jueves, 27 de octubre de 2016

Camino sin retorno


Los turnos de intervención de los diferentes grupos parlamentarios en el Congreso, se han venido desarrollando a lo largo de todo el día, aunque la atención general haya estado particularmente centrada en lo que ocurría en una bancada socialista, con Hernando sentado en el sitio que anteriormente ocupara un Pedro Sánchez, desplazado ahora cuatro filas atrás, aunque captado de forma permanente, por los flashes de todos los medios.
Ya tuvo Sánchez ayer la buena educación de estrechar la mano del que fuera su segundo de abordo y que no ha tardado en sumarse al bando de los abstencionistas y también las de otros igualmente posicionados a favor de la propuesta de la gestora, causando, a juzgar por los gestos que todos pudimos ver claramente, no sólo desconcierto en sus adversarios, sino también cierto halo de rubor, mientras se veían obligados a devolverle el saludo, aunque sin atreverse a cruzar la mirada con el que consideraban desde hace tiempo, su principal enemigo.
El momento más álgido de toda la mañana se ha producido cuando Hernando ha iniciado su intervención, que en lugar de parecer dirigida, como hubiera sido de recibo, al candidato que se presenta a la investidura, se ha tratado más bien de un ultimátum lanzado contra sus propios compañeros, que en muchos casos ni siquiera se han dignado a aplaudir sus palabras, quizá por considerar que su traición al que fuera su Secretario General, define sin paliativos la naturaleza de sus propias intenciones.
La denodada defensa de la abstención realizada sin convencimiento alguno por Hernando, no ha podido ser más patética, por lo que sus posteriores intentos de criticar las políticas llevadas a cabo por el PP, durante los pasados años, han carecido de cualquier atisbo de credibilidad, evidenciando la rendición sin condiciones a la que su Partido se aviene.
Ha iniciado el PSOE, con esta intervención, un camino sin retorno hacia una degeneración de su pensamiento y ofrecido al Candidato Rajoy una oportunidad de ahondar en su herida, impensable hasta en sus mejores sueños. Desorientado ante la debacle que vive estos días y debiendo esforzarse en que la legislatura llegue a ser lo más larga posible, por miedo a lo que pudiera ocurrir si se celebraran nuevas elecciones, ha entregado a la vez, el relevo de la oposición a Podemos, pletórico por asumir el papel que le ha llegado como llovido del cielo, sin haber necesitado siquiera, luchar para lograr el temido sorpasso.
Las caras de los partidarios del no, la vergüenza de líderes como Patxi López, agazapado en su escaño, sin  querer participar en la esperpéntica  pantomima protagonizada por sus compañeros, demostraban con toda crudeza, la extensión de la herida que se ha abierto en este Partido centenario, que huye desesperadamente hacia adelante, sin rumbo ni destino.
Todos, a excepción del PSOE, han hecho hoy exactamente lo que se esperaba de ellos. Y todos, a excepción del PSOE, tienen claro que si Mariano Rajoy vuelve el sábado a ser Presidente del Gobierno, es, exclusivamente, porque Susana Díaz y González le sirven en bandeja y sin contraposición alguna, la llave de este reino.





miércoles, 26 de octubre de 2016

Mañana de tensa espera


Con  las espadas afiladas y enrocados en sus respectivas posiciones, que no parece vayan a cambiar, los diputados socialistas esperan que comience la primera Sesión de Investidura que protagonizará hoy Mariano Rajoy, provocando una situación hasta ahora desconocida en el ámbito de la política española y que pone de manifiesto la enorme brecha que se ha abierto entre  sus líderes de la vieja guardia y una nueva hornada de dirigentes, mucho más identificada con los principios de la izquierda y contraria, por tanto, a llegar a ninguna clase de pacto con el Partido Popular, ni siquiera para facilitar la formación de gobierno.
La opinión pública , que no hace otra cosa estos días que comentar esta inexplicable debacle que se está produciendo delante de sus ojos y que ha dejado estupefactos a jóvenes y mayores, por lo inusual que resulta, parece posicionarse  claramente al lado de los partidarios del no y no duda en afirmar que si llegaran a celebrarse nuevas elecciones, ni siquiera se plantearía votar a este PSOE dirigido por la gestora que ha sido capaz de abandonar sin pestañear los principios fundamentales que lo rigen, para colocarse, sin contraprestación alguna, al lado de un PP fuertemente señalado por la corrupción y a favor de seguir aplicando nuevos recortes, en cuanto vuelva a hacerse con el poder, aunque sea en minoría.
Feliz debe sentirse Mariano Rajoy, cuando afirma que no dudará en defender durante su turno de intervención a estos socialistas que le prestan su apoyo, pues al intuir que Podemos no dejará pasar la oportunidad  de criticar con dureza el camino elegido por los que debieran haber sido sus socios en otro gobierno, no le cabe otra opción que defender la postura de los abstencionistas que le permitirán investirse y hasta que se olviden determinadas cosas que concurren alrededor de su Partido, como ciertos juicios que estos días se celebran.
Mucho han cambiado las cosas desde que Pedro Sánchez calificara a éste que hoy les defiende de indecente y por alguna extraña razón, ahora que ha llegado el momento de la verdad, a todos nos parece que esta solución, quizá estaba pactada desde el primer momento.
No debe ser fácil para las viejas glorias renunciar a las bondades que durante años les ha ofrecido la permanencia del bipartidismo y mucho menos, tener que compartir escenario, en total igualdad de condiciones, con un buen número de recién llegados que han puesto las Instituciones y la manera de ejercer la política  patas arriba, llegando a convertirse, en solo dos años de existencia, en otra alternativa de poder, que en nada coincide con las premisas establecidas tradicionalmente, por los Partidos mayoritarios.
Todos aguardamos hoy con expectación el contenido del discurso que pronunciará, por tercera vez, Mariano Rajoy en el Parlamento, pero estamos seguros que al haber cambiado radicalmente la situación y no contar con mayoría, su tono será mucho más comedido y en general, nada agresivo con aquellos que le apoyan en su proyecto de Gobierno.
Ha llegado el momento de la tregua y el idilio entre PP, PSOE y Ciudadanos que empezará a hacerse público esta tarde y al que auguramos cierta estabilidad, a la vista de lo que estamos conociendo, pone en marcha una etapa de incertidumbre en la que sólo nos queda la esperanza de que Podemos haga una oposición contundente, capaz de defender nuestros derechos más fundamentales, en este Parlamento compuesto ahora, por tradicionalistas y transformadores.
Sólo  nos cabe la esperanza de que al tener estas tres Formaciones ambición de poder, pronto empiecen a discrepar entre ellas, acortando la duración de la legislatura y mostrando ante la ciudadanía, su imagen verdadera.
Unas horas antes de que comience la sesión, los españoles lamentamos profundamente que haya quedado en el más absoluto de los olvidos, el proyecto del cambio y el progreso.




martes, 25 de octubre de 2016

Intransigencia


Continua la ronda de contactos del Rey, que esta vez está teniendo mucha menos repercusión que la anterior, pues el largo proceso que venimos soportando en estos meses de desgobierno ha hecho mella en el interés que los ciudadanos tienen por la política y también, porque conocido ya el resultado que seguirá a la próxima Sesión de Investidura, el futuro de los españoles está escrito, irremediablemente.
Ahora la atención se encuentra centrada en tratar de evitar que se lleve a cabo la propuesta de rodear el Congreso, que han apoyado determinados líderes de izquierdas, como Garzón e Iglesias y que no persigue, en principio, más que demostrar el descontento que ha producido en cierto sector de la sociedad lo que ha ocurrido estos últimos días y sobre todo, ese incomprensible apoyo que presta el PSOE a quién hasta hace nada se consideraba su peor enemigo y que pondrá en sus manos, otra vez, el poder, a pesar de la fuerte contestación que está recibiendo de parte de un buen número de miembros de su Partido.
Poco o nada parece importar este desacuerdo a quiénes forman la gestora socialista, que ya ha amenazado seriamente con enviar al grupo mixto a aquellos que se atrevan a romper la disciplina de voto durante la Sesión de Investidura, haciendo oídos sordos al escrito presentado por los disidentes que reclamaban una abstención técnica, quizá porque la papeleta de tener que nombrar a once cabezas de turco, todos ellos con nombres y apellidos, podría suponer para los elegidos, una inmediata muerte política.
Así que mientras los unos queman los últimos cartuchos, sin compartir lo que está a punto de hacer el Partido al que todavía pertenecen, los otros, asentados en su postura de fuerza, no hacen, sino cerrar cualquier camino que contradiga los designios de un Comité Federal celebrado en el mismo centro de una tormenta de imprevisibles consecuencias y que no ha tenido en cuenta ni las firmas presentadas por una militancia que reclamaba que se tuviera en cuenta su opinión, ni tampoco la manera en que se forzó a Pedro Sánchez y sus partidarios, a abandonar la escena de juego.
Corre pues la gestora de Fernández el riesgo de tener que asumir toda la responsabilidad de este apoyo sin condiciones a Rajoy, no sólo en el momento de la investidura, sino también de cara a lo que sin duda sucederá en el futuro que se avecina, demostrando con su intolerancia cuáles podrían ser las líneas que se van a seguir en el PSOE, a partir de ahora y que rozan peligrosamente los límites mismos de la Democracia.
Porque si bien es verdad que ganaron la votación que se llevó a cabo el pasado Domingo, no pueden, por mucho que quieran, borrar lo que ha sucedido en Ferraz, en sus Agrupaciones y en la calle, desde que se forzara la dimisión de Sánchez del modo en que se hizo, ni tampoco obligar a la gente para que vote en contra de lo que consideran sus principios, como si las entidades estuvieran por encima de las personas que las forman, despreciando las cuestiones de conciencia   que cada cual tiene derecho a plantearse y a resolver de la manera en que creyera, en cada momento, conveniente.
Se está cubriendo de gloria este Fernández al que algunos apelaron como conciliador, en un conflicto que en vez de abordarse por medio del diálogo, se zanjó de forma violenta, fundamentalmente porque una vez que se llegó a formar la gestora, debió estar Presidida por alguien neutral y no por quién desde el primer momento se proclamó a favor de los abstencionistas, como es el caso del Presidente asturiano.
Queda claro y no sólo para  los militantes socialistas, sino también para la sociedad, que no cabe en este PSOE dirigido por las viejas glorias, otra opinión que no sea la suya, como si de repente, todo ese autoritarismo que achacan permanentemente a Podemos y que nunca han sabido demostrar porque no ha surgido oportunidad para ello, les hubiera poseído, empujándoles a callar las bocas de sus propios compañeros y también de cualquiera que pudiera separarles de la línea que se han marcado para asegurar su personal supervivencia y que, sin duda, les pasará factura puntualmente, más pronto que tarde.
No podrán impedir, sin embargo, que hay movimiento en las calles. La izquierda no va a perdonar fácilmente la traición recibida y nunca olvidará los nombres de los que propiciaron este apoyo incondicional a un candidato, que por su trayectoria no merece, sino ser relevado del cargo y a ser posible, abrumadoramente.
Tampoco merecen los ciudadanos otro periodo como el que han sufrido, en estos angustiosos cinco años de infausto recuerdo.



