martes, 28 de febrero de 2017

De la expropiación al declive


Desde que en 1982, el entonces Ministro de Economía Miguel Boyer, expropiara por sorpresa Rumasa, convirtiendo a José María Ruíz Mateos en un personaje esperpéntico que durante años se transformó en una especie de Mortadelo, persiguiendo al que consideraba causante de todos sus males, ha llovido mucho, pero esta familia que nunca se resignó a la pobreza y que buscó sin importar el medio, la manera de conservar un nivel de vida, claramente por encima de sus posibilidades y por supuesto, del de todos los españoles, continúa, más años después, en el candelero, siempre en la cuerda floja entre la legalidad y lo ilegal y dejando detrás de sí, una serie de damnificados que lo perdieron todo por creer en sus ínfulas de grandeza, que después fracasaron estrepitosamente.
Murió el que fuera el Patriarca, dejando una herencia envenenada a su inmensa prole, a la que lideró mientras vivió, con rígida mano de hierro y a la que a día de hoy, se le exige su responsabilidad ante una ley, que reclama para cada uno de ellos, dieciséis años de cárcel por estafa a los inversores con los que contaron para su proyecto.
La lentitud de esta justicia española, hace que a diario nos veamos sorprendidos por estas historias que regresan del pasado para recordarnos que todavía no se han resuelto y la noticia, que se ha colado hoy mientras se decide  si Blesa y Rato van por fin a prisión, reclama un poco de atención, aunque ya casi habíamos olvidado cómo y cuando se originó esta estafa y quienes fueron sus protagonistas más directos.
Desde aquella expropiación, el declive de la familia Ruíz Mateos no ha podido ser más evidente y lo peor, es que sin que su caso se haya juzgado aún, lo más probable es que pasen a la historia como unos personajes de comic, más que por ser auténticos delincuentes.
Su innegable teatralidad, su paso por el Rayo Vallecano, al que luego dejaron en la más pura bancarrota e incluso la creación de un Partido Político similar al de Gil, que logró algunos votos por las cercanías de Gibraltar y sobre todo, la exagerada gestualidad de ambos progenitores, hacen que la atención se derive hacia la comicidad de las situaciones, ofreciendo cierta indulgencia, a las gravísimas estafas que se cometieron.
Si volverán o no a resurgir de sus cenizas, ahora que falta el actor principal de este elenco, es una incógnita que seguramente no tardaremos en resolver, en cuanto se juzgue la causa y sepamos si finalmente son o no sentenciados por esta Ley, que últimamente nos está ofreciendo tantas y tan malas sorpresas.
Poniendo en el platillo de una  balanza los delitos supuestamente cometidos por los Ruíz Mateos, y en el otro los perpetrados por Rato o Blesa, o por el mismo Urdangarín y su socio, no queda claro de qué lado se inclinaría y por tanto, parece imposible establecer, si se hará con ellos el mismo tipo de justicia.
Hoy han vuelto a ponerse de actualidad y nuestra obligación era contarlo, como hemos hecho.



Las veleidades de Díaz


Mientras se entregan medallas a una serie de andaluces ilustres, en un día de celebración para esta Comunidad, Susana Díaz gusta de mantener el misterio en torno a si se presentará o no a las primarias de su Partido, para aspirar a la Secretaría General, intentando romper los nervios de los que ya se decidieron a dar ese paso, es decir, Pedro Sánchez y Patxi López, que hace tiempo empezaron a hacer campaña, ignorando las veleidades de la señora Presidenta.
Para no haberse decidido aún, según palabras textuales expresadas ante los medios cada vez que se le pregunta por ello, Susana tiene también, una apretada agenda que le hace ir de acá para allá, siempre acompañada por su fiel Gestora y por ciertos Barones absolutamente entregados a su causa, aunque habría que decir que en todos los lugares que visita, se encuentra con una firme oposición, a la que por supuesto, se impide el acceso al recinto en el que se celebran los actos, para evitar que se haga aún más evidente, si cabe, sus disputas con la militancia de base.
También va quedando bastante claro que si finalmente opta por presentarse al cargo, como todos creemos, en principio, no piensa renunciar a la Presidencia de la Comunidad Andaluza, un cargo al que llegó tras la renuncia de Griñán, que acosado por los casos de corrupción en los que se ha visto envuelto, tuvo que  refugiarse en el Senado, lugar que más tarde tuvo que abandonar, al ser imputado por la Justicia.
Esta intención de Díaz, que en cierto modo la igualaría en acumulación de poder a su contrincante Cospedal  y que no es bien vista por un gran sector del PSOE, por considerar que convertiría a la andaluza en una especie de caudillo incapaz de aceptar la clarísima oposición que contra ella se cuece, dentro de su propio Partido, satisface sin embargo, y mucho, a los miembros de la Gestora que apartó violentamente a Pedro Sánchez de la Secretaría General, tras el golpe de estado gestado hace unos meses, aunque la opinión de la calle se incline a pensar que si esto llegase a ocurrir, la deriva de los socialistas hacia la derecha y la colaboración con Rajoy durante el resto de la legislatura, serían un hecho.
Sin querer aclarar la situación, paseando su natural soberbia entre los micrófonos de los periodistas y jaleada por su cohorte de incondicionales, las veleidades de Díaz, no hacen sino generar antipatías irreconciliables entre los posibles electores, ahondando en la idea de que única y exclusivamente le interesa alcanzar la cima del poder, sin que la tradición ideológica que durante más de cien años ha definido al PSOE como un Partido de izquierda moderada, importe lo más mínimo, si no es como vehículo ocasional, para alcanzar el éxito.
Resguardada de  las feroces críticas de sus propios compañeros por sus más leales servidores, Díaz, vive en su burbuja andaluza de idílica ensoñación, distanciándose cada vez más de una realidad, que sin embargo la persigue sin tregua dónde quiera que va y de la que no podrán librarla ni la adulación, ni el secretismo preparado en los despachos de la una Junta de Andalucía, cuyo gobierno peligra por la cercanía del PP, según los resultados de las últimas encuestas.
Mientras coloca las medallas a los premiados y presume en su discurso de las excelencias logradas en la Comunidad, bajo su mando, cientos de miles de andaluces parados y sin esperanzas de futuro, agobiados por los recortes en Educación y Sanidad que les ha regalado su Presidenta, le recuerdan que nada tienen que celebrar y que este 28 de Febrero, es un día más en el que rumiar una amargura, que en nada se solucionará si Díaz se presenta o no a las primarias de su Partido. Para ellos, su etapa ha supuesto un estrepitoso fracaso y no merece ningún agradecimiento.


lunes, 27 de febrero de 2017

Las oscuras trastiendas


La fábrica de mártires que se está creando a la puerta de los juzgados en Cataluña, con toda su parafernalia de banderas, himnos y reivindicaciones independentistas coreadas por el numeroso público que acude como acompañamiento de los que son citados a declarar, no hace, sino reforzar a los ojos de muchísimos de los ciudadanos que residen allí, la idea de que el Gobierno español ha encontrado en la vía conspirativa, un camino para maquillar su probada incapacidad para el diálogo y la diplomacia y un modo de ir frenando, al menos de momento, la celebración de un Referendum que conseguiría aclarar, de una vez, lo que verdaderamente piensan los catalanes en edad de votar, sobre  este asunto, cada vez más enrevesado y violento.
Si bien es cierto que durante quizá demasiado tiempo, destacados miembros del estado español han actuado en la sombra, intentando encontrar alguna conexión de los más famosos independentistas con algún tipo de delitos, reales o inventados, con los que poder negociar en la intimidad, una salida airosa para los dos principales protagonistas del litigio, tampoco se puede negar que muchos de los que fueron y son aún en la actualidad dirigentes de la antigua Convergencia y Unió, se encuentran inexorablemente ligados a ciertos asuntos de corrupción, que curiosamente se parecen demasiado a los que se han venido descubriendo sobre el cobro de comisiones en el PP y que parecen haberse gestionado, de la misma manera que en el muy denostado Estado español, en la trastienda de la sede de este antiguo Partido.
No cabe ninguna duda de que la familia Pujol podría considerarse, al completo, un presunto ejemplo de tales prácticas y no porque los fiscales españoles, a los que últimamente se zarandea como a muñecos de feria, hayan confabulado para inventar tales historias, sino porque los maletines que se movían entre Andorra y Cataluña y los negocios relacionados estrechamente con el clan en cuestión, eran reales y profusamente comentados desde que hace veinte años Pascual Maragall se atreviera a hacer referencia al cobro del tres por ciento, desde su asiento en el Parlament.
Los ciudadanos, catalanes y españoles indistintamente, estamos por desgracia, muy acostumbrados a ver a cómo se fabrican continuamente cortinas de humo para ocultar las vergüenzas de nuestros impresentables políticos y también a que frecuentemente se haga uso de una exacerbada españolidad o de un deseo ferviente de independencia, para tratar de conseguir que las masas se enardezcan pensando ingenuamente que defienden un ideal, cuando realmente, están simplemente ayudando a enterrar bajo el manto del nacionalismo, la corrupción que se mueve impunemente, por toda la geografía de la península.
Así que las acusaciones mutuas y las salidas de tono de unos y otros, ni nos extrañan, ni nos conmueven en absoluto, porque en realidad, hace tiempo que aprendimos, muy a nuestro pesar, que el dinero que desaparece por arte de magia en manos de los presuntos corruptos, en España o en Cataluña, no suele regresar a las arcas de los Estados, estén presididos por la bandera roja y gualda o por la señera.
Que el Gobierno de Mariano Rajo y sus socios de Ciudadanos  están fomentando este sobrevenido martirologio de Mas, Homs y todos aquellos que se señalaron sacando las urnas de cartón a las calles el nueve de noviembre es un hecho, pero créanme, ni el hecho de creerse mártir garantiza la plena inocencia, ni por creer que se es, se tiene derecho a ser perdonado, si llegara a probarse la existencia de según qué delitos.
Vaya por delante que el respeto a la libertad de expresión ha de estar obligatoriamente garantizado en todo Estado de Derecho y que no parece oportuno, en el asunto catalán, tratar de utilizar como medidas disuasorias, únicamente, las relacionadas con  la justicia, pero es ineludible pararse a separar de manera clara y concisa todo  aquello que tiene que ver con el tema de la independencia,  de las graves sospechas de corrupción que recaen sobre algunos de los miembros de Junts pel sí y no hacer, de una y otra cuestión, una maraña imposible de desenredar, para que no queden al descubierto oscuros asuntos que efectivamente podrían enturbiar y mucho, el prestigio que pretenden tener, muchos de los que lideran el movimiento separatista.
En dos palabras, el que haya delinquido, que pague. En Barcelona, en Madrid, en Sevilla, en Valencia o en el último pueblo de la provincia más olvidada de este variopinto territorio en el que todos vivimos y una vez que haya asumido su culpa, si la tuviere, que cumpla escrupulosamente su sentencia.
No sé yo si las notas de Els Segador, también acompañarían a esta gente, si es que entraran en los juzgados, acusados de haberse apropiado del dinero de los catalanes a los que tanto defienden.




