miércoles, 30 de diciembre de 2015

Elogio de la utopía


Se marcha el 2015, dejándonos un cúmulo de sensaciones contradictorias por lo vivido y lanzándonos a la entrada del nuevo año con un punto de ilusión y esperanza, pues cuando se ha tocado fondo, no queda otro remedio que subir, si uno no quiere ahogarse en las profundidades de los abismos.
EL ser humano tiende, por propia naturaleza y por principios, a buscar desesperadamente la felicidad y todo lo demás que le acontece, los sinsabores, los golpes bajos de la vida y los tropiezos que encuentra en múltiples puntos de su camino, no son más que eventuales contratiempos que se dan por bien empleados, sólo por la suerte de disfrutar de algún breve instante de mágico encantamiento.
Juntos hemos recorrido los 365 días que antecedieron a éste, cada cual, con su circunstancia particular, enredados en este peliagudo laberinto que constituye el mundo actual, con sus profundos contrastes de oropeles y negras miserias y del que no  nos es posible escapar, al encontrarnos inmersos en una época que no es ni mejor ni peor que las pasadas, pero que es la que nos ha tocado vivir.
Yo quisiera que todos, en estos momentos  de reflexión, en los que hacemos balance de lo ocurrido y nos abrimos a nuevos propósitos con la intención de poder culminar todos nuestros anhelos, pusiéramos un poco más de voluntad en intentar hacer de la solidaridad entre nosotros, una de nuestras más inmediatas prioridades y en no olvidar a los millones de seres que en nada se diferencian de los que nos rodean a diario, pero que se ven obligados a sufrir el horror de la incomprensión y la violencia, aún siendo del todo inocentes de toda culpa, sólo porque el destino les marcó con un signo distinto al que afortunadamente disfrutamos, los que convivimos en paz, en estas tierras.
Sienta bien, hacer un ejercicio de identificación con los más desfavorecidos del Planeta y ahondar en el pensamiento, aunque sólo sea por una vez, de que cualquiera de sus muchas carencias, bien podrían haber podido ser las nuestras, si por azar, nos hubiera correspondido estar en lugar en el que ellos ahora se encuentran, reclamando un poco de la dignidad que les arrebató el terrorismo fanático de individuos de su propia especie.
Rindámonos, al deseo de luchar porque determinado tipo de escenas no se repitan, porque los hombres, mujeres y niños del mundo, sin excepciones, merezcan la sensación de pertenecer a una tierra que puedan llamar propia, que posean un lugar en el que vivir con los suyos, que logren expresarse en libertad, sin que nadie silencie sus voces y que tengan, tengamos, derecho al futuro que ahora se abre, siendo iguales en todo, de una vez, para siempre.
Esta búsqueda, que puede parecer lejana, e incluso  utópica, para esos empedernidos pesimistas que abominan de la naturaleza humana recurriendo únicamente a enumerar sus incontables defectos, es sin embargo, el único móvil capaz de unificar la enfática lucha de las personas de bien y constituye, en sí misma, una empresa que merece todos y cada uno de nuestros esfuerzos.
Nada hay más gratificante que regalar esperanza a los demás y ese es, dejando aparte los incidentes particulares de cada uno de nosotros y de los países en que habitamos, el mejor proyecto que puede iniciarse, al comienzo del año nuevo.
Paz para todos. Procuren ser felices y transmitir también, esa felicidad.


martes, 29 de diciembre de 2015

Por mérito propio


Si hace solo unos meses nos hubieran dicho a los españoles que veríamos a Mariano Rajoy mendigando amistad a los líderes de otras Formaciones políticas y aferrándose a las mieles que le ha reportado su cargo durante los últimos cuatro años, como si su vida fuera a terminarse si no consigue gobernar otra vez, más de uno de nosotros hubiera negado por activa y por pasiva que pudiera darse algún día tal posibilidad, conociendo el talante soberbio que caracterizaba a tal personaje, que debía pensar que había sido elegido Presidente de este País, de forma vitalicia.
Algo parecido debe ocurrir también a los informadores, con los que ahora procura reunirse Rajoy, un día sí y otro también, pero que hasta hace bien poco se han visto obligados a conformarse con una negativa casi permanente o con tener que abordarle precipitadamente en los pasillos del Congreso, para recibir monosílabos como respuesta y hasta a escuchar sus declaraciones a través de un televisor instalado para tal fin y por supuesto, sin derecho a réplica.
Pero el tiempo suele encargarse más tarde o más temprano de colocar a cada uno en su sitio  y los errores cometidos en la vida terminan por pasar factura a quienes los cometen, dando muchas veces la razón a los que reiterativamente advirtieron, de un modo u otro, su desacuerdo con la línea seguida por determinadas personas y en este caso, a este sufrido pueblo que en tantas ocasiones reclamó ser oído por quién era su Presidente, obteniendo el más absoluto silencio, como única respuesta.
De pronto, toda esa altivez que conlleva la práctica tiránica del poder, las pretensiones de triunfalismo permanente que ha exhibido el Partido Popular y más concretamente sus principales dirigentes, despreciando la opinión de los ciudadanos que le suplicaban un poco de respeto por su dignidad y un amparo para poder conservar derechos inherentes a la persona, como por ejemplo el trabajo, se ha venido abajo como un castillo de naipes a merced del viento, barriendo con su caída todo el orgullo malsano que se amasó en el transcurso de esta legislatura y colocando al PP y a su cabeza visible, en la incómoda posición de tener que abandonar el poder por la puerta de atrás y sin un solo amigo que le manifieste abiertamente su apoyo.
 Es ahora, demasiado tarde para recurrir a la caridad de los españoles, que en su inmensa mayoría no perdonan a Rajoy que les haya hecho caer en un cuasi permanente estado de tristeza y cuya única prioridad es la de recuperar, al menos en cierta medida, los derechos económicos y sociales que les fueron violentamente arrebatados sin contemplaciones, siguiendo no se sabe bien las órdenes de quién, ni con qué fin concreto.
Los cuatro años que Rajoy ha estado en el poder, la única mano que se ha abierto a los ciudadanos, ha sido la de la gente más cercana y el oficio de político, que representaban institucionalmente los cargos del Partido Popular, se ha ido degradando y ensuciando, hasta el punto de que cualquier atisbo de confianza que pudiera quedarles, siempre y sin excepciones, se encontraba en la solidaridad que les brindaba la propia Sociedad y nunca provenía de sus supuestos representantes, en el Partido del Gobierno.
Ya no sirve, el acercamiento fingido que hemos visto durante toda la Campaña, con Rajoy estrechando manos a pie de una calle, a la que ha venido ignorando sistemáticamente mientras ha durado su presidencia, ni el intento desesperado de aparecer ante nosotros como el hombre normal que nunca fue, ni en casa de Bertín Osborne, ni en ninguna otra parte y con la única intención de no ser apeado de un cargo que siempre le ha venido grande y que le sirvió para poner en práctica unas políticas, que no solo nos recortaron los ingresos, sino también las emociones del alma.
La vida, como ven, ofrece en determinados momentos, lecciones magistrales que conviene aprender de carrerilla como los niños en la escuela y que impiden, si uno no se afana en la moraleja que ofrecen, la oportunidad de no volver a tropezar nuevamente en las mismas piedras que encontramos en el camino.

Infravalorar el voto de los españoles, ha colocado a Mariano Rajoy exactamente en el lugar en que ahora se encuentra y que es, justamente, el que corresponde a los méritos hechos durante un mandato que seguramente y para nuestro bien, nunca volverá a repetirse.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Hora de construir


