políticos y a poco que uno se empeñe en investigar quiénes son, simplemente consultando la hemeroteca, bien se puede recordar quiénes son  y de dónde proceden, para después decidir libremente, si se quiere o no castigarles electoralmente por la vileza de sus acciones.
Somos los ciudadanos los que tenemos pues en nuestras manos el trazo que escribe nuestra historia y también quiénes a través de nuestra elección personal en las urnas, potenciamos que se produzca o no el cambio necesario que todos estamos reclamando desde hace tanto tiempo y es esta vez, ahora, el momento de que nuestra voz pueda ser oída por fin, tras casi cuatro años de mayorías perversas, en los que hemos tenido que soportar que todas nuestras justas reclamaciones, desaparecieran por un desagüe, construido para tal fin, por el poder.
No queda otro remedio, por nosotros y mucho más por los que vienen, que apartar la apatía, la desesperación, la angustia y la desidia que han minado la dignidad y alienado nuestras conciencias y dar un paso al frente, aceptando de manera ineludible un cierto compromiso.
Pensar, analizar, salir de la burbuja oscura en la que nos han colocado los avatares que hemos vivido y andar los pocos pasos que nos separan del colegio electoral que nos corresponde, para depositar un voto de conciencia, en la gran urna de todos los españoles.
Piensen que cuando hay que tomar decisiones difíciles en la vida, suele ser una buena táctica centrarse primero en lo que uno no querría que le ocurriera nunca. Al fin y al cabo, a todos los seres humanos lo que en el fondo nos interesa, es estar lo más cerca posible de alcanzar la felicidad.

Todos tenemos ante nosotros el día veinticuatro una página en blanco. Anímense a escribir en ella y mañana podrán firmar con su nombre lo que suceda en el futuro.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Escondiendo el programa


Después de presumir de los supuestos logros del PP desde que está en el gobierno, a lo largo y ancho de toda la geografía española, María Dolores de Cospedal tiene la desfachatez de Presentar su Programa para la Comunidad de Castilla la Mancha, el último día de la campaña electoral, sin dar tiempo al electorado de discernir o no si sería capaz de cumplirlo, por evidente falta de tiempo.
Acostumbrada a que esto de las promesas electorales no son más que un reclamo para atraer a los votantes y nunca un firme compromiso adquirido con el pueblo, como ha demostrado fehacientemente el PP, a lo largo de toda la legislatura, Cospedal evita el conflicto que podría planteársele frente a sus posibles votantes, si alguno de ellos se atreviese a preguntar sobre alguna de las líneas que aparecerán en el programa y se viese obligada a responder, seguramente sin conocer siquiera lo que se expone en el texto.
La fluidez en la oratoria no es precisamente el fuerte de Cospedal, como todos hemos podido comprobar durante las numerosísimas y memorables intervenciones que ha protagonizado ante la prensa y podría resultar muy peligroso para las expectativas de su partido, dejar en sus manos la defensa de un programa electoral por si se diera un caso similar a la de su intervención sobre el despido de Bárcenas, aquella de la indemnización en diferido.
Pero la falta de respeto que demuestra este hurto evidente que se le hace al electorado, por la imposibilidad de    tener siquiera una vaga idea de lo que piensa hacer Cospedal, si repite como Presidenta de Castilla la Mancha, constituye en sí mismo, no ya un atentado contra las propias normas de la democracia, sino además, una ofensa contra la inteligencia de los ciudadanos, a los que se debe pensar que en el fondo da igual la política que siga quien por fin les gobierne.
Claro que después de comprobar en carne propia que los populares no han cumplido ni una sola de las promesas electorales que hicieron, antes de ser elegidos para regentar el país,  presentar el programa a los electores a su debido tiempo podría traer consigo un efecto perjudicial, si se atreven a reproducir algunas de aquellas medidas que ya entonces apuntaban como factibles de ser llevadas a cabo o incluyen otras nuevas, que por su envergadura, será fácil que también se las lleve después el viento.
Tanto que han criticado a los Partidos recién llegados, a su eterno rival el PSOE, a UPYD o a IU, todos ellos se han encargado de que al inicio de la campaña, la Sociedad tuviera acceso a los programas que presentan y sólo el PP, jugando una vez más en su propio beneficio, tiene la osadía de pensar que la gente les votará a ciegas o como un gesto de gratitud con las medidas que la han llevado a la catastrófica situación en que se encuentran.
Otra vez, la soberbia se impone a la razón y el envanecimiento a la lógica de pelear el voto de los españoles, en buena lid, con los demás representantes del arco político.
Ya antes hemos vivido esta situación de triunfalismo y por ello, quizá convendría recordar lo que ocurrió aquel dos mil cuatro, cuando todas las encuestas daban al  PP la mayoría absoluta….y ganó Zapatero.



