jueves, 30 de junio de 2016

La historia se repite


Aunque han pasado ya varios días desde que se conocieran los resultados de las elecciones y a este País le urge, según los entendidos en política, que se nombre un nuevo Gobierno, Mariano Rajoy, haciendo gala de su flema habitual, ni siquiera se ha puesto en contacto con los principales líderes de la oposición y sólo ha descolgado el teléfono para llamar al representante de Nueva Canarias,  que sin quererlo, se ha convertido en imprescindible para que  le salgan las cuentas, al Presidente en funciones.
Esta actitud, a la que los ciudadanos ya estamos acostumbrados, por haberla visto muchas veces, durante los cuatro años anteriores, ha encendido todas las alarmas, aunque no deja de tener cierta lógica, si se tiene en cuenta que si el canario no accede a lo que espera el PP, resultaría inútil lo que pudiera acordarse con los demás, al producirse un empate técnico.
Pero el hecho de que las elecciones hayan tenido que repetirse, justamente por la falta de entendimiento y la remota posibilidad de que este fenómeno pudiera repetirse de nuevo, si fracasaran las conversaciones entre estos políticos nuestros, produce una cierta desazón, que parecería menor si al menos, se viera una voluntad de dialogar, de la que Rajoy carece.
Ya sabemos que la primera opción barajada por el PP es la del tan traído y llevado Gobierno de coalición, con un PSOE que no estaría dispuesto, al menos hasta ahora, a dar el paso y que a Rivera, que sería la opción más cercana al PP, por cuestiones meramente ideológicas, se le nota especialmente reticente estos días, quizá porque prefiere que sean los socialistas, quiénes se arriesguen a ser los primeros en ceder, para evitar así un desgaste mayor del que ya ha sufrido Ciudadanos, en los pasados comicios.
Pero asumir el riesgo que conllevaría una alianza con los conservadores sería para el PSOE una apuesta excesivamente arriesgada y sólo una parte de los barones, capitaneados, cómo no podría ser de otra manera, por Susana Díaz, estaría a favor de facilitar la formación de Gobierno a Rajoy, aunque fuera con una abstención mínima.
Entretanto, en Podemos, se ha abierto un frente crítico en el que varios sectores han entrado en conflicto, por el fracaso de las expectativas electorales y de momento, han pasado de ser una amenaza para los Partidos tradicionales, que están deseando que las confluencias se rompan, lo que restaría fuerza a Iglesias, en el Parlamento.
Así que continuamos igual que estábamos, a pesar de haber vuelto a pasar por las urnas y lo único que nos está quedando claro a todos es que nuestros representantes políticos son absolutamente incapaces de entenderse y que aunque finalmente lo consiguieran, los cimientos de este entendimiento, serían, a todas luces, bastante inestables.
Esto podría dar una idea, de lo difícil que es para todos, perder y también de cuánto queda por aprender a esta clase política nuestra, que tanto presume de poner en práctica una Democracia, que visto lo visto, ni siquiera entiende.
Harían bien en aprender, por ejemplo, de lo sucedido estos días atrás en Inglaterra, dónde no sólo se ha convocado un Referendum inmensamente incómodo para los que detentan el poder, sino que además, todo un primer Ministro ha tardado sólo unas horas, en retirarse de un escena política que le viene grande, dejando paso, por propia decisión, a cualquier otro que lo pueda hacer mejor, en beneficio de su País.
Impecable.


miércoles, 29 de junio de 2016

Terror en Estambul


Demasiadas veces, en estos tiempos que vivimos, cuando nos parece que se está produciendo una noticia de fundamental importancia para nosotros, como es el caso de los resultados de las elecciones, ser abre en cualquier parte del mundo una nueva corriente de terror, que nos demuestra, con toda la crudeza posible, la fragilidad de nuestras vidas, cuando se encuentran, como ahora, a merced de un peligro generalizado, que se extiende sibilinamente entre nosotros, sin que podamos siquiera defendernos.
Resuenan hoy en Estambul , la preciosa ciudad de las mezquitas que todos debiéramos conocer por su inestimable belleza y por la amabilidad de sus gentes, los ecos cobardes de una violencia gratuita que no sólo mata por matar, sino que se regodea descaradamente en el uso cotidiano de una ferocidad inconcebible, dirigida, en la mayoría de los casos, sobre las vidas de los inocentes.
Lejos de poder ser justificada por motivos políticos que en otros casos resultarían evidentes y que a todos nos duelen por la injusticia desoladora que en sí mismos representan, esta violencia fanática, falsamente cimentada en unos motivos religiosos que dañan irremediablemente la imagen de un Islam, cuya doctrina nada tiene que ver con estas prácticas luctuosas que ahora se le empiezan a atribuir, alrededor de todo el mundo, está propiciando que se extienda un clima de racismo feroz, alentado por los ultraderechistas de las principales naciones, que mina extraordinariamente la posibilidad de conseguir que exista un equilibrio pacífico entre Oriente y Occidente, basado en el respeto mutuo y en la buena armonía entre culturas bien distintas.
El continuo flujo de armas y dinero inyectados a los movimientos terroristas que desde que empezara la guerra de Irak, han ido ganando adeptos, hasta engrosar sus filas de la manera que ahora conocemos, ha supuesto y supone, un problema reiteradamente aplazado por los dirigentes occidentales, probablemente porque muchos de los países a los que representan, tienen o han tenido, relaciones de tipo económico con los principales proveedores de los terroristas, aunque se nieguen a admitirlo.
Tampoco ayuda el trato que se está dispensando en esta Europa nuestra a los refugiados que huyen de la desolación de la guerra y la muerte y que son hacinados, como ganado, en las lindes de una Europa que les niega cualquier ayuda humanitaria para poder establecerse en paz, lo que propicia, en cierto modo, una radicalización ideológica en estas personas, que se sienten abandonadas a su suerte.
Los treinta muertos de Estambul y los cientos de heridos que se debaten entre la vida y la muerte en estos mismos momentos, podrían ser considerados un ejemplo de cómo interpretan los terroristas los movimientos políticos europeos y de cómo castigan la supuesta amistad que los líderes turcos mantienen, con los mismos que ellos consideran verdugos de su pueblo.
Como en el caso de Madrid, Londres, Paris, Bruselas, Mali o Paquistán, Estambul representa hoy para ISIS, un modo de hacer patente su fuerza, frente a los occidentales y una forma de hacer patente que nada pueden las guerras, contra estos comandos anónimos, capaces de infiltrarse impunemente, en cualquier lugar de la tierra.
Urge pues, hallar otra manera de combatir el terrorismo y la fanatización, pues la violencia, acaba generando nuevamente violencia.
Esa imagen de Siria, destrozada por los enfrentamientos entre los unos y los otros y abandonada por todos a su negra suerte, simboliza la absoluta falta de entendimiento y empatía, entre dos bloques tradicionalmente opuestos.
Como siempre, los inocentes pagan con sus vidas, los errores de los políticos, incapaces de hallar soluciones que no les produzcan algún tipo de beneficio.






martes, 28 de junio de 2016

Tiempo de zozobra


En un clima dominado por los efectos que está ejerciendo el brexit sobre la economía mundial, los resultados de las elecciones españolas han dado un respiro a los principales dirigentes europeos, que temían seriamente al anunciado y después fallido sorpasso de Podemos sobre el PSOE y que encuentran en Mariano Rajoy, un socio cuya demostrada mansedumbre permitirá, sin ningún género de dudas, continuar con las políticas de recortes previstas para nuestro país, durante la próxima legislatura.
Nunca sabremos qué hubiera sucedido si Podemos hubiera adelantado a los socialistas con holgura, teniendo así la oportunidad de presidir un gobierno de coalición de corte progresista, ni cuál hubiera sido la reacción de Europa, ahora que se le va uno de sus socios con más solera y que Portugal amenaza también con abandonar, si no se le mejoran las condiciones  que asfixian a sus ciudadanos insoportablemente, pudiendo, en los próximos meses, precipitarse un efecto contagio que acabe con la hegemónica tiranía del norte, sobre el sur, en este viejo continente.
La lealtad de los votantes conservadores y el miedo cerval de una parte del electorado formado, fundamentalmente, por personas mayores a las que se ha amenazado de manera continuada con que un triunfo de Podemos, hubiera repercutido gravemente sobre el montante de sus pensiones, han escamoteado la posibilidad de poder iniciar un cambio radical en las políticas neoliberales, que tantos disgustos nos han acarreado a todos, desde que Rajoy fuera nombrado Presidente.
Pero la cautela no siempre puede ser considerada como una amiga y a veces, tanta precaución para evitar cualquier tipo de riesgo, en los asuntos políticos, conlleva perder irremediablemente la oportunidad de poder avanzar en otra dirección que no sea la que marcan los grandes señores del dinero, primordialmente preocupados porque no se produzcan rendijas por las que, de algún modo, puedan escapar sus jugosos e imprescindibles beneficios.
Nunca antes, había estado España, de tan cerca de poder liberarse del yugo esclavizador de la Comunidad, ni de haber empezado a escribir una historia distinta de la que para nosotros tienen ya programada, los que rigen tiránicamente nuestras vidas, pero la valentía es una virtud que no todo el mundo tiene la suerte de poseer y la incomprensible candidez que conservan aún, un buen puñado de españoles, han terminado por inclinar la balanza en estas elecciones, hacia el lado del más puro continuismo.
Pronto, muchos caerán en la cuenta de que se equivocaron, al ser por medio de sus votos, cómplices de una corrupción que seguirá creciendo y en cuanto el PP empiece a olvidar, como suele ser su costumbre, todas y cada una de sus promesas electorales, para poner en marcha los nuevos paquetes de recortes que ya ha empezado a exigir Europa, las barras de los bares, que son, desgraciadamente, el Parlamento de este pueblo nuestro, volverán a poblarse de descontentos incapaces de hacer nada para remediar su situación, que enseguida se arrepentirán de haber confiado, otra vez, en quiénes no debían.
En este tiempo de pactos pendientes, en el que nuestro futuro se presenta aún incierto, algunos, tenemos la sensación de haber sido ignominiosamente derrotados por las mentiras de los discursos y sobre todo, por el miedo.
Tener que soportar otro gobierno de Rajoy, aunque ahora ya no cuente con la mayoría absoluta que nos encadenaba a él, irremediablemente, no deja de ser una desgracia que realmente tendríamos que agradecer, a nuestros propios conciudadanos, por mucho que nos duela.
Parece, como si la infelicidad que hemos visto a nuestro alrededor en estos últimos tiempos, no hubiera sido suficiente y ocho millones de españoles, que no pueden ser ricos en su totalidad, acabaran de firmar un nuevo cheque en blanco para que todos seamos más castigados aún, en libertades y derechos.
Pero ser demócrata no es más que aceptar con resignación lo que votan las mayorías, aunque por dentro, uno se pregunte indefectiblemente, si de verdad toda esa gente, sabe lo que le conviene.