Al final, parece que se ha impuesto la postura de Pedro Sánchez en el PSOE  y que tras una intensa reunión con sus barones y muy especialmente, con la Presidenta de la junta de Andalucía, a quien se acusa continuamente, desde los medios, de querer ocupar el cargo de Secretaria General del Partido, no se va a apoyar a Rajoy en su pretensión de ser investido Presidente de este País, sino que se van a buscar otros apoyos con la intención de conseguir  que sean los socialistas quiénes se encarguen de gobernar, durante los próximos cuatro años.
Nadie ha dicho que sea fácil, en la situación que tenemos, tras los resultados obtenidos el pasado veinte de Diciembre, ni que el camino que iniciamos a partir de ahora se parezca en nada al que anduvieron los gobiernos sustentados por una amplia mayoría absoluta, pero precisamente en esa dificultad, en los escollos que habrán de salvar unos y otros para trabajar en pro del bien común, estriba la diferencia entre la vulgaridad de una política apoyada en la mera burocracia y la que se construye a base de pactos o alianzas, incluso con los que, en principio, beben de fuentes muy distintas a las nuestras.
Conseguir acuerdos, mantenerlos y obtener los frutos apetecidos que deriven de ellos, puede dar idea de la talla profesional que tienen los que lidian con las negociaciones y aunque a veces éstas se estanquen y haya que trabajar afanosamente para alcanzar un punto en común, la satisfacción de lograr las metas propuestas ha de ser, necesariamente, mucho mayor que la obtenida a base de aprobar Decretos, únicamente cimentados en la fuerza unitaria de los votos.
En esta línea, PSOE, Podemos y quiénes se quieran sumar a la iniciativa de que Rajoy no consiga gobernar en la próxima legislatura, van a tener que esforzarse hondamente, tirando y aflojando la cuerda que tienen sujeta, cada cual por el extremo que le corresponde, hasta alcanzar un equilibrio en el que nadie caiga al suelo y que convenga al bien  de todos los ciudadanos, pues ésta ha de ser la prioridad de cualquiera de los negociadores, tratándose del tema que se trata.
La Campaña electoral, ya pasó y habrá que enterrar a la mayor brevedad posible, los reproches que mutuamente se vertieron en ella, aparcando la ferocidad de los discursos para cuando otras ocasiones lo requieran, sin que esto signifique renunciar cada cual a su identidad o la dejación absoluta de sus más fundamentales principios.
Pero ahora es momento de construir, sin violencia, una alternativa a un Partido Popular severamente castigado por los votantes, para intentar un cambio en profundidad de todas aquellas políticas de recortes económicos y sociales que se nos impusieron en el pasado más reciente y que tan honda huella han dejado en los hogares de los ciudadanos que esperan ansiosos un cambio, para poder mirar al futuro, con cierto optimismo.
Verdad es que hay emergencias sociales que reclaman la intervención del Estado, cuanto antes y que abordar la solución a los problemas más urgentes de las clases más humildes ha de ser, la primera medida a adoptar, pero primero, hace falta tener un gobierno y el asunto de la investidura, por banal que parezca, se convierte por exigencias de este guión, en la primera cuestión para la que se debería alcanzar un acuerdo, aparcando para después, asuntos como el Referendum catalán, al que tal vez podría ceder el PSOE, si se pudiera por fin transformar España, en un Estado federalista.
Naturalmente, las exigencias de unos y otros, las líneas rojas de cada cual, van a estar en la mesa de negociaciones a partir de mañana mismo, pero la buena noticia de este día, es que al menos, nadie se cierra a la posibilidad de dialogar, con la intención sincera de poder alcanzar un acuerdo.
Solo Ciudadanos, ofrece a Mariano Rajoy la oportunidad de ser elegido, en segunda votación, Presidente, aunque todo hace prever que Rivera podría cambiar fácilmente de opinión, si como se piensa, ninguna otra Fuerza accede a respaldar al PP, en ningún caso.
No sería la primera vez que apoyaran a los socialistas., Ya lo hicieron con Susana Díaz en Andalucía y la historia puede volver a repetirse, si los vientos del pacto de la izquierda les favorecen más que el que habían pensado hasta ahora.
De momento, nada se puede descartar, a la vista de lo que está sucediendo.
Entretanto, el empate en la votación de la Asamblea de la CUP, convierte la situación catalana en un poquito más insostenible.
Escribir esta página de la Historia está resultando francamente emocionante.


domingo, 27 de diciembre de 2015

De guardia


A pesar de estar de vacaciones, la situación política actual reclama una atención permanente que me impide desligarme del todo del camino que van tomando los acontecimientos y permanezco en contacto con lo que van avanzando los medios, por si se diera la circunstancia de que ocurriera algo trascendental, que no quisiera perderme por nada del mundo.
Mientras escribo estas líneas en esta tarde cálida de Domingo, La Asamblea de la CUP ha rechazado ya por votación, en dos ocasiones y por un estrecho margen, la idea de aceptar a Mas como nuevo Presidente de Cataluña y Pedro Sánchez trata desesperadamente de convencer a los barones de su Partido de que abstenerse en la votación de la investidura de Rajoy, sería como infligir una nueva herida en el mismo corazón de la mayoría de los militantes socialistas.
Los problemas que están teniendo ambas Formaciones para seguir los dictados de su propia doctrina, están resultando ser un tanto incomprensibles, si se mira desde un punto de vista estrictamente lógico, pues lo natural, en ambos casos, sería rechazar de plano cualquier alianza con la derecha, bien otorgando el beneplácito al líder de la alta burguesía catalana, bien permaneciendo en quietud ante la posible repetición de mandato del líder del PP, como si las políticas de recortes y derechos llevadas a cabo durante la anterior legislatura nada importaran y el deseo de los ciudadanos de que las cosas cambien, no afectara a un PSOE  demasiado debilitado por las luchas internas y los escandalosos casos de corrupción en que se ha visto envuelto.
Atónitos ante tamaños despropósitos, españoles y catalanes no conseguimos salir del asombro que provoca en nosotros la sola pretensión de tales alianzas, que de producirse, se deberán únicamente a un reiterado abuso de presiones sobre los que han sido hasta ahora capitanes de CUP y PSOE y que no responderán, desde luego, a los auténticos deseos manifestados por ambos desde siempre, lo que podría costarles más pronto que tarde, no solo sus cargos, sino sobre todo, su prestigio.
Pero en política, los asuntos relacionados con la ética y la moralidad suelen ser, con demasiada frecuencia, olvidados por aquellos cuya única preocupación consiste en hacerse con el poder y la Sociedad, a fuerza de sufrir cotidianamente el azote de este tipo de sucias acciones, ha terminado por acostumbrarse a verlas como algo rutinario, cuando en realidad debieran ser castigadas o al menos consideradas imperdonables para quiénes las cometen.
Me encantaría que alguien me aclarara qué clase de Presidente de Cataluña será Artur Mas, si es incapaz de hacerse a un lado cuando su candidatura es la causa que está impidiendo la formación de un nuevo Gobierno y hasta qué punto estará capacitado para enfrentarse a los innumerables sacrificios que se le exigirán en su nuevo mandato, habiendo perdido cualquier tipo de credibilidad, desde el momento en que empezó a presionar a la CUP, con la que no está de acuerdo en casi nada, sólo con el objetivo de no perder el poder.
También me gustaría saber qué clase de explicación ofrecerá Susana Díaz a los andaluces cuando les abandone a mitad de mandato para incorporarse al que de seguro será su nuevo destino en Madrid  y cómo convencerá a sus militantes de que prefiere una alianza con la derecha de Mariano Rajoy que con Podemos, quizá porque personalmente no perdona al Partido de Iglesias, que no apoyara su investidura en Andalucía.
Entretanto, la opinión de catalanes y españoles vuelve a ser ignorada, vapuleada y ofendida por los coqueteos entre Formaciones, como si los resultados salidos de las urnas cayeran, al día siguiente de producirse, en el más absoluto de los olvidos.
Y puede que así sea, en el caso de los políticos de turno, pero les aseguro que no en el nuestro.



miércoles, 23 de diciembre de 2015

Pedro dice no


Contradiciendo a Susana Díaz y asentándose en el cargo de Secretario general del PSOE, Pedro Sánchez aclara que no dará su apoyo a Rajoy en la Investidura  y apuesta por un Gobierno progresista que lidere un cambio profundo en las políticas que se vienen practicando en los últimos años, como seguramente esperaban, la mayor parte de sus militantes.
Citado por un Rajoy hondamente contrariado por tener que abandonar  el poder y dispuesto a pactar, incluso con su más profundo enemigo, por conservar el cargo de Presidente, Sánchez se ha encontrado en la encrucijada de tener que decirle que no, aún sabiendo que figuras relevantes de su propio Partido, comparten la postura del PP, en nombre de un supuesto pacto que estabilice el Estado y que no están de acuerdo en pedir ayuda a Podemos, quizá, porque consideran a esta nueva Formación, responsable de todos sus fracasos.
Y es verdad que Podemos se ha nutrido en gran parte del granero de votos del PSOE, pero porque los errores cometidos, sobre todo en la última etapa de Zapatero, no han podido ser perdonados por una gran parte de los ciudadanos, que han canalizado su indignación castigando con un  viraje hacia la izquierda, todas las deslealtades que con los trabajadores y la sociedad en general, se habían venido cometiendo.
El caso de los ERE ha contribuido también y mucho, a un abandono por parte de un electorado harto de la corrupción protagonizada por los señores del bipartidismo y la voluntad de la Sociedad, que es la que debiera contar a la hora de constituir cualquier Gobierno, ha sido clara, al apoyar una inmensa mayoría, la idea del cambio en la política.
Tendrá que lidiar Pedro Sánchez con las exigencia de quienes pueden prestarle apoyo para ser elegido Presidente y les guste o no a sus ilustres correligionarios, el Partido de Pablo iglesias es el que aportaría en esta operación, de llevarse a cabo, más número de escaños y por tanto, el que más derecho tiene a poner sobre la mesa, determinadas propuestas.
Poco acostumbrados a dialogar, a los señores del bipartidismo se les hace un mundo tener que suplicar apoyos y hacer concesiones a otras Fuerzas, ignorantes tal vez, de que la Democracia consiste casi todas las veces en esto, aunque en su caso, tengan poca práctica y ningunas ganas de hacerlo.
Pero la búsqueda de un entendimiento  es el único camino posible, si no se quieren repetir las elecciones y por tanto, toca a unos y otros, plegarse a la dificultad del momento y hacer, cada cual, lo que pueda por conseguir una alianza duradera que posibilite el gobierno de esta nación, sin fijarse en modelos anteriores.
Cuando la Historia cambia, todo lo que nos resultaba familiar queda descartado de facto y cae en el olvido y solo una nueva manera de afrontar la política y los problemas, tiene sentido para que las cosas funcionen, proporcionando el bienestar a la inmensa mayoría.
Las etapas, se han cerrado y abierto periódicamente durante siglos, sin que esto haya sido óbice para la desesperación de los buenos políticos, que han de saber, fundamentalmente, adaptarse a los nuevos tiempos.
Es pues natural, que el PSOE trate de sumarse a este cambio que todos deseamos, aunque para ello tenga que dejar atras a determinados líderes demasiado caducos en sus opiniones y pensamientos. Hace bien Sánchez en marcar distancias con ellos. De no hacerlo, estaría cavando su propia tumba política.




