lunes, 30 de septiembre de 2013

No es posible el olvido


La estrategia de inflar presupuestos, que tan buenos resultados ha dado a los mentirosos de turno, de cara al electorado de este país, parece ser la línea elegida por el Ministro Montoro, de cara al 2014, a pesar de ser evidente que ninguna de las previsiones expuestas se cumplirá y que  en este periodo venidero no se  solucionaran realmente, los graves problemas que acucian al pueblo español.
Pero queda bien ante Europa decir que hemos salido de la recesión y esperar que la marcha de las exportaciones y el turismo propicien la llegada de un imposible milagro, mientras se dilata en el tiempo el momento de hacerse otra vez con el poder, a ser posible, volviendo a jugar con la inusitada candidez de los españoles.
Por activa y por pasiva se le ha dicho a Rajoy que ese no es el camino. Hasta el ala de su partido que lidera el ex Presidente Aznar, ha expresado por boca de éste que algunas de las medidas tomadas, como la de subir los impuestos, no contribuyen para nada a mejorar la situación que padecemos. Pero este Presidente inaccesible para todos aquellos que puedan discrepar de su modo de hacer política y que permanece enrocado en una realidad inexistente que pintan para él a diario  el grueso de sus más cercanos colaboradores, está verdaderamente empecinado en defender lo indefendible y en seguir practicando un modo de gobernar apoyado en la mentira, los recortes y la soberbia de ser infalible, como su amado Papa de Roma.
Seis millones de desempleados esperan con impaciencia en su puerta, muchos de ellos además, fuertemente perjudicados a partir de ahora por la bajada de poder adquisitivo de los jubilados que los mantienen y miles de jóvenes cerebros se despiden, casi seguro, para siempre de este País, agradeciéndole personalmente a Rajoy, que no les quede otro recurso más que el de emigrar, para poder labrarse un porvenir, con la dignidad que les roba su Reforma Laboral y su abandono descarado de la investigación, para la que no quedan fondos en las arcas de su Estado perfecto.
No es probable que durante los próximos dos años se olvide la sensación de empobrecimiento que sentimos en nuestros corazones, hasta el punto de que los colectivos afectados por los desmanes practicados desde el reducto de la Moncloa, puedan otorgar el perdón que Rajoy reclamará, con toda probabilidad, en cuanto necesite que los votos lo ratifiquen como Presidente.
No podrán olvidar los funcionarios que les robó una paga extraordinaria que seguramente nunca recuperarán, además de reducirles el sueldo, ni los enfermos que se les obligó a pagar un tanto por ciento de los tratamientos, además del repago que ya se decretó al principio de la legislatura y que ha agravado el malestar de todos aquellos que, por necesidad, han de visitar la farmacia con cierta frecuencia.
No olvidará todo aquel que se haya visto impelido a abandonar la carrera, a causa de de la controvertida Ley Wert, ni olvidará el millón de trabajadores, víctimas del despido libre que propicia la Reforma Laboral, ni los que a diario son presionados por empresarios sin corazón, para aceptar lastimosas condiciones de trabajo, cercanas a las de los países del tercer mundo.
Tampoco olvidarán los pequeños y medianos empresarios a los que una Banca, cuyo rescate nos ha colocado al borde del abismo, niega la posdibilidad de obtener que fluya el crédito, hasta el punto de haberse visto en la tesitura de tomar el camino del cierre de su negocio por falta de una liquidez, que este gobierno nunca obligó a facilitar a quien puede otorgarla, a pesar de que está en su mano, la fuerza necesaria para hacerlo.
Tampoco olvidarán los preferentistas que quien tiene el poder en España ha consentido que se les estafen los ahorros de toda una vida, mientras los directivos que propiciaron el engaño, barajan cifras de vértigo en sus retiros, a pesar de haber conducido a las entidades bancarias, a la situación que ha dado lugar al endeudamiento de la Nación, sin haber respondido por ello.
La sociedad en general, mantendrá fresco en el recuerdo, que los casos de corrupción que vinculan a infinidad de políticos a un delito continuado o permanente, nunca fueron ni serán aclarados, mientras el pueblo se debate agónico, en su lucha diaria contra la miseria.
Así que presupuesten lo que presupuesten, inflen o no los resultados obtenidos y hágase lo que se haga por maquillar la realidad que nos aflige, Rajoy, si llega, perderá con toda justicia las próximas elecciones y la responsabilidad de su abandono forzoso del poder, será, exclusivamente, suya.
…Y ya no estará Zapatero para hacerle culpable de la situación en que dejará este País.
¿Qué hará entonces?




domingo, 29 de septiembre de 2013

Los falsos brotes verdes


Sin haber podido evitar que los periodistas estadounidenses preguntaran directamente por el caso Bárcenas, a pesar de haberlo intentado, Mariano Rajoy presume abiertamente de que España ha salido de la recesión, esperanzado, tal vez, en que a causa de la distancia, los innumerables conflictos sociales que ebullen en el País, no se conozcan en la Nación más poderosa del mundo, ahora que ha conseguido susurrarle a Obama al oído, que su apoyo será incondicional, en cualquiera de las acciones que emprenda.
A dos años de la convocatoria de nuevas elecciones generales y gravemente deteriorada su popularidad, a causa de la agresividad de la política que viene practicando, tratar de convencer de que su Reforma Laboral y los inaceptables recortes practicados desde su llegada al poder, empiezan a dar fruto, se ha convertido en la más absoluta prioridad de los populares, si no quieren sufrir una hecatombe de tales dimensiones, que incluso ponga en peligro su continuidad como Partido, en cuanto los españoles vuelvan a ser llamados a las urnas.
Pero los brotes verdes de los que alardea el Presidente no solo no han empezado a crecer en este jardín, cuya visión no puede ser más desoladora para los que habitamos en él, sino que ni siquiera se adivinan, si se atiende a las graves carencias que soportamos a diario los españoles, fundamentalmente los seis millones de desempleados que luchan sin tregua por encontrar una ocupación, sin que nadie les dé siquiera esperanza de lograrlo, ni ahora, ni en un plazo largo de tiempo.
La prima de riesgo y la evolución positiva de los mercados, que como todos sabemos suelen ser fácilmente manipulables, chocan frontalmente con las carencias básicas que padecen los ciudadanos y con la drástica reducción del consumo que ha traído consigo el empobrecimiento generalizado que nos ha regalado la crisis y también con una pérdida de derechos sociales y laborales sin precedentes, que nadie duda en adjudicar al modo de gobernar de los populares y a Rajoy, en concreto.
Nadie aquí tiene  siquiera, la  sensación  de haber tocado fondo y el temor a que todo pueda seguir empeorando hasta caer a los niveles de lo que ocurre en Chipre o en Grecia, se ha convertido en un clamor popular que no puede acallar fácilmente la petulancia de la plana mayor del PP y menos aún, el intento desesperado de sofocar el estruendo de un caso Bárcenas, que los españoles no pueden ni quieren perdonar, al haberse producido de modo paralelo, a las exigencias de sacrificios que les hacían, los mismos que, presuntamente, cobraban los sobresueldos.
Ya se oye a Rajoy sin dar crédito a ninguna de sus palabras y se le ve, como un mal sueño del que todos estamos deseando despertar, con la indignación que produce que la nefasta mayoría absoluta que obtuvo en las urnas, no deje ninguna manera de poder hacerlo, hasta que no termine su periodo de mandato.
¿Qué se puede esperar de alguien para quién la creación de 31 puestos de trabajo es considerada una gran victoria, mientras se mantiene una cifra de seis millones de desempleados, un millón, fruto directo de su gestión, desde  que en 2011 ganara las elecciones?
¿Qué pueden esperar médicos, funcionarios, jubilados, estudiantes, profesores, preferentistas, mineros, dependientes físicos y psíquicos, pequeños y medianos empresarios, comerciantes y trabajadores en general, de alguien que ha incumplido todas sus promesas electorales y que ha convertido su bienestar en pura incertidumbre, a base de inapelables decretos?
¿Qué se puede esperar de quien se oculta a los medios de comunicación y  se niega sistemáticamente a dar explicaciones en el Parlamento sobre el caso más grave de corrupción conocido en España y que ha ocurrido a escasos metros del despacho en que desarrolla su labor diaria, implicándole personalmente en una red de mentiras que se han ido probando una a una, sin que, de momento, haya habido consecuencias de ningún tipo, para ninguno de los implicados en esta enrevesada trama que todavía se investiga?
Puede que las palabras del Presidente consigan el objetivo de convencer a los grandes magnates europeos y norteamericanos de esta oportuna presunción de que la recesión ha terminado y hasta puede que a base de repetirlo, él y los suyos lleguen a creer en lo que dicen, viviendo como viven, una realidad virtual muy distinta a la que vivimos a pie de calle, pero a los que nadamos contra corriente, procurando sobrevivir al naufragio que ha producido las decisiones de este gobierno, no nos queda otro remedio que disentir sonoramente de las opiniones del Presidente y seguir exigiendo, como podamos, que se nos restablezca la dignidad que se nos robó, envuelta en cada uno de los derechos arrebatados por la fuerza, durante sus dos años de gobierno.
Puede que finalmente, el peso de la verdad, termine por aplastar sin piedad a estos encantadores de serpientes y no les quede otro remedio que huir apresuradamente y desaparecer de nuestras vidas, para no volver.

