miércoles, 30 de junio de 2010

Andenes vacios








El sindicato de transporte se ha caracterizado siempre por su combatividad. A lo largo de la historia, sus trabajadores han protagonizado huelgas de larga duración demostrando su compromiso en la defensa de los intereses salariales y el cumplimiento de los convenios del sector.
Los empleados del metro de Madrid han empezado un camino que seguramente será largo en contra de las últimas reformas laborales y lo han hecho con valentía, dejando los andenes vacíos mientras los usuarios colapsaban la ciudad moviéndose de un lugar a otro como podían.
No ha tardado la patronal en amenazar con expedientes administrativos y despidos, como en los mejores años de la dictadura, pero ahora flanqueada por el Ministro Blanco, que debe haber olvidado las siglas de las que procede mientras trata de reprimir el derecho fundamental a la huelga que tanto costó ganar a la clase obrera.
El ejemplo de estos compañeros debe ser secundado por todos aquellos que tenemos claro quién ha provocado esta crisis y quienes no debemos pagarla,
No coincido con la idea de los sindicatos de aplazar la huelga general hasta bien entrado Septiembre. El daño ha sido hecho aquí y ahora y es este el momento de movilizarse en contra de los recortes de salarios y el abaratamiento de los despidos.
Con la llegada del verano, con el paso de los meses que tenemos por delante, la ira inicial acabará diluyéndose dando paso a la costumbre poco saludable del conformismo y cuando llegue la fecha, hasta se nos habrá olvidado que nuestro poder adquisitivo disminuyó de manera considerable antes de las vacaciones.
No irán entonces a las manifestaciones los funcionarios y pensionistas ya habituados a disponer de menos ingresos y mucho menos tendrá éxito una convocatoria de huelga cuando la herida ya sanó.
La oportunidad es fundamental para conseguir los objetivos exigidos, para que los decretos no se asienten convirtiéndose en leyes y para que el gobierno no se jacte de que el pueblo lo apoya en sus medidas contra la crisis.
Es necesaria la movilización de los colectivos mientras dura el efecto de su enojo con las instituciones que produjeron una merma irrecuperable de sus derechos.
La espera no puede sino proporcionar alas a la imaginación de quienes ya no saben qué camino tomar para llenar las arcas del estado que esquilmaron las burbujas inmobiliarias y la avaricia desmedida de los banqueros,
Y no vale montarse la quimera de que la huelga de transporte va únicamente contra el gobierno de Esperanza Aguirre, que también, porque la realidad de la historia es que el paro pretende llamar al orden a toda la clase política cuyo desgobierno nos ha traído hasta aquí.

El topo







Leo en el dominical de El País un interesante artículo de Juan José Millás sobre Alfredo Pérez Rubalcaba que no sólo me ayuda a completar la visión que de este político tenía, sino que incluso me motiva a poner en funcionamiento la imaginación, por lo curioso de alguna de las anécdotas que presenta.
Yo siempre admiré de Rubalcaba la indiscutible inteligencia de haber sobrevivido al paso del tiempo siendo capaz de encajar en los gobiernos socialistas con una perfección digna del mejor diplomático y al mismo tiempo levantando todas las ampollas posibles en los bancos de la oposición con sus cáusticos comentarios perfectamente construidos.
Está resultando además ser un Ministro de Interior igualmente competente para lidiar con la tregua de ETA, como para hacerle frente con furibunda ira consiguiendo resultados nada desdeñables en cuestión de detenciones y un bajísimo índice de atentados con vidas humanas de por medio.
Claro que acabo de saber que este señor no podía tener mayor dedicación a su cargo y la prueba evidente de esta información es que curiosamente, su vivienda se encuentra en las dependencias del ministerio, con lo cual, su convivencia con el trabajo resulta ser absoluta hasta el punto de que se queja de sus escasas salidas a la calle argumentando cierto pudor en molestar a sus escoltas,
La claustrofóbica situación de Rubalcaba seguramente dará para más de un comentario mal intencionado por parte de sus innumerables detractores. pero a los ojos de un ciudadano normal, resulta insólita y sobre todo produce una enorme tristeza.
Bajar y subir las mismas escaleras un día tras otro, de casa al despacho y del despacho a casa, ha de ser cuando menos inmensamente aburrido y sólo superable con las vicisitudes que acarrea la cartera que le acompaña, sin discusión en cuanto a su dificultad se refiere.
Se deduce por tanto, que sus escapadas hasta el Congreso seguramente serán un acontecimiento festivo dentro de su espantosa soledad. He aquí el motivo de su imparable verborrea cuando se encuentra en el uso de la palabra y también de su talante abierto con la prensa ya que encontrarse en compañía de otros seres humanos será como mínimo. deseable para quien eligió tan ascética vida ciertamente un poco oscurantista.
Me pregunto en qué ocupará su tiempo y si preparará con minuciosidad su discurso en esos ratos libres y a quién consultará cuando le asalten las dudas sobre las decisiones a tomar en el desempeño de sus funciones.
A una se le antoja una especie de topo de la resistencia antifranquista y la primera visión que acude a la mente es la de una habitación iluminada por luz artificial. rodeada por un sinfín de libros, sin otra conexión con el exterior que una ventana desde donde mirar la calle cuya seguridad también depende de su tino y gobierno.
Aunque doy por sentado que al menos tendrá un teléfono para hablar con el Presidente y hasta puede que una línea directa con Moncloa a donde por cierto, según palabras textuales, le horrorizaría volver.




lunes, 28 de junio de 2010

Estructuras fantasmas







Después de un pequeño paréntesis hospitalario sin importancia que me impidió ayer escribir mi página diaria, regreso con renovada energía sin tener muy claro qué tema trataré hoy.
Pienso que aprovechando este último contacto, podría pensar un poco en las ventajas y desventajas que conlleva nuestro sistema sanitario con el que en principio, me siento satisfecha.
Lo malo de la Seguridad Social es sin duda la pérdida de tiempo. Una vez que uno llega a manos de los profesionales que se encargarán de su caso, los medios son inmejorables y la formación de nuestros médicos podría considerarse como excelente, pero la andadura del camino puede ser larga y tortuosa.
Llama la atención que en el programa de cualquier `político que se precie, siempre va como punto esencial el acortamiento de las listas de espera. Debieran añadir una mejora sustancial en el panorama tercermundista de las Urgencias y a ser posible, un poco de celo en preservar nuestra denostada intimidad en el caso de que sea necesario un ingreso.
Pienso sinceramente que si se diera una despolitización de la sanidad considerando como primordial el hecho de devolver la salud al enfermo, tal vez habríamos hallado la manera de iniciar una auténtica revolución de este sistema tan duramente criticado por los usuarios.
Pero por ejemplo en el caso de Madrid, es de todos sabido que Esperanza Aguirre se ha cuidado muy mucho de establecer los hospitales de zona no en función de las contingencias de los núcleos de población , sino coincidiendo con aquellas localidades cuyos ayuntamientos son regentados por el Partido Popular, al que ella misma pertenece. Después, se han quedado cortos los presupuestos y los equipos necesarios no han podido ser adquiridos dándose la imagen de grandes hospitales desiertos mientras los enfermos han de seguir desplazándose a los centros de la capital para tratar sus dolencias.
En general, las promesas sobre la mejora de los servicios suelen atraer votos cuando en realidad lo que debieran hacer los votantes sería premiar hechos consumados, pero por una razón desconocida, quizá por la ilusoria quimera de confiar en la palabra de quienes nos dirigen, una y otra vez caemos en la trampa de sus ofertas para darnos de bruces con la verdad en cuanto el periodo electoral termina.
Ahora amenazan con un recorte drástico del gasto sanitario e incluso con un impuesto simbólico para ayudar a la caja estatal que controla nuestra salud además de haber disminuido el sueldo de los trabajadores del sector en la misma medida que el de los demás funcionarios.
Pues bien, tal vez se trate en vez de construir mega hospitales por los pueblos de nuestra geografía, de hacer que los ya existentes alcancen un funcionamiento integral, con un trato humano deseablemente mejorable, con una organización férrea en cuanto al cumplimiento de las tareas administrativas y sobre todo, con una distribución de los enfermos en relación a su gravedad y no al orden de llegada o a la voluntad de quienes se asientan en los mostradores de los centros sin estar preparados para tal función.
Puede que los inspectores vigilen con celo al personal clínico pero ¿quién vigila al político?
Las estructuras fantasmas que se hallan en nuestros pueblos son la prueba de una fuente de despilfarro incalificable y desde luego, que la calidad de la atención a los pacientes se resienta con los recortes prometidos, debiera ser delito.


