jueves, 27 de abril de 2017

Una oposición coherente


Parece que Podemos, IU y las confluencias se han decidido a llevar adelante una moción de censura contra Rajoy, aunque la pierdan, demostrando que por el momento representan  la única oposición coherente que se niega a guardar silencio mientras se suceden a diario gravísimos casos de corrupción, que hacen que la sociedad en general haya entrado en un bucle de indignación, sobre todo por la aparente impunidad de que disfrutan los principales implicados en ellos.
Los rumores de que el Fiscal general anticorrupción ha intentado enviar a Granada a uno de los dos  encargados del caso de Ignacio González ha debido ser la gota que ha colmado el vaso de la paciencia y esta mañana saltaba la noticia de que Pablo Iglesias había mantenido conversaciones con los representantes de los otros partidos presentes en el Parlamento, para intentar recabar apoyos en esta iniciativa, que de triunfar, obligaría a Rajoy y los suyos a abandonar inmediatamente el gobierno.
Sorprendentemente, la propuesta ha sido inmediatamente rechazada por el PSOE, que durante estos mismos días ha estado criticando con dureza la deriva que estaban tomando los acontecimientos, pero que vuelve a demostrar que le aterroriza cualquier acuerdo con Podemos, al que consideran incomprensiblemente como su principal enemigo, a pesar de que por ideología, sería lógico colaborar para poder echar a la derecha.
 Con las cosas así, la idea de la Moción de Censura, podría parecer descabellada, pero no hay que perder de vista que su simple convocatoria daría lugar obligatoriamente a un debate, en el que Iglesias , si se postula como candidato, podría intervenir sin límite de tiempo y en el que con toda seguridad, aprovecharía la ocasión para recordar a los ciudadanos, todas y cada una de las irregularidades que se han venido sucediendo en ésta y en la pasada legislatura y sobre todo, la terrible sombra de sospecha que se cierne sobre la cúpula de un PP, herido de muerte por el nefasto  comportamiento  de un buen número de sus líderes principales.
Así, se podría hablar en profundidad de lo que ha ocurrido en Valencia, en Murcia y en Madrid, de las presiones que han sufrido los fiscales que investigan determinados casos en los que se encuentran imputados líderes del PP, de las intenciones del anterior Ministro del interior con respecto a los Partidos considerados catalanistas y por supuesto, de las nefastas políticas de recortes que han colocado a las clases trabajadoras  a niveles semejantes a los de los países asiáticos y que obligan a nuestra brillante juventud a emigrar, para poder poner en práctica los conocimientos adquiridos durante sus años de formación, lejos de sus familias.
Seguramente, esta moción de censura se perderá. La intolerable cobardía de los socialistas de la gestora, que ayudaron con su abstención a que Rajoy alcanzara el poder, volverá a hacer del todo imposible que tengamos un gobierno de progreso, pero la imagen que dejan con su negativa ante los ciudadanos, no puede ser más esperpéntica y o mucho me equivoco, o a Susana Díaz acabará pasándole factura esta negativa, que  da la razón a Sánchez en todas y cada una de sus afirmaciones.
Por el contrario, el prestigio de Podemos y su manera de entender cómo hay que manejar la densidad de las situaciones que estamos viviendo estos días, no puede sino mejorar sus perspectivas de llegar a alcanzar el poder, en un corto plazo de tiempo.
Pablo Iglesias y los suyos, se consolidan como la auténtica y única oposición a la derecha en el Parlamento y adquieren atreviéndose a presentar la Moción, un empaque político absolutamente necesario para demostrar a los ciudadanos que no se encuentran solos ante el manejo descarado del PP, sobre las Instituciones y los medios ni cuando se rebelan contra los corruptos mientras se ven obligados a hacer auténticos malabarismos para poder llegar a fin de mes, o cuando se ven afectados gravemente por los recortes que se practican a diario en La Sanidad o en las Escuelas públicas y sobre todo, que no lo están en las reclamaciones que hacen desde la calle y que son sistemáticamente desoídas por los Partidos tradicionales, porque alguien, por fin, habla por ellos en el Parlamento.
La Moción, oportuna, necesaria y apremiante, al menos, va a remover las conciencias de muchos políticos, cómodamente asentados en sus escaños y en general en la vida, recordándoles que los cargos y los privilegios personales, pueden no ser eternos.
PP, PSOE y Ciudadanos, podrán buscar la manera de firmar acuerdos tácitos para prolongar la legislatura de Rajoy, el mayor tiempo posible, pero ya les digo yo que no gozarán de tranquilidad. Esa es la misión primera, de la verdadera oposición en el Parlamento.


miércoles, 26 de abril de 2017

Jaque al clan


La impunidad de que ha venido disfrutando el clan de los Pujol, desde que se conocieran las irregularidades que presuntamente han estado ejerciendo durante años y que les ha reportado esa inmensa fortuna que todos hemos ido sabiendo a través de los medios de comunicación, resultaba incomprensible para la práctica totalidad de los ciudadanos y ayer por la tarde terminó, cuando el juez decidió el ingreso en prisión del primogénito de la familia, acusado de haber sacado del país más de treinta millones de euros.
Desde aquella intervención de Pascual Maragall, en la que acusó claramente al entonces President de la Generalitat, Jordi Pujol, de cobrar a los empresarios comisiones del tres por ciento, han pasado ya muchos años y el tiempo ha terminado no sólo por dar la razón a los argumentos del socialista, sino por demostrar que se quedó muy corto en sus afirmaciones, a la vista de la jugosa información que después hemos ido conociendo y que ha terminado por  dilapidar la imagen del que fuera todo un símbolo de la catalanidad, pero que traicionaba a su querida patria, para su propio enriquecimiento.
Mucho se ha hablado desde que aparecieran las primeras informaciones sobre las actividades ilícitas de los Pujol y mucha ha sido la extrañeza por que la justicia haya permanecido durante este tiempo, prácticamente parada, mientras que los sospechosos permanecían en una inexplicable libertad, si se tiene en cuenta el montante del que estamos hablando.
Los rumores que implicaban al Rey emérito con las presuntas corruptelas de esta ilustre familia catalana, no han hecho, sino contribuir a la teoría de que la información que poseía el patriarca podría acabar por desestabilizar al Estado y que su impunidad, parecía ser, en cierto modo, una correspondencia al favor de su silencio sobre asuntos de tanta importancia, como los que se estaban manejando.
Quizá ha sido el grito de una Sociedad, cansada de contemplar que los delitos relacionados con la corrupción, no sean castigados con la suficiente dureza, el que ha movido a que todo el proceso vuelva a iniciarse y ayer a media tarde conocíamos, al fin, la noticia del encarcelamiento de Pujol Ferrusola, en medio de todo el escándalo relacionado con Ignacio González y tras la dimisión de Esperanza Aguirre.
Nada ha podido hacer, al parecer, el ex President catalán por librar a su hijo de las acusaciones que sobre él recaen y esto hace pensar que una vez puesta en marcha la maquinaria, los miembros de este clan de carácter casi mafioso, no podrán eludir por más tiempo esas responsabilidades por las que tendrán que responder ante la Justicia.
El encarcelamiento, podría tener además consecuencias negativas sobre el Partido al que los Pujol pertenecieron y si se acaban demostrando que los desmanes de que se les acusan eran ciertos, restar un gran número de votos a estos defensores a ultranza de la Independencia, pues demostrar honradez es  fundamental para obtener la confianza de cualquier votante que se precie.
Con la antigua CIU en el ojo del huracán y con los Pujol amenazados seriamente por la acción de los jueces, mucho va a tener que luchar Artur Mas para conservar una credibilidad que le resta el hecho de no haberse percatado de las actividades de su Jefe y mentor, quedando en una incómoda posición que en un momento tan delicado como éste, no puede, sino perjudicar esa imagen de salvador de la patria que ha intentado labrarse durante tanto tiempo.
La investigación que aún queda por hacerse y que podría demostrar que la fortuna de los Pujol sobrepasa con mucho todos los límites imaginables, resulta tristemente ser un enorme hándicap para los defensores del separatismo y hasta podría dar al traste con el sueño del Referendum que propone Puigdemont, al pertenecer él mismo, al mismo Partido bajo sospecha.
La ilusión de esos catalanes que pusieron sus esperanzas en las ideas que se les ofrecieron como una tabla de salvación para poder abandonar definitivamente la crisis, se ve ahora truncada por esta horrible historia de egoísmo personal, que demuestra cuál era la verdadera ideología que defendía su antiguo Presidente.
El gran paso que se dio ayer, enviando a prisión a este presunto organizador de la trama de que se habla, mueve a pensar que pronto veremos desfilar al resto de la familia por los juzgados, con idéntica suerte.
No quepa la menor duda que este contratiempo será exprimido hasta la saciedad por la oposición y por favor, no pierdan de vista la reacción de Ciudadanos en Cataluña a partir de ahora, porque seguramente, no tendrá desperdicio.
La excusa que esperaba el gobierno español para detener a los independentistas, ha llegado y curiosamente se la ha puesto en bandeja, el primogénito del mayor defensor del nacionalismo catalán, muy a su pesar, por supuesto.


