jueves, 29 de enero de 2015

Reacción en cadena


No tardan los poderosos en responder al triunfo de Tsipras, haciéndole ver por medio de la marcha de los mercados, que no están dispuestos a tolerar que nadie arruine el productivo negocio que tienen montado en Europa.
Baja nueve puntos la bolsa griega y la prima de riesgo, esa que ha entrado a formar parte de nuestras familias y a la que todos consideramos un pariente odioso, se dispara por encima de los mil puntos, en cuanto el Banco Central Europeo cierra el flujo de dinero que llegaba al país heleno, provocando que los ahorradores empiecen a retirar sus depósitos de los bancos, por miedo a que se produzca un corralito.
La avaricia no da ni un día de tregua al equipo de Tsipras y de paso, avisa a España de lo que nos podría ocurrir si  votamos a Podemos, poniendo en marcha todos los mecanismos de una técnica de terror, que podría, si nos dejamos amedrentar, dar los frutos deseados para los que nos mandan y gobiernan.
Les da lo mismo, llevar a un país a la quiebra, abandonándolo en la estacada simplemente por una cuestión de ideología, aplicando una forma de fascismo severo, que demuestra claramente la importancia real que tenemos los ciudadanos, para esta cohorte de indeseables.
Ya no pueden los países, en este continente nuestro, ni votar en libertad, sin ser inmediatamente amenazados por unas instituciones sin rostro cuya única pretensión es la de manejar nuestros destinos y cuyas actuaciones están sirviendo en bandeja de plata la verdadera visión que de ellos debiéramos tener, todos los que vivimos bajo su tiránico mandato.
Estas acciones contra Grecia, que podrían considerarse un auténtico golpe de Estado de carácter financiero y que ni siquiera han dado a Tsipras la posibilidad de ponerse a gobernar, respaldado por la mayoría de los votantes helenos, dejan entrever, aunque ninguno de los individuos que están detrás de ellas lo confiesen, que ni están dispuestos a perdonar ni un solo euro de la deuda que los anteriores gobiernos griegos adquirieron, ni a tolerar que los ciudadanos puedan volver a recuperar la dignidad que perdieron y mucho menos, si para ello se crecen, contradiciendo las órdenes recibidas.
Y sin embargo, todos tenemos claro que Tsipras estaba probablemente esperando este tipo de reacciones, por lo que es más que previsible que ya tenga un plan alternativo con el que combatir tales vilezas, por lo que los próximos días serán cruciales para lo que pueda suceder en el futuro de Grecia y también de cualquier otro país, que se atreva a intentar cambiar las normas establecidas por los magnates europeos.
Puede que no quede otro remedio que abandonar el euro, plantando cara de forma contundente a las intolerables presiones llegadas desde los centros de poder y puede que Tsipras se decida finalmente a hacerlo, si continúan conduciéndole a un callejón sin salida y no le dejan otra opción para poner en marcha su Gobierno.
Pero si esto sucediera, el precedente griego bien pudiera animar a otros socios de la Comunidad a seguir el ejemplo, sobre todo si como se está viendo, se atenta contra la propia soberanía de los países, castigando tan duramente lo que la voluntad de los pueblos decide  en las urnas.
Porque la intromisión en los asuntos internos de los estados miembros de la Comunidad, no puede ser  en absoluto considerada legal, por muy disfrazada que venga de reacción económica de los mercados, ya que los mercados no son entes etéreos que funcionan de manera sobrenatural, sino que son manejados por la avaricia de los hombres.
No se puede entonces permitir que se tuerza la voluntad de los ciudadanos, ni hacer como que no pasa nada, tolerando que se maniate a Grecia impidiéndole llevar a cabo un cambio que para sus propios intereses es absolutamente necesario.
Rendirse ahora, dar un paso atrás, votar a los mismos de siempre, en nuestro caso, sería como renunciar de pronto a la única posibilidad que nos queda de disfrutar de un futuro digno.
Y la pregunta es: ¿puede Europa enfrentarse a una rebelión generalizada de los países del Sur, si todos decidieran seguir el camino iniciado por Grecia?




miércoles, 28 de enero de 2015

En justicia


Si Juan Carlos Monedero no consigue explicar pronto y de manera exhaustiva el origen del dinero que dice haber ganado como consultor de unos cuantos países iberoamericanos, sea cierto o no que ha defraudado a Hacienda, puede convertirse en el primer sospechoso de corrupción que milita en Podemos y causar a su formación un grave perjuicio, de cara a los primeros Comicios a los que se enfrentarán y que son, como todos sabemos, los andaluces.
Si Pablo Iglesias pretende llegar a las urnas impoluto y contar con la confianza de los votantes españoles haciendo gala de no tolerar ni el menor atisbo de sospecha a ninguno de sus militantes, tal vez le convendría prescindir de la presencia de su número dos, al menos hasta que aclare la procedencia de las cantidades que la prensa maneja, alejando de su Partido cualquier sombra  que pudiera frenar en seco, una carrera hacia el poder, que hasta ahora había sido imparable.
Predicar con el ejemplo ha de ser la primera norma que debe aceptar un político y resulta del todo imperdonable exigir a los demás un comportamiento intachable, sobre todo en asuntos relacionados con la limpieza del dinero, si no se es capaz de cumplir con la misma contundencia, el deber de cesar a todo aquel que se vea implicado en algún tema de dudosa honestidad, llámese como se llame y ocupe el puesto que ocupe.
De ahí que resulte verdaderamente urgente que Monedero presente pruebas de haber cumplido a rajatabla la legalidad, ya que no basta con recurrir a la teoría de la conspiración para dar por  sentada la inocencia, sobre todo teniendo en cuenta que los ciudadanos, demasiado acostumbrados a la utilización de estos subterfugios por parte del PP, no suelen creer una palabra de este tipo de afirmaciones que  no producen, en general, más que un aumento considerable de la propia sospecha.
Si Monedero ganó limpiamente el dinero y nada tiene que ocultar sobre su procedencia, bastará con presentar los documentos pertinentes para demostrar su inocencia, cosa que tranquilizará a todos aquellos futuros votantes que decidieron dar su confianza al Partido al que pertenece, precisamente por pensar que sus líderes representaban la decencia y el pundonor que desgraciadamente faltan, a los representantes del bipartidismo.
Todo dependerá, naturalmente, de la ambición de poder que mueva al número dos de Podemos y de si es o no capaz de sacrificar su propia carrera política en beneficio de las siglas a las que representa, pero al menos, debería considerar la posibilidad de dimitir si este asunto se alarga en el tiempo y no consigue poner en claro ante la ciudadanía de dónde salió el medio millón de euros.
Buscar atajos o proclamar, como ha hecho Pablo Iglesias, que quienes atacan a Monedero le atacan a él, no parece la solución más acertada y mantiene abierta la duda que se cierne sobre este miembro fundador de Podemos, que continúa hasta este momento ocupando un cargo de importancia en la Formación, haciendo caso omiso de las graves acusaciones que sobre él se están vertiendo.
Aconsejaríamos a Iglesias que no caiga en el mismo error que cometió Mariano Rajoy cuando se acusó a Bárcenas y que empiece a entender que la máxima de que en la Política no hay amigos, es absolutamente cierta.
Porque Pablo Iglesias puede, si quiere, poner la mano en el fuego a nivel personal para salvaguardar el honor de Monedero, pero no puede ni debe olvidar que en el momento en que nos encontramos, es la cabeza visible de un Partido que representa la esperanza de muchísimos españoles y que por ello, está obligado a  anteponer el interés de las mayorías a las que representa, al suyo propio y al de cualquier otra persona que forme parte de los dirigentes de su formación, por el bien de la misma.

