miércoles, 31 de agosto de 2011

Cómo ignorar al pueblo y seguir gobernando





Pasar de un estado de cálido reposo a la frialdad de la realidad cotidiana, es una dificultad con la que todos nos encontramos cuando nos reincorporamos al trabajo, tras un breve receso vacacional.
Vuelvo además, plena de sensaciones agradables, de periodos deliciosos en compañía de los mejores amigos, de la desidia grata de la holganza contemplativa y de la desconexión deseada de cuanto tiene que ver con la vorágine política y sus esperpénticos protagonistas, tan distantes de lo que nos acontece.
Me ha costado dejar de lado la pluma, pues mi ausencia se ha visto salpicada de rabiosas noticias y hasta se han atrevido a dar el paso tantas veces reclamado de cambiar la cerrada constitución, que defendieron en su totalidad con uñas y dientes, pero necesitaba reposar las ideas y comprobar la certeza de mis propios pensamientos, en un clima relajado, ausente de la indignación cotidiana que últimamente me produce esta dependencia de lo económico, que nada tiene que ver ni con ideología, ni con humanidad.
Muchas cosas permanecen inalterables. El hambre sigue matando la inocencia en Somalia, sin que la mirada de los poderosos se digne a dirigirse hacia la desolación de los débiles. Los hombres y mujeres de nuestra tierra, continúan el largo camino de sequía laboral que les ha traído la avaricia del capitalismo insaciable y la ola de calor parece haber diluido los movimientos ciudadanos, hasta dejarlos reducidos a la mínima expresión de unos pocos inquebrantables defensores de sus principios primeros, mientras las masas soportan estoicamente las decisiones gubernamentales que las asfixian, como si la resignación fuera la única vía para sobrevivir, aunque sin dignidad para hacerlo.
Nuestros políticos, de nuevo, siguen las instrucciones venidas desde Europa, arrasando a su paso la justicia social que reclama su dolorido pueblo e ignoran la posibilidad de que su voz pueda expresar libremente lo que siente, negándose a consultar en referéndum el cambio constitucional que nos imponen, otra vez a costa del sacrificio general y sin contemplar una sola de las reivindicaciones urgentes que se han reclamado una y otra vez desde la calle, como la reforma de la ley electoral, tan beneficiosa para poder controlar los desmanes, forzando la desaparición de las corruptelas practicadas, al abrigo de unos votos otorgados de buena voluntad.
Contentar al eje franco alemán, parece lo único importante y poco o nada significa la agónica situación de la gente, que empieza a entrar en un peligroso umbral de pobreza, que se agranda frente al enriquecimiento paulatino de los poderosos, acabando día a día con las clases medias, tan incómodas para los que no tienen otra preocupación más que su propio beneficio y enriquecimiento.
Acomodados en la seguridad que da detentar un poder incontestable, un poco a la usanza de los antiguos monarcas absolutistas, es preferible siempre perpetuar la distancia establecida con el pueblo y legislar con o sin el consentimiento de los sufridos ciudadanos, a enfrentarse a los auténticos problemas originados por la crisis, buscando y castigando a los verdaderos instigadores de la situación actual, que escapan impunemente, a pesar de haber puesto a la nación en un desastrosos estado de degradación, prácticamente insuperable.
Pero los pueblos han caído en desgracia y son, como se ve a diario, ninguneados, pisoteados, silenciados, ignorados, reprimidos, explotados, alienados y arrastrados al límite de sus posibilidades por una clase política que hace tiempo dejó de representar a quienes con su voto la auparon hasta las más altas instituciones del país. Y ahora, envuelta en el glamour del estado de bienestar que sólo ellos disfrutan, ha dejado de interesar la defensa de los ideales y la prioridad se resume en no perder un palmo de poder, sin importar el costo que acarree.
La esperanza de que el final del verano traiga consigo un alzamiento generalizado de los movimientos ciudadanos, ahora que se acerca un periodo electoral, es lo único que puede generar un poco de optimismo, ya que nos han vuelto a dejar claro que nuestra opinión no les interesa.
Habrá que empezar a trabajar a favor de una abstención generalizada en los próximos comicios, porque, francamente, a nosotros tampoco nos importa lo más mínimo qué coño piensan nuestros gobernantes.
Al menos con mi voto, que no cuenten.