Ojala. 

jueves, 26 de septiembre de 2013

Esperando que llueva


Con un pronóstico de precipitaciones intensas para el fin de semana y el anuncio de un Otoño que llega, habiéndose gestado caliente durante todo el Verano, la perspectiva de escribir sobre la impresentable imagen que España proyecta en la mente de muchos europeos, se hace incómoda, atosigante y fastidiosa, empujándome a la tentación de escapar por la ventana, siguiendo el camino de las nubes.
Escudriñando en mi interior , en un intento a la desesperada por edulcorar la realidad que nos rodea, me pierdo en disquisiciones absurdas que mas que reportarme la iluminación de una idea, convierten en empalagosos los pensamientos, rozando una mediocridad que consigue despertar los fantasmas del miedo.
Pero siempre fue así en todos los otoños y solo necesito adecuar el sistema a la nueva estación y reciclar la sangre que ebulle por mis venas para surgir después, en forma de simples palabras, si es que logro enlazarlas, de modo que logren despertar el interés de algún lector de infinita paciencia.
Habrá tiempo de bandear los temporales, evitando que su fuerza descomunal nos arrastre y de ser contundente con los que nos roban la verdad y que han conseguido hacer de nuestras vidas, lugares inciertos en los que habitamos sin conocer apenas la felicidad.

Pero hoy es hoy, ahora, este momento y no existe otra cosa que mi soledad nocturna y la firme decisión de esperar despierta hasta que llueva.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Delitos...y delitos


Uno tiende a pensar, cuando vive en un País democrático, que el código penal ha de determinar, necesariamente, penas iguales para iguales delitos y que del mismo modo, el protocolo a seguir durante la investigación de los mismos y los plazos establecidos para su prescripción, han de ajustarse a lo que dicta la ley, sin que pudieran existir abismales diferencias, si los actos delictivos se producen en uno u otro ámbito de la sociedad en que vivimos.
Pero he aquí, que al ser las leyes redactadas y aprobadas por políticos, establecer ventajas para aquellos que forman parte de su misma profesión, se convierte en una forma de corporativismo   encubierto, que ata de pies y manos a los encargados de aplicar justicia, a causa de los enormes contrastes  decretados, siempre a favor de la élite privilegiada que se asienta a perpetuidad en los entes públicos.
Lo entenderán con facilidad con un simple ejemplo.
Si usted o yo adquirimos una deuda, pongo por caso hipotecaria y por las razones que fueren nos es imposible, en un momento determinado, responder a ella, incurriremos inmediatamente en un delito de impago que sin mucho tardar, traerá consigo un desahucio, tras el cual, seguiremos manteniendo la deuda por un plazo de veinte años, hasta que nuestro delito prescriba, como marca la ley en este País y tantas veces hemos podido comprobar, in situ, en los últimos tiempos.
Pero si un Partido político que se nutre de elevadas subvenciones procedentes de las arcas públicas, malversa, acepta donativos millonarios de manera ilegal, o se niega a presentar sus cuentas, incurriendo en una deuda de la categoría que sea con Hacienda, el plazo de prescripción de dicho delito es de SEIS MESES y nada se podrá hacer contra él pasado dicho plazo, quedando en absoluta impunidad el acto cometido, ascienda a lo que ascienda el montante de la deuda y elévese a lo que se eleve el total de lo malversado, sin importar el uso que se haya dado al dinero, o el destino en que el mismo se encuentre.
Con tal descaro está escrito el código penal de esta Nación, a pesar de establecer un inmenso agravio comparativo entre los ciudadanos que la formamos, simplemente vinculado a la profesión ejercida por los individuos y sin atender a causas mayores en el caso de quienes no formamos parte del mundo de la política, que por cierto es directamente culpable de la mayoría de los motivos que han venido provocando últimamente, el endeudamiento de las familias.
Me pregunto si los desahuciados tendrán la oportunidad de recurrir sus sentencias, apoyándose en el argumento de este agravio, pudiendo exigir esa igualdad ante la ley que preconiza nuestra Constitución y obligando a los jueces a fallar a su favor, precisamente por esta causa.
Pero mucho me temo que no. Que mientras nuestros pisos pasan a ser propiedad de los bancos a quienes debemos el dinero, por haber perdido el empleo, las sedes de los Partidos deudores de cantidades millonarias, continuarán siendo, sine die, propiedad de sus privilegiados dueños y casos como el de Bárcenas u otros similares, quedarán al final, a causa de estas prescripciones semestrales, en agua de borrajas.


martes, 24 de septiembre de 2013

Alguien tiene que hacerlo


Atrapados aún por la magia de la boda de nuestra hija, reencontrarse con la indignación que producen los temas políticos se convierte en una ardua labor de la que sería preferible escapar, por aquello de mantener el equilibrio mental en niveles tolerables y conservar fresco el regusto a felicidad que deja en la boca el afecto de tantos amigos.
Pero la actualidad no da tregua al descanso y la maquiavélica actitud de quienes nos gobiernan, empecinados en hacernos creer la realidad virtual que han fabricado para alienar a las masas, convierte en imprescindible una continuidad en el trabajo, si uno no quiere quedarse descolgado de lo que acontece o perder la oportunidad de contar la verdad, a los que esperan a diario la lectura de esta pequeña crónica.
Con el caso Bárcenas estancado en un incómodo compás de espera y el Rey a punto de ser operado en su clínica de cinco estrellas, la nueva subida del recibo de la luz copa hoy las primeras páginas de todos los periódicos, exprimiendo un poco más el pobre poder adquisitivo de los españoles,  mientras Rajoy se empeña en seguir manteniendo que hemos salido de la crisis, aunque sólo él y los suyos, están convencidos de ello.
Valencia rechaza la imputación de Barberá y Camps en el caso de Urdangarín, como era de esperar, estando esta Comunidad bajo el gobierno de los populares, asestando un a nueva puñalada al intento de esclarecer la verdad que está llevando a cabo el Juez Castro, enfrentándose con valor a la presión permanente de fiscales que más parecen abogados defensores del yerno del rey, que acusadores públicos, pagados por todos los españoles para que se dediquen, estrictamente, a la labor que les corresponde.
La victoria de Merkel en las elecciones alemanas, por otra parte, no trae precisamente buenos augurios para nuestro futuro y vierte un jarro de agua helada sobre los territorios del sur de Europa, que esperaban con cierta candidez un mejor resultado para los social demócratas, a ver si de algún modo, eran capaces de frenar los delirios de grandeza de la líder teutona, que tantos disgustos viene ocasionando a los hermanos pobres de la Comunidad Europea.
Dos señoras consiguen sorprenderme esta mañana en la sala de espera de un Ambulatorio, haciendo una descripción precisa y contundente de la situación que atravesamos y demostrando, como alguna vez ya hemos dicho, que las clases populares comprenden perfectamente lo que ocurre, sin tragarse el cebo envenenado que ponen a la altura de su boca los dirigentes populares, de los que por cierto, abominan, al sentirse estafadas por el incumplimiento de todas sus promesas electorales.
Reconozco mi indiscreción al haber puesto los cinco  sentidos en escuchar esta conversación privada, pero diré en mi favor, que cuando habla la voz del pueblo yo, al contrario que quienes forman la élite que nos gobierna, pongo atención, aprendo y recabo material para poder escribir, ofreciendo protagonismo a las víctimas de nuestra actual historia.