martes, 25 de abril de 2017

El peligro a las puertas


Que el Partido de Marine Le Penn haya obtenido casi el 22% de los votos de los franceses y se haya  colocado en un lugar que le permite acceder a la Presidencia de la República vecina, debe alarmar y mucho a estos líderes europeos que apostando por las políticas de extrema austeridad, se han comportado durante los años de la crisis como tiranos, con respecto a los pueblos y que ahora tendrán que luchar  con uñas y dientes para que la extrema derecha no logre finalmente. instalarse en un país tradicionalmente defensor de la democracia y la libertad, como reza en su himno.
Cuna de la primera revolución protagonizada por burgueses y ocupado en dos ocasiones por gente con una ideología casi idéntica a la que predica ahora Le Penn, Francia se encuentra en una grave disyuntiva en la que debe optar por la decisión más importante que se haya tomado en una Nación europea en los últimos tiempos, arriesgando todos los valores que han sido símbolos patrios para los que proceden de allí y que ahora niegan sistemáticamente a gente procedente de muy diversos lugares que pensaron encontrar un destino mejor, cuando eligieron  establecerse en Francia.
Nada ha podido la memoria de los malos tiempos, el bochorno de la ocupación y esas imágenes terribles de los símbolos nazis colgando de las paredes de los principales monumentos de Paris y de otras ciudades, para frenar este ascenso imparable de quién no esconde la xenofobia que padece, ni la agresividad que demuestra hacia cualquier persona que proceda de otras culturas, cuando defiende un radicalismo feroz que asocia la felicidad propia con el cierre de sus fronteras.
Arrogante y soberbia en el fondo y en las formas, Le Penn va ganando adeptos entre las clases más desfavorecidas, capitaneando un Partido que seguramente ni siquiera debió ser legalizado y cuyo catecismo resulta ser un calco casi exacto del ideario que dio lugar al nacimiento del fascismo, en Italia y en Alemania, antes de que todo desembocara en la Segunda Guerra mundial, de infausto recuerdo.
Cómo ha podido calar el mensaje lanzado por esta ultra derechista recalcitrante entre la clase obrera, por ejemplo, es una muestra más de la ineptitud para gobernar que han demostrado los Partidos tradicionales en todos los países europeos y de cómo se ha ido degenerando el pensamiento de las izquierdas moderadas representadas por el socialismo en general, hasta fundirse con las propuestas de la derecha, abandonando a su suerte, en el peor momento, a todos aquellos a los que debiera haber defendido.
El triunfo de Trump, que ya dio la voz de alerta demostrando que cualquier cosa es posible, cuando el electorado sólo desea huir de la miseria, bien podría trasladarse  esta vez hasta Francia colocando en El Elíseo a Le Penn, a la que por cierto ha apoyado en varias ocasiones el americano, directamente.
Quizá por eso, se ha desatado de pronto el miedo en la Comunidad, como si éste tipo de situaciones no se hubieran visto venir desde hace ya demasiado tiempo y todos los mandatarios se han apresurado a pedir al unísono el voto para Macron, que se ha convertido en una especie de tabla de salvación a la que agarrarse, tras el naufragio que se les ha venido encima, como consecuencia directa de su  avaricia desmesurada y su insolidaridad con los problemas de las personas que poblamos el Continente.
Viéndole las orejas al lobo y temiendo que si ganara Le Penn, Francia también abandonara la Unión, produciendo una hecatombe de efectos indeseados, todos los que aclamaron las propuestas capitaneadas por Merkel, incluido nuestro señor Presidente, se ven ahora forzados a dar un frenazo violento, aterrorizados por las consecuencias que se han derivado, de su modo de gestionar la crisis.
Las huestes de parados y venidos a menos que se han puesto al servicio de los Partidos de extrema derecha en este continente, no son, sino el reflejo de una indignación poco formada, que encuentra en las promesas de estos nacionalistas extremos, el apoyo que les han venido negando los líderes en los que creían, hace tan solo unos pocos años.
El peligro extremo que representaría el triunfo de Le Penn en un país como Francia, se encuentra llamando con firmeza a las puertas de Europa y debemos rogar por que finalmente no llegue a producirse, aprendiendo a la vez, que para canalizar el descontento, existen otras vías menos extremistas que estas que proponen los fascistas de nuevo cuño que amenazan con derribar, otra vez, los pilares democráticos europeos.
El voto útil a Macron, no va a solucionar desde luego, ninguno de nuestros problemas,  sobre todo porque nadie sabe realmente cual sería la línea que podría seguir este recién llegado de última hora a las presidenciales francesas, pero los mandatarios europeos, no pueden, si no mirar esta opción como la única salida que les queda, aunque no les vendría nada mal, aprender y mucho, de los gravísimos errores que con todos nosotros han cometido.


lunes, 24 de abril de 2017

Hasta el último aliento


Mucho le ha costado a Esperanza Aguirre presentar una dimisión que los acontecimientos reclamaban desde hace bastante tiempo y más aún, tener que hacerlo obligatoriamente y acosada por quiénes ahora lideran el que ha sido su Partido desde el inicio de su carrera política y con los que ha mantenido en casi todas las ocasiones, unas profundas discrepancias ideológicas que le han acarreado enemistades irreconciliables que sólo han podido solucionarse tras hacerse públicos los presuntos delitos de corrupción cometidos, por casi todos los que formaron desde siempre, su círculo.
Acostumbrada a no perder y a contar con una notoriedad del estilo de lo que ella misma llamaría, de verlo en otros, populismo barato, Aguirre, que se alzó por primera vez con el triunfo en Madrid, a causa del ya famoso Tamayazo, había creado alrededor de sí misma una leyenda de inmortalidad, a la que han ayudado durante muchos años una buena parte de los madrileños, con sus votos, justo hasta que empezaron a conocerse las irregularidades que se estaban cometiendo entre sus  incondicionales y que hasta ahora, pasaban sin rozarla, como si poseyera la receta de un  hechizo que la libraba milagrosamente de todos los peligros.
Convertida en un icono del PP, por los resultados que ha reportado muchas veces a su Partido y perteneciente sin reservas al ala más conservadora del mismo, las cosas empezaron a torcerse a nivel nacional, en el mismo momento en que Mariano Rajoy fue designado por José María Aznar como su sucesor y empezó a verse que el gallego no sólo tenía sus propias ideas, sino que se hallaba dispuesto a llevarlas a la práctica, apartándose del camino que para él habían marcado con precisión su antecesor y cuántos le profesaban lealtad incondicional, como era el caso de la ex Presidenta.
Muchos han sido los enfrentamientos directos que Aguirre se ha atrevido a tener con Rajoy, aunque nunca hayan sido directamente respondidos, quizá por pecar el gallego de extrema prudencia o quizá porque la táctica del actual Presidente siempre fue la de sentarse a esperar a que el cadáver de sus enemigos políticos más directos pasaran delante de su puerta, sin tener que enredarse en absurdas polémicas de las que seguramente  no estaba preparado para salir, pues es bien cierto que nunca fue lo dócil que esperaba su antecesor, para seguir mandando en la sombra, en los destinos de su amada patria.
Impávida ante las críticas de una oposición que ha podido llegar a ser en muchos casos durísima en los comentarios vertidos contra la ex Presidenta y experta en la manipulación de las dificultades que la han acompañado  durante su largo recorrido político, Aguirre ha sabido ir bandeando los peligrosísimos juegos que se urdían a su alrededor, empleando mil y una estrategias de camuflaje que la habían convertido en una especie de intocable del panorama político español y en un pilar conservador resistente a cualquier tipo de temporal desatado, no sólo en la Comunidad que regentó, sino a nivel nacional, sin que nada ni nadie consiguiera arrebatarle un liderazgo que ya resultaba imposible de mantener, pero que permanecía inamovible.
Esta obligada dimisión de hoy, erradica cualquier posibilidad de organizar esa marcha ostentosa y teatralmente organizada que sin duda ella hubiera preferido y la arroja indefectiblemente a la nada por la puerta de atrás y con la sombra terrible de la sospecha apuntándole directamente a la nuca, como último y principal eslabón de esa gruesa cadena de corrupción que se había formado en el PP de la Comunidad de Madrid, ante los ojos mismos de la que fuera su Presidenta.
Sin honores y con cierto desdoro, alimentado por el acoso de la feroz oposición que exige que la investigación continúe mas allá de la trama supuestamente organizada por Gónzalez y Granados y empujada directamente al abismo por la prisa incontrolada de sus propios  y más ilustres compañeros, Aguirre es arrojada al vacio sin contemplaciones y abandonada a   una terrible soledad, a la que no está nada acostumbrada, pues siempre le ha encantado ser la reina de todas las fiestas.
Su dimisión, que es una gran noticia no sólo para los que nunca comulgamos con sus recalcitrantes principios, sino que libra de una pesada losa a un Rajoy que ni siquiera se ha dignado a comentar el acontecimiento, resulta ser además, el principio de un arduo camino futuro para la que fuera Presidenta de la Comunidad de Madrid, lejos ahora de toda protección de los suyos y sobre todo, del escudo de su aforamiento.
Malos tiempos esperan a Aguirre sin los apoyos con los que creyó contar y sin la influencia de que anteriormente gozaron todos los que con ella, defendieron un mismo pensamiento.
Caer en desgracia y dejar de ser, forzada por la situación, el foco de atención de todos los medios, seguramente será la peor penitencia que haya tenido que soportar Esperanza Aguirre, en todos sus años de vida.
A veces, a los ciudadanos, se nos brinda un motivo inesperado que nos permite creer  que existe la justicia.