jueves, 23 de febrero de 2017

Denunciando injerencias


A raíz de ser destituido el fiscal de Murcia,  López Bernal, que investigaba los asuntos de corrupción relacionados con el actual Presidente de esa Comunidad, se atreve a hacer unas declaraciones en las que denuncia la intimidación que han sufrido, él mismo en primera persona y algunos otros compañeros, refiriendo literalmente, que los fiscales son en la actualidad más perseguidos que los delincuentes y poniendo en cuestión los robos sufridos en sus domicilios particulares por varios cargos relacionados directamente con los delitos económicos presuntamente cometidos por políticos, haciendo alusión a una clara injerencia de los poderes en el campo de una justicia, en la que los ciudadanos han perdido en la actualidad, toda su confianza.
Nunca sabremos si esta destitución tiene que ver con la imputación del Presidente Murciano, que declarará ante el Juez, el próximo 6 de Marzo y aunque los Partidos tradicionales no se atreven a hablar de purgas, como han hecho recientemente en el caso de Podemos, sí que se adivina detrás de este cese fulminante, un intento de presionar para que los encargados de representar el papel de acusadores directos en este tipo de casos, se relajen en su labor, restando importancia a esta plaga casi imposible de combatir, que tanto indigna por cierto, a la totalidad de los ciudadanos.
Ya hemos dicho muchas veces que es del todo imprescindible que los encargados de administrar justicia, puedan hacerlo, en todos los casos, con absoluta libertad y estas gravísimas acusaciones que hoy vierte López Bernal ante los medios, no hacen, sino demostrar la imposibilidad que tienen estos trabajadores para llevar a cabo la que sería su principal obligación, retrasando sine die, la necesaria limpieza de delincuentes económicos que azota este país y que parece crecer a diario, sin que se tenga la sensación real de que son castigados por sus imperdonables delitos.
En estos tiempos convulsos, en los que se han hecho patentes las enormes brechas que separan a las clases sociales que forman nuestra Sociedad, tener la sensación de estar indefensos cada vez que un político es imputado por corrupción, parece estar convirtiéndose en algo habitual e incorregible y parece ser casi una broma macabra, cuando se niega cualquier atisbo de piedad, por ejemplo, a las familias que no pueden hacer frente al pago de las mensualidades de sus hipotecas y son desahuciados violentamente de los que eran sus domicilios.
Este agravio comparativo, que seguramente sería factible de ser denunciado, por lo flagrante que resulta la diferencia de trato entre ciudadanos que forman parte de la misma Nación, es sin embargo, contemplado estoicamente  por la mayoría de los Partidos políticos que ocupan las bancadas del Congreso, ya que se afanan inaceptablemente en defender la inocencia de sus compañeros imputados, procurando al mismo tiempo, eternizar la búsqueda de una solución para los problemas que padecen los ciudadanos de manera directa.
Huelga aclarar que entre las obligaciones de estos supuestos representantes a los que entre todos elegimos, a través de nuestros votos, no está la de salvaguardar el honor de ninguno de los presuntos delincuentes y menos aún, el de aquellos que habiendo sido condenados por la justicia, se aferran al puesto que ocupan, con la aquiescencia de las cúpulas directivas de las Formaciones a las que pertenecen, como si el dinero público se recaudara para ser necesariamente desviado, hacia las cuentas particulares de estos ilustres forajidos.
Acabamos de conocer que finalmente Urdangarín no pisará la cárcel y que ni siquiera tendrá que depositar ningún tipo de fianza para continuar en libertad y además, residiendo en Ginebra. No cabe otra que reflexionar sobre lo barato que sale llenar los bolsillos con capitales que a todos nos pertenecen y que no es de extrañar que cualquiera que ocupa un cargo caiga en la tentación de imitar estas malas conductas, porque la impunidad parece estar asegurada, sobre todo si se procede de una familia de rancio abolengo.
La indignación mayúscula que en estos momentos sacude las conciencias de los ciudadanos y que terminará por aplacarse, aunque el escándalo no puede ser más evidente, habrá que concluir que no sirve absolutamente para nada y no pasará mucho tiempo para ver cómo se van librando del peso de la Ley, uno a uno, todos estos mal nacidos que carecen de todo atisbo de solidaridad con el resto de los españoles.





miércoles, 22 de febrero de 2017

Ni un paso atrás


No puede, sino merecer admiración y respeto la postura de los estibadores españoles, que luchan esperanzadoramente por mantener su dignidad laboral, de una manera que parecía haberse perdido desde que se instaló la Reforma de Rajoy entre nosotros, precarizando de tal forma el empleo, que apenas da para mantener los hogares de las familias, incluso aunque trabajen varios de sus miembros.
El miedo y la desesperación de los hombres y mujeres de este país, que durante los pasados años se han visto obligados a enfrentarse cara a cara con la miseria, había conseguido paralizar cualquier atisbo de rebelión contra la multitud de injusticias que contra ellos se han cometido y sólo en casos muy concretos, algunos colectivos se han atrevido a enfrentarse a las duras medidas que rebajaban los sueldos y derechos sociales de los trabajadores, seguramente sin demasiado éxito.
 De ese temor, se han aprovechado descaradamente gobierno y empresarios, hasta transformar el panorama laboral de este país, en una suerte de mercado asiático en el que la explotación se ha adueñado de la vida de las personas, mientras que los jugosos beneficios de las grandes empresas y las fortunas de los ricos, han ido aumentando escandalosamente las diferencias entre las clases sociales, abriendo una brecha de dimensiones astronómicas que resultará difícil acortar, al menos, durante un par de décadas.
Alguien tenía que dar el primer paso para intentar remediar tal atropello y el sector de los estibadores, que cuenta con la fuerza necesaria para poder hacerlo, pues los daños que causaría un paro prolongado en sus funciones, podría generar un grave problema nacional, parece hallarse en un punto, en el que la férrea unidad de todos sus miembros, podría dar definitivamente al traste con el plan concebido desde las altas esferas para ellos, pues si se mantienen en sus posiciones de no dar un solo paso atrás, poco o nada se podría hacer para evitar que el transporte de mercancías por vía marítima, quedara totalmente inutilizado, durante varios meses.  
Conocidos por su perseverancia en alargar las huelgas, los estibadores, que ayer mismo contaron con el apoyo de compañeros llegados de diversos lugares del mundo, han comenzado a recorrer un camino de resistencia contra los abusos incontrolados que se vienen cometiendo, que podría sentar un importante precedente en la reavivación de la lucha por los derechos, bastante abandonada durante los años de la crisis, pero proclive a revivir, si finalmente se logran los objetivos marcados por estos valientes.
Apoyar su resistencia y el valor de mantenerse firmes en sus posiciones, resulta en estos momentos fundamental, pues si de veras se quiere cambiar la terrible situación de precariedad que padecen la mayoría de los trabajadores de todos los sectores y muy particularmente los jóvenes, no queda otra opción que la de ir desterrando el miedo para hacer frente, cuanto antes, a  la explotación de que somos objeto, con las únicas armas con que contamos, desde nuestra posición de inferioridad y que no son otras que negarnos a trabajar, si no es a cambio de un salario digno.
Consentir que se continúe despidiendo a los trabajadores de mayor edad, para reconvertir el puesto que ocupaban en tres o cuatro de nueva creación, repartiendo un salario que les permitía vivir con cierta comodidad, entre los recién llegados, a base de unos quinientos euros, por jornada completa, nos hace, en cierta medida, cómplices de estos inaceptables atropellos.
Y no vale hacer alusiones a la necesidad perentoria de reconvertir determinados sectores, por meras exigencias europeas, pues al final, siempre se olvida mencionar que el nivel de vida de los trabajadores alemanes o franceses, por ejemplo, por no hablar de los suecos o noruegos, supera con creces, el que se nos permite tener a los españoles, por realizar el mismo trabajo, en condiciones que dejarían mucho que desear, si se midieran los niveles de horarios o derechos.
Resulta pues fundamental, que los estibadores ganen este pulso, que pone en jaque la supremacía de los Señores del dinero y que les recuerda que muy a su pesar, si nuestros brazos caen, esos beneficios que obtienen a base de exprimir nuestras fuerzas, bien podrían terminar por extinguirse, sin que nada puedan hacer por evitar su propio desastre.
Ya iba siendo hora de que alguien alzara la voz, recordando que los tiempos en que la esclavitud era algo habitual, terminaron, afortunadamente y que la unión de los trabajadores, su perseverancia y su valentía, son aún capaces de transformar un mundo que ha empezado a resultar demasiado incómodo para vivir, para la mayoría de la gente.
Ni un paso atrá. Estamos con vosotros.