martes, 22 de diciembre de 2015

Permítanme, señores


Es tiempo de conversaciones y pactos, de declaraciones variopintas salidas de los labios de las figuras relevantes de los partidos, en activo o no, recomendando alianzas esperpénticas que, por supuesto, no lesionen los intereses de los poderosos, ni hagan bajar las bolsas o subir la prima de riesgo, como si el destino de las personas no pudiera discurrir en un mundo un poco más alejado del consumismo y el liberalismo de los mercados.
Nada importa, parece, la voluntad de una Sociedad que ha elevado precisamente la voz en contra de esas políticas agresivas que lesionan la dignidad de los seres humanos o que la mayoría de los españoles haya intentado, por las vías que han creído oportunas, enviar a casa a los que hasta ahora nos gobernaban, siguiendo mansamente los dictados de todos aquellos que manejan la opinión y la conciencia de  éstos que ahora intervienen, reclamando un pacto de estado.
Pero este es nuestro Estado y no el suyo en exclusividad y a los españoles no les agrada que se les marque el camino del redil, recomendando la grotesca unidad de socialistas y populares, ni que salgan a la palestra dinosaurios como González o Aznar, asumiendo el papel de salvadores de una Patria, como dioses recién sacados de una tragedia griega y apelando a una experiencia propia que a nadie interesa ya, desde hace mucho tiempo.
Es ahora, momento de respetar lo que los ciudadanos deciden, ya que lo han hecho en libertad y en pleno uso de sus facultades mentales, sin injerencias impropias de los que a sí mismos se llaman demócratas, pero que demuestran, con su actitud, un viso de autoritarismo contra todos los que contradicen su pensamiento.
La tensa espera con que aguardamos el inicio de la nueva legislatura, la llevamos con el innegable deseo de poder empezar a caminar sin tutelas de nadie, por una senda que nos aparte de la angustia sufrida durante los pasados cuatro años y para poder olvidarnos por fin, de los recortes, de la tristeza, de la desesperanza y de la angustia para volver a abrazar la ilusión de estar construyendo, en la medida de nuestras fuerzas, un futuro mejor para todos, lejos de la mansedumbre y el miedo.
Permítannos, señores, edificar nuestro propio destino, traer a nuestros hijos a casa, trabajar a cambio de un salario digno, tener la oportunidad de gozar de una educación para todos y de curarnos de nuestras heridas en el sistema público de sanidad, que también cuida de nuestra salud mental, bastante tocada por los años de gobierno de Rajoy y los suyos.
Déjennos, sin presionar, ser los  protagonistas de nuestra historia y dedíquense, a esas actividades bien remuneradas que les cayeron como del cielo después de abandonar sus cargos, o a la tarea de continuar trabajando por el bien de la población que tienen a su cargo, como en el caso de Susana Díaz, que ya ha tenido a bien pronunciarse en contra de los pactos con Podemos.
Busquen, si es que se aburren o añoran esos tiempos en los que hacían y deshacían a su antojo labores de gobierno, otra diversión que no sea tratar de manipular los resultados de las urnas y entérense, de una vez y para siempre, que su momento quedó atrás. Esta de ahora, es otra historia, que a ustedes no compete y les aseguro que no hay nada más gratificante, a la vez que difícil, que saber retirarse a tiempo.


lunes, 21 de diciembre de 2015

Pactar o repetir


La voluntad de los españoles en las urnas, ha dejado un panorama político en la nación y una fragmentación en el futuro Parlamento, que hace imposible la gobernabilidad del Estado para ninguno de los Partidos en solitario y no quedará otro remedio que tratar de llegar a acuerdos para Presidir el País, o repetir en breve las elecciones generales, si las negociaciones no fueran posible.
Durísimo lo tiene el PP con sus 123 escaños, muy lejos de la mayoría absoluta que obtuvo en dos mil once y enemistado por su proceder con casi todas las demás Fuerzas políticas, lo que otorga al PSOE, con sólo noventa diputados, la posibilidad de intentar un acercamiento con Podemos, Ciudadanos o ambos, o bien con los nacionalistas catalanes en bloque, dándoles a cambio la oportunidad de celebrar su cacareado referéndum.
Ahora mismo cualquier alianza es posible, pero la ruptura del bipartidismo, que se ha consolidado absolutamente, deja paso a una nueva etapa en la que han irrumpido con fuerza dos Partidos que hasta ayer ni siquiera tenían representación en el Parlamento y habrá que contar con ellos y hacer concesiones, en muchos casos dolorosas y difíciles, si se quiere obtener una investidura que parece lejana tanto para Rajoy como para Sánchez, aunque yo diría que la tiene más cerca el representante de los socialistas.
Porque el PP, aunque llegara a un acuerdo con Ciudadanos, necesitaría contar también para alcanzar una mayoría suficiente, con otros grupos que en este caso no podrían ser otros que los nacionalistas de Esquerra Republicana y la antigua Convergencia de Mas, con los que ha estado litigando cruentamente durante toda la pasada legislatura, negándose sistemáticamente a cuantas peticiones le llegaban de Cataluña y llegando incluso, a denostar a los ciudadanos que les apoyaban en su lucha por la Independencia.
Puede que Ciudadanos accediera a prestarle su apoyo, pero está claro que los Partidos catalanes, e incluso el PNV también, no van a colaborar en que su enemigo cerval consiga gobernar otros cuatro años, conociendo su recalcitrante unionismo y en parte, porque no sería justo para sus votantes, traicionar los principios defendidos a capa y espada en los últimos tiempos, a cambio de una parcela de poder en un Estado español, que ni siquiera les interesa.
Así que si Sánchez accede a revisar su postura sobre el Referendum, cosa que en principio parece probable y pacta con Podemos un amplio abanico de medidas orientadas fundamentalmente a mejoras sociales urgentes, quizá logre el apoyo de todos, como hecho puntual para la investidura, aunque después tenga que gobernar en minoría y buscando siempre determinados acuerdos.
Podría darse una tercera vía, si Ciudadanos decidiera apoyar a PSOE y Podemos, logrando así 190 diputados entre los tres, en cualquier votación que se celebrara, pero que traería al Parlamento español una curiosa mezcolanza entre Partidos de izquierda y derecha, con ideologías diametralmente distintas, aunque no hay nada que no pueda solucionarse con  diálogo y  paciencia.
Esta, quizá sería la alternativa que preferirían, de ser preguntados, los españoles, atendiendo al resultado salido de las urnas, si se tiene en cuenta que una amplia mayoría de la Sociedad, desea principalmente que Mariano Rajoy no repita en el poder, para poder escapar de las políticas de austeridad, a la mayor brevedad posible.
Tenemos por delante, una apasionante aventura, en la que debiera primar, por encima de ideologías y catecismos, el futuro bienestar de las mayorías, por lo que con toda probabilidad, todos habrán de ceder en sus planteamientos programáticos, tendiendo la mano a los demás, si se quiere evitar la repetición de Elecciones, con la incertidumbre natural que tal hecho despertaría en todos nosotros.
Y aunque llegar por fin a entenderse no garantice la estabilidad de un nuevo gobierno, ni constituya el bálsamo capaz de curar todas nuestras heridas pasadas, la ilusión de que estamos empezando a construir algo nuevo, parece ser la tónica general que hoy inunda las calles de España, en la creencia de que todo puede ser posible, alrededor de una mesa de negociaciones.
Por otra parte, sea cual sea el resultado de los pactos y gobierne quien gobierne, la ausencia de mayorías absolutas y la fragmentación del nuevo Parlamento, permitirá que llegado el momento en que hipotéticamente se estén lesionando nuestros derechos, se pueda plantear una Moción de censura…y ganarla.
Ya nos hubiera gustado a todos haber tenido esa posibilidad, durante los años de mandato del partido saliente.