De ídolos a individuos


Con el  resultado de las elecciones francesas recordando a los Partidos tradicionales que su tiempo de hegemonía ha terminado y a la espera de que Esperanza Aguirre presente una dimisión obligatoriamente exigida desde la cúpula de Génova, la mañana nos despierta con la imputación de Eduardo Zaplana, que viene a sumarse a todas las que ya conocemos y que colocan a los conservadores en una situación insostenible, sobre todo para poder aprobar los presupuestos.
Casado,  al que se adjudicó hace ya tiempo la imposible defensa de todo el que es acusado por la justicia de delitos de corrupción y que ya no sabe, sino repetir el manido argumento del cesto de manzanas podridas, viene a resumir sin embargo, cuál viene siendo la estrategia del PP desde que empezara a conocerse esta cadena interminable de presuntos delincuentes y que no es otra, que degradar a los que fueron hasta el mismo momento en que la justicia les imputó, amados ídolos de multitudes, a la despectiva categoría, de simples individuos.
Aclamados, loados, ensalzados y abrazados, uno a uno, por el actual Presidente mientras les confesaba su admiración y un amor incondicional, los Rato, Bárcenas, Granados, González o los imputados en Valencia y también, naturalmente, Zaplana, han sido considerados y no lo debemos olvidar, pilares fundamentales en la construcción del Partido que nos gobierna, que ahora reniega de ellos condenándolos a una condición de innombrables que les deja en la más espantosa soledad, enfrentados individualmente y sin remedio a los gravísimos cargos de que se les acusa y que los que permanecen aún en la cumbre, no adivinaron o no quisieron ver, como si convivir en un mismo entorno no diera ya, de por sí, suficientes pistas para sospechar que algo muy irregular estaba ocurriendo y una ceguera colectiva se hubiera extendido como una pandemia, por los despachos principales de las sedes, que el PP tiene en todo el territorio en el que vivimos.
Este desconocimiento total, que más parece propio de mentes de considerable debilidad que de avispados dirigentes políticos, no puede, sino mover a los ciudadanos a creer que han puesto el destino de la Nación en manos de absolutos incompetentes, pues si en tantos años no han sido capaces de detectar ni uno sólo de los casos de corrupción que sucedían a su alrededor, cómo podrían ejercer con cierta seriedad las más sencillas labores de gobierno, si se tiene en cuenta la extrema atención que se requiere para llevar el timón de un país, en tiempos tan difíciles como los que se viven en estos momentos.
Así que una de dos, o ese desconocimiento generalizado que afecta a los dirigentes del PP es puro fingimiento o más nos vale aligerar el momento de que abandonen la Moncloa, a la mayor brevedad posible, antes de que su   más que evidente torpeza, nos coloque a todos al borde de un precipicio que todos ellos negarán ver, hasta que no nos despeñemos irremediablemente estrellándonos contra el fondo para siempre.
 A todo esto, habría que sumar, además, esa comentada rebelión de fiscales que parece haberse desatado tras la presunta coacción a la que dicen haberse visto sometidos muchos de ellos y que parece gritar tácitamente, que existe una constante injerencia de los poderes políticos en las cuestiones relacionadas con la justicia y que los acusadores están hartos de que se les obligue, en cierto modo y siempre según ellos mismos, a ejercer de abogados defensores de ciertos acusados de renombre, en causas de profundo calado, que afectan y de qué manera, a la sociedad en general, por la naturaleza de los delitos.
Que se dude de nuestra inteligencia y que sólo se nos dé cierta importancia, únicamente cuando se acercan las elecciones, ya ni siquiera nos sorprende, pero es nuestra obligación aclarar, que las mentiras no se convierten indefectiblemente en verdades a fuerza de repetirlas cada vez con más fuerza y que la necedad de creer que a los ciudadanos se les puede convencer con cualquier argumento, hace ya tiempo que dejó de ser una realidad, pues la dificultad de la época ha conseguido convertirnos en auténticos expertos en descifrar lo que se esconde bajo los mensajes que se nos lanzan a través de los medios.
De todos modos, ahora que las manzanas podridas de este cesto se han multiplicado como los panes y los peces de aquella parábola, puede que los “individuos”, cansados del ostracismo a que los ha condenado el que fuera su amado partido, se decidan por fin a unirse, optando por exhibir públicamente la copiosa información de la que sin duda dispondrán y que bien podría demostrar que jamás actuaron en soledad, sino más bien, en compañía de otros, de esos que ahora tanto reniegan de ellos, siempre presuntamente.

De que se llegue o no a la verdad, depende en mucho lo que pueda sucedernos a todos, en un futuro nada lejano y no sería de extrañar, visto lo visto, que las encuestas diesen un vuelco y ocurriera, de una vez, algo distinto a lo que estamos acostumbrados y que está visto que no puede ser peor que  lo que tenemos, seguramente por nuestra insistencia en emitir un voto útil.