  

lunes, 24 de octubre de 2016

Esperar es triunfar


Nunca antes en la historia de este país, habíamos visto que se llegara a la Presidencia del Gobierno simplemente sentándose a esperar, mientras los demás oponentes de despedazaban entre ellos y menos aún que un Partido inmerso en mil y un procesos por corrupción y otros actos que rayan peligrosamente con las reglas de la moralidad y de la ética, fuera aplaudido una y otra vez por la fuerza de casi ocho millones de votos, cautivos de un mensaje de miedo o de una lealtad que no se puede entender, si no se relaciona directamente con quiénes aplauden este tipo de pensamiento.
Tampoco se había dado jamás que una Formación considerada, en principio, como cercana a la izquierda, facilitara a cambio de nada la llegada al poder de su enemigo más directo, llegando incluso a fracturarse severamente, con tal de no ofrecer ninguna oportunidad a un adversario surgido directamente de la indignación popular del 15M, que nació, precisamente, como contestación a las políticas que ya entonces empezaban a aplicarse indistintamente, por quienes eran mayoría en el Parlamento de esta nación y que nos han arrastrado a todos hasta una situación, francamente insostenible.
La cara de Mariano Rajoy ayer, cuando conoció la decisión de abstenerse que había tomado el Comité Federal del PSOE, resultó ser bastante significativa y no dejó lugar a dudas de que su estrategia de colocarse al margen de la lucha de pactos que se ha venido librando desde hace casi un año, entre todos los demás, ha terminado por darle los frutos necesarios para volver a repetir en la Presidencia del Gobierno, sin haber hecho ningún tipo de mérito para conseguirlo.
Naturalmente, ya sabemos que esta legislatura no será igual que la anterior, al  no haber alcanzado el candidato conservador la mayoría absoluta, pero ni en sus mejores sueños podría haber imaginado Rajoy que llegaría finalmente a ser investido por el apoyo de un Partido socialista, destrozado por las luchas internas que han protagonizado vergonzosamente los suyos y por la persecución sin tregua a que le viene sometiendo Podemos.
Mucho tardaremos los ciudadanos en olvidar las cosas que han sucedido a nuestro alrededor este último año, sobre todo porque al haberse situado cada cual en el lugar al que realmente pertenecía, aunque trataran de ocultarlo hábilmente, nuestra capacidad para elegir, se va a ver, a partir de ahora sensiblemente incrementada por el hecho de conocer quién es quién, en el arco  del Parlamento y también porque en este último año, han caído muchas de las caretas tras las que se ocultaban determinados líderes políticos, que ahora habrán de batallar, tal como son, por sacar adelante cada proyecto.
Nadie podrá ignorar, por ejemplo, que la estrategia utilizada por Ciudadanos, ha contribuido ampliamente a la desintegración del PSOE, pues aquel primer pacto que firmaron con los que entonces lideraba Pedro Sánchez, fue un grillete del que ya no pudieron zafarse jamás  los socialistas y que les llevó, al tener que repetirse las elecciones, al principio de lo que hoy constituye su más estrepitoso fracaso.
Quizá era ese y no otro el objetivo que desde el principio procuraron Rajoy y Rivera, que desafiando lo que ya sabían que podría ocurrir entre los Partidos de izquierdas, cerraron filas en torno a la idea de una gran coalición, apartando de un plumazo las aspiraciones de todos aquellos que deseaban un gobierno de progreso y propiciando a la vez, la manifiesta debilidad del que hasta entonces había sido el principal Partido de la oposición, hasta producir en él una fractura irreversible de la que tardará años en recuperarse y que imposibilita cualquier   intento de obstrucción, a las propuestas que con toda seguridad se lanzarán en un futuro, en el Parlamento.
Rendido el PSOE, de la manera más indigna de cuántas son posibles y avenido a propiciar la investidura de Rajoy con una abstención que supone abiertamente un apoyo directo, bregar con la durísima oposición que le corresponde hacer a Podemos, será sin duda, mucho más llevadera para los principales artífices de la maniobra, es decir, para el PP y Para Ciudadanos, que permanecerán unidos, frente a la izquierda.
 Sólo los que se opongan a aceptar la disciplina de voto impuesta por la tiránica gestora socialista, podrán continuar levantando la cabeza con honor, a partir de que Mariano Rajoy y sus socios formen gobierno y sólo a ellos, les estará a partir de entonces permitido, posicionarse al lado de las propuestas de progreso que sin ninguna duda llegarán, al haber sido capaces de mantener su integridad ideológica, frente a la volatilidad de sus propios compañeros.
Lo que ocurra en el PSOE cuando por fin se pueda convocar un Congreso y le sea devuelta la voz hurtada a una militancia que ha sido vapuleada por el absolutismo de algunos de sus líderes,  supone aún una incógnita cuya solución dependerá solamente de lo que pueda ocurrir entonces y que no merma un ápice de dramatismo a la vergonzante firma de este tácito acuerdo.
El silencio de Rajoy, su desidia y su flema, para afrontar los asuntos políticos, son en realidad los verdaderos artífices de su continuidad en el Gobierno.
Tristemente, estas cosas solo pueden suceder en este país. En cualquier otro, no se le habría dado siquiera la oportunidad de volver a presentarse como candidato porque habría sido fulminado por la naturaleza de su propia historia.



domingo, 23 de octubre de 2016

Amarga victoria


La decisión adoptada por el Comité Federal del PSOE este domingo y que acepta sumisamente la abstención ante la investidura de Mariano Rajoy, por 139 votos a favor y 96 en contra, supone para el socialismo español una ruptura efectiva con la carga ideológica que ha sido el motor de este Partido, durante ciento treinta y siete años y le empuja a una flagrante contradicción de la que le va a resultar muy difícil escapar en los tiempos que se avecinan, arrebatándole también  toda la credibilidad que había ganado ejerciendo una oposición que quedará prácticamente difuminada, en el mismo momento en que se produzca su apoyo incondicional a la derecha.
Miles de militantes socialistas, que durante los días previos a la celebración de este Comité Federal y hoy mismo, a través de las redes y presencialmente en la calle, han venido manifestando su disconformidad con la propuesta que han propiciado los adeptos a Susana Díaz, tendrán ahora que elegir entre continuar militando en un Partido que sin haber contado con su opinión, se desdice de todo el programa que presentaron durante la campaña de las últimas elecciones, o empezar una nueva andadura en otras formaciones, cuyas acciones concuerden más con la naturaleza de sus propios pensamientos.
Hacia las dos de la tarde, el Presidente de la gestora impuesta tras el golpe de mano que derrocara a Pedro Sánchez hace un par de semanas, Javier Fernández, ofrecía una rueda de prensa en la que empezaba a dejar entrever que a pesar de la fuerte contestación que habían recibido los partidarios de la abstención, se abogaba por ser inflexibles con una disciplina de voto, que muchos de los objetores ya han anunciado que no acatarán, por considerar que significaría renunciar a unos principios que consideran como inherentes a las reglas del socialismo.
Sin que existan por tanto posibilidades de alcanzar un acuerdo, los dos grandes bloques que cohabitan en el PSOE y cuya existencia trataba de negar inútilmente, hace sólo unos días, la Presidenta andaluza, eligen caminos distintos para afrontar el momento de la investidura de Rajoy, sin que los primeros están dispuestos a perdonar la insubordinación de sus compañeros, ni los segundos la traición que se infringe a la voluntad de los votantes de su Partido y a la suya propia, al propiciar la llegada al poder del que ha sido el principal responsable de las políticas de recortes practicadas en los últimos años y la cabeza de un Partido cercado por los intolerables  casos de corrupción que se han producido, bajo su etapa  como Presidente.
Convertidos en enemigos irreconciliables, los socialistas deberán afrontar durante la próxima legislatura la desagradable labor de sentarse los unos junto a los otros en el Parlamento e incluso la de formar parte de un grupo parlamentario fuertemente dividido, que habrá de gestionar problemas que afecten a la totalidad del país, sin haber sido capaces de ponerse de acuerdo entre ellos mismos.
Esta particular circunstancia, que con toda seguridad será hábilmente aprovechada por sus oponentes políticos y muy especialmente  por Podemos,  confiere al PSOE una situación de extrema debilidad, que sugiere un retroceso en su realidad, de incalculables consecuencias.
Si pensaba Susana Díaz que su camino hacia el liderazgo del PSOE sería un camino de rosas y que aterrizaría en Madrid aclamada por sus compañeros, está claro que no sólo se equivocaba en la manera en que ha planteado la jugada, sino que además, ha potenciado la aparición de otras figuras, hasta ahora poco conocidas, como Iceta, que bien podrían disputarle y ganarle el puesto por la mano, apoyados por una militancia a la que ella ha ignorado sistemáticamente.
Arduo  también, el camino que espera a la izquierda real durante la próxima legislatura, teniendo no sólo que oponerse a su enemigo natural, sino también, a esta facción del PSOE que ha encontrado en su derechización, una vía para mantener privilegios que no se resignan a perder, ni siquiera por el bien de los ciudadanos.
La amarga victoria de los abstencionistas, sacude hoy la conciencia de la izquierda española, que aún se pregunta en qué momento y por qué se hicieron trizas sus sueños de alcanzar, entre todos, un acuerdo.
Quizá habría que pensar que todos aquellos que hoy se apean de este tren, en realidad nunca debieron cogerlo.