domingo, 20 de diciembre de 2015

El futuro es mañana


Mientras los españoles votamos en libertad y los líderes de los Partidos se dan un baño de masas depositando sus votos en las urnas, la incertidumbre acumulada sobre cuál será el resultado de estos Comicios, se apodera de los medios de comunicación que se arremolinan en los lugares elegidos por las Formaciones para vivir la noche electoral, rodeados de sus más fieles seguidores.
Con una participación, a las dos de la tarde, ligeramente menor que la de las últimas Generales, el Cambio que espera una buena parte de españoles pende de un hilo, pues si no se alcanzan cotas altas de votación, el sprint final podría favorecer, según cuentan las estadísticas, a la derecha.
Pero teniendo en cuenta que este domingo de Diciembre, los comercios permanecen abiertos en su totalidad, debido a las ventas navideñas, hay que suponer que una buena legión de trabajadores y también de potenciales compradores que intentarán aprovechar la mañana para acercarse al centro de las ciudades, emitirán el voto por la tarde, por lo que sería previsible decir, que la avalancha en los Colegios se producirá, casi con toda seguridad, en las últimas horas de la tarde.
Otros con menos suerte, se han visto impotentes para votar, al residir en el extranjero y aunque se ha habilitado a través de la red, una conexión con abstencionistas dispuestos a depositar en las urnas, en España, la opinión de los emigrantes, se podría decir que aún quedarán muchas personas que hubieran deseado votar, que no podrán hacerlo por problemas meramente burocráticos…o políticos.
El día parece transcurrir sin sobresaltos y hasta se intuye una cierta alegría a la hora de acudir a los Colegios, que choca diametralmente con la seriedad que acompañó a las dos o tres últimas elecciones, como si una marea de interés hubiera sacudido la mismísima médula de la sociedad española, devolviéndole la ilusión perdida en las cuestiones relacionadas con la política.
Ese cambio, que corresponde en su totalidad, a la aparición de los Partidos emergentes, ha puesto una pincelada de buen humor en el rostro de los ciudadanos, que hace que ya parezca, aún sin conocer el resultado de las elecciones, que algo ha cambiado en este país, hasta ayer mismo lúgubre y gris, por los efectos nocivos de la crisis, como si todos estuviéramos a punto de despertar de un mal sueño, que nos provocaba una inquietud de la que no podíamos escapar, por no encontrar una salida.
 Si a partir de esta noche se cumplen o no nuestros anhelos, lo sabremos después de un recuento, que se augura será uno de los más emocionantes de nuestra Historia reciente, pero desde luego, la realidad con la que amanezcamos mañana, tras estas elecciones, nada tendrá que ver con la que recordamos del pasado, ni contará con los mismos actores que la protagonizaron hasta ahora, al haberse transformado el guión, considerablemente.
Para los que creemos en la posibilidad de intentar otras vías, nada hay perdido, sea cual sea el resultado que mañana publiquen los medios, pues hasta hace apenas dos años, ni siquiera existíamos en el panorama político nacional…y fíjense dónde hemos llegado.
Para los bipartidistas, seguro, será de otra manera, pues hoy mismo es el día en que se termina por fin su alternante hegemonía en el poder  y habrán de negociar a partir de mañana…o resignarse al ostracismo.
La profunda transformación que sufrirá el futuro de España, está empezando ya y aunque aún quedan, para desgracia nuestra, quienes se niegan a aceptar este Cambio que los ciudadanos nos hemos ganado a pulso, con nuestro activismo en las calles, no quedará otro remedio que asumir los acontecimientos y contar con la opinión de la Sociedad, como hasta ahora nunca se había hecho.
Pase lo que pase, la victoria de David contra Goliat, ya se ha producido. Sentarse en el Parlamento español estos próximos cuatro años, que se oiga nuestra voz y se respeten nuestras opiniones y posiblemente, participar en los pactos que dictaminen quién será el nuevo Presidente de gobierno, paga todos los sinsabores y tribulaciones que hemos tenido que soportar estos últimos tiempos.
No es que nos conformemos con eso, pero estamos muy satisfechos.


viernes, 18 de diciembre de 2015

Los peores años de nuestras vidas


Hoy podemos decir que por fin termina el mandato de Mariano Rajoy, que ha constituido sin duda, los que han sido los peores años de nuestras vidas y que se abre un nuevo periodo esperanzador que depende, totalmente, de lo que  los ciudadanos decidamos el domingo en las urnas, aunque todos en general, pensamos que venga lo que venga, ha de ser, necesariamente mejor que lo acontecido en este negro periodo de nuestra historia.
La búsqueda de caminos distintos que logren sacarnos de la oscuridad en la que nos han sumergido las agresivas políticas de recortes económicos y sociales que ha impuesto este gobierno, ha propiciado fundamentalmente, que los ciudadanos hayan dado un paso adelante, ante la inexistencia de vías legales por las que conseguir apear del poder a los que obtuvieron una mayoría absoluta en las elecciones  y que hayan fabricado, con esfuerzo y perseverancia, un modo distinto de hacer política, que ha revolucionado por completo el panorama nacional, apoyándose en la entrada en escena de nuevos Partidos.
Estábamos, a merced de la tiranía del PP, indefensos, agotados, desesperados y  hasta faltos de dignidad, intentando inútilmente ser oídos de alguna manera por nuestros supuestos representantes, incrédulos de que no hubiera algún remedio que solucionase los gravísimos problemas de paro y miseria que nos acarreaban las incontables reformas que aprobaban los consejos de unos ministros tan lejanos de la vida real, que no nos quedaba otro remedio que convertirnos en sumisos corderos o luchar, en las calles de nuestras ciudades, agrupándonos en inmensas mareas que reclamaran la posibilidad de un cambio sustancial en las políticas dictadas al oído por Europa  y que nos devolvieran, a la mayor brevedad posible, el derecho inalienable de volver a sentirnos vivos y de recuperar toda esa alegría que siempre nos caracterizó y que se fue marchando paulatinamente, mientras perdíamos nuestros empleos y nuestras casas, desahuciados por la ferocidad de la Banca y de la Reforma Laboral que propiciaba el despido libre.
Hemos tenido que gestionar nuestros problemas solos, abandonados por los que se consideraban a sí mismos nuestros gobernantes y ver impávidos cómo en la mayoría de los casos, mientras se nos reclamaba austeridad, iba creciendo su implicación en los innumerables casos de corrupción que han esquilmado vilmente las arcas de un Estado, al que todos pertenecemos.
Nos han vapuleado, vilipendiado, rebajado los sueldos, insultados como si fuéramos delincuentes si nos atrevíamos a protestar y desangrado hasta las últimas consecuencias, colocando la situación laboral del país a niveles asiáticos, al mismo tiempo que se nos retiraban cientos de derechos sociales adquiridos, como la Universalidad de la Sanidad y la Educación y nuestros jóvenes se veían obligados a emigrar, si querían ejercer la profesión para la que durante años, se habían preparado.
Han crecido, además del paro y los empleos basura, los comedores sociales, que han ayudado a nuestros niños a paliar los efectos del fantasma del hambre, la tasa de voluntarios ayudando a los dependientes en tareas que hasta entonces habían correspondido a la administración, la violencia de género al desaparecer, casi en su totalidad, las medidas de protección que ayudaban a las mujeres a escapar de sus agresores, las tasas de matriculación en las Universidades y en los asuntos judiciales, los impuestos que pagamos todos los españoles, el número de pensionistas que se han visto obligados a mantener a sus hijos y nietos,  las listas de espera en los Hospitales, la manipulación ideológica en los colegios, los desahucios y fundamentalmente, las tasas de pobreza que colocan a miles de familias españoles en los grupos de riesgo.
Y han bajado el número de médicos, de profesores, de trabajadores sociales, tan necesarios en tiempos de crisis, las tasas de afiliados a la Seguridad social, la natalidad, ante la imposibilidad real de los ciudadanos para mantener a los hijos, la inmigración, que tan bien nos vino como mano de obra barata en los años de bonanza, la bolsa dedicada a pagar las pensiones que han perdido tanto poder adquisitivo, el dinero de las arcas estatales, robado a manos llenas por una cohorte de defraudadores y corruptos con filiación política, las ayudas a los parados de larga duración y a los que sufren por esta causa pobreza energética, el poder adquisitivo de la gente que ha tenido la suerte de conservar el empleo y la desilusión que produce ser conscientes de que no hay esperanza de alcanzar un futuro digno.
La herencia de Rajoy, que tantas veces afeó a Zapatero el legado que le había dejado cuando fue investido Presidente, no ha traído pues, al sufrido pueblo español, más que un vertiginoso descenso hasta el estado del malestar, del que nos va a costar muchísimo trabajo escapar, sobre todo si vuelve a ganar las elecciones y repite como gerente del Gobierno.
Es por tanto fundamental, que todos reflexionemos a solas sobre esta última etapa de nuestras vidas,  que no nos dejemos engañar por el triunfalismo de quiénes buscan permanecer en el poder, intentando convencernos de que se ha terminado la crisis y que cada cual, mire a su alrededor para constatar en qué situación se encuentra, después de los cuatro años de gestión del PP, la gente que le rodea más de cerca y si quiere, continuar en la misma línea de recortes que nos imponen los conservadores o librarse para siempre del yugo de la sumisión, apostando por la esperanza de un cambio que beneficie a las mayorías.
Por ello, sería bueno mantener frescos los recuerdos y no dejar caer en el olvido todos los sufrimientos que nos hemos visto obligados a soportar, sin haber obtenido siquiera, la posibilidad de ser del todo libres para reclamar ser tratados como personas y no como una mercancía con la que pueden negociar, aquellos a quienes solo les importa la marcha de la Macro economía.
La única fuerza que nos queda a los humildes es la de unificar nuestros votos, para apear del poder a los que han convertido estos últimos cuatro años en los peores de nuestras vidas.
Ténganlo presente antes de introducir la papeleta en las urnas. Y sonrían mientras lo hacen, porque todo es posible.