martes, 19 de mayo de 2015

El pozo del olvido


Que la relación entre Esperanza Aguirre y Ana Botella nunca ha sido buena, por mucho que se empeñen ambas en comportarse lo más educadamente posible cuando están en público, es un hecho conocido por todos y en algún momento de esta campaña electoral había de notarse, dado el nerviosismo que acucia al Partido Popular y fundamentalmente, en Madrid.
Sin embargo, nadie esperaba que las cosas estallaran hasta  un punto realmente incómodo en un mitin en el que José María Áznar era la estrella invitada  y mucho menos, que el ex Presidente entrara al trapo en la batalla mantenida por ambas en sus respectivas intervenciones, posicionándose claramente y manifiestamente enfadado, a favor de la Alcaldesa saliente, que para más señas,  resulta ser su esposa.
Poco ha tardado Aguirre en comprender que continuando sus ataques contra Botella perdería uno de los bastiones más sólidos que sustentan su campaña y que sin el apoyo ideológico de Áznar, los votos más conservadores del PP podrían irse por el desagüe, con todo lo que le ha costado y le cuesta atraer a este sector del electorado, bastante descontento con la labor realizada por Rajoy y los suyos, pero leal al ex Presidente.
Así que la rectificación no se ha hecho esperar, aunque haya sido de mala gana y con el estilo al que siempre nos tiene acostumbrados la candidata a la alcaldía madrileña, que ha optado por definir a Botella como la gran mujer que siempre está detrás de un gran hombre y a la que ha alabado muy tibiamente su gestión política.
Si esto ha bastado o no para contentar a Áznar, del que todos conocemos su carácter excesivamente rencoroso, es una incógnita que seguramente pronto será resuelta, en cuanto vuelva a reaparecer en alguno de los mítines previstos para esta última semana de campaña.
El rifirrafe, ha debido sentar como un tiro a Cristina Cifuentes, que parece protagonizar una campaña absolutamente distinta a la que hace Aguirre y desde luego, en un plano de popularidad ciertamente inferior, pero que sufrirá también en sus carnes las veleidades que se le vayan ocurriendo a la ex Presidente en este final de campaña, pagando por ello un alto precio, al encontrarse su destino electoral, inexorablemente unido al de Aguirre, a quien seguramente a estas alturas, detesta.
Al margen, el flemático Mariano Rajoy ve pasar las escenas como si de una película se tratara y hasta me atrevería a decir que en la intimidad reza porque Aguirre coseche un tremendo fracaso electoral el día veinticuatro, a ver si de una vez puede librarse de ella y seguir a lo suyo sin tener que aguantar sus críticas periódicas, de aquí al final de la legislatura.
 Nadie en el PP se atreve a pronunciarse sobre lo que ha ocurrido, como si hubieran dejado a Aguirre por imposible e hicieran una campaña paralela a la suya en el resto de España, probablemente porque en el fondo y aunque no quieran admitirlo, dan Madrid por perdido y desean fervientemente que estas elecciones sean la tumba política de la más lenguaraz y molesta de sus militantes, a la que nadie osa contradecir, más por temor que por estar de acuerdo con su mensaje.
No obstante, la metedura de pata ha sido mayúscula y no hay nada peor que ser víctima de la propia soberbia. En nada ayuda a Esperanza Aguirre la idea de creerse intocable, pues como humana que es, está condenada a equivocarse muchas veces todos los días. Lo malo en su caso es que hay demasiados ojos pendientes de que cometa cualquier error y no precisamente con la intención de ayudarla a corregirlo, sino con las armas preparadas para empujarla al pozo del olvido.



lunes, 18 de mayo de 2015

Duelo de titanes


A sólo una semana de la celebración de Elecciones Municipales, los principales líderes de los Partidos afilan sus espadas y su oratoria para atraer al mayor número de votantes posibles, sabiendo como saben que en esta ocasión hay en juego mucho más que en todas las ocasiones anteriores y que hasta se juegan un modelo de gobierno que bien podría cambiar radicalmente, si Podemos o Ciudadanos consiguen ascender lo suficiente como para terminar de una vez con el bipartidismo.
Sacan todos a la palestra a los que consideran más importantes, incluidos ex presidentes o viejas glorias de aquellas que tuvieron un gran tirón en su momento y hacen gala de su mejor mordacidad al referirse a los contrincantes, exhibiendo cuántos más trapos sucios mejor, con tal de no perder ni uno sólo de los votos que ya consideraban como suyos y a ser posible, conseguir atraer a cuántos más  indecisos puedan, ya que en sus manos parece estar el resultado final de la batalla que se libra.
Tira el PP de Áznar, sin que parezcan importarle las sospechas que sobre él recaen desde que aparecieron publicados los papeles de Naseiro y le coloca en primera línea de fuego, eso sí, sin hacerle coincidir con Rajoy en ninguna de sus apariciones y convirtiéndole en un reclamo para lograr una unidad, bastante deteriorada en los últimos tiempos.
Entretanto, Pedro Sánchez se erige en adalid de los más desfavorecidos y lanza su crítica feroz casi exclusivamente contra los populares, olvidando que una gran parte de la culpa de la situación actual es tan suya como de los primeros y cuidándose mucho de atacar directamente a Ciudadanos o Podemos, a los que debe tratar con especial mimo, si quiere que Susana Díaz pueda gobernar en Andalucía.
Lo más interesante de la campaña son, sin lugar a dudas, los mítines de los nuevos, seguramente porque el hecho de no tener vergüenzas que esconder concede la prebenda de poder manifestar libremente la totalidad de lo que uno piensa, sintiéndose como están además, amparados por los brillantes resultados que les adjudican las encuestas y que van in crescendo en los últimos días, sin que ni PP ni PSOE puedan hacer nada por evitarlo.
Adanes, los llama Rajoy, en un intento desesperado por hacerles aparecer ante la población como unos advenedizos sin preparación en esto de la política y procurando hacer ver que la veteranía en su caso, constituye un valor a tener en cuenta, claro que obviando la naturaleza terrible de los efectos que han traído a esta Sociedad, las medidas adoptadas por su gobierno.
Quiere olvidar que los “adanes” al menos, pueden todavía presumir de no haberse visto inmersos en ningún caso de corrupción, e incluso que su preparación personal sobrepasa con mucho la suya propia y la de una gran parte de los políticos de la vieja escuela.
Se ha quedado anclado en aquella primera impresión que tuvieron los populares de los participantes en las manifestaciones del 15M, a los que llamaron en tono despectivo perroflautas y unas cuantas lindezas más y no se da cuenta de que la población española es suficientemente madura como para discernir por sí misma en quién o quiénes desea depositar su confianza, sin que esto tenga que ver con los estereotipos que hasta ahora se tenían de cómo debían ser los políticos, ni mucho menos, con la indumentaria que adorne  a estos nuevos líderes que ya se encuentran perfectamente instalados entre nosotros.
En fin, ya saben que en estos momentos, todo son estrategias y que la reflexión corresponde individualmente a cada uno de nosotros para después poder votar libremente, en conciencia, a quiénes consideremos oportuno.
Mientras los titanes se baten en duelo, los ciudadanos solemos recurrir a seguir los designios que nos dicta nuestra propia razón. He ahí la grandeza de la soberanía popular.