Alguien tiene que hacerlo. 

lunes, 23 de septiembre de 2013

La erótica del poder


Las personas que no damos ninguna importancia a lo material y que pensamos que el mundo finalmente se mueve a golpe de latidos del corazón, nunca comprenderemos que otras que no coinciden en nada con lo que pensamos, encuentren en el poder un sitio en el que asentarse a perpetuidad, sin que para ellos cuente la honestidad de estar cumpliendo bien con su deber  o si la eficacia de su labor está dando los frutos apetecidos, que en caso de quienes se dedican a las labores políticas, está en relación directa con la opinión y el bienestar de los ciudadanos.
Muchos como el Rey Juan Carlos, ni siquiera tienen en cuenta la decencia de considerar como un serio hándicap su edad, o las dolencias físicas que impiden un desarrollo normal de su cometido, cometiendo además un imperdonable pecado de soberbia, eligiendo en los tiempos que corren, la vía de la Sanidad privada para que se le `practiquen una serie bastante larga de operaciones, a pesar de que la Medicina Pública cuenta en su haber con un enorme prestigio internacionalmente reconocido y de que las facturas que originan tales intervenciones quirúrgicas, son costeadas por los paupérrimos bolsillos de todos los españoles.
Mal ejemplo da este Monarca permaneciendo en un cargo que le lleva viniendo grande desde hace mucho tiempo y demostrando a este pueblo que nunca le eligió un inconmensurable desprecio al emplear los fondos comunes en un elevadísimo gasto personal, mientras  toda la sociedad lucha encarnizadamente para que nuestro modelo sanitario no desaparezca y dando con su actitud la razón al gobierno de Mariano Rajoy, a pesar de que su obligación es la de mantener la neutralidad, gobierne el partido que gobierne.
Si la erótica del poder impide a este anciano, a quién ya ni siquiera sostienen sus piernas, entender que ha llegado el momento de retirarse con cierta dignidad, incluso para convencer a los cada vez más antimonárquicos que forman parte del pueblo español, quizá haya llegado el momento de que el Parlamento proponga algún modo de hacerle saber que su tiempo ha pasado y que, por muchas razones, debiera abandonar, para bien de todos nosotros y de sí mismo, dada la mala imagen que está ofreciendo en los últimos tiempos y el daño que con ella está haciendo a la caduca institución a la que pertenece, que muchos consideramos fuera de lugar, en pleno siglo  XXI.
Pero esto no ocurrirá, estando al frente de la Nación los populares, empeñados en adular al monarca, a pesar de lo indefendible que resulta ya su argumento y dispuestos, como siempre a defenderlo como símbolo de una mal entendida españolidad, que como la misma realidad que pretenden vendernos, no existe en la cotidianidad que vivimos.
Entretanto, no les parece un pecado mortal exigir a los enfermos crónicos absurdos pagos, ni mermar el poder adquisitivo de los jubilados con un pensionazo encubierto, ni negar la ayuda a los dependientes, arguyendo que es necesario ahorrar, cuando la monarquía dilapida los recursos de todos, en clínicas privadas, con instalaciones de cinco estrellas y médicos traídos del extranjero, a los que los demás no tendríamos derecho.
La nefasta mayoría absoluta con que cuenta Rajoy, hará imposible sacar adelante cualquier tipo de reprobación que pudiera encauzar esta barbarie y, por tanto, que salga a la luz, como otras veces, lo que el pueblo piensa sobre este asunto o el deseo cada vez más generalizado,  de convertir al País en una República, como correspondería a la época en que vivimos.
Los dos años que faltan para que se vuelvan a celebrar elecciones, por este motivo y por otros muchos que todos conocemos, se nos harán eternos.


  

jueves, 19 de septiembre de 2013

Tener que elegir


Muchos de los catalanes que formaron parte de la cadena humana por la independencia, en la última Diada celebrada hace unos días, habrán empezado a arrepentirse de haber participado en el acto, cuando el President de la Generalitat, Artur Mas, ha anunciado que los funcionarios que se encuentran bajo la competencia de su Comunidad, tampoco recibirán una de sus pagas extraordinarias, en el 2014.
La lucha por la soberanía de Cataluña, de la que Mas ha hecho su más importante batalla y que a muchos nos parece, como ya hemos dicho, una espesa cortina de humo tras la que ocultar el enorme peso de sus propios errores, busca desesperadamente una masa humana en la que apoyarse, mientras, en la línea de su política, continúa aplicando un sinfín de recortes en los derechos sociales, que acerca peligrosamente la ideología de Covergencia y Unió a la del Partido Popular que gobierna en España y del que constantemente se critican su anticatalanismo y su modo de hacer las cosas, aunque en el fondo, lo que hace Mas en su feudo, se asemeja bastante a la realidad que se vive detrás de sus fronteras.
El hurto descarado de los derechos que también los catalanes obtuvieron tras años de encarnizada lucha, no otorga a Mas la autoridad moral necesaria para garantizar un modelo de Nación ideal, si consiguiera finalmente la Independencia, sino que le coloca, igual que a Rajoy, a la cabeza de un neocapitalismo feroz que ataca directamente al corazón de las clases humildes, vivan en España o en Cataluña, e independientemente del idioma que hablen o la idiosincrasia que defiendan.
Tampoco escapa Cataluña a la intolerable plaga de corrupción que nos azota y el propio partido de Mas, también se halla envuelto en graves imputaciones, de las que no se sabe cómo escapará, si finalmente llegara a probarse la culpa de gente tan importante como los propios hijos del ex President Pujol, directamente señalados por la justicia.
Sin posibilidad de entrar a formar parte de la Comunidad Europea, y por tanto también fuera del euro, por propia voluntad o por imposición de Bruselas, la Independencia catalana propugnada por Mas, traería consigo un aislamiento total, que en nada favorecería una mejora en el nivel de vida de los catalanes y que colocaría al gobierno de Mas  en una difícil situación, solo, contra la fuerza de la Unión y con pocas posibilidades de exportar sus productos, ni a España, ni a quienes apoyen la postura de la Nación que abandonan por voluntad propia y sin sopesar verdaderamente estos riesgos.
En el caso de que llegara a producirse la consulta, los catalanes habrán de hacer una crucial elección entre disfrutar de su idiosincrasia propia, en la pobreza, o seguir unidos a la península de la que abominan, aunque en un futuro, cambien los nombres de quienes la gobiernan y tendrán que hacerlo mirando de frente a los ojos de la realidad, con frialdad y sin visceralidad, eligiendo cada cual, aquello que más le merezca la pena.



miércoles, 18 de septiembre de 2013

Un "pensionazo" encubierto


Después de haber prometido mil veces, durante y tras la campaña electoral, que las pensiones eran intocables, Rajoy no se ha atrevido a recortar descaradamente los sueldos de los jubilados, como se ha hecho en el caso de los funcionarios y se ha buscado un subterfugio, apoyado en las recomendaciones de un esperpéntico Comité de Expertos, para mermar considerablemente su poder adquisitivo, sin que parezca que lo hace.
Pero como ya hemos dicho en infinidad de ocasiones, el tiempo en que la ignorancia era la pauta generalizada que caracterizaba al pueblo español, pasó y gracias a los conocimientos que hemos adquirido,  a través de nuestra bien ganada Enseñanza Pública, casi todos nosotros somos capaces hoy de leer un documento y entenderlo a la perfección, por mucho que quieran maquillar su contenido, para hacernos ver otra cosa.
Desvincular la subida anual de las pensiones del IPC  y establecer un único aumento del 0,5% anual en todas ellas, sería aceptable si el mismo gobierno que decreta la medida se encargara de que los precios se mantuvieran inalterables durante los próximos veinte años.
Pero dependiendo como dependemos de las fluctuaciones del mercado de los combustibles y de las alteraciones continuas que  sufren las bolsas de este Sistema Global, mucho nos tememos que los productos a consumir continuarán encareciéndose y que llegará un momento en que los bolsillos de los pensionistas no podrán costear, ni siquiera los entendidos como artículos de primera necesidad.
 Como en otras muchas áreas que tienen que ver con los derechos sociales, en esta también se intuye un enorme paso atrás, a pesar de que nuestros jubilados han trabajado con ahínco durante toda la vida para asegurarse un retiro sin sobresaltos.
Y aunque a Rajoy no parece importarle si la vida de los mayores transcurrirá a partir de ahora con la inquietud que van a producir las carencias, haría bien en recordar que los pensionistas de este País representan la nada desdeñable cifra de siete millones de votos y que quienes los emitan en un futuro, no olvidarán con facilidad quién fue el artífice de su pobreza.
No menciona el Decreto, sin embargo, qué sucederá con el retiro de los políticos, que suelen disfrutar vitaliciamente de pagas descomunales con las que no habrán de preocuparse jamás por su futuro ni por el de los suyos.
Y a pesar de que muchos de ellos merecen por su mala gestión entrar a formar parte de la larga lista de desempleados con que contamos en la actualidad, la realidad es que incluso en la agónica situación en que nos encontramos, ninguno de ellos renuncia a su posición, pero exigen a los ciudadanos más y más sacrificios.