jueves, 20 de octubre de 2016

Miren hacia otro lado, por favor


Desde hace ya bastante tiempo, no hay protesta, acto vandálico o escrache violento de los que los Partidos tradicionales no culpen a Podemos  y se ha convertido casi en una costumbre el hecho de relacionar a este Partido con una izquierda radical, que PP y PSOE gustan de definir como peligrosa y anti sistema.
Como no podía ser de otra manera, desde que aparecieron las primeras imágenes de la sonora protesta que impidió ayer la celebración de una conferencia, por parte de González y Cebrián, en la Universidad Autónoma de Madrid, todas las voces de los sesudos barones bipartidistas, no tardaron en adjudicar la convocatoria a la Formación de Pablo Iglesias, a pesar de que al ir los asistentes embozados, resultaría prácticamente imposible probar la veracidad de esta afirmación y de que los líderes de Podemos condenaron, desde el primer momento, la forma en que se había desarrollado dicha protesta.
Curiosamente, a nadie le ha dado por relacionar el desarrollo de estos acontecimientos con el apoyo que ambos ponentes han ofrecido abiertamente a la abstención del PSOE, para la investidura de Rajoy, como si todo lo sucedido en este Partido, desde hace escasamente dos semanas, no hubiera provocado en la gente una profunda repulsión y el hecho de que se lleve a cabo una alianza entre una Formación considerada de izquierdas y la derecha más recalcitrante de este País, fuera algo que no tuviera la menor importancia.
  Mucho se ha criticado también el hecho de que los manifestantes acudieran a la manifestación con las caras cubiertas, aunque obviando mencionar que a partir de ahora, este hecho podría convertirse en algo habitual, pues la gente teme ser reconocida, por los efectos negativos que contra ellos podría acarrear, la aplicación de la llamada Ley Mordaza.
Poco tardaron los anarquistas en adjudicarse, a través de las redes, el honor de haber sido los convocantes de la protesta, pero sinceramente, parece convenir mucho más, a los Partidos tradicionales continuar culpabilizando a Podemos, tal vez con la intención de restar credibilidad, a sus intervenciones en el Parlamento.
Al parecer, los cinco millones de votos obtenidos por los de Iglesias deben pertenecer a una categoría diferente, a la que pertenecen los electores del PP y del PSOE, o tal vez, que en el fondo se teme que esa nueva manera de afrontar la política que sugieren los recién llegados al Hemiciclo, pueda continuar ganando adeptos entre una población, hastiada de las malas prácticas llevadas a cabo por los Partidos tradicionales, que si nada lo remedia, volverán a gobernarnos, en los próximos años.
Quizá por esa razón y no por otra, la decisión de demonizar a cualquiera que simpatice con Podemos, se ha puesto en práctica de manera rutinaria, cada vez que se tiene una oportunidad, por pequeña que sea, de intervenir ante los medios, aunque nunca se haya podido probar de manera fehaciente, ninguna de las afirmaciones gratuitas que se han venido vertiendo en contra de Podemos  y de que existen varias sentencias judiciales que acreditan la falsedad de todos y cada uno de estos argumentos.
Claro que en el momento actual, se hace urgente encontrar el modo de tapar las propias vergüenzas y  siendo cómo es, la culpabilización de Podemos, un tema recurrente al que nadie se atreve a poner freno, sobre todo en los medios, no puede extrañar ese empeño en fabricar cortinas de humo, tras las que se puedan ocultar otras acciones que por su gravedad, suelen atraer en demasía, las miradas curiosas de los ciudadanos que habitamos en este país, ávidos por conocer los entresijos de lo que sucede en las trastiendas de Ferraz y de Génova.



miércoles, 19 de octubre de 2016

Primeras reacciones



Tras producirse ayer por la tarde la recusación del Ministro del Interior, por parte de todos los Partidos del arco parlamentario, con excepción del PP, las primeras reacciones civiles contra lo que viene sucediendo en el PSOE estos últimos días, se han materializado en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, dónde cientos de estudiantes han impedido a Felipe González y Juan Luis Cebrían ofrecer una conferencia, portando pancartas alusivas a la derechización de las posturas del ex Presidente y a las presiones que el grupo Prisa ha venido ejerciendo a través de los medios, para potenciar la abstención de los socialistas.
Veníamos advirtiendo que la voluntad de una buena parte de la sociedad no coincide en absoluto con la decisión que defiende la Gestora actual del PSOE, como manera inmediata de desbloquear la falta de Gobierno en España y que a la mayoría de los ciudadanos no les convence esta especie de contubernio asociativo entre dos tendencias ideológicas, en principio diametralmente opuestas, que por intereses exclusivamente personales, han preferido desterrar la idea de un posible gobierno de progreso, volviendo a otorgar,  con un apoyo impensable hasta hace sólo unos días, la Presidencia de este País a un Mariano Rajoy, pletórico al haber conseguido su meta, sin tener que hacer ningún tipo de concesión a sus más directos rivales, asfixiados ante la situación que ellos mismos han provocado en su propio Partido.
Lo que ocurre es que hace ya tiempo que la opinión de la calle dejó de coincidir con la de quiénes se consideran a sí mismos, nuestros representantes políticos y por tanto, a nadie pueda extrañar que en cuanto surge la oportunidad de hacer oír la voz de una sociedad ignorada por las Instituciones, de forma manifiesta, los ciudadanos y muy especialmente los jóvenes, terriblemente afectados por las medidas de recortes  aplicadas por el PP, en el transcurso de la última legislatura, manifiesten su disconformidad del único modo en que se les permite y que no deja lugar a dudas sobre la enorme distancia que les separa, de los señores del bipartidismo.
Puede que Felipe González no midiera esta posibilidad cuando pronunció las palabras que provocaron hace unos días, las vergonzosas acciones que se protagonizaron en el seno de su Partido, pero todo en esta vida acaba pasando factura y quizá con la protesta de hoy, esté empezando a recoger los frutos de su atrevimiento.
Seguramente,  no será esta  la última reprobación contundente con que tropiece el señor González a partir de ahora, ni tampoco el único enfrentamiento que tenga que soportar, cuando haya de acudir a cualquier acto en el que no pueda evitar entrar en contacto con la gente.
Para la izquierda española, su descarado posicionamiento al lado del PP, ha supuesto, sin lugar a dudas, una traición difícil de olvidar y perdonar, que cambia radicalmente la buena imagen de que disfrutaba en este país, el que fuera, durante tantos años, Presidente.
En estos tiempos convulsos, en los que resulta casi imposible adivinar los movimientos de determinados políticos, fundamentalmente por el acercamiento que se está produciendo entre ciertas ideologías, también los políticos tendrán que aprender que las secuelas de sus acciones no siempre serán todo lo favorables que imaginaron, aislados en su inexpugnable soledad, dónde no llegan los ecos de la calle.
Se avecina una etapa en que las protestas serán continuas y en la que los políticos no tendrán otro remedio que empezar a prestar atención a lo que se les pide, desde fuera del Parlamento, sobre todo porque la fragmentación en el hemiciclo, va a potenciar un giro de ciento ochenta grados en una manera de hacer política, que ha quedado del todo obsoleta.
Si los abstencionistas pensaban que éste sería un camino de rosas que recorrerían sin coste alguno para el futuro de su Partido, está claro que se equivocaban. Lo irán constatando, en cuanto eche a andar el futuro Gobierno.