jueves, 14 de mayo de 2015

Facturas impagables


En plena crisis por su investidura, Susana Díaz tropieza de frente con un nuevo escándalo relacionado con la concesión de las minas de Aznalcollar, lo que podría suponer un nuevo retraso para las negociaciones con las otras Formaciones, a las que necesita para formar gobierno e incluso, si el asunto se dilatara, la necesidad de convocar nuevas elecciones en Andalucía.
Ni  Ciudadanos ni Podemos parecen muy dispuestos a llegar a acuerdos con la Presidenta en funciones y ahora menos aún, si como se prevé, este asunto deriva en nuevas implicaciones por corrupción, de cargos de la Junta.
Ni en sueños habría podido imaginar Díaz que convocar elecciones anticipadas podría traerle al fin tantos problemas, incluso después de ganarlas, quizá porque no contaba con la firme resolución que han demostrado los recién llegados al Parlamento, a los que quizá había valorado por debajo de sus posibilidades reales, creyendo erróneamente que enseguida podría convencerlos para prestarle los apoyos necesarios.
Pero que el PSOE haya ganado las elecciones en Andalucía ya representa en sí, casi un milagro y sólo podría explicarse entendiendo que un miedo atroz a que las cosas puedan cambiar radicalmente, se ha apoderado de la voluntad de muchos ciudadanos obligándoles incluso a pasar por alto, el farragoso asunto de los ERE.
Pasado el ardor de los primeros momentos, Susana Díaz ha aterrizado en una realidad bien distinta de la que disfrutaba mientras duraba su mandato y ha tenido que aceptar que la placidez de gobernar en solitario en esta parte del país, se ha terminado, probablemente para siempre.
Porque una buena parte de la Sociedad andaluza no ha podido ni podrá perdonar los asuntos sucios que se han traído entre manos altos cargos socialistas y les ha retirado su confianza en la primera ocasión que ha tenido, a través de las urnas.
El grave problema que tiene ahora Susana Díaz es que los nuevos Partidos se deben a sus electores y por tanto, les resulta  imprescindible no defraudar las perspectivas que de ellos se esperan, siendo como es ésta, la primera ocasión que tienen de convencer a la Sociedad de que cumplen sus promesas electorales y más, teniendo en cuenta que en durante este año, habrán de enfrentarse otras dos veces con nuevos comicios.
No van a ceder. Puede que sean novatos e inexpertos en estos caminos que ahora empiezan, pero defender sus intereses ha de ser, lógicamente, la primera norma para atraer la mirada de una Sociedad, que necesita desesperadamente líderes nuevos.

Es lo que tiene abusar del poder. Acaba pasando facturas que la mayoría de las veces, se convierten en impagables.

miércoles, 13 de mayo de 2015

La mirada de la tragedia


Se ceba la desgracia con Nepal, pareciendo que la Naturaleza también es aliada de los ricos y colocando a la población más allá de los mismos límites de la pobreza y con la incertidumbre de no saber si mañana mismo habrá una réplica de igual escala que las anteriores, que termine de convertir al País en un auténtico amasijo de escombros y cenizas.
El destino de los humildes, siempre marcado por una especie de maldición sempiterna de la que toda la evolución de la historia no ha permitido escapar, es sometido periódicamente a insoportables sacudidas que no da tregua  a la esperanza para quienes tuvieron la mala suerte de nacer con el estigma de la pobreza, recordándoles con su incesante martilleo dónde están y evidenciando las desigualdades con que convivimos los millones de seres humanos que habitamos el mundo.
Nada hacen los que tienen el privilegio de poseer el poder por mejorar esta negra suerte y la mínima solidaridad que se demuestra, sólo en algunos casos extremos como el  que acaba de suceder en las faldas del Everest, constituye la más vergonzosa evidencia de que algunos seres humanos, ni siquiera merecen la deferencia de ser llamados así, por su comportamiento mezquino, con los de su propia especie.
La mirada de los supervivientes nepalíes, exacta a la de otros que padecieron antes tragedias parecidas a la suya, pone de manifiesto el horror y la desesperación que el hombre es capaz de soportar, sólo por conservar la vida y la espesa lentitud de los organismos internacionales en tomar decisiones prácticas para remediar a la mayor brevedad los efectos de  su desgracia, constituye, por omisión, una complicidad del todo incomprensible con los elementos que provocaron el desastre.
Por qué no hay aún mecanismos que activen  la ayuda necesaria en cuestión de segundos, en un mundo tan desarrollado tecnológicamente, resulta, al menos para los profanos como yo, inaceptable y que los damnificados se vean obligados a esperar a que se produzcan toda una suerte de reuniones entre mandatarios para obtener un poco de solidaridad, una pérdida inexplicable de un tiempo precioso, en el que se podrían salvar un incontable número de vidas, que de este modo se pierden, mientras otros dilatan durante semanas la responsabilidad que les corresponde, de una manera obligatoria.
Cuánto ha de esperar Nepal para que el resto del Mundo se digne a colaborar con sus necesidades extremas y qué otra cosa más puede ocurrir mientras se organizan, al menos, equipos que coordinen una ayuda del todo imprescindible, es una incógnita que nadie parece saber aclarar y que mantiene en vilo, no sólo a los que residen allí, sino a cualquier persona de bien, que se solidarice con la tragedia.