martes, 21 de febrero de 2017

Los auténticos inocentes


Resulta ciertamente escandaloso que ni siquiera logre sorprendernos la petición del fiscal Horrach, en relación a la condena de Iñaki Urdangarín, mostrándose partidario de que pueda eludir su pena de cárcel a cambio de una compensación económica, aún por determinar, al menos, hasta que el Supremo resuelva el recurso que presentan sus abogados y que mucho nos tememos que terminará por rebajar, como en otros casos, la sentencia dictada por el Tribunal que acaba de juzgarle y que como ya dijimos, para los ciudadanos, resulta del todo insuficiente.
 Pero cuando se habla de un tema no conviene fijar la mirada en una sóla dirección y suele resultar absolutamente productivo, prestar atención a los diferentes puntos de vista manifestados por ciertas personas de relevancia, que de un modo u otro,  se encuentran más o menos relacionadas con la cuestión que nos ocupa, pues de este modo es mucho más sencillo encajar las piezas de los endiablados puzles que se construyen alrededor de la clase política, en estos momentos.
Por eso y más que por una cuestión de puro interés me senté anoche a ver la entrevista que hizo Pedro Piqueras al Presidente Rajoy, que no brilla precisamente por ser deslumbrante en sus actuaciones ante la prensa y por eso, quizá, puse un enorme interés en la respuesta que ofreció el Presidente cuando el periodista le preguntó sobre la sentencia del caso Noos y que no pudo ser más explicativa de lo que en realidad le interesa al Gobierno, sobre esta cuestión, ahora que todo parece haber terminado.
Rajoy, que venía con la intención preparada de hacer una defensa a ultranza de la presunción de inocencia, como si en este país nuestro se hubiera convertido en costumbre  denostarla y la prensa y la ciudadanía no tuvieran nada mejor que hacer que inventar teorías acusatorias sobre personajes relevantes y del Partido Popular en concreto, no sólo no hizo ninguna referencia a la gravedad de los delitos cometidos por los ya condenados, sino que se permitió la licencia de exigir una severa reflexión a ciudadanos y  medios, sobre el sufrimiento infringido a todos aquellos que han sido absueltos en esta causa, por el acoso sufrido, según él, de manera injusta, durante los años que ha durado el proceso.
Olvidó el Presidente, creo yo que de manera absolutamente consciente, la enorme cantidad de indicios y facturas acusatorias que señalaban en la instrucción de Castro a Cristina de Borbón, la Mujer de Torres y otros imputados como ellas y también, el incomprensible empeño del antes mencionado Fiscal Horrach, por mantener a la Hermana del Rey, desde el principio, fuera del proceso y que de no ser por la acusación particular, ni siquiera se le hubiera puesto una sanción, a pesar de haber gastado a manos llenas el dinero de todos los españoles, que ahora van a tener que conformarse con que tampoco los condenados pisen la cárcel, por los delitos probadamente cometidos.
Alguien debiera aclararle al señor Presidente, que son los ciudadanos, ésos a los que él dice representar en el puesto de máxima responsabilidad en el País, los principales agraviados cuando se cometen esta clase de delitos, pues lo que se defrauda, roba o blanquea, procede directamente del esfuerzo que hacen para pagar religiosamente sus impuestos y que hasta el momento, ni por su parte, ni por la de ninguno de los cientos de condenados por delitos de corrupción, hemos recibido siquiera una breve disculpa que aminore, al menos moralmente, la gravedad de los daños recibidos, ya que este trasiego de los dineros públicos, lo único que nos traído han sido drásticos recortes sociales, que hemos tenido que volver a pagar entre todos, sin que los delincuentes hayan devuelto aquello que nos robaron, con total indecencia.
Esa presunción de inocencia, que defiende con denuedo Rajoy, para determinados personajes que por una u otra causa, se vieron imputados en multitud de delitos económicos en los últimos tiempos, es, en los ciudadanos en general, absolutamente indiscutible, pues ninguno de nosotros, por suerte, hemos tenido siquiera que acercarnos a declarar a ningún juzgado para demostrar nuestra innegable inocencia y sin embargo, no parecemos siquiera tener derecho a recibir una explicación real y plausible, sobre la verdad de todo lo ocurrido, por parte de un Presidente, al que entre todos hemos contratado para defender nuestros pisoteados derechos e intereses y que relega continuamente la obligación de enfrentarse a la sociedad, no sé si por miedo o por vergüenza.

Mucho sobre lo que podría ocurrir a partir de ahora con los condenados del caso Noos, me aclaró anoche la entrevista de Rajoy, más por omisión que por pronunciamiento, pues como ya nos tiene acostumbrados, lo suyo es eludir dar respuestas y a ser posible, delegar cuando llegan los malos momentos, en personas que como Sáinz de Santamaría, se han especializado en cubrirle la espalda, para salvaguardar una imagen cada vez más difuminada en su flemática nebulosa de sistemático silencio.

lunes, 20 de febrero de 2017

Misión imposible


Parece quedar del todo claro que mientras el Partido Popular permanezca en el poder, acabar con la corrupción protagonizada por políticos se convierte en una especie de misión imposible, pues son tantos los obstáculos y subterfugios que se improvisan, cada vez que la Ley trata de cazar a alguno de estos ilustres delincuentes, que de no ser por la prensa, ni siquiera nos enteraríamos y la mayoría de las veces, estas informaciones quedarían sepultadas bajo una gruesa capa de maquillaje profesional, quedando totalmente impunes, estos delincuentes de nuevo cuño.
El trabajo que supone llegar a poder imputar a los sospechosos de estos delitos, cuando se trata de cargos de altura del propio PP, es tan costoso para los encargados de administrar justicia, que la sospecha de que verdaderamente existen fehacientes injerencias en los asuntos judiciales, por parte de los poderes políticos y de los gobiernos en particular, a pesar de constituir sólo una presunción, da la impresión de ser tan real, como que todos estamos aquí, en este preciso momento.
Lo que está ocurriendo con el Presidente de la Comunidad de Murcia, clama al cielo y la noticia de que las fiscales encargadas de investigar este caso han sido severamente amonestadas por sus superiores e invitadas amablemente, poco menos que a mirar hacia otro lado, no hace, sino alimentar la teoría de que cuando se topan con delitos económicos, realmente no existe la libertad de actuación necesaria, para que los profesionales puedan ejercer , sin cortapisas, su labor, quedando maniatados, a merced de las órdenes que llegan, supuestamente, desde arriba.
Los robos de domicilios, ordenadores y despachos en estos últimos días, que han puesto en alerta a todos los que por su trabajo guardan algún tipo de relación con estos casos, no pueden, sino crear una duda razonable en una ciudadanía, atónita ante lo que está ocurriendo y que además, tras la reciente sentencia del caso Noos, va perdiendo paulatinamente la poca fe que le quedaba, en el funcionamiento de la justicia.
Y luego está, la reticencia a expulsar de sus cargos a los que por razones que después casi siempre acaban demostrándose, son o van a ser, imputados por la justicia, como si el hecho de ser nombrado o elegido para ocupar un puesto de relevancia en las Instituciones que entre todos costeamos, llevara inherente una cláusula en la que se aseguran los cuatro años que dura el mandato, sin que importen las acciones que se atrevan a cometer, los individuos de quiénes se habla.
No va a quedar más remedio que pensar que esto de dedicarse a la política, es el chollo perfecto, ya que se practique la honradez, o desde el primer momento, se cruce la línea de la delincuencia, la permanencia en el cargo para el que uno es designado queda asegurada por igual y sólo una condena en firme, daría lugar a la expulsión, a regañadientes, del Partido y de la política.
Muchos de los casos que hemos conocido últimamente, son la prueba evidente de que esto es cierto y en algunos de ellos, hasta hemos tenido que soportar la victimización de algún que otro encausado, en un intento de provocar, en los informadores y en la ciudadanía, una crisis de culpa, que en absoluto es admisible, pues los delitos quedaron probados de sobra, en el transcurso de los procesos.
Así que mucho nos tememos que esta estela de impunidad que ampara a los presuntos delincuentes económicos, a los blanqueadores de dinero y a los evasores de impuestos, de corbata y chaqueta, es una plaga que a la vista de lo que ocurre a diario a nuestro alrededor, más que mermar, irá creciendo, al menos, hasta que llegue algún Partido menos preocupado por librar sus propias luchas internas y más interesado en apear del poder a Mariano Rajoy, bajo cuyo mandato suceden todas estas cosas que hoy les contamos y que no tienen viso de erradicarse, porque la vida, para los políticos conservadores, es simplemente, bella.