jueves, 11 de agosto de 2011

Buscando las tierras del Norte






En plena efervescencia estival de noticias, llega mi turno de emigrar para disfrutar de otros paisajes, que ayuden a serenar el ánimo en los tiempos que vienen, ordenando las vísceras con el bálsamo sanador de la belleza, que hace olvidar los sinsabores de la vida y nos trasporta por breves instantes, al mundo irreal de la ilusión.
Vuelvo a la tierra de mi abuela, que como ya sabéis, me llama cada cierto tiempo para que me abandone al sorprendente verdor de sus valles, a la claridad de sus sonoros ríos y a los mil caminos perdidos entre sus diminutas aldeas.
Galicia es una de esas casas virtuales que cada uno tenemos en alguna parte y que nada tienen que ver con la posesión material de un inmueble y mucho con la sensación de pertenencia a un lugar, que se genera en nosotros, sin que nunca lleguemos a comprender por qué.
Siempre subo la vía de la plata sabiendo que descubriré algo nuevo, con esa incertidumbre buena que da la esperanza y la seguridad plena de no ser decepcionada por lo que aún está por venir.
Después, cruzando el país, llegaré a Cataluña, donde me aguarda el reencuentro con viejos y queridos amigos, de los que llegan a ser imprescindibles para encontrase a uno mismo, en este mundo materialista en el que tan poca importancia se suele dar a cosas tan grandes como ésta.
Yo haría con gusto un cuaderno de viaje desde el que abriros las ventanas de mis ojos para mostraros a través de las letras lo que veo, pero me dice la experiencia que habrá dificultad de conexión que me permita utilizar el medio en el que me muevo y pocas ganas de estar pendiente de la asfixiante actualidad que nos acecha la vida y que no me permitiría disfrutar de mis nuevos destinos.
Puedo eso sí, hacer un repaso rápido, a la vuelta, de las sencillas experiencias que haya ido teniendo en estos próximos días, aunque estoy segura que todas y cada una de ellas, acabarán aflorando a mis escritos, que siempre se han nutrido de lo vivido en primera persona, más que de la fantasía arrolladora que caracteriza a otros escritores, mejores que yo.
Será raro, no ocupar un rato cada tarde en elegir la noticia del día, no pensar el enfoque que le daré y sobre todo, será raro no acabar escribiendo las sensaciones que me provoca lo que sucede a mi alrededor, como sistemáticamente vengo haciendo desde hace ya casi dos años.
Sin embargo, estoy segura de que aguardareis mi regreso con la acostumbrada paciencia y sé que seguiréis, donde quiera que estéis, conservando el recuerdo de esta página, como si en cierto modo, nos conociéramos de toda la vida.
La experiencia suele enriquecer a los escritores de manera muy especial y es un modo de renovación necesaria para los amantes de estos menesteres, si no queremos quedar anquilosados y sin poder ofrecer nada nuevo a los que nos hacen el inmenso favor de leer nuestras cosas.
Me voy, ya lo sabéis, bastante indignada con el mundo y sus gobernantes, avergonzada del comportamiento de mi propia especie y sin embargo, esperanzada a la vez, en que todo es factible de ser cambiado por la maravillosa esencia humana, como si descubriéramos la tierra por primera vez.
Será bueno andar los caminos para que no se escape este último pensamiento y poder disfrutar pronto la alegría del regreso, sin haber perdido, como siempre, la ilusión de llegar a ser mejor… y contarlo.