lunes, 27 de junio de 2016

Pactos in extremis


Los resultados electorales, aunque magníficos para el PP, no dejan un escenario claro en el que alguien pueda gobernar  por sí mismo y vuelven a poner a los políticos de este país en la difícil tesitura de tener que lanzarse a dialogar,  para alcanzar cuanto antes, un camino que facilite la investidura de alguno de los candidatos que se postulan, como futuro Presidente de Gobierno.
Se repite una historia similar a la ocurrida el pasado 20 de diciembre, pero con el agravante de que el PP ha conseguido, casi de manera milagrosa y gracias al  voto del miedo, más apoyos que en la pasadas elecciones y tiene, por tanto, más posibilidades de ser él, quién finalmente se alce con la victoria.
Pero para esto necesita convencer en primer lugar a Ciudadanos de que le preste, al precio que sea, su apoyo, cosa que en principio podría resultar fácil, si no fuera porque sus líderes han repetido hasta la saciedad, antes y durante toda la campaña, que no respaldarían al PP, si Rajoy continuaba siendo el aspirante a la presidencia.
Sin embargo, no bastaría para conseguir un triunfo, únicamente con estas expectativas, sino que además habría de darse una de estas dos posibilidades para que Rajoy fuera nombrado Presidente: o el apoyo de un PNV, que sueña con lograr de algún modo la convocatoria de un Referendum sobre la independencia o la abstención de un PSOE, que a pesar de haber mantenido el tipo en la noche de ayer, estaría cavando su propia tumba, si accediera a prestarse a la petición de los populares, como en el fondo desean, algunos barones de la casa.
Porque además, Pedro Sánchez ha ganado claramente el pulso que venía manteniendo con una Susana Díaz, que acaba de sufrir la peor humillación electoral que se ha infringido a ningún Presidente del PSOE en Andalucía y cuyas ínfulas presidencialistas se han visto, por esta causa, repentinamente desinfladas, también a causa de no haberse producido, el temible sorpasso.
Pero las cosas son, como son y abrir otras vías de diálogo, esta vez por la izquierda, todavía presenta una dificultad mayor, pues aunque el PSOE se mostrara dispuesto a aceptar la ayuda que le brinda Unidos Podemos, aún necesitaría del apoyo de los nacionalistas vascos y catalanes, para que Sánchez consiguiera la Presidencia.
Visto así, el panorama que se abre ante nuestros ojos, no puede ser menos esperanzador y sólo se podría lograr un pacto que fuera útil al país, en uno u otro sentido, si se hacen concesiones de un calado impensable en cualquier otra ocasión, pero que en ésta, podrían ser consideradas como un sacrificio necesario que facilitara  la posibilidad de tener un gobierno, a la mayor brevedad posible.
Cometer los mismos errores que en el pasado, enrocarse en posiciones inamovibles,  en las que claramente importa más la erótica del poder, que trabajar para conseguir mejorar la calidad de las vidas de los ciudadanos, podría desembocar en la convocatoria de unas terceras elecciones, demostrando una vez más a los electores, la poca valía profesional que tienen nuestros políticos, cuando las situaciones se complican.
La voz del pueblo ha vuelto a exigir, a través de las urnas, que como sea, se llegue a un entendimiento y a veces, en política, también hay que aceptar, con la cabeza alta, que se ha perdido. Asumir los errores y enmendarlos, estar dispuesto a dar un paso atrás cuando uno se equivoca y entender, por encima de todas las cosas, que los políticos están obligados a obedecer los mandatos de la sociedad, puesto que son empleados por ella, ha de ser inexcusablemente, una prioridad.
Quizá por eso, el rumor de la calle, es hoy un  clamor general que pide, a todos los implicados en el asunto, que hagan lo que tengan que hacer, para ponerse de acuerdo.


domingo, 26 de junio de 2016

El fracaso de la izquierda


Vuelve el PP a ganar las elecciones y lo hace ofreciendo una dura lección de unidad a una izquierda que no ha sabido encontrar, ni antes, ni durante la campaña electoral suficientes puntos de encuentro y que se ha dado de bruces con una realidad que la aleja definitivamente de las labores de gobierno, en un país en el que a la gente aún le puede el temor a perder lo poco que le queda, sobre todo después de ver lo difícil que resulta alcanzar acuerdos para unas fuerzas progresistas, que no hacen otra cosa que librar una batalla campal entre ellas, en un momento en el que lo que hace falta es, fundamentalmente, permanecer unidos.
Analizar punto por punto lo que ha ocurrido desde diciembre al electorado español, resulta ser una tarea difícil, pero habrá que sentarse a reflexionar y a reconocer los graves errores cometidos, a la vista de los resultados que nos han ofrecido estas extrañas elecciones, en las que ni siquiera las encuestas se han acercado lo más mínimo a lo que ha ocurrido al final, seguramente por la imagen de desunión que las izquierdas han venido ofreciendo a todas horas, a la mayoría de la gente.
En primer lugar, parece que los ciudadanos no han perdonado a nadie su incapacidad para llegar a un acuerdo tras los comicios de diciembre y que muchos de los electores que confiaron en las Fuerzas de nuevo cuño entonces, han preferido ahora volver al redil del bipartidismo, evitando, no sólo que se haya producido el esperado sorpasso de Podemos sobre el PSOE, sino también, condenando a los de Albert Rivera a una cuarta posición, muy por debajo de los cuarenta escaños que ya poseía y haciendo que los de Sánchez hayan perdido fuerza hasta en Andalucía, donde por primera vez, gana el PP, dejando a Susana Díaz en una incómoda posición, en el seno de su partido.
Asumir los resultados electorales y hacer un ejercicio de autocrítica, feroz e inaplazable, ha de ser la prioridad de estas izquierdas, a las que no les queda otro remedio que rendirse a las evidencias y tanto Iglesias como Sánchez, tendrán que convenir en que nada será posible para ellos, mientras no emprendan un camino de diálogo y entendimiento que al menos, ofrezca a los españoles una imagen de cierta serenidad que les capacite para manejar un poder, cada vez más difícil de ganar, si no es por propio merecimiento.
Puede que la izquierda contara con que los innumerables casos de corrupción asociados a los conservadores les pasarían factura y también con que el inmovilismo natural de Rajoy, que inquietaba incluso a los suyos, contribuiría grandemente a propiciar un cambio, estando la situación del país tan profundamente afectada, pero la lealtad incuestionable del electorado popular y la vuelta de los que por indignación, confiaron en Ciudadanos en Diciembre, nos han colocado exactamente dónde hoy nos encontramos y ya no hay tiempo para remediar los errores pasados.
Así que tendremos que empezar a convencernos de que será Rajoy quien nos gobierne, apoyado por Ciudadanos, durante los próximos cuatro años y afrontar con valentía un periodo de oposición que no se presenta fácil de resolver, sobre todo si no se consigue disminuir de forma contundente, el grado de crispación que enfrenta a las izquierdas en el panorama político español y se suaviza el tono del mensaje que se transmite a los ciudadanos, sobre todo por parte del PSOE, cada vez que se tiene oportunidad de expresar lo que se piensa.
La maldición, que tradicionalmente ha perseguido a la izquierda española, se hace hoy evidente, en la imposibilidad de derrotar a una derecha que a pesar de haber lesionado gravemente los intereses de las mayorías, con sus políticas de recortes, levanta la cabeza resurgiendo de sus propias cenizas, ofreciendo un ejemplo de férrea unidad, que hay que reconocerle.