Condenado este mundo, a ser manejado por las veleidades de unos sistemas políticos esclavizados por el poder del capital, la importancia de los seres humanos ha quedado inexorablemente relegada al último lugar de la extensa lista de prioridades que llevan en su agenda quienes nos gobiernan. Esto se llama deshumanización y desgraciadamente, parece haberse instalado entre nosotros y aquí se quedará, si nuestra lucha no lo remedia.

martes, 12 de mayo de 2015

El futuro de todos


Según Albert Rivera, nadie que haya tenido que ver con el pasado político de este País puede hacer posible su regeneración y se supone que debería apartarse, dejando en manos de las nuevas generaciones la llave del poder, como si todo lo ocurrido antes de ahora, no tuviera la menor importancia.
Ignoro la procedencia política de Rivera , aunque por las características de la Formación que preside y por el modo con que afronta el reto que la suerte ha puesto en sus manos desde hace poco tiempo, me parece que no debe provenir, precisamente, de un linaje que se enfrentara directamente contra el franquismo durante los años de la dictadura, sino más bien, de aquella burguesía catalana, bien acomodada en los sectores industriales cuya ubicación les regaló el dictador y para quiénes no resultaba imprescindible, como para otros, luchar por una libertad necesaria y por  la imprescindible igualdad de la que carecíamos el resto de los ciudadanos.
Aún así, los Países no pueden, aunque quieran, renunciar a su Historia, sino más bien, deben asumirla en todas sus vertientes, sobre todo, para aprender de aquellos errores que se cometieron en infinidad de ocasiones y que no tienen vuelta atrás, pero que no debieran nunca, volver a repetirse.
Juega Rivera, en el bando de esa mentalidad empresarial que ya considera viejos e inútiles a los mayores de cuarenta y cinco años y que se olvidan de que la experiencia y la lucha de los individuos, a nivel personal y colectivo, constituyen un valor a tener muy en cuenta por todos aquellos que comienzan a caminar, si no quieren tropezar en las mismas piedras en que tropezaron sus mayores.
Olvida además, que vive en un país formado mayoritariamente por mayores y que el suculento bocado que constituyen los votos de esos pensionistas, a los que también denigra con afirmaciones como éstas, suman más de nueve millones nada despreciables para quien pretende llegar a la Presidencia del Gobierno.
Peca, de esa soberbia desenfrenada que exhibe el que por haber ascendido a lo más alto en poco tiempo, cree estar en posesión de la verdad y olvida, que la veleidad de los electores hace oscilar igual hacia arriba que hacia abajo a quienes, al fin y al cabo, están en sus manos, para poder alcanzar la meta que se propusieron.
Aupado ahora a la cima de la popularidad, mecido cálidamente por determinado tipo de medios y pensando erróneamente, como otros ya lo hicieron antes, que el estatus político puede durar toda la vida, Rivera empieza a patinar por la cuerda floja de su propio narcisismo  y de seguir así, pronto descubrirá que en este mundo de la res pública, precisamente, nada es eterno.
No sé por qué, pero esta afirmación empieza a parecerse peligrosamente a muchas de las que durante muchos años ha venido haciendo la derecha, quizá por creer que denigrando a los mayores, podría hacerse en un corto periodo de tiempo con el voto de una juventud, demasiado preparada para caer tan fácilmente en un ardid tan burdo como este.
No empieza con buen pie. La suya es una postura demasiado sectaria para conseguir el apoyo de la población, sobre todo si como se prevé, continúa por este camino de descalificaciones absurdas, negándose a oír a los que le precedieron, por una mera cuestión de principios.

El futuro, no es algo que pueda construirse partiendo de la nada, ni puede apearse de él a ninguno de los seres humanos que conforman este hábitat nuestro. Ni Albert Rivera  es el Mesias  que ha estado esperando la Sociedad para que lidere ese cambio que tanto necesita, sobre todo porque cada vez que alguien dijo que venía a salvarnos, nos llevó de la mano hasta las mismas entrañas de una oscuridad, en la que nunca más querríamos caer, por muchos años que viviéramos. 

lunes, 11 de mayo de 2015

Odia el delito...