miércoles, 10 de agosto de 2011

De Madrid y el cielo




Ya intuíamos que entre las muchas cualidades de Esperanza Aguirre y Alberto Ruíz Gallardón, estaba el orgullo de pertenecer a un catolicismo militante y que, llegado el momento oportuno, aparcarían sus naturales diferencias para ponerse de acuerdo en agasajar al máximo representante de la Iglesia en el mundo.
Mucho han placeado los dos, comentando a quienes les ha querido oír, las amargas vicisitudes que nos ha traído el Gobierno Zapatero, mientras alardeaban de un compromiso sincero con las causas sociales y su apoyo a los humildes, desde los púlpitos mitineros en que ha sido permitida su intervención.
La visita papal les viene que ni pintada para presumir de las faraónicas obras realizadas en su ciudad y del supuesto apoyo que las masas españolas dan a un pontífice ajeno en su actitud a los problemas traídos por la crisis, pero capaz de aceptar invitaciones financiadas por un erario público, a punto de necesitar un rescate parecido al de Grecia.
No dudan los populares en habilitar cuántos espacios se necesiten para reunir al católico rebaño, que no molesta, como los indignados, con sus evangélicas acampadas en los lugares céntricos de la ciudad, a los que podrán desplazarse a precios módicos, gracias a la enorme rebaja ofrecida por el santísimo ayuntamiento, en los billetes de trasporte público.
A los residentes en la capital, por cierto, les acaban de subir estos mismos billetes un cincuenta por ciento, quizá porque no son capaces de acreditar con fiabilidad su filiación religiosa, ni aunque presenten una cartilla de parado de larga duración o una prueba de que han de sobrevivir con la ayuda de cuatrocientos euros que les tira a la cara el gobierno.
Al mismo tiempo, se prohíbe tajantemente una manifestación laica, anulando el derecho de los ciudadanos que libremente deciden no tener creencias religiosas y se cierra al tráfico el centro de Madrid durante seis días, sin que ahora cause ningún perjuicio a los comerciantes ubicados en la zona, que tanto se quejaron por la presencia de los indignados en sol, cuando reclamaban sus derechos.
Con la Iglesia hemos topado. La frase, no puede tener más vigencia y da una idea de cuánta influencia posee aún en nuestro territorio la curia vaticana y sobre todo de las prioridades que es capaz de establecer el partido popular en las comunidades cuyo gobierno está bajo su mando.
Quizá hacen méritos Aguirre y Gallardón para una beatificación futura, de ésas que agilizan los pasos hacia la santidad y te colocan en la primera división eclesiástica, sin que haga falta haber hecho milagros en vida, ni demostrar una conducta ejemplar mientras pasaste por el mundo.
Los millones de euros gastados en tan ampuloso evento, vendrían estupendamente para la creación de puestos de trabajo, por ejemplo, pero las sandalias del pescador que supuestamente calzó pedro, quedaron hace tiempo desechadas, para ser sustituidas por los mejores zapatos del mercado, a juego con las sotanas de alta costura, que usan los mandatarios vaticanos.
Si el vicario de Cristo quiere realmente tener un detalle con España, nada más fácil que renunciar a la visita, arrancando el compromiso de que el dinero empleado en ella sea inmediatamente repartido entre los muchos necesitados del país, como seguramente hubiera hecho aquel a quien dice representar entre nosotros.
Probablemente entonces recibiría las felicitaciones más cordiales de los ciudadanos, aunque inmediatamente perdería las amistades con personajes como Rouco Varela, loco por estrenar algunas prendas nuevas, de colores diversos, encargadas para la ocasión a los mejores y más caros modistos de élite.
Eso sí que sería un milagro probado y un motivo perfecto para que la figura papal fuera recordada, en consonancia con la doctrina que dice practicar y predica. Pero eso sería vivir como Cristo y no como Dios.