Un motivo más para no volver a creer en ningún discurso que se nos ofrezca y mucho menos aún en las futuras promesas de los populares, que como verán, nunca se cumplen. 

martes, 17 de septiembre de 2013

Los planes de Aguirre


Ahora que Ana Botella ha caído en desgracia, en parte por el astrónomico fracaso de su gestión para traer los Juegos Olímpicos de 2020 a Madrid, en parte por el espantoso ridículo que ha hecho en Buenos Aires, empeñándose en hablar un Inglés de andar por casa, que debe haber aprendido de memoria el día antes de su discurso, vuelve a la palestra la aparentemente retirada Esperanza Aguirre, empeñados algunos medios, en que sea candidata a la Alcaldía de la Capital, en las próximas elecciones Municipales.
Pero ese no es el plan que  una buena parte de los suyos tienen en mente para el futuro de la ex Presidenta, sino otros que dependen, directamente, del curso que siga a partir de ahora el caso abierto de Bárcenas y si de finalmente, Mariano Rajoy se viera o no obligado a dimitir, debido a su implicación en este asunto.
Esperanza siempre tuvo sus ojos puestos en un cargo más alto y toda su carrera y los enfrentamientos declarados que a lo largo de ella ha tenido con quien ahora es Presidente de la Nación y algún que otro Ministro, como Gallardón, evidencian que su ambición la lleva a desear explícitamente instalarse en La Moncloa, apoyada por el núcleo de su partido más cercano a la extrema derecha, que encabeza el ex presidente Aznar y algún que otro elemento que ya otras veces hemos mencionado y que ven en ella una embajadora perfecta de los principios fundamentales de su ideología, con su peyorativa españolidad por bandera.
También el diario El Mundo de Pedro J. estaría a favor de esta opción, a juzgar por el interés que demuestra en probar la culpabilidad de Rajoy y los suyos en el asunto de los sobresueldos, que les ha puesto en bandeja de plata el  cambio en la cabecera del PP que tanto deseaban y que se les escapó de las manos cuando el ahora Presidente obtuvo en las urnas la mayoría absoluta que le puso al frente del Gobierno de la Nación.
La desastrosa gestión de Rajoy es también una buena baza para que Aguirre alcance el estrellato, seguramente utilizando la estrategia de que no hay más remedio que salvar al País de los rumores de corrupción que pululan en torno al Presidente, e incluso apoyándose en el argumento de que los seis millones de parados que deja Rajoy como herencia, hacen del todo imposible su continuidad al frente de su Partido y mucho menos de la Nación, que necesita urgentemente un cambio de política, con caras nuevas que aparentemente, nada tengan que ver, ni con Bárcenas, ni con los papeles de la discordia que El Mundo ha publicado recientemente.
Pero si piensa Aznar que podrá manejar desde la sombra a Esperanza, desengañado de no haber podido hacerlo con Rajoy, se equivoca.
En cierto modo, las cosas entre ellos estarán bien, hasta que Aguirre consiga hacerse con el poder…y luego, ya veremos.
No se caracteriza la ex Presidenta  de Madrid, precisamente,  por guardar fidelidad a nadie y mucho menos por compartir parcelas que le resten protagonismo o mermen sus posibilidades de decisión en asuntos de capital importancia, sobre todo si el personaje adolece de autoritarismo y un fuerte ego que intente ensombrecer el brillo de un cargo que siempre deseó, aunque para ello haya tenido que dejar en el camino, a cualquiera que entorpeciera su proyecto. 
Así que aunque se ha reservado el derecho de opinar sobre la Alcaldía, empleando la astucia para no criticar a la esposa de quien estos momentos constituye un pilar en sus planes de futuro, lo que suceda en los próximos meses será de una importancia capital en la decisión que finalmente se vea obligada a tomar Aguirre, desde su retiro forzoso.
Otra cosa es que los ciudadanos le den su confianza, pero esa es una historia que trataremos, según se vayan produciendo noticias sobre ello.



lunes, 16 de septiembre de 2013

La novia más hermosa


Anda mi hija pequeña apurando sus últimos días de soltería, con un trasiego de quehaceres que por una vez en su vida, son capaces de acaparar toda su atención y con esa palidez sonrosada que se instala en el rostro sin quererlo, cuando uno ve que se acerca la hora de dar un gran paso en la vida, aunque conservando una serenidad que siempre la caracterizó, en cada uno de sus momentos difíciles.
Se le adivina cierta preocupación por la seriedad del asunto y por la imposibilidad de poder prever si la celebración transcurrirá, sin eventualidades, por el camino trazado y como un halo de pequeña felicidad, al poder cumplir uno de sus más íntimos sueños, rodeada de todos aquellos que por azares del destino, formamos parte de sus querencias.
Un silencio cómplice se ha instalado cómodamente entre  nosotros y el objetivo común de procurar bienestar a la novia, se hace fuerte en todos los aspectos cotidianos, suavizando los nervios propios y los arrebatos de ira tan comunes en esta familia, fomentando una deseada tolerancia que, por alguna razón, nos hace parecer  un poco mejores de lo que somos en realidad, convirtiéndose en un propósito de enmienda que nos gustaría prolongar durante el resto de nuestras vidas.
Queda en mi hija aún esa fragilidad de la infancia que produce la extraña sensación de que no ha transcurrido el tiempo y que refleja ahora mismo en sus ojos, toda la maravilla de estar descubriendo una ilusión, sin dejar que se escape entre sus dedos la posibilidad de disfrutarla, convirtiéndola en una aventura que habrá de quedar el recuerdo, asentándose en la memoria para siempre, como algo irrepetible.
Al fin y al cabo, los actos de amor, la valentía de vivirlos y asumirlos y batallar por ellos y evocarlos cuando nos invade el desaliento, no son, sino una osadía que pone a prueba la voluntad de los seres humanos y la más grande solidaridad con otro a que se pudiera llegar, a pesar de los siglos transcurridos a lo largo de toda nuestra historia.
Así que cuando por fin llegue el momento y ella avance con paso firme hacia su futuro, apoyándose solamente en la firmeza de los ojos de quien la espera, sin duda será para nosotros, la novia más hermosa del mundo y la sonrisa de los dos, el más dulce instrumento para alcanzar el cielo de la felicidad, que existe, lo prometo.




domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Lo sabe Wert?


Ahora que la Ley Wert  está dejando fuera del sistema de Becas a todos aquellos estudiantes españoles que no alcancen una nota media de seis y medio, la aparición de los resultados de las encuestas que califican la actuación de los líderes políticos, no deja otro remedio que establecer una comparación, teniendo en cuenta que somos los ciudadanos quienes, con nuestros fondos, “becamos” la permanencia de estos últimos en las Instituciones del Estado, al menos durante los cuatro años que dura una legislatura y en algunos casos, de manera casi vitalicia, a juzgar por el tiempo que permanecen en sus puestos.
Resulta vergonzoso que mientras se establecen diferencias clasistas entre los estudiantes sin recursos y los que disponen de ellos, que solo necesitan un cinco para pasar de curso, los dirigentes de los principales Partidos del País obtengan, según la opinión pública, notas que no llegan al tres y sin embargo, continúen ejerciendo sus cargos y aspirando a hacerlo en elecciones venideras, sin que algún mecanismo legal posibilite a la ciudadanía exigir su dimisión inmediata, al no haber alcanzado una media digna en el cumplimiento de sus funciones, que sería lo deseable, para cualquiera que dependa económicamente de la contribución de los ciudadanos a través de los impuestos y cuya misión específica debiera ser, exclusivamente, procurar el bien de las mayorías.
Volviendo a la comparación, si se tuvieran en cuenta los números que aportan los resultados de las últimas encuestas, ni uno solo de nuestros políticos merecería, según Wert, que el Estado continuase financiando el desarrollo de su carrera, incluida la  del propio Ministro de Educación, que obtiene la calificación más baja de las otorgadas, a saber, sin llegar al uno y medio.
Y sin embargo, una y otra vez, personajes como Rajoy o Rubalcaba, que distan mucho de acercarse siquiera al cinco que los ricos necesitan para pasar de curso, se atreven a encabezar las listas electorales de cuántas elecciones generales se celebran, pretendiendo vender lo indefendible como triunfo y los errores como algo que tuvieron que hacer por exigencia de un guión que ellos mismos escribieron, a espaldas de todos nosotros.
¿Sabe Wert que su Presidente de Gobierno dista mucho de ser un político de los que él gustaría de llamar “de excelencia” y que sus notas corresponden a ese grupo de mediocres que, de aplicarse aquí su Ley, habrían de financiarse por sus medios la permanencia, al no estar a la altura de lo que les exige la sociedad?.
¿Sabe que todos los miembros del Gobierno a que pertenece ni siquiera llegan al tres, en las calificaciones que les otorga el pueblo soberano y que, por tanto, ninguno de ellos se haría, según su criterio, con ninguna de las becas que las Arcas públicas otorgan, a partir de este año?
Y si lo sabe…¿Cómo puede mirar a la cara de los miles de universitarios españoles a los que este año ha dejado fuera del sistema de becas, negándoles la posibilidad de continuar sus estudios y convirtiendo el principio de igualdad, en un mero recuerdo de un pasado cercano?.
Al fin y al cabo, invertir en  educación es, claramente, invertir en futuro, pero invertir en políticos cuya labor trae como resultado seis millones de desempleados y una pérdida de derechos sin precedentes, es, a todas luces, un inaceptable despilfarro que además, con la corrupción que padecemos, nos acerca peligrosamente a la bancarrota.