jueves, 20 de abril de 2017

El último eslabón


La detención de Ignacio González, que sucedió a Esperanza  Aguirre, como Presidente de la Comunidad de Madrid, aunque parece que se esperaba desde hace varios días, ha levantado un auténtico torbellino de acontecimientos que podrían precipitar un final poco decoroso para los que formaron parte de un equipo gubernativo, posteriormente implicado casi al completo en una serie de gravísimos casos de corrupción y cuya cabeza visible era hoy también llamada como testigo a declarar en relación con la Gurtel, quizá como último eslabón de una cadena que se ha hecho totalmente añicos en los últimos tiempos.
Los registros de ayer y el posterior ingreso en los calabozos de Ignacio González, al que el juez acusa de nueve delitos, en compañía de otras once personas entre las que se encuentra su propio hermano, no dejan muchos caminos al PP, que se ha visto forzado a suspender de militancia al ex Presidente de la Comunidad y a pedir, según fuentes cercanas, la dimisión inmediata a Esperanza Aguirre y a ser posible, el abandono total de todas sus labores como política.
Hasta ahora y quizá por lo  mucho que debe saber la ex Presidenta madrileña sobre los entresijos de su propio Partido y muy especialmente sobre sus adversarios políticos más directos, dentro del mismo,  Aguirre había ido sorteando con arte de prestidigitador, el desastre que se cernía a su alrededor derrumbando una tras otra las figuras de sus más estrechos colaboradores, acusados por la justicia de malversar, extorsionar y enriquecerse personalmente de la adjudicación de obras públicas, todas ellas realizadas durante el mandato de la Presidenta, aunque ella haya negado por activa y por pasiva, el conocimiento de ninguno de estos hechos.
Su soberbia natural y la suerte que ha tenido hasta ahora, consiguiendo salir airosa de toda esta trama corrupta que la rodeaba tan de cerca, deben haberla convencido de que se había convertido en un ser intocable y la tolerancia de sus propios compañeros, incluido Rajoy, que aún sin comulgar en absoluto con sus ideas, le ha permitido seguir manteniendo cierto status de preferencia dentro de la Formación a la que todos pertenecen, había afianzado esta idea, que ahora se derrumba piedra a piedra, dejando a Aguirre en una espantosa soledad, de la que no podrá escapar, entre otras cosas, porque durante años se ha encargado de labrarse a pulso una total enemistad con la cúpula dirigente.
Sus lágrimas de hoy, a la salida de la Audiencia Nacional, más que por lo que pudiera ocurrirle a Ignacio González, reflejaban la rabia contenida que debe sentir por tener que marcharse con tal deshonor y sobre todo por saber que el ala del PP a la que pertenece el Presidente Rajoy, le gana finalmente la partida, poniendo fin a cualquier aspiración que aún le quedara, de sucederle en el puesto.
El hecho de que Francisco Marhuenda haya sido a la vez, imputado por presuntas coacciones hacia la persona de Cristina Cifuentes, tradicionalmente enfrentada a Aguirre, como es público y notorio, tampoco ayuda en modo alguno a  que la ex Presidenta pueda esta vez, encontrar una salida por la que huir, para mantenerse en el cargo que ocupa.
El mayúsculo escándalo que le estalla en la cara a Rajoy, apenas unos días antes de que tenga que declarar como testigo en  la Audiencia Nacional, pone al Presidente en una situación de inseguridad ante los ciudadanos y sobre todo ante la oposición, que bien podría derivar, en el caso de que Ciudadanos decidiera que ha llegado el momento de retirarle su ayuda, en la convocatoria de nuevas elecciones, para las que el PP tendría que replantearse una estrategia absolutamente novedosa, si no quiere terminar en una situación similar a la que aflige al PSOE, en estos precisos momentos.
Ahogados hasta el cuello por el descubrimiento continuo de nuevos casos de corrupción, en los que cada vez son más, los que han ocupado altos cargos en el PP, a lo largo y ancho de todo el País, Rajoy y los suyos van perdiendo todo atisbo de autoridad moral parea reclamar a los ciudadanos su confianza, sobre todo, cuando se va  sabiendo el destino que han dado los corruptos al dinero correspondiente a las arcas estatales, al mismo tiempo que se agota la hucha de las pensiones, o se reclaman más recortes en Sanidad o Educación, en detrimento de este sufrido pueblo.
Rumores  como el de que el Fiscal anticorrupción ha estado presionando para que se dejara de investigar el caso de Ignacio González, por mucho que se nieguen, sólo pueden incidir en la desconfianza que despierta el Gobierno entre la gente, aumentando el descrédito que ya de por sí, existe sobre el mundo de la justicia.
Soplan malos vientos para el PP en general y el único respiro que puede, a día de hoy, permitirse Rajoy, es el estar casi seguro de haberse librado para siempre del acoso de Esperanza Aguirre, si finalmente consigue que dimita.
Poco le durará sin embargo esta alegría. Tener que declarar en el caso Gurtel, con el compromiso como testigo, de tener que decir verdad y hacerlo en una situación como la que está viviendo estos días, no debe ser fácil para él y por tanto, habrá de ser extremadamente cuidadoso con las palabras, que no son precisamente su fuerte.
La Gurtel, la Púnica, el caso de González y otros muchos en los que los acusados formaban parte de su propio Partido, podrían llevar a la muerte política al Presidente y no duden que la oposición de izquierdas, no cederá ni un ápice en su esfuerzo por conseguir que se marche. Quizá debió hacerlo, con cierta dignidad, mucho antes de que llegáramos a ésto.



miércoles, 19 de abril de 2017

Ochenta años son nada


Recuerdo que la primera vez que vi el Guernica de Picasso, me recorrió un sobrecogimiento especial que provocó una paralización total de mis sentidos, sin dejarme apartar los ojos de aquel blanco y negro rotundo que reflejaba toda la crudeza de una guerra que nunca debió empezar y el sufrimiento atroz que provocó entre las personas que habitaban este país y que en muchos casos, continúa, por la manera en que se ha tratado hasta ahora, el honor y la memoria de los vencidos en la contienda.
Puedo afirmar sin reservas, que ha sido  y sigue siendo el cuadro que más me ha impresionado en mi vida y que a pesar de haber vuelto a verlo muchas veces,  continúa teniendo para mí unas connotaciones especiales que me hacen descubrir nuevos sentimientos siempre que lo miro.
Es esta una pintura que no solo llega al corazón, sino que a pesar de haber transcurrido ochenta años de aquel terrible bombardeo, sigue teniendo una vigencia tal, que cada una de esas imágenes que hacen  de su relato casi una epopeya, bien podrían trasladarse al día de hoy, sólo con cambiar el nombre del país en el que aconteció y los rasgos físicos de la gente que en él aparece.
Cualquiera de los símbolos representados por ese juego de luces y sombras que concluye en un gris oscuro que inunda la mirada de los espectadores,  hallaría una correspondencia segura en el mundo que nos rodea y no habría que viajar muy lejos para encontrar el mismo dolor que refleja el cuadro en toda su extensión y la misma crudeza que se mantiene intacta en la actualidad, por ejemplo, en los campos de refugiados en que se hacinan cientos de miles de protagonistas similares a los que pintó el Maestro, o en la desolación total en que ha quedado Siria.
Todos y cada uno de nosotros deberíamos ver este cuadro, al menos una vez en la vida, pues aunque hayamos tenido delante reproducciones en mil ocasiones, la inmensidad de su tamaño y los muchos bocetos que hizo Picasso y que se exponen en la misma sala, atrapando a quiénes llegan allí, sin que puedan escapar de su mágico hechizo, no debiéramos dejar pasar la ocasión de contemplarlo in situ, incluso aunque nunca nos haya interesado este tipo de arte y Picasso no sea un pintor que nos seduzca especialmente.
El Guernica, no es un cuadro más, es España y los que la habitamos,  retratada milimétricamente por un ojo observador que plasma a la perfección nuestros innumerables defectos. La soberbia que invade a los vencedores y su insidiosa persistencia en asolar hasta el más mínimo detalle que pueda ofrecer algún tipo de esperanza a los vencidos. Las dos Españas, perfectamente definidas, como no se había hecho desde que Goya pintara aquel “A garrotazos”, que sería también un fiel reflejo de nuestra idiosincrasia particular, que no somos capaces de corregir, por mucho tiempo que transcurra.
Y es también, el grito desgarrado de los que claman a diario contra los horrores de todas las guerras y que es lo único que purifica el aire viciado que nos obligan a respirar todos aquellos que continúan viendo en el belicismo moderno o tradicional, la única salida para solucionar los conflictos.
Es la razón, contra la fuerza bruta de la violencia, que convierte a los seres humanos en bestias irracionales capaces de cometer esta clase de imperdonables atropellos y el ruego desesperado de los que deseamos la paz y que no somos capaces de comprender como la inteligencia humana no ha podido ser aún capaz  de superar sus ansias de aniquilación de individuos de su propia especie.
En este aniversario que se cumple, contemplar  El Guernica, podría ser una manera de reflexionar profundamente sobre las actitudes del mundo moderno y un modo de analizar en detalle, los errores mil veces repetidos que nos han llevado hasta dónde nos encontramos y que ha costado tantos y tan inútiles sufrimientos a los hombres, sin que hayan podido dejar atrás, sus ansias incontrolables de dominio.
Mírenlo, desde el corazón, no se puede buscar en otro sitio para verlo y déjenlo fluir en ustedes, libremente, tal como fue pintado por su autor, que seguramente ni siquiera se daba cuenta de la impresión que causaría mucho después de que él mismo hubiera muerto.