Y aunque todos estamos convencidos de que existe un afán desmedido de atacar la imagen de Podemos, por parte de aquellos que ven como se les escapa el poder que han ostentado durante los últimos treinta años, tolerar ciertas veleidades en asuntos relacionados con una presunta corrupción, no es, precisamente, un buen comienzo cuando se está a punto de alcanzar puestos de auténtica responsabilidad en el Estado, si no se quiere parecer igual que aquellos a los que tanto  se denostó, por consentir este tipo de actitudes. 

martes, 27 de enero de 2015

Las ojeras del Presidente


Con un ojo puesto en Atenas y otro en el avance imparable de Podemos, el PP convive estos días con la incertidumbre de no saber en qué momento Bárcenas podría dar un paso adelante en su enfrentamiento personal con la cúpula de Génova, atreviéndose a presentar nuevas pruebas de mayor contundencia que constaten fehacientemente la recepción de sobresueldos en negro y que pudieran finalmente forzar a Rajoy a dimitir y  tener que abandonar la política por la puerta de atrás, con la presunción de ser un delincuente.
Ha salido Bárcenas, como se esperaba, locuaz, agresivo y descaradamente tranquilo en sus múltiples apariciones ante los medios de comunicación, como si estuviera seguro de que el desenlace de esta truculenta historia se escribirá de manera bien distinta a como esperan los líderes del Partido conservador y los acontecimientos venideros fueran a deparar, para otros, alguna que otra desagradable sorpresa.
Afirmando que  Mariano Rajoy no sólo conocía la existencia de la caja B, sino que él mismo recibía cada mes una compensación económica en negro procedente del montante que en ella se ocultaba, demuestra  el ex tesorero que no está dispuesto a asumir en solitario las responsabilidades que se le imputan y que puede guardar bajo la manga algún as mucho más valioso, incluso, de lo que todos imaginábamos.
Si ha llegado a un acuerdo con la justicia para ir dosificando las pruebas que puedan estar en su poder, constituye sin duda uno de los temores más evidentes que debe afrontar el PP y no hay más que observar el nerviosismo con que se mueven sus líderes estos días, sin ser capaces siquiera de responder a las acusaciones de Bárcenas, aún cuando pretendan ofrecer, de cara a la galería, una imagen de falsa unidad que ya no engaña ni al más incauto de los españoles.
Por primera vez, el Presidente tiene ojeras. Ni los recortes, ni la mala gestión que ha venido haciendo en el país, ni las protestas de los múltiples colectivos que han manifestado su oposición en las calles, ni el manifiesto incumplimiento de su programa electoral, lo habían conseguido y ha bastado que su ex tesorero abandonara la prisión y se enfrentara a las cámaras en dos o tres ocasiones, para que su rostro evidencie síntomas de honda preocupación, por mucho que su discurso continúe en la línea de triunfalismo, a que últimamente nos tiene acostumbrados.
Qué le preocupa tanto a Rajoy y por qué vuelve a la estrategia de no nombrar al recién excarcelado, son las preguntas que a día de hoy nos gustaría contestar a todos los que ofrecemos a diario nuestra visión de lo que ocurre en el país, pero cualquier respuesta que pudiéramos aventurar, sería una mera especulación que no cuenta con la solidez de una base real que pudiera confirmar las sospechas.
Pero si es verdad que Bárcenas guarda un arsenal de pruebas incriminatorias y existen, como se dice, grabaciones que confirman lo que ha declarado sin tapujos ante la justicia, el solo pensamiento de que pudieran ver la luz, ya sería motivo suficiente para producir un desasosiego generalizado en la cúpula del Partido Popular y muy particularmente en su Presidente.
Tales pruebas, constituirían en sí mismas, la diferencia entre poder llegar con relativa tranquilidad al final de esta legislatura o tener que abandonar precipitadamente el poder, admitiendo o sin admitir, que se ha incurrido en un grave delito de corrupción, teniendo que soportar, además, que las dolorosas imágenes de la evidencia, sean vistas por la totalidad de los españoles.
Pero solo Bárcenas sabe, desde luego, con qué material cuenta y da la impresión de que en estos momentos parece disfrutar con el dulce sabor de una venganza premeditada durante los diecinueve meses de encarcelación, procurando mantener, al menos por un poco más de tiempo, la angustia en el corazón de los que fueran sus amados compañeros, a los que ahora odia cervalmente, sin pararse a disimularlo.
De momento, se ha convertido en la persona más perseguida por los medios y mientras decide o no qué hacer con la información que posee, se limita a sonreír, como pensando, que verdaderamente es el amo de este sucio y pequeño universo.





lunes, 26 de enero de 2015

Valor de ley


Aplasta Tsipras al bipartidismo griego, relegándolo a un olvido forzoso, por la fuerza del voto ciudadano que apuesta por recuperar, lo primero, su dignidad de volver a vivir como personas y no como esclavos del totalitarismo europeo, empeñado en hacer de la economía, el nuevo Dios del siglo XXI.
No hay perdón para los que obedecieron el mandato dictatorial de los poderosos, los mismos que arrastraron a Grecia al abismo de una miseria desconocida, a la que hubo que habituarse a golpe de dolor, de soledad, de incomprensión y de abandono de unas Instituciones colaboracionistas con colonizadores encubiertos, usureros, despiadados, paradigmas de una ambición sin límites, carentes de toda humanidad y empeñados en redirigir los destinos del mundo, sin recordar que la voz de las mayorías es, en definitiva, la que elige en las urnas, su propio futuro.
Nada pudo la estrategia del miedo, ni la reiterativa intención de satanizar a los que convivían con la gente, fuera de la burbuja en la que se ha estado aislando el poder tiránico de los Partidos tradicionales, atreviéndose a crear una realidad paralela, en la que únicamente sus socios, sus adeptos, han estado gozando de un bienestar, en muchos casos procedente de la corrupción, mientras se le negaba al pueblo la posibilidad de sobrevivir, condenándolo al ostracismo de la pobreza más extrema, asesina de sentimientos y pensamiento y causante de una alienación, tan conveniente para los depredadores europeos.
Grecia ha dicho hasta aquí, con un valor de ley digno de aquellos héroes que durante siglos se han convertido en ejemplo para el resto del mundo y ha tenido que ser, precisamente, en la cuna de la Democracia, donde se ha decidido por la fuerza de la razón, terminar con el predominio de la razón de la fuerza.
Se queda Tsipras, a sólo dos escaños de la mayoría absoluta y la madrastra europea tendrá que echar a un lado la soberbia de que ha hecho gala durante estos últimos años, sin que le quede otro remedio que sentarse a escuchar esas propuestas a las que tanto teme y que podrían representar una estrepitosa caída de su intocable Imperio.
 Por fin, llegará la voz de los humildes a las Instituciones de la Comunidad y los prebostes encargados de su funcionamiento, habrán de resignarse a tener que compartir sus lamentos, sin poder apartar la vista de la mesa de negociación y sin mofarse abiertamente de aquel que representa, de verdad, los auténticos intereses de uno de sus países miembros.
No podía ser de otra manera. La cuerda se ha tensado tanto, que naturalmente, tenía que romperse.
Y Grecia, es solo el primer ejemplo de otros muchos que seguirán, estando como estamos, todas las naciones del Sur, en circunstancias similares a las que han venido padeciendo los ciudadanos que ayer decidieron romper las cadenas, sintiéndose hoy más libres, apoyados únicamente, en la grandeza de sus propios votos.
En España, la ascensión imparable de Podemos, preludia un resultado similar al heleno y con los motores en marcha, el Partido de Pablo Iglesias sigue escalando posiciones frente al bipartidismo traidor de PP y PSOE, que no supo entender que se ha de gobernar con el apoyo de los pueblos y única y exclusivamente en beneficio de los mismos.
Alegres por el resultado en Grecia, los españoles ponen todas sus esperanzas en que el tortuoso camino que señalaron los señores del dinero, vaya desdibujándose ante la negativa de contribuir que ya señalan los que apoyan sin reservas, un cambio radical en la manera de hacer política, sobre todo desde el respeto.
Un pedazo de la perdida dignidad, ha vuelto desde ayer a instalarse en el corazón de los griegos. Dado este paso, sin temor, ya no queda más que contribuir, cada cuál como mejor sepa, a la cimentación de un nuevo Sistema, mucho más igualitario y digno para todos, en el que por fin podamos respirar, aliviados tras el paso de este huracán que se llamó crisis y que ojala  pronto, se convierta solo en un recuerdo.