domingo, 19 de febrero de 2017

Repitiendo la historia


Hace años, cuando Enrique Tierno Galván empezó a hacerse incómodo para el PSOE y a hacer sombra a Felipe González , en cuestión de carisma, no se dudó en momento en colocarle como candidato a la Alcaldía de Madrid, esperando algunos quizá, que fracasaría en un intento que después resultó ser uno de los triunfos más relevantes de cuántos han tenido los socialistas a lo largo de su historia, convirtiendo al Viejo Profesor, en una de las figuras más emblemáticas de la transición y en el Alcalde más querido de cuántos ha tenido la Capital, desde la llegada de la Democracia.
Nunca sabremos qué habría pasado con él, de no haber fallecido tan prematuramente, ero esa especie de castigo que contra su persona se infringió, no salió precisamente todo lo bien que algunos socialistas de relevancia esperaban, pues la valía personal y humana del candidato brillaban por sí mismas, de tal suerte, que lograron convencer, sobre todo a la juventud de que Madrid nunca había estado en mejores manos que en  las de aquel que parecía sobrar en la ejecutiva de su propio Partido.
Algo parecido, aunque con menos repercusión, sucedió con Gallardón en el PP,hasta que a Mariano Rajoy no le quedó otra opción después, que convertirle en Ministro, por mucho que luego las cosas se torcieran y tuviera que marcharse apresuradamente, por su inesperado giro hacia posiciones demasiado recalcitrantes, en temas muy concretos.
La historia parece volver a repetirse ahora con Errejón, a quién se castiga su osadía de enfrentarse a Iglesias con el difícil reto de plantearle una candidatura a la Presidencia de la Comunidad madrileña, como si los puestos de relevancia en este preciso lugar, en vez de premiar la buena labor de determinados políticos, fuera una trampa en la que purgar la culpa de ser ambiciosos, aunque mucho nos tememos que en este caso en particular, aquello que ocurrió con Tierno pudiera volver a repetirse, aupando de nuevo al desterrado líder de Podemos, a posiciones mucho más relevantes que la que ahora le ofrece la nueva directiva de su partido.
Errejón tiene empaque y carisma para superar con creces este reto y hacen mal, los que esperan que fracase en la nueva misión que se le encomienda, pues bien pudieran encontrarse con que el personaje no sólo cumpliera con creces el objetivo propuesto, sino que terminara por convertirse en un nuevo símbolo de Madrid, ya que no le faltan, ni inteligencia, ni arrestos para ello.
Comete un grave error la nueva ejecutiva de Podemos, apeándole del lugar en el que se encontraba, pues como dijimos el otro día, cuando los vencedores dejan de ser generosos y castigan sibilinamente a los vencidos, se arriesgan a dejar sin resolver un conflicto que puede enquistarse, prolongando en el tiempo un enfrentamiento que con un poco de benevolencia, podría haberse solucionado de manera menos cruenta.
No pierdan de vista a Errejón, a partir de ahora, porque no sería el primero ni será el último que escala puestos en política, desde posiciones de segunda fila y también porque no parece este líder, de los que suelen rendirse sin luchar ante  los golpes que da la vida, aunque éste haya sido, en principio, asestado con ferocidad por sus opositores, que no han sido capaces de perdonar su atrevimiento.
Pese a quién pese, Irene Montero, ni tiene ni tendrá nunca, por mucho que se empeñe, el peso que Errejón ha tenido en Podemos y aunque la gente olvida con facilidad, nadie puede dudar que el tándem formado por Errejón e Iglesias ha sido el alma mater del ascenso de este Partido y que sus más de cinco millones de electores, que apostaron en su momento por esta unidad, bien podrían cambiar de opinión, después de lo sucedido en Vista Alegre.

El tiempo lo dirá. Pero aquella ilusión que fueron capaces de generar en la gente el ganador y el que ha perdido, ya nunca volverá a ser la misma. Eso es lo único que queda claro en este momento.

viernes, 17 de febrero de 2017

Del todo insuficiente


Después de ocho meses de espera, la sentencia del caso Noos decepciona profundamente a los ciudadanos, que esperaban, por la relevancia de los personajes que aquí se juzgaban y su obligación de ser ejemplares ante la Sociedad en la que viven, una condena contundente, en la que todo el peso de la ley cayera sobre los culpables, para demostrar que a pesar de todas las presiones que han existido, la justicia en España, ha de ser igual para todos.
En su lugar, casi toda la responsabilidad de los hechos termina atribuyéndose al socio de Urdangarín, al que le cae una pena de ocho años de prisión, frente a los seis que habrá de cumplir el cuñado del Rey Felipe, mientras que a la Infanta Cristina, sólo se la condena a pagar una ridícula multa de 265.000 euros, exonerándola del cargo de complicidad que la acusación particular le atribuía, en los negocios de su marido.
Como no podía ser de otra manera, también se absuelve a la mujer de Torres, pues resultaría un agravio comparativo condenarla, mientras se libera a la Infanta, saldando así uno de los juicios más polémicos de cuántos se han celebrado en este país, por las características tan especiales que presenta, en relación con otros.
Absolutamente insuficientes le parecen estas penas a la ciudadanía, pues contribuyen al deterioro de la imagen que de la justicia se tiene en la calle, dónde se piensa que a pesar de vivir en una Nación democrática, aún se juzga en función de los apellidos o los cargos que ocupen o hayan ocupado los imputados y que en innumerables casos, sale más caro cometer un delito de robo en un domicilio particular, que saquear las arcas públicas que son patrimonio de todos, a juzgar por la dureza de las sentencias.
No podemos, a raíz de conocer las condenas, sino acordarnos inmediatamente del Juez Castro, que demostró una entereza incomparable en la instrucción de este proceso y cuyo trabajo parece haber sido ignorado del todo por este tribunal que hoy se pronuncia de manera tan leve, contra los imputados en este juicio.
Todas las presiones que no consiguieron detener a este defensor a ultranza de la justicia igualitaria y el tiempo que empleó en presentar una instrucción impecable, que satisfizo totalmente las esperanzas de que la ley fuera implacable con estos acusados, quedan ahora sin valor y seguramente se convertirán en una curiosidad que en el futuro analizarán los estudiantes de Derecho, para después decidir de quiénes deben o no aprender, para que todo funcione mucho mejor, cuando les llegue su momento de enfrentarse a casos como este.
Y mucho nos tememos, que cuando se resuelvan los recursos, que con toda seguridad presentarán los abogados de los culpables y el caso llegue al Supremo, las penas aún podrían ser rebajadas, demostrando que en este país nuestro sale, pero que muy barato corromperse y llenarse los bolsillos con el dinero que se obtiene de los impuestos que escrupulosamente pagamos todos los españoles, a los que Hacienda  no perdona ni un solo céntimo , en su declaración anual y a los que persigue sin piedad, quizá porque no pertenecen a familias de rancio abolengo.

Al final, las tesis del fiscal Horrach se han impuesto sobre las del juez Castro, poniendo de manifiesto que hizo muy bien en no implicarse en este incómodo asunto, aunque hubiera sido su principal obligación, por la naturaleza de su cargo. 

jueves, 16 de febrero de 2017

Una de cal y otra de arena


Poco ha durado la alegría por la sentencia del caso Fitur, que se ha empañado al conocer la noticia de que las fiscales que intentaban acusar al Presidente de Murcia de corrupción, han recibido la orden tajante de abandonar la investigación, provocando la ira de la mayoría de los Partidos presentes en el arco parlamentario y la de los ciudadanos en general, que no comprenden que estas injerencias en el trabajo judicial, puedan continuar produciéndose.
Casi al mismo tiempo, un inspector de Hacienda fundamentalmente dedicado a perseguir casos de corrupción, también en Murcia, denunciaba que su domicilio había sido asaltado, sin que faltaran bienes materiales de valor, lo que hace pensar que los ladrones iban buscando algún tipo de información, sin que hasta el momento sepamos, si han logrado su objetivo.
Estos hechos, que hacen pensar que se está tratando de dar a la sociedad en general, una de cal y otra de arena, no ayudan en absoluto a generar confianza en el buen funcionamiento de la justicia y pone en tela de juicio la separación de poderes que debe existir, de manera clara y precisa, en toda Democracia que se precie.
El halo de protección tejido alrededor de los políticos, en cuanto a los delitos económicos se refiere y que resulta claramente visible para los ojos de la gente corriente, en este País nuestro, no puede, sino perjudicar la limpieza que debiera imperar en las Instituciones, provocando un descontento general, que hace difícil la convivencia con nuestros  propios representantes en el poder, dañando considerablemente su imagen, de manera indiscriminada, aunque no todos sean iguales, como cree mucha gente.
Se filtra hoy también que mañana se conocerá la sentencia del caso Urdangarín, que todos esperamos desde hace mucho tiempo, ansiosamente y aunque la tónica general es la de pensar que el cuñado del Rey, pagará con cárcel, los delitos que presuntamente cometiera, se cree que la Infanta conseguirá salir impune de las acusaciones que sobre ella pesaban, a pesar de los denodados esfuerzos que hizo el juez Castro,por implantar una justicia igualitaria, para todos los ciudadanos.
Si esto llegara a ser así, pensar que se ha hecho justicia, en este emblemático caso de corrupción, que ha ocupado durante años las portadas  de todos medios, va a ser sinceramente imposible, pues las pruebas que se manejaron durante el juicio, las cuatrocientas famosas facturas que presentara Castro en su instrucción y la actitud de laxitud demostrada por Cristina de Borbón durante todo este tiempo, debieran haberse tenido en cuenta a la hora de sentenciar y no precisamente en su favor, como todos nos tememos que pase.
La manía, muy generalizada, de adjudicar a la ciudadanía un nivel de inteligencia muy por debajo del real, sacude también el enrevesado mundo de la justicia, como si todos los casos de corrupción que hemos venido conociendo a lo largo del tiempo, no hubieran despertado nuestro interés por aprender el oscuro  y obsoleto mensaje utilizado aún en la judicatura, empujándonos a estudiar minuciosamente las sentencias, para poder emitir un juicio sobre ellas, con cierto fundamento.
Nunca nos cansaremos de exigir nuestro derecho a conocer la verdad y por tanto, que nadie espere de nosotros, a raíz de lo que está sucediendo, ni un solo síntoma de conformismo o  de respeto.