La estremecedora entrevista que Jordi Évole hizo al etarra arrepentido Iñaki Rekarte, copó ayer el espacio televisivo de la noche y ofreció una lección magistral de cómo se puede hacer buen periodismo sin que existan temas vedados a los profesionales, aunque por sí resulten ser auténticamente espinosos.
Nunca antes habíamos visto los españoles a un etarra ante las cámaras de una televisión, ni habíamos tenido la oportunidad de oír cuáles son interiormente sus pensamientos y el hecho de que este individuo, que ha cumplido veintidós años de condena por cuatro asesinatos cometidos en atentado hace tiempo, se presentara a cara descubierta ante la audiencia, haciendo una comparación paulatina entre sus opiniones de antes y las de hora, ha constituido para todos una oportunidad para comprender qué tipo de personas ha estado reclutando la cúpula de ETA durante años y hasta qué punto muchos de ellos resultaban ser jóvenes absolutamente carentes de ideología, abducidos por el mero hecho de que se les hacía creer que iban a convertirse en héroes.
Todo el ambiente de la entrevista, realizada seguramente a propósito entre el espeso silencio de los bosques de Euskadi, o alrededor de una mesa de comedor con los dos interlocutores colocados frente a frente, constituye en sí misma un agobiante esfuerzo por hacer aflorar la verdad y un recorrido por el tortuoso camino que han seguido muchos militantes de ETA, no solo mientras militaban en la clandestinidad, sino también, durante las largas condenas que han cumplido en las cárceles, tras ser condenados por sus sangrientos delitos.
La sinceridad desnuda demostrada por Rekarte en toda la emisión y el dejar hablar de un Évole que renuncia incluso a preguntar, considerando mucho más importante la intervención libre del entrevistado, no pude siquiera ofender a las víctimas, tan frágiles en otras ocasiones cuando se han tratado estos temas y mina sin consideración los mismos cimientos de la banda y sobre todo, la imagen idealizada que los simpatizantes abertzales tienen de sus dirigentes.
Escuchando a Rekarte, todos tuvimos la impresión de que no fue reclutado precisamente por su talento y que más bien, quizá como otros muchos, fueron sus ansias de notoriedad las que le llevaron a decidir que matar podía ser lo más importante que haría en su vida.
El hecho de no recordar el nombre de sus víctimas, el seguir fielmente los dictados de la cúpula de ETA durante sus años en la cárcel, aunque ello supusiera jugar con la propia salud a través de las huelgas de hambre y la asunción final de que durante mucho tiempo pecó gravemente de una xenofobia casi incomprensible, indica el grado de abducción a que puede llegar un individuo que ni siquiera entiende, en principio, por qué entra a formar parte de según qué organizaciones.
La sensación, durante la hora que dura el programa, es la de estar frente a un tipo desgraciado, sin demasiadas oportunidades de tener un futuro exitoso, al que alguien capta como peón de brega de sus maléficas intenciones, a base hacerle creer que para su causa, resulta imprescindible y que solo después de veinte años de oscuridad, ve un dio la luz que le muestra la espantosa realidad en que ha estado sumido, apenas sin saberlo.
Mirándole, oyéndole decir que ya ni siquiera le importa si Euskadi consigue o no la independencia, una recuerda la famosa frase de Concepción Arenal y la trae al presente, como si hubiera sido escrita precisamente para este caso: “Odia el delito y compadece al delincuente”.


domingo, 10 de mayo de 2015

En la misma piedra


Los barómetros del CIS disparan todas las alarmas en el inicio de la campaña electoral y vuelven a colocar al PP como hipotético ganador en las generales, ante la estupefacción de un gran número de ciudadanos que ya daban por cerrada la oscura etapa del bipartidismo.
Retrocede Podemos hasta una tercera posición, según las mismas encuestas y sólo Ciudadanos sube de manera vertiginosa, proporcionando a Albert Rivera un subidón de energía, al considerarle una de las futuras llaves para la formación de Gonierno.
También dicen las previsiones que tanto IU como UPYD desaparecerán del panorama político español y que cualquiera que gane las elecciones se encontrará, con toda probabilidad, con una papeleta parecida a la que tiene Susana Díaz en Andalucía.
Pero los que realizan las encuestas no son los que introducen los votos de los ciudadanos en las urnas y a veces, sus augurios parecen apartarse tanto de lo que se percibe a nivel de calle, que cuesta creer que las entrevistas no hayan sido hechas de manera sectaria entre una franja muy determinada de la población, cuyos gustos electorales ya se conocían de antemano y para que de algún modo, condicionen la intención electoral de una multitud de indecisos.
Porque es difícil de asumir que a los ciudadanos en general les importe un carajo la implicación directa de miles de cargos pertenecientes a los dos grandes Partidos en gravísimos casos de corrupción y mucho más, que habiendo padecido en carne propia las durísimas medidas de recortes aplicadas por este Gobierno y las consecuencias directas de su Reforma Laboral, vuelvan a otorgarles una confianza que ya todos dábamos por perdida, prácticamente desde el mismo principio de su mandato.
Verdad es, ya lo hemos dicho otras veces, que el miedo mueve montañas y que ciertas mentiras, a base de ser repetidas, terminan por parecer verdades, pero uno se niega a aceptar que la inteligencia de los ciudadanos pueda llegar a ser manipulada hasta el punto de anular con todas las consecuencias su voluntad, haciéndoles caer una y otra vez en los mismos errores garrafales que cometieran con anterioridad y que les han llevado hasta la desastrosa situación que padecen en el momento en que vivimos.
La ciudadanía tendría que estar dispuesta a perdonar demasiadas cosas para volver a dar la victoria a PP o PSOE y aunque es cierto que ninguno, afortunadamente, lograría una mayoría absoluta con la que poder hacer y deshacer a su gusto, dichos resultados traerían como consecuencia un inmovilismo feroz, que en nada convendría a los intereses de esta Sociedad tan mancillada por los efectos de las políticas que los grandes practican.
¿Puede alguien creer que en la Comunidad valenciana o Madrid pueda volver a alzarse con el triunfo un PP absolutamente embarrado por una sucesión continua de delitos fiscales que parecen no tener fin y que hasta le obliga a llevar en sus listas a imputados, por falta de gente limpia que ocupe sus puestos?
¿No van a pasarle factura la Gurtel, la Púnica, la financiación ilegal o las grabaciones en las que se cuenta el dinero sustraído de las arcas como rosquillas, entre jubilosas expresiones de determinados indeseables?
Puede que Podemos y Ciudadanos no consigan finalmente los resultados que a juzgar por lo que está ocurriendo se espere de ellos y que el próximo Parlamento español se con vierta en un puzle de Formaciones intentando llegar a acuerdos para poder formar Gobierno, pero perdónenme, no me creo una palabra de lo que el CIS me dice en esta última encuesta, pues me niego a pensar que mis conciudadanos son en realidad tan necios como para tropezar de nuevo en la misma piedra.