jueves, 24 de junio de 2010

La tórrida estación





Nos asalta de nuevo el verano, esta vez dejando atrás un crudo invierno de catástrofes naturales desatadas y el recuerdo de varios meses sin sol en un país acostumbrado a la benigna luminosidad de las tardes y a la brillantez de la luna asomada a los cielos rasos de los periodos de sequía.
Se nota además de en la climatología, en la soledad de las calles a primera hora de la mañana sin el barullo que acarrea la entrada a los colegios y sin la dulce risa de los niños que abordan desde ayer un nuevo periodo vacacional, para desesperación de sus padres trabajadores.
Se adivina a la vuelta de la esquina el letargo habitual que paraliza las instituciones durante esta época y la pereza se refleja en los rostros cansados de todo un año de esfuerzo y que caminan a sus ocupaciones sin esperar otra cosa que la llegada masiva de su emigración a los lugares de veraneo para olvidar la rutina de las obligaciones y disfrutar del merecido descanso.
Se empieza a ver gente nueva en las tiendas y los ambulatorios supliendo a los titulares de las plazas y en breve empezará el trasiego de los coches cargados de maletas alborotando la tranquilidad de las autopistas mientras los que de momento nos quedamos en casa, gozamos de la `placidez de las grandes ciudades desiertas y del silencio de las avenidas inusitadamente abandonadas e idóneas para el paseo matutino.
Por un par de meses olvidaremos los problemas que nos atañen, la gravedad de la crisis que padecemos, las reformas laborales, el pensionazo y hasta la rebaja salarial que sufrimos en el ejercicio de la última legislatura socialista.
Esperarán como si de asignaturas pendientes se tratasen, el nunca terminado de aprobar Estatuto de Cataluña, la renovación del Poder judicial, la remodelación del gobierno y la huelga general anunciada por los sindicatos y cada cual según sus posibilidades, hará un necesario ejercicio de desmemorización para centrarse únicamente en pasar el tiempo cerca de los que quiere o aprovecharlo para establecer nuevos contactos que a veces se hacen duraderos y otras se pierden fugaces en el amplio baúl de los recuerdos.
Veremos a nuestros políticos en las playas, las sierras o sus pueblos de origen, a la familia real en Mallorca posando con su innumerable prole en la puerta de la Catedral o en las regatas, a las famosas luciendo palmito en la imprescindible Marbella y a los equipos futboleros jugando torneos de verano como entrenamiento para la liga próxima.
Los niños volverán a sus campamentos para reencontrarse con los amigos del año anterior, los adolescentes a sus intercambios en el extranjero para perfeccionar la maldita lengua bárbara que destierra a nuestro castellano en la supremacía mundial de los idiomas, los mayores a la frescura del chiringuito, a las sardinas asadas o a los senderos de nuestros preciosos montes, pero todos igualmente entregados a la desconexión y a la cura del estrés que sacude la espalda y el corazón en otros periodos del año.
Será imprescindible pues, entrar en este paréntesis de flojedad que en cierto modo nos libera de las angustias contenidas y de la terrible preocupación por el futuro incierto.
Quizá habrá que inventar algún cóctel exótico para seguir rellenando esta página, o colarse en alguna fiesta para comentar las últimas tendencias de la moda e incluso cambiar el comentario de la inexistente política veraniega por una especie de diario de viaje para describir los lugares que decida visitar.
Yo soy un ser camaleónico y me adapto a todo.




miércoles, 23 de junio de 2010

Sentar un precedente









Al fin la legislación española falla contra el maltrato animal personificado en una caterva de energúmenos que cometieron la muy ¨loable¨ acción de matar a una vaquilla a golpes en las fiestas de su pueblo.
Esta tarea que no tiene calificativo, no es más que la punta de un iceberg sumergido en el mar de la grandísima estupidez que caracteriza la inusitada manera de divertirse a lo largo y ancho de este país de charanga y pandereta.
En contra de la opinión de los eruditos en tauromaquia, los toros, como los demás animales, son seres vivos susceptibles de dolerse de cuantas aberraciones se practiquen con ellos y la definición de deporte se aleja mucho de inferir martirio por placer o crear un espectáculo sanguinolento con la aquiescencia del público asistente.
Es difícil entender que en el siglo de mayores avances tecnológicos y científicos, se mantenga una mal llamada fiesta nacional que ni es fiesta, ni representa a quienes habitamos este territorio mientras seguramente, somos calificados como bárbaros allende muestras fronteras.
Estos señores que acuden puro en ristre a presenciar la tortura y el asesinato del toro, que llaman arte a este juego macabro que se practica con total impunidad y que reporta grandes beneficios a los empresarios de las plazas, carecen de la conciencia suficiente para razonar e incluso se permiten el dislate de argumentar que estos animales no nacerían si su fin no fuera el sacrificio.
Pues bien, mejor no nacer que hacerlo con el sino marcado por tan horrible tragedia, librarse de caer en manos de las hordas salvajes que se asientan en nuestra geografía y cuya racionalidad es sin duda, infinitamente menor que la de los astados a quienes martirizan.
Si esta sentencia consigue sentar un precedente que pueda suavizar la aberrante conducta de los sádicos que se mueven por la arena de los cosos taurinos, el juez que la dictó merece un homenaje y su decisión habría de hacerse extensible a cualquier atrocidad cometida en nombre de un divertimento que escandaliza a las personas decentes y que no representa el raciocinio que nos distingue de las bestias.
Pero tristemente volvemos a tropezar con las razones económicas que al final son el motor de nuestro mundo y la fuerza del capital de ganaderos, toreros, empresarios y los que se desenvuelven en el cerrado mundo de la lidia, no puede permitirse un paso atrás en la defensa de sus intereses envalentonados por la rutina de ver en este circo fatídico una normalidad innata a nuestra idiosincrasia.
Así nos va, si todavía no sabemos distinguir las elementales reglas del bien o el mal y nos aferramos a tradiciones intolerables que demuestran claramente que no hemos sido capaces de evolucionar desde que en la Prehistoria atacábamos a los mamuts armados de una rudimentaria lanza, Aunque aquello era una cuestión de supervivencia y no el afán de protagonizar una jocosa heroicidad delante de los demás borrachos que nos acompañan.

martes, 22 de junio de 2010

Abstenerse







A la hora de la verdad, ninguna de las grandes formaciones políticas se atreve a decir que NO a la Reforma Laboral de Zapatero. Se escudan en la ambigüedad de la abstención con la excusa de que se ha quedado incompleta pero sin aclarar qué añadirían si fueran ellos los autores del texto.
Caminan eso sí, pasillo arriba y abajo del Congreso cerrando puertas a los informadores, aparentando sesudas reuniones en las que finalmente, no hay acuerdos y les encantan los posados ante la televisión utilizando su mejor oratoria para no decir absolutamente nada.
Buscan peperos y nacionalistas un protagonismo mediático con el que publicitar sus futuros programas electorales sin arriesgar una sola propuesta que anticipe a los ciudadanos sus intenciones en el caso hipotético de que alcanzaran el poder.
Rajoy no se aventura a que sus propósitos resten empuje a los buenos resultados que le auguran las encuestas y vascos y catalanes callan esperando pacientemente vender al ganador sus apoyos a cambio de cualquier prebenda todavía no resuelta para sus respectivas autonomías.
Sólo los partidos de menor representación plantan cara al conflicto obsequiando al presidente con un NO sonoro, claro y contundente, pero es inútil su esfuerzo porque si ya no pintan nada con el actual gobierno, es de imaginar cual será su relevancia si el Partido Popular se corona victorioso en los comicios.
Mientras, el presidente de la Patronal se descuelga con la lindeza de que seria útil considerar la potestad de los empresarios para no acogerse a los convenios colectivos, en caso de crisis. Y respira profundamente.
La indefensión de los trabajadores es tan absoluta que sería un punto a considerar fomentar seriamente la anarquía, en vista de la nula representación que nos queda para defender nuestros derechos.
Son tan iguales las opciones y tan desastrosas las perspectivas que se ciernen sobre nosotros, que nuestra soledad se hace inmensa y el panorama político desolador e inviable.
Pero la Selección Española de fútbol ganó ayer su primer partido en el Mundial y acapara las primeras páginas de los periódicos. Ahora los cinco millones de parados son, por arte de magia, cinco millones de hinchas.
¡Qué país¡…