Ahora toca, de nuevo, negociar y por supuesto, aceptar con resignación que las elecciones se han perdido. Echarnos la culpa los unos a los otros, no puede, sino mermarnos credibilidad, a los ojos de nuestros votantes y sobre todo, de los que no lo han sido, porque no hemos sabido transmitirles un mensaje que les convenza, para que se olviden del miedo.

En conciencia


Abren los colegios electorales, en una de las jornadas más inciertas que hemos vivido los ciudadanos, desde que se instaurara la Democracia y el día se presenta largo y esperanzador  para un buen número de votantes y agónico para otros, que esta noche verán, con toda probabilidad, que los errores terminan pagándose uno a uno, sin posible remedio, pues la tozudez de la verdad, nos persigue a todos a lo largo de nuestras vidas, hasta aflorar, implacable y concienzudamente.
Mucho hemos crecido, a nuestro pesar, en estos últimos cuatro años y medio, aprendiendo a mazazos a perder toda aquella inocencia que nos mantenía anclados a la idea de que era posible que existiera una clase política honesta, capaz de luchar incansablemente por mejorar, en lo posible, la marcha de nuestras vidas y mucho hemos aprendido, solo mirando alrededor, sobre cómo se pueden frustrar las esperanzas de manera irremediable y violenta, dejándonos desamparados ante el destino, sin que aquellos en los que confiamos muevan un dedo por defender ni nuestros intereses, ni nuestra dignidad, haciendo trizas el contrato tácito que con ellos firmamos, el día que confiamos a su quehacer, las ilusiones de poder disfrutar de un futuro mejor, al lado de los nuestros.
Mucho camino hemos andado, primero en angustiosa soledad y después, comprendiendo que éramos multitud, sufriendo las mismas desgracias inesperadamente sobrevenidas, para instalarse entre nosotros durante demasiado tiempo y rompiendo al unísono aquel silencio adormecedor que nos mantenía esclavizados a los designios tiránicos provenientes de quienes gestionaban, a su placer, la crisis y llegando a la conclusión de que las cifras de la marcha de la economía, nos habían relegado, como personas, al último plano de las prioridades que tenían los que nos gobernaban, con una mayoría que impedía, cualquier atisbo de rebelión, por parte de este pueblo.
Mucho hemos sobrellevado pacientemente desde que votamos la última vez, cayendo en la cuenta de que para la mayoría de los partidos, resulta imposible llegar a ningún tipo de acuerdo con los otros, si no ven claramente colmadas sus ambiciones de poder y que la virtud de dialogar, no se ha hecho en general, para casi ninguno de esos políticos, que prefieren conspirar en la sombra, los unos contra los otros, para asegurarse una permanencia en la cima, antes que renunciar a algunas cosas, por el bien de las mayorías.
Mucho nos han tachado, simplemente por opinar en libertad, de radicales, de antisistema,  de perroflautas, de inexpertos, de insolventes y hasta de comunistas camuflados, como si hubieran vuelto aquellos tiempos en que serlo se consideraba un pecado imperdonable, que se pagaba con la vida en algún paredón de cualquier carretera intransitable, o en las tapias de los cementerios.
Mucho nos han llamado populistas, sin comprender que no es una deshonra pertenecer al pueblo, sino más bien, un orgullo para quienes como nosotros, aún tenemos la suerte de no haber cometido jamás ningún delito contra  nadie, siendo como somos, a su pesar, gente sencilla, pero cuya voluntad soberana posee el privilegio impagable de sentar o bajar de los sillones, a quiénes queremos que rijan nuestros destinos
Y a pesar de todo, hemos llegado hasta aquí. Limpios de corazón, libres de pensamiento y dispuestos, a introducir en cada urna, de cada uno de los rincones de nuestro territorio, una decisión tomada en conciencia, con la serenidad que da, saber perfectamente lo que uno no quiere y con la voluntad imparable de querer cambiar el rumbo de nuestra historia, libres del miedo y sin violencia.
Quede claro, que no han conseguido arrebatarnos, la ilusión, que al final, es la que mueve y ha movido el mundo desde siempre, por mucho que les pese a algunos.


jueves, 23 de junio de 2016

Goodbye, England


Los peores sueños de los líderes de la Unión Europea acaban de materializarse esta noche, cuando los ciudadanos del Reino Unido han dado un paso adelante, aprobando con más medio millón de votos de diferencia, un brexit que venía copando la atención de los medios desde hace tiempo y que podría suponer, a todos los efectos, el principio de la desintegración de una Comunidad, que ha tensado la cuerda con las medidas impuestas a sus socios, de tal manera, que por alguna parte tenía que romperse.
Pero nadie esperaba que esa ruptura la protagonizara un país que resulta ser, a todos los efectos, un referente histórico en el concepto que se tiene de Europa y que por su peso en la economía y la política mundiales, se ha considerado, en muchas ocasiones,como un ejemplo a seguir, por otros muchos que ahora mismo se están preguntando, si debieran seguir sus pasos.
A punto estuvo Grecia de atreverse, cuando Tsipras llegó al poder, pero las deudas millonarias que la esclavizaban y el miedo a terminar perdiendo lo poco que aún le quedaba, paralizó cualquier intento de salida, aunque puede que haya llegado la ocasión de reconsiderar aquella decisión, que no ha hecho otra cosa que acarrear a su sociedad, una serie de insoportables penurias, que empañan peligrosamente todas sus perspectivas de futuro.
Esta puerta que se abre hoy, dejando ante nosotros un panorama que aún se nos antoja desconocido, pero que demuestra que si se consultara a los ciudadanos de la Unión y muy fundamentalmente a los de los países del sur, el resultado del Referendum inglés podría, sin duda alguna, repetirse, pone en auténticos apuros a todos aquellos que como Merkel, se han empeñado en defender un sentido ficticio de unidad, que no ha hecho otra cosa que ahondar en las diferencias entre países de primera y de segunda, haciendo infinitamente más ricos a los que ya lo eran desde el principio, mientras los más desfavorecidos, como España, eran, literalmente, asfixiados hasta límites intolerables, por la dureza de las medidas impuestas.
Así que a nadie extraña que aunque Inglaterra nunca perdiera su propia moneda y permaneciera en el marco  la Unión, de una manera bien distinta al resto de las naciones que la forman, a sus ciudadanos también les hayan superado los acontecimientos que se han venido sucediendo a su alrededor, hasta provocarles el mismo hartazgo que todos nosotros padecemos, pero teniendo al menos, la oportunidad de opinar, en este Referendum democráticamente convocado, que hoy aprueba una marcha, que sin duda traerá consecuencias.
Todos esperamos con ansiedad la reacción de la Unión, que por muy grave que sea, poco o nada puede hacer ya por mantener a Inglaterra en sus filas y aunque estamos seguros de que se producirá un intento a la desesperada de convencer a los ingleses de que han cometido un grave error, las cosas terminarán por volver a su cauce y esta marcha, perjudicará mucho más a la imagen de unidad de la Comunidad que hasta ahora se tenía, que a quienes se liberan de su yugo y que acabarán, de seguro, sobreviviendo.
Un atisbo de esperanza, recorre la médula espinal de una Europa, que a partir de ahora habrá de plantearse  cuánto se ha equivocado en su manera de escribir la historia de estos últimos años y que se empieza a quedar huérfana de esos mismos socios que se sumaron a la Unidad, con el sueño de conseguir unas expectativas, que han fracasado estrepitosamente.
La incógnita que se abre para todos nosotros es de dimensiones inimaginables y creemos sinceramente que este relato, solo ha empezado a escribirse.
Ahora es el momento preciso de renegociarlo todo, porque esta noche se ha demostrado, que es posible escapar de esta pesadilla, sin que el mundo se derrumbe a nuestro alrededor, como decían los agoreros.