martes, 9 de agosto de 2011

El infierno inglés






La sacudida de violencia que azota Inglaterra y que parece responder a las protestas juveniles contra el sistema económico, acaba de cruzar la peligrosísima línea de la razón, marcada por el Movimiento 15M español, para adentrarse en una espiral de consecuencias imprevisibles y que lleva el terror a las calles de las ciudades británicas, perdiendo cualquier atisbo de razón que pudiera alumbrar este pronunciamiento.
La quema de edificios y saqueos de comercios, la amenaza a los ciudadanos durante la noche, más recuerda a episodios protagonizados por las huestes del nazismo, que a la lícita lucha por los derechos de los humildes, que pretende cambiar el sistema existente, por otro más justo en el reparto de la justicia y la riqueza.
La violencia gratuita practicada anárquicamente al amparo de la nocturnidad y que trasmite un paisaje desolador, parecido a las secuelas de un bombardeo y sin explicación alguna, daña sensiblemente las pretensiones de las llamadas revoluciones ciudadanas y consiguen crear, con su dureza, una idea general contraria a la posibilidad de un avance en la consecución de metas, que da motivo a los gobiernos para reprimir cualquier acto que se produzca de ahora en adelante.
La contestación a reste tipo de acciones, por parte de los movimientos asamblearios europeos, debe ser inmediata y contundente. Conviene desligarse con prontitud de los violentos y hacer ver que el camino mayoritariamente elegido por las clases trabajadoras es absolutamente distinto al que tratan de trazar, con su barbarismo, los que asumen como suyos este tipo de actos terroristas, que no representan ningún bien para el resto de la población, sino que destruyen por medio de la fuerza, incluso los humildes negocios que regenta.
Nadie duda de que la indignación está alcanzando el techo permitido por la dignidad humana, ni que desde luego, este sistema aliena a las masas con su insufrible presión diaria y sus recortes sociales, que dejan en la indigencia a miles de familias, pero el espíritu del 15M es, claramente, pacifista y se basa en la unidad como medida de fuerza y en el diálogo como vehículo, para llegar a un entendimiento que nos permita remontar del bache en que nos ha sumido la clase política.
La sinrazón de destruir las ciudades y atacar directamente a sus habitantes o las posesiones de éstos, hace prácticamente imposible un acuerdo e incide en las heridas que padecemos, agrandando las preocupaciones que nos afligen, sin encontrar una solución práctica que nos saque de la miseria.
Si la violencia llegara a extenderse a otras ciudades europeas, pronto encontrarían los políticos un motivo de peso para prohibir cualquier manifestación de protesta en las calles y el camino recorrido hasta llegar aquí, sería un sacrificio inútil para los ciudadanos que lo iniciaron y que tanto apostaron porque su éxito fuera factible.



lunes, 8 de agosto de 2011

Respiración asistida



Un balón de oxigeno llegado desde Europa insufla nuevos aires a nuestros desgastados pulmones, permitiéndonos un respiro, a pesar de la ola de calor que sacude al país, resucitando a un paciente que más de uno daba ya por muerto.
Los fluctuantes mercados dibujan sus exageradas curvas indicativas de riqueza, sin que un ápice de humanidad interfiera en sus frías guerras de cifras, que conducen al mundo en la dirección marcada por los intereses, en cada momento y sin piedad.
Un rumor se extiende como la pólvora por las agencias de noticias. Su origen es el colectivo de presos vascos y habla de una inmediata entrega de las armas por parte de ETA, noticia ésta, que explicaría la prisa del Partido Popular por otro adelanto de elecciones, si no quiere que el Candidato Rubalcaba se adjudique, no sin razón, todos los méritos de la firma de la paz, como ministro del Interior que ha sido, prácticamente hasta hace unos días.
Con la bajada de los riesgos que nos amenazaban y la posible llegada del armisticio, al señor Rajoy y los suyos, les puede caer encima un vuelco drástico de las encuestas, que dificultaría en extremo su cacareada llegada al poder y hasta podría dejarles compuestos y sin novia, dada la volubilidad del electorado español y la importancia sentimental que para nosotros tendría poder al fin vivir en un territorio sin amenazas terroristas.
Oculto aún en su recién estrenado refugio del anonimato, aguarda un Zapatero que no dudará si llega el caso, en reaparecer de manera estelar para difundir tan esperada buena nueva y aprovechar para su partido las mieles del éxito.
El candidato evidencia ciertos síntomas de cansancio, que pudieran, si todo se confirma, corresponderse con horas de sueño dedicadas a otros menesteres, de momento secretos, pero que podrían tener sentido si se está produciendo algún tipo de negociación para ultimar detalles en la rendición de la banda.
Lo que los conservadores han venido temiendo desde hace algún tiempo, podría trastocar todos sus planes de futuro, como una pesada losa precipitándose sobre sus cabezas y acabar de un plumazo con el festín que venían celebrando desde que ganaron las municipales, como si en política no fueran factibles los cambios repentinos, a raíz de cualquier evento importante, capaz de motivar la intención de los pueblos.
Este año todo está pasando en periodo vacacional, esa es la diferencia y los datos nos vienen pillando en traje de baño y un tanto desprevenidos para afrontar su inmediatez, con la lógica pereza que dan las altas temperaturas, pero habrá que hacer el esfuerzo de digerirlo todo con prontitud, si queremos que el atractivo comienzo del curso político no nos alcance, habiéndonos quedado atrás y sin saber qué cara poner ante tal profusión informativa.
Yo, de momento, me apresuro a publicar ahora el artículo que debiera salir mañana a primera hora, por si se produjeran cambios a lo largo de la tarde y la noche y porque, por una vez, a lo mejor hasta doy una grata primicia.
Recuerdo a mis lectores, que había venido anticipando esta posibilidad desde hace tiempo, sin que nadie quisiera creer que mi olfato periodístico era cierto.
Permítanme apuntarme un tanto, sin que mis dotes adivinatorias sienten precedente, y celebrar esa paz que parece que llega y que durante tantos años hemos deseado encontrar.