jueves, 22 de enero de 2015

Indicios de venganza


Sólo un día le ha costado a la familia de Bárcenas recaudar los doscientos mil euros de la finanza, a pesar de que su propio hijo ha reconocido ante los medios que no han contado con la colaboración de ningún amigo y que el dinero ha salido, exclusivamente, de su entorno más íntimo.
Parece por tanto, que esta misma tarde podremos ver al ex tesorero del PP en la calle y que a partir de ahora, cualquier cosa podría pasar, aunque el hijo ha reconocido también que hace tiempo que no mantienen relaciones con nadie del que fue su entorno político, utilizando un tono en el que se adivinaba cierta animadversión hacia los líderes conservadores.
Saber qué hará Bárcenas a partir de ahora y cuáles serán los pasos que dará mientras espera que se celebre su juicio, constituye un reto para todos los profesionales de los medios de comunicación que han venido siguiendo este caso y aunque ya se elucubra con que tiene milimétricamente estudiadas las líneas de su propia defensa, de momento, el juez Ruz le ha concedido otros tres días para encontrar un nuevo abogado, en un repentino acto de comprensión que resulta, al menos, un poco sospechoso.
No cuadra su benevolencia con la teoría de que el gobierno ha podido mover ciertos hilos para acelerar su liberación, a cambio de silencio, una vez que el Magistrado ha demostrado que no está dispuesto a obedecer los mandatos de nadie y tras la declaración del ex tesorero ayer, en la que le oímos reconocer abiertamente la existencia de una caja B en el PP, más parece que puede encontrarse dispuesto a colaborar más estrechamente con la justicia, quizá, revelando nueva información relevante, que pudiera ayudar a esclarecer hasta qué punto la trama formaba parte de la normalidad entre la cúpula del PP y quiénes se beneficiaron, al igual que él, de ella.
Acorralado por la soledad en que le han dejado sus ex compañeros, a Bárcenas no le queda otra salida más que la de confesar lo que sabe, teniendo, eso sí, extremo cuidado en no complicarse a sí mismo en nuevos delitos que pudieran añadirse a los que se le imputan y de ahí, haber negado ayer que el dinero negro recibido, lo fuera, a cambio de posteriores concesiones de grandes obras públicas, aunque todos sabemos que existieron.
El pulso que tendrá que librar ahora con los líderes del PP, no va a resultar nada fácil, ya que Rajoy parece dispuesto a terminar esta legislatura de la manera que sea y sólo la fuerza de unas pruebas determinantes de su propia implicación en la trama corrupta, podría precipitar una dimisión que la oposición está pidiendo a gritos y más ahora, que ni siquiera se digna a comentar el hecho de que la fiscalía acuse al PP, de financiarse ilegalmente, con el dinero de las millonarias donaciones.
Sin embargo, a Bárcenas, en estos momentos, no debe preocuparle en absoluto lo que pase con los que fueron sus compañeros y sin duda ha de estar, necesariamente, más empeñado en encontrar una vía que suavice lo más posible el negro futuro que se le viene encima, que en considerar si arrastra en su caída a otros muchos a los que él considera cómplices y que desde hace tiempo decidieron darle la espalda, abandonándole a su suerte, en este escabroso asunto.
Mucho dependerá lo que decida de los consejos familiares que pueda recibir a partir de ahora y por tanto, parece crucial la opinión que sobre el caso pueda tener su esposa Rosalía, a la que siempre procuró mantener al margen de sus actividades, sin conseguirlo.
Los lazos que durante mucho tiempo pudieron atar a esta familia con el Partido Popular, parecen haberse roto para siempre y la experiencia enseña que las reacciones de un hombre desesperado pueden resultar absolutamente imprevisibles.
Al hijo de Bárcenas, la verdad, se le adivinaba esta mañana cierta sed  de venganza, mientras se refería a los ex correligionarios de su padre como “esta gente”.
El tono despectivo con que respondía ante los medios, podría dar una idea de lo que querría que hiciera su padre.
Los españoles también queremos lo mismo.



miércoles, 21 de enero de 2015

Un paso al frente


A sólo unos días de que se celebren los comicios en Grecia, el Partido de Tsipras, al que los comentaristas gustan de comparar con el Podemos español, parece librar una carrera de fondo para alcanzar una mayoría absoluta que le permita gobernar en solitario en el país que más ha sufrido los efectos de la crisis en Europa.
Su casi segura victoria, que ha levantado ampollas entre los dirigentes más poderosos de la Comunidad, incluida Merkel, parece sin embargo inevitable, a pesar de las amenazas abiertas que los griegos están recibiendo sobre el peligro que, teóricamente, supondría la llegada al poder de Syriza, cuya ideología difiere diametralmente del neocapitalismo reinante en el continente y que podría constituir el comienzo de un cambio real en los planteamientos que hasta ahora se han venido imponiendo, contra las naciones que han necesitado rescate.
Pero la preocupación de los fuertes se centra, por mucho que pretendan ocultarlo, en el empeño declarado que parece tener el líder griego en aclarar las circunstancias de su deuda y en la posibilidad de que una vez conocidos los entresijos de este negocio redondo, pudiera negarse a pagarla.
Sería grave para los seguidores de Alemania que algo así sucediera, por si pudiera cundir el ejemplo en otros países que se encuentran en circunstancias parecidas y mucho más, ahora que en España las encuestas indican que el Partido de Pablo Iglesias, continúa su ascensión imparable.
A quienes mandan, les da igual qué clase de gobierno se asiente en los territorios del sur, siempre que el compromiso de abonar las deudas contraídas durante esta larguísima crisis permanezca inalterable y puedan seguir manteniendo los jugosos beneficios que esta usura encubierta les genera, permitiéndoles conservar una hegemonía real, sobre las naciones rescatadas.
Quizá por eso, gustan de emplear la estrategia del miedo para aterrorizar a los inocentes ciudadanos que nada entienden de macroeconomía, pero que sentirían perder la poca estabilidad que les queda, si sus países entrarán, de verdad, en bancarrota.
Pero la historia está llena de deudas condonadas y de escandalosos impagos que no trajeron mayores consecuencias y a todos nos vendría realmente bien conocer cómo, quién y de qué manera se generaron tales deudas, para decidir después si somos los pueblos y no otros, los que debemos comprometernos a resarcirlas.
En el caso de España, todos intuimos que los agujeros económicos no los generaron, en ningún caso, los ciudadanos y que fue precisamente la Banca, a quién se destinó después la totalidad del rescate, la que generó la inestabilidad que nos ha colocado, a las puestas mismas de la miseria que tantos recortes nos ha traído y que aún arrastramos, pese a las ínfulas triunfalistas que exhibe nuestro inoperante gobierno.
Y precisamente por eso, porque quienes estamos contribuyendo con nuestro esfuerzo al pago de esta deuda, somos nosotros, estaría bien poder exigir, al menos, conocer al detalle la verdad que nos revelaría una auditoría seria, sea quien fuere el Partido que la promoviese.
Los griegos se encuentran ahora en la terrible encrucijada de tener que decidir entre sucumbir al miedo inculcado cínicamente desde el poder, o dar un paso al frente para decidir un cambio radical en su maltratado destino y que con toda seguridad, sería lo más conveniente para la mayoría de la Nación, dado que nada más se puede perder, de lo que ya se ha perdido.
Porque si Tsipras gana, a Europa no le quedará otro remedio que aceptar su victoria y acomodarse a las circunstancias de manera lo menos traumática posible, si quieren percibir, aunque sea, una mínima parte de aquello que pretende que se le debe y no perderlo todo, con una ruptura que además, podría acarrear un cisma protagonizado por  los países del Sur, hartos de seguir mansamente, todas y cada una de sus exigencias.
El miedo, no sólo es patrimonio de las clases humildes y se podría asegurar sin temor a equivocarse que resulta ser mucho más paralizante para los poderosos, cuando está en juego el meollo de su negocio.
Quizá ha llegado el momento de decidir si en conciencia, aceptamos seguir sometidos a una clase de política que nos ha traído exactamente hasta dónde ahora nos encontramos o merece la pena apostar por un cambio radical, aunque suponga contradecir los cánones de lo establecido en este Sistema, que parece estar llegando a su fin, a juzgar por el panorama desolador que está dejando en nuestras naciones.
Por todo ello, los resultados de las elecciones en Grecia, establecerán un punto y aparte en el desarrollo de la historia y puede que si nada se tuerce, hasta constituya un estreno de otra forma de entender la política, mucho más equitativa con las aspiraciones de la gente normal y el deterioro del Imperio económico que algunos han montado para nuestra desgracia.