     

jueves, 12 de septiembre de 2013

El triunfo de Mas


Cerca de un millón de catalanes, se cogieron ayer de la mano formando una cadena humana a favor de la Independencia, en una Diada que será sin duda recordada por los nacionalistas españoles, como una herida infringida sin recato a su presunción de unidad territorial y como una afrenta a los principios del patriotismo de que siempre presumen, aunque después la realidad se encargue de demostrar lo contrario.
La iniciativa de Artur Mas, que aprovecha el momento más álgido de la crisis para convencer a sus conciudadanos de que España tiene la culpa de todas sus desdichas, ha contado a su favor con los estrepitosos fracasos que la política de Rajoy está cosechando en el campo del empleo y ha conseguido llevar a la calle, no solo a los adeptos a su ideología, sino también a  los desencantados que en el fondo piensan, que todo les iría mucho mejor, si el Estado en el que vivieran, fuera mucho más pequeño.
La idea de que Cataluña  está continuamente sufragando los gastos de otras Autonomías con menos posibilidades económicas, ha calado en el pueblo catalán de manera profunda y la insistencia en recalcar este concepto que Convergencia y Unió se ha ocupado de repetir hasta la saciedad en cada ocasión que se le ha presentado para ello, viene dando sus frutos en forma de un odio ancestral hacia quienes se consideran los ladrones del pan y la sal que alimenta este territorio, con su particular idiosincrasia.
Si a esto sumamos el empecinamiento del PP en demonizar cuanto procede de allí y su continua lucha por negar a los catalanes todo aquello que supone para ellos un sello de identidad, el caldo de cultivo creado ha de llevar, como no podía ser de otra manera, a un crecimiento apresurado de un nacionalismo exacerbado, que supuestamente, abanderaría todas las exigencias de su pueblo, salvándolo de la desgracia de ser españolizado por la fuerza, contra su voluntad y tiránicamente, por la derecha que nos gobierna.
Olvidan los catalanes, sin embargo, que es precisamente Artur Mas quien maneja el poder en su territorio y que las políticas de recorte aplicadas allí, en sectores como el de la Educación o la Sanidad, e incluso las bajadas de sueldo que han sufrido últimamente sus funcionarios, son exclusivamente competencia de la Generalitat, por mucho que se empeñe Convergencia en convencer a la gente de lo contrario.
Es también significativo el hecho de que los nacionalistas catalanes fueran los únicos en apoyar la Reforma Laboral de Rajoy en el hemiciclo español, creyendo, como él, que traería beneficios incalculables al deplorable panorama laboral que padecemos, aunque después, la realidad se haya encargado de demostrar exactamente lo contrario y Cataluña no se haya librado, precisamente, del fantasma del paro, del mismo modo que las demás Comunidades autónomas.
Precisamente esa complicidad en la aprobación de la Ley, desautoriza de manera contundente a Mas para criticar ahora sus resultados y pone en entredicho cualquier crítica que contra el gobierno central pueda hacer, utilizando el nacionalismo como cortina de  humo para esconder sus propios errores.
El pueblo catalán es muy libre de solicitar, si lo quiere, su independencia. Pero los argumentos empleados por su Presidente para hacerlo, caen aplastados por el peso de  la realidad cotidiana que Mas está ofreciendo a sus conciudadanos y es de recibo, que la verdad sobre su gobierno también sea expuesta a la opinión pública, para que todos puedan decidir con conocimiento de causa si quieren adherirse o no, a su manera de planificar el futuro del territorio en que habitan.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

¿Quién amenaza al juez Castro?


El juez encargado del caso Noos, que demuestra una envidiable profesionalidad que para sí quisieran muchos de nuestros juristas, está recibiendo amenazas que al parecer se han extendido además, a la persona de su esposa, según publica hoy el diario El Mundo, sin que se sepa, hasta el momento, nada sobre la autoría de los acosos, ni el fin que pretenden con estos métodos mafiosos que emplean para atemorizar al magistrado.
Y sin embargo, conocer la identidad de estos acosadores podría resultar esclarecedor para saber a quién o quienes representan y cuál de los casos de Castro es el que atrae tan desmedido interés, como para llegar a delinquir procurando que el Juez abandone el asunto o para que cambie la línea de investigación que sigue, dejando al margen a algunos implicados, que bien podrían ser personas relevantes, sabiendo como sabemos, que cree firmemente en una justicia igualitaria.
Otra parte de la prensa, de tradición monárquica, destaca hoy en relación a Castro, que pasó cincuenta minutos tomando café con una abogada de la acusación particular en el caso Urdangarín, y por ello reclaman tácitamente que se le aparte  del proceso, a pesar de que el encuentro se produjo por casualidad, en una terraza y ante los ojos de todos los transeúntes que en ese momento pasaron por allí.
Si las presiones que está recibiendo el juez tienen o no que ver con este asunto, es una incógnita sin resolver, al menos de momento, aunque ya conocemos la férrea oposición que recibió, incluso por parte de la propia fiscalía, cuando decidió imputar a la Infanta.
No se tiene en cuenta, no obstante, la opinión positiva que sobre el trabajo de Castro tienen las clases populares, que han visto en este Juez un resquicio de luz, en medio de la extensa negritud que reina hoy en el mundo de la justicia y que esperan de corazón que la rectitud con que ha emprendido la resolución de este asunto, termine por dar fruto y pague quien tenga que pagar, llámese como se llame y ostente el rango que ostente.
En el caso hipotético de que el juez estuviera siendo amenazado precisamente por este caso y al no saber si los acosadores le han hecho llegar de alguna manera sus exigencias , habría que reflexionar seriamente sobre el auténtico origen de los que instigan estos actos y no ofrecer nuevas oportunidades de que se sigan practicando, aunque el juez necesitara protección.
No parece probable que las amenazas procedan de ninguna corriente monárquica teniendo en cuenta el momento que viven los miembros de la Casa Real y la pérdida de popularidad  que han sufrido de un tiempo a esta parte.
Más probable parece,  que los delincuentes hubieran sido contratados por alguien en la sombra, con el fin de provocar una situación de angustia en el magistrado, sobre todo si se han atrevido también a conminar a su familia, que debe ser, como para todos los mortales, el punto débil de este hombre, que no hace otra cosa que cumplir estrictamente con su obligación.
Son tantos los frentes abiertos por el juez en este enrevesado caso de corrupción, que las sospechas de las amenazas podrían recaer sobre cualquiera de los muchos implicados en el tema y que no son precisamente, cacos de tres al cuarto procedentes de familias desestructuradas de los arrabales de la ciudad.
Los intereses que se vienen moviendo alrededor de este asunto, bien podrían, de continuar Castro resuelto a conocer la verdad de lo sucedido, afectar seriamente no solo a las personas directamente relacionadas con él, sino a los mismos cimientos de una Monarquía, muy tocada ya por los desmanes que se cometieron ante sus mismos ojos, sin que se les prestara atención o se denunciara su ilegalidad, ante los organismos competentes.
Cuidar la integridad del Juez Castro y la de los suyos, es hoy la causa de todos los españoles  y nuestro apoyo a su manera de actuar ha de ser, en estos momentos, claro y contundente.
Si se han sacado ciento cincuenta millones de las arcas del Estado, para fletar tres Aviones a Buenos Aires en apoyo de la fallida candidatura olímpica, bien se podrá sacar lo necesario para dotar de guardaespaldas a Castro, porque lo necesita.