martes, 18 de octubre de 2016

Consumatum est


Tira Susana Díaz de contactos, de presiones y de poder, para lanzar al PSOE de Andalucía como principal valedor de la abstención y aunque no aparece personalmente ante los medios para comunicar la decisión, resulta evidente que mueve desde la sombra los hilos que sostienen a la Gestora que impusieron sus adeptos, aquel nefasto sábado en Ferraz y que con toda seguridad, acabará por consumar lo que toda la izquierda española se temía, sin poder dar crédito a lo que estaba ocurriendo ante sus ojos y que ha supuesto un antes y un después, en la trayectoria del socialismo español.
Pide Javier Fernández a los suyos, sin ahorrar un ápice de dramatismo en su discurso, que se abstengan, para evitar un mal mayor y se lleva consigo el compromiso de una buena parte de los comparten con él la teoría catastrofista que idearon los populares para evitar los pactos con Podemos, aunque sin llegar a reconocer que entre su militancia, la sola idea de propiciar la llegada a la Presidencia de Rajoy, se está convirtiendo en un elemento de indignación, imposible de superar cuando se trata de vivir de acuerdo con unos principios.
La suerte, sin embargo, está echada y aunque la decisión parta exclusivamente de un Comité Federal que ha procurado estar compuesto mayoritariamente por abstencionistas, resultan imposibles de calcular las consecuencias que traerá en el futuro esta rendición incondicional, al Partido que acumula bajo sus siglas el mayor número de casos de corrupción conocidos en la historia de nuestra Democracia y los mayores recortes de derechos fundamentales infringidos jamás a unos ciudadanos, que aún luchan denodadamente por recuperarse de los últimos cuatro años de gobierno de los conservadores.
Ya han cesado, incluso, los ataques que solían dirigirse estos dos enemigos que todos considerábamo irreconciliables y ni siquiera el desarrollo del juicio de la Gurtel, ha logrado arrancar de los socialistas gestores algún tipo de crítica feroz, sobre lo que allí estamos escuchando estos días, como si la abstención que vendrá, llevara implícito el olvido de los sucesos que ahora se juzgan y que constituyen, como todos sabemos, una vergüenza nacional, imposible de perdonar por esta sociedad a la que pertenecemos.
Parece como si de pronto PP y PSOE hubieran descubierto milagrosamente las leyes del respeto y un tupido velo de silencio, hubiera cubierto las distancias que los separaban, tendiendo un puente de plata a la posibilidad de una asociación, que hasta hace poco, parecía impensable.
Y es precisamente esa tácita complicidad, ese acercamiento repentino, capaz de limar todas las asperezas, lo que no puede sino provocar en los ciudadanos  que sufriremos la continuidad del PP en el gobierno,  una nueva ola de indignación, al volver a considerar que nuestra voz sigue careciendo de toda importancia, cuando lo que se juega en la partida no es otra cosa que poder y los jugadores ni siquiera se acercan a lo que debiera ser, en verdad, un buen representante político.
 Volverán, a partir de que se consume la investidura, los tiempos en que las calles se conviertan en el único foro que nos quede para ser escuchados, las manifestaciones colectivas que muestren otra vez el descontento por los recortes que llegarán en cuanto Rajoy se asiente en la Moncloa y toda esa corriente de rabia que parecía haber quedado aletargada durante los meses que ha durado la ausencia de Gobierno y no podrá ya nunca más el PSOE, que con su abstención haya propiciado la continuidad conservadora, volver a  hablarnos de solidaridad con los humildes, pues le será imposible borrar de nuestra memoria, la traición que contra nosotros cometieron.
Sus días de oposición, terminarán en el mismo instante en el que total o parcialmente, por presencia o por ausencia, brinden su apoyo gratuito al candidato popular, que no ha tenido más que sentarse a esperar, para rematar a su más directo enemigo.
Sólo a Podemos corresponde desde ahora, asumir el difícil papel de lidiar en soledad contra esta casta irreductible, cuya labor no es otra que hacer imposible que se cumplan algunos de nuestros sueños.


lunes, 17 de octubre de 2016

El desengaño


El desarrollo del juicio de la Gurtel está resultando francamente decepcionante, y ha terminado por convertirse en un enfrentamiento a dos bandas entre Bárcenads y Correa, que en estos momentos sigue declarando en la sala, pero que no acaba de atreverse a confesar la verdad, ni siquiera para  intentar librarse de la cuantiosa condena que para él pide la fiscalía y que probablemente le convertirá en el imputado que más años pase en la cárcel, por un delito de corrupción.
Hemos oído nombrar a ciertos políticos de importancia, durante la época de Áznar, como son Álvarez Cascos o Arenas y también a alguno en activo, como es el caso de Pio García Escudero, pero sin que el relato que ofrece el acusado ahonde lo suficiente para poder achacarles alguna responsabilidad en los delitos que se juzgan, como si la única mano capaz de adjudicar obras y servicios en el Partido Popular, mientras ocurrieron los hechos, hubiera sido la de Bárcenas, cuestión que resulta prácticamente imposible de creer, por la naturaleza del cargo que ocupaba entonces, en Génova.
Nunca antes habíamos conocido que un gerente fuera el encargado de dichas adjudicaciones, por lo que en principio, la figura del ex tesorero podría haber estado más cerca de lo que significa ser un intermediario entre las partes, aunque el empeño de Correa  parece centrado en apuntalar un techo de responsabilidad, que se queda muy por debajo del que seguramente esperaban poder establecer, las acusaciones en el juicio.
Eso sí, fuentes cercanas al entorno de Bárcenas han asegurado que el ex tesorero ha hecho gala de un enfado monumental, por lo que todos esperamos con auténtica desazón, el momento en que le toque subir al estrado, para ver de qué modo intentará desmontar las tesis acusatorias de Correa y si enfocará o no su línea de defensa, descubriendo algún as guardado en la manga, por si se presentaba una ocasión de las características de la que nos ocupa.
Tampoco ha quedado claro en el discurso de Correa, cuáles fueron las principales empresas que se avinieron a los acuerdos que ahora se juzgan y aunque ha mencionado de pasada a dos empresarios tan importantes como Florentino Pérez y Villar  Mir, ha obviado sin embargo, aclarar qué grado de implicación tuvieron, siempre presuntamente, sus empresas en la financiación de las Campañas del PP y cuáles fueron las obras que se les adjudicaron, a cambio de sus “donativos”, cuestión en la que ni siquiera han ahondado las acusaciones, a pesar de la tremenda importancia que tales hechos tienen, para llegar a la verdad de este asunto.
Observando las imágenes de la sala que nos ofrecen a diario todos los medios, uno tiene la impresión de que al final, todos los demás imputados que se encuentran en el banquillo, acabarán por convertirse en meros convidados de piedra y que por el giro que van tomando los acontecimientos, el juicio de la Gurtel va a derivar en un  cruce de acusaciones entre Correa y Bárcenas, sin que pueda demostrarse fehacientemente esta gravísima trama de corrupción y eximiendo de toda culpa a los responsables políticos que en ella se vieron envueltos.
De ser así, se habría desaprovechado una magnífica ocasión para poner freno a los turbios asuntos que se han convertido en rutina para muchos políticos españoles y quedará establecido que los únicos culpables en este tipo de sucias jugadas, son y serán siempre aquellos a los que, por su situación profesional, puede llegar la justicia, sin ningún tipo de impedimento.
Cuando conozcamos la sentencia, de todos modos, ya será inútil esperar alguna reacción política que afecte al desarrollo de los años venideros.
Para entonces, Mariano Rajoy habrá vuelto a ser nombrado Presidente y su Partido, que en cierto modo está también sentado en el banquillo de la Gurtel, habrá conseguido apartar de un manotazo las sospechas de corrupción que le vienen sobrevolando desde hace tanto tiempo.
Menudo desengaño.   