miércoles, 15 de febrero de 2017

Violencia incontrolada


Mientras los políticos del País continúan enfrascados en sus luchas internas y sus campañas de desacreditación de sus adversarios más directos, la violencia machista marca un rumbo ascendente, dejando tras de sí una negra estela de mujeres asesinadas  y un panorama terrorífico entre los miembros de sus familias, que muchas veces caen también en los ataques incontrolados que ejercen, estos hombres que no merecen el calificativo de personas.
En lo que va de año, no pasa un solo día sin que nos levantemos con la noticia de nuevas agresiones contra mujeres, sin que estos hechos luctuosos parezcan tener ningún tipo de prioridad para los representantes que entre todos hemos elegido, como si se hubieran convertido en un fenómeno rutinario contra el que nada se puede hacer, quizá por considerarse una guerra de guerrillas doméstica, en la que no se puede intervenir si no existen denuncias que lo justifiquen.
La sangre se nos heló el otro día cuando uno de estos maltratadores, en este caso reincidente, se arrojó junto a su hija de sólo un año desde la ventana de un Hospital, tras agredir verbalmente a su pareja asegurando que iba a darle dónde más le dolía, haciendo clara referencia a la menor a la que provocó la muerte, sin que los servicios médicos pudieran lograr su salvación, por la contundencia del impacto.
Buscar vías que arbitren un solución a este gravísimo problema de convivencia, se convierte, por la reiterada presencia de estos terroristas de alcoba,  en una urgentísima prioridad que debe afrontarse sin demora, haciendo hincapié en la necesaria prevención de este tipo de sucesos, porque aunque primordialmente la educación de las nuevas generaciones ha de ir encaminada a erradicar estas conductas hegemónicas de los hombres del mañana, los que conviven con nosotros, nuestros vecinos, nuestros amigos e incluso nuestros familiares más directos, aún descienden de un mundo en el que la supremacía de los machos se daba por sentada desde su nacimiento y no hay otro remedio que erradicar los roles aprendidos en un pasado, que ya nada tiene que ver con la época en que vivimos, pero cuyas reminiscencias permanecen latentes, en quiénes no han sabido o querido evolucionar, al ritmo de los tiempos modernos.
Intentar dominar al mal denominado sexo débil, es todavía una pauta asentada en muchos de los hombres que nos rodean y no basta con alegar lo mucho que han avanzado las mujeres en el campo de la igualdad, para arrancar de sus corazones una idea, que les han inculcado desde pequeños, aquellos que les educaron de una manera considerada como tradicional, aunque dañara gravemente la dignidad de quiénes con ellos comparten el mundo, en igualdad numérica.
Todos los días oímos hablar reiteradamente de los problemas económicos que sufre el País, de la inflación y los recortes que tanto daño hacen a las familias que lo poblamos y de los rifirrafes que organizan las corrientes ideológicas dentro de los Partidos o de la corrupción que corroe las entrañas de nuestras arcas, ante la impávida mirada de nuestro Gobierno.
Pero de los asesinatos, cada vez más violentos de las mujeres, del miedo y la frustración que padecen las que se ven obligadas  a convivir con sus maltratadores en un clima de extrema violencia, sólo da fe alguna reseña en los periódicos o algunas imágenes ofrecidas a la hora de comer, en los informativos televisivos, sin que en los últimos tiempos hayamos oído que se han puesto en marcha nuevas iniciativas, que ofrezca algún tipo de esperanza para acabar con esta plaga letal, que extermina las vidas de las mujeres, en una especie de macabros rituales, casi siempre idénticos.
Todos y cada uno de nosotros, también tenemos una parte importante de culpa en que sigan produciéndose estos hechos. Por no querer complicarnos la vida, por no tener que enemistarnos con quiénes oímos frecuentemente a través de los tabiques que nos separan de los vecinos, por no llamar al orden a los que cuentan, a modo de gracieta barata, algún tipo de chiste de corte machista, que la mayoría premiamos con una sonrisa y por no reprender severamente a nuestros propios hijos cuando presenciamos algún mal gesto en la manera de tratar a sus amigas o novias, pensando que en definitiva son, mucho más fuertes que ellas.
Por no advertir a nuestras hijas de que la tolerancia ha de ser nula, con estos machitos de nuevo cuño que siguen al pie de la letra las macabras instrucciones que les dieron y que el amor, por mucho que queramos al otro, no fue creado para hacernos sufrir, sino para colmarnos de felicidad, incluso en los malos momentos.
A los políticos, a los que se les llena la boca de buenas intenciones, cada vez que se produce alguno de estos sucesos, más que rogarles una ayuda, exigirles soluciones contundentes.
Ya han pasado demasiados años sin que hayan conseguido reforzar la seguridad de las ciudadanas que viven estas peligrosas experiencias y ha llegado la hora de no ofrecerles una tregua más, aunque para ello hubiera que cuadruplicar los recursos que se destinan a este problema, enquistado en nuestra sociedad, durante demasiado tiempo.
Las vidas de las mujeres, han de estar, necesariamente, por encima de cualquiera de las partidas que se incluyen en los presupuestos.




martes, 14 de febrero de 2017

Sin clemencia


Las primeras sentencias que condenan a los principales acusados de la Gurtel, por el caso Fitur de Valencia y que envían a Correa, Castro y el llamado Bigotes, durante trece años a prisión, pillan al PP saliendo de su glamuroso Congreso y hacen que la justicia vaya, en cierto modo, empezando a estrechar el círculo que relaciona a este Partido con una presunta financiación ilegal y a muchos de sus cargos aún en activo, con sospechosas actividades de concesiones de obras y eventos, a cambio de dinero, como están dispuestos a declarar, nueve empresarios que parecen haber llegado a un acuerdo con la Fiscalía.
Por fin, una brizna justicia ilumina el panorama político español, inaugurando una etapa en la que posibles corruptores y corruptos  habrán de pensarse con calma si merece la pena jugar con la limpieza de las concesiones futuras, sin tener la seguridad de que pueden salir impunes de tales acciones, como había venido sucediendo, hasta ahora, desde hace demasiados años.
La importancia que tienen estas sentencias y el hecho de que los jueces hayan rechazado conceder la libertad vigilada a los culpables, por considerar que existe en todos los casos, un riesgo evidente de fuga, es justamente la de marcar unas diferencias notables entre lo que ocurría en el pasado y lo que puede suceder a partir de ahora, si estas prácticas volvieran a repetirse y sobre todo, la de hacer entender a los ciudadanos que nadie podrá gozar de impunidad, llámese como se llame y ocupe el cargo que ocupe y aunque momentáneamente, los tres condenados no hayan pertenecido expresamente a ningún Partido político, nadie puede negar, a la vista de lo que se ha ido conociendo a lo largo del juicio, su estrechísima relación con la cúpula del PP.
La condena es pues, un aviso a esos navegantes que aún conservaban la esperanza de que todo quedara en agua de borrajas y que esta maraña de corrupción se fuera diluyendo con el paso del tiempo, recordándoles que este capítulo de la Gurtel no es más que el principio de lo que aún queda por venir y que los jueces no tienen pensado dejarse influenciar por presiones políticas, que les aparten de su cometido esencial, que no es otro que demostrar a la sociedad, que en la Justicia, no ha lugar a privilegios.
Mucho han tenido que ver en que esto haya podido salir adelante la llegada al Parlamento de los Partidos nuevos y sobre todo el hecho de que las mayorías absolutas con las que nos hemos visto obligados a convivir en el pasado, sean hoy, afortunadamente, un mal recuerdo.
Cuando lleguen por fin a conocerse las sentencias del caso Urdangarín, de la Púnica, del caso Bárcenas o de esta misma Gurtel, cuya extensísima tela de araña recorría todos los territorios del país, las piezas del puzzle, que durante muchísimo tiempo se han tratado de ocultar a la mirada curiosa de esta sociedad nuestra, irán encajando y los culpables pagarán, más temprano que tarde, por haber esquilmado las arcas públicas sin piedad y sobre todo por haberlo hecho, presuntamente, en tiempos tan extremadamente difíciles.
Una sensación de tranquilidad, empieza a embargar nuestras conciencias y el hecho de saber que estos tres individuos dormirán a partir de esta noche en prisión, no puede sino aportar a nuestras vidas, un poco de alegría.
Al fin y al cabo, el dinero que defraudaban era el nuestro y a ellos y otros muchos de su misma condición, debemos en parte, los terribles recortes que en materias imprescindibles, como la Educación o la Sanidad, hemos venido sufriendo, mientras que se nos exigían más y más sacrificios, durante los años de esta interminable crisis.
A ellos y a los que con ellos se relacionaron estrechamente, debemos que nuestras vidas se hayan deteriorado, mientras las suyas mejoraban considerablemente y la incomprensible sensación de haber empezado a caer en un pozo sin fondo del que no logramos salir, pues los recursos necesarios para poder hacerlo, se esfumaron en sus maletines, rumbo a esos paraísos fiscales, que son intocables para los políticos que nos gobiernan.