domingo, 7 de agosto de 2011

La degradación del coloso

La pérdida de la triple A por Estados Unidos, con base casi probable en la influencia del Tea Party en la política del país y del mundo, crea una revolución en los círculos económico internacionales, de imprevisibles consecuencias.
La condición ultra conservadora de este movimiento republicano, que debe, dadas sus creencias, abominar de la condición racial del actual presidente de la nación más poderosa del mundo, acaba de radicalizar sus posturas poniendo en movimiento todos los mecanismos de poder que regentan sus adinerados integrantes y parecen estar dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias, con tal de provocar una rápida pérdida de popularidad de Obama y, a ser posible, su caída.
Poco nos importaría esto, si nuestra vida diaria no dependiera estrechamente de las directrices marcadas desde La Casa Blanca y de su política, como número uno de la civilización de occidente.
Hacer tambalearse la economía del coloso, es una buena estrategia para reencontrar el camino iniciado por George Bush, a favor del capitalismo feroz que beneficie los bolsillos de las grandes familias americanas y a pesar de que las expectativas ofrecidas por Obama en su campaña, se han visto cercenadas hasta quedar prácticamente reducidas a polvo, un golpe de efecto a nivel internacional, volvería a colocar el poder en las manos adecuadas para seguir manejando el planeta con plena libertad de movimientos.
Aprovechar los tiempos de crisis que nos sacuden, para obtener determinados beneficios, suele ser una norma bastante extendida entre los que se encuentran al más alto nivel económico, dentro del extraño universo de las cifras que rigen el mundo y desde luego, no estarían dispuestos a perder su perversa hegemonía que esclaviza a las naciones y sus habitantes, sin agotar cualquier tipo de recurso, por sucio y descabellado que parezca.
De la dirección que sigan los mercados a partir de mañana, depende todo nuestro futuro y decididamente, ya pasó el tiempo de creer en milagros, si éstos no son forzados por los que manejan los hilos de la historia y menos aún, si les va en ellos algún perjuicio.
La degradación del coloso, entendida como una mancha en su honor como territorio de primera categoría, es la caricatura del espíritu sureño invadiendo la situación internacional, con sus medidas decadentes, pero perseverantes en el tiempo.
La llegada al poder de un presidente de las características de Obama, ha de haber supuesto para la ultraderecha americana un error imperdonable, que ataca directamente al corazón de su ideología de clase blanca superior y que ha de ser corregida cuánto antes.
Mientras tanto, los ciudadanos israelíes se lanzan por primera vez a las calles, siguiendo el ejemplo de los indignados españoles, en una demostración inusitada de que la calidad de vida ha bajado, incluso en uno de los países más poderosos de la tierra.
La necesidad de canalizar la unión de los trabajadores frente a los continuos devaneos de los caprichosos dueños del capital, se está convirtiendo a todas luces, en algo perentorio, de lo que no podemos ni debemos escapar, si queremos seguir adelante.
Las noticias están aseguradas en los días venideros y el rumbo que tomen, puede depender en mucho de nosotros.