martes, 18 de abril de 2017

Justo y necesario


Mariano Rajoy  era, a juicio de una gran mayoría de ciudadanos, uno de los eslabones que faltaban para intentar el esclarecimiento total del caso Gurtel y hoy por fin, la Audiencia Nacional, se decide a citarle como testigo, fundamentalmente gracias al trabajo de las acusaciones particulares, que en dos ocasiones anteriores, habían fracasado en sus iniciativas de que pudiera oírse en la sala al Presidente.
El hecho, trascendente en sí mismo, por la importancia del personaje que lo protagoniza, sienta además, un inevitable precedente, que avisa a cualquier cargo político que se encuentre inmerso en cualquiera de los múltiples casos de corrupción que  investigan o juzgan actualmente, que nadie está libre de poder ser llamado por los jueces, en el caso de que su testimonio resulte interesante para el desarrollo de los juicios y que tendrán que responder, exactamente igual que habría de hacerlo, cualquiera de los  ciudadanos.
 Que el nombre de Mariano Rajoy haya aparecido de manera continuada en este caso, ya sea por boca de Correa o en los papeles de Bárcenas y que haya sido citado en numerosas ocasiones por  varios de los acusados, como presunto conocedor de todos los hechos que acaecían en Génova, hacía prácticamente imposible que su comparecencia fuera retrasada por más tiempo y era justo y necesario que los jueces quisieran oír lo que tenga que decir al respecto nuestro pusilánime Presidente, que seguramente optará por la manida estrategia de la ignorancia supina, como suelen hacer todos los cargos conservadores, en situaciones similares a ésta.
Pero la ignorancia, en el caso de que fuera real, cuestión que despierta innumerables dudas en cualquiera que sepa un poco acerca del funcionamiento interno de los Partidos políticos, no puede ni debe restar un ápice de gravedad a los hechos que se desarrollaban en Génova y en razón de su puesto, habría de admitir las responsabilidades políticas que se hubieran derivado de aquellas irregularidades que parecían cometer personas muy  cercanas a Rajoy, aunque ahora parezca que nunca se hubieran conocido.
Solo ante el peligro de ser interrogado, bien sea en la propia Audiencia Nacional o como parece ser la opción más lógica, por video conferencia, de la agudeza de las preguntas que se le hagan dependerá que se clarifiquen o no un poco más los hechos acaecidos, pues todos sabemos de sobra que a Rajoy suele inquietarle sobremanera no poder manejar textos preparados con anterioridad y que su locuacidad flojea considerablemente, si le ponen en entredicho.
No podrá aquí apoyarse el Presidente en su cohorte de fieles asesores, cuando llegue el momento de la verdad y aunque todos seamos conscientes de que tratará por todos los medios de ceñirse a un guión escrupulosamente preparado a partir de hoy mismo, los nervios suelen jugarle malas pasadas y cualquier desliz bien pudiera resultar extremadamente peligroso, para sus propios intereses personales y muy fundamentalmente, para los de su Partido.
Dice él, porque otra cosa podría levantar suspicacias, que se encuentra dispuesto en todo momento a colaborar con la justicia, pero la cruda realidad es que su citación ha causado auténtico pavor entre las filas de los conservadores, que la achacan, cómo no, a la existencia de una conspiración por parte de la oposición para debilitar la figura de un Presidente, sobre el que durante demasiado tiempo, han pululado demasiadas sospechas.
Estas teorías conspiranoides, que ya no convencen a nadie y menos cuando se han vivido acontecimientos de la gravedad de los que han venido sucediendo en el país, en torno a los casos de corrupción en los que se encuentran envueltos un sinfín de cargos pertenecientes al PP, son sin embargo, la excusa recurrente que permite una huída hacia adelante, con la única intención de ganar tiempo, porque a todos nos queda claro que el dinero negro que presuntamente  se ha movido por los despachos y los fines a los que supuestamente ha sido destinado, son la prueba indiscutible de que el PP se ha ganado a pulso el natural interés que despierta, como Partido, en los jueces.
Si finalmente logra aclararse este inmenso entramado de corrupción pura y dura que constituye el caso Gurtel y son condenados todos, y digo todos, los que tuvieron algún tipo de responsabilidad en que los hechos así sucedieran, esta sentencia podría considerarse un punto de partida para adquirir el compromiso firme de terminar de una vez con la corrupción y los ciudadanos podríamos respirar un poco más tranquilos, sabiéndonos apoyados por la Justicia.

De momento, esto es una ilusión, que nos gustaría a todos ver cumplida algún día, para poder diferenciar irrefutablemente a los buenos de los malos políticos. La necesidad de creer que aún existen personas honradas en esta denostada profesión, resulta ser de una enorme importancia para los pueblos, pues no es lo mismo sentar en el Parlamento, a través de nuestros votos, a un ladrón, que a alguien que mira exclusivamente y con decencia, por el bien de los ciudadanos.

lunes, 17 de abril de 2017

Primera plana


Mientras en el mundo se ve envuelto en una violencia incontrolada que causa un efecto dominó, dejando caer una a una las fichas que representaban los mejores valores de la humanidad, los medios de comunicación colocan a diario en sus portadas todas estas noticias referentes a la desolación y la muerte, aportando mil pruebas gráficas de la negra suerte que corren los damnificados por las guerras o el terrorismo, sin ahorrar detalles de cómo se van desarrollando dichos acontecimientos.
En medio de esta locura  que nos invade, existen sin embargo, otra clase de personas, que continúan luchando denodadamente por combatir las enfermedades que nos afligen, pero que al permanecer la mayoría de las veces en el anonimato, por desarrollarse su trabajo en laboratorios o Universidades, no merecen aparecer en primera plana, ni siquiera cuando alguno de sus descubrimientos, podría salvar cientos de miles de vidas en todo el planeta e incluso mejorar considerablemente los efectos secundarios que  conlleva la aplicación de determinados tratamientos.
Hace sólo un par de días, uno de los informativos televisivos incluía una noticia de este tipo, veinte minutos después de haber abierto con los sucesos producidos en la Madrugá  sevillana, contando de pasada que unos médicos catalanes habían descubierto un medio para destruir las células cancerosas, sin dañar a las sanas, cuya aplicación terminaría además, con el largo calvario que sufren estos enfermos, a causa de la quimioterapia.
El hecho, que hubiera merecido desde el punto de vista humano, mucha más consideración por parte de los periodistas, fue sin embargo abordado con cierta rapidez por la presentadora, como si todos los días se dieran en el mundo avances de tal importancia, sin merecer por ello, más que unas líneas mal construidas, leídas apresuradamente, al final del programa.
Quizá por esa razón, no pudimos enterarnos de los  nombres de los doctores o el equipo al que debemos este  considerable progreso y a los que ha debido costar innumerables horas de trabajo poner en marcha el tratamiento, sin contar además, con los medios que seguramente hubieran necesitado para desarrollar plenamente su labor, pues vivimos en el país que vivimos y los recortes en investigación, como todos sabemos, han sido muy importantes.
El orgullo de que estos científicos pertenezcan a un grupo de investigación catalán, ya hubiera merecido que se abriera el informativo con esta noticia y muy fundamentalmente, que se hubiera ahondado mucho más en el significado que puede tener a partir de ahora, este nuevo tratamiento, que trae una enorme dosis de esperanza e ilusión, a los miles de enfermos de cáncer que se debaten entre la vida y la muerte en los hospitales de todo el mundo.
Dedicar portadas de prensa a los avances de la ciencia, puede que no venda en la misma medida en que lo hacen noticias referentes a la corrupción o la guerra, pero seguro que supone, para muchos lectores y televidentes, la sensación de que no solo suceden cosas terribles a su alrededor y sobre todo, de que quedan muchas personas que dedican su vida a buscar el bien para esta humanidad, tan necesitada de un poco de alegría, en tiempos tan difíciles.