jueves, 17 de diciembre de 2015

Una agresión inaceptable


Sufre Mariano Rajoy una agresión en plena campaña electoral, de parte de un joven de diecisiete años, en plena calle y a la luz del día, que no puede tener justificación de ninguna manera,  aunque viene a demostrar hasta dónde puede llegar la indignación, por parte de algunas personas, aún por conocer la historia personal que tiene detrás el agresor y si en cierta medida, se ha visto afectado en su entorno, por alguno de los recortes practicados por el actual Presidente.
Está habiendo en esta campaña, un tono encubierto de violencia, que en nada se parece a lo que se nos tiene acostumbrados desde que consiguiéramos darnos la Democracia, como si en estos últimos cuatro años, todo se hubiera complicado tan profundamente, que hubiera dejado una huella indeleble, no sólo en los ciudadanos, sino también en los políticos.
Pero la educación y la elegancia, a la hora de litigar por el poder y también en el transcurrir de las vidas de todos los que dependemos directamente de los dictados de los Gobiernos, han de ser conservadas como una barrera que separa lo animal de lo racional y acompañarnos, aún cuando la desesperación nos invade hasta la médula, sin que podamos ver una salida.
Hemos de convencernos que en política, el único camino para cambiar lo que nos disgusta o directamente nos agrede, es acudir masivamente a las urnas, habiendo meditado unos votos, que tienen mucha más importancia de la que les dan aquellos que nos los suplican ahora por las calles y plazas del país, prometiéndonos un imperio y que son, directamente, los responsables de quiénes después se sientan en los tronos del poder, para decidir durante los próximos cuatro años, cuál y de qué manera será nuestro destino.
Y aunque el hartazgo y la impotencia que produce el hecho de haber sido sistemáticamente desoídos en el transcurso de toda la legislatura, haga crecer en nosotros la tentación de perder los papeles, en el hipotético caso de que nos tropezáramos por casualidad con los responsables de todas nuestras miserias, es infinitamente mejor, darse el gusto de verlos caer del pedestal en el que se encuentran, cuando son derrotados por los resultados electorales, o por las posibles coaliciones que puedan producirse entre Partidos, ya que hablando se entiende la gente.
Ya sabemos que la justicia, no siempre es impartida con equidad, en este país nuestro, pero el tiempo, termina por colocar a cada cual en el lugar que le corresponde y la verdad, suele ser tozuda en perseguir, así que pasen veinte años, a todos aquellos que por alguna razón traspasaron los límites de lo que se considera decente, mientras ocupaban un cargo político.
De ahí la importancia de los historiadores, que suelen escribir objetivamente lo que sucede en las Naciones durante la etapa que les corresponde vivir y que  dejan reflejado, para que los que vengan conozcan al detalle  los hechos y puedan juzgar, por sí mismos, si fueron o no graves los sucesos que acontecieron a sus antecesores y quiénes los provocaron o dirigieron.
Está claro que Mariano Rajoy y los suyos, probablemente serán recordados, más que por la gestión que hicieron en sus labores de gobierno,  por haber protagonizado en altísimo número, la peor etapa de corrupción que se vivió en España, sin que fueran capaces de resolverlo.
Esa será una de las penitencias más duras que se verán obligados a sufrir en su condición de políticos y, créanme, que nada ni nadie podrá evitar que así suceda o maquillar de ningún modo, el pésimo recuerdo que dejaron, entre los que ahora vivimos.
Buscar otros caminos, resta inmediatamente razón a la enorme fuerza de los argumentos e incluso coloca a los que los esgrimen en una incómoda situación, por si a los agredidos les da por pensar o difundir, que en el fondo, se aplaude la conducta de los agresores.

Éstos sí que son minorías y no los corruptos que durante tanto tiempo han esquilmado los recursos del país, cuando habrían tenido que ser, un ejemplo de honestidad, para todos nosotros.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Hasta el último minuto


A sólo cuatro días de la celebración de las Elecciones Generales y como ha venido ocurriendo ininterrumpidamente, a lo largo de esta legislatura, aparecen dos nuevos casos de presunta corrupción de miembros destacados del PP, que contradicen la supuesta honradez que tanto se afanan en defender Rajoy y los suyos, ante los ciudadanos.
Mucha tinta ha corrido ante el comentario de Pedro Sánchez sobre la decencia del Presidente y el tono de brusquedad con que hizo la afirmación, en el cara a cara del pasado lunes, pero lo cierto es que nunca había habido tantos representantes de un Partido imputados en delitos relacionados con el dinero, ni nunca, los españoles, habíamos visto aparecer el nombre de ningún otro Presidente de Gobierno, escrito en los papeles de un defraudador, como perceptor de sobresueldos pagados en dinero negro.
La sombra de la sospecha que ha sobrevolado durante este periodo de nuestra historia, parece que va a perseguir a Rajoy hasta el último minuto de su permanencia en el poder y hace sólo unos días, Gustavo de Arístegui y Pedro Gómez de la Serna, han entrado a formar parte de la interminable lista de presuntos corruptos que han ocupado cargos de importancia en el país y que han sido, en su mayoría, lo que se definiría como hombres de confianza del Presidente.
No vamos a entrar en profundizar en la supuesta decencia de Rajoy, pues realmente no se ha probado legalmente que haya cometido ningún delito, pero la cohorte de maleantes que le han acompañado en su andadura, la supuesta financiación ilegal de las obras de la sede de Génova, sus iniciales impresas de puño y letra de Bárcenas en los papeles incautados y los mensajes de ánimo enviados al ex tesorero, incluso conociendo la existencia de sus cuentas millonarias en Suiza, no pueden por menos que generar una duda razonable en el sentir de los ciudadanos que han tenido que contemplar atónitos cómo gente de la calaña de Rato y otros muchos, escamoteaban los fondos de las arcas públicas, mientras los españoles se apretaban el cinturón hasta asfixiarse, por la dureza de los recortes impuestos por el Gobierno.
Que Rajoy debió dimitir hace ya mucho tiempo, es una creencia asentada en el pensamiento de la  mayoría de la gente, como lo es que el agujero económico que han generado los destacados miembros del PP que se han manchado las manos robando, podría haber solucionado muchos de los problemas que nos acucian, pero la holgada mayoría absoluta de que ha disfrutado esta Formación durante estos últimos cuatro años, ha hecho literalmente imposible poner fin a una situación absolutamente desbordada en lo que a la corrupción se refiere, pues cualquier Moción de Censura que se hubiera intentado, se hubiera perdido, por una mera cuestión numérica.
Lo que no puede evitar el PP es que la gente opine o que el pensamiento generalizado que sobre sus dirigentes se tiene, a lo largo y ancho del país, diste mucho de ser que representan un ejemplo de limpieza.
Porque no siquiera nos da tiempo a olvidar lo sucedido en casos como Gurtel o Púnica, cuando ya tenemos sobre la mesa nuevos nombres o listas de imputados en nuevas tramas en las que se vuelve a jugar con el dinero de todos los españoles y así, todos y cada uno de los días.
El domingo, todos votaremos sin que se haya aclarado aún, si Arístegui y Gómez de la Serna, se lucraron ilícitamente de negocios sucios mientras ocupaban puestos de relevancia en su Partido, pero lo haremos sabiendo que como otros muchos, también ellos, gozaban del amparo del equipo cercano al Presidente.
Y a dieciséis de Diciembre, ninguno de nosotros pondría la mano en el fuego por afirmar que en los escasos días que faltan para la celebración de los comicios, no aparezcan aún nuevas corruptelas protagonizadas también por otros militantes ilustres de esta rancia derecha, abofeteando sin manos toda esa supuesta decencia que tan ardorosamente defendió el principal responsable del PP, en el debate del lunes pasado.
No sabemos si Rajoy ganará las elecciones, pero su partido, se está quedando sin gente.


martes, 15 de diciembre de 2015

Fin de ciclo


El vergonzoso Debate que protagonizaron los líderes de PP y PSOE ante las cámaras de televisión, confirma la teoría de que ha llegado la hora de terminar con el bipartidismo y que efectivamente, finaliza un ciclo que se rompe de la peor manera posible, ofreciendo a los españoles una imagen de los que han ostentado alternativamente el poder, peor que la de dos   verduleras discutiendo, en medio de una plaza.
Insultos, agresiones verbales y reproches, a la vez que presunciones vanas sobre lo que cada cual había conseguido en el pasado más reciente, caracterizó el cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, en una noche que se hizo interminable y tediosa para los ciudadanos que decidieron sentarse ante el televisor y que no podían comprender cómo ninguno de estos dos personajes pudiera optar a la Presidencia del gobierno.
Mintió Rajoy, reiteradamente, sobre el alcance real de las medidas impuestas a golpe de Decreto durante su mandato y su adversario, no supo aprovechar, sin perder la elegancia, el extraordinario momento que se le ofrecía para rebatir con contundencia y veracidad, todos y cada uno de los argumentos esgrimidos por la cabeza visible del PP, que en muchas ocasiones le ofreció, en bandeja de plata, la oportunidad de poder sentenciar el tipo de política practicado en los últimos cuatro años.
Le faltó a Sánchez, esa cercanía tan evidente en las intervenciones de los líderes de los Partidos emergentes, el estudio de los temas tratados y hasta fluidez en la expresión, pues fue incapaz de terminar una sola frase, como si le pesara en la espalda el contenido de su propia mochila, infectada también por los casos de corrupción y por el recuerdo de la última etapa de Zapatero.
Sacó de quicio a Rajoy en varias ocasiones, pero sin el suficiente empuje que consigue atraer la atención de los futuros votantes y se perdió en un diálogo caduco, decadente y ñoño, quizá abrumado por su falta absoluta de experiencia.
Le faltaron pruebas documentales que demostraran todos los recortes infringidos y le sobró, una especie de soberbia incomprensible en quién aún no ha ganado ningunas elecciones y que le llevó a un laberinto del que en ningún momento logró salir, dejando al Partido que representa en un lugar impensable hace solo unos años.
El otro, el ausente de los debates de verdad, en su aburridísima línea dialéctica, se limitó a vanagloriarse de su gestión como si no existieran los cinco millones de parados y el empleo creado por su gobierno fuera la panacea que cura todos los males ocasionados por la crisis, seguro de que con un rival así ( quizá por eso sólo ha querido enfrentarse con él), las elecciones estaban ganadas nuevamente.
Ni una sola mención a las nuevas Formaciones en liza, aunque los espectadores las echamos de menos durante todo el enfrentamiento, ni tampoco una profundización real en un temario severamente vapuleado por el Gobierno saliente, que exigía a gritos, soluciones y no la consabida estrategia del “Y tú mas”, flotando durante dos horas sobre las cabezas casi huecas de los debatientes.
Anoche, los españoles enterramos al bipartidismo, más que por deseo propio, porque la situación nos obligó a añorar la frescura de Iglesias y Rivera.
Rajoy y Sánchez, eran, ante las cámaras, la imagen grotesca de dos cadáveres políticos batallando cruentamente por escapar de una tumba, que han cavado con meticulosidad y cada uno a su manera, durante mucho, mucho tiempo.