domingo, 16 de octubre de 2016

Las caras de la abstención


Intentando analizar lo que está ocurriendo estos días entre los socialistas y a punto de entrar en la que sin duda será la semana más decisiva para ellos, de cuántas han conocido a lo largo de su historia, uno no puede sino preguntarse qué ha podido ocurrir de verdad, para que un Partido de tradición progresista, que ha logrado sobrevivir a cuántos avatares se han presentado en su camino desde que se instaurara entre nosotros la Democracia, haya llegado   incluso a propiciar entre los suyos una más que probable escisión, sólo para defender la continuidad de un Sistema, que a todas luces había empezado a resquebrajarse y que necesitaba urgentemente ser sustituido por otro, en el que las necesidades de las personas se antepongan a los intereses desmesurados de los poderosos que han ido haciéndose con las Instituciones, en estos últimos años.
Es verdad, todos lo sabemos, que en política subyacen intereses ocultos que por sus connotaciones se hurtan a la mirada curiosa de la ciudadanía y también que el recurso al que se suele aludir cuando todas estas cosas suceden, no es otro que el de estar velando por el bien común, pero las líneas invisibles que a lo largo de la historia siempre han separado a la izquierda de la derecha, han supuesto tácitamente, una frontera infranqueable que  raras veces alguien se ha atrevido a cruzar, a no ser que estuviera decidido a posicionarse del todo a favor de la ideología contraria, sumándose a sus filas de una manera permanente.
Quizá por eso, el cisma que se vive en el PSOE y que ha llevado a los principales barones del Partido a la utilización de métodos poco ortodoxos para alcanzar un fin que no hace otra cosa que mermar, aún más si se puede, sus posibilidades de volver a hacerse con el poder, ahora y en el futuro que viene, no puede de ningún modo ser comprendido por una sociedad, que por la dureza de las experiencias vividas en los últimos tiempos, ha aprendido a leer entre las líneas de todos y cada uno de los discursos políticos que se le transmiten, entresacando unas conclusiones que casi nunca coinciden con las que esperan los emisores que se atreven a poner en duda, una y otra vez, su nivel de inteligencia.
Porque si bien es cierto que las luchas de poder son algo habitual en el seno de  los Partidos y que todos éramos, desde ha mucho tiempo conscientes de que Susana Díaz albergaba la pretensión de llegar a ocupar la Moncloa, como Presidenta de Gobierno, también es verdad que parece del todo excesivo que sólo para lograr este fin, se haya recrudecido la batalla hasta el punto de haber despedazado, a modo de un incomprensible suicidio, el tono progresista que durante más de cien años había sido la tónica habitual de los socialistas españoles y que había conseguido situar a este Partido como líder de una oposición, que ahora cae rendida a los pies de su más directo rival, inexcusablemente.
Por ello, los días que se avecinan, las futuras reuniones que se mantengan y la celebración del próximo Comité Federal, adquieren una importancia crucial que no solo atañe al momento en que se vaya a producir la ya más que asumida abstención, sino que trasciende esa frontera, colocando al próximo Secretario General de los socialistas, enfrente de un pelotón de fusilamiento, que no dudará en aplicar el tiro de gracia en su nuca, sin perdonar jamás la traición infringida a una izquierda que no tardará en relegar al que fuera hasta ayer mismo su socio natural, al lugar que le corresponde por sus acciones, en el arco del Parlamento.
Tampoco se sabe muy bien si los abstencionistas han pensado de qué modo condicionará su futuro político ese momento en que tengan que pronunciarse, físicamente, en el Parlamento, ni si son conscientes de las lógicas diferencias que a partir de entonces harán los demás, entre ellos y aquellos compañeros que se mantengan fieles al no, que desde el principio apoyaron sus bases, en contra del mismo al que con sus votos harán Presidente, pero esas caras, esas que se disponen a protagonizar el acuerdo, quedarán inevitablemente grabadas en la memoria de los ciudadanos y ya no habrá lugar a eludir responsabilidades en lo que pasó ni a adjudicar culpabilidades a otros, que nada tuvieron que ver en la consecución de este extraño objetivo.
Como todos sabemos, ninguno de los principales instigadores de esta postura, ni Felipe González, ni Susana Díaz, se sentarán esa tarde en el Parlamento. Tampoco ninguno de ellos, votará, aunque de algún modo, estén muy presentes entre las bancadas  divididas en las que se sienten sus propios compañeros.  Tal vez por eso, porque no será a ellos a quiénes corresponda pasar la vergüenza de propiciar la gobernabilidad de Rajoy, permanecen anclados en su inamovible posición, negándose a escuchar las voces de quiénes se niegan a colaborar con el acuerdo.
Lo que nunca sabremos, es si realmente les habrá  merecido la pena.




jueves, 13 de octubre de 2016

La respuesta del viento


En medio de una mañana marcada por la declaración del principal imputado en la Gurtel, Francisco Correa, nos llega la estupenda noticia de que se ha concedido el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, que se convierte así en el primer cantante que logra dicho galardón, seguramente por las espléndidas letras que durante años corearon los jóvenes más rebeldes de todo el planeta y que son himnos representativos de toda una generación, a la que muchos de nosotros pertenecemos.
Emocionados por lo inusual que resulta que se recompense una literatura fundamentalmente popular, que al mismo tiempo lleva intrínsecas una serie de connotaciones políticas, la declaración de Correa se hace, incluso tediosa, aunque parece que ha comenzado tirando levemente de una manta que oculta una valiosísima información, pero que nadie acaba de levantar en su totalidad, para que se conozcan por fin, todos los nombres de los que se movieron a sus anchas en lo que, por su enorme tamaño, parece  un auténtico vertedero.
Los que hemos admirado y admiramos la labor de Bob Dylan, sentimos hoy la tentación de desligarnos un poco de la putrefacción corrupta que nos rodea e incluso de la incógnita que abre esta información que revela el imputado y que podría frenar la intención de abstenerse que han movido estos días los barones socialistas, para dedicar la jornada, simplemente, a escuchar las canciones de este genio irrepetible de la música, cuyo mensaje continúa pleno de actualidad, aunque hayan pasado, desde que se crearon algunas, muchos, muchos años.
Por otra parte, como las buenas noticias no suelen ser habituales en los momentos que vivimos, el reconocimiento a Dylan, nos llega como una especie de recompensa a toda esa generación de luchadores, cuyos méritos se han infravalorado tantas veces, pero que conseguimos, aunque solo fuera parcialmente, cambiar el rumbo del mundo, convirtiéndolo en un lugar mucho más libre que el que heredamos de nuestros progenitores.
Quizá por eso y porque nuestro nivel de indignación ha llegado a superar los niveles que se alcanzaban entonces, debido al retroceso que nos han traído los encargados de gobernar actualmente nuestros destinos, preferimos hoy olvidar, aunque sólo sea por una jornada, a todos aquellos que se empeñan en torcer los caminos que hace tanto tiempo emprendimos y recordarles, no sin emoción, que a pesar de nuestra edad, continuamos sirviendo al espíritu de combate que entonces nos caracterizó y que resistiremos hasta dónde haga falta, sin renunciar a nuestros principios.
La rebeldía, recompensada hoy con este Premio Nobel, es, como no podía ser de otra manera, atemporal y no les quepa duda de que siempre será la que  mueva este mundo en el que habitamos, intentando que sea mejor, para los que tomen el relevo.
Por favor, hagan el ejercicio de volver a escuchar Blowing in the wind y díganme si no perece que fuera escrita ayer, por cualquiera de los jóvenes que hoy nos rodean.
Muchas felicidades para el maestro.


miércoles, 12 de octubre de 2016

Las fotos del acuerdo


La celebración de los actos de la llamada Fiesta nacional vuelve a dividir la opinión de nuestros políticos y el concepto de patriotismo adquiere de pronto una importancia inesperada, que en un caso pasa por la exaltación de símbolos y banderas y en otros, simplemente por procurar el bienestar para los ciudadanos que poblamos este país, al margen de parafernalias y aditamentos.
Ya otro años, se había criticado la ausencia de vascos y catalanes a la recepción organizada por el Rey con este motivo, pero que Podemos e IU hayan decidido sumarse a esta especie de rebelión, ha causado un enorme revuelo entre los representantes de los Partidos tradicionales y muy fundamentalmente entre los del PP, que hace ya tiempo que se auto convencieron de ser los principales garantes de una españolidad, que para otros muchos, ha quedado definitivamente obsoleta.
Curiosas imágenes dejó sin embargo la asistencia a un desfile de las Fuerzas Armadas, absolutamente deslucido por los rigores del tiempo, pero que bien podría considerarse como una muestra gráfica de lo que se cuece estos días previos a la próxima Sesión de Investidura, que seguramente tendrá lugar, a finales  del mes que corre.
El saludo entre Susana Díaz y Mariano Rajoy, cargado de una complicidad prácticamente impensable hasta ahora, por las divergencia de pensamientos y el curioso acercamiento entre Rafael Hernando y Antonio Hernando, que ha ejercido  como portavoz del PSOE con Pedro Sánchez y que ha sobrevivido, no se sabe cómo, a la purga de los últimos días, no dejaban lugar a dudas sobre la posible abstención socialista, confirmando todos los pronósticos  que se han venido barajando en los medios, desde que se produjeran los sucesos de Ferraz, hace ya casi dos semanas.
 Esa repentina amistad y no las ausencias de determinados grupos políticos, se convirtió en la protagonista de la jornada, no sin causar cierto estupor entre los que estamos acostumbrados a considerar a PP y PSOE, enemigos por tradición y por convencimiento, causando también auténtico asombro entre una buena parte de la militancia socialista, que esperaba aún, con cierta ingenuidad, que se pudiera mantener el no a una Investidura, imposible de conseguir de otro modo y que coronará como Presidente de Gobierno, al mismo contra el que se ha luchado duramente durante los últimos cuatro años, en el Parlamento.
Los acercamientos de ayer, las miradas que se cruzaron entre los antiguos contendientes y hasta el hecho de compartir paraguas durante la celebración del desfile, parecen sellar definitivamente un acuerdo, por el que la vieja guardia socialista, con Felipe González  a la cabeza, venía apostando casi desde el principio y que ya veremos si no se transforma finalmente en el ansiado Gobierno de coalición que tanto agrada a los conservadores, durante la próxima legislatura.
Por tanto, todas las esperanzas que pusieron los grupos de izquierdas y que pasaban por un gran pacto que propiciara un Gobierno de cambio y de progreso, quedan irremediablemente enterradas bajo el manto protector de estos patrioteros amantes de banderas y tradiciones, que no han podido elegir un día más significativo, para sellar tácitamente, su curioso acuerdo.