domingo, 16 de abril de 2017

Juegos de guerra


Ataca Donald Trump  Afganistan por sorpresa y utiliza además  una bomba de extraordinario poder, como si quisiera dar al mundo una prueba evidente de su superioridad armamentística sobre los demás, demostrando además que no le temblará el pulso a partir de ahora,  en utilizar cuánto tenga a su alcance, con tal de garantizar a EEUU una supremacía, que pocos se atreverían a  discutir, con argumentos como éste.
Lo hace, a sólo unos días del bombardeo sobre Siria, quizá como respuesta al apoyo que Rusia presta a Al Assad y tensando la cuerda de unas relaciones entre países que podrían retroceder hasta la época de la guerra fría, dando carpetazo a los esfuerzos que todos sus antecesores en el gobierno intentaron hacer, para lograr un acercamiento real entre los dos grandes bloques, que ahora parecen volver a un punto de partida no deseado.
Busca seguramente Trump, que las demás naciones reconozcan que se encuentra dispuesto a todo por defender a su país, haciendo gala de un patriotismo trasnochado que quizá puede convencer a una gran parte del electorado que le votó, pero que sólo transmite desconfianza y temor al resto del mundo, que mira con estupefacción cómo se puede ver envuelto en cualquier momento en un conflicto internacional, de terribles e incalculables consecuencias.
Ninguno de  los líderes mundiales que hemos conocido desde que terminara la segunda guerra mundial, con las luces y las sombras propias de cada uno, se había atrevido nunca llegar tan lejos y menos aún, con esta precipitación en una toma de gravísimas decisiones, que podrían cambiar el rumbo de la Historia, si se convierten en costumbre, como parece que será la tónica, mientras dure el mandato de este particularísimo Presidente.
Europa, contiene la respiración, pues la cercanía del conflicto Sirio es para ella mucho mayor que para USA, aunque sin decidirse a criticar abiertamente estas exageradas muestras de belicismo exacerbado que tanto parecen gustar al nuevo Presidente norteamericano, cuestión que seguramente terminará por pasarle factura en cada uno  los comicios que se celebren a partir de ahora en los países que  forman el Continente y en cuyos resultados tendrán mucho que decir los Partidos pertenecientes a la extrema derecha, cuyo ascenso está siendo verdaderamente estremecedor, en los últimos tiempos.
Le Penn y otros que comparten su ideología y que probablemente apoyan a muerte las acciones de Trump, pues comparten plenamente su declarada xenofobia contra los árabes, no dudarán en capitalizar esta forma de nacionalismo  encubierto, con el argumento de estar defendiendo a los oriundos de sus respectivos países, no sólo de los problemas que a ellos trae la inmigración, sino también de los ataques terroristas que se están cometiendo indiscriminadamente en sus ciudades, sin que se haya encontrado una solución a este problema, por parte de los mandatarios actualmente en el poder.
El inexplicable silencio de la Comunidad sobre el empleo de este tipo de bombas, mientras condenan el supuesto uso de armas químicas por parte de los adeptos al gobierno Sirio, no puede, sino animar a Trump a su utilización, cada vez que lo considere conveniente y aunque las razones que viene dando no resultan para nada convincentes a nivel internacional, sí  que consiguen amedrentar y de qué manera a los pusilánimes líderes europeos, incapaces de criticar abiertamente, la gravedad de estos sucesos.
Ahí tenemos, si no, la reacción de nuestro propio Presidente, que no sólo se aviene a consentir en la participación de la Base de Rota en el bombardeo contra Siria, sino que declara públicamente su apoyo incondicional a quien considera tradicionalmente un aliado, sin percatarse de que la personalidad de Trump  y sus conocimientos sobre  la política y la diplomacia, nada tienen que ver con la de sus antecesores y si no, que se lo pregunten a México o a los latinos que pueblan las ciudades de la poderosa Norteamérica.
Verdad es que puede resultar peligroso contradecir a este personaje recién llegado al mundo de la política internacional, pero es mucho peor, a largo plazo, hacerle creer fielmente que tiene la razón, pues están en juego vidas humanas que a nadie parecen importar y, en definitiva, el futuro de este planeta.
Cada vez que un lunático se  alza con el poder, la humanidad pierde una buena parte de la racionalidad que la caracteriza. Volver a recuperarla, la historia lo ha demostrado fehacientemente, puede costar demasiado tiempo y a veces, los acontecimientos toman una deriva impredecible, que puede conllevar efectos colaterales peores.
Una especie de locura colectiva, parece haberse desatado a nuestro alrededor. Habrá pues, que conservar la cordura intacta y los ideales firmes, o seremos arrastrados por esta marea negra de violencia incontrolada que paraliza nuestras mentes.







miércoles, 12 de abril de 2017

El regreso del cuarto poder


Se otorga el Premio Pulitzer al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, por la brillante labor realizada en el seguimiento y posterior publicación del caso de los papeles de Panamá, que ha contado con la colaboración de profesionales ubicados en 78 países, logrando destapar uno de los mayores escándalos aparecidos hasta ahora en los medios y demostrando que la fuerza del llamado cuarto poder, funciona en cuanto se aleja de la tutela de los grupos políticos, dedicándose a su fin primordial, que no es otro que el esclarecimiento de los hechos y el relato de la verdad, por cruda que ésta sea.
Este premio, que celebramos ayer clamorosamente todos los que procuramos informar a diario de las cosas que ocurren a nuestro alrededor y muy fundamentalmente los que no dependemos de las presiones de las grandes empresas editoriales, ni de la publicidad, pudiendo expresar nuestras opiniones libremente, se convierte en un reconocimiento tácito a esos periodistas de raza que luchan denodadamente contra el entorno que les rodea en este mundo en que vivimos, arriesgando su propia estabilidad económica y psicológica, por defender los principios fundamentales de esta delirante profesión, tantas veces atacada furiosamente por algunos líderes políticos, pero sin cuya colaboración, difícilmente se habrían podido esclarecer, me atrevo a decir, que  una gran parte de las corruptelas que se vienen dando a lo largo y ancho de este mundo.
Felicitaciones en nuestro país, especialmente a La Sexta y el Confidencial, que desde el principio nos mantuvieron pegados a la información que a diario nos iban ofreciendo y que consiguieron, entre otras muchas cosas, la dimisión del Ministro Soria, por su clarísima implicación en el tema del que estamos hablando y que tantas alegrías está dando a los profesionales que se han volcado hasta la extenuación en él, provocando un terremoto a nivel mundial, como nunca se había conocido.
El Pulitzer, que otorga un enorme prestigio a quiénes lo reciben, no ha podido estar más compartido que en esta ocasión, pero lo verdaderamente importante es que este reconocimiento marca una línea entre  las diversas maneras de hacer periodismo, dando a la vez, una llamada de atención a las grandes empresas editoriales y a los que se convierten en meros lacayos de determinadas ideologías, recordándoles que cuando se trata de difundir información, ser imparcial y poder demostrar fehacientemente todo aquello que se publica, ha de estar, ineludiblemente, por encima de los propios intereses e incluso del propio pensamiento.
Porque en esta profesión, que ha de ser necesariamente  vocacional y en la que no se puede perder jamás el entusiasmo que produce transmitir cualquier tipo de información a los lectores , escribiendo todos los artículos como si fueran el primero, faltar a la verdad o maquillarla en función de los intereses de determinados grupos económicos o Partidos políticos, se convierte en un pecado mortal, del todo imperdonable para quién lo comete, arrebatándole para siempre cualquier atisbo de credibilidad y despojándole tácitamente de la condición de ser Periodista.
Bueno es, no recuerdo quién lo dijo, que los políticos vivan con el temor de que la prensa pueda achacarles alguna irregularidad en el cumplimiento de sus funciones y esto,  que podría parecer petulante e incluso amenazador, según cómo se interprete, es sin embargo, la pura verdad, pues de no haber sido así, casos como el Watergate o éste mismo que hoy nos ocupa, no hubieran existido jamás, provocando las consecuencias que todos conocemos.
Bienvenido sea pues, para todos los galardonados, este Pulitzer que aclara meridianamente cuáles han de ser las funciones del Periodista y que este premio, anime a todos aquellos que ejercen esta profesión de otro modo, a cambiarla por otra en la que al menos, no obstaculicen el trabajo de los que de verdad, llevan al periodismo en la sangre y son capaces de ejercerlo desde el honor, sin hacer concesiones y tratando en todo momento de ofrecer la verdad, a  los que respetamos y admiramos su valentía, a la hora de defender la decencia.