Mencionar al moderador, no merece siquiera la pena.  ¡Valiente periodista!

lunes, 14 de diciembre de 2015

Frío en el corazón


Se cuela en medio de la campaña electoral, un programa de Jordi  Évole sobre la pobreza energética, que mueve a la indignación de los ciudadanos, al contemplar la tremenda injusticia que se está cometiendo con miles de familias que se quedaron sin trabajo, gracias a la reforma Laboral del PP y a las que, sin piedad, se les corta la luz, el agua y el gas, por falta de pago, sin tener en cuenta que por desgracia para ellas, no perciben ningún tipo de ingresos, al haber consumido todas las prestaciones que ofrece el Estado, sin haber podido encontrar ningún tipo de ocupación, que palie los efectos de su sobrevenida miseria.
La entrevista, que se produce en dos escenarios que podrían considerarse las partes en este conflicto, transcurre, primero, en el hogar semi a oscuras de una señora de mediana edad, que se ve todos los meses en la disyuntiva de tener que decidir si come o paga los recibos energéticos y a la que su compañía eléctrica ya amenazó con cortar el suministro, al primer recibo que devolvió, aunque el corte de luz, de momento, ha sido frenado por los servicios sociales de su Ayuntamiento. Colgado en la pared, un termómetro que marca nueve grados de temperatura, que se mantienen durante toda la conversación con Ada Colau, el ex ministro Sebastián, el propio Évole y la afectada y en la que se muestran diferentes posturas a la hora de afrontar un problema que sin embargo, el Gobierno de Mariano Rajoy no ha sido capaz de solventar después de cuatro años, ni aborda en el programa que presenta para la próxima legislatura, como si esta realidad no existiera o no tuviera la menor importancia para el Partido que dirige.
Del otro lado,  Soria, en las estancias de su confortable Ministerio, cómodamente sentado en un sillón de estilo isabelino y a una temperatura real de veintiséis grados, reflejada en el termómetro que descubre la cámara, aludiendo a las escasas ayudas que su Ministerio ha habilitado para combatir el trance que sufren estos conciudadanos nuestros y que se limita a una rebaja del veinticinco por ciento en una factura que resulta del todo impagable, para aquellos que nada tienen.
Dando muestras incluso, de desconocer las estadísticas que sobre los afectados han publicado Organismos oficiales durante sus años en el Ministerio y evitando cualquier enfrentamiento abierto con las Compañías que proporcionan estos servicios, Soria se atreve aún, a defender de manera triunfalista, como acostumbra a hacer el PP en plena Campaña, la consideración que su Partido demuestra con estos afectados, a pesar de haber declinado acudir al domicilio en el que se celebra la otra parte de la entrevista, para conocer in situ, la magnitud real del problema.
La comparación entre uno y otro escenario resulta ya en sí, además de dramática, grotesca  y la indiferencia que produce la situación de una parte de la ciudadanía, que se dispone a afrontar un nuevo invierno desprotegida por este Gobierno al que Soria pertenece, no admite ningún tipo de perdón por parte del resto de los españoles, si se tiene en cuenta que en el tiempo que dura la entrevista, el Ministro no solo no pronuncia en ningún momento la palabra piedad, ni tuerce de algún modo, su gesto al contemplar las miserables circunstancias que rodean a la otra protagonista de la historia.
La señora, al final, lanza en su desesperación una serie de acusaciones directas a Soria y su Partido, probablemente, movida por la grave injusticia que padece, sin recibir siquiera y aunque solo fuera por corrección, el apoyo de quien tiene en sus manos todo lo relacionado con el sector energético.
El día veinte, cuando acudamos a las urnas, muchos de nosotros, sin embargo, no vamos a olvidar a esta mujer ni a ninguno de los que sufren, olvidados por la administración, de pobreza energética.
Y a todos esos indecisos que no saben a quién votar, les aconsejo, si no lo han hecho ya, que tengan a bien ver este magnífico programa, reflejo de lo que está sucediendo en este País, a espaldas de los focos de las televisiones y la grandilocuencia de los mítines de campaña.
Después, pregúntense si desean continuar al lado de quienes miran hacia otro lado como si fuera la gente la que no quiere encontrar un trabajo que la dignifique y piensen, porque bien podría ser así, cómo se sentirían si fueran ustedes los que no pudieran cocinar, calentarse o encender la luz, por falta de medios para hacer frente a las facturas y a quién reclamarían que actuara para remediar su vivencia.
Algunos, ya han tenido cuatro años para poder hacerlo. En su lugar, aún siguen defendiendo la subida del recibo de la luz, condenando la utilización de energías renovables y viviendo, a costa nuestra, bajo la calidez climática de sus despachos, en los que nunca faltó de nada, ni en los peores momentos de esta crisis.




domingo, 13 de diciembre de 2015

Excusas electorales


El ajetreado final de legislatura que está teniendo Mariano Rajoy, parece haber alcanzado su punto álgido con el atentado de Kabul, en el que han muerto dos policías españoles y que complica aún más, si ello es posible, la decisión del PP sobre la ayuda que deben prestar a Francia, tras los terribles sucesos de Paris.
La explicación ofrecida por el Presidente sobre el ataque, que señala que el objetivo era una casa de huéspedes situada justo al lado de la Embajada española no ha resultado en absoluto convincente, sino que ha sonado más bien, a una excusa urdida para no empañar la campaña electoral en la que se halla inmerso en estos momentos, teniendo que ofrecer una respuesta contundente a lo sucedido en Afganistán.
Pero los españoles hace tiempo que dejamos de confiar en lo que nos dice el Presidente y mucho más si hay intereses electorales por medio, por lo que nos resulta casi imposible creer la versión oficial que se ha dado sobre el asalto y que deja demasiadas incógnitas abiertas que, teóricamente, debieran ser respondidas, antes de los comicios, por el propio Rajoy, como ya han reclamado determinados Partidos de la oposición.
 Afortunadamente, la libertad de prensa de que aún disfrutamos en el País, nos ha servido para conocer que el Gobierno español ya había sido advertido en varias ocasiones de la vulnerabilidad de la Embajada en Kabul, por lo que quizá habría sido necesario, tras la oleada de atentados recientes, reforzar la seguridad de algún modo que hubiera evitado los sucesos que ahora lamentamos todos y muy especialmente, las familias de los fallecidos.
Admitir por tanto que el ataque iba dirigido sobre dicha Embajada, supondría para Rajoy y los suyos tener que aceptar su inoperancia ante los avisos recibidos, a pocos días de las elecciones y tener que explicar a toda una ciudadanía ávida de noticias de última hora y sobre todo a un buen número de votantes indecisos, por qué razón no se habían tenido en cuenta las advertencias y fundamentalmente, si finalmente se apoyarán los bombardeos sobre Siria, que proponen Hollande y sus aliados.
Acostumbrados a que se nos hurte la verdad con demasiada frecuencia, los españoles hemos recibido con escepticismo la noticia de que el atentado iba dirigido a la casa de huéspedes, omitiendo nuestra opinión real, seguramente, porque ninguno de nosotros desea verse envuelto en el conflicto bélico que se libra en las ciudades sirias y a pesar de que a las explicaciones que ha ofrecido el Gobierno les falta elucidar el motivo por el que dicho emplazamiento podía constituir un objetivo fundamental para los terroristas, si se trataba de un simple lugar de alojamiento.
Lo extraño de esta situación, es que aún no se haya cursado ninguna petición por parte de los participantes en la firma del pacto antiterrorista para exigir una comparecencia del Presidente y que sólo Podemos, parezca haber dudado en profundidad de la veracidad de lo que se nos relata, como si lo ocurrido en Kabul y la pérdida de vidas sufrida, no hubiera tenido nada que ver con nosotros  y lo único que nos importara en estos momentos, fuera que la puñetera Campaña electoral se celebrara, sin ningún tipo de injerencias.
Como siempre, la búsqueda de la verdad, el derecho de los ciudadanos a ser informados de los hechos reales ocurridos, pasan a ser algo nimio, cuando hay intereses de poder por medio.
Nos ha ocurrido tantas veces, que ya, desgraciadamente, ni siquiera nos extraña, aunque sea tan grave, que debiera, en este caso, servir para reflexionar sobre el voto que emitiremos y a qué clase de individuos apoyaremos, para los próximos cuatro años.



