Por fin, aparece Susana Díaz, con un discurso aparentemente
conciliador en el que se obvia conscientemente hacer referencia al golpe de
mano protagonizado ayer por sus seguidores y sobre todo, en el que no se admite
haber liderado la acción que ha puesto a Pedro Sánchez contra las cuerdas,
aunque ya todo el mundo sabe que la conspiración ha salido de la penumbra de
los despachos del PSOE en Andalucía.
Rodeada de fieles que en cierto modo recordaban, por su
euforia, a los actos organizados por esos líderes de Repúblicas bananeras de
las que tanto abomina la Presidenta andaluza y flanqueada por una Micaela
Navarro que hasta ayer mismo se sentaba a la izquierda del mismo Pedro Sánchez
del que ahora reniega, al haber firmado
el documento de dimisión, junto a los otros dieciséis secesionistas.
Intentando en todo
momento justificar que el PSOE que ella pretende liderar continua perteneciendo
a la izquierda, aunque ha quedado claro que la propuesta de los rebeldes pasa
por abstenerse en la investidura de Rajoy, Susana Díaz no ha sido sin embargo,
capaz de reconocer delante de los medios, que toda esta maniobra orquestada,
tan antidemocrática y cruenta, ha sido minuciosamente preparada, con la única
intención de auparse, sin escatimar en medios, hasta la Secretaría del Partido
y por ende, a la candidatura a la Presidencia del país, sin pensar en el
panorama que tras de sí, deja.
Ninguna mención a Sánchez, aunque sólo fuera por pura
deferencia y muchas alusiones a esa pérdida paulatina de votos que sin decirlo,
ha atribuido en su totalidad a las políticas practicadas por la cúpula de
Ferraz, dejando sin embargo en el tintero el hecho probado de que también ella
perdió las últimas elecciones en Andalucía y que necesitó del apoyo de
Ciudadanos para obtener una investidura, que le costó ochenta días conseguir,
como todos sabemos.
Refiriéndose a Felipe
González y también de manera tácita a Chaves y Griñán, a los que ha calificado
como gente decente y cuestionando la opinión de todos aquellos miembros de su
Partido que ya hablan sin tapujos de una derechización descarada del ex
Presidente, no ha podido por menos, que agradecer la intervención que González
hizo ayer ante los medios y que han servido para respaldar el golpe de mano protagonizado
por los suyos en la tarde de ayer y que muy a su pesar, fracturan en dos al
Partido que pretende liderar, si la defenestración de Sánchez se consuma.
Mientras Díaz se daba en Sevilla , entre los suyos, el baño
de multitudes que todos hemos podido ver a través de los medios, los militantes
socialistas se ponían en marcha, en apoyo del Secretario general que eligieron
democráticamente y convocaban a sus compañeros a una concentración a las
puertas de Ferraz el próximo Sábado, llegando a fletar autobuses que trasladen
a la gente hasta la capital, en la que se ha gestado todo este despropósito.
Al ver a Susana Díaz sonreír esta tarde, orgullosa de su
traición, a todos nos ha dado la impresión de que la guerra en el PSOE se libra
entre cargos y militancia de base y que más que una lucha entre candidatos con
pensamientos diferentes, todo queda reducido a una batalla campal entre amantes
de la democracia y de la tiranía.
Pueden ustedes imaginar a favor de quiénes estamos, los que
tuvimos la mala suerte de vivir en la dictadura y cuánto nos cuesta admitir que
algunos intenten seguir utilizando aquellos mismos métodos, para hacerse con el
poder.