lunes, 21 de junio de 2010

Intenciones ocultas







Dentro de la compleja política del País vasco, nos coge por sorpresa una curiosa alianza firmada por la izquierda abertzale y Eusko Alkartasuna, en la que declaran su intención de crear un Estado Vasco independiente.
Los sistemas de alianzas, que no descubren nada nuevo, suelen darse siempre en vísperas de la celebración de elecciones –de la índole que sean- e incluso después de las mismas en forma de pactos de gobierno.
Lo extraño de este caso en particular, es que se produce entre un partido declarado ilegal y otro que proviene de una escisión del Partido Nacionalista Vasco y cuya ideología, al menos a priori, nada tendría que ver con lo que la rama política de Eta proclama en su larga trayectoria panfletaria.
Es más, el fundador de Eusko Alkartasuna no es otro que Karlos Garaitkoetxea, que fue lehendakari por el PNV y que después creó estas nuevas siglas, que han concurrido democráticamente a cuantos comicios se han celebrado sin que nunca hayan sido sospechosos, al menos aparentemente, de cercanía con la banda armada o sus ilegalizados representantes.
Cabe pues, una pregunta simple que nos asalta al enterarnos de esta noticia y a la que me gustaría tener respuesta, sobre todo por conocer claramente la intencionalidad de cada cual en esta maraña caótica de personalidades confusas que se vienen dando en Euskadi: ¿era ya simpatizante de estas tendencias el señor Garaitkoetxea mientras ostentaba el puesto de mayor responsabilidad en Guernika?
De ser así, a nadie podría extrañar que quizá existiera cierta connivencia entre su partido y la banda armada hasta el punto de que su fracasada política antiterrorista no fuera más que una cuidadosa maniobra de distracción contra el Estado Español, quizá en defensa de un independentismo logrado a cualquier precio y que todo el discurso pacifista salido de su boca en los años que duró su mandato, se tratara en el fondo de la gran mentira de la historia reciente.
Tampoco sabemos si su antiguo partido apoyaba su bien oculta ideología y se sumaba a la pantomima entorpeciendo las actuaciones dictadas desde Madrid en un intento desesperado de conseguir el ansiado fin de una Euskalerría libre, pero resulta altamente preocupante que precisamente después de la pérdida del poder, se descubran determinadas cartas que abogan otra vez por una solución política del conflicto, aunque sin condenar la violencia o aludir al abandono de las armas.
Si es verdad, que los alborotos callejeros han cesado desde que Patxi López está en el poder, que las detenciones se han multiplicado por mucho y que se han eliminado ciertas actitudes de fuerza sobre hombres y mujeres que ahora gozan de una mayor tranquilidad.
Nunca sabremos si realmente había un as oculto en la manga, pero a veces, la necesidad de protagonismo hace dar pasos adelante a quienes permanecían enrocados en posturas de oscura definición sin tener la valentía de proclamar su pensamiento a favor o en contra de la corriente.
Estos gudaris de pacotilla, que andan enredados en maquiavélicas operaciones políticas, que nadan a dos aguas sin declarar su procedencia, que aprovechan la oportunidad para alzarse con el poder escondiendo lo que realmente son, no merecen siquiera la consideración de ser respetados.
Sería de necios abrir los brazos a su manida retahíla de exigencias trasnochadas brindándoles la oportunidad de volver a engañarnos y de sabios sería hacer ahora todas las preguntas oportunas para esclarecer de una vez a qué objetivos aspiran y hasta dónde serían capaces de llegar por conseguirlos.









domingo, 20 de junio de 2010

El constructor de pensamiento




Sé a ciencia cierta que la memoria de José Saramago me acompañará toda la vida. También sé que construirá la de los que vengan y de sus descendientes, colándose en sus casas a través de sus libros exactamente igual que se adentró en la mía haciéndose imprescindible en ella. hace ya varios años.
Fue mi encuentro con su primera obra un conglomerado de sentimientos antagónicos tutelados por la maravilla del asombro de estar ante una lectura absolutamente personal y distinta de cuantas hasta entonces había tenido la suerte de encontrar.
Lo mío fue amor a primera vista, un flechazo que se perpetuó en el tiempo convirtiéndose en emoción permanente y en espera casi desazonada hasta la publicación de un nuevo trabajo que jamás me decepcionaba ni en temática, ni en contenido.
Saramago ha sido un gran pensador de su tiempo, comprometido como yo, con las causas perdidas asumiéndolas como un reto desde su posición de privilegio sólo ganada con el arma insobornable de su pluma. La claridad de su ideario y la facilidad casi humilde con que lo ha sabido transmitir desde el papel engrandeciéndolo hasta hacerlo doctrina, hace del día de hoy un momento claustrofóbico y gris para quienes nos confesamos admiradores leales de sus títulos.
Nunca nos hemos conocido, pero he de confesar sin sonrojo, que en el transcurso de una época he llegado a tener una relación especial con lo que como hombre representaba y ciertos lazos de complicidad se han ido creando estableciéndose en mi cotidianidad como si realmente formara parte de mi entorno.
Aunque yo creo que en cierto modo, los escritores acaban por hacerse un sitio dentro de nosotros construyendo nuestro carácter y contribuyendo enormemente a cimentar nuestro propio pensamiento. Van dejando la huella de sus palabras impresas en la cabeza de sus lectores influyendo quizá en su visión de la vida e incluso ayudándoles a encauzar la fantasía de los sueños ocultos.
Este gran hombre, que llegó desde la serena mansedumbre de la Portugal profunda, que confesaba sin pudor el analfabetismo de un abuelo que hablaba con sus árboles, la pobreza de su familia, el recuerdo del frío en los inviernos y que nunca renunció a sus orígenes a pesar de haber alcanzado lo más alto, siempre me pareció un ejemplo de la utilidad del esfuerzo en la consecución de un fin, por muy elevado que aquel pudiera parecer cuando iniciamos el camino.
Quedamos huérfanos de su pluma y su mirada, pero con una orfandad sobrellevada con la alegría de haber tropezado con sus libros alguna vez y la posibilidad de recordarlo para siempre releyendo sus historias y practicando la filosofía que desde sus letras predicaba con inagotable talento

In memoriam.