martes, 20 de enero de 2015

Libertad para Bárcenas


Coincidiendo con el abandono de su abogado defensor, a Bárcenas se le concede hoy la libertad provisional, bajo fianza de doscientos mil euros, al considerarse, según se dice en el auto, que no existe riesgo de fuga y contando con que el ex tesorero cumplirá todas las exigencias que en dicho auto se le imponen.
Esta concesión, que se había negado sistemáticamente, a pesar de haberse solicitado por parte de la defensa en varias ocasiones, se otorga cuando la causa se encuentra en un momento crucial, sin que se sepan abiertamente cuáles son las razones de este cambio de opinión, aunque se podría intuir la posibilidad de que forme parte de un acuerdo secreto, a cambio de poder obtener cierta información de importancia, de la mucha que se supone que ha silenciado, hasta ahora, este peculiar personaje.
Decíamos ayer que el nerviosismo de Bárcenas en los últimos días, tras conocer la petición de penas de la fiscalía no podía ser más evidente y que quizá podría estar dispuesto por ello a dar algunos pasos más, en un intento desesperado por no convertirse, junto a su esposa, en el único responsable de esta trama de corrupción, mientras el grueso de la cúpula del PP consigue una total impunidad, probablemente, por falta de pruebas palpables que demuestren su implicación en el delito.
Estos supuestos acuerdos, que suelen ser habituales entre jueces y delincuentes y que, por ahora constituye en el caso que nos ocupa sólo una presunción, de haberse producido, podía resultar  fundamental para el esclarecimiento total del caso, colocando a todos y cada uno de los personajes relacionados con él, exactamente en el sitio que les corresponde.
Seguramente, Bárcenas se ha cansado de esperar ayuda de quienes consideraba sus íntimos y las últimas declaraciones de los líderes del PP, desligándose descaradamente del entramado, podría haberse convertido en la gota que colmara el vaso de la paciencia del ex tesorero, moviéndole a destapar la caja de los secretos que tan celosamente ha guardado desde que ingresara en prisión, hace ahora diecinueve meses.
Con las cuentas embargadas por la justicia, Bárcenas va a necesitar sin embargo, el apoyo de algún amigo para poder hacer frente al pago de esta fianza y está claro que no podrá recurrir a ninguno de sus antiguos correligionarios, estando como están, los destinos de muchos de ellos, incluido el del Presidente del Gobierno, en sus manos.
Cómo deben andar las cosas en Génova, tras conocer esta inesperada resolución, es un enigma, cuya respuesta nunca conoceremos, pero la situación no ha de ser precisamente agradable para los líderes de la Formación conservadora.
En periodo electoral y con el fantasma de Podemos jadeando sobre su nuca, que Bárcenas ofreciera a la justicia nuevas pruebas de peso sobre la implicación de muchos de los miembros de la cúpula del PP, en un tema de corrupción como éste, es una hecatombe que podría acarrear un maremoto de nefastas consecuencias e incluso forzar la dimisión de todo el gobierno, si ya no quedara otro remedio.
Sin embargo, para el Juez Ruz, conseguir devanar por completo la enmarañada madeja del caso que trae entre manos, constituiría un triunfo de tal envergadura, que ya ni siquiera importaría tener que abandonar en el mes de Marzo, si deja sobre el tapete todas las cartas levantadas y a su sucesor no le queda otra salida más que sentar en el banquillo a quiénes haya lugar, llámense cómo se llamen y ocupen el cargo que ocupen.
Pero todo esto son, en principios, elucubraciones de todos aquellos que deseamos ardientemente que la justicia funcione en este país de una manera real y que podrían resultar ser humo, como desgraciadamente ha sucedido, en otras muchas ocasiones.
La pelota vuelve a estar en las manos del ex tesorero y sólo el tiempo dirá si nuestras especulaciones terminan o no, siendo ciertas.