  



martes, 10 de septiembre de 2013

Otra nueva tormenta


Por fin, la juez Alaya se decide a solicitar la imputación de los ex Presidentes de la Junta de Andalucía, Chaves y Griñán, en el caso de los ERE, que al ser aforados quedan fuera de sus competencias judiciales, aunque les sugiere que pueden presentarse ante ella, de manera voluntaria, si tienen a bien aclarar lo que la induce a considerar su implicación en los hechos.
El camino que estaban tomando los acontecimientos, quedó claro en el mismo momento en que Griñán presentó su dimisión del cargo que ocupaba, aunque ya se sabe que cuando uno se ve forzado a marcharse por el motivo que fuere, siempre se acaban alegando razones carácter personal de las que no es preciso dar explicaciones, aunque la verdad sea otra bien distinta y casi siempre termine por aclararse.
Si es cierto que los ex presidentes consentían los desmanes que protagonizaban algunos de sus subordinados, empleando capital que estaba destinado a los parados, para pre jubilar a una serie de personas que jamás habían trabajado en las empresas que se acogían a los ERE, el delito que apoyaron con su silencio quedará en los anales de la historia andaluza como uno de los más deleznables cometidos jamás por quienes diciendo que son socialistas, no se ocupan de favorecer precisamente a los que más lo necesitan y si a elementos que, teóricamente, apoyaban su ideología, aunque con sus actos demostraban un desconocimiento total de la misma.
 Esta nueva tormenta, que de seguro dará alas a la derecha para desviar la atención del caso Bárcenas, coloca a un pueblo español acostumbrado  únicamente al bipartidismo, en un punto en que la desconfianza en los grandes partidos hace imposible creer una sola palabra de los discursos que nos ofrecen, obligándonos cuando lleguen las elecciones, a pensar en nuevas alternativas políticas, a ser posible, que nada hayan tenido que ver con la corrupción que se ha convertido en costumbre y de la que es prácticamente imposible deshacerse, si la justicia no actúa con contundencia y prontitud contra todos los implicados, sea cual sea su cargo o índole.
¿Es posible que en este País no quede nadie dispuesto a presentarse a un cargo público, si no es esperando obtener cuantiosos beneficios de su gestión, sea por la vía que sea y sin importarle incurrir en delito?
¿Es que la idea de democracia ha sido asesinada por los ansiosos de poder, quedando reducida a la anécdota que, históricamente, representan treinta años de nuestras vidas?
¿Y el altruismo que caracterizaba a quienes, por mera ideología, estaban dispuestos a dar, incluso la vida, por instaurar este sistema cuando el azote de la Dictadura nos robaba hasta el derecho a pensar y la libertad era un ente de valor incalculable que ansiábamos, pensando que sería para siempre?
Solo la sencillez del hombre de la calle supone una esperanza de que no todo está perdido y la idea de que quienes se dediquen a la política debieran hacerlo sin salario ni acceso a capital alguno, va ganando adeptos  cada vez que conocemos una nueva historia en la que alguien sucumbió a la tentación que ofrece tan fácilmente el poder, perdiendo incluso la dignidad, para convertirse en delincuente.







lunes, 9 de septiembre de 2013

Para reflexionar


Los resultados de las últimas encuestas, en las que el PSOE adelanta en intención de voto al PP, remontando la enorme diferencia que les separaba, a pesar de la  pésima gestión que está haciendo Rubalcaba como líder de la oposición, vienen a demostrarle a Rajoy que ni las cosas marchan tan bien como pretende hacernos creer desde su púlpito, ni los españoles estamos, en absoluto, de acuerdo con la línea política que ha decidido seguir, ni le perdonamos el total incumplimiento de promesas electorales que utilizó como medio para llegar al poder y que luego, fueron barridas por el viento.
La trama Gurtel y el apéndice Bárcenas en particular, han terminado de segar cualquier resquicio de credibilidad que pudiera quedarle y la presencia real de casi seis millones de desempleados se ha convertido en un fantasma que le persigue recordándole el estrepitoso fracaso de su Reforma Laboral y de su plan de recortes, que nos han llevado hasta los mismos umbrales de la pobreza.
Puede hacerlo aún peor, si se le ocurre demostrar su ya manifiesto apoyo a Obama, enviando a soldados españoles a participar en la inminente contienda en Siria, como ya hiciera su compañero de Partido Aznar en el caso de Irak y que causó una contundente respuesta por parte de los españoles y la posterior pérdida de elecciones, a raíz de los atentados de los trenes de Madrid.
Sin embargo, la posición actual del PSOE no parece una buena perspectiva de futuro y no debe la formación de Rubalcaba pensar que cuenta con la confianza del pueblo español, como para otorgarle un respaldo mayoritario a la hora de formar gobierno.
A decir verdad, todo hace prever que la etapa del bipartidismo se da por concluida y que los resultados de las próximas elecciones, europeas, municipales o generales, más bien propiciaran que sean las coaliciones y no un solo partido, las que se encarguen de dirigir los destinos de nuestro lacerado País.
Es verdad que es un avance que el PP ya no pueda argumentar que la mayoría absoluta que obtuvo le otorga poderes para actuar como mejor le parezca, pues esto sería considerar que la intención de voto sigue siendo la misma y la técnica de mentir nunca ha funcionado a ninguna de las formaciones políticas que nos han gobernado desde la llegada de la Democracia, pero aún faltan dos años para terminar la legislatura y si el asunto Bárcenas no fuerza una dimisión que aparte a Rajoy de su cargo, hay tiempo suficiente para que los mandatos europeos acaben por cumplirse a rajatabla, para desdoro de todos nosotros.
Tampoco puede ahora el PSOE convertir su ventaja en bandera y creer que ha vencido en la encarnizada batalla por el poder que mantiene con los populares, si Rubalcaba sigue empecinado en mantenerse como líder de su Partido y no desaparecen del panorama político todos los rostros que cooperaron con Zapatero, cuando rebajando el sueldo a los funcionarios, abrió la peligrosa puerta que ha dado lugar a tantos y tantos desmanes en el mundo laboral y a la colosal pérdida de derechos que hemos sufrido los españoles.
También para ellos los dos años serán igual de largos y el caso de los ERE, que ya costado la cabeza del Presidente andaluz, podría empezar en breve a cobrarse otras víctimas de relevancia, empujándoles de nuevo al abismo en que cayeron, en las últimas elecciones legislativas.
La prensa destaca hoy que los Movimientos del 15M se están planteando presentarse a las elecciones europeas y es este un factor muy importante a tener en cuenta, a juzgar por las simpatías que despiertan, a nivel de calle.
Si los partidos minoritarios juegan bien sus cartas, habrá cambios  de relevancia en el nuevo hemiciclo y quizá podamos dejar atrás, de una vez, el terrible fantasma de la corrupción que ha podrido a todos los niveles, el panorama político español.
Si yo fuera Rajoy, empezaría a plantearme otra línea de actuación, con urgencia.  

  


domingo, 8 de septiembre de 2013

Un suspiro de alivio


Creo que no soy la única española que se alegra profundamente de que a Madrid no se le hayan concedido las Olimpiadas del 2020, a pesar de que por ello haya que renunciar a la creación de un cierto número de empleos y a todas esas ventajas que la señora Botella ha vendido tan mal en Buenos Aires, por mucho que se empeñe ahora en responsabilizar a otros de este nuevo fracaso.
Detrás de la parafernalia que se había organizado y a pesar de la presunción de que todos los ciudadanos apoyábamos la candidatura, estando totalmente de acuerdo con la preparación que desde el Ayuntamiento de Madrid (PP) se viene recreando desde hace ya demasiados años, una buena parte de nosotros temíamos que de ser elegidos, la fiesta olímpica terminara por acarrearnos otra cuantiosa deuda que sumar a la que ya tenemos y otros muchos casos de corrupción, en relación con las nuevas obras que habría que acometer y que al fin y al cabo, siempre son dirigidas por la clase política.
La anterior convocatoria ya supuso un dispendio exagerado, que capitaneó el entonces alcalde Gallardón, con los mismos argumentos que se esgrimen en ésta y que costaron a la ciudad de Madrid caer en manos de los prestamistas, para construir una infraestructura  que tras la decepción, ha resultado hasta ahora, absolutamente ineficaz o inservible.
En este momento, además, nos encontramos inmersos en una crisis virulenta, que ha llevado a una gran parte de nuestra población hasta los mismos límites de la pobreza y es de ley que cualquier derroche extraordinario que represente una inversión de envergadura, no se dedique precisamente a la preparación de un evento deportivo, cualquiera que sea su importancia, sino más bien, a la creación de puestos de trabajo de carácter fijo y de no de una eventualidad manifiesta, que volverían a desaparecer, tras la celebración de las Olimpiadas.
Haber concedido a Madrid el acontecimiento que hacía suyo la plana mayor del PP, con el Presidente Rajoy a la cabeza, habría supuesto también dar un espaldarazo a las políticas económicas de este gobierno y admitir la irreverente teoría de que estamos saliendo de esta crisis, en la que se han empeñado ahora los dirigentes conservadores y con la que los ciudadanos no estamos, para nada, de acuerdo.
La experiencia nos dice que en España nunca se gana nada con tales celebraciones sino que o bien porque se produce un descarado desvío de los fondos, o bien porque nos pasamos en las previsiones que hacemos cada vez que se celebra alguno, a los españoles siempre termina por costarnos el dinero que los políticos luzcan palmito de cara al mundo y aunque en otras ocasiones quizá nos lo podíamos permitir, en el momento actual, ni estamos para gastos, ni dispuestos a tolerar que estas situaciones se repitan.
Así que lo mejor sería que Madrid se fuera olvidando de este asunto, que da la impresión de ser una batalla más de las muchas que viene librando en su rivalidad con Cataluña y se fuera dedicando, por ejemplo a replantearse con seriedad si la privatización de la Sanidad que están llevando a cabo los populares hace justicia a la ciudadanía o si el capital que se pensaba dedicar al evento no estaría mejor invertido en devolver su derecho a beca, a los miles de estudiantes que este año se han quedado sin poder acceder a la Universidad, por falta de medios.
Este absurdo sueño, que quedará atrás, con toda certeza, sin que nadie se haga responsable del estrepitoso fracaso y, por supuesto, sin dimisiones políticas, se acabó.
Media España emitió ayer un enorme suspiro de alivio.  