jueves, 17 de junio de 2010

Pepeprogresismo





Es obligación de toda persona razonable hacer uso de su inteligencia para discernir con toda claridad, la realidad de la mera fantasía y ordenar los mensajes que otros le brindan adivinando la intención con que son emitidos o las intenciones que se esconden en la trastienda del trasmisor.
Repentinamente, una corriente fresca de progresismo se filtra entre las filas del Partido Popular dejando adheridos a la vestimenta, hasta ahora tradicional, de sus militantes una serie de símbolos característicos de las izquierdas y un lenguaje coloquial de manual para aprendices de socialismo barato.
Nos sorprenden sus líderes afirmando que el suyo es el partido de los trabajadores y capitanean con altanería la batalla de las mejoras sociales intentando convencernos de su bien intencionada voluntad de restaurar un país despojado de todos sus bienes por las hordas de facinerosos que nos gobiernan, augurando una salida airosa de la crisis, si les brindamos nuestra confianza en las urnas.
No se preocupan siquiera de hacer el esfuerzo de cambiar los rostros de quienes los representan en los mítines multitudinarios que organizan y sabedores del mal momento que atravesamos, inciden una y otra vez en un lavado de cara propio para la ocasión mientras llega el día en que consigan destronar a Zapatero para instalarse en la Moncloa.
Deben haber olvidado sus errores pasados que les costaron el estrepitoso fracaso del 11 de Marzo del 2004, pero además parece que cuentan con una improbable falta de memoria de los que padecimos el periodo en que el señor Aznar se jactaba de poner las botas sobre la mesa de Bush mientras hablaba una especie de inglés de parvulario brillando como una estrella de Holliwood en la foto de las Azores.
Dejan atrás la memoria escalofriante de los atentados de Madrid en los que dada su posición social, seguramente no perdieron a nadie, enterrando a perpetuidad como acostumbran, el recuerdo de las víctimas a pesar de pavonearse de ser de los nuestros luciendo pañuelitos palestinos sobre las joyas de Cartier.
Evitan mencionar el desastre ecológico del Prestige, cuyos vertidos calificó el ahora aspirante a la presidencia, como “hilillos de plastilina”, la ocupación ilegal de Irak, la calamitosa estafa de la entrada en el euro que nos encareció la vida en un 66% de un día para otro y las mentiras del señor Aceves sobre la autoría de los atentados en un intento desesperado por no perder las elecciones.
Tampoco recuerdan cómo han encabezado junto a los más ilustres eclesiásticos, las manifestaciones en contra de la ley del aborto o la de matrimonios homosexuales saliendo a las calles por primera vez sin que lo hayan hecho jamás un primero de Mayo o en alguna de las múltiples ocasiones en que los trabajadores reclamaban justas reivindicaciones para mejorar sus condiciones laborales.
Y además, su ideario neoliberal nunca ha estado de otra parte que la de los poderosos, ni lo está ahora, ni lo estará en ningún momento de un futuro para el que por cierto, no se les conoce plan alternativo ni existen visos de que lo tengan.
Es de ley desconfiar de quienes ya intentaron manipular las realidades que no les convenían y sospechar que el asombroso acercamiento a las clases humildes de un partido históricamente constituido por las derechas más recalcitrantes, no es más que una maniobra para obtener el voto en las urnas de quienes decepcionados con el PSOE, buscan un modo de castigo a su mala gestión económica.
Pero la O de obrero que rodó al suelo desde las siglas del partido en el poder, no aterrizará nunca entre las del PP, aunque sería jocoso el nombre musical en que acabaría tan curiosa alianza. No hay más que observar la larga lista de corruptelas cometidas por sus representantes en los Ayuntamientos de toda la geografía anotando con precisión que los capitales sustraídos de las arcas municipales, no fueron empleados precisamente en fines sociales, sino en la construcción de viviendas de superlujo a nombre de estos individuos o en facturas de sastrería para embellecer la imagen de quienes ahora aparentan una normalidad ciudadana de la que siempre carecieron.
Quede pues claro, que pese al respeto que sentimos por la libertad personal en el ejercicio de las votaciones democráticas, no podemos dar credibilidad alguna a este giro pretendidamente solidario con que nos engatusa el señor Rajoy desde su púlpito de predicamento.
Los caramelos envenenados suelen tener un efecto letal bastante desagradable y aunque son dulces de tragar, su regusto es amargo y fatalmente nocivo para quien los ingiere.





miércoles, 16 de junio de 2010

Curiosa coincidencia

Una nebulosa de mágicos efectos envuelve al país en un día tan señalado, adormeciendo la rabia contenida que provocan las medidas políticas incitando a un patriotismo barriobajero que causa más sonrojo que envanecimiento.
Se paraliza la circulación y se produce un recogimiento familiar enfrente del televisor para celebrar el hecho trascendental de que la selección española de fútbol juega su primer partido en el mundial de Sudáfrica.
Los medios de comunicación empujan literalmente de las portadas cualquier noticia verdaderamente importante y publican a todo color fotografías de jugadores en el último entrenamiento manifestando esa actitud triunfalista que tantos disgustos suele ocasionar cuando de un mero juego se trata.
Para esto, no nos importa salir a horas intempestivas a la calle haciendo gala de nuestra clara procedencia simiesca mientras vociferamos himnos de difícil catadura, ni nos avergüenza la chabacanería de maquillar nuestros rostros con los colores patrios , ni coronar nuestras supuestas cabezas pensantes con toda suerte de pelucas, cuernos o antenitas adosadas a unos escandalosos muelles que vienen y van fastidiando a quienes se nos cruzan en el camino.
Para esto, nadie nos ha de convocar. Vamos solitos a sumarnos a las hordas ramplonas que se bañan en las fuentes ornamentales de las ciudades, sin necesidad de llamamientos o reuniones informativas en las que se explique el motivo de tan llamativa aglomeración humana.
Para esto, algunos viven y se mueven. No hablan de otra cosa y ni siquiera adquieren otra lectura que la prensa especializada en la materia o los álbumes en los que reunir a las figuras relevantes en los campos o las camisetas y abalorios que acompañan el negocio del siglo.
Y como nada es casual, qué curiosa coincidencia que el texto de la Reforma Laboral aparezca precisamente en la misma fecha en que se celebra un partido de tanta relevancia para esta Nación perdidamente entregada a su equipo.
Todo tiene su aquel y conociendo seguramente el gobierno el efecto adormecedor de conciencias que este demoledor espectáculo lleva consigo, habrá pensado, no sin razón, que el deterioro producido entre los trabajadores por el decreto que nos muestra, habrá sin duda pasado a un segundo plano en una jornada como esta y que mañana vendrán seguramente otras noticias quedando quizá en un segundo plano de actualidad lo acaecido hoy, así que miel sobre hojuelas.
Sería de desear, poner el mismo énfasis en la defensa de nuestros intereses, la misma celeridad en tomar las calles sin necesidad de avisos previos, el mismo celo en hacer notar nuestra presencia –esta vez de luto riguroso y en silencio- delante de las puertas de los Ayuntamientos de nuestras ciudades.
Porque la algarabía que hoy celebramos, mañana, cuando pase el efecto de la pócima, no será otra cosa que el entierro de nuestros derechos y el comienzo de un camino amargo del que sabe Dios si volveremos a salir.

martes, 15 de junio de 2010

Compás de espera

Siguiendo una secuencia lógica de los últimos acontecimientos acaecidos en nuestro país, no se auguran buenos vientos para la anunciada Reforma Laboral que el Presidente presentará mañana.
Esta sensación desalentadora que compartimos en este compás de espera que se nos hace interminable, mueve ya a nuestros desgastados sindicatos a mencionar la huelga general aún sin conocer el contenido de las leyes que nos serán impuestas seguramente, por decreto.
Esta despreciable costumbre que el gobierno parece haber adquirido a perpetuidad, hace palidecer todas nuestras perspectivas de futuro y nos enfrenta a un enigma de difícil resolución inminente haciendo aún mayor nuestra debilidad, dado que nuestra contestación está siendo sencillamente inexistente.
Soportar el precio de la degradación de un modo de vida, renunciar a los hipotéticos sueños que pudiéramos albergar y hacer de la conformidad un mecanismo rutinario, nos eleva simplemente a la categoría de energúmenos.
Este sistema es a todas luces, insostenible y prolongar su vida artificial a costa del sacrificio cada vez más insoportable de las clases trabajadoras, un atajo escarpado y peligroso del que cualquiera con una mínima dosis de cordura se apresuraría a salir.
Si los humildes una vez se endeudaron hasta las cejas llegando a provocar un caos financiero, fue sin duda, porque el capitalismo lo permitió. Puso delante de sus ojos la tentación de los enormes escaparates de lujo proporcionándoles una dilatación en el tiempo para conseguir lo que se ofrecía en las vitrinas, en cómodos plazos mensuales haciéndoles creer que la vida era fácil también para los desposeídos de riqueza. Endulzó su humildad con un aparente estado de bienestar acallando sus conciencias con el ilusorio regalo de unos años benévolos atrapándolos en una tela de araña mientras les inyectaban el dulce veneno de la ostentación asegurándoles que sería para siempre.
Y ahora que estamos en sus manos, habituados a la placentera sensación de ser quienes en realidad nunca fuimos, prisioneros de sus recursos, hipotecados a perpetuidad con las entidades bancarias e instalados exactamente donde nos han querido instalar, hacen que el oasis se esfume y basándose en la amenaza permanente de la extrema pobreza, nos reclaman una entrega absoluta a la esclavitud de unas leyes dictatoriales que nos equiparan a situaciones vividas hace ya casi un siglo.
Pues habrá que cambiar el sistema. El juego se ha convertido en una mera cuestión de subsistencia y el camino desemboca en un mundo en el que no cabemos en igualdad de condiciones los que estamos aquí.
No vale rememorar crisis pasadas ni hacer brindis al sol ahondando en una forma de entender la convivencia tan destructiva para una de las partes, ni se dan unas condiciones satisfactorias para seguir en esta tensa espera a ver si se produce el milagro necesario para salir de la penumbra. No podemos aceptar una rendición sin condiciones que abra una brecha monumental entre nosotros y los poderosos ni nos podemos permitir el lujo de dar segundas oportunidades a quienes nos arrastraron hasta donde nos encontramos buscando exclusivamente su propio enriquecimiento.
Aún no sé como lo vamos a hacer, pero ya es tiempo de poner en funcionamiento las ideas y compartirlas y organizarlas, de igual modo que ellos compartieron y organizaron, comparten y organizan las suyas, antes de que no quede tiempo para solucionar nuestro abandono.