jueves, 4 de agosto de 2011

Mazazo a la libertad de reunión




Atentando directamente contra uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos, la policía copa todas las entradas de la Puerta del Sol de Madrid, impidiendo el acceso de los integrantes del Movimiento 15M, al lugar más emblemático de sus asentamientos.
Tratando de impedir que se consoliden las crecientes protestas contra lo que está aconteciendo en los mercados con la prima de riesgo, las fuerzas de seguridad han sido desplegadas, sin ahorrar en efectivos, convirtiendo el centro de la capital en un lugar solitario, al que ni siquiera se permite la entrada de turistas.
Algunos sindicatos policiales se han apresurado a mostrar su rechazo a las órdenes recibidas, insinuando una supuesta solidaridad con los principios del movimiento popular, que en ningún momento ha abandonado una postura pacífica, en esta lucha que mantiene contra el poder establecido, que con su ineficacia, provocó la indignación de la ciudadanía que lo forma.
A juzgar por lo que está pasando en Madrid, resulta fácil adivinar cuál será la postura del PP con los indignados, si es que llegan a culminar con éxito sus irrefrenables ansias de poder y ganan los próximos comicios, como prevén todas las encuestas.
Movidos también por su catolicismo recalcitrante, se supone que intentan ahorrar disgustos al Papa, que viene de visita en uno de los momentos más difíciles de todo el periodo de crisis y con unos costos inasumibles para la cartera de un estado maltrecho que está al borde de necesitar con urgencia, un rescate parecido al de Grecia.
Las bendiciones ofrecidas, al precio que sea a la llegada del pontífice por las huestes conservadoras, desdice y mucho, de la supuesta preocupación por los temas sociales con que nos quieren convencer para arrancarnos nuestros votos y demuestran que ponen el boato religioso por en cima de las necesidades de los ciudadanos, de los que se auto denominan representantes, sin que nunca hayan llegado a serlo.
El enfrentamiento que están provocando con su postura de intolerancia, pisotea sin compasión los derechos adquiridos por los humildes durante años de dura lucha contra los represores de su clase y traspasa cualquier idea que de la democracia se pudiera tener, ya que impide la libre circulación de los individuos y pretende acallar la libertad de expresión que les asiste, para opinar en contra de lo que consideren conveniente.
La respuesta a semejante ignominia debe ser inmediata y es absolutamente inadmisible volver a casa en estas circunstancias que nos imponen por la fuerza.
Debe intentarse una y otra vez hacer valer nuestros bien ganados derechos y no sucumbir a las acciones que contra nosotros se perpetran, al amparo del abuso de poder.
La transitoriedad del gobierno y la codicia de la oposición, están contribuyendo a que tales desmanes se lleven adelante, en un atentado sin precedentes contra la ciudadanía, llegando a recordarnos tiempos pasados, que habíamos creído dejar atrás cuando el dictador desapareció de nuestras vidas.
Ya no sólo está en juego la economía de la mayoría de este pueblo, sino que empiezan a peligrar otras cosas mucho más necesarias para el desarrollo de los individuos, como la libertad, que no estamos dispuestos a perder.

