Parece que Podemos, IU y las confluencias se han decidido a
llevar adelante una moción de censura contra Rajoy, aunque la pierdan,
demostrando que por el momento representan la única oposición coherente que se niega a
guardar silencio mientras se suceden a diario gravísimos casos de corrupción,
que hacen que la sociedad en general haya entrado en un bucle de indignación,
sobre todo por la aparente impunidad de que disfrutan los principales
implicados en ellos.
Los rumores de que el Fiscal general anticorrupción ha
intentado enviar a Granada a uno de los dos encargados del caso de Ignacio González ha
debido ser la gota que ha colmado el vaso de la paciencia y esta mañana saltaba
la noticia de que Pablo Iglesias había mantenido conversaciones con los
representantes de los otros partidos presentes en el Parlamento, para intentar
recabar apoyos en esta iniciativa, que de triunfar, obligaría a Rajoy y los
suyos a abandonar inmediatamente el gobierno.
Sorprendentemente, la propuesta ha sido inmediatamente
rechazada por el PSOE, que durante estos mismos días ha estado criticando con
dureza la deriva que estaban tomando los acontecimientos, pero que vuelve a
demostrar que le aterroriza cualquier acuerdo con Podemos, al que consideran
incomprensiblemente como su principal enemigo, a pesar de que por ideología,
sería lógico colaborar para poder echar a la derecha.
Con las cosas así, la
idea de la Moción de Censura, podría parecer descabellada, pero no hay que perder
de vista que su simple convocatoria daría lugar obligatoriamente a un debate,
en el que Iglesias , si se postula como candidato, podría intervenir sin límite
de tiempo y en el que con toda seguridad, aprovecharía la ocasión para recordar
a los ciudadanos, todas y cada una de las irregularidades que se han venido
sucediendo en ésta y en la pasada legislatura y sobre todo, la terrible sombra
de sospecha que se cierne sobre la cúpula de un PP, herido de muerte por el
nefasto comportamiento de un buen número de sus líderes principales.
Así, se podría hablar en profundidad de lo que ha ocurrido en
Valencia, en Murcia y en Madrid, de las presiones que han sufrido los fiscales
que investigan determinados casos en los que se encuentran imputados líderes del
PP, de las intenciones del anterior Ministro del interior con respecto a los
Partidos considerados catalanistas y por supuesto, de las nefastas políticas de
recortes que han colocado a las clases trabajadoras a niveles semejantes a los de los países asiáticos
y que obligan a nuestra brillante juventud a emigrar, para poder poner en
práctica los conocimientos adquiridos durante sus años de formación, lejos de
sus familias.
Seguramente, esta moción de censura se perderá. La
intolerable cobardía de los socialistas de la gestora, que ayudaron con su
abstención a que Rajoy alcanzara el poder, volverá a hacer del todo imposible
que tengamos un gobierno de progreso, pero la imagen que dejan con su negativa
ante los ciudadanos, no puede ser más esperpéntica y o mucho me equivoco, o a
Susana Díaz acabará pasándole factura esta negativa, que da la razón a Sánchez en todas y cada una de
sus afirmaciones.
Por el contrario, el prestigio de Podemos y su manera de
entender cómo hay que manejar la densidad de las situaciones que estamos
viviendo estos días, no puede sino mejorar sus perspectivas de llegar a
alcanzar el poder, en un corto plazo de tiempo.
Pablo Iglesias y los suyos, se consolidan como la auténtica y
única oposición a la derecha en el Parlamento y adquieren atreviéndose a
presentar la Moción, un empaque político absolutamente necesario para demostrar
a los ciudadanos que no se encuentran solos ante el manejo descarado del PP,
sobre las Instituciones y los medios ni cuando se rebelan contra los corruptos
mientras se ven obligados a hacer auténticos malabarismos para poder llegar a
fin de mes, o cuando se ven afectados gravemente por los recortes que se
practican a diario en La Sanidad o en las Escuelas públicas y sobre todo, que
no lo están en las reclamaciones que hacen desde la calle y que son
sistemáticamente desoídas por los Partidos tradicionales, porque alguien, por
fin, habla por ellos en el Parlamento.
La Moción, oportuna, necesaria y apremiante, al menos, va a
remover las conciencias de muchos políticos, cómodamente asentados en sus
escaños y en general en la vida, recordándoles que los cargos y los privilegios
personales, pueden no ser eternos.
PP, PSOE y Ciudadanos, podrán buscar la manera de firmar
acuerdos tácitos para prolongar la legislatura de Rajoy, el mayor tiempo
posible, pero ya les digo yo que no gozarán de tranquilidad. Esa es la misión
primera, de la verdadera oposición en el Parlamento.