jueves, 7 de mayo de 2015

Sombras del ayer


Desvela la prensa que Naseiro, el que fuera contable del PP antes que Bárcenas, depositó un documento ante notario en el que ya denunciaba la existencia de una caja B y responsabilizaba directamente a José María  Áznar, de quien, según reza,  recibía todas las órdenes.
Encontrándose el ex tesorero de entonces acusado por la justicia y temiendo ser abandonado ante ella por la cúpula de su Partido, consideró que una manera de curarse en salud sería guardar bajo  vigilancia notarial, tanto la carta en que presentaba su dimisión de manera absolutamente educada y correcta, como otra en la que se dirigía a Áznar admitiendo haber acatado sus órdenes en todo momento y que seguramente le sirvió como medida de presión, para no ser repudiado inmediatamente por el ex Presidente.
Los documentos, cuya importancia judicial carecen hoy de importancia por el tiempo transcurrido, si vienen a demostrar la versión de los que sostienen que el PP se financió ilegalmente, prácticamente desde su nacimiento y sobre todo, que las prácticas ilegales de corar comisiones a los empresarios a cambio de la concesión de obras públicas, era perfectamente conocidas por los dirigentes.
La revelación añade aún más suciedad sobre la ya manchada reputación de los populares y coloca a Rajoy en una incómoda posición de la que no va a poder escapar, pues no le quedará otro remedio que responder a las preguntas que, con toda seguridad, le hará la prensa.
Porque ya no es sólo Bárcenas quien afirma que los cargos más importantes del PP conocían y manejaban los fondos millonarios ocultos en una contabilidad paralela, ni tampoco, la primera cabeza de turco que los populares han ofrecido a la justicia, como un medio de huir apresuradamente de otras acciones más contundentes, en las que podrían haber caído gente de mucha más relevancia.
La imagen de Áznar no se salva de este mayúsculo escándalo de corrupción política y bien podría quedar manchada para siempre ante los ojos de quiénes le consideraban como ejemplo de profesionalidad y limpieza.
Quizá de ahí, el empeño del Ministro de Justicia en imponer fuertes sanciones a los medios que denuncien casos de corrupción y puede, que hasta la negativa a desvelar los nombres de los setecientos implicados en la famosa lista de Hacienda, entre los que podrían aparecer personajes de demasiada importancia en el Partido que actualmente nos gobierna.
La gravedad de estas revelaciones no puede ser mayor, pues ya afecta a la misma cabeza de los conservadores, probando que ni siquiera el que fuera Presidente de este país, se encontraría a salvo de ser sospechoso de según qué clase de deshonrosos delitos.
Y no vale que hayan prescrito las acciones a las que ahora se refiere el periódico que publica los documentos, porque la inmoralidad, la ignominia de haber participado en ciertas prácticas del todo inaceptables, por muchos años que hayan pasado, ha de ser eternamente recordada por la memoria de los ciudadanos, cada vez que deban acudir a las urnas.
Otro mito que cae y que sin embargo, no mueve a rectificaciones inmediatas a los actuales dirigentes de un PP, en el que ya no queda casi nadie que pueda demostrar su limpieza.
Si este pueblo nuestro les vota otra vez, habrá que entender que a partir de ahora, cada uno de nosotros tiene exactamente lo que merece.




miércoles, 6 de mayo de 2015

Pelotas en movimiento


En una semana en la que el fútbol sorbe el seso de la población, como si ya no hubiera problemas por los que preocuparse y a todos nos fuera la vida en que real Madrid y Barcelona jugaran la final de no sé qué copa europea, la vida política continúa fluyendo por derroteros muy similares a los que nos tiene acostumbrados en los últimos tiempos y sólo algunas noticias dignas de reseñar, acaparan la atención de los impenitentes curiosos.
Mientras Podemos presentaba su Programa Electoral para las Municipales, Susana Díaz perdía en primera vuelta, la votación para ser elegida Presidenta de la Junta de Andalucía y nuevas grabaciones relacionadas con Alfonso Rus, contradecían contundentemente su increíble alegato de inocencia.
Pero jugaba el Real Madrid y una gran parte de la gente se sentaba delante del televisor para ver el Partido, buscando quizá, una vía de entretenimiento por la que escapar de la espantosa imagen de sus propias vivencias.
Probablemente por esta razón y no por otra,  la aparición del Programa de Podemos no contó con la repercusión mediática que esperaban sus líderes y no será hasta hoy, una vez estudiado y analizado el contenido de sus propuestas, cuando los analistas se atrevan a aventurar una opinión sobre el contenido de las mismas y a manifestar su apoyo u oposición, según las normas impuestas por la propia ideología.
También se pasó por alto el hecho de que finalmente Esperanza Aguirre vaya a sentarse en el banquillo, acusada de un delito de faltas y hasta que el juez no haya tenido en cuenta el informe presentado por el agente de movilidad, al  que la es Presidenta arrolló con su coche.
Tampoco tuvo audiencia la retransmisión de la votación por la investidura en el Parlamento de Andalucía y hasta dio la impresión de que sus señorías estaban ansiosos por terminar, seguramente deseosos de llegar a casa para ver el partido.
La fiebre futbolera, que ya hemos denominado a veces como el actual opio del pueblo, obró otra vez la magia de minimizar cualquier otro acontecimiento y hasta la densidad del tráfico en las ciudades, se resintió, como se resentirá seguramente hoy, a la hora que juegue el Barcelona.
A una se le cae el alma a los pies cuando en una situación tan difícil como la que padecemos, los periódicos dedican las portadas a los resultados de los partidos y hasta las Editoriales, normalmente firmadas por las mejores plumas del periodismo, cambian por un día el análisis que suelen hacer sobre lo que está ocurriendo en el país, por un comentario generalmente gozoso, sobre tal o cual gol, marcado por alguno de estos ídolos millonarios de pantalón corto, que se llevan ahora.
Verán, ganen o pierdan Barcelona o Madrid, la precariedad de nuestro mercado laboral seguirá siendo, si una revolución no lo remedia, exactamente igual mañana, los bancos continuaran desahuciando a los que incumplan el pago de su hipoteca y todos nos eternizaremos en las largas listas de espera que tiene la seguridad social, a causa de los recortes impuestos.