lunes, 19 de enero de 2015

Ganando tiempo


Después de que la fiscalía haya llegado a la conclusión de que el PP financió las obras de varias de sus sedes con dinero negro y habiéndose desligado los líderes del Partido en el gobierno de esta acusación, en todas y cada una de sus intervenciones, el nerviosismo de Bárcenas parece haber aumentado notoriamente en los últimos días, sobre todo tras saber que se piden cincuenta años de prisión para él y treinta para su esposa y que la Formación a la que perteneció le abandona definitivamente a su suerte, alegando un desconocimiento total de sus acciones.
En un intento a la desesperada por alargar la llegada del proceso, para que al juez Ruz no le quede más remedio que abandonar sin poder concluir su labor, el abogado de Bárcenas acaba de renunciar a su defensa, lo que con toda seguridad, dilatará el transcurso natural de su caso, al menos hasta que encuentre un nuevo representante legal, lo que podría tardar, exactamente, el tiempo que Bárcenas quiera.
Quizá por ello, Ruz ha respondido inmediatamente después de conocer la noticia, apremiando al ex tesorero a encontrar en los próximos tres días a quién asuma su defensa y amenazando con que si no lo hace, designará un abogado de oficio para tal fin, empeñado como está en terminar su trabajo, antes que llegue el mes de Marzo.
Si Bárcenas guarda o no más ases en la manga y si está negociando con el PP su silencio, a cambio de algún privilegio que de momento se nos escapa a todos, nunca lo sabremos, pero el hecho de que finalmente su esposa se vea imputada en este caso y que todos los esfuerzos que ha venido haciendo para que esto no sucediera hayan resultado absolutamente infructuosos, invita a pensar que quizá en los próximos días pidiera entrevistarse con el Juez, para hacer una nueva entrega de material o para acusar directamente a ciertos pesos pesados del PP de compartir las cuentas que existen en paraísos fiscales y cuya entrada en escena pudiera constituir el truco final que obligara al gobierno, a dimitir en pleno.
Esta hipótesis, que defienden determinados medios de prensa, hasta hace poco adeptos a la ideología del partido conservador y ahora más en la línea de opinión de Esperanza Aguirre, va tomando cuerpo entre los mentideros políticos y sólo habrá que esperar un poco más para conocer el desenlace de esta truculenta historia, de la que aún quedan muchos puntos por aclarar y cuyo contenido completo parece conocer, sólo, el ex tesorero encarcelado.
Por mucho que el PP trate descaradamente de desligarse de las acciones de Bárcenas y de sus dos antecesores, la teoría del desconocimiento sobre la contabilidad que se desarrollaba en su partido y fundamentalmente sobre las idas y venidas de empresarios relevantes a su sede, no resulta creíble ni para la totalidad de los ciudadanos, ni por supuesto, para las fiscales encargadas de esclarecer esta trama de corrupción, que se encuentran dispuestas a llegar hasta las últimas consecuencias, a pesar de los intentos que se han conocido por apartarlas del caso, por parte del gobierno.
Nadie puede aceptar que Bárcenas empezara hace tantos años a elaborar una especie de diario negro en el que aparecen casi todos los nombres de importancia en el PP, incluido el del Presidente, como perceptores de sobres con dinero negro, de no ser que tuviera dotes de clarividencia y resulta mucho más lógico dar credibilidad a los papeles que todos hemos conocido a través de la prensa.
Es sin embargo fundamental, que Ruz termine lo que empezó antes de ser apartado del caso en marzo y por tanto, estos próximos días, han de ser vividos por él de manera frenética, para evitar que esta enorme pirámide de corrupción caiga estrepitosamente, sin que se consiga llegar a la verdad del asunto, como parece ser la pretensión de quienes podrían estar, a todas luces, complicados en ella.

No podemos hacer otra cosa que esperar y desear al Juez, esa pizca de suerte que podría marcar la diferencia entre conseguir una condena para todos los que resulten culpables de haber cometido delito y la desaparición por el desagüe de todas las pruebas de un caso que hasta podría sobreseerse, resultando ser Bárcenas el único que pague, una culpa que nadie cree que sea únicamente suya.

domingo, 18 de enero de 2015

La cálida esperanza


Abre Podemos su campaña electoral en Sevilla, con un mitin multitudinario que desborda todas las previsiones de asistencia y cuyo transcurrir transmite, por encima de todo lo demás, un aire de cálida esperanza.
El hastío que vienen provocando en los últimos tiempos las intervenciones de los políticos tradicionales y la frustración a la que, forzosamente, hemos tenido que acostumbrarnos los españoles, ante la imposibilidad de poder frenar las medidas de recortes y la pérdida de derechos que nos han acarreado, contra nuestra voluntad, los señores del Bipartidismo, parece chocar frontalmente con el espíritu de cambio que consiguen transmitir estos jóvenes que ya han sido capaces, en un solo año, de provocar una revolución y que marcan, con toda contundencia, otro camino por el que transitar para dejar atrás la desafortunada etapa que vivimos, dinamitando un Sistema caduco y corrupto que ha de ser, necesariamente transformado desde los cimientos, volviendo a dar a la ciudadanía el protagonismo que se le ha ido arrebatando sin consideración ni respeto, desde las altas esferas de un poder negligente y sobre todo lo demás, tiránico.
La cercanía de los líderes de Podemos y muy particularmente de Iglesias, con los problemas de los españoles, el estar en todo momento junto a los desfavorecidos por cualquiera de las injusticias que se cometen a diario a lo largo y ancho del País, el empleo de un idioma capaz de llegar a cualquiera y la decisión de construir un futuro mejor contando con la opinión de todos, no puede por menos que posibilitar más pronto que tarde, un triunfo en la carrera electoral para esta formación, por mucho que pese a los líderes de los partidos tradicionales, que ven atónitos y sin poder hacer absolutamente nada más que patalear, cómo se les escapa la cómoda posición en la que se habían aposentado y los privilegios de casta que a fuerza de utilizar el poder habían obtenido, creyendo que el ciclo sería eterno.
Más que a un dirigente político, la gente ve en Pablo Iglesias una reencarnación del ciudadano medio español, pero con la valentía necesaria para expresar de manera literal y sin cortapisas, todas y cada una de las aflicciones que les causan estos gobiernos absolutistas que obedecen sumisamente los dictados de la economía, despojando de su dignidad a las personas, a las que consideran una especie de mercancía con la que negociar y que sólo les sirve, mientras produzca jugosos beneficios para sus globalizados negocios.
La pobreza, el desempleo, la pérdida casi absoluta de un modo de vida, el desperdicio de toda una generación de jóvenes magníficamente preparados, el abandono del sector sanitario y del educacional y el manifiesto desprecio demostrado hacia la opinión de los ciudadanos, no podía por menos, que terminar rompiendo estrepitosamente esta cuerda abusivamente tensada e Iglesias es la voz, alta y clara, del pensamiento de todos los españoles.
Que los miembros del bipartidismo lo saben, es un hecho y no hay más que observar el modo y la ferocidad con que le atacan, para comprobarlo.
Y sin embargo, el clima que se respira en sus intervenciones no es precisamente de crispación, sino más bien de una sana alegría por saber que estamos a punto de conseguir, entre todos, cerrar una etapa que resultó nefasta para las mayorías y de abrir una nueva, en la que por fin, quiénes nos gobiernen, conozcan de primera mano, los problemas que nos acucian.
Así pues, no era inútil oponerse a lo establecido y luchar denodadamente contra cada injusticia que se cometía contra nosotros, ni  era radicalidad tratar de conservar nuestros derechos, ni salir a las calles reclamando  que se nos devolviera la dignidad de ser personas que se nos robaba, a golpe de decreto, condenándonos a una esclavitud, a la que por supuesto, nos negábamos.
No éramos perroflautas cuando acudíamos a los encuentros del 15M, ni alborotadores profesionales pretendiendo desestabilizar al gobierno de Mariano Rajoy, ni una minoría fundamentalista deseosa de instalar una acracia que sustituyera a la Democracia, aunque ya hiciera mucho tiempo, que ésta nuestra había dejado de serlo.
Somos, los ciudadanos de este País, si bien nuestros políticos, por su lejanía, ni siquiera son ya capaces de reconocernos.
Ayer, en Sevilla, una parte de esos  mismos ciudadanos, empezaron a cimentar, con su unión, un nuevo proyecto de futuro que se irá construyendo, de manera legal, en todos y cada uno de los próximos comicios, pues aunque muchos lo hayan olvidado, nada hay más grande que el poder de los votos.





