jueves, 20 de octubre de 2016

Miren hacia otro lado, por favor


Desde hace ya bastante tiempo, no hay protesta, acto vandálico o escrache violento de los que los Partidos tradicionales no culpen a Podemos  y se ha convertido casi en una costumbre el hecho de relacionar a este Partido con una izquierda radical, que PP y PSOE gustan de definir como peligrosa y anti sistema.
Como no podía ser de otra manera, desde que aparecieron las primeras imágenes de la sonora protesta que impidió ayer la celebración de una conferencia, por parte de González y Cebrián, en la Universidad Autónoma de Madrid, todas las voces de los sesudos barones bipartidistas, no tardaron en adjudicar la convocatoria a la Formación de Pablo Iglesias, a pesar de que al ir los asistentes embozados, resultaría prácticamente imposible probar la veracidad de esta afirmación y de que los líderes de Podemos condenaron, desde el primer momento, la forma en que se había desarrollado dicha protesta.
Curiosamente, a nadie le ha dado por relacionar el desarrollo de estos acontecimientos con el apoyo que ambos ponentes han ofrecido abiertamente a la abstención del PSOE, para la investidura de Rajoy, como si todo lo sucedido en este Partido, desde hace escasamente dos semanas, no hubiera provocado en la gente una profunda repulsión y el hecho de que se lleve a cabo una alianza entre una Formación considerada de izquierdas y la derecha más recalcitrante de este País, fuera algo que no tuviera la menor importancia.
  Mucho se ha criticado también el hecho de que los manifestantes acudieran a la manifestación con las caras cubiertas, aunque obviando mencionar que a partir de ahora, este hecho podría convertirse en algo habitual, pues la gente teme ser reconocida, por los efectos negativos que contra ellos podría acarrear, la aplicación de la llamada Ley Mordaza.
Poco tardaron los anarquistas en adjudicarse, a través de las redes, el honor de haber sido los convocantes de la protesta, pero sinceramente, parece convenir mucho más, a los Partidos tradicionales continuar culpabilizando a Podemos, tal vez con la intención de restar credibilidad, a sus intervenciones en el Parlamento.
Al parecer, los cinco millones de votos obtenidos por los de Iglesias deben pertenecer a una categoría diferente, a la que pertenecen los electores del PP y del PSOE, o tal vez, que en el fondo se teme que esa nueva manera de afrontar la política que sugieren los recién llegados al Hemiciclo, pueda continuar ganando adeptos entre una población, hastiada de las malas prácticas llevadas a cabo por los Partidos tradicionales, que si nada lo remedia, volverán a gobernarnos, en los próximos años.
Quizá por esa razón y no por otra, la decisión de demonizar a cualquiera que simpatice con Podemos, se ha puesto en práctica de manera rutinaria, cada vez que se tiene una oportunidad, por pequeña que sea, de intervenir ante los medios, aunque nunca se haya podido probar de manera fehaciente, ninguna de las afirmaciones gratuitas que se han venido vertiendo en contra de Podemos  y de que existen varias sentencias judiciales que acreditan la falsedad de todos y cada uno de estos argumentos.
Claro que en el momento actual, se hace urgente encontrar el modo de tapar las propias vergüenzas y  siendo cómo es, la culpabilización de Podemos, un tema recurrente al que nadie se atreve a poner freno, sobre todo en los medios, no puede extrañar ese empeño en fabricar cortinas de humo, tras las que se puedan ocultar otras acciones que por su gravedad, suelen atraer en demasía, las miradas curiosas de los ciudadanos que habitamos en este país, ávidos por conocer los entresijos de lo que sucede en las trastiendas de Ferraz y de Génova.



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