Los que no tenían ayer nada que celebrar, los que han sufrido y sufren los espantosos efectos de la crisis, sólo pudieron asumir que su tragedia, de momento, no tendrá fin y con toda probabilidad, se preguntaron por qué los que tenían en sus manos los medios para desterrar sus penurias, se rindieron ante la erótica del poder, sin considerar, ni siquiera por un momento, la dureza de sus  sufrimientos.

martes, 11 de octubre de 2016

La culpa manifiesta


Se pone en marcha la maquinaria para que Rajoy intente una nueva sesión de investidura, esta vez, con la aquiescencia tácita de un PSOE, herido de muerte, al que perjudicaría severamente la celebración de nuevos Comicios y al que no queda otra salida que propiciar la abstención, para asegurarse su propia supervivencia.
Aunque aún no se haya celebrado el esperado comité federal, en el que se decidirá la postura definitiva de los socialistas, todo el mundo da por sentada la colaboración total o parcial que dará a Rajoy la oportunidad de repetir en la Presidencia de la nación, por lo que la decisión que se tome, se considera, a día de hoy, un mero trámite, que por cierto, tiene muy enfadada a una gran parte de una militancia, que nunca pensó que pudiera darse una alianza con la derecha y menos aún, después de las políticas llevadas a cabo durante la legislatura anterior, por los conservadores.
Y aunque muchos ya han anunciado que están dispuestos a romper la disciplina de voto el día de la Sesión, la posición en que puede quedar el PSOE, en los meses siguientes, ha de ser necesariamente, por lo menos incómoda, pues el resto de las Fuerzas políticas que forman el arco parlamentario y que mantienen la postura del no, no olvidarán fácilmente que fue con la abstención socialista, como Martiano Rajoy consiguió llegar al gobierno.
No hay más que ver el resultado que ofrecen las primeras encuestas, en las que Podemos no solo adelanta al PSOE, en la opinión de los españoles, sino que crece más de cuatro puntos en intención de voto, convirtiéndose en líder indiscutible de la futura oposición y rompiendo, probablemente para siempre, las leyes del bipartidismo.
Ya puede estar satisfecha la vieja guardia del PSOE. Finalmente, con su actitud, han dinamitado a su Partido y además, de una manera que hace prácticamente imposible recomponer una unidad, que ya desde hace tiempo se consideraba bastante quebradiza, a causa de las  sucias guerras internas que mantenían dos sectores ideológicamente encontrados, que ahora se han destapado con toda claridad, ante una opinión pública incapaz de perdonar determinadas traiciones, como ya hemos visto otras veces.
Si alguna vez llegan a celebrarse primarias, cosa que no parece entrar en los planes de la gestora, ni de los barones adscritos a ella, se podrá finalmente dilucidar si el PSOE puede seguir considerándose como un Partido de la izquierda, o si por el contrario está decidido a abandonar, por mayoría, la corriente ideológica en que siempre se basó una trayectoria, rota ahora simplemente ,por la desmedida ambición personal de algunos de sus líderes.
Consciente o inconscientemente, esta debacle inducida por la mano de los poderosos barones, no puede, sino beneficiar grandemente a un PP, al que hubiera sido relativamente fácil desterrar, si se hubieran firmado determinados acuerdos.
Lo ocurrido entre los socialistas, no sólo destroza a su Partido, sino que impone a los españoles el inmerecido calvario que supone que Mariano Rajoy vuelva a ser Presidente de Gobierno.
Una gran parte de nuestra sociedad, no va a olvidar nunca que unos pocos se atrevieron a arrebatarle sus sueños.
Cuando empiecen de nuevo los recortes y se limiten, aún más si cabe, nuestros derechos, todo el mundo sin excepción, tendrá muy claro quiénes han sido los culpables de su sufrimiento.




lunes, 10 de octubre de 2016

Agresión en la escuela


Ensimismados en nuestros propios problemas personales, tal vez muchos de nosotros no damos suficiente importancia a la aparición de noticias que suceden a nuestro alrededor, cada vez con mayor asiduidad, sin pararnos a considerar que su contenido puede dar una idea bastante clara de qué clase de mundo estamos creando y en qué clase de personas estamos convirtiendo a nuestros hijos, prácticamente desde la cuna.
Leer que una niña de ocho años ha sido brutalmente agredida por sus compañeros de escuela y que ha tenido que ser hospitalizada con el cuerpo deshecho por la paliza recibida, puede ser la prueba de que lo mencionado anteriormente se está convirtiendo en una realidad, que acontece ante nuestros ojos, sin que de ningún modo pueda justificarse que este tipo de cosas sigan ocurriendo.
La costumbre bastante extendida de adjudicar la culpabilidad de estos sucesos a los responsables de los Colegios, bien por la falta de vigilancia que se establece por turno en los patios, bien por no haber detectado que el acoso estaba sucediendo, no hace, sino enterrar la verdadera responsabilidad de que nuestros hijos se decanten por este tipo de conducta, haciendo de la agresividad y la violencia, una especie de doctrina que les sirve de vehículo para llegar a una madurez, en la que probablemente ya será tarde para detener su camino hacia la delincuencia.
Qué puede mover a unos niños de tan corta edad a cebarse con saña contra sus compañeros de clase, merece una milimétrica reflexión sobre lo que está ocurriendo en el seno de las familias y pone en entredicho  la forma de educar que están adoptando estos padres y madres trabajadores que apenas tienen tiempo para dedicar a la observación de sus hijos, como para no ser en absoluto conscientes de lo que son capaces de hacer, o de cómo han llegado a producirse tales desequilibrios.
Contra lo que se cree, no son los profesores los encargados de moldear el carácter de los pequeños, sino que esa labor, difícil y sobre todo cotidiana, corresponde enteramente a unos progenitores, que en infinidad de ocasiones anteponen descaradamente su futuro profesional, a la obligación de educar, delegando todas las funciones, en abuelos canguro que ya no tienen ni fuerzas, ni ganas, de otra cosa que mimar a esos nietos.
Muchas de estas parejas, permítanme la crudeza, ni siquiera conocen a unos hijos, que pasan mayoritariamente el tiempo entre las aulas matinales, las actividades extraescolares y las casas de los abuelos, creciendo con un vacío paternal, que nada en el mundo puede sustituir y que multiplica por mil las posibilidades de que sus conductas se perviertan, al carecer de guía.
Nada ayuda tampoco, la recomendación permanente de los profesionales que apelan al diálogo permanente, prescindiendo de una disciplina, que sin llegar a la severidad, resulta ser absolutamente imprescindible, para el futuro desarrollo personal de aquellos a los que estamos convirtiendo, en infinidad de ocasiones, en auténticos tiranos, a los que toleramos actitudes inexcusables.
Y sin embargo, en esta sociedad que vivimos, cada vez es más frecuente  oír que los menores se quejan de vivir en una inaceptable soledad, que sólo se rompe durante las pocas horas que duran los fines de semana y algunas veces, ni siquiera eso.
Claro que es muchísimo más cómodo delegar en otros, culpabilizando a abuelos y profesores, cuando ocurren este tipo de sucesos y continuar haciendo una imperdonable dejación de unas funciones que son inherentes a una paternidad, que sin embargo ahora se asume, sólo parcialmente.
Verdad es que la conciliación familiar se ha coinvertido en un grave problema, pero cuando se pregunta sobre sus principales preocupaciones a los ciudadanos, uno descubre con estupefacción, que esta circunstancia jamás figura entre las más citadas por la gente. Quizá por esa razón, el Estado relega abordar con mayor celeridad, la resolución del conflicto.
La solución, que a juzgar por los hechos que nos ocupan, parece estar aún bastante lejos, pasa sin embargo por que se empiece a considerar la paternidad como un hecho trascendental en el que hay que implicarse, en cuerpo y alma, desde el mismo momento en que se produce, comenzando a olvidar un poco, esa manera de abordarla contando a priori con la dedicación absoluta de terceros, cuya labor no es, en absoluto, ni obligatoria, ni conveniente.
Así, quizá debiéramos tener, sólo aquellos hijos de los que verdaderamente nos podamos ocupar, considerando, antes de lanzarnos de cabeza a ser padres, que no basta con ofrecerles un bues estatus económico y alguna que otra sonrisa esporádica, cuando nos queda tiempo, sino que los niños, han de ser necesariamente tutelados, vigilados, dirigidos y en definitiva educados, única y exclusivamente, por nosotros mismos.
Las fotos de la niña de ocho años ingresada en el hospital, merece al menos, una autocrítica severa sobre nuestra manera de afrontar la educación de nuestros propios hijos y una voluntad férrea de cumplir esa parcela de responsabilidad que nos corresponde en exclusiva, pues los hijos no son de nadie, sino nuestros.