miércoles, 22 de junio de 2016

Nubes de tormenta


La tormenta política que han levantado las grabaciones del Ministro del interior, empaña los últimos días de la campaña electoral y todos los discursos de los candidatos se transforman en uno sólo, que pide la dimisión de Fernández Díaz, sin que convenzan las explicaciones ofrecidas por el PP, ni por el propio implicado, delante de los medios.
Los nacionalistas catalanes, con el President a la cabeza, se han apresurado a calificar los hechos  como un nuevo GAL  y como ya adelantábamos ayer, dejan claro que no van a perder esta oportunidad de oro que les brinda el destino, para reafirmarse en la postura de que existe contra ellos una persecución que les convierte en víctimas del poder de Madrid, delante de sus electores.
Al PP, le ha pillado desprevenido el cataclismo, cuando estaba seguro de repetir los resultados del pasado diciembre y algunos han empezado a pensar que los acontecimientos podrían precipitar una fuerte subida de Podemos, que es en estos momentos, la única fuerza política que se encuentra a caballo entre las posturas de los separatistas y los unionistas y que está, según las encuestas, a solo tres puntos de los conservadores, en intención de voto.
Pero el escándalo va mucho más allá de la guerra que se ha organizado entre los Partidos y viene a dar la razón a aquellos que piensan que durante esta última legislatura no sólo han existido casos de corrupción en el plano económico, sino también, en otros relacionados con asuntos meramente ideológicos, lo que resulta absolutamente inaceptable, en un país, aparentemente democrático, como el nuestro.
Todos los candidatos, con la única excepción de Rajoy, han reclamado ayer que se asuman responsabilidades políticas y aunque todos sabemos que no es costumbre en el PP propiciar dimisiones o ceses de ninguno de sus cargos, la gravedad de lo ocurrido está colocando al Presidente en una posición difícil de mantener, que de no ser por la proximidad de las elecciones, podría acarrearle consecuencias del todo imprevisibles.
El error de atribuirse el papel de víctima, que ha adoptado Fernández Díaz, ante la publicación de las grabaciones y el apoyo insostenible que está recibiendo, de parte de sus compañeros de Partido, no hace, sino agravar la dificultad del momento, ofreciendo a los electores una imagen de falsa inocencia, que podría empujar a los que todavía se encuentran indecisos, a los brazos de otras Fuerzas políticas, provocando un vuelco electoral, el próximo Domingo.
Si finalmente el PP pasa la prueba y vuelve a ganar las elecciones, habría que concluir que una buena parte de los españoles estarían dispuestos a perdonar cualquier cosa a los conservadores y que en algo han fallado los demás, al mostrarse incapaces de convencer a los ciudadanos de que pueden llegar a ser mejores, en las labores de gobierno.
Habría que concluir en tal caso, que a veces, los pueblos tienen aquello que merecen.


martes, 21 de junio de 2016

El cazador cazado


A sólo unos días  de las elecciones, se hace pública una grabación en la que aparece el Ministro Fernández Díaz, intentando por todos los medios encontrar algún hecho escandaloso que afecte a los líderes independentistas catalanes, justo antes de que se celebrara el seudo Referendum  que tuvo lugar en Noviembre y que tanto afectó a las malas relaciones que estos Partidos mantuvieron con un PP, deseoso de hallar un atajo por el que salir del gravísimo atolladero en que se había metido.
Fabricar escándalos contra los opositores, ha sido un hecho recurrente que se ha repetido mil veces, a lo largo de los últimos años, pero nunca se había tenido la oportunidad de demostrar de manera tan clara que muchos de estos hechos partían de las mismas entrañas del poder, por lo que esta grabación produce justamente el efecto contrario al que se pretendía, colocando  al Ministro en una difícil situación, que en cualquier otro país del mundo, acarrearía su dimisión inmediata.
Como si los populares no tuvieran bastante con los innumerables casos de corrupción que han protagonizado muchos de sus miembros, este bombazo informativo, lanzado en la recta final de la campaña electoral, aún podría restarle, no solo credibilidad a los ojos de los ciudadanos, sino también, un jugoso número de votos de aquellos indecisos que aún no tienen claro qué hacer y que muy bien podrían decantarse por otras opciones políticas, tras conocer el calado de esta noticia.
Fernández Díaz, que siempre se ha caracterizado por la defensa a ultranza de la unidad de España y que a raíz de lo que se oye en la grabación, no ha ahorrado en medios para mantenerla, se convierte así  en un cazador cazado, al que sin duda no van a perdonar los líderes independentistas, que aprovecharán al máximo la ocasión, para continuar reivindicando,  que son permanentemente perseguidos, por el Gobierno de Madrid.
La diferencia con otras veces, es que ahora resulta ser verdad, lo que confiere una cierta ventaja a los separatistas, proporcionándoles un argumento para seguir luchando por sus ideas, frente a la cerrazón demostrada por un Rajoy, que parece tocado por la mala suerte, a juzgar por todo lo que acontece a su alrededor y que puede cerrar así, de la peor manera posible, sus años de gobierno.
Pero es que no estamos hablando en esta ocasión, de elucubraciones surgidas en las rotativas de los periódicos, sino de todo un señor Ministro de Interior, que conspira con sus subordinados, rebuscando en las alcantarillas del poder y sin importarle los métodos empleados para conseguirlo, una tabla de salvación a la que agarrarse, tras la mala gestión llevada a cabo en Cataluña, por el actual Gobierno.
Ofrecer a los separatistas  un motivo real para recrudecer aún más si cabe, su discurso, pone en evidencia la ineptitud de los populares para reconducir el problema catalán y refuerza, precisamente en este momento, las tesis propuestas por Podemos, que siempre defendió la posibilidad de la celebración de un Referendum, como única alternativa, a la actitud cerril e intolerante de los conservadores españoles.
Precisamente cuando las cosas parecían haberse tranquilizado, este escándalo, vuelve a abrir, y de qué manera, las heridas y no me cabe la menor duda de que repercutirá favorablemente sobre los resultados en las elecciones, de ER y Convergencia, en detrimento de otras Formaciones mucho menos radicales, en el tema de la independencia.
Habrá que agradecer al señor Fernández el recrudecimiento del problema y demostrarle el día veintiséis, en las urnas, que para merecer la confianza de los electores, no existe otro camino que el de la limpieza, aunque todos sabemos que en el PP, esto lo olvidaron hace ya tiempo.  



lunes, 20 de junio de 2016

El descaro de la banca


Faltaban por entrar en la Campaña electoral, los principales iconos de nuestra economía y en vista de lo que pronostican las últimas encuestas, publicadas hoy, los grandes bancos se han apresurado a predecir lo que podría pasar, si por un casual vence Podemos, acudiendo, como no podía ser de otra manera, a la manida teoría catastrofista que suele emplear el PP, que tan bien se ha portado con estas entidades, pidiendo un rescate millonario, para su salvación, cuyo montante estamos pagando, todos los españoles.
Las líneas que durante los años del gobierno Rajoy han traspasado los bancos de manera continuada, condenado a miles de familias españolas a ser desahuciadas, por el impago de unas hipotecas absolutamente incompatibles con la falta de empleo, la negación sistemática a conceder créditos a multitud de pequeños y medianos empresarios, que ha potenciado el cierre de infinidad de negocios o el montaje de una de las mayores estafas llevadas a cabo contra sus propios clientes, como es el caso de las Preferentes,  no parecen haber bastado para saciar la avidez que caracteriza a estos fieles servidores de la doctrina del más puro capitalismo y ahora temen, que si alguien se atreve a reclamar un poco de justicia social, puedan ellos salir perjudicados, perdiendo una buena parte de todos esos innumerables privilegios que se les ha permitido conservar, con la quiescencia de quienes ostentaban la mayoría absoluta, en nuestro Parlamento.
Deben pensar los señores banqueros, en su mentalidad de hombres inmensamente ricos, que las tropelías cometidas contra los ciudadanos pueden borrarse de un plumazo, debido a la dependencia real que nos encadena a este tipo de entidades y que las desgracias que han generado, con su intransigencia, en millones de españoles, han sido asumidas y comprendidas, sin dejar una huella indeleble en la psicología de los afectados.
Deben creer, que facilitar la fuga de capitales a los corruptos, apoyar a los fondos buitres en sus ejecuciones, negarse sistemáticamente a los alquileres sociales o mantener la dación en pago, en los casos de desahucio, manipular las cuentas para evitar la bancarrota y la pérdida de los capitales depositados en bancos situados a todo lo largo y ancho de nuestra geografía e imponer sin piedad los designios de su voluntad, sobre las necesidades efectivas de la gente, ha de verse como algo habitual, con lo que forzosamente habremos de convivir durante toda la vida, sin que se nos permita siquiera intentar solventar de manera eficiente, todas estas irregularidades que tanto perjudican al bienestar general, como si el dinero hubiera de estar, forzosamente, por encima de las personas,  con todas las terribles connotaciones, que conlleva la frase.
Claro que Podemos ha de ser necesariamente rechazado por quienes gobiernan en la sombra los destinos de los pueblos y hasta resulta natural que ese rechazo se convierta en miedo y desazón cuando las encuestas auguran que sigue muy de cerca a un Partido Popular, inmensamente deteriorado en su imagen por el aluvión de casos de corrupción que afectan de manera directa a cargos que militan en sus filas, pero el espíritu intervencionista que retrata a la banca cuando se atreve a sugerir a los españoles cuál debe ser su voto en las próximas elecciones y el descaro de amenazar a los ciudadanos, con la única intención de generar en ellos el pánico necesario que les disuada de su intención de voto a las fuerzas de progreso, no puede, sino resultar absolutamente imperdonable y mucho más, cuando viene de parte de aquellos a los que debemos, en gran medida, la grave situación que padecemos.
Merecen pues sus sugerencias, exactamente la misma respuesta que ellos han dado a los ciudadanos, cuando han suplicado inútilmente, una vía de solución para sus problemas financieros, es decir, mirar hacia otro lado, desoír sus consejos, evitar ser influidos anímicamente por sus sugerencias y votar, en plena libertad, por aquella opción que cada cual piense, en conciencia, que pueda ser la mejor, para beneficiar a la mayoría.