jueves, 15 de enero de 2015

Mas, en la encrucijada


Apremiado por la insistencia de Esquerra Republicana y por los afanes independentistas que el mismo provocó en una gran parte de la ciudadanía, Artur Mas se ve obligado a convocar elecciones anticipadas en Cataluña, sin certeza de volver a ganarlas, ni de poder garantizar un mayor entendimiento con el Gobierno de Madrid, en la única cuestión que parece preocupar al Líder de Convergencia.
Temiendo llegar quizá a perder una buena parte de su electorado, si la comparecencia de los Pujol ante los jueces consigue de algún modo implicarle en su negra trama de corrupción, a Mas no le quedaba otra salida que este adelanto electoral, si pretende conservar entre los catalanes una imagen medianamente buena y antes de darles tiempo a pensar que la mayor parte de sus desgracias provienen, exclusivamente, de las políticas de recortes aplicadas desde su Presidencia y que curiosamente coinciden milimétricamente con las aplicadas por Rajoy.
No ha podido alcanzar un consenso con sus compañeros en la aventura independentista y los acuerdos logrados a tal fin corren serio peligro de fracturarse, al no coincidir, ni en el fondo ni en las formas, con los planteados desde ER, cuyos líderes siempre se han proclamado partidarios de conseguir la Independencia, de la forma que sea, aunque para ello se hubiera de recurrir a una desobediencia Parlamentaria que no acaba de convencer al Presidente catalán, mucho más apegado al respeto de las Leyes que rigen en el conjunto del Estado español.
 Tampoco puede perder de vista a los partidos unionistas, ni a la nueva Formación liderada por Ada Colau, que se perfila como una de las favoritas en las elecciones Municipales, pero que quizá podría aliarse con Podemos para las generales, consiguiendo captar una gran parte de los votos, como demuestra el interés que despiertan las intervenciones de ambos dirigentes, en cada una de las convocatorias que hacen.
Mas se encuentra pues, en una encrucijada de difícil resolución para sí mismo y para los suyos, quizá porque las circunstancias que han caracterizado este periodo de su mandato han derivado de un modo imprevisto hacia otros caminos que divergen de los que en principio se había marcado y que probablemente se le han escapado de las manos, centrándose únicamente en la cuestión de una Independencia, que en el caso de Convergencia y Unió siempre había sido utilizada como moneda de cambio para conseguir más financiación, pero que nunca había sido planteada como una exigencia de obligado cumplimiento.
Claro que durante el tiempo que Mas ha dedicado a enfervorizar los ánimos de los catalanes y a defender la celebración del  Referendum, ha conseguido apartar la vista de los graves problemas que afligen a la ciudadanía, como el paro o los recortes en Sanidad y Educación y que son de su competencia exclusiva, al estar transferidas estas competencias de manera total, sin que Madrid tenga nada que ver en ellas.
Con la Consulta convocada, a Mas le ha llegado la hora de que sus votantes reflexionen sobre cómo les ha ido la vida bajo su mandato y con toda seguridad, más de uno comprobará que lo único bueno que le ha pasado durante este tiempo ha sido poder ilusionarse con desvincularse del Estado español y haber hecho alarde de poder, al desobedecer los mandatos de Rajoy, acudiendo a votar en un Referendum, que ni siquiera fue considerado como tal, fuera de su propio territorio.
Naturalmente, la desilusión será mayúscula y si no se es un independentista convencido, difícilmente se repetirá el voto de las pasadas elecciones, por lo que cualquier cosa puede pasar, hasta que Mas sea desbancado por el auge de formaciones que nada tengan que ver con una política que se ha quedado obsoleta, como Podemos y Ciudatants, que seguramente va a arrancar también muchos votos disconformes con la política de Convergencia.




miércoles, 14 de enero de 2015

El dolor efímero


Mientas Francia y el mundo continúan llorando a las víctimas de los atentados y la Revista atacada pone en circulación una tirada de tres millones de ejemplares, los problemas personales de los españoles, los despidos, los desahucios, la miseria y la imposibilidad de ver un futuro mejor, continúan incidiendo en nuestra realidad cotidiana, confirmando que en el fondo, la principal preocupación de nuestros gobernantes está mucho más relacionada con la marcha de la economía, que con la pérdida de vidas humanas, ya sea de manera cruenta o a base de fracasos provocados por la falta de caridad de este Sistema sin alma.
Todas esas manifestaciones de preocupación, esos abrazos a los familiares de las víctimas y esos alardes de patriotismo exacerbado que protagonizan líderes y Parlamentos, duran exactamente, lo que el instante en que se producen, para devolverlos después a esa cotidianidad que no deja de ser otra especie de terrorismo, este legalizado, por las leyes y decretos que escriben contra todos nosotros, ellos mismos.
Permitir el desahucio de una madre con tres hijos, uno de ellos con discapacidad, al mismo tiempo que se encabeza una marcha contra la violencia en París, resulta ser una contradicción de tal calado, que hiere profundamente la conciencia de los ciudadanos de bien, que no entienden tamaña hipocresía.
Nosotros, que ya sufrimos en carne propia el terrible duelo de los atentados de Madrid, en los que perdimos a nuestros hijos, padres, hermanos y amigos, sí que entendemos de verdad el proceso que están viviendo los familiares de estas víctimas que cuentan con la verdadera solidaridad de la población y mucho menos, con la de todos esos “representantes”, cuya afectación por los hechos, termina siendo totalmente efímera.
Pero este apoyo íntimo, que no necesita ser retratado por los fotógrafos de las revistas y el llanto en soledad que sacude nuestras conciencias por la afinidad de nuestros recuerdos, ha de estar, necesariamente dividido con otros escenarios más cercanos, en los que se están librando duras batallas por la supervivencia, sin que ninguna Institución o líder venga a traer un poco de consuelo a estas víctimas invisibles de otro tipo de intolerancia a la que no hace falta emplear armas, para causar estragos incurables en quienes la padecen.
Continúan encerrados los enfermos de hepatitis C, a los el estado niega la aplicación de un medicamento sanador, por meras razones de dinero, jugando de otro modo con la posibilidad de salvar sus vidas y sin que nadie les acuse por ello de atentar gravemente contra la integridad de quienes padecen el mal, hasta ahora, sin esperanza de ser atendidos.
Se continúa privando a los dependientes de las prestaciones que hagan más fácil su cotidianidad y se cierran los centros de ayuda a las mujeres maltratadas por la plaga de la violencia de género y los recortes en las escuelas y hospitales están creando la necesidad de una colaboración ciudadana, para sufragar gastos absolutamente necesarios y alargando las listas de espera para ser operados, de manera en algunas ocasiones, del todo irreversible.
No vemos sin embargo a Rajoy en ninguno de estos sitios y tampoco olvidamos que durante mucho tiempo negó, en el caso de España,  la autoría de los atentados de los trenes madrileños, empecinado en una insostenible teoría de conspiración que jamás nos creímos.
 Pero acude raudo a la llamada de sus colegas europeos y busca su sitio entre los dirigentes que recorren las calles parisinas en primera línea de marcha, aunque obviando todo aquello que deja atrás y por supuesto, sin admitir la parte de culpa que le corresponde, por ser lo que es, en cada uno de nuestros gravísimos conflictos.
De ingenuos sería dejarse tocar la sensibilidad por estas imágenes de participación en las manifestaciones populares y de idiotas, pensar que la tragedia ocurrida en Francia podría ablandar de algún modo, el duro corazón de todos estos dirigentes.