En campaña


Como si el debate del lunes no hubiera terminado, los analistas políticos centran ahora todas sus intervenciones en presuponer cuáles serán los pactos reales a que se llegarán, una vez finalizadas las elecciones y qué alternativas de gobierno serán posibles, calculando las probabilidades que tendrían unas y otras alianzas entre Partidos, incluso de diferentes ideologías.
Hace años que la política no estaba presente en todas las conversaciones de los españoles y eso, debemos en justicia agradecérselo a la llegada de Podemos, que entró como un torrente de aire fresco en un País, dónde todo se había viciado de tal manera, que los ciudadanos éramos ya incapaces de identificarnos con el decadente bipartidismo que se alternaba en el poder, desde la misma llegada de la Democracia.
Hay en la calle, expectación  e interés por lo que unos y otros exponen en sus  particulares campañas electorales y no solo porque, como es evidente, la política afecta a todos los órdenes de nuestras vidas, sino también, porque hacía años que no se libraba una batalla entre aspirantes de tanta envergadura como ésta, en la que por cierto, nos jugamos nuestra estabilidad colectiva y personal, durante los próximos cuatro años.
Cuenta también, que el incumplimiento de promesas electorales que ha protagonizado el PP durante la legislatura, ha conseguido que seamos mucho más meticulosos a la hora de asimilar los discursos, haciendo que pongamos toda nuestra atención en las probabilidades reales que tienen los programas de ser cumplidos o no, en un futuro, ya que estamos hartos de que una vez que alcanzan el poder, los políticos se olviden de sus compromisos.
No queda más remedio que otorgar un voto de confianza a los partidos emergentes, puesto que no hay razón que justifique dudar de su palabra todavía y también, porque la política española necesitaba con urgencia de savia nueva, que transformara la caduca manera de actuar de la vieja guardia de socialistas y populares, que habían sido incapaces de evolucionar, en los últimos cuarenta años.
Se nota, un viento de renovación que seguramente incomoda a los candidatos tradicionales pero que hay que reconocer que nos tiene enganchados al devenir de los acontecimientos, pegados a las pantallas de las televisiones y a las noticias de los medios, incluyendo a una juventud, hasta hace bien poco, se mostraba apática con cualquier tema que tuviera que ver con la cosa pública.
Subidos al tren de la inmediatez, los españoles se han vuelto a meter de lleno en la vorágine de los acontecimientos electorales y hasta expresan su deseo de votar, cuando muchos de ellos habían dejado de hacerlo sistemáticamente, al no encontrarse representados en ninguno de los Partidos que conformaban hasta ahora, nuestro Parlamento.
Hasta se apuesta en la calle por determinadas alianzas, deseando, cada cual en su línea que tal o cual negociación no llegue a buen término, quizá porque  todos estamos deseosos de abandonar la niebla gris que nos ha acompañado durante estos últimos cuatro años y que con toda seguridad, de un modo u otro, desparecerá por fin de nuestras vidas, el próximo veinte de Diciembre.
Pase lo que pase, ya nunca nada volverá a ser lo mismo, porque en cierta medida, en este país nuestro y durante el peor de los tiempos que nos ha tocado vivir, se ha hecho una revolución tácita que está dando ahora los apetecidos frutos que todos añoramos, cuando salimos a las calles aquel 15M.
Los que pretendan seguir anclados a los modelos del pasado, errarán. Quiéranlo o no, todo ha cambiado demasiado en esta España nuestra.
El futuro que tenemos por delante estará dirigido, por el que mejor sepa evolucionar con los tiempos, cumpliendo a rajatabla lo que prometa precisamente en estos días y entendiendo que su primera obligación será estar al servicio de los ciudadanos, atendiendo en cada momento, las necesidades de las mayorías.
Sin poder dejar de atender a las noticias que se van produciendo, también para los que escribimos esta historia, por fin, vuelve a ser apasionante. 
De verdad, que lo habíamos echado mucho de menos.


Disculpen las molestias



Un fallo difícil de localizar, me ha impedido durante varios días el acceso al escritorio del blog, por lo que no he podido, de ninguna manera, publicar los artículos correspondientes a la pasada semana. Al fin, encontrado y aparentemente reparado el error, parece que podré retomar mi actividad diaria, a partir de hoy mismo. Les ruego disculpen las molestias.

martes, 8 de diciembre de 2015

Directo al corazón


A pesar de basarse en un formato que no daba lugar al lucimiento, el esperadísimo debate de La Sexta tuvo en Pablo Iglesias un clarísimo ganador que arrasó en las encuestas convocadas por varios medios de comunicación de distinto signo y que, seguramente, consiguió atraer hacia su persona y su Partido, un buen número de votos de indecisos que bien podrían transformar considerablemente los augurios que le colocaban como cuarta fuerza política, por detrás de PP, PSOE y Ciudadanos, para las elecciones del 20 de Diciembre.
Precisamente el formato, diseñado más que para un Debate, para una entrevista a cuatro bandas, aguó considerablemente las perspectivas con las que los espectadores nos sentamos ante el televisor, al ofrecer unos temas marcados por los presentadores sin dar demasiada oportunidad a la improvisación de los participantes, ni permitirles tocar en profundidad real, ninguno de los aspectos tratados, además de obviar otros, como el de la Justicia e incluso el de la Sanidad, de vital importancia para la vida cotidiana de todos los españoles.
La sombra de Rajoy como sujeto elíptico, representado por una Soraya Sainz de Santamaría abocada a tener que defender la gestión del PP durante sus cuatro años de gobierno, sobrevoló en todo momento el plató forzando a los candidatos a dirigirse a él, como si estuviera presente y provocó, casi desde el principio del acto, un aluvión de críticas y mofas continuadas que no cesaron en toda la noche, quizá como merecido castigo a su falta de valor para enfrentarse a sus enemigos políticos.
Un Pedro Sánchez profesionalmente muy preparado para la ocasión, que no desaprovechó ninguna de las oportunidades que se le brindaron para criticar severamente la gestión de los populares, a la vez que se autoproclamaba como la única alternativa de poder, se mostraba sin embargo, absolutamente hierático frente a las cámaras, carente de gestos de complicidad que atrajeran la simpatía de los ciudadanos y daba por sentada una consolidación personal como líder del PSOE y como renovador del Partido, que en ningún momento resultó creíble, ya que en nada se diferenciaba su actuación de la que hubieran tenido, de estar allí, cualquiera de sus antecesores.
Procurando obviar cualquier hecho de un pasado que sin embargo, forma parte de la historia de este país  y de la memoria de los españoles, trató de competir, en un plano de total desigualdad, pues todos recordamos a los gobiernos socialistas, con los líderes emergentes que le acompañaban y a los que no se puede aún juzgar por labores de Gobierno.
Albert Rivera, excesivamente nervioso y equívocamente convencido por los resultados que le auguran las encuestas, adoleció sin embargo, de la necesaria seguridad para defender argumentos que fueron, uno a uno, aplastados por la lógica de sus oponentes y solo consiguió un momento de notoriedad, cuando esgrimió la portada de  El Mundo, en la que se acusaba a Rajoy de cobrar sobresueldos en negro.
Ni siquiera la natural verborrea del aspirante, sirvió para proporcionarle la altura que de él se esperaba en tan importantísimo evento e incluso hubo minutos en que la tensión le superó con creces, como cuando Pablo Iglesias le invitó a definir claramente si estaría o no dispuesto a enviar tropas españolas a Siria y no supo o no quiso contestar, temiendo quizá perder, si decía que si, un buen puñado de votos.
Qué decir de Soraya Sáinz de Santamaría, la peor de todos, con diferencia, abrumada por los ataques en bloque de todos y cada uno de sus oponentes, desacostumbrada a debatir con gente que la contradiga y viviendo una realidad paralela a la que perciben los ciudadanos del país que gobierna. Sola ante un peligro que su Presidente le había regalado, como si más que una cómplice fuera una enemiga y sabiendo que cuántas acusaciones se hacían a la gestión del PP durante sus años de gobierno, iban dirigidas también personalmente a su comportamiento, aunque el principal responsable estuviera, como es su natural, lejos del terreno de juego.
Quizá esa espantosa soledad fue la que le hizo perder los nervios en varias ocasiones, incapaz de defender lo que todos los españoles consideramos indefendible y flanqueada por tres animales políticos de primer orden, cuya primera misión era anoche, apearla del tren de la campaña, sin compasión alguna.
Pablo Iglesias, sereno, cercano, hablando el idioma cotidiano de la mayoría de la gente y expresando con meridiana claridad los auténticos problemas con que se enfrenta a diario el sufrido pueblo español,  dio una lección magistral de saber estar, vertiendo las acusaciones hacia sus oponentes, con una educación exquisita.
Contundente y directo, con la mirada limpia, pero atreviéndose a casi todo, sin un solo atisbo de indecisión o miedo, sus años de brega con los medios, le posicionaron casi desde el principio, como vencedor del enfrentamiento.
Sencillamente, no tuvo competidor, a pesar de ser el más atacado por todos, en el transcurso de la noche, muchas veces con palabras y gestos de mal gusto, otras con comparaciones que no venían al caso, como cuando Sánchez le habló de Txipras.
Mantener la serenidad y no dar nunca la impresión de ser más que una persona normal, frente al divismo de los otros, le ayudó considerablemente a ser comprendido y respetado por quiénes le veíamos a través de la pantalla, como si fuera uno de los nuestros.
Su alegato final, brillante y estremecedor, fue el colofón que coronó la noche que termina de consagrarle como uno de los mejores líderes que han pasado por la política española.
Sus palabras, fueron directas al corazón de los españoles. Y no les digo yo que más de uno no las recuerde y las haga suyas, a la hora de depositar su voto en las urnas, el día veinte.