Ya les garantizo yo que aunque Podemos llegara a gobernar en España, los bancos no se retirarían del territorio, por la cuenta que les trae y que no les quedaría otro remedio, que adaptarse a las nuevas circunstancias, aunque no les fueran favorables, exactamente igual que lo hemos tenido que hacer nosotros, cuando ellos nos han abandonado, a nuestra triste suerte.

domingo, 19 de junio de 2016

Apelando a las vísceras


Si no fuera porque el corazón de los ciudadanos de este país se ha endurecido como una roca, a causa de las vicisitudes que hemos tenido que soportar durante estos últimos cuatro años y medio de gobierno, todos caeríamos rendidos a los pies de­ alguno de los candidatos a Presidente que se suben a las tribunas estos días, deseando despertar casi siempre un sentimiento de compasión, en quiénes les oyen, en un intento desesperado por conseguir el próximo domingo, el mayor número posible de votos.
 Pero a fuerza de poner todas las esperanzas en quiénes no las merecen, de apostar y perder, por quiénes han venido representando al bipartidismo, de ser sometidos a multitud de vejaciones, de las que probablemente no nos recuperemos jamás y de que haya quedado claro que resulta imposible alcanzar aquellos acuerdos que hubieran permitido realizar los cambios que deseaban las mayorías, el pueblo español, ha comprendido meridianamente los errores que ha cometido y no puede, ni debe, tropezar otra vez en la misma piedra, permitiendo que lleguen al poder, los mismos que fueron causantes de sus desgracias, ni algún otro, que por su actitud y su discurso, parece orientado a seguir los pasos de los que le antecedieron, aprovechando todas las ocasiones que se le presentan, para dinamitar cualquier atisbo de esperanza que pueda surgir, para que las cosas puedan transformarse de la manera que a los españoles nos conviene.
No vale ya, acudir al catastrofismo que auguran los que temen quedar relegados a una posición, casi testimonial, en el Parlamento, ni las presunciones ostentosas de los que habiendo gobernado hasta ahora, no han hecho otra cosa que aplicar políticas que lesionaron nuestras vidas, hasta extremos inaceptables, ni las promesas de un cambio, cuando el programa que se lleva, coincide plenamente con la ideología liberal, que reina desde hace unos años en Europa, y menos aún, cuando se está, desde el principio, a favor de una gran coalición con aquellos Partidos en cuyas filas militaron un elevado número de corruptos y que nada han hecho siquiera por haber limpiado sus siglas, con alguna que otra dimisión imprescindible, para ofrecer una imagen real de limpieza.
No sirven, las alusiones a determinado país iberoamericano, ni a la situación actual que padece, ni la comparación con una Grecia, que fue la primera en atreverse a plantar cara a la tiranía europea y que tuvo la mala suerte de estar sola, frente al gigante capitalista, sin otra protección que su propia ilusión por escapar, de las garras que  la oprimían.
Es inútil, intentar hacernos caer, otra vez, en los brazos de un espejismo, hábilmente reflejado en forma de múltiples promesas, que luego, como por arte de magia, se desvanecerán ante nuestros ojos, en cuanto se haya logrado alcanzar el poder, dejándonos atrapados sin solución, en una nueva e insoportable rutina, ignorando olímpicamente nuestra opinión, pues en cuanto terminan los periodos electorales, ya sabemos por experiencia, que las palabras se las lleva el viento e incurre en un gravísimo error, todo aquel que pueda pensar, a estas alturas, que los pueblos no son, más que una masa, a la que se puede manipular, atrayéndola primero y despreciándola después, ignorando que es su voluntad, y no otra, la que forma y tira gobiernos.
Así que llegados a este punto, resulta imposible para nadie, hacernos flaquear en nuestras propias convicciones y ya no queda otra, que atenerse a lo que finalmente dicte nuestro mandato soberano, a través de las urnas, el próximo día veintiséis.
Y aunque sólo sea por hacer una demostración de que a pesar de todo lo vivido, continuamos a duras penas, siendo libres, debiéramos votar, más que por lo que estamos oyendo estos días, por  deducción y fundamentalmente, pensando en dónde estaba cada Partido, mientras sufríamos la extrema dureza de esta maldita crisis, que en muchos casos, ha hecho que despertemos del letargo que padecíamos y que hayamos aprendido a reclamar, con toda la contundencia posible, nuestro sitio en el mundo, pero sobre todo, el derecho a tener dignidad.


jueves, 16 de junio de 2016

Al borde del naufragio


 Muy mal debe pensar el PSOE que le va a ir en las próximas elecciones, cuando decide presentarse a los mítines de Campaña con toda la artillería, sacando incluso de su retiro a viejas glorias como Alfonso Guerra y poniéndole a criticar duramente a Podemos, cuando el enemigo a vencer es, o era, al menos hasta ahora, un Partido Popular  al que se puede  y se debe atacar como nunca, si no se quiere que pueda volver a gobernar, para desgracia de todos los ciudadanos.
Ver a estos personajes, que fueron en su día políticos de auténtico peso y que tuvieron una importancia incalculable en la evolución que se generó en el país, los años que siguieron a la transición, dejarse llevar de aquí para allá, como marionetas y tener que adaptar su discurso, que en el caso de Guerra siempre fue mordaz y brillante, a la dificultad de los tiempos, resulta, para los que  miramos como meros espectadores, como mínimo, fuertemente patético y desprestigia, más si cabe, la imagen que guardábamos, de aquel Partido Socialista, solidario y valiente.
Verdad es, que desde que el tándem Guerra-González se rompió, por razones que todos conocemos, no han vuelto nunca a surgir personas de parecido carisma, en las filas del socialismo y que aquel ideario, que bebía de las fuentes del marxismo y que defendía los derechos de las clases trabajadoras, se ha ido desdibujando hasta convertirse en lo que hoy  es y que no se parece en nada, ni en el fondo ni en las formas, a una doctrina por la que miles de personas han luchado denodadamente, en todo el mundo.
Bastaría tirar de hemeroteca para poder comprobar cuántas similitudes existen  entre los mensajes que lanzaban los líderes del socialismo, en los años que siguieron a la dictadura y los que transmiten ahora los principales cargos de Podemos, por lo que resulta verdaderamente penoso que aquellos en los que entonces creímos, de todo corazón, hayan podido evolucionar tan desfavorablemente hacia posiciones tan extremadamente cercanas a la derecha.
Esto, que está sucediendo a nuestro alrededor y que genera dudas sobre cuáles son las verdaderas intenciones de este PSOE que se mueve en una ambigüedad extrema, no puede, sino mermar simpatizantes a esta Formación, que como todos sabemos, ha venido cayendo en picado desde que Zapatero, en su última etapa, se alineara con las políticas de recortes exigidas por Europa, sin que desde entonces, nadie haya conseguido que levante cabeza, a tenor de los resultados que viene obteniendo y que ahora le acercan peligrosamente, a un tercer puesto inimaginable, hace sólo unos años.
Quizá si las viejas glorias, en lugar de atacar a otros, se preocuparan de reflexionar sobre cuáles han sido los errores cometidos  por el PSOE, a lo largo del tiempo, les podría quedar claro que cuando se deja de luchar por los demás, cuando uno se acomoda a los placeres del poder itinerante y a cruzar las puertas giratorias cuando se retira de la vida política, a que le lleguen periódicamente los triunfos en las elecciones, simplemente porque las pierden los demás y a codearse con las élites económicas de las grandes potencias europeas, en lugar de hacerlo con el pueblo llano, se acaba por perder cualquier atisbo de lo que fue una identidad y se corre el riesgo de ser confundido con los que desde siempre fueron los peores enemigos, quizá, por el enorme parecido que existe entre ambos planteamientos políticos.
Naturalmente, debe agobiar bastante que alguien venga a enmendarte la plana del modo en que lo intenta, desde su aparición, Podemos, pero la verdad es que determinados comportamientos, exigen por sí mismos, respuestas y que las propuestas que hace el Partido morado no deben ser, en el fondo, tan malas, cuando las apoyan más de cinco millones de electores, que siguen creciendo.
A día de hoy, poco o nada diferencia al PSOE de Ciudadanos o el PP y ya les digo yo, que nada de esto puede cambiar porque se suban precipitadamente a los escenarios de campaña, González o Guerra.
El PSOE, ya lo dijimos hace mucho tiempo, más que una regeneración, necesita  una Revolución en toda regla o al menos, decidir a la mayor urgencia posible, en qué lado del arco político quieren estar, aunque habría que rogarles que si se colocan del lado de Rajoy y Rivera, tuvieran la decencia de retirar de sus siglas la S que les identifica con una corriente que ya no es la suya y también la O, porque no les queda nada de obreros.