Deseamos pues, que todos y cada uno de ellos, paguen sus culpas, sin cabida para la compasión o la clemencia, que los jueces no duden en aplicar a rajatabla la ley, en toda su crudeza y sobre todo, que se les exija la devolución total de todo lo robado, pues es el fruto de nuestro trabajo, el que se han apropiado sin pudor ni vergüenza, esta serie de maleantes de guante  blanco, corbata y lujosa vestimenta.

lunes, 13 de febrero de 2017

Eterna gratitud


No se sabe qué ve Mariano Rajoy en María Dolores de Cospedal, que se nos escapa al resto de los ciudadanos, para auparla al escalafón más alto de su Partido y consentirle, desde que cometa sonados errores como aquel del finiquito de Bárcenas, hasta que vaya acumulando cargos, con el paro que sufren los trabajadores del país, sin que le escandalice esta inexplicable situación, a nuestro flemático Presidente.
Ahora que ha terminado el Congreso que ha corroborado la supremacía de Rajoy, por encima de esas corrientes de ultraderecha que pululan en el subsuelo del PP, por mucho que quieran taparlo, el ascenso de Cospedal, fulminante y con sospechas de pucherazo incluidas, parece dar a entender que la influencia de que hasta ahora gozaba Soraya Sainz de Santamaría, va empezando a languidecer y que será la manchega quien finalmente, a base de tanto trepar, se convierta en mano derecha del señor Presidente de Gobierno, arrinconando a todos aquellos que no comulguen con su peculiar manera de ser, bastante difícil de asimilar, pues no demuestra gran destreza en la resolución de los asuntos políticos.
Buscando una razón que justifique este enamoramiento repentino, esta campaña de enaltecimiento que se ha hecho patente durante todo el Congreso, uno no puede, sino imaginar que algunos favores de peso ha debido hacer Cospedal a Rajoy, a lo largo de estos últimos años de convulsión permanente que se han vivido tras las paredes de Génova y que de algún aprieto gordo le ha debido sacar, para merecer tal grado de gratitud de quien no se caracteriza precisamente, por demostrar abiertamente sus sentimientos y que suele, como todos sabemos bien, salvaguardarse tras un parapeto de mutismo, difícil de traspasar, hasta para los que le son más cercanos, incluso en los peores momentos.
Todos recordamos, porque se ha publicado en los medios hasta la saciedad, que fue Cospedal quién parece que empezó a poner freno a los negros asuntos que se trataban en los despachos de la cúpula del PP y que les han costado ser permanentemente sospechosos de una financiación ilegal, aún por demostrar en los tribunales, aunque en ello se hallan los Jueces.
Sabida es, su enemistad con Bárcenas, mil veces declarada por ella misma y por el ex tesorero y el importante papel que ha jugado la manchega en el acoso y derribo del pobre Luís, al que nuestro Presidente reclamaba valor, a través de sus SMS, pero estos sucesos, lejanos ya en el tiempo y en la memoria de los electores, no parecen bastar para justificar su imparable ascenso en la política nacional y menos aún, la extremada consideración que hacia ella se adivina últimamente, en la cúpula conservadora.
Dicen las malas lenguas que le han colocado a Maillo como vigilante de todos sus actos y muy fundamentalmente, para que no cometa de nuevo, ciertos errores y algo de verdad debe haber en esta maliciosa afirmación, pues no tiene, por sí misma, María Dolores de Cospedal, ni el carisma ni el empaque político suficiente, para afrontar lo que se le viene encima, en esta etapa en la que las negociaciones, se han convertido en algo imprescindible.
No veo yo a Cospedal, perdónenme, cediendo en casi nada y menos aún, si como es previsible, otros grupos políticos se empeñan en que abandone alguno de sus cargos, sobre todo, para que no se diga que los políticos no predican con el ejemplo, ahora que los populares no tienen la mayoría suficiente para campar por sus respetos y necesitan abiertamente de apoyos, para continuar en el Gobierno.
Dios nos coja confesados si a partir de ahora vamos a depender de Cospedal, de una manera mucho más directa y si no, que se lo pregunten a los castellano-manchegos, que aún recuerdan con horror muchas de las acciones que salieron directamente de la mano de esta señora y que les colocó, en políticas sociales, por ejemplo, a la cola del resto del país, hasta que los socialistas le ganaron el puesto.

Esperemos pues, que todo lo que tuviera que agradecer Rajoy a Cospedal, quede pagado definitivamente con este ascenso y que no vaya a más, pues sería terrible sólo pensar que pudiera llegar a ser la sucesora de Rajoy, como candidata a la Presidencia.

domingo, 12 de febrero de 2017

Vencedores y vencidos


Gana el equipo de Pablo Iglesias en el Congreso de Podemos y comienza un futuro imperfecto en el que vencedores y vencidos tendrán que convivir  sin rencores, olvidando las rencillas pasadas que casi consiguen romper un proyecto que empezó a levantarse a golpe de ilusión, poco después de que los movimientos asamblearios del 15M, cambiaran la manera de entender la política.
Llega el momento de la generosidad y el entendimiento de los mensajes subliminales que han emitido a través de sus votos más de ciento cincuenta mil inscritos en Podemos y que bien podría  traducirse en un grito unánime de Unidad, que habrá que construir a fuerza de perdón y diálogo permanente, si de verdad se quiere hacer frente a la hegemónica presencia de un PP, que al menos aparentemente, acaba de reelegir a Rajoy, sin fisuras, como su líder indiscutible.
Pasó el momento de los reproches entre compañeros, de las luchas encarnizadas entre las corrientes y de  los enaltecimientos personales jaleados por esos incondicionales a los que debe resultar muy fácil aconsejar desde la sombra, aquello que se debe hacer, pero que no terminan de saltar a la arena para pelear las batallas y que han estado haciendo un daño irreparable a la imagen de este Partido nuevo, que no quiere parecerse al PSOE, pero que está ofreciendo una imagen todavía peor que la que se atribuye a los socialistas en los últimos meses, por causa de un poder que nunca llegará a alcanzarse, si no se cauterizan las heridas y se afronta el mañana sin aplastar la dignidad de los que hasta ayer, fueron contendientes.
Con los papeles asignados por la voz de la militancia, resulta imprescindible que cada cual acepte con respeto el lugar que le ha sido asignado y que las demostraciones de fuerza que se hicieron evidentes en el pasado cercano, queden definitivamente enterradas antes de volver a caminar, o el fracaso estará asegurado y con él, el terrible desengaño que sufrirán todos aquellos que pusieron sus esperanzas en lograr un cambio real, que mejore las condiciones vitales, de miles de ciudadanos abocados a la miseria y al silencio.
Remontando las dificultades y a la vista de los resultados salidos de las consultas de este violento Congreso, Iglesias y Errejón están, les guste o no, obligados a entenderse, pues el mandato de esas bases en las que dicen creer y en las que se cimentan los principios de un Partido al que pertenecen los dos, no pasa por el trauma de una dolorosa separación, para la que nadie estaba preparado y que de producirse, dejaría un poco huérfano de liderazgo a ese proyecto que en conjunto empezaron a elaborar unidos y que en algún momento se quebró, quizá porque la intolerancia y la ambición, les nublaron el entendimiento.
Abordar los nuevos tiempos con la tolerancia debida del uno para el otro, resulta imprescindible, si Podemos quiere seguir creciendo y ambos deben, porque se lo deben a su electorado, desoír las voces de sirenas que les susurran en los oídos mensajes de adulación que les separan de la auténtica realidad que se vive, no sólo dentro de su propia Formación, sino también de este país, del que  se han convertido en claros referentes.
Luchar por la convivencia pacífica entre corrientes, suavizar el enardecido clima de violencia dialéctica que ha caracterizado sus relaciones en los últimos meses y ser capaces de mirar hacia atrás sin ira, demostrando esa talla política que hace ganar la confianza de los ciudadanos, se convierte en algo imprescindible para poder avanzar y sobre todo, para poder aportar soluciones reales a los gravísimos problemas que afligen a una sociedad, que echa de menos la existencia de una izquierda con posibilidades de llegar al gobierno.
Sería pues un error, apear a los vencidos de los puestos de responsabilidad que venían ocupando desde que más de cinco millones de electores les situaron en el Parlamento y un acto de tolerancia y generosidad, escuchar sus propuestas, discutirlas y admitirlas, si se diera el caso de que con ellas pudiera mejorar, no ya el funcionamiento interno de la Formación, sino la vida de esas mayorías que a pesar de todo lo ocurrido, no han perdido la esperanza de que sea posible el entendimiento.