lunes, 14 de junio de 2010

A veces me asalta un poema

A veces me asalta un poema.
Me aturde,
me martillea los latidos del alma
con su necesario ritmo frenético
batallando por aflorar,
por asomar desde dentro inconsciente y puro
como la risa adolescente.
Me busca sin tregua
haciéndome desvalida y torpe.
Sin suficiente resistencia
a la ardorosa pasión de sus caricias,
me esclaviza
eligiendo entre una multitud
éstas y no otras palabras.
Abusa
de mi hospitalidad ,
de mi dignidad
y de la paciencia
con que espero la caída de la tarde,
quebrantando la paz de los rincones
conscientemente ocultos
de mi casa.
Transformando mi yo,
a veces me asalta un poema
y me convierto en un capricho
entre las manos hacedoras de las musas.

domingo, 13 de junio de 2010

La venda en la boca




Hoy nuestros ojos se detienen en Italia y se alinea nuestra mirada con la prensa de este país en la unánime repulsa levantada por la llamada ley mordaza.
Un aire de fascismo incipiente se cuela a hurtadillas en Europa reprimiendo la libertad de expresión, tan nociva contra quienes tienen tanto que callar y tan útil para los que creemos en el derecho a la información de los ciudadanos de un mundo libre.
Siempre el primer paso de una dictadura es tratar de silenciar la disidencia creando la ilusión de que todo marcha conforme a su conveniencia absolutista.
Tras los escándalos demostrados de corrupción que han salpicado la política italiana, empezando por su impresentable cabeza visible, era de esperar este as sacado de la manga que rememora los tristes episodios vividos, las desastrosas alianzas con el nazismo y que pretenden convertir en otro Dux a un personaje esperpéntico pagado de si mismo en su ascensión imparable hacia el poder omnipresente.
Los periódicos salen a la calle con una portada blanca simbolizando la férrea censura que contra la palabra se impone y los jueces más afectados por la ley se duelen del recorte en sus investigaciones sintiéndose maniatados frente al crimen organizado de las mafias.
Un telón oscuro de perversiones se cierne sobre la sociedad italiana privándola de conocer los entresijos de las tramas corruptas que arruinan la limpieza de sus representantes dando lugar a convertir en algo rutinario enriquecimientos ilegales a costa del empobrecimiento de la nación.
Queda la prensa relegada a ser mera correa de transmisión de los poderes fácticos y los profesionales que la ejercen a convertirse en marionetas al servicio de los políticos perdiendo la independencia que le da credibilidad.
No debe Europa consentir que la semilla se extienda, e igual que llama a consulta a los Presidentes para cuestiones económicas, debe atar corto al señor Berlusconi en estos sueños de grandeza que podrían suscitar imitaciones nada deseables.
Claramente, el uso de la palabra es fuente de poder necesario para contrarrestar la fuerza bruta del Capital sobre los pueblos y el único vehículo que queda a las clases trabajadoras para exigir la aplicación igualitaria de las leyes, bastante generosas de por sí con los poderosos.
Este atentado insidioso contra la libertad de expresión nos lleva al desamparo de una ignorancia impropia de la época en que vivimos y va abriendo camino a un totalitarismo casi teocrático en el que nunca se sabe cual será el próximo en caer.
Desgraciadamente, ya vivimos las consecuencias de unos regímenes cuyos comienzos fueron estos. Después vinieron la xenofobia y la violencia contra todos aquellos que se atrevieron a pensar de una manera diferente.
Creíamos que habían quedado claras las pautas a seguir para que la historia no volviera jamás a repetirse, pero viso lo visto, parece que un reducto indestructible de aquel fantasma sigue presente entre nosotros y desgraciadamente, incluso se mueve por los pasillos más lujosos de nuestras propias casas.
Yo invito a quienes como yo gozan de total independencia, a gritar alto y claro desde los medios a su alcance, a favor de los que se ven obligados a soportar la mordaza del yugo fascista que silencia la voz de los informadores italianos. Para que esta libre expresión de nuestras ideas plasmada a diario en el papel, no pueda ser acallada jamás ni transgredido nuestro derecho a transcribir la verdad.

jueves, 10 de junio de 2010

La solución vaticana

Visita el Presidente El Vaticano, no se sabe si movido por un arranque furibundo de abrazar la religión católica esperando encontrar en ella una remisión para sus múltiples pecados contra la clase obrera.
Estrecha fraternalmente las manos de Benedicto XVI exhibiendo la mejor de sus sonrisas, evidenciando un olvido cabal de todos los malos ratos que le han hecho pasar las declaraciones de los cardenales, encabezados por Rouco Varela y no sé yo si también su anterior anticlericalismo, en tantas ocasiones manifiesto, cuando hacía referencia a la injerencia de la Iglesia en los asuntos del Estado.
Se intuye una renovación del Concordato vista la faz amable del pontífice o, quizá, apoyado en el giro a la derecha que la política socialista parece haber iniciado, se va creando una sospechosa cercanía en posturas anteriormente encontradas.
No se le notan a Zapatero las horas nocturnas dedicadas a la negociación de su Reforma Laboral ni el fracaso de las mismas y aparece con un talante cordial sorprendente para quien tiene al país en vilo con su pluma de firmar decretos.
Ya que ha tenido la gentileza de viajar hasta allí, podría pedir consejo al jefe del único Estado europeo que no ha entrado en la crisis y poner en práctica una política similar en el nuestro teniendo muy en cuenta la saneada economía que esta nación disfruta y el nulo índice de paro que padece.
Es posible que el Papa, asesorado por quienes llevaron las Cajas de Ahorro andaluzas durante tanto tiempo, fuera capaz de encontrar una salida más que airosa a los acuciantes problemas que sufrimos además de contar con la ayuda divina que todo lo puede. Y en última instancia, dada su infinita misericordia, ejercer de banquero fiador con nuestras necesidades sin que hubiera que recurrir a la no muy cristiana costumbre de rebajar salarios de honrados trabajadores ni congelar las pensiones de los ancianos.
A lo mejor ha encontrado el Presidente una alianza provechosa que lo aleje de la madrastra europea que lo zarandea por las solapas afeándole a diario sus comportamientos y ha elegido el camino del perdón para ser admitido en un club mucho más exclusivo en el que no existen discordias ni pendencias.
E incluso puede que esta derivación repentina satisfaga íntegramente al señor Rajoy, y sobre todo al muy católico señor Trillo, asombrándonos pronto a todos con una manifestación conjunta cuyo lema será la santificación de las ideologías.
Quizá haya que prometer la obligatoriedad de la asignatura de religión en los colegios, la retirada de la ley del aborto o la creación de un Ministerio de Asuntos Eclesiásticos encabezado por unos cuantos cardenales de ideas decimonónicas vestidos con sus mejores galas, pero eso son pecados veniales que se solucionan con el rezo de tres o cuatro Ave Marías.