Delirios conspiranoides


Los españoles estamos tan acostumbrados a que cada vez que las cosas van mal, a uno de nuestros partidos políticos, se recurra a una teoría de conspiración que mitigue en cierta medida, los efectos de los propios fracasos y hemos aprendido a tomarnos con sentido del humor esta suerte de aciagas alucinaciones que algunos exponen con emoción trascendental, ante los medios, cayendo en el error de infravalorar la inteligencia de nuestra sociedad, que ha avanzado prodigiosamente, cuando se trata de interpretar los mensajes.
Mucho estaban tardando en aparecer, tras el fracaso de las negociaciones para la investidura, estas acusaciones entre rivales y ha tenido que ser Albert Rivera, quién seguramente movido por el mal resultado que le auguran todas las encuestas, se lance al vacío, asegurando que entre PP y Unidos Podemos, se ha consumado un pacto de no agresión, basándose en lo que ocurrió la otra noche, en el soporífero Debate. 
La idea, lanzada con verdadera seriedad por el líder de Ciudadanos y que resulta ser para el público en general, prácticamente inasumible, socava sin embargo las malas relaciones que se vienen dando entre Rivera e Iglesias en los últimos tiempos y se emite además, sin ofrecer más pruebas que un supuesto viaje en coche de Irene Montero, en compañía de uno de los responsables de organizar el debate del PP y en el hecho de que Iglesias no mencionara a Bárcenas, durante la discusión del Domingo.
Poco o nada, ha tardado Moragas en desmentir tal teoría e incluso en sentirse ligeramente enojado por la sola sugerencia de que su Partido hubiera podido mezclarse, en algo, con los populistas de Podemos y ya suponemos, que menos aún tardará Irene Montero, en ofrecer una explicación concluyente sobre si ese viaje se realizó, aunque a uno se le ocurre que quizá, ambos políticos habrían podido coincidir, simplemente, en su itinerario, como nos podría haber pasado a cualquiera.
Esta inquina que demuestra Rivera por Iglesias, desde que las encuestas empezaron a confirmar el posible sorpasso, que aunque afecta a su Socio Sánchez, alejan a la vez a Ciudadanos de un futuro pacto con el PP, da la impresión de haber transformado para peor al líder catalán, como si no pudiera soportar, en su fuero interno, que su liderazgo sea desbancado, y de qué manera, por alguien que ideológicamente nada tiene que ver con sus auténticos pensamientos.
Porque resulta curioso que Rivera mantuviera una posición de aparente simpatía, frente al líder de Podemos, mientras duraron los cantos de sirena que le adulaban los oídos, pronosticando para él, un resultado infinitamente mejor que el que obtuvo en las últimas elecciones y que después de haberse dado de bruces con la realidad de lograr sólo cuarenta escaños, frente a los setenta de Iglesias, dedique ahora todos sus esfuerzos a desprestigiar del modo que sea, las posiciones del Partido morado, tratando de convencer a los electores de que su ascenso o su triunfo, sumiría al país, en un oscuro laberinto.
Y como ya le ha quedado claro en varias ocasiones que nunca conseguirá vencer a Iglesias por medio del discurso o las propuestas, no le ha quedado otra salida que recurrir a la manida teoría de la conspiración, que a veces, le ha funcionado bastante bien a otros, en el pasado más reciente.
En nuestra mano está, creer o no, en las afirmaciones de Rivera, en este preciso momento, pero indiscutiblemente, pensar que en una campaña electoral no han de existir barreras que contengan los insultos, las insinuaciones, la difamación o simplemente, la mala educación en sí misma, sigue siendo, para cualquier persona medianamente inteligente, simplemente, un gravísimo error y aún más que eso, cuando se trata de manipular sibilinamente las conciencias de unos electores que tienen todo el derecho a elegir libremente, por las razones que fueren, a aquellos en los que desean depositar su confianza mayoritariamente, aunque muchos, todavía no hayan entendido, que en eso consiste la esencia de la verdadera democracia.


martes, 14 de junio de 2016

En busca de un ganador


En vista de que los resultados del Debate no arrojan una ventaja clara para ninguno de los contendientes, los ciudadanos buscan desesperadamente un gesto de ganador, que incline por su peso la balanza en una de las dos direcciones propuestas y que siente algún tipo de base, sobre la que ayudar a sustentar, a través de los votos, un futuro Gobierno.
Buscan los de derechas, que su amado Rajoy se transforme de pronto en brillante orador sin necesidad de consultar papeles y que demuestre, con contundencia, el beneficio que han traído al país sus políticas de los últimos años, queriendo creer, además, en su inocencia, en los múltiples casos de corrupción que le circundan y rogando por calles y plazas, a los arrepentidos de Diciembre, que vuelvan al redil de los conservadores de toda la vida.
Buscan los del PSOE, que a Pedro Sánchez le sea otorgada por el cielo el don de poder convencer a las masas de la culpabilidad de Podemos, en la falta de acuerdos y un poco de originalidad a la hora de exponer sus argumentos, con la que poder competir de igual a igual con la capacidad de sorprender que caracteriza a Pablo Iglesias, a ver si así, se pudiera evitar el temido sorpasso que tiene sin dormir a los actuales dirigentes y a Sánchez en un permanente sin vivir, con el aliento de Susana Díaz, acechando su nuca.
Buscan los de Rivera, un modo de aumentar sus posibilidades en un centro, a todas luces inexistente, tratando de aprovechar en todas las ocasiones el indudable carisma de su líder, que ya no sabe qué hacer para desprestigiar a un  Iglesias que sin pretenderlo, consigue por no se sabe qué sortilegio, continuar avanzando en la intención de voto, sin que ni siquiera la pinta de señorito que caracteriza al de Ciudadanos, consiga frenar el olor de multitudes que acompaña al desarrapado de la coleta, por donde quiera que aparece.
Y buscan los podemitas, arrimándose tímidamente a la moderación, sumar a sus adeptos, a toda esa gente mayor que les rechaza sistemáticamente, por razones de estética y miedo, como si el pelo, la manera de vestir o el prescindir de la corbata, fueran más importantes que la preparación , sin perder la esperanza de conseguir que al menos por esta vez, los nietos convenzan a los abuelos de que su vida solo puede cambiar, si Gobierna el Partido Morado.
Pero mientras esta búsqueda generalizada se apodera de todo el territorio, la Campaña electoral, que por sus circunstancias es la más extraña de cuantas hemos vivido, continúa ofreciéndonos a todos, perlas de inestimable valor que aumentan el enorme tesoro del baúl de las hemerotecas y transcurre, un poco como si fuera únicamente una continuación de la anterior y no hubieran servido de nada, estos seis meses de desgobierno.
Y es natural, porque mientras no se  vislumbre en el horizonte político quién o quiénes pueden llegar a ser, de modo real y fehaciente, los que vayan a regir los destinos de los ciudadanos, en los próximos cuatro años, todo queda, como suspendido en un limbo de inactividad, que solo se animaría, si sucediera algo con el suficiente peso mediático, como para provocar una dimisión inmediata o un cataclismo que indujera a tomar una decisión a la desesperada, como ocurriera, desgraciadamente, después del 11M.
 Ya pueden afanarse estos cuatro candidatos en poner toda la carne en el asador, en los días venideros, pues al paso que vamos y después de que el Debate que todos esperábamos ansiosamente, no haya conseguido más que aburrirnos soberanamente, lo que les separa de ser proclamados vencedores, no es más que la voluntad que pueda expresar, finalmente, su pueblo.
El treinta por ciento de indecisos que todavía quedan y que serán decisivos en el resultado de los Comicios, se convierten así, en un apetitoso botín, que todos tratarán de conseguir en el tiempo que queda, aunque para ello, hayan de recurrir a la lucha cuerpo a cuerpo.
A ver si estos últimos, son capaces de dilucidar, de una vez, cuáles son sus preferencias, porque nos tienen a todos, en vilo.