Idiotas, no lo fuimos nunca y nuestra ingenuidad hace tiempo que fue truncada por la manera de actuar, desde el poder, de estos mismos que ahora aparecen, llorando, en las primeras páginas de toda la prensa.

martes, 13 de enero de 2015

El camino del odio


Los efectos colaterales que producen los atentados terroristas inmediatamente después de producirse y el aprovechamiento descarado que de las víctimas hacen las formaciones de ultraderecha, para propiciar la xenofobia que siempre defendieron, puede contemplarse palpablemente estos días, sobre todo cuando se niegan, como es el caso de Mari Le Pen, a sumarse a las manifestaciones populares de dolor, al mismo tiempo que exige drásticas medidas en la entrada de extranjeros, en este caso en Francia, como si todo aquel que no perteneciera, por sangre, al país, portara consigo un altísimo riesgo de ataque a las instituciones del sitio al que emigra, generalmente buscando una vida mejor y de manera absolutamente pacífica.
Favoreciendo una islamofobia que resulta definitivamente  incomprensible, no solo para aquellos que practican habitualmente esta religión, sino también para todos los que creemos en la igualdad de los seres humanos, pertenezcan al colectivo que pertenezcan y piensen como piensen, se intenta calar en las conciencias de quienes paralizados por un miedo reiterativamente inculcado por determinados políticos, empiezan a mirar de manera paranoica a cualquier árabe que se les cruce en la calle, llegando a temer incluso la pérdida de la vida.
La respuesta la daba alguien anteayer, no recuerdo exactamente quién, cuando haciendo referencia al número de seguidores con que el islam cuenta en el mundo, lo comparaba con un cálculo aproximado de cuántos de ellos han tomado la decisión de fanatizar sus creencias, demostrando que representan una minoría irrisoria en el seno de su comunidad y que el grueso de los islamistas practicantes abominan exactamente igual que los occidentales, de cualquier acto de violencia.
Pero históricamente está datado que no hay como demonizar a un colectivo de manera reiterativa, para crear un caldo de cultivo en el que sembrar un odio cerval hacia los integrantes del mismo y bastaría con remitirse a la Alemania de la preguerra y preguntarse cómo fue posible lo que después sucedió con el pueblo judío en los campos de exterminio, si no fuera porque durante años se propició desde las instituciones un profundo rencor hacia todo lo que pudiera considerarse semítico.
No hace falta recordar las terroríficas cifras de muertos, ni volver a hacer alusión a las terribles imágenes que todos conocemos sobradamente, de aquel genocidio.
Así que la humanidad no puede permitirse que aquellos terribles acontecimientos puedan, en modo alguno, repetirse jamás, por lo que habremos de abogar, necesariamente, porque se imponga la cordura, si no queremos convertirnos en seres exactamente iguales a los que cometen los atentados, aunque nos diferencie de ellos hacerlo de manera mucho más sibilina.
De un día para otro, uno no puede empezar a sospechar de un vecino al que ha saludado en el portal durante varios años, simplemente porque sus rasgos nos recuerden que cierto día llegó a nuestro país desde el Magreb, o porque sepamos a ciencia cierta que acude con regularidad a una Mezquita, en lugar de a la Iglesia de la esquina, en la que suelen reunirse los domingos, los católicos del barrio.
Esa persona, continúa siendo la misma que era anteayer, antes de producirse la matanza en Paris y nada ha cambiado, sino el mensaje de otros fanáticos nacionalistas, para influir en nuestra opinión sobre ella.
 Hacer ese mensaje nuestro, en el caso de España, supone por ejemplo, mudar el sentimiento de tristeza que nos produce ver las imágenes de los que se aferran, como a un muro de salvación, a las vallas de Ceuta y Melilla, por el terror a que cualquiera de ellos pueda pisar nuestro territorio, como si su desgracia se hubiera de repente transformado indefectiblemente en maldad y su intención de encontrar trabajo aquí, en una decisión de inmolarse cargados de explosivos, en cualquier edificio repleto de gente.
Claro, que por esa regla de tres y atendiendo de manera fidedigna a las recomendaciones de los ultras, lo mismo podrían imaginar sobre nuestros jóvenes, obligados a emigrar a lo largo y ancho de este mundo por las malas políticas de este gobierno, allá donde cada uno de ellos llegase, a partir de ahora mismo.
Y tan injusta sería esta sospecha, como las otras, pues se podría afirmar que nadie gusta de abandonar el lugar en que vive, si no es por una mera necesidad de mejorar y después de haber intentado todos los caminos, para permanecer junto a los suyos.
Afortunadamente, los atentados son desgracias puntuales que vienen sucediendo a nuestro alrededor y que deben combatirse, exactamente en la medida de lo que son y procurando culpabilizar de ellos, estrictamente a quienes los cometen.
Cruzar la delgada línea que nos separa del odio a otros seres humanos por razones de raza o religión, debe categóricamente, evitarse.
De otro modo, los monstruos, seríamos nosotros.



lunes, 12 de enero de 2015

Intimidación en la red


Están llegando unos mensajes a los móviles de los españoles, avisando de que Andalucía se ha convertido en uno de los objetivos prioritarios de los yihadistas, sin que nadie pueda tener certeza de dónde salieron o quién los envió por primera vez, pero que están causando gran inquietud entre los ciudadanos que habitan esta parte del territorio nacional.
Se aconseja en estos mensajes huir de los Centros comerciales, estaciones y aeropuertos, alegando que el gobierno, aunque no la haya confesado,  espera que se produzca algún atentado en los próximos días y por ello está reforzando la vigilancia en estos lugares, en los que se empieza a notar un descenso de visitantes, a pesar de que estamos en época de las rebajas que los ciudadanos suelen aprovechar para adquirir todo tipo de enseres, a precios más reducidos, para contrarrestar los efectos de la crisis.
De nuevo, la estrategia del miedo hace mella en el sentir de la gente y aunque todos sabemos que el tipo de atentados que suelen llevar a cabo los yihadistas suelen ser indiscriminados e inesperados y de ahí que continúen produciéndose, el terror a perder la vida de manera violenta nos hace, necesariamente, evitar los lugares que en estos mensajes se nos indican y optar por permanecer más en casa, a salvo de toda probabilidad, por pequeña que sea, de vernos implicados en una masacre programada por algún fanático que aún cree que parte de nuestro país, le pertenece por derecho.
Y qué curioso es que estas alarmas surgidas de no se sabe dónde, suelen difundirse siempre en épocas que coinciden con algún acontecimiento político que puede cambiar el curso de la historia de nuestro continente y en este caso, casualmente, con la proximidad de unas elecciones en Grecia que resultan ser verdaderamente preocupantes para los líderes de los países occidentales, por lo que auguran de revulsión, si acaban por cumplirse los pronósticos de todas las encuestas.
 Es un hecho que estos terribles atentados consiguen apartar inmediatamente  la atención del foco griego y que han necesariamente de  influir en la intención de voto de los que están a punto de acudir a las urnas, invitándoles a pensar que de triunfar el partido que parece ser destinado a hacerlo, los ciudadanos podrían quedar mucho más indefensos ante la barbarie, al no coincidir las ideas del ganador, con el grueso de las políticas de los grandes líderes europeos.
No es fácil desligar el horror de los atentados de otros acontecimientos y menos aún, si continuamente alguien se encarga de recordarnos la amenaza que sobre nosotros se cierne y mucho más, si como en el caso de Paris o de los trenes madrileños en 2004, las víctimas forman parte de la ciudadanía y no de responsables políticos dispuestos siempre a intervenir en asuntos ajenos, por lo que la sociedad siente sobre sí una intimidación que a todas luces considera injusta, pero que termina por identificar a todo el grueso de la población, con las decisiones que en los conflictos toman los gobiernos, las más de las veces, con la oposición contundente de la ciudadanía.
Pasó con nuestra entrada en la guerra de Irak, cuando Aznar intimó con Bush y con Blair desoyendo el clamor de un país que reclamaba que no interviniera y ha pasado otras veces, la última ésta de Paris, dejando claro que los inocentes son quienes pagan los errores de sus políticos.
Sin embargo, hay que mirar adelante y no rendirse a los efectos nocivos y contagiosos  del miedo y por supuesto, hacer caso omiso de quienes encuentran en alarmarnos un pasatiempo a través de la red, bien por una mera cuestión de aburrimiento, bien por alguna otra causa que escapa del todo al entendimiento de la gente normal que no encuentra en aterrorizar a los demás, una forma de entretenimiento.