martes, 11 de abril de 2017

Una complicación peligrosa


El sorpresivo ataque a Siria, protagonizado por orden expresa de Trump hace sólo unos días, como respuesta al supuesto ataque con armas químicas, por parte de las fuerzas gubernamentales, ha traído unos efectos colaterales absolutamente indeseados, empezando por la muerte de civiles, entre los que se encontraban varios niños y siguiendo por la confrontación abierta contra el gobierno de Putin, que siempre se ha declarado favorable a la continuidad en el poder de Bashar al Asad, al que ha prestado ayuda durante todo el conflicto.
Aunque no debe ser así, pues en estas cosas siempre subyacen intereses económicos de algún tipo, a uno le da la impresión de que el nuevo Presidente de los Estados Unidos, se mueve  guiado por sentimientos que le provocan un determinado grado de indignación y que ni siquiera tiene la deferencia de consultar a los expertos que sin duda debe tener como asesores, antes de tomar decisiones de extrema gravedad, que bien podrían poner en peligro la estabilidad mundial, abocándonos a una serie de contiendas que podrían evitarse, si se razonaran seriamente los movimientos a seguir y en consenso con otras Naciones.
Lo malo de esta manera de actuar, sobre todo cuando se trata de asuntos en los que están en juego factores bélicos, como es el caso de la guerra de Siria, es que resulta prácticamente imposible prever cuáles serán las reacciones que tendrá el que hoy dirige el país más poderoso del mundo y también, que no hay forma de contrarrestar los hechos cuando ya han ocurrido, ni siquiera a través de Organismos internacionales, como las Naciones Unidas, por muy en contra que hayan estado de los ataques, desde un primer momento.
Al conflicto Sirio, ya enmarañadísimo de por sí, pues las guerras a tres bandas no suelen ser habituales, al menos hasta el momento, habría pues que añadir estas intervenciones esporádicas e irreflexivas, que parece que pueden marcar la tónica de Trump, durante los años que dure su mandato y que endurecen aún más si cabe, la lucha tácita  que mantienen Oriente y Occidente, radicalizando sobre todo, las posturas de un Estado Islámico que está demostrando que puede captar adeptos en cualquier parte de la tierra, a los que no les importa atentar contra la población civil en cualquier momento, aunque en ello les vaya la vida.
Muchos son los que han defendido y defienden que sólo a través de las negociaciones se puede llegar a un final relativamente tranquilo, en el que cada cual ocupe su lugar en un mundo en el que debieran tener cabida pacífica todas y cada una de las ideologías elegidas libremente por los pueblos, pero el camino a seguir empieza a convertirse en impracticable, cuando el poder se encuentra en manos de quiénes  animan a practicar la xenofobia contra determinados colectivos, aprovechando además, la crisis económica actual, para ganar adeptos a un nacionalismo encubierto que recuerda peligrosamente al de los años del fascismo.
Si a esto añadimos un enfriamiento paulatino de las relaciones entre norteamericanos y rusos y un desencuentro absoluto en la manera de concebir cómo tratar casos como el de Siria, los lúgubres tiempos de la Guerra fría, acabarán por volver, dividiendo a la tierra de nuevo, en bloques de enemigos irreconciliables, a los que costará mucho esfuerzo intentar acercar, si es que aún fuera posible conseguirlo.
Le falta a Trump y también a Putin, parece, la mesura de sentarse a meditar la gravedad de sus decisiones y sobre todo, la empatía que debiera despertar la situación en que se encuentra la población civil de Siria, sobre todo si permanece en su Estado, aunque también, si han podido salir de allí, convirtiéndose en los refugiados políticos más mal tratados, en toda la historia.
Los dos, carecen de la altura política necesaria para poder hallar una salida a este o a cualquier otro problema que requiera de su intervención y sólo un milagro podría aportar un poco de luz, a mentes tan obtusas como éstas.
Entretanto, Siria ha dejado de existir y se debate, sobre los escombros de sus ciudades, entre la desaparición o el olvido, aguardando que los mandatarios actuales entren de una vez en razón y empiecen a prestarles la ayuda que de verdad necesitan, en vez de enviar únicamente misiles y miseria.


lunes, 10 de abril de 2017

Amarga despedida


La primera imagen que se viene a la cabeza de todos los ciudadanos, cuando se habla de Carme Chacón, es aquella en que acabando de ser nombrada por Zapatero Ministra de Defensa y evidenciando un avanzado estado de Gestación, se puso delante de las tropas para pasar revista, pronunciando con una tenue vocecita, pero con rotunda autoridad, la frase de ¡Capitán, mande firmes!
La noticia de su repentina e inesperada muerte nos sorprendía ayer por la tarde, cayendo como un jarro de agua fría, por su indudable juventud y nos dejaba, ese amargo sabor que produce la desaparición de una persona a la que sin conocer personalmente, nos había causado siempre buena impresión, quizá porque su modestia le hacía pasar claramente desapercibida, aunque le sobraban motivos para haber presumido de su valía personal, en el ejercicio de la Política.
Fue Chacón pionera, al ser la primera mujer que se puso al mando de un Ministerio tradicionalmente pensado para ser dirigido por hombres y también la única que se atrevió a presentarse como futura candidata a la Presidencia del Gobierno, enfrentándose a Rubalcaba en unas primarias que después perdió y a las que sucedió una etapa en la empezó a notarse el terrible declive del Partido al que pertenecía y que lo ha llevado hasta la situación  actual, que todos conocemos.
Quizá por su carácter discreto, muy pocos conocían que padecía una cardiopatía congénita desde su nacimiento y que ha sido finalmente, la que parece haber provocado un desenlace tan terrible y menos aún, que en numerosas ocasiones los médicos le habían aconsejado una vida de tranquilidad a la que evidentemente renunció, pues estuvo  presente hasta hace sólo unos días, en multitud de actos organizados por su Partido, el último, un mitin en el que mostraba su apoyo a la candidatura de Susana Díaz, que fue  su última aparición en público.
Su muerte, que ha provocado una auténtica avalancha de tristeza y solidaridad y no sólo en el ámbito de su propia Formación política, nos hace irremediablemente pensar en la fugacidad de la vida y en si verdaderamente merece la pena excederse hasta tal punto en el cumplimiento de las propias funciones, cuando la salud está en juego.
Respetada por la oposición al completo y considerada como un peso pesado en el ala moderada del PSOE, todos los Partidos han expresado sus condolencias a través de las redes, sin ahorrar en elogios hacia la valía personal de Chacón, incluso a pesar de haber mantenido con el grupo de los socialistas, al que pertenecía, rotundas diferencias.
Las circunstancias en que se ha producido el deceso y la mesura de la familia al tratar el tema, no podía, sino despertar la  solidaridad de una clase política, generalmente muy viciada, pero que aún es capaz de unirse cuando se producen casos así, quizá porque afectan directamente al corazón de los ciudadanos.
Descanse en paz esta mujer menuda que supo crecerse ante la adversidad y que abrió un difícil camino a las mujeres que deciden dedicarse profesionalmente al Ejército y a las que en este mundillo tan cerrado, no se ha tratado especialmente bien, simplemente por un problema de género.
Fue aquella frase suya, la demostración palpable de que se pueden hacer muchas cosas desde una aparente debilidad y de que si se quiere, se debe luchar contra las más graves contingencias que a uno le puedan surgir a lo largo de su vida.
Por ser como fue, deja en los ciudadanos un recuerdo que permanecerá entre nosotros para siempre.