lunes, 13 de junio de 2016

Turno de intervenciones


Para todos los que esperábamos que el Debate celebrado anoche pusiera luz en la intención de voto de los indecisos, sentarnos delante del televisor durante más de dos horas, se convirtió en una especie de soporífera tortura de la que no queríamos escapar, por si en algún momento alguno de los participantes lograba animar el tono tedioso del diálogo, que más que una discusión entre oponentes políticos, se parecía  a un turno de intervenciones en el Congreso, debido al espantoso formato elegido por la Academia de Televisión, para la celebración de este evento.
Desde el primer momento, se destaparon las estrategias de los líderes con claridad meridiana, a los ojos de los espectadores y lo que podía haber sido aprovechado por todos ellos, para obtener que un mayor número de votantes les otorgara su confianza el próximo día veintiséis, se convirtió en un mero relato de acontecimientos  aprendido de carrerilla, de aquello que pudo haber sido y no fue y en un deseo inútil de adjudicar culpabilidades a Podemos, por parte de Sánchez y Rivera.
En incontables ocasiones, un Pedro Sánchez temeroso de que se produzca el sorpasso, cargó inexplicablemente contra Iglesias, en lugar de aprovechar la impagable ocasión de tener al escurridizo Rajoy enfrente, con una táctica que llegó a cansar considerablemente a los ciudadanos, a los que en ningún momento convenció de que la falta de acuerdo en las negociaciones anteriores, no se debió exclusivamente, a la postura de los barones de su Partido.
Entretanto, Albert Rivera se limitaba a mostrar una ristra de portadas de periódicos, casi todas ellas de El mundo, en un intento vano de intimidar a Iglesias y Rajoy con titulares que ya todos conocemos, avanzando a los españoles que como todos ya intuíamos, su ambición personal es ilimitada y también que no resulta difícil rebatir cada uno de sus argumentos, por lo que se convirtió en el blanco preferido de un Mariano Rajoy, que seguramente recuperó, con su intervención, un buen puñado de los votos que le fueron arrebatados por Ciudadanos, el veinte de diciembre.
Muy bien le fue al Presidente de Gobierno en funciones, a pesar de lo que ha llovido y sólo en los temas relacionados con la corrupción, pudimos verle perder, en cierta medida, los nervios, aunque logró salvar inexplicablemente el tipo, gracias a un Pedro Sánchez empeñado en desprestigiar a un Pablo iglesias, que en ningún momento entró al trapo de sus reiteradas acusaciones.
Pecó el líder morado, de excesiva moderación, guardándose de caer en esos excesos que en su caso dividen, por igual, la opinión de los ciudadanos y optó, quizá de manera equivocada para sus propios intereses, por salvaguardar ese segundo puesto que le ofrecen en todas las encuestas, pero que aún está por ganar en las urnas, realmente.
           Faltó  anoche, y de qué manera, la frescura que dan a este tipo de eventos las  interrupciones entre oponentes y sobre todo, la pasión que debe caracterizar la defensa de las respectivas posturas, que terminaron por confundirse, como si todas ellas procedieran de un mismo tronco ideológico y que sólo en momentos puntuales, quedaron definidas tal cual son, en perjuicio de sus respectivos representantes.
           Tampoco el minuto de oro terminó de aclarar quién fue el ganador de este Debate, que seguramente será recordado como uno de los peores, de cuantos hemos tenido oportunidad de ver, para desgracia nuestra, y cuyo planteamiento pareció estar equivocado desde el principio, no se sabe, si por atender peticiones de líderes concretos o porque esta Academia de Televisión, no tiene la menor idea de cómo debe ser un enfrentamiento real entre aspirantes a presidir el Gobierno de la Nación, a juzgar por el formato elegido.
           Menos mal que los ciudadanos gozan de un alto índice de inteligencia y sabrán, por si mismos, elegir el día veintiséis, a quienes consideren que pueden representar mejor, el grueso de sus intereses, porque el Debate, bien se podría calificar, como el colmo del aburrimiento.



Segundos fuera


A sólo unos minutos de que se celebre el debate entre los cuatro candidatos a la Presidencia del Gobierno, los medios de comunicación andan, a corazón abierto, preparándose para ofrecer a los ciudadanos la retransmisión, que después se analizará minuciosamente, como siempre ocurre, para dilucidar quién ha sido el vencedor  y qué errores han cometido todos, en sus respectivas intervenciones.
Nadie quiere dejar un solo detalle sin estudiar y los equipos de los candidatos se afanan en adivinar por dónde podrían venir los ataques, por parte de las otras fuerzas, para poder diseñar una estrategia de intervención, que sea capaz de convencer a los espectadores de que el Partido al que representan sería la mejor opción para gobernar durante los próximos cuatro años el país y también para el lucimiento personal de los líderes, que falta les hace a algunos.
Lo normal, en cualquier otro sitio que no fuera este, sería que los participantes hicieran un frente común contra Mariano Rajoy, no sólo por la clase de política que ha practicado durante sus años de mandato y que ha lesionado gravemente los derechos de todos, sino también, porque los casos de corrupción que circundan al Partido que preside, han llegado a ser gravísimos e innumerables y si nada lo remedia, continuarán creciendo.
Pero estamos en España y el boom que ha protagonizado Podemos en los últimos tiempos, su programa rupturista con muchas y malas prácticas de los políticos que han desempeñado labores de Gobierno durante el bipartidismo y su manera de afrontar el presente y el futuro, que en nada se parece a las formas conservadoras de los otros representantes, hace que tengamos que suponer, que esta noche se librará una lucha encarnizada para desprestigiar a Iglesias ante los ciudadanos y que lo que veremos será un ataque orquestado por Rajoy, Sánchez y Rivera, para conseguir como sea que Podemos no vuelva a obtener un contundente triunfo, en este debate de hoy.
Claro que la experiencia en los medios del líder del Partido morado, supera y mucho la que puedan tener sus adversarios, fundamentalmente Mariano Rajoy, que procura huir de la prensa como de la pólvora y puede que se encuentren enfrente a un Iglesias que seguramente irá preparado para ser el centro de atención, con una estrategia que acabe, como suele pasar últimamente, dando la vuelta a todo lo previsto y quedándose, sin discusión, con el triunfo más absoluto, para desesperación de sus oponentes.
No es la primera vez que esto sucede y todos recordamos el magnífico minuto de oro que Iglesias protagonizó en aquel debate en el que Rajoy no quiso estar presente. No se puede dudar que los asesores de Podemos, que cuentan ahora además con los de IU, gozan de una extensa capacidad de utilizar el factor sorpresa y  suelen deparar a quienes se enfrentan a ellos, más de un disgusto.
Entretanto, el mundo sigue caminando, a veces por los senderos de violencia y una nueva matanza, esta vez en una discoteca de Florida, ensombrece cualquier posibilidad de lograr una paz pactada, colocando de nuevo a ISIS en el punto de mira, esta vez, grajeándose la enemistad de EEUU, con una acción que con toda probabilidad, traerá nefastas consecuencias.
Mirando de reojo a lo que ocurre allí, los españoles nos sentaremos esta noche ante el televisor, muchos de nosotros, sin haber decidido aún nuestro voto, ávidos de escuchar, de parte de los líderes, al menos, alguna buena noticia.
La cuenta atrás ha empezado a correr. Abran bien los ojos y los oídos y no pierdan ripio de lo que diga cada cual, para que puedan decidir, libremente, quién de ellos merece su confianza, el próximo día 26.


domingo, 12 de junio de 2016

Abducidos


Los Países se paralizan por el comienzo de la Copa de Europa de Fútbol y una ola de violencia recorre las calles de Marsella, donde se producen graves  enfrentamientos entre aficionadoss, protagonizadas por auténticos radicales inmersos en su propia ineptitud para generar otra cosa que no sea violencia.
Ya hemos hablado muchas veces del negocio del fútbol, que consigue adormecer a las masas como una droga dura destructora de las conciencias y que a pesar de generar jugosos beneficios económicos, despilfarra, con lo que se mueve a su alrededor, una buena parte de los recursos públicos, pues es imprescindible una estrecha vigilancia policial, para que los energúmenos no se desmanden, dando rienda suelta a sus más oscuros deseos.
Francia, la anfitriona, que actualmente atraviesa un momento social de dificultad extrema, a causa de la Reforma Laboral que Hollande pretende aprobar y que se parece ostensiblemente a la que nos impuso Rajoy, al principio de su mandato, se hace sin embargo, un poco más tolerante con el problema, para colocarse enfrente del televisor, a la hora en que se juegan los partidos y muy fundamentalmente, cuando es su Selección la que protagoniza los eventos.
Como era de esperar, España no es la excepción que confirma la regla y se podría afirmar, sin temor a equivocarse, que el lunes habrá muchísimos más espectadores cuando nos toque jugar, que durante el Debate entre los cuatro candidatos a Presidente del Gobierno, que ofrecerán muchas Cadenas, esa misma noche.
Los líderes, continúan de ciudad en ciudad, ofreciendo su mejor cara a quienes quieren acudir a escucharles y como siempre que estamos en Campaña electoral, ofertando una serie de promesas que después se verá si se pueden cumplir, cuando uno de ellos llegue al poder y se tope de bruces, con la herencia que deja Mariano Rajoy y que no puede ser nada buena.
Con la celebración de la Copa, es probable que muchos de esos indecisos a los que va dirigida especialmente esta Campaña, ni siquiera se dignen a reparar en lo que les cuentan los cuatro candidatos principales y que sus votos, de los que dependen categóricamente que los resultados se decanten hacia uno u otro lado, vayan finalmente hacia cualquiera o simplemente, se pierdan en el pozo sin fondo de la abstención, por falta de la información suficiente que se requiere para acudir a las urnas, con cierto convencimiento.
Pero nada puede competir con el balompié, ni con la capacidad de convocatoria que este negocio tiene y el cansancio de tener que repetir las Elecciones, por falta de acuerdos, desmotiva bastante a los que en el fondo piensan que la política no se hace para ellos, a pesar de que gobierna, les guste o no, sus vidas.
Así que aún sabiendo que el fútbol no resolverá sus desgracias ni ayudará, ni siquiera mínimamente, a mitigar la crudeza de sus problemas, el abstraerse de la realidad, aunque sea durante un par de horas y el hecho de poder sacar el monstruo dormido que todos llevamos dentro, en el campo o ante la pantalla de la televisión, sin censuras ni represiones, se convierte en un impagable placer, que no puede compararse al que proporciona estudiar las posibilidades que ofrecen los candidatos, sobre cualquier tema que nos recuerde nuestra espantosa realidad, de la que cada cual huye, como puede.
A partir del día veintiséis, algunos, probablemente lamenten no haber  pensado mejor a quién votaron y los resultados de los Comicios, harán que todo vuelva a empezar a girar, en una u otra dirección, según quién logre, al fin, presidir el futuro Gobierno.
Para entonces, la Copa de Europa será ya, un recuerdo y el nuevo Presidente, alguien cuya manera de actuar tendremos que soportar durante los próximos cuatro años, con sus luces y sus sombras, como ocurre siempre.