jueves, 3 de diciembre de 2015

Ausencia de carisma


Insufrible la entrevista que hizo Bertín Osborne a Mariano Rajoy, intentando acercar a los españoles a un hombre absolutamente anodino, cuya vida personal resultó ser para los espectadores ciertamente irrelevante e incapaz de levantar pasiones en cuestiones políticas, debido quizá, a su tediosa manera de plantear los problemas con los que se ha encontrado y que a los demás nos han parecido, de una gravedad imponente.
Sin un solo signo de fatiga en el rostro, a pesar de la tormentosa etapa que le ha tocado vivir en sus años de gobierno, Rajoy se presentó ante los ciudadanos, emulando tal vez a Iglesias, en mangas de camisa, casi siempre en posturas relajadas y procurando en todo momento mostrar una cercanía que ha evitado reiteradamente durante toda la legislatura y que ahora le urge conseguir, si no quiere perder un montón de votos el 20 de Diciembre.
Los que aguantamos hasta el final, incluso teniendo que soportar el aire triunfalista del candidato, empeñado hasta el narcisismo en haber bordado la gestión, tuvimos la sensación de que teníamos delante a un ser a quién le venía grande el cargo que ha ocupado en los últimos tiempos y que por su forma de estar, podría sin duda, pasar inadvertido en cualquier reunión a la que acudiera, durante toda la velada, sin que nadie se percatase de su presencia.
Que la historia que parece haber vivido durante su legislatura no coincida en nada con la que nos ha tocado padecer al resto de los españoles, no solo demuestra la lejanía en que se ha desenvuelto Rajoy, mientras los demás nos veíamos obligados a recortar profusamente nuestro nivel de vida, sino también, que dichos recortes, en nada le han afectado a él, a nivel personal,  a juzgar por las afirmaciones que hizo sobre su rutina familiar en Moncloa, libre de todo agobio económico, por supuesto.
La vergonzosa vanidad de presumir continuamente de grandes viajes y de sus relaciones con los líderes internacionales, obviando nombrar a ninguno de los implicados en los grandes casos de corrupción pertenecientes a su Partido, supuso, en sí, un agravio para todos aquellos que encontrándose en situación de riesgo a nivel familiar, se preguntan a diario si todo les hubiera sido más fácil, de poder contar con el montante que han defraudado a la hacienda pública, todos estos delincuentes.
El presentador, que en ningún momento ocultó su simpatía por la opción política que Rajoy representa, ni supo, ni quiso incidir en los temas que más preocupan a la población, como si el único objetivo del programa fuera limpiar la mala imagen que se ha ganado a pulso este Presidente desde que llegara al poder y que ahora, le pasa la lógica factura en votos, que merece.
Reír chistes sin gracia, apoyar incondicionalmente los comentarios de su entrevistado e incluso aceptar tácitamente la posibilidad de presentarse a la alcaldía de Jerez, con el PP por supuesto, en lugar de contribuir a conocer al candidato Rajoy de cara a las Elecciones Generales, potenció, más bien, la idea de que el entrevistador se encontraba sumisamente al servicio del entrevistado, esperando, tal vez, ser recompensado algún día, por el empujón que le estaba ofreciendo.
Sin talla, sin carisma y sin argumentos, Rajoy fue anoche ante las cámaras, un hombre aburrido, incapaz de proporcionar a los españoles, siquiera, un rato de distracción, en horario de máxima audiencia.

Ahora entendemos un poco mejor, lo mal que le ha ido en la Presidencia.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Historias de la televisión


Nadie puede dudar a estas alturas que aparecer en televisión, para un político, supone una innegable fuente de poder y que no se puede dar la espalda a los medios, por mucha mayoría que se tenga, si uno pretende garantizarse un futuro en su carrera personal, gozando de la popularidad que aporta colarse en las casas de los ciudadanos, sin esfuerzo, a la hora de la cena.
Está claro también, que si la televisión necesita de la presencia del político, sobre todo en campaña electoral y siempre con las miras de subir en audiencia, mucho más necesita seguramente el político de la televisión cuando la indecisión acompaña a una gran mayoría de los votantes, pues los mensajes emitidos a través de este medio, son los únicos que tienen cierta garantía de ser escuchados, si se tiene en cuenta que  casi nadie puede prescindir de sentarse un rato ante la pantalla y en familia, como todos sabemos y asumimos.
De ahí la importancia que se atribuye a los Debates entre aspirantes a gobernar en cualquier País medianamente civilizado y de ahí, la guerra mediática que se libra por conseguir agrupar en una cadena cualquiera al mayor número de ellos, para propiciar un enfrentamiento educado del que los futuros votantes puedan entresacar conclusiones antes de tomar una decisión concreta, al mismo tiempo que sube el prestigio del canal que emite el programa, para vanagloria de sus dueños.
Mucho le ha costado entender todo esto a Mariano Rajoy, que a veces parece anclado de facto y en su retórica, en un mensaje decimonónico absolutamente obsoleto, casi tanto, como descender a una realidad de la que comenzó a separarse desde el mismo momento en que empezó a saborear las mieles del poder y que se le ha echado encima de golpe y por sorpresa, casi al final de su legislatura, reclamándole todas aquellas acciones que sistemáticamente negó, pero que ante la incertidumbre, se convierten en instrumentos de utilidad, si no quiere que le apeen del carro los españoles, el próximo veinte de Noviembre.
Todos sabemos que Rajoy se siente infinitamente más cómodo en las cadenas que sabe afines a su ideología y que como no podía ser de otra manera, ni siquiera le importa enfrentarse al líder del PSOE, en un debate a dos, que ahora carece de enjundia, a la vista de las circunstancias políticas, pero que le cuesta un enorme esfuerzo y de ahí su reiterada negativa, participar en un Debate ágil, en el que no tenga tiempo de consultar sus imprescindibles papeles y en el que tenga que responder a la vez, a varios contrincantes, con programas distintos, que sabe de antemano que no se lo van a poner fácil con sus impertinencias.
Por ello, a Rajoy le da igual que lo entrevisten en soledad, cocinar con Bertín Osborne o jugar al dominó en una peña de ancianos, en plena Castilla, a la hora del café, e incluso participar en programas de radio deportivos, en los que los temas fundamentales tratarán del deporte, como no podría ser de otra manera y  por tanto, hasta podrá salir airoso de un lance en el que la discusión nunca pasa a mayores, pero  podría hacerle parecer más humano, delante de la gente.
A regañadientes, no le ha quedado otro remedio que aceptar acudir por primera vez, sin que sirva de precedente, a la Sexta, para enfrentarse a las preguntas de un grupo de ciudadanos, de los que todos esperamos que aprovechen esta impagable oportunidad, para ser incisivos en sus planteamientos.
Sin embargo, al Gran Debate del día siete,  envía en avanzadilla a quien suele resolver todos sus problemas, la sufrida Soraya Sainz de Santamaría, que en estos momentos debe  sentirse como un gladiador a punto de saltar a la arena para enfrentarse a unos leones que, en principio, estaban destinados a otro luchador, que se las arregló para sortear el azar, colocando a quien le seguía en el orden natural de la lucha, justo dónde debía estar él, no se sabe con qué argumentos.
Con toda seguridad, esta decisión que ahora le ayuda a mantenerse al margen de toda crítica, terminará por pasarle factura, pues en sí misma, constituye una falta de respeto hacia los ciudadanos a quienes les encantaría recibir, aunque fuera a estas alturas de su mandato, parte de esas explicaciones que sistemáticamente se ha negado a dar  y que de este modo, no podría eludir, acuciado por sus tres contrincantes.
Ha de quedar claro, que todas las acciones tienen un precio y que el descarado desplante de Rajoy, su reiterado desprecio hacia los deseos de la Sociedad que gobierna, su manía de huir cuando las cosas se ponen feas y su empecinamiento en permanecer al margen de una realidad de la que no podrá, no obstante, escapar, va a suponer, todos lo esperamos, una enorme pérdida de votos, el próximo día veinte.
El tiempo, con su innegable tozudez, termina por poner a cada uno, justamente en el lugar que merece.