jueves, 5 de septiembre de 2013

Se buscan padrinos


La paupérrima política de Becas que prevé el gobierno de Rajoy a partir de este curso y que deja sin la posibilidad de acceder a una carrera Universitaria, por motivos estrictamente económicos, a miles de jóvenes españoles, empieza a dar lugar a una serie de soluciones in extremis, que tratan desesperadamente de paliar la irrecuperable pérdida de cerebros que dejará en un futuro al país, huérfano de todos aquellos talentos que se desaprovecharon, a causa de unos recortes que se ceban una y otra vez con los más desfavorecidos.
Los rectores de unas cuantas Universidades han lanzado la idea de apadrinar a un universitario, copiando la campaña que cierta ONG lleva a cabo desde hace varios años en los países del tercer mundo y que en el caso que nos ocupa, se trataría de costear los estudios a aquellos chicos cuyas familias carecieran de medios para financiar  la carrera,  aunque por su valía y por su esfuerzo, ellos merecieran la oportunidad de cursarla, a pesar de que el Estado se la niega.
La medida ha levantado inmediatamente un mar de críticas por parte de los defensores de la Ley Wert, que siguen empeñados en defender las posturas innegablemente clasistas de este Ministro, negándose a reconocer la evidencia de que ya en el Curso que empieza, una multitud de estudiantes o no podrán sufragar los gastos que ocasiona acudir a la Universidad, o tendrán que abandonar sus carreras, por el mismo motivo.
En medio del empobrecimiento general que nos ha regalado esta crisis, las familias, que han visto reducidos sus ingresos o los han perdido en su totalidad, a causa del altísimo desempleo que sufrimos, han de establecer necesariamente prioridades a la hora de consumir y no les queda otro remedio que poner por delante los gastos de manutención y, en muchos casos, hasta los hipotecarios, si no quieren ser víctimas de la insaciable avaricia de los bancos y acabar siendo desahuciados, como ya ha sucedido a muchos miles de nosotros.
Pero no queda más remedio que dudar de que la buena voluntad de los ricos vaya a pasar por invertir sus fondos personales en formar a los hijos de los obreros a los que la situación actual ha colocado en el umbral de la miseria, ya que si, como sería natural, no olvidaran su procedencia, una vez formados, podrían llegar a convertirse en un azote para sus benefactores, si se colocaran del lado de los que están dispuestos a luchar por derechos de clase que se han ido perdiendo en los últimos tiempos.
Otra cosa sería si la inversión reportara algún beneficio fiscal de consistencia a los posibles padrinos o fuera un modo de blanquear capital sin que nadie hiciera preguntas sobre la procedencia del dinero, como ocurre con ciertas Fundaciones que todos conocemos y a las que no viene ahora al caso referirse.
Vergüenza debiera darle al Gobierno que haya que recurrir a iniciativas como ésta, en un  País que hasta hace poco lideraba la excelencia de una Educación Pública libre e igualitaria, que tan buenos profesionales ha dado en todos los campos , como demuestra la  consideración en que se tiene a nuestros Licenciados y Doctores, fuera de nuestras fronteras.
Pero está claro que ni a Rajoy ni a los suyos les interesa, sino denostar el modelo educativo español, para iniciar, igual que en la Sanidad, una paulatina privatización del mismo, esta vez, en connivencia con la Iglesia católica, que copa casi todas las vertientes de la enseñanza concertada en el País y que ha encontrado en ella un filón de adoctrinamiento, además de un negocio rentable que reporta a las arcas vaticanas pingues beneficios.
Ya nos gustaría a los españoles no tener que recurrir a padrinos y que la situación de la Educación continuara exactamente como está, más que nada porque cuando las cosas se hacen bien, no merece la pena tocarlas.
Los que procedemos de la Educación Pública avalamos el éxito de la misma. Luchamos mucho y duro por desterrar el clasismo de las aulas y conseguimos que entre nuestros hijos y los de los acaudalados no hubiera diferencias por motivos de economía y que las aulas de las Universidades españolas albergaran en iguales condiciones, al príncipe y al mendigo.
Y al hilo de la propuesta lanzada por los Rectores ¿no sería buena idea que Bárcenas, Urdangarín y todos los corruptos que han saqueado las arcas del Estado se convirtieran, obligatoriamente, en los padrinos de la nueva generación de Universitarios españoles?





miércoles, 4 de septiembre de 2013

La importancia de otros asuntos


En honor a la verdad, cuesta trabajo encontrar noticias que alcancen el nivel de interés que suscitan  ahora las relacionadas con los casos de corrupción en España y escudriñar a diario las páginas de la prensa, buscando otros focos de actualidad sobre los que escribir, se ha convertido en una ardua tarea  que una se impone, para vencer el tedio que produce tener que hablar siempre de lo mismo, por muy inquietante que sea y por mucho que se desee la resolución final de los hechos.
Pero desde que La Reforma  de Rajoy nos fue impuesta a golpe de decreto,  se están dando una serie de circunstancias en el panorama laboral español, que merecen una consideración profunda y que a menudo son obviadas por la prensa, al haber convertido ciertos empresarios en costumbre, el hecho de colocar a sus subordinados ante la tesitura de tener que elegir entre la pérdida de su empleo o aceptar una reducción drástica de su salario y un aumento de la jornada, como si de repente hubiéramos regresado a los últimos años del SXIX.
Esta amenaza en toda regla, que viola todas las normas de la ética y convierte a los asalariados en esclavos y a los empresarios, prácticamente en sus dueños, es, sin embargo, considerada por nuestro gobierno como un mal menor, ya que evita a pesar de ser deshonesta, el crecimiento de las listas de desempleo que  alcanzan cifras hasta ahora desconocidas en nuestro país y que, con toda probabilidad, volverán a aumentar en cuanto se acabe el verano.
En otro tiempo, la lucha sindical se hubiera encargado de combatir con virulencia estas prácticas, pero la dulcificación de las posturas que imponen las subvenciones recibidas por parte del Estado y el descrédito de haberse visto envueltos nuestros Sindicatos en casos de tanta caladura como el de los ERE, han colocado a sus líderes del lado de la tibieza y no hay agallas para hacer frente al despropósito que supone esta vuelta atrás, por lo que incomprensiblemente, permanecen callados ante la tragedia.
Al trabajador no le queda entonces otro remedio que aceptar, dándose cuenta de que se encuentra en total indefensión ante estas propuestas, que solamente unos años atrás, hubieran sido consideradas como delito por las Magistraturas españolas, pero que ahora están amparadas por la ley y se asientan, cada vez más entre nosotros, sin que aparentemente se pueda hacer por evitarlo, algo más que salir a la calle, pidiendo la colaboración de otros ciudadanos, que por cercanía, nos comprenden.
¿Cómo puede el gobierno presumir del triunfo de su Reforma, mientras suceden estos atropellos y se ataca, directamente, la dignidad de los trabajadores, aprovechando la  situación agónica que produce el solo pensamiento de no poder mantener a la familia, si les falta el empleo?
¿De verdad compensan estas prácticas cuando el resultado obtenido en Agosto es la creación de 31 empleos, a pesar de tratarse del mejor mes para el sector turístico y la hostelería y viviendo como vivimos ahora, fundamentalmente, de esto?
Mientras nuestro Presidente obedece a Europa y proclama su intención de seguir adelante con esta absurda línea de trabajo, el conjunto de los españoles lloran en silencio la pérdida de sus derechos y hasta la de su propia dignidad, al verse obligados a ceder a la tiranía impuesta por la avaricia de los que tienen en sus manos el futuro de todos nosotros.