jueves, 9 de junio de 2016

Una campaña imprevisible


Con un calor infernal que preludia el principio del verano, comienza  la segunda Campaña electoral, en un periodo de solo seis meses y que ya veremos si dilucidará por fin, las expectativas de formar un nuevo gobierno.
Nunca antes había ocurrido algo semejante en el país, pero las nuevas corrientes políticas que han llagado tras el gravísimo desgaste del bipartidismo, han dividido la opinión de los electores, pintando un panorama diverso del que parece que ya no vamos a salir, pues la Sociedad se muestra deseosa de un cambio que más tarde o más temprano acabará por producirse, cerrando una etapa oscura, en el transcurso de nuestra historia más reciente.
Ya han empezado a aparecer spots publicitarios de corte variopinto y como novedad, un formato de programa, que ha presentado Podemos, que se asemeja y mucho, al catálogo de una conocida cadena de muebles sueca y que rompe los esquemas de cuanto habíamos conocido hasta ahora, en este campo de la información que ofrecen a los ciudadanos, los que reclaman periódicamente sus votos y que a veces, se convierte en papel mojado, con el paso del tiempo.
Mítines, entrevistas y discusiones televisadas, protagonizadas por cargos importantes de todas las Formaciones, preludian, el que será el gran debate a cuatro que se celebrará el próximo lunes y aunque ya han empezado las descalificaciones de rigor y el intento de desprestigiar a los contrarios, por parte de todos los actores principales de este pasillo de comedias, es de esperar que los discursos se vayan recrudeciendo, a medida que se aproxime la fecha fijada para los comicios y que cada cual, ponga toda la carne que tiene en el asador, pues se juegan mucho en este intento.
De momento, la Campaña parece un frente común en contra de los podemitas, pues está claro que por las propuestas de su programa electoral, son los únicos que serían capaces de dar la vuelta al tipo de política que se viene haciendo en los últimos tiempos y también, porque los otros ven peligrar y mucho, toda la suerte de privilegios de los que han disfrutado mientras ha durado su larga alternancia en el poder y que ahora, con toda probabilidad, perderían, si llegara a producirse una sorpresa.
Capítulo aparte merece Ciudadanos, que aún siendo igualmente recién llegado a la vida del Parlamento, se proclama ferviente seguidor de un continuismo basado en una política neoliberal, aunque limpios de corrupción, al menos de momento y sobre todo, bien dispuestos a hacer lo que sea para obtener cualquier parcela de poder…menos pactar con los de Pablo Iglesias.
Así que lo más probable es que en el próximo debate del lunes, todas las fuerzas se centren en acorralar a Podemos, aunque dada la abundante experiencia de su líder, en los medios televisivos, habría que dudar si realmente, entre los tres, serán capaces de llevarle, hasta el terreno que ellos desean.
No olvidemos que las campañas, el cuerpo a cuerpo con los ciudadanos, son el punto fuerte de Podemos y que esa cercanía, que tanto molesta a los demás, de las personas que lideran la formación morada, ha conseguido, en las últimas celebraciones electorales, acarrear un buen número de votantes, que se han convertido en leales seguidores, de la doctrina que predican.
Ya veremos, si más de uno no se arrepiente de haber aceptado ir al debate, a tener que escuchar obligatoriamente de los labios de Iglesias, los errores que han cometido y si la intención, no termina por volverse en su contra, sobre todo cuando llegue el momento del minuto de oro, que es la especialidad del líder de Podemos.
Se abre en fin, una campaña que despierta, por inusual, la curiosidad de los ciudadanos y que bien llevada, podría deparar cambios en los resultados que preludian las encuestas, porque otra vez, todo el camino está por andar y por lo mucho que hemos vivido en los últimos años, sabemos, que todo puede cambiar en un instante, para mejor o para peor. Pero eso será decisión nuestra.




miércoles, 8 de junio de 2016

El voto cautivo


Continúan apareciendo encuestas sobre la intención de voto de los españoles y la última, que hemos conocido esta mañana, colocaría al PP como vencedor de los Comicios, con un 30%, seguido de la coalición Unidos Podemos, con un 24% y que protagonizaría así el temido sorpasso sobre un PSOE, que sólo lograría obtener, un escuálido 20% y un Ciudadanos que experimentaría una ligera subida, aproximadamente, con un 14%.
No se sabe qué puede causar más asombro. Si el descenso imparable de un Partido Socialista, que durante muchos años gozó de la confianza de los españoles, o ese 30% que se le atribuye a un PP, fuertemente azotado por innumerables casos de corrupción, que no parecen sin embargo, pasarle factura, en una parte de la sociedad, que acepta con inexplicable sumisión, cualquier cosa que pueda ocurrirle.
Muchos dirán y razón no les falta, que es ese miedo atroz que atenaza a las personas, cuando ya les queda muy poco que perder, el que nutre los graneros de votos inamovibles que se le otorgan al PP, a pesar de todo lo que está ocurriendo y ha ocurrido, pero estoy convencida, que bajo esa capa de masoquismo atroz, ha de haber, necesariamente algo más, que empuja a una mayoría de los ciudadanos de este país, a querer mantener el yugo al que se encuentran encadenados, como si aceptaran irremediablemente, su espantoso destino.
Porque en ese treinta por ciento ha de haber, con toda seguridad, trabajadores que han sido despedidos, a raíz de la aprobación de la Reforma Laboral, desahuciados a quienes los bancos, a los que se ayudó con el rescate, han expulsado de sus viviendas, por no poder hacer frente al pago de sus hipotecas, enfermos que se eternizan en las listas de espera de una Seguridad social que se tambalea por los recortes que se le han infringido, padres de jóvenes que se han visto obligados a emigrar, para poder optar a un empleo digno y de otros, que han tenido que abandonar sus estudios, por la drástica reducción del número de becas, familiares de dependientes que han sido abandonados a su suerte por la Administración y pensionistas, a los que no ha quedado otro remedio que compartir sus escasos bienes, crematísticos e inmobiliarios, con hijos retornados que huían, junto con sus familias, de los efectos devastadores de la crisis y sin embargo, todos esos calvarios estoicamente soportados y la terrible sensación de no tener siquiera una sola esperanza de mejorar en un futuro incierto, no parecen ser suficientes, para generar la valentía  de atreverse a intentar que las cosas empiecen a cambiar, en otra dirección bien distinta, ya que permanecen cautivos de un voto de obediencia, que va a parar, precisamente, a quiénes fueron los causantes reales, de todos estos males que padecen.
Puede que la radicalidad de Podemos, que puede basarse en gran parte, en la insultante juventud de sus líderes, atemorice a una cierta parte del electorado, acostumbrado a que los políticos tengan que ser, por norma, señores serios y encorbatados que pronuncian, en general, discursos ininteligibles para las mayorías y que precisamente por su aspecto, otorgan cierta circunspección a los asuntos del Estado, aunque después y según lo que estamos viendo, muchos de ellos no busquen en el ejercicio de la profesión, más que una vía de enriquecimiento personal, a través de la corrupción, sin pensar en absoluto, en el bien de la ciudadanía.
Pero es que en esta España, hemos evolucionado muy poco, en estas cosas de la estética y aún nos influye, sobre todo a los más mayores, el aspecto que tengan los demás, por encima de lo que de verdad encierren dentro, como si continuáramos viviendo en una realidad decimonónica, que no conseguimos desterrar, mediatizados por un tradicionalismo caduco, que no nos permite crecer en otra dirección, que no sea la de las normas impuestas.
Y aunque una parte de la sociedad se va a atrever, el 26 de Junio, a apostar por un modelo distinto, la imperturbable pasividad de quienes ni siquiera son capaces de dilucidar culpabilidades evidentes, puede ensombrecer un triunfo, que de otro modo, sería, incontestable y por medio del cual, se iniciaría un nuevo proceso.
Habría pues que rogar, a todos aquellos a quienes atenaza el miedo, a quienes les puede la amargura de pensar que lo que puede venir con el cambio, les deje sin lo poco que aún tienen y a los que  proceden de las clases trabajadoras del país, que aunque sólo sea por una vez, se atrevan.
Todo lo que perdimos, incluida la alegría, y que se puede volver a recuperar, lo merece.