domingo, 9 de octubre de 2016

Elogio de la rebeldía


En estos tiempos difíciles, en los que los Partidos Políticos tradicionales suelen defender con ahínco el valor de la corrección, mientras tratan por todos los medios de anclar a las mismas personas, a los mismos cargos, aunque el compromiso real de muchos de ellos haya terminado por convertirse en un reducto de lo que fue, no queda otro remedio, para los que nacimos con espíritu inquieto y afán de permanente transformación que   buscar vías alternativas en las que continuar luchando por alcanzar aquellas utopías que son factibles de ser convertidas en realidad y que suelen ir estrechamente relacionadas con la rebeldía.
Así, mientras unos identifican el debate con el más feroz de los enfrentamientos, incapaces de hallar en el diálogo sincero, un camino para alcanzar acuerdos, otros, mucho más curtidos en estas lides, menos amantes de lo material y más proclives a compartir con los demás, la naturaleza de sus razonamientos, van escalando posiciones en una Sociedad incapaz de entender la docilidad que se le exige desde los organismos del poder, como única salida a la desolación que representa renunciar para siempre a la libertad de expresar los propios pensamientos.
Esas diferencias de conducta, tan evidentes estos días, si uno se para a analizar cómo se  gestionan los desacuerdos en  PSOE y en Podemos, clarifican, cada vez más y pese al ocultismo que algunos pretenden mantener, la manera de gestionar los problemas internos que surgen en las Formaciones políticas y por añadidura, lo que podría ocurrir a mayor escala, si alguno de estos Partidos llegara a obtener el poder, en un breve espacio de tiempo.
Poco o nada ha tardado el Presidente de la Gestora socialista en exigir a los suyos esa mansedumbre que lleva inexorablemente al acuerdo con el Partido Popular y además, apelando a la teoría del mal menor, como si ser rebelde, manteniendo hasta el final con dignidad, la oposición debida a la llegada al poder de su mayor enemigo político, no supusiera de por sí, dar carpetazo a todo el ideario que durante sus más de cien años de existencia defendió con mayor o menor firmeza un Partido que nació para contrarrestar los efectos de la política liberal conservadora, que ahora representan Mariano Rajoy y los suyos, como todos sabemos.
Entretanto, en los Círculos de Podemos, se debate el grado de radicalización que debe ser empleado en el discurso y las diferentes corrientes que forman este movimiento asambleario, se sientan juntas a discutir cada uno de los argumentos, en lo que se podría considerar un alarde de lo que significan los métodos de la nueva política, a la que tanto temen los conservadores, incapaces de reconocer que aún sin quererlo, se hallan inmersos de lleno en ella, irremediablemente.
Resulta pues, inevitable, comparar los estilos, para llegar rápidamente a comprender que nada tiene que ver el episodio protagonizado por los líderes socialistas la pasada semana, con éste último que referimos y en el que con toda seguridad, también se tratan asuntos relacionados con posiciones políticas encontradas, pero sin el incomprensible dramatismo que acarrean las guerras que se ceban con los vencidos.
 En contra de la opinión de los tradicionalistas, la rebeldía no supone en sí misma una descomposición de las estructuras establecidas, sino un medio para poder transformarlas con esfuerzo y decisión, pero sin el conformismo que impide avanzar en la dirección que nos parezca más conveniente.
Quiero decir, que mientras los amantes de la mansedumbre, de las buenas costumbres y la obediencia, de la ética de las corbatas y los trajes oscuros, del pelo engominado y el discurso prudente, se despedazan los unos a los otros en una suerte de traiciones rocambolescas y emboscadas urdidas en las cloacas de los lujosos despachos que ocupan, los acusados de radicalidad, los niños maleducados capaces de romper las formas solemnes de nuestro Parlamento, los transgresores de la corrección, los de los vaqueros y las deportivas y el pelo recogido en rastas o en coleta, hacen del arte de dialogar, una ventana a la que todos podemos asomarnos sin miedo, para descubrir cómo se pueden cerrar esos acuerdos, que otros han sido incapaces de obtener, marcados seguramente por la obediencia debida a unas reglas que han quedado del todo obsoletas.

Bien harían en aprender la lección que les ofrecen estos inoportunos recién llegados, que a base de revolucionar el sistema, no hacen otra cosa que sentar precedentes.

jueves, 6 de octubre de 2016

Sin condiciones


Mucho le debe convenir al PP huir rápidamente de los efectos colaterales de la Gurtel, cuando nada exige al PSOE, a cambio de su rendición, llegando a desaprovechar incluso la oportunidad de oro que le brinda la situación en que se encuentran los socialista, que para no tener, no tienen en estos momentos, ni siquiera un líder que les guie.
Y mucho le conviene al PSOE acelerar una pronta respuesta, que sin duda será positiva, aunque las voces discordantes de los partidarios de Sánchez, ya hayan amenazado con romper la disciplina de voto, pues una vez complicada tan estrepitosamente su entorno, no le cabe otra salida que acceder a lo que se le pida, con tal de no tener que enfrentarse a la severidad de los electores, que en unas terceras elecciones, sin duda otorgarían sus votos a otras Formaciones, que respondieran más a los cánones que se entienden como propios de la izquierda.
Poco o nada nos conviene a los ciudadanos, sin embargo, volver a tener a Rajoy como Presidente, pues si ya tuvimos durante su anterior mandato que soportar sus políticas de recortes, directamente relacionadas con nuestra pérdida de derechos, no podemos, sino pensar que una vez alcanzado el poder, después de tantos meses de mandato en funciones, no tardará en volver al redil que se vio obligado a abandonar por la fragmentación del Parlamento y que no es otro que el de seguir a pies juntillas las órdenes que lleguen de Bruselas, que como todos sabemos, se basan en nuevos ajustes que nos coloquen aún más lejos de  un mercado laboral que dignifique nuestro modo de vida.
Quiere el señor Rajoy, como no podía ser de otra manera, celebrar la nueva Sesión de Investidura, a finales de este mes de Octubre, sin que le importe negociar, ya lo ha dicho, con la Gestora que ahora mismo decide los destinos de unos socialistas, que desde luego, debieran preferir por encima de todas las cosas, solucionar antes de nada sus propios problemas y decidir cosas tan importantes como si se dividen o no, ahora que ha quedado claro que en el Partido existen dos corrientes, absolutamente antagónicas.
Pero cederán, porque saben que si consultan a su militancia, quiero decir, a la poca que les quede, cuando sus bases digieran los acontecimientos que han venido ocurriendo en los últimos días, lo más probable es que las ínfulas pactistas de Díaz y los suyos, resulten sencillamente pulverizadas, por una voluntad que en nada coincide con la de los excelsos barones que aman, por encima de todas las cosas, el cómodo estatus  que disfrutan, desde hace tanto tiempo.
Toda su credibilidad, no obstante, quedará para siempre enterrada bajo la lectura de los resultados de esta Investidura que viene y habrán perdido, no sé si de manera consciente o por mera fatalidad, cualquier posibilidad de poner en práctica una oposición que convenza a una Sociedad, que no olvidará nunca que el señor Rajoy llegó al poder, con la inestimable ayuda de los que  habían sido, hasta ahora, sus más directos enemigos.
Puede que la derecha esté dispuesta a perdonar, un año tras otro lo que ya de por sí resulta imperdonable, pero la izquierda, implacable tradicionalmente con los errores cometidos por los suyos, jamás volverá a confiar en quienes se posicionaron en la otra parte del arco político, emprendiendo el camino sin retorno de no se sabe qué ideología y renunciando así, a defender los que debieran ser sus principios, en una suerte de incomprensible rendición, que acabarán pagando en las urnas, en forma de estrepitoso fracaso.
Ya pueden estar satisfechos Rajoy y Rivera. Todas sus expectativas, se han cumplido.


miércoles, 5 de octubre de 2016

Faltando a la verdad


La gestora que ha tomado las riendas del PSOE, aunque deja adivinar la idea de la abstención, facilitando con ello que Mariano Rajoy llegue al gobierno, no acaba de pronunciarse con claridad, para que los ciudadanos sepamos de una vez cuáles son sus autenticas intenciones, a pesar de que todos sabemos que este circo esperpéntico que han montado para mover a Pedro Sánchez de su puesto, ha de tener que ver, necesariamente, con este tema y también con el futuro propósito de colocar a Susana Díaz al frente de un Partido, ahora escindido en dos y cuyo horizonte se dibuja incierto.
Se hurta, con estas medias tintas, a la ciudadanía y a la propia militancia del PSOE, el derecho a saber en qué plano ideológico se mueven todos y cada uno de estos líderes, que en algunos casos presiden ciertas Comunidades Autónomas y a los que las personas votaron, en principio, por estar absolutamente en contra de ese mismo PP, al que ahora muchos de ellos pretenden ayudar, facilitándole  una camino que de otro modo, resultaría del todo impracticable.
Porque no es verdad que una abstención no suponga estar colaborando con el Partido que representa el candidato que se propone como Presidente, sino que la neutralidad, en este caso, llevaría directamente a la misma conclusión que persiguen los que estarían dispuestos a apoyar claramente la Investidura, como es el caso de Ciudadanos y de algún que otro Partido irrelevante, que votaría sí, en el evento.
Así que el argumento manejado por ciertos barones del PSOE, carece de sentido y disfrácenlo o no, para confundir la opinión de quienes les oímos, abstenerse sería, dar una palmadita en la espalda de Mariano Rajoy, ayudando con ello a tapar los mil y un asuntos de corrupción que pululan sobre las cabezas de los conservadores y sobre todo, dar por buenas las políticas de recortes llevadas a cabo durante su mandato y que tanto han lesionado el bienestar de todos los ciudadanos.
La impresión que da, es que al PSOE le da terror confesar abiertamente ante la gente que finalmente se abstendrá y que a la vez, a consecuencia de lo ocurrido en su Comité Federal, el pasado Sábado, ya no le queda otra opción que le permita huir como de la pólvora de la celebración de nuevas elecciones, cuyos resultados serían muchísimo peores que los obtenidos en las últimas por un Pedro Sánchez, a quien se ha demonizado, precisamente, utilizando este único argumento.
Pero en este país, la manipulación y la mentira no suelen agradar a las mayorías y suelen dar lugar, cuando se descubren, a circunstancias inesperadas que nadie manejaba como probables y que en nada se parecerían a las previsiones que todo el mundo había hecho, con relación a un suceso.
No hay que ir demasiado atrás para comprobar la certeza de esta afirmación y bastaría recordar lo que ocurrió en las elecciones que siguieron a los atentados del 11M, en las que la ciudadanía castigó duramente la falsedad de los argumentos sobre la autoría de los ataques, ofreciéndole la victoria a Zapatero.
Los mismos que entonces se quejaron de aquella zafiedad y que incluso se manifestaron en la calle reclamando, con toda justicia, la verdad, a los que entonces eran sus gobernantes, son los que ahora titubean, procurando evitar las inevitables preguntas de la prensa y los que no tienen la valentía de admitir que se abstendrán, si es que así lo piensan hacer, de frente y sin tapujos.
La incertidumbre que se cierne sobre el futuro del PSOE, se agrava considerablemente, desde el momento en que la sociedad empieza a pensar y con razón, que sus líderes se parecen demasiado a los del Partido Popular, porque están empleando exactamente, sus mismos métodos.