A ver si el caso Bárcenas da sus frutos y un milagro nos libra para siempre de estas políticas deshumanizadas que han irrumpido en esta crisis, rebajando a los hombres y mujeres de este país, a niveles absolutamente imperdonables.

martes, 3 de septiembre de 2013

Borrando, borrando


Las continuas sorpresas que ofrece el caso Bárcenas copan las portadas de la actualidad, sin dejar que ningún otro tema le haga sombra, a los ojos de la opinión de los españoles, muy a pesar de Mariano Rajoy, que sigue empeñado en hablar solo de economía, en un momento en que lo que más interesa es que se aclaren los casos de corrupción que han contribuido fuertemente a la ruina de nuestro País.
El borrado de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas, que se hallaban bajo la custodia de María Dolores de Cospedal, según palabras propias, y la desaparición de las imágenes grabadas en la sede de Génova, que mostraban claramente la identidad de quienes frecuentaban la casa central del PP, vienen a echar más leña al enorme fuego creado en torno a los líderes conservadores, con el Presidente del Gobierno a la cabeza y son la comidilla de los demás grupos en el Congreso, impotentes para hacer frente a esta trama rocambolesca, a causa de la mayoría absoluta que impide que ninguna de sus propuestas salga adelante.
Izquierda Unida parece dispuesta a ampliar las denuncias interpuestas en este caso, en el que actúa como acusación particular, alegando ahora destrucción de pruebas fundamentales para el esclarecimiento del asunto, y quiere llegar hasta el final, liderando al resto de las formaciones políticas y esperando que su insistencia acabe dando frutos, si es que el juez Ruz llegara a considerar que ha existido delito, al producirse el borrado de los discos y las imágenes, estando el caso Bárcenas sub iúdice, como todos sabemos.
Entretanto, Rita Barberá y Francisco Camps, están a punto de ser imputados por el juez Castro en el caso de Urdangarín, que también sigue aportando carne al asador informativo, al conocerse ahora que el Rey prestó a su hija Cristina la nada desdeñable cantidad de un millón, doscientos mil euros, para hacer posible la compra de la casa de Pedralbes, en la que hasta ahora vivía con ese marido que tantos secretos ocultaba y al que no quedará más remedio que comparecer ante la justicia para explicar cómo ganaba con tanta facilidad un dinero, en muchos casos, perteneciente al resto de los españoles.
Es por tanto bastante natural, que la ciudadanía se empeñe encarecidamente en que se le explique a dónde han ido a parar los millones que se le han ido sustrayendo por parte de unos y de otros y que, en parte, han tenido también que ver en tener que endeudarse hasta las cejas en un rescate, que está costando sangre, sudor y lágrimas devolver y que es el responsable de muchos de los recortes que se están llevando a cabo en servicios tan indispensables, como la sanidad o la Educación.
Todos nos hemos dado cuenta de que a nuestro Presidente le interesa de manera personal que miremos para otro lado, queriendo convencernos de una inexistente realidad que según él, es un espléndido comienzo para salir de la crisis, pero la época en que los españoles todavía creían en las palabras de sus políticos hace ya tiempo que pasó y el incumplimiento del programa electoral que han protagonizado Rajoy y los suyos durante los dos últimos años y las gravísimas acusaciones de corrupción que penden sobre sus cabezas, hacen imposible confiar en nada que venga de los líderes del PP, si no consiguen antes, terminar con el paro y explicar qué pasó realmente, entre las paredes de Génova.
  


lunes, 2 de septiembre de 2013

Una pura indecencia


En pleno fragor de la crisis y sin pensar un solo momento en las consecuencias que para muchos millones de españoles ha producido la pérdida de empleo y hasta la de su misma dignidad, el que podría considerarse como el primer Club de fútbol del país, el Real Madrid para más señas, paga ciento un millones de euros por el fichaje de un jugador, empeñado en formar un equipo que le aporte una etapa de triunfos como las de antaño cuando paseaban con copas de Europa y de liga por todo el mundo, presumiendo de una españolidad que aquí siempre fue considerada como próxima a las derechas.
Los jugadores de fútbol, que se han convertido en una pura mercancía en manos de los especuladores que han encontrado un filón de negocio en la punta de sus botas, son actualmente intercambiados entre los equipos más poderosos a cambio de cifras astronómicas, que constituyen una pura indecencia si se tiene en cuenta la situación de gravedad en que nos movemos y en el caso de los clubs españoles, sus inconmensurables deudas con Hacienda.
Pero este deporte es la droga capaz de adormecer con su efecto las conciencias de las masas e impide que su preocupación por la creciente pérdida de derechos y por la precariedad laboral, provoque un estallido social de dimensiones incalculables y parece ser considerado por los gobiernos de los países totalmente al margen de la Ley, quizá porque les proporciona un impagable servicio, convirtiendo a los ciudadanos en títeres embelesados que llenan las gradas de los campos y se calman ante las pantallas de televisión que retransmiten los encuentros.
No duelen prendas a los Presidentes de Clubes en invertir capitales en la captación de figuras que aseguren la continuidad de sus prósperos negocios, al mismo tiempo que va creciendo la factura que adeudan a las arcas públicas, de las que dependen, por ejemplo, el buen funcionamiento de los servicios sociales que ahora son negados a los más desfavorecidos, por evidente falta de fondos.
La ausencia de decoro, al presumir ante los medios de comunicación de lo que pagan por los nuevos fichajes, dice mucho de la catadura moral de estos empresarios que han deteriorado el deporte, hasta el punto de convertirlo en algo bien distinto de la finalidad que realmente debería moverlo y muy lejos de la posición altruista que siempre caracterizó a los atletas, desde que exhibían sus habilidades en los estadios del país heleno, allá en la antigüedad.
Mientras los niños españoles empiezan a sufrir desnutrición, por la falta de medios de sus padres para poder ofrecerles al menos, una comida al día, Bale es presentado en el Estadio Bernabéu con honores de rey, como si en sus manos estuviera el destino del mundo.
Si esto es justicia social, habrá que cambiar con urgencia el sistema que permite  que estas cosas sucedan.




domingo, 1 de septiembre de 2013

Cargado de nuevas promesas


A un paso de que Barak Obama decida iniciar una guerra con Siria, Mariano Rajoy da comienzo al nuevo curso político, con un discurso entre triunfalista y visionario, en el que se atreve de nuevo, a mitad de la legislatura, a prometer buenas nuevas a un pueblo español, que ha podido comprobar en carne propia que entre las palabras y los hechos de este Presidente, hay un enorme abismo.
 Arropado por algunos incondicionales, ya le quedan muy pocos, y sabiendo de antemano que cuenta de seguro con su aplauso, afirma Rajoy que estamos saliendo de la crisis, que el año que viene bajará los impuestos y que nada ni nadie conseguirá apartarle de la trayectoria emprendida, que es la misma que nos ha traído su desafortunada Reforma Laboral y la multitud de recortes y pérdidas de derechos, que hemos ido sufriendo durante sus casi ya dos años de mandato.
Como poseído por una realidad virtual y sin hacer referencia en ningún momento a los embrollos del caso Bárcenas, que le mantienen sobre una cuerda floja de la que con toda probabilidad, acabará cayendo, ignora por completo la crudeza del paro que padecemos y la precariedad laboral que está poniendo a nuestra mano de obra a niveles solo conocidos en países del tercer mundo.
No aparece ya a su lado el incombustible Arenas, ni ninguna de las caras pertenecientes a la corriente de José María Aznar o Esperanza Aguirre, que parecen haberle abandonado a su suerte después de que las sospechas sobre la financiación ilegal de su partido o el asunto de los sobresueldos le cerquen haciendo casi imposible la posibilidad de una salida.
Puede que le culpen de haber cometido la torpeza de permitir que este asunto de dimensiones aún desconocidas haya visto finalmente la luz y por tanto, de la incontestable pérdida de votos que tendrá el PP en los próximos comicios que se celebren o que en cierta medida, se alegren de su fracaso personal, esperando el momento de volver a alzarse con el poder, esta vez como salvadores de su Partido y también de la Patria.
Tampoco se  refirió Rajoy a temas internacionales como el de Gibraltar o a la inminente intervención en Siria, probablemente tratando de evitar tener que pronunciarse sobre sus intenciones en el primero de estos asuntos y para no tener que tomar partido entre Londres y Washington, ahora que no se ponen de acuerdo  sobre el conflicto que afecta al país musulmán.
Después de la ridícula imagen de unidad ofrecida en el transcurso de sus vacaciones, en la que aparecía paseando idílicamente por el campo, acompañado de toda una cohorte de afines a su cuerda, la única intención de Rajoy, a punto de entrar en un Otoño que se presuma muy caliente, ha sido ¿cómo no?, presumir de lo bien que lo ha hecho y jurar sobre su imprescindible biblia, que aún lo hará mejor.
Las catastróficas listas de espera en la Seguridad Social, las infinitas protestas sobre la Ley Wert, el desempleo, el hambre infantil y las amenazas de ciertos empresarios sobre los trabajadores, por un momento, dejaron de existir en Sotomayor y convirtieron a España en un país idílico en el que da gusto vivir, gracias a la actuación de su magnífico Presidente.

Si alguien todavía le creyó, tendrá merecido cuanto le pase.