jueves, 9 de febrero de 2017

Lacayos y mayordomos


Mariano Rajoy se ha puesto al servicio de Trump, en conversación telefónica, ofreciéndose como mediador entre Estados Unidos, Europa y la OTAN y abandonando descaradamente a su suerte a países que como México, no sólo han estado tradicionalmente hermanados con España, sino al que debemos la impagable deuda de haber acogido a muchos exiliados y emigrantes, durante muchos años, cuestión que parece haber olvidado nuestro actual Presidente, que no ha dudado en colocarse al lado de la nación más poderosa del mundo, a pesar de las críticas feroces que está recibiendo quién ha empezado a gobernarla hace sólo unos días, con un radicalismo estridente.
Poco ha tardado el PSOE en calificar a Rajoy como el mayordomo de Trump, por boca de sus principales dirigentes, obviando el hecho de que fueron los voto de sus Diputados los que le convirtieron en Presidente y a pesar de que gracias a su impagable ayuda, ha conseguido sacar adelante muchos de los proyectos que llevaba en cartera, en contra de la opinión de otros  grupos que conforman el arco político del Parlamento.
Quiero con esto decir, que si Rajoy se convierte en Mayordomo de Trump, como auguran los socialistas y siguiendo estrictamente los rangos establecidos, en cuanto al servicio, por la nobleza, al PSOE le tocaría hacer las funciones de lacayo, que es quién se encuentra por debajo del  encargado de organizar las labores concernientes a la casa y teniendo que cumplir estrictamente las órdenes recibidas desde arriba, a riesgo de ser despedido con cajas destempladas, si falta en algún momento, a la debida obediencia.
Ese despido bien podría dar al traste con las ambiciones expresadas por nuestro actual Presidente, al que no quedaría más remedio que convocar nuevas elecciones, justo en uno de los peores momentos de cuántos ha atravesado el PSOE, en todos sus años de existencia.
Así que muy a su pesar, a los socialistas no les va a quedar otra opción que seguir escrupulosamente el camino marcado por este Mayordomo sumiso, en sus relaciones con el amo del mundo y acatar, de buen grado o a regañadientes, todas las locuras políticas que a Trump se le puedan ocurrir, en sus cuatro años de mandato, si el resultado de las primarias no  propicia un giro a la izquierda.
Atreverse a criticar a Rajoy, mientras se firman acuerdos con él, dentro y fuera del Parlamento, queriendo hacer ver a los ciudadanos que el tono político de los que lideran el socialismo en España, no ha sufrido un considerable deterioro que le iguala significativamente con el empleado por la derecha, es además de una osadía, una desfachatez, porque vuelve a poner en duda la inteligencia de los españoles, que han asistido atónitos a todo el desarrollo de la guerra interna que mantienen abierta y que han visto, con toda claridad, como se han ido deteriorando los principios ideológicos que siempre caracterizaron a este Partido.
Si Rajoy, a partir de ahora, sirve a Trump con lealtad y firmeza, los socialistas también lo harán, porque aún está fresco el recuerdo de las discrepancias que mantuvo Zapatero, con el entonces Presidente Bush y el trabajo que costó después restablecer las buenas relaciones entre los dos Países, que no se normalizaron totalmente, hasta que Rajoy se hizo con el Gobierno.
Hablar por hablar, decantarse por un discurso que uno sabe de antemano que no podrá cumplir, no hace, sino potenciar el hartazgo que los ciudadanos demuestran hacia determinadas Formaciones políticas y desde luego, perjudicar seriamente la imagen de los que se definen a sí mismos utilizando estas tácticas, de cara a lo que pueda pasar en cuanto se convoquen otros comicios, por adelantado o en su momento.
Dar patadas al aire, tratar de hacerse pasar por quién no se es y criticar, a la vez  que uno se aviene a determinados e incomprensibles acuerdos, ni sirve absolutamente para nada, ni ayuda a corregir los gravísimos errores cometidos en el pasado, que van a perseguir al PSOE, durante mucho tiempo.
Ser coherente con lo afirmado, sólo sería posible, si los socialistas se comprometieran sin subterfugios a dejar gobernar en solitario a Rajoy, asumiendo todas las consecuencias.
Si no lo hacen, les guste o no, serán, los lacayos de este mayordomo que se ofrece a extender la alfombra roja a Trump, para que entre en Europa por la puerta grande, como si fuera una estrella de cine.




miércoles, 8 de febrero de 2017

Lejos de casa


Entre los principales protagonistas de la guerra abierta que existe en el PSOE, Susana Díaz es, con mucho, la más convencida de que está en su mano solucionar los gravísimos problemas que afligen a su Partido, quizá porque pertenece a un territorio que tradicionalmente se ha inclinado siempre por el voto a los socialistas, ganando así, en el seno de la Formación, un peso que durante años ha servido para que muchas de las decisiones que se tomaban en Ferraz, vinieran dictadas desde Andalucía.
De ahí su osadía al protagonizar el triste golpe de Estado que apeó a Pedro Sánchez de su cargo, con subterfugios nunca antes conocidos y esa altanería descarada que utiliza cada vez que tiene ocasión, tanto si ofrece un mitin ante sus seguidores, como si se dirige a la prensa.
Pensar que todo el terreno está ganado y ridiculizar a sus contendientes en las primarias, asumiendo que sólo ella será capaz de remendar el alma del PSOE, devolviéndole su pasada grandeza, parece constituir sin embargo, un gravísimo error, pues la opinión que se tiene de Díaz, cuando se encuentra lejos de casa, dista mucho de ser precisamente de admiración, pues más bien se la considera una especie de traidora a su causa, ya que de todos es sabido que el apoyo prestado a Rajoy para su investidura, fue una orden tajante de la actual Presidenta andaluza y de la cohorte de barones que adulan reiteradamente su liderazgo, por miedo a perder las privilegiadas posiciones que junto a ella mantienen, aunque el Partido ya no se parezca en nada, al que creara Pablo Iglesias.
Con este convencimiento, anda Díaz enfrascada en plena campaña de primarias, aunque aún no haya reconocido si presentará su candidatura o continuará con su labor en Andalucía y segura de su triunfo, llega próximamente a Madrid, precedida de la publicidad gratuita que de su persona hacen sus incondicionales y los miembros de la gestora que ella misma nombró a dedo, esperando ser recibida a bombo y platillo por una multitud predispuesta a rendirle pleitesía, para que pueda demostrar a Sánchez y a López, cuál es el peso de su fuerza y que nada tienen que hacer ante esta salvadora de patrias a la que últimamente las presiones ciudadanas le están ganando batallas, por mucho que ella no quiera reconocer que estos movimientos sirvan de nada, como ha demostrado a menudo, por su mala relación con Podemos.
El batacazo podría ser mayúsculo si las corrientes socialistas de Madrid, tradicionalmente posicionadas al lado de Sánchez, se empeñan  en boicotearle el acto y consiguen hacer ruido, a las puertas de dónde se celebre, dejándole muy claro que ni la capital, ni el resto de las comunidades españolas tienen nada que ver con su feudo en Andalucía y que allí debería permanecer, si quiere terminar su carrera política con buen pie y no arruinarla para siempre, con absurdos sueños de grandeza.
Porque López y Sánchez no parece que vayan a ser convidados de piedra en esta fiesta que organiza Susana para su propio enaltecimiento personal, en un momento como éste, ni el mapa político del país se parece absolutamente en nada, al que encontraron sus compañeros en el pasado, cuando no existían, ni Ciudadanos, ni Podemos.
Naturalmente, los partidarios de Sánchez van a emplear toda la artillería y no les faltará razón, si una vez entrados en faena, sacan a relucir  las vergüenzas que la andaluza lleva tratando de ocultar desde que comenzara la crisis de su Partido y que bien podrían acarrearle una pérdida notable de credibilidad, ante un electorado, ya de por sí, desencantado con la manera de actuar de esta gestora, demasiado transigente con el principal de sus enemigos políticos.
Envuelta en una nube de celofán, llevada en volandas por sus más fieles y sumisos seguidores, a Susana Díaz le falta, me parece, la capacidad de analizar fríamente la realidad, a la que más temprano que tarde, habrá de enfrentarse a cara descubierta y la templanza necesaria para empezar a recibir durísimas críticas, desde los muchos y variados frentes que en estos momentos, tiene abiertos.
Su obcecación en llegar al poder, puede estarle nublando el entendimiento y parece llegada la hora de que alguien le aclare que ni España es Andalucía, ni ella tiene el empaque que caracterizaba a algunos de sus predecesores, ni el bagaje cultural necesario, `para soportar los vientos que se avecinan.

La ambición, que en dosis moderadas resulta ser una virtud, cuando es excesiva y maliciosa, se transforma en un gran defecto.