miércoles, 3 de agosto de 2011

De mis fobias y miedos ridículos

Mientras mi hija surca los cielos hasta el otro lado del mundo, sucumbo a la desagradable sensación que me invade cuando se trata de los viajes en avión, pues padezco lo que llaman aviatofobia y que en mi caso, creo, proviene de una fuerte acrofobia, es decir, un miedo insuperable a las alturas.
Lo paso francamente mal con estos ataques de pánico y aunque cerebralmente trato de convencerme de lo absurdo de mi estúpida postura, la situación me desborda del todo, si tiene que ver con desplazarse volando, con lo cuál, suelo perder bastantes oportunidades de conocer lugares que me parecen francamente apetecibles.
No sé realmente desde cuando padezco estas fobias, ni cuál es su origen primero, pero me atormenta sobremanera el hecho de no ser capaz de superarlas y me avergüenza mucho confesar que en la época en que vivo, me niego a subir a un avión, a no ser estrictamente necesario y bajo drogadicción severa.
A lo largo de mi vida, lo he hecho varias veces, e incluso he aguantado el tipo mientras permanecía dentro de ellos, aunque la ansiedad por aterrizar me devoraba mientras duraba el trayecto y pensar en la vuelta, me impedía disfrutar del destino, hasta el punto de afectarme al sueño.
La cosa empeora si es uno de los míos el que se desplaza de este modo, pues no puedo en conciencia impedir su afán por conocer otros países y culturas, pero hasta que recibo la llamada que me anuncia que está en tierra firme, una serie de grandes monstruos se apoderan de mi interior desencadenando toda una ristra de temores, sin que pueda llevar a cabo la rutina diaria, o pensar en ninguna otra cosa que me distraiga o reconforte.
Soy consciente de que todo este asunto es, como suele decirse, sólo producto de mi imaginación y me descabala cualquier lógica pensar que no tengo agallas de afrontarlo haciendo uso de la inteligencia, pero las emociones son meramente pasionales y yo bastante visceral, a la hora de vivirlas.
En cierto modo, dicen, todo está estrechamente relacionado con la inseguridad del ser humano y he de confesar que en esta cuestión, la mía queda reducida a niveles mínimos, llegando a causarme estragos, que únicamente desaparecen cuando quién quiera que esté viajando vuelve a casa.
Todo se ha suavizado un poco con la rapidez de las comunicaciones actuales, pues se ahorra el tiempo de tortura que antes suponía llegar hasta un teléfono, e incluso es posible establecer contacto por este medio que utilizo para escribir, aunque el otro se encuentre a miles de kilómetros de distancia.
Mi único consuelo es que no estoy sola con mi miedo y que otras muchas personas, algunas muy ilustres, comparten la estúpida manía del miedo a volar y como yo, conviven con ella.
Resignada a esta realidad, mi deseo de que el viaje de mi hija sea un éxito, suaviza un poco la espera, hasta que me lleguen sus noticias. También ayuda compartir con mis lectores esta debilidad, siendo capaz de confesarla y escribir sobre ella.
Mañana ya estaré recompuesta y volveré a la carga de modo habitual. Ustedes perdonen este ridículo inciso.

martes, 2 de agosto de 2011

Al borde del rescate

Como si a los ciudadanos no les quedara ni siquiera el derecho a disfrutar en paz de sus vacaciones, el asedio al que los países son sometidos por la Banca, coloca al nuestro en una situación agónica, que nos acerca peligrosamente a la Grecia, Portugal e Irlanda.
La usura descarada que hoy se lleva a la práctica desde Europa y que beneficia únicamente a las economías emergentes, como la francesa o la alemana, tiene como objetivo directo la debilidad de los estados más débiles y con su voracidad sin límite, se los va tragando mientras los empuja a un sometimiento total, bajo el mandato de los que, en realidad, nunca vivieron una crisis como la nuestra.
Ya hemos visto la evolución que el conflicto ha ido siguiendo en los tres países antes citados y cómo la imposibilidad de hacer frente al canibalismo de los poderosos, los convierte poco a poco, casi en colonias de las grandes potencias, pero todo esto había pasado en pleno curso político y no, como en nuestro caso, durante un periodo de paralización real de los organismos, en el mes de Agosto.
Puede que aprovechen la ausencia de la ciudadanía, repartida ahora en destinos vacacionales, como un síntoma de temor a la explosión popular que podría desencadenarse en España, si los partidarios del movimiento 15M, llegaran a movilizar a un núcleo importante de la población, en contra de la atrocidad que con nosotros está a punto de cometerse.
La desinformación en que la gente suele encontrarse cuando se desplaza a lugares de diversión, juega una baza importante que seguramente, habrá sido sagazmente valorada por las aves de rapiña que ansían lanzarse sobre nuestras cabezas.
Pero la velocidad de las comunicaciones telefónicas o a través de la red en la era moderna, pone en entredicho esta teoría y es capaz de movilizar a las masas con rapidez extrema, si llegado el caso hiciera falta echarse a las calles para tratar de poner coto a los desmanes que con nosotros pretenden cometerse.
Mientras, se han encargado de levantar cualquier vestigio que recordara lo ocurrido en la Puerta del Sol de Madrid, con nocturnidad y alevosía, no sea que el Papa, en su carísima visita, pueda ser increpado por su indiferencia hacia los problemas de los necesitados, por una ciudadanía cansada de vivir al borde de la agonía, sin que ni la Iglesia, ni los políticos, hayan hecho nada por evitarlo.
La transitoriedad del gobierno, nos convierte aún en más vulnerables, si cabe, a la codicia de los capitalistas, sobre todo si el principal partido de la oposición se dedica a echar leña en la hoguera, sin ninguna intención de cooperar, ante la gravedad de lo que tenemos encima.
Que no digan después en la campaña, que España es lo más importante para ellos. No vamos a poder creerlo, si atendemos a su posición de enrocamiento que no ofrece alternativas que ayuden a salir del atolladero, a pesar de la necesidad de unidad apartidista que sería necesaria, cuando nos encontramos al borde del abismo.
Si llega finalmente a ser necesario el rescate, la imposibilidad de superar la crisis será un hecho y todas las medidas adoptadas en contra de la clase trabajadora, quedarán anuladas por lo que acarreará la caída en picado de nuestro pobre país, huérfano de apoyos en esta Europa que acabará por destrozarlo.