Nada hay peor, para una Formación política, que la falta de claridad y sobre todo, cuando a través de vacilaciones absolutamente reconocibles, se pone en duda la inteligencia de una sociedad, que no lo duden, ha aprendido perfectamente a discernir entre lo falso y lo auténtico. 

martes, 4 de octubre de 2016

La Gurtel, a juicio


Poco le ha durado al PP la alegría por la fractura del PSOE, pues con el comienzo del juicio por la Gurtel, se vuelven a abrir heridas que durante los años que ha durado la investigación, se han tratado de suturar por todos los medios y que aunque de momento no han tenido las consecuencias que podría esperarse, sobre las perspectivas electorales en el país, sí que pudieran, ahora que se conocerán los hechos en su totalidad, pasar la debida factura a unos líderes, que milagrosamente han venido escapando de las responsabilidades políticas que les corresponderían, por esta interminable sucesión de delitos.
Nunca me cansaré de repetir que los españoles nos hemos acostumbrado a convivir con la corrupción, como si necesariamente fuera inherente a la práctica profesional de la política y que mientras en otros países este tipo de transgresiones se consideran imperdonables, en este nuestro, hasta llegamos a envidiar, en nuestro fuero interno, las inmensas posibilidades que tienen los altos cargos de obtener dinero de manera ilegal, mientras lamentamos vernos obligados a ser honrados, a causa de la extrema vigilancia a que somos sometidos, por Hacienda.
Y sin embargo, lo natural sería que esa misma honradez que se nos exige a los ciudadanos, fuera escrupulosamente requerida a todos y cada uno de aquellos que dicen representar nuestros intereses en las instituciones, pues los fondos que han de manejar por las necesidades de sus cargos, no son, sino el patrimonio común , destinado a que todos y cada uno de los días se ponga en marcha una nación que a ser posible, procure el bienestar de los que la habitamos, en todas las áreas de nuestras vidas.
En su lugar y a juzgar por los resultados de las últimas elecciones, mantenemos mayoritariamente en sus cargos a los integrantes de un Partido que se mueve  bajo la sombra de la sospecha y del que, probablemente y a través del juicio que se inicia hoy, iremos conociendo muchas más cosas de las que ya sabemos y que no servirán, precisamente, para ofrecernos una visión idílica de cómo se han venido haciendo las cosas en las trastiendas de sus sedes y de cómo se han financiado, a lo largo de los años, las faraónicas campañas electorales que se han celebrado a lo largo y ancho del país, mientras se nos exigía a los demás, una austeridad extrema.
Contemplar las primeras imágenes de ese enorme banquillo de acusados de la trama Gurtel, reconociendo rostros cuya innegable popularidad proviene directamente de los puestos que ocuparon, supuestamente para defendernos, no puede por menos que causar, al menos en muchos de nosotros, una gran dosis de indignación, que sólo se vería mitigada si todos ellos devolvieran el montante total de lo que defraudaron y fueran inhabilitados, de por vida, para ocupar cualquier cargo en el mundo de la política.
Y sin embargo, Mariano Rajoy y los suyos, se desligan con inusitada desfachatez de los hechos, utilizando el torpe alegato de que ninguno de ellos es ya militante de su Partido, aunque obviando deliberadamente mencionar que cuando se cometieron los delitos, todos ellos lo eran y que por tanto, resultaría increíble que sus “hazañas” fueran, como se pretende, absolutamente desconocidas, para la cúpula dirigente.
No se puede olvidar que algunos de ellos, como Bárcenas, compartían edificio con el señor Presidente y que muchas de las tropelías que se juzgan fueron reiterativamente cometidas en las mismas narices de todos los que se proclaman inocentes, por lo que no cabe otra lógica que apelar a que se exijan las responsabilidades políticas pertinentes, en relación con las acciones cometidas por su gente de confianza.
No va a poder el PP, ahora que ha empezado el macro juicio, evitar el enfrentamiento con la prensa, ni tampoco las críticas que de la oposición más dura le lleguen, mientras Rajoy espera para ser investido y aunque la debilidad del PSOE supondrá para los populares un respiro, en este aspecto, no se puede olvidar que en el Parlamento actual, conviven múltiples Formaciones, que no desaprovecharán esta oportunidad, para obtener rendimiento.
Mientras los negociadores se ponen en marcha para conseguir un acuerdo de investidura, los acontecimientos que depare el juicio de la Gurtel, en los próximos días, no cabe duda  que condicionarán también el desarrollo de la historia inmediata.
Hay que tener redaños para pactar con quiénes tantas explicaciones tienen que dar, sobre la corrupción, en este país nuestro y tampoco se puede olvidar que la mayoría de los ciudadanos no votamos al PP, aunque para desgracia nuestra, estemos hoy por hoy, tan divididos.


lunes, 3 de octubre de 2016

En busca de la abstención


En medio de un mutismo absoluto, sobre lo ocurrido en el Partido Socialista, los de Rajoy han permitido que se filtre a los medios de comunicación, que ya no estarían dispuestos a conformarse con una abstención referida sólo a lograr la investidura, sino que ahora, conscientes de su fuerza, exigirían a los socialistas, además, un compromiso serio para poder gobernar con tranquilidad durante la próxima legislatura, como era de esperar, estando como está su más directo enemigo, herido de muerte y sin posible recuperación inmediata.
El defenestrado Pedro Sánchez ya lo advirtió, cuando hizo referencia a que su abstención traería una legislatura de chantaje y el deplorable estado en que ha quedado el PSOE, tras el lamentable espectáculo ofrecido al país, el pasado sábado, hace preludiar que ésa y no otra, será la estrategia que seguirán los populares, ahora que pueden hacer ostentación de su fuerza.
La premura de los barones, dimitiendo en masa y forzando hasta el límite de la extenuación a su propio Secretario General, a abandonar el puesto, ha provocado, a la vez que el triunfo del sector al que representan, una irreparable fractura que todos, y digo todos sus oponentes, procurarán aprovechar en su favor, porque así es el juego de la política.
Tras la dureza de la batalla, no cabe sin embargo, a los triunfadores, otro camino que procurar una abstención que evite a toda costa el bochorno de tener que afrontar nuevas elecciones y cómo no, también, el tener que aceptar con sumisión las exigencias propuestas por un PP, que ganaría por goleada si finalmente no quedara más remedio que llegar a unos próximos Comicios.
Expertos en manipulación, los seguidores de Susana Díaz, no tardarán en encontrar un atajo que justifique su apoyo tácito al PP, blandiendo probablemente el argumento de que esa opción sería en estos momentos, la que más conviene al país, aunque todos sabemos que en esta guerra fratricida, ése  era el motivo principal en liza y no otros, como se ha intentado hacer ver, a la desesperada, a los ciudadanos.
Llegados a esta convicción y dando por sentado que Mariano Rajoy será pues, investido Presidente de Gobierno, les queda sin embargo, por delante a los socialistas, un arduo camino por recorrer, puesto que habrán perdido cualquier posibilidad de hacer creíble ante la ciudadanía su papel en la oposición y estando como está, Podemos, pisándole los talones para ocupar un sitio que se han ganado a pulso, como representantes de la nueva izquierda.
Sea o no Susana Díaz, la próxima Secretaria General socialista, no será fácil que la gente olvide lo ocurrido la pasada semana en Ferraz, por lo que el ansiado rol de salvadora que soñó para sí, habrá quedado para siempre en entredicho, por la gravedad de su traición, cuestión que sin duda no tardarán en recordarle desde las bancadas podemitas, en cuanto ocupe un lugar en el Parlamento.
Se han roto así, todas las expectativas que los conspiradores traían aprendidas cuando iniciaron la maniobra de acoso y derribo y la descomposición que han provocado sus acciones, en el Partido al que pertenecen, no van a permitirles saborear las mieles de un triunfo, que deja tras de sí una estela de dolor, imposible de tapar, dada la relevancia política de muchas de las personas que lucharon hasta el final, en el otro bando.
Habrá eso si, como querían, gobierno en este país, pero ¿a qué precio?
La sensación generalizada de que el PSOE camina inexorablemente hacia un destino fatal, no permite siquiera una mínima dosis de optimismo.
La gestora, cimentada sobre la defenestración de un  amplio sector de compañeros e impuesta a golpe de decreto, sin importar los efectos colaterales que produce este cambio en la dirección, ofrece una esperpéntica y desoladora imagen de desunión, imposible de describir, sin caer en la más absoluta apatía.
Al final, una gran parte del PSOE será, seguramente, fagocitada por Podemos y no habrá sido, qué contradicción, a través de un pacto de gobierno, sino por la gestión de aquellos que nunca escondieron su temor a que algo así ocurriera.