domingo, 11 de enero de 2015

Preciosa libertad


Los atentados de París, que tocan de cerca el corazón de los españoles a causa del terrible recuerdo de aquél cuatro de Marzo, revolucionan la aparente tranquilidad de los  estados europeos, recordando a los líderes del primer mundo que todo puede ser efímero, si el fanatismo se cruza en el camino, truncando cualquier modo de esa libertad, que tan poco apetece a los partidarios de la tiranía.
Todos los que hacemos de la expresión un vehículo para denunciar las injusticias que nos rodean, hemos perdido algo muy nuestro en la redacción de esa Revista y aunque conocemos el riesgo que asumimos cuando nos atrevemos a decir la verdad, no alcanzamos a comprender qué connotaciones pueden llevar a las personas a terminar violentamente con la vida de otros, si no es el fruto de una especie de locura incurable que no discierne entre el bien y el mal, o que transforma a ambos según la propia visión de  determinados hechos.
Al final, todo es una cuestión de respeto y el peligro de cruzar esa línea sin querer aceptar la existencia real de una oposición a los que consideramos nuestros principios, conlleva cometer el gravísimo error de transformarnos en creadores de violencia para sostener los argumentos por los que luchamos, procurando el silencio de los demás y no tratando de convencer por medio de la palabra, de la diplomacia o de la persuasión, llegando a ser capaces de matar indiscriminadamente a los que, por derecho, encuentran en otros caminos, un modo de entender su verdad, en conciencia.
Pero estos casos extremos han de entenderse siempre en un contexto histórico y cultural y esta Europa en la que vivimos, este Mundo globalizado en el que la vida de los seres humanos se supedita inexplicablemente a los intereses económicos y la manera de hacer política que han adoptado los líderes de los países más desarrollados, han creado unas formas de marginación, capaces de llevar al extremo de la desesperación a los individuos que al no tener ya nada que perder, se convierten en seres fácilmente manipulables por cualquiera que sea capaz de prometerles una vida un poco mejor, incluso si para eso han de fanatizarse transformando la doctrina de una religión en reglas inamovibles que potencian el uso diario de la violencia.
¿Y quiénes son los peores enemigos de los que ya nada poseen y por ello se prestan a seguir hasta el último aliento a los que les convierten, a los ojos de sus correligionarios, en auténticos héroes de leyenda, por haber sido capaces de dar la propia vida por el triunfo de una idea?. Todos los que con nuestra aquiescencia permitimos que las cosas sigan como están, manteniendo, aunque sea a duras penas, una mínima posición social, mientras se continúa desheredando a grandes núcleos de población, a los que se ignora y se vilipendia hasta límites realmente insostenibles.
Pero atentar contra la libertad de expresión, precisamente contra los artífices de la denuncia, de los que combaten la injusticia por medio de la palabra, del lápiz o del arte, ha de incidir, necesariamente, en contra de los que procuran su silencio porque, seguramente sin saberlo, cercenan de raíz las únicas voces capaces de alinearse con su desesperación, las únicas dispuestas a intentar que se les devuelva la esperanza y de conseguir, con su fuerza, una restitución de la dignidad que les arrebataron, en pos del triunfo del capitalismo.
Tampoco ayuda ese afán de los grandes Estados por intervenir en los asuntos propios de otras naciones, siguiendo el eco belicista que acompaña a los líderes de Occidente, dispuestos siempre a entremeterse en conflictos, si a cambio obtienen jugosos intereses económicos, sin que importe el daño real que se hace a los pueblos, como ha ocurrido y ocurre en la actualidad, en tantos puntos de la tierra.
Hoy, cuando veamos a los representantes europeos al frente de la manifestación en contra de los atentados, quiénes los apoyaron no verán más que a sus más grandes enemigos admitiendo que les dolió la situación y que tomarán durísimas medidas para que nunca se repitan.
No les convencerán, como tampoco nos convencen a nosotros, fuertemente afectados también, no solo por la gravedad de los atentados, sino por la espantosa violencia incruenta que se practica  a diario, por medio de las políticas de recortes y derechos que ellos mismos ejercen.
Nuestra preciosa libertad, la de manifestar nuestras opiniones sin censuras, no sólo se ve coartada por la espantosa imagen de los crímenes cometidos.
También a los Líderes occidentales les resulta altamente molesta. Por eso tratan de hacerla desaparecer, sibilinamente, por medio de decretos reguladores que la penalicen o la restrinjan lo más posible, para que no afecten a sus verdaderos intereses.
No lo conseguirán, ni los unos, ni los otros.   


jueves, 8 de enero de 2015

El año de la ilusión


Habrá que hacer el esfuerzo de no mirar atrás y aunque sin olvidar todo lo que nos ha sucedido, intentar que esa mínima ilusión que está creciendo dentro, a medida que se aproxima el fin político de quienes propiciaron la tragedia, pueda crecer, devolviéndonos parte de nuestra dignidad robada y propiciando una mínima paz interior, con la que afrontar un futuro que probablemente dependa únicamente de nosotros.
Habrá que hacer recuento de lo que tanto nos dolió y ajustar cuentas con los que nos arrastraron al desastre con vagas promesas que nunca se cumplieron, abandonándonos a una suerte de niebla de la que creímos no poder salir, pero que gracias a nuestra tenacidad en no abandonar, se va disipando poco a poco.
Habrá que dar una oportunidad a los que llegan, limpios de toda culpa pasada, revolucionando un concepto de sociedad viciada, corrupta e irrespirable, en la que se nos ha hecho imposible continuar sin desprendernos de toda podredumbre y empezar desde cero, solos o con quienes decidan acompañarnos, a forjar otra realidad que nunca puede ser peor que la que padecemos ahora y que es el único camino que nos lleva lejos de la desolación de sabernos indefensos, abriendo las ventanas que dejen penetrar un aire fresco, tan necesario para la supervivencia en igualdad, de todos los ciudadanos españoles.
Habrá que desterrar de raíz todo aquello en lo que una vez creímos y que ha resultado ser el mayor fraude colectivo que se ha producido jamás, en esta tierra que tanto queremos y a la que tan mala vida han dado los que supuestamente representaban nuestros intereses.
Habremos de reinventar la definición de política e implicarnos en la elaboración de una nueva carta de  derechos y deberes, restando poder a los absolutistas que han hecho de su profesión un modo de enriquecimiento, para devolverlo a quién realmente siempre perteneció y que no es otro que un pueblo soberano, al que se ha ido desplazando de su lugar, para usurpar por medio de la fuerza,  todo aquello que se consiguió durante siglos de lucha denodada y que ahora se ha perdido sin asunción de responsabilidades, a golpe de decreto.
Habrá que despertar y no volver a permitir la estafa, la mentira, la manipulación deliberada de un discurso con el único objetivo de conseguir un fin y batallar a muerte para el esclarecimiento de la verdad y para que la justicia necesaria sea un hecho y no una pantomima togada inexplicablemente influida por el peso de apellidos y cargos, inaceptable y desigual, en esta sociedad en que vivimos.
Habrá que hacer, lo que haya que hacer para conseguirlo, aprendiendo que la única situación que existe es aquella que contemplamos cada cual a su alrededor y no la que pretenden dibujar los gastados líderes de turno, siempre cargados de un triunfalismo exagerado, que en nada se corresponde con lo que vivimos.
Y habrá que dar al  voto, cuando llegue la hora, la importancia que verdaderamente tiene, siendo conscientes de que con nuestra libre elección, somos nosotros quienes colocamos en los órganos del poder a los que finalmente lo alcancen y, principalmente, que quienes finalmente sean los elegidos, están obligados a escuchar y poner en práctica nuestras preferencias, estén o no, de acuerdo con las suyas propias, pues el servicio público, se trata, precisamente, de eso.