martes, 7 de febrero de 2017

Subiendo peldaños


Saca pecho el independentismo catalán y consigue que cincuenta mil personas acompañen a Artur Mas, hasta las mismas puertas del Juzgado, intentando demostrar que ni estuvo sólo cuando se decidió a convocar el pseudo referéndum del nueve de Noviembre, ni por supuesto lo estará en cualquier medida que se atreva a tomar en el futuro, aunque eso le cueste una ruptura total con los dirigentes de un Estado español, que parecen incapaces de encauzar el problema por otro camino que no sea el judicial, como han venido haciendo hasta ahora.
Así es como hemos llegado hasta aquí, en medio del cruce de reproches y acusaciones que lanzan unos contra otros, sin ceder lo más mínimo en ninguna de sus posiciones de inicio y creando, cada cual desde su posición de poder, una sórdida guerra entre ciudadanos, que ha convertido el asunto territorial, en una prioridad capaz de enterrar bajo su manto de fanatismo, todas las dificultades por las que catalanes y españoles estamos atravesando a la par, como si el paro, los recortes de libertades, la marginación y la merma de derechos fundamentales, dependieran únicamente de las banderas y no de la espantosa gestión que los dirigentes de uno y otro lado están llevando a cabo, desde que asumieron las labores de gobierno.
No se puede, sino pensar que en realidad no interesa solucionar el problema y que tanto Rajoy, como Puigdemont, prefieren esconder sus vergüenzas políticas bajo la intolerancia de la radicalidad de su españolidad y su catalanismo, mientras las gravísimas dificultades que atraviesa la gente, quedan enquistadas, año tras año, sin que nadie consiga recuperar la vida digna que le han hecho perder, en el transcurso de esta interminable crisis.
Y no es verdad que por ninguna de las dos partes haya voluntad de diálogo, pues ni siquiera se plantean la necesidad de oír las reclamaciones de los otros, quizá porque han decidido hace tiempo que les va mucho mejor batallando en un campo que no sólo no impide la gobernabilidad, sino que les permite continuar por el camino marcado desde Europa, sin que queden al descubierto otros frentes mucho más escabrosos de lidiar y que probablemente generarían una oposición mucho mayor, que la que acarrea el tema de la independencia.
Porque al fin y al cabo, ¿qué diferencia la vida de un catalán medio de la de un español, si se analiza la rutina diaria de los dos individuos?
Ambos, han tenido que ver cómo se les esfumaba su estado de bienestar, a raíz de las reformas aprobadas, muchas veces con el apoyo conjunto de los Partidos en liza, han perdido a la vez, en numerosísimas ocasiones, sus puestos de trabajo, quedando condenados a un paro eterno del que no consiguen salir, sufren la misma clase de pobreza energética, son al alimón, desahuciados de sus viviendas, si dejan de pagar los recibos de la hipoteca y soportan al unísono, los enormes recortes impuestos en Educación y Sanidad, sin que haya ningún tipo de distinción, entre los territorios aludidos.
Que todo esto ocurra en España o en Cataluña, adorando a la roja y gualda o a la señera, hablando castellano o catalán y existiendo o no una frontera que los separe y que marque sus naturales diferencias, resulta ser significativo, cuando las similitudes entre los conflictos que se padecen son tantas y evidentes.
Pensar que con independencia quedarán inmediatamente resueltas todas estas dificultades y que por el mero hecho de constituirse en nación, Cataluña logrará escapar de esta política globalizada que se nos impone mundialmente, no deja de ser una ilusión que terminará por estrellarse contra el muro infranqueable de la intolerancia europea, exactamente igual que le pasó a Grecia.
Mucho convendría pues a Rajoy abandonar su intransigencia y empezar a pensar en la posibilidad de conceder legalidad al Referendum que se reclama de manera tan elocuente, al menos, para que quede claro cuántos catalanes apoyan de verdad la iniciativa y cuántos, una vez sopesados los pros y los contras que acarrearía el hecho de ser independientes, votarían a favor, sin tener la seguridad absoluta de que su situación personal no se vería seriamente perjudicada, si finalmente se lograra este sueño.



lunes, 6 de febrero de 2017

Con el corazón dividido


Votan los adscritos a podemos, con el corazón dividido y con la sensación de estar traicionando al candidato al que dejan atrás, pues a la mayoría les hubiera gustado que Iglesias y Errejón hubieran llegado a un acuerdo, por aquello de que el tándem que formaron en el pasado consiguió levantar auténticas pasiones en un electorado, desencantado con la indiferencia que hacia la sociedad demostraban con sus hechos, los viejos políticos.
Votan, con la ilusión de que los resultados, sean los que fueren, logren potenciar la unidad y muchos de ellos, rompiendo por lo sano, se decantan por los anticapitalistas de Urbán y Rodriguez, que son los únicos que parecen haber mantenido una postura coherente con los principios que siempre defendieron y que pueden, si nada lo remedia, ofrecer una tercera vía, lejos de las luchas fratricidas que tanto dañan la imagen de un Partido, nacido de los movimientos asamblearios en los que todas las opiniones merecen respeto.
Votan, por primera vez, con la cabeza, en lugar de con el corazón  y habiendo analizado con minuciosidad las propuestas de estos dos candidatos que han tratado de defenderse ante los medios, cada uno como buenamente ha podido y tratando además, de leer entre líneas la naturaleza  de los mensajes que lanzan, quizá por la costumbre adquirida durante los últimos años, cuando hablaban los bipartidistas, de que todo parece tener una doble intención que dista mucho de lo que se dice, sobre todo, para evitar después, amargas sorpresas.
Muchos, hay que decir, se han dado de bruces con los estragos que en todo produce el poder y han sufrido un enorme disgusto al comprobar que aquellos en los que creyeron y en quiénes confiaron, son también, susceptibles de equivocarse en la forma de manejar las dificultades que surgen en todas las Formaciones políticas y que casi siempre, acaban separando, más que uniendo, porque a todos nos gusta que prevalezca nuestro criterio, como humanos que somos, por encima del de los otros.
Expectantes ante lo que pueda suceder, en cuanto termine el Congreso, la confianza en que el futuro de Podemos pueda mejorar los resultados obtenidos hasta ahora, en otros comicios, se diluye en un mar de dudas que no resuelven los mensajes cruzados que continúan lanzándose Iglesias y Errejón, como si nunca se hubieran conocido y se duelen de que todas las ilusiones que pusieron en ellos, cuando formaban un equipo que les parecía indestructible e imparable, hayan de  ser aplazadas sin remedio, por culpa de esta incomprensible batalla en la que no sólo intervienen los dos protagonistas principales, sino también, multitud de  figuras secundarias que no hacen otra cosa que empeorar, lo que ya de por sí, está empezando a resultar esperpéntico.
Tirar por la borda lo ganado, ofrecer a la gente la imagen deteriorada de la única izquierda que parecía tener posibilidades para desbancar a Rajoy y abusar de personalismos incompatibles con la participación de los ciudadanos en los asuntos de gobierno, parece demasiado arriesgado para una Formación  de tan corta existencia y que se juega en esta partida su permanencia o no en el Parlamento, pues la voluntad de los electores es volátil y puede cambiar radicalmente, por asuntos de una importancia mucho menor que éste.
En esta tesitura, sólo cabe esperar que el espíritu democrático de Iglesias y Errejón, al menos, permanezca intacto dentro de ellos y que uno u otro, ganador o perdedor, sean capaces de aceptar con deportividad lo que sus adscritos decidan, comprendiendo que el proyecto ha de estar, necesariamente, por encima de las personas y los equipos, por el bien de este País, al que todos dicen amar, pero por el que nadie lucha a corazón abierto, renunciando a sillones y privilegios.

Que así sea. 

Una incomprensible tibieza


Después de la reunión de los líderes europeos, celebrada en Malta, no queda otro remedio que aceptar que Donald Trump podrá hacer en EEUU todo aquello que le venga en gana, sin que en este lado del mundo, los políticos que ahora gobiernan sean capaces de demostrar otra cosa, que una incomprensible tibieza.
Ha tenido que ser un Juez Federal, en su propia Nación, el que se haya atrevido a poner freno a su disparatada política migratoria y aunque el recién estrenado Presidente no ha tardado en recurrir sus órdenes, al menos estos días, ha desaparecido la terrible discriminación impuesta en los aeropuertos americanos.
En cambio a nuestros amados dirigentes, parecen darle igual los espantosos calificativos que Trump ha dedicado a todos los musulmanes en general y hasta que se haya pronunciado a favor de terminar fulminantemente con las familias de los terroristas, como si incitar al asesinato de seres inocentes no constituyera, en sí mismo, un delito y quién equipara su discurso al que ofrecen a diario los que practican el terror, no estuvieran propiciando, exactamente, la misma línea que tanto critica.
Tampoco tiene ninguna importancia que al conocer las medidas tomadas por este Juez Federal, Trump se atreva a decir que si en su territorio se produce algún acto de terror será directamente culpa del Magistrado, creando con sus palabras en los ciudadanos, una duda razonable sobre el funcionamiento de una Justicia, que no parece ser tal, si no coincide sumisamente con sus planteamientos xenófobos y que de tal suerte, habría de ponerse necesariamente a su servicio personal, ignorando la presunción de inocencia y la igualdad entre los ciudadanos, sean de la procedencia que sean.
La declaraciones, que son en sí mismas tremendamente escandalosas y que ignoran los principios de la ética, convirtiendo a quién las pronuncia en una especie de dictador en potencia, ávido de manipular el inmenso poder que le han otorgado los ciudadanos americanos, deben parecer a nuestros líderes, sin embargo, una especie de travesura de chico rebelde, a la que ni siquiera se atreven a calificar como populista, cosa que no hubieran tardado en hacer si las medidas procedieran de algún representante de la izquierda.
Así que lo que vale para la mil veces mencionada Venezuela, no sirve para EEUU, ni ninguno de los adjetivos que se dedican a Maduro, un día sí y un día no, son aplicables a Trump, a pesar de que ambos son tremendamente severos en el trato a su oposición, aunque definitivamente, si se pusiera el poder que acumulan en una Balanza, Trump ganaría por goleada y por tanto, habrá que tolerarle cuántas locuras se atreva a poner en práctica, en su propio país, o en cualquiera de los nuestros.
Y sin embargo, que Europa otorgue tácitamente su beneplácito a tamaño desatino, no hace, sino complicar gravemente la situación de la Unión y la estabilidad de la propia moneda, por lo que esperar para hacer frente con valentía, al despropósito de las nuevas políticas americanas, no puede, sino mermar considerablemente la influencia de los socios europeos y dar lugar a un mayor crecimiento de los Partidos de extrema derecha, que en definitiva son los que acatan, en su totalidad,  los principios del nuevo Presidente de los Estados Unidos de América.
A la vuelta de la esquina, las elecciones francesas podrían colocar a Le Penn al frente de su país, ofreciéndole a Trump una mano amiga, en pleno corazón de Europa, que le ayude a torcer el destino de todos los que en ella vivimos y mucho más, el de los que no comulgamos políticamente, con ninguno de sus carpetovetónicos principios.
Vergüenza da, ver a esos líderes a los que no les ha temblado el pulso para rebajar salarios y libertades en los países de la Unión agachar la cabeza y perder la dignidad que ofrece a los seres humanos la libertad de su propia expresión, temiendo las represalias de este recién llegado al que puede que hayan apoyado muchos millones de sus conciudadanos, pero al que el resto del mundo, simplemente, detesta.