miércoles, 9 de junio de 2010

Una nota de sopor




Un pequeño suspiro invernal irrumpe inesperadamente en la calidez de este Junio trepidante que precipita las noticias agolpándolas de tal suerte, que uno no sabe lo que va a encontrar cuando despierta cada mañana.
Huele a lluvia cadenciosa que despeja atmósferas e ideas y el paréntesis cursa una invitación al relax que se acepta de buena gana con la esperanza de relegar la crispación a un segundo plano para aupar la mirada a las nubes sin otra intención que contemplar sus caprichosas formas,
El secreto inconfesable de la apatía se hace patente aflojando brazos y piernas en uno de esos días en que apetece la música suave y la compañía de un buen libro para mirar el interior y redescubrir que todavía sentimos la emoción de las cosas tan pequeñas.
No viene mal tomar cierta distancia de los acontecimientos, aunque sea por pereza, para visualizar una perspectiva generosa de lo que nos atañe pudiendo así retomar la batalla mañana habiendo guardado entre las notas, un análisis algo más profundo que la vehemencia a la que nos llevó un momento especialmente difícil.
La vida contemplativa, tan querida para los místicos y tan olvidada para el hombre moderno, se hace a veces indispensable también para los humildes escritores de noticias cuando se sienten desbordados por una avalancha de sinrazón efervescente y no encuentran una salida airosa para sí mismos y la mayoría.
Resbalan las gotas por los cristales desdibujando cuadros de abstracción silenciosa a la par que un rayo de luz imperceptible se abre paso entre el gris acerado de los cielos intentando dulcificar el ambiente con una nota de color pasajera.
Algo borbotea dentro apelando a la conciencia por la pérdida de tiempo permitida en la elaboración de unos pensamientos nimios mientras el mundo se desmorona entre sollozos.
Pero a veces, el corazón envuelve a la mente encantándola, privándola de la fuerza necesaria, anulando su poder intelectual con tintes de irracionalidad visceral produciendo unas sensaciones cercanas a una felicidad pueril, pero agradable y las tormentosas historias que nos circundan se hacen repentinamente ajenas a nosotros quedando temporalmente sepultadas en un aura de sugestiva inercia.
Una sonrisa pícara se me dibuja en la cara consciente de estar desaprovechado la tarde en un recorrido bucólico sin interés para mis lectores asiduos, pero el viento que mece los árboles estremeciendo la esbeltez de los troncos con su silbido impenitente, me transporta irremediablemente a la calle sin que me sea posible atender a la llamada de una obligación que hoy me resulta impuesta e insoportable.
Mañana, cuando la brevedad de este invierno se convierta en anécdota y la mano balancee el abanico en la tórrida hora de la siesta, quizá regrese la cordura en la seguridad de que el mundo me estará esperando sin que se hayan resuelto ni sus asuntos, ni mi tristeza.

En la soledad





Como era de esperar, la respuesta de los funcionarios a la convocatoria de huelga promovida por los sindicatos ha sido mínima. Es tan evidente la desconfianza de los ciudadanos hacia los que se erigen como sus representantes y el desgaste ganado a pulso por las organizaciones sindicales, que su incidencia en la vida cotidiana se ha hecho prácticamente imperceptible.
Descaradamente, declaran que un setenta y cinco por ciento ha secundado el paro mientras aparecen en la televisión los servicios en pleno funcionamiento y grupos de no más de veinte personas a las puertas de los edificios llamando esquiroles a una mayoría que acude al trabajo con toda normalidad.
Esta desgraciada imagen que debería avergonzar hasta la saciedad a quienes con su desidia han permitido que las organizaciones de trabajadores hayan quedado relegadas a un esperpento de difícil superación, es a la vez trágicamente elocuente y habla por sí sola de la falta de empuje que podemos llegar a tener frente a quienes nos gobiernan y del conformismo con que una sociedad alienada soporta una merma en sus derechos fundamentales dando muestras de una desorganización aprovechada sin duda por los poderosos.
Si al menos este fracaso estrepitoso llevara a los líderes laborales a una dimisión en la que asumieran públicamente sus errores a la vez que plantearan una serie de propuestas coherentes para hacer frente a lo que se nos viene encima, quizá la lánguida llama del espíritu combativo se avivara y pudiera reorganizarse un movimiento de resistencia basado en la cruda realidad pero a la vez, dirigido a conseguir un descenso notable del desempleo.
Sería un paso a considerar la renuncia a las subvenciones gubernamentales que encadenan a los sindicatos a la mano de quien ahora se convierte en su enemigo para recuperar la libertad indispensable en una negociación de iguales, si es que se quieren alcanzar metas provechosas.
Estamos realmente cansados de ver a estos señores moverse de reunión en reunión aceptando propuestas del todo inadmisibles. Han perdido cualquier atisbo de dignidad que pudiera quedarles y se arrastran por los despachos obedeciendo la voz de quien mece la cuna de los capitales dejando a la clase obrera en un abandono escandaloso y en una inaceptable soledad incluso en cuanto a la información se refiere.
Han confundido estrepitosamente su papel auto convenciéndose de que más que negociadores son un escalafón intermedio entre nosotros y los de arriba, que no son otros que los que pagan su sueldo a final de cada mes.
Afortunadamente, pasó el tiempo en que los humildes no tenían derecho a la educación y el trabajador es ahora suficientemente consciente de la realidad que le rodea sin que sea posible hacerle caer en la trampa de una mentira disfrazada de aparente buena voluntad. Tampoco es ya sencillo manipular a las masas con discursos manidos ni cuela el intento a la desesperada de un maquillaje de urgencia que tape todas las marcas de la etapa anterior en que coquetearon descaradamente con gobiernos y empresas.
Lo verdaderamente triste de esta situación es que ya no sabemos en qué creer y que mientras se nos derrumban todas las estructuras del modo de vida que acostumbrábamos, es tan inmensa nuestra soledad, que causa terror mirarla a los ojos.
Sólo un espíritu de insatisfacción, la rebeldía, la lucha por la dignidad y la entereza podrían quizá actuar de parapeto contra el futuro negro que se avecina.
Yo quiero confiar en que no todo está perdido.




lunes, 7 de junio de 2010

Un tercero en discordia




Desde que comenzó la transición en España, se fue haciendo evidente un bipartidismo muy definido en el panorama electoral. Con la excepción de la UCD, una coalición de urgencia que se declaraba centrista, pero que albergaba en sus filas sospechosos reductos de gente que había pertenecido al régimen anterior, sólo dos partidos claramente identificados con la derecha y la izquierda, han ganado las elecciones democráticas.
Esta sería una semblanza escueta de lo ocurrido en nuestro país, pero la realidad es que ninguna formación política ha conseguido por sí misma el triunfo sino que siempre se ha dado una coyuntura muy específica que ha concluido en un desastre para el gobierno de turno , que se ha ganado afanosamente la pérdida del poder.
El presidente Suarez soportó mientras pudo un constante ruido de sables que amenazaban con una vuelta al totalitarismo anterior y que culminó con el golpe de Estado del 23F, ya precedido por una dimisión forzosa alentada por una oposición feroz y unas luchas de facciones internas que no le perdonaban acontecimientos como la legalización del Partido Comunista.