Así que si Mesi o Ronaldo marcan o no, la puta situación que padecemos, nos estará esperando tras la puerta, en cuanto terminen los encuentros, por lo que nunca podré comprender la ola de excitación que se desata por doquier, en cuanto una maldita pelota se pone en movimiento.

martes, 5 de mayo de 2015

El espejismo de Susana


Creía Susana Díaz que con ganar las elecciones en Andalucía conseguiría consagrarse como la nueva lideresa política del país y que sería fácil inculcar a los ciudadanos la idea de un PSOE limpio y renovado, que arrastrara de nuevo a las masas a un apoyo como el del año 82, empezando desde la presidencia del gobierno de esta Autonomía.
Pensaba erróneamente, que de la memoria de los electores se iban a borrar, como ya ha ocurrido otras veces, asuntos tan graves como el de los ERE y el de los cursos de Formación, que han resultado ser finalmente, responsabilidad total de su Partido.
Contaba, además de con el miedo de miles de pensionistas, con la aquiescencia mayoritaria de un pueblo que jamás ha querido ser gobernado por la derecha y cómo no, con el carisma que todos los medios se han encargado de ensalzar, aunque olvidando que el momento que vive el país es crucial y que la llegada de nuevas formaciones políticas como Ciudadanos y Podemos, iba a despojarla de una jugosa tajada de votos, al estar los ciudadanos muy indignados, con el tipo de política que ya comenzara a practicarse en los tiempos de Zapatero.
Se veía, aupada al trono andaluz como una diva adorada por las multitudes e imponiendo su opinión desde la tribuna a propios y ajenos, con la tranquilidad que da no tener que depender de nadie para gobernar, hacer y deshacer cuánto a uno le parezca oportuno… pero falló la mayoría.
Demostrado está que uno no debe hacerse ilusiones antes de tener todos los triunfos en las manos y que en este juego de azar que es la política, como en todos, las cartas que llevan los demás, a veces, adquieren una importancia inusitada, dejando al hipotético ganador al descubierto.
Así, Susana Díaz se ha encontrado de bruces con que los recién llegados al Parlamento andaluz no están en absoluto dispuestos a renunciar fácilmente a sus exigencias ni a facilitarle la llegada al poder en el plazo que ella tenía previsto.
La corrupción, los recortes sociales, la tolerancia con ciertas acciones impropias, en principio, de un Partido que dice ser socialista, han pasado la justa factura que ha de pagar quién se arriesga a caminar por la cuerda floja de la legalidad, abandonando a los que de sí dependen, con demasiada frecuencia, a una suerte que no merecen, en sí, por el hecho de pertenecer a los sectores más humildes de la sociedad.
El relumbrón de la alfombra roja que cruzó Susana Díaz la noche electoral, ha terminado por ser un espejismo que se ha ido  diluyendo a medida que se ha ido acercando el día de la votación por la Presidencia y que no volverá a aparecer, si la protagonista no entiende que ha terminado la etapa de hacer según qué tipo de política, porque los tiempos reclaman otras formas que solucionen a la mayor urgencia, los verdaderos problemas que afectan a esta Sociedad y a los individuos que vivimos en ella.