lunes, 1 de agosto de 2011

Desolación electoral



La convocatoria de nuevas elecciones ha dejado a los populares sin argumentos, obligándoles a replantear su estrategia de oposición, aunque felices de estar más cerca del poder que llevan ansiando, desde que Aznar lo perdió en 2004, tras las mentiras que siguieron a los atentados de Madrid.
Hacerse público el anuncio y empezar los insultos hacia Rubalcaba, ha sido una misma cosa y enseguida, Dolores de Cospedal ha lanzado la queja de que los españoles no merecen sufrir viejas caras de la política y sí la novedad del triunfo de un Rajoy exultante.
A los que tenemos algunos años, la paradoja que lanza la multiasalariada popular, nos hace cierta gracia, porque si bien tilda de vieja gloria al candidato socialista, parece olvidar que tampoco su líder es precisamente un recién llegado a la escena política y que fue dos veces ministro, en los otros mandatos conservadores, gestionando, entre otras cosas, los vertidos del Prestige, que llegó a calificar como simples “hilillos de plastilina”.
Después de que la frase se hiciera tristemente célebre por el desastre natural que afectó a Galicia y a sus gentes, a uno le surge inevitablemente la pregunta de si tramitará los asuntos de Estado de igual manera que el conflicto antes citado, porque no parece acertada su visión de los problemas, a juzgar por la estimación que hace de ellos cuando habla públicamente.
Aquí cada barco habrá de aguantar su vela y no resulta precisamente atractivo el panorama que se nos viene encima, que huele a continuismo desde lejos, sin que nos sorprenda nada novedoso capaz de atraer nuestra atención tanto como para hacernos volver a las urnas que abandonamos, decepcionados y presos de una indignación que todavía arrastramos como una losa por las plazas de todo el territorio.
Estos dos desmemoriados, que representan el grueso de los votos que decidirán quién ocupará el preciado tesoro del poder en España, no demuestran sin embargo, ningún síntoma de poder recordar sus errores pasados para enmendarlos, a ser posible, en el incierto futuro que nos aguarda. Creen los pobres, que los demás nos tragamos que parten desde cero y que volveremos a pasar por el aro que nos ofrezcan, al precio que nos marquen.
No se han parado a pensar, o no han querido, en que algo se ha revuelto en las conciencias de los ciudadanos. Algo que ha conseguido arrastrarnos en masa a la calle, exigiendo unas normas de conducta que cambien radicalmente el sistema de gobierno y que no estamos dispuestos a volver al ostracismo de los años de bonanza, cuando nos adormeció el brillo del lujo y la buena vida, hasta aniquilar nuestra capacidad de respuesta.
Los oiremos ahora, de una manera diferente a como los hemos estado oyendo desde que nos ganamos a pulso la democracia y lo que hasta hace poco era inactividad y desinterés por los asuntos políticos, se tornará sin duda, en crítica feroz y acción, si se considera que sus propuestas pueden causarnos perjuicio.
Deben entender, que es difícil continuar malviviendo sin levantar la voz contra quienes consideramos causantes de nuestra tragedia y que ya no estamos dispuestos a dar más plazos a la intención de gobierno que puedan traer los unos y los otros.
Se va Zapatero, sin una palabra de aliento a los trabajadores, a los que tuvo la desfachatez de cargar la crisis, en lugar de a los poderosos que la provocaron. No merecemos, al parecer, ni siquiera un amago de autocrítica o una petición de perdón, o una explicación convincente que aclare los motivos de su deserción ideológica.
Tampoco entrará dando explicaciones quien quiera que venga. Quizá por eso nos importa poco quién gane los comicios.