Tras el brevísimo paréntesis de la presidencia de Calvo Sotelo, una muy debilitada UCD se precipitó a una desmembración absoluta y el PSOE de Felipe Gonzalez aprovechó la coyuntura alzándose con el triunfo electoral.
La memoria nos ayudará a recordar las tramas de corrupción, el caso Gal o Filesa, como detonantes del vertiginoso fracaso de los socialistas y la clamorosa llegada del señor Aznar a la Moncloa. Sus devaneos con el presidente Bush, la disparatada entrada en la guerra de Irak y las mentiras descaradas sobre la autoría de los atentados terribles de Madrid, cavaron la tumba política del partido popular y la aparición en escena de un hasta entonces desconocido presidente Rodríguez Zapatero.
Las historia, claramente vuelve a repetirse y los errores económicos cometidos en la crisis actual, la merma en los derechos de los trabajadores y un paro exagerado, pululan sobre la cabeza del presidente como una espada de Damocles a punto de acabar con su mandato. En las encuestas, nueve puntos le separan del PP en un augurio de lo que pasará en cuanto se celebren elecciones, anticipadas o no.
De nuevo pierde quien gobierna y no gana por méritos quien llega, en una repetición maldita de una historia que probablemente habría de cambiar de orientación si se quiere modificar el destino.
Olvida el pueblo que el arco político incluye otras muchas opciones en quien depositar la confianza y que raramente podrán demostrar su valía si alguna vez no se les otorga el beneficio de los votos.
Últimamente es tan mínima la diferencia ideológica que separa a los dos partidos mayoritarios que ambos podrían encajarse sin error en el ámbito de un liberalismo socialdemócrata sin que ninguno de sus miembros se resintiera en la imagen proyectada.
La situación aconseja pues, una definición más explícita del votante a la hora de elegir a sus representantes y una mayor amplitud de miras al estudiar los programas de los candidatos. Parece que la derecha tiene claro quien defiende sus intereses, pero la izquierda, acomodada en el estado del bienestar se ha venido a menos y durante décadas se ha conformado sin rechistar con una versión descafeinada de lo que reclama en sí su ideología.
Ahora es tan evidente que el señor Zapatero ha terminado su andadura en el poder, que convendría buscar una alternativa más inflexible con los poderosos que encabece una disposición directa siempre a favor de las clases trabajadoras que la secunden.
Tal vez sería conveniente que el esperado triunfo del señor Rajoy no llegue a ser tan clamoroso como el espera, ya que hasta ahora y que se sepa, nunca la derecha ha colaborado en las necesidades de los débiles ni se ha caracterizado precisamente, por la inversión en proyectos de corte social colectivo, sino todo lo contrario.
Sería un error castigar a quien nos gobierna otorgando nuestros votos a una corriente diametralmente opuesta a nuestra ideología como colofón de un enfado monumental contra quien ha abierto la puerta de unos recortes inaceptables.
Pero tal vez resultaría beneficioso terminar de un plumazo con esta dualidad vanidosa introduciendo elementos en discordia que apearan de su endiosamiento a unos y otros propinándoles una sonora bofetada electoral y aupando a nuevos jugadores a las soporíferas sesiones de un Congreso caduco.








domingo, 6 de junio de 2010

Memoria de los mios





Hace setenta y cuatro años, en los primeros días de la guerra civil española, dos hermanos de mi abuela fueron fusilados en una cuneta de Chipiona ( Cádiz) por las fuerzas golpistas del general Franco.
Segundo y José Alonso Leira tenían 21 y 31 años respectivamente y eran albañiles de profesión. El primero se encontraba afiliado al sindicato anarquista CNT y al mayor, no le eran conocidas tendencias políticas. Al rendirse sin lucha su pueblo a las tropas franquistas, Segundo se escondió, como otros muchos, intuyendo que sería detenido. A los pocos días, un grupo armado se presentó en casa de su padre con la intención de apresarlo y al no encontrarlo en ella, se llevaron como rehén a su hermano José asegurando a mi bisabuelo que si el pequeño se entregaba, sería inmediatamente liberado.
El padre pensó que al no tener ideología política, su hijo mayor no tenía nada que temer y buscó al otro convenciéndole finalmente para realizar el canje.
Segundo Alonso obedeció a su padre y se presentó voluntariamente recordando a sus captores la palabra dada, pero pasó el tiempo y ninguno de los dos regresó a casa.
En el pueblo corrió la voz de que habían sido pasados por las armas junto con otros 31 vecinos de la localidad. Su padre nunca se perdonaría haber contribuído a semejante ignominia.
En casa de mi abuela, el fusilamiento de sus hermanos se convirtió en un tema tabú del que estaba prohibido hablar. Los vencedores de la guerra civil se emplearon a fondo en convencer con métodos represivos a los ciudadanos de a pie de que ser familia de “rojos” era una mancha imperdonable en el expediente y que a los muertos que habían cometido la terrible equivocación de simpatizar con el bando perdedor había que borrarlos de la faz de la tierra.
Desde que entró en vigor la Ley de Memoria Histórica, periódicamente he indagado tratando de acercarme a la verdad de estos dos jóvenes a los que se privó sin motivo del derecho a la vida y ayer tropecé casualmente con un artículo bastante bien elaborado en el que por fin, aparecen sus nombres y la causa de su desaparición.
Huelga decir que a pesar de no haberles conocido, me embargó una emoción inexplicable por poder al menos, encontrar un pequeño hilo conductor que me acerque a la verdad de esta mi historia, común a tantas familias obligadas a renunciar a la memoria de sus muertos y condenadas a un silencio del que aún hoy se empeñan algunos en no salir.
El artículo mencionado es muy explícito y desvela después de siete décadas, que mis tíos abuelos murieron acribillados en una carretera que entonces unía Chipiona con Sanlucar de Barrameda la madrugada del ocho de Agosto de 1936. Se da como causa de la muerte una hemorragia sin aludir al efecto que la provocó que como ahora sabemos, no fue otro que una ráfaga de ametralladora asesina.
Es difícil encontrar las palabras que puedan describir la indignación y la repulsa que nos invade incluso en la época actual, al comprobar la impunidad con que se cometieron estos crímenes y sobre todo, es imposible para nosotros llegar al olvido sin la oportunidad de haber encontrado la verdad, por muy desastrosa que esta sea.
Las barbaridades genocidas efectivamente, no deben prescribir en el transcurso de los años y desde luego la dolorosa realidad de nuestra historia no puede ser enterrada y borrada de un plumazo alegando un móvil de reconciliación.
Hoy me siento muy al lado de Segundo y José que probablemente, nunca entendieron el motivo de su muerte, pero que engrosaron con su sangre una lista estremecedora de víctimas para las que se reclama ahora la justicia de su derecho al libre pensamiento y un lugar donde poder llevarles unas flores.
En mi caso, la resolución del enigma llega tarde para su padre, mi abuela, mi madre y mis tíos, que murieron de causas naturales en una ignorancia impuesta de la que les fue imposible salir.
En su memoria y en la de estos dos muchachos masacrados impunemente, mi pluma es hoy un vehículo para llorar en silencio y seguir adelante en el restablecimiento de unos hechos que merecemos conocer.
El único deseo que me mueve es el de que descansen en esa paz que les fue arrebatada tan tempranamente.


jueves, 3 de junio de 2010

Yo,tú, todos...