lunes, 4 de mayo de 2015

La peor escoria


De las múltiples grabaciones que hemos conocido, relacionadas con un sinfín de casos de corrupción, la de Alfonso Rus contando alegremente dinero como si de rosquillas se tratara, colma todos los límites de la decencia.
Oírle en directo en plena faena,  basta para entender que contaba con cierta práctica en el manejo de estas operaciones y debería ser suficiente para forzar su inmediata baja en el Partido Popular, al que no cesan de aparecerle tipos de esta mala ralea instalados en puestos de responsabilidad, sin que, asombrosamente, nunca pase nada.
Si yo fuera el Presidente Rajoy y tuviera que lidiar a diario con la aparición de la larga lista de imputaciones por delitos fiscales que afectan a mis compañeros, hace tiempo que habría presentado mi irrevocable dimisión, para alejarme lo más posible de todo lo que tuviera que ver con las labores políticas.
Pero en este país, que como ya dijera Machado, continúa siendo en muchas cuestiones de charanga y pandereta, los delitos de corrupción parecen haberse convertido. incomprensiblemente, en rutinarios y los líderes de los principales partidos los ven como algo “natural”, como si la asunción de un cargo llevara consigo el deber de saquear al Erario público, como forma de sobresueldos.
Convivir con esta clase de políticos, al ciudadano le resulta cada vez mas difícil y de ahí que la Sociedad haya decidido hace tiempo introducir en el mismo saco a todos ellos, sin distinción, viviendo un continuo desengaño del que por mucho tiempo que transcurra no será fácil salir, aunque en muchos casos, paguen justos por pecadores.
Es tal la desvergüenza que se percibe en los implicados en casos de corrupción, que se está convirtiendo en habitual considerar a cualquier político presunto culpable y que tenga después que demostrar con hechos su inocencia, para ser considerado apto para ocupar cualquier cargo de relevancia en las Instituciones.
Las juicios celebrados tampoco ayudan mucho a generar confianza en la ciudadanía, pues cuando no han dictado sentencias absolutorias para casos en los que parecía flagrante la culpabilidad, se han saldado con una especie de justicia light que  ha hecho que merezca la pena haber robado, sólo a cambio de unos meses de cárcel y unas fianzas irrisorias que están muy lejos de igualar el montante de lo sustraído.
De este modo, los corruptos se mueven entre nosotros con inusitado descaro y hasta se convierten en estrellas mediáticas entrevistadas en multitud de programas televisivos, como si hubieran descubierto una vacuna contra el cáncer y fueran a obtener el premio Nobel de medicina.
 Son, los nuevos ídolos del panorama informativo y poco o nada les importan los insultos que reciben de la parte de la población que se cruza con ellos por las calles de las ciudades, atreviéndose aún a llevar la cabeza alta , en un gesto de inexplicable soberbia.
De qué presumen estos saqueadores de los recursos de todos los españoles, es algo que a más de uno nos gustaría averiguar, si es que tuviéramos la posibilidad de poder preguntar cara a cara sobre sus vergonzosas actuaciones.
Seguramente, su argumento sería que se consideraban merecedores de mucho más de lo que obtenían honradamente en el cumplimiento de sus funciones y que en un acto de justicia personal, lo tomaron como pago de sus “desvelos” por un país, que nunca les correspondió en la medida que ellos creían oportuna.
Esta última grabación, a la que nos referíamos al comienzo de este artículo, deja meridianamente claro la clase de individuos que nos están gobernando y la catadura moral que les acompaña en el terreno personal, por muy importantes que aparentemente parezcan.
Son, la peor escoria de la sociedad y no merecen otra consideración que la de vulgares delincuentes y como tales, debieran ser tratados por la justicia, prohibiéndoseles además, de por vida, volver a tener relación alguna con el ejercicio de la política.






domingo, 3 de mayo de 2015

Adiós a Monedero


Se marcha Monedero, diciendo sentirse traicionado en su manera de entender la política e insinuando que la cúpula de Podemos empieza a parecérsele a esa Casta a la que nunca quisiera pertenecer, provocando una división de opiniones entre los votantes de su Partido y probablemente, una profunda decepción en quien caminara siempre a su lado, Pablo Iglesias.
Ha tenido Monedero, en el corto espacio de tiempo que ha ejercido de líder, la facultad de provocar odio o amor en partes iguales entre la concurrencia, lo uno, por ser considerado demasiado radical en sus afirmaciones y ataques hacia el bipartidismo y lo otro, porque existen muchas personas que prefieren los discursos acalorados, sobre todo si se les cuenta la verdad y se les da una idea de cómo terminar con las injusticias que están padeciendo.
Parece haber vencido en esta lucha, la moderación y al menos, hay que reconocerle a Monedero la elegancia de haberse retirado por decisión propia, demostrando que nada le importa la consecución del poder y que aún hay gente capaz de ser fiel a lo que considera sus principios.
La más que evidente diferencia entre Iglesias, Errejón y Monedero, puede haber sido durante los últimos tiempos, una de las causas de mayor discusión en los Círculos de Podemos, por considerar un sector de la Formación que los problemas que el número tres había tenido con Hacienda y la vehemencia de sus intervenciones en los mítines, no hacía otra cosa que restar posibilidades de acercarse al triunfo, en las próximas Elecciones Generales.
Pero de todo tiene que haber en todas partes y más, si como siempre aseguran los líderes de Podemos, sus militantes y simpatizantes no tienen la obligación de estar ligados a una determinada ideología, aunque la mayoría de la población piensa que ésta en particular, siempre tuvo mucho que ver con la de izquierdas.
Seguramente, las quejas de Monedero son una consecuencia inevitable de esa negación permanente de pertenencia a la izquierda y su desencanto, la impotencia de no poder decir, por ser inconveniente, cuál es su verdadera procedencia.
Y en principio, podría tener razón, porque habiendo salido Podemos de los Movimientos del 15M, que surgieron como contundente respuesta a las políticas adoptadas por Zapatero, habría que entender que quienes participaron activamente en las asambleas ciudadanas de entonces, se posicionaban en una franja ideológica más a la izquierda de la de aquellos gobernantes, o bien, en grupos ácratas que también tuvieron un enorme protagonismo, pero que no luchan por el poder, según lo entienden los amantes del gobierno de los Partidos.
Lo que ocurre es que para tener opciones de gobierno hay que hacer concesiones y a veces, hay que sopesar si merece la pena conservar un cierto punto de radicalidad, si de verdad se quiere cambiar una realidad determinada.
Algunos, quizá puedan pensar que conceder podría restar autenticidad a la pureza de su pensamiento y otros, que en toda lucha es necesario dejar cosas en el camino, si el fin a lograr justifica del todo esas pérdidas.
Juzguen ustedes quiénes podrían tener razón, pero decidan lo que decidan, no me negarán que se echará de menos a Monedero, al que también tendremos siempre que agradecer que fuera capaz de remover determinadas conciencias, con su particular manera de hablar el lenguaje sencillo del pueblo.