Crecen las apuestas acerca del contenido de la reforma laboral anunciada por el presidente del gobierno en unas desacertadas declaraciones en las que amenaza con un nuevo decreto, se llegue o no a un acuerdo entre los agentes sociales. Estamos a la expectativa porque más que un anuncio cordial de cambios, las circunstancias parecen contener el chantaje velado de un nuevo recorte de derechos.
Existe además una animadversión latente hacia los portavoces sindicales que verdaderamente, se han dedicado a dormir en los laureles durante demasiado tiempo y es por eso que el ciudadano de a pie se muestra por sistema, diametralmente enfrentado con cualquier proposición que salga de las centrales mayoritarias, sean o no justas sus demandas.
Es lo que tiene haber bebido los vientos del poder en una época de relativa bonanza. Transigir con las imposiciones de unas subidas salariales mínimas o la precariedad en el empleo temporal a cambio de vivir cómodamente subvencionados, les ha restado práctica en el combate y ahora pagan de golpe su desinterés, inmersos en un mar en el que toda su credibilidad ha quedado en entredicho.
Se niegan los funcionarios a seguirlos en su convocatoria de paro del próximo día ocho alegando que no regalarán una parte de su sueldo al gobierno y a la misma razón apelan las capas sociales para negarse a la huelga general que se intuye cercana, pero en el fondo, el argumento que flota en el aire es el de la desconfianza hacia unos representantes que nunca jugaron con acierto el papel que les correspondía en esta comedia.
Desde que los sindicatos dejaron de nutrirse de individuos ideológicamente comprometidos que actuaban de forma altruista por garantizar y mejorar los derechos de los trabajadores y sus filas se llenaron de pícaros a la caza de una seguridad en el empleo, perdieron el sentido con el que fueron creados para asentarse en un conformismo inaceptable que ahora da los frutos esperados. Su imagen ha caído en un desgaste casi tan fuerte como el del gobierno y es fácil adivinar que probablemente se encuentren en un mismo abismo del que será difícil resurgir.
Para los empresarios, estos agentes serían similares a un perro que durante años ha mostrado absoluta docilidad y que un día trata de sacar los dientes amenazando a un amo cuya inmediata reacción es la de esbozar una sonrisa. Para el presidente de turno, son las ovejas que han seguido el camino marcado y que desesperadamente tratan hoy de tomar un desvío para no despeñarse en el barranco.
Todos están convencidos de la inutilidad de un esfuerzo atropellado y sin respaldo popular, así que los primeros no se apean de sus exigencias, que saben prácticamente ganadas y el otro, ahogado por la situación, los ignora aplicando el decreto seguro de que no tienen poder de convocatoria.
En medio del remolino, aguardamos con impaciencia las resoluciones que sabemos a ciencia cierta, mermarán nuestra calidad de vida y desacostumbrados a vivir situaciones que requieran un combate por nuestra parte para asegurar la subsistencia, incluso nos asalta la idea de que las cosas no podrán ir peor.
No obstante, la inmovilidad no es aconsejable para los débiles y habremos de considerar que alguna vez habrá que decir basta a los atropellos que con nosotros se cometen e intentar reconducir la situación hacia terrenos más beneficiosos aunque sea representándonos a nivel individual o como grupos efectivos creados para el momento.
No cometamos el error de pensar que un cambio en el gobierno terminará con la crisis ni caigamos en la tentación de resguardarnos a la espera de que alguna mano benefactora nos sacará las castañas del fuego sin pedir nada a cambio, porque eso no sucederá jamás.
No hay otro amparo que el que seamos capaces de prestarnos los unos a los otros y no existe otra voz que la nuestra para gritar el hartazgo que nos provoca la desfachatez con que los poderosos afrontan la dificultad, que no es la suya, sino desgraciadamente, la nuestra.
Así que habrá que afrontar la nueva etapa construyendo una singular asociación en la que yo, tú, todos, aportemos ideas efectivas que nos desliguen de la manipulación para convertirnos en protagonistas. Nadie mejor que los afectados para defender nuestras reivindicaciones de justicia.















miércoles, 2 de junio de 2010

Segunda división





Sería de suponer que las organizaciones internacionales se crearon con la intención de administrar justamente el derecho que asiste a sus miembros y velar por la seguridad de los mismos ejerciendo papeles de mediación si se produjera algún conflicto.
Si uno tiene la suerte de haber nacido en una de las llamadas grandes potencias podrá considerarse sin duda ciudadano de primera y gozará abiertamente de todos los privilegios que estas organizaciones internacionales ofrecen pero si el azar te situó en un país de menor poder adquisitivo, ten por seguro que habrás de salir de los problemas sin ayuda de nadie.
Avergüenzan las declaraciones de las Naciones Unidas y la OTAN ante los gravísimos acontecimientos ocurridos entre Israel y los barcos de ayuda humanitaria atacados en aguas internacionales bajo bandera turca y que representan una clara violación de la paz que agrava las relaciones con los países árabes aportando un móvil evidente para el cierre absoluto de las negociaciones abiertas.
A pesar de que los dos Estados implicados en los hechos son miembros de los organismos antes mencionados, la falta de contundencia en la condena de los mismos y no hacer mención a Israel en los comunicados emitidos inclina la balanza como siempre, del lado del poderoso y pone en tela de juicio la validez de estas corporaciones a todas luces inoperantes si el capital no te tocó con su varita mágica.
No es de extrañar que se alcen voces en contra de este desprecio por los débiles que ignora el amparo que merece quien es objeto de ataque injustificado por el ejército mejor armado del planeta y tampoco causa asombro que los implicados en esta guerra tácita de duración eterna, amenacen con el endurecimiento de sus posturas frente a un Occidente caduco esclavo del poder absolutista de unos cuantos.
Cansa la reiterada indiferencia de los poderosos y como cuando se trata de sus asuntos la maquinaria se moviliza para socorrerlos implicando a los gobiernos en acciones bélicas con excusas que a veces son demostradamente falsas, como en el caso de Irak.
Pero si los que han de ser garantes de la paz se alían con quienes promocionan sus industrias de armamento con la creación indiscriminada de guerras e invasiones de territorios ajenos ¿en qué puede confiar el ciudadano y qué opciones le aguardan en un futuro que pudiera torcerse?
Seguramente la fragilidad de la memoria nos hará olvidar pronto esta desconsideración que ahora nos abruma y ensombrece nuestras expectativas ahondando en la idea de que en el fondo, formamos parte de una población de tercera división expuesta de por vida a las vejaciones caprichosas de los que nos manejan, pero haremos muy mal en no divulgar la verdad mientras ocurre delante de nuestros pasmados ojos y en no reflexionar sobre las consecuencias de estar sometidos a los designios de quienes no nos representan, a pesar de sus siglas.
Quizá convendría crear una división de inferior categoría donde la igualdad fuera un hecho entre los pueblos y las heridas se atendieran con la misma urgencia que se atienden las de los ricos.

martes, 1 de junio de 2010

El sufridor tiránico





No es fácil para un grupo determinado recuperar la estima de otros y en ocasiones, hay que hacer un considerable esfuerzo para alzarse hasta un puesto honorable en el panorama mundial en el que una vez instalado, se goza del respeto de los demás, sobre todo si las acciones con que se acompaña la subida no representan ningún daño para terceros.
Israeel parece haber perdido la memoria de su propio sufrimiento y los diversos avatares que se ha visto obligada a realizar hasta encontrar un lugar en el que asentarse como pueblo y ser tenida en consideración en el orden universal de los estados. Lo tenía fácil porque el horror del holocausto ocupaba el numero uno en la lista de aberraciones provocadas por la humanidad y quienes lo padecieron se suponían en posesión de la razón y merecedores de cualquier tipo de misericordia.
Pero he aquí que tal vez llevados por la necesidad acuciante de que ningún hecho parecido pueda jamás volver a repetirse, hace un blindaje férreo de sus fronteras y casi desde el mismo momento en que ocupa sus actuales territorios se enzarza en una interminable guerra absolutamente desigual que masacra de una manera muy similar a su propia experiencia a todos aquellos que se atreven a poner en tela de juicio la legalidad de sus acciones.
No puede ser tan sencillo apearse de un suceso tan desgarrador como el que sufrieron y resulta cuanto menos extraño, que la mirada de los herederos de la supervivencia de aquella masacre indiscriminada, no demuestren la menor conmiseración por los débiles y repitan posiciones de dominio que recuerdan al fascio con la creación de recintos amurallados donde segregar al considerado enemigo o el aislamiento de una población civil arrastrada sin consideración, a la pobreza extrema.
Colma el vaso el violentísimo ataque perpetrado contra los buques de ayuda humanitaria que buscaban llevar un poco de consuelo a la franja de Gaza y cuyo pasaje formado por simples cooperantes, se ha visto prácticamente arrasado por una acción típicamente bélica a todas luces incomprensible y desproporcionada.
De nada servirá la indignación internacional ni las llamadas a consulta de los embajadores si no se ahonda en la profundidad del problema y se acaba con la prepotencia inaceptable de este desmemoriado Israel y con las demostraciones diarias de su odio ancestral hacia Palestina. Esta claro que no hay bandera que detenga su paso marcial ni razón que convenza a sus dirigentes, por muy inocente que sea.
No sería extraño que estos disparatados incidentes volvieran a colocar al pueblo judío en el punto de mira de quienes ya una vez lo consideraron un peligro para el orden del universo y que renazca un antisionismo exagerado que conlleve la tentación de hacerlo desaparecer de la faz de la tierra.
Si realmente en algún momento asumieron su historia y se propusieron superarla mirando a un futuro mucho mas limpio que se alejara para siempre de unos esquemas de difamación contra su idiosincrasia, el camino seguido no es el correcto ya que nadie merece el respeto que niega a los demás y desde luego, ningún pueblo merece la dominación o ser desterrado de por vida a la desesperanza.