domingo, 9 de abril de 2017

Adiós a las armas


Con opiniones absolutamente divididas entre los políticos y los ciudadanos que ocupan nuestro territorio nacional, ETA escenifica un abandono de las armas, que parece poner fin a casi cincuenta años de atentados que causaron 829 muertos y un número incalculable de afectados por daños emocionales, a los que con toda probabilidad, nadie logrará resarcir, aunque muchos de ellos ya celebraron hace tiempo, el cese de la violencia.
La lista de zulos ofrecida por la organización vasca y el armamento puesto a disposición de las autoridades francesas, a través de la intervención de una serie de mediadores internacionales, se toma con cierto escepticismo por parte del Gobierno español y no complace en absoluto a una buena parte de los familiares de las víctimas, que han manifestado abiertamente que sólo se ha entregado una parte del  arsenal que se supone se encuentra en posesión de los etarras y que podría estar ocultándose, por si fracasara el intento de reincorporarse a la sociedad, o alguna de las condiciones que veladamente se imponen, como el acercamiento de sus presos.
Tampoco gusta a las asociaciones de víctimas el hecho de que aún queden más de doscientos atentados sin resolver y muy fundamentalmente, que el final de esta operación que se está llevando a cabo, sin la participación activa de las autoridades españolas, termine por diluirse sin que los que formaron parte de los comandos y nunca fueron arrestados, puedan obtener una impunidad que no se correspondería con la naturaleza de sus acciones, ni con las gravísimas consecuencias que se derivaron de ellas, fundamentalmente para los que continuaron viviendo en el País vasco, siendo permanentemente acosados y perseguidos en su rutina diaria, hasta el punto de tener que llevar escoltas que hasta ahora no han abandonado el ejercicio de sus funciones, tras unos años del cese de la violencia.
 Las opiniones de los Partidos políticos tampoco son en nada coincidentes y mientras la izquierda y los independentistas catalanes y vascos celebran esta supuesta rendición, abogando por una convivencia pacífica que consiga restañar las heridas provocadas por este larguísimo conflicto que hasta hace bien poco, no parecía poder llegar a su fin, el Partido Popular y el PSOE, que han sido precisamente los que más atentados han recibido en sus carnes, tildan de pantomima el acto de entrega de armas retransmitido ayer y exigen, una rendición incondicional y una disolución completa, a las que no piensan corresponder en modo alguno, quizá por temor a las reacciones que pudieran tener los familiares de las víctimas en cuestión, a los que por cierto, han utilizado muchas veces  con fines exclusivamente electorales y que ahora les empiezan a resultar relativamente molestos, por estropearles un momento en el que poder afirmar que han conseguido, ellos solos, terminar con el terrorismo.
Sepultados quedan, ya que nadie se atreve a hablar de ellos, los múltiples intentos de negociación ocurridos en total clandestinidad en los últimos años y que han sido, en realidad, artífices de este final agridulce que ahora vivimos y los esfuerzos aportados por gente que permanece en el anonimato más absoluto, de una y otra parte, para que pudiera llegarse a un entendimiento que pusiera punto y final a este terrible capítulo de nuestra historia más reciente.
La condena por el chiste del asesinato de Carrero Blanco, la víctima de más relevancia política asesinada por los etarras,  impuesta a una chica hace sólo unos días, demuestra que aún existen en este país nuestro muchos que nunca querrán olvidar lo que ocurrió y que el sentimiento de odio que provocaron los atentados en una buena parte de la sociedad española, permanece latente, sin que se esté dispuesto a mirar adelante, si no se cumplen estrictamente los deseos de venganza que permanecen vivos en ellos.
Curiosamente, las cosas cambian y mucho, en general, cuando se habla de familiares de víctimas de la guerra civil o de los atentados del 11M, como si el dolor pudiera medirse por diferentes raseros, según quiénes lo producen y los efectos colaterales sobrevenidos a personas de una ideología diferente o simplemente, sin ideología alguna, pudieran ser olvidados con mayor facilidad, estableciendo un espantoso agravio comparativo, que nadie comprende.
El abandono de las armas, estén todas o no, permítanme, es un paso adelante que debiera al menos ser considerado como un avance considerable en este conflicto de larga duración que parecía ser irresoluble y debiera, al menos, ser tenido en cuenta, en su justa medida, por este gobierno conservador que siempre abogó por una solución meramente policial, que no obtuvo nunca los éxitos deseados.
Igual que ocurriera en Irlanda, el conflicto vasco necesitaba ser resuelto por medio de la negociación y la diplomacia y efectivamente, el tiempo ha terminado por dar la razón a todos los que desde el principio defendieron estas vías, para poder alcanzar un acuerdo.
Si a partir de ahora se hacen concesiones o no, por parte de este Gobierno, seguramente no nos enteraremos y sólo cabe esperar y desear que el clima de permanente terror en el que estuvimos viviendo los ciudadanos durante estos años de incontrolado uso de la violencia, no vuelvan a repetirse jamás.
Eso significará que de una manera u otra hemos sido capaces de avanzar, unos y otros, en nuestros planteamientos.


jueves, 6 de abril de 2017

Del decoro y la estética


Cada vez que Miguel Rufián (ERC) toma la palabra en el Parlamento, se produce una especie de terremoto entre las filas conservadoras, por la contundencia de su lenguaje, que parece haber llegado a su cenit, después de la última intervención del catalán, al que tachan de haber perdido el decoro que según ellos resulta ser imprescindible, cuando se ocupa un asiento en el Hemiciclo.
No es la primera vez que los populares atacan por el fondo y por las formas, a los diputados procedentes de la izquierda, a los que afean y no sólo con sus gestos al cruzarse con ellos, que hagan uso continuo del idioma tal como cualquiera de nosotros lo emplearía en la calle y hasta de cómo visten o se peinan sus señorías, pues deben pensar que el Parlamento es una especie de fiesta de sociedad, a la que es imprescindible acudir perfectamente engalanado, hasta el último detalle, en el atuendo.
Debe ser que al vivir en esa especie de burbuja que se han creado  para uso y disfrute propio, hace tiempo que perdieron el contacto físico con la gente corriente y que cualquier cosa que les recuerde que existe otro tipo de vida fuera del ámbito que ellos frecuentan, les produce  terror, quizá porque sienten amenazados sus privilegios, por estos Partidos de nuevo cuño, liderados por jóvenes rebeldes y descarados, a los que no les importa expresar con toda libertad su opinión, llamando a las cosas por su nombre y sin ningún recato al emplear determinadas palabras que por supuesto, incluye el Diccionario y cuyo uso es en definitiva mucho más impactante, que el discurso remilgado y decimonónico que suelen emplear los populares, empezando por el Presidente.  
Llamar al orden a quiénes se atreven a utilizar estas alocuciones, para reclamarles comedimiento, cuando todos sabemos a ciencia cierta qué clase de individuos han llegado a ocupar un escaño en el Parlamento y mientras no se admita sin tapujos que muchas veces han subido a la Tribuna gente que después ha sido condenada, pongo por caso, por graves delitos de corrupción, ha de sonar, necesariamente, como un insulto a la inteligencia de los ciudadanos y también como una esperpéntica pantomima, sobre todo porque proviene de un Partido, que no puede precisamente sentirse orgulloso del decoro que exhiben algunos de sus miembros.
Puede que Rufián se exceda en los términos o que Podemos lo haya hecho en alguno de sus gestos, pero al menos se puede afirmar que hasta el momento, no hay en sus filas sospechosos o culpables  de ningún delito.
Y puede, que la estética desenfadada que define a estos nuevos políticos, choque frontalmente con el engominado estereotipo que suelen adoptar los ilustres miembros del Partido Popular, que no suelen acudir a vestirse precisamente a los Grandes almacenes y cuyas corbatas, con toda seguridad, deben valer incluso más que el vestuario al completo de Pablo Iglesias, por ejemplo, pero todos sabemos, que lo verdaderamente importante estriba en otras muchas y evidentes diferencias.
Porque sinceramente, a nosotros nos da exactamente igual que nuestros diputados acudan a su lugar de trabajo en pijama, si les apeteciera, o si son  capaces de llamar gánster a alguno de sus compañeros, porque lo que reclamamos principalmente de ellos es honradez y que defiendan con ahínco los intereses de  las mayorías, pues para eso fueron elegidos.
Decoro es, acostarse con la conciencia tranquila y estando seguro de no haber traspasado la línea de la legalidad, en el cumplimiento de las funciones del cargo que se ocupe y poder caminar con la cabeza  bien  alta, sin la desazón de  ser en cualquier momento imputado por algún caso de corrupción en el que se jugó con dinero perteneciente a las arcas públicas, como tantas veces hemos podido contemplar en los últimos tiempos.
Y encontrar en la estética una excusa para infravalorar los valores reales que la gente posee, es, simplemente, una cuestión de pura idiotez, pues la valía de cada uno suele reflejarse principalmente en sus actos diarios y no en el precio de sus pantalones o en la melena que luce, sencillamente, porque le gusta y también, porque está en su derecho.


miércoles, 5 de abril de 2017

Obra maestra


Me permitirán que haga un inciso en mis artículos diarios sobre la actualidad política, para recomendar a mis lectores que vean, si les es posible, la película “Yo soy Daniel Blake” (Ken Loach, 1916), que narra con fidedigna crudeza  los efectos que ha producido la crisis en los países europeos, a través de las historias de unos personajes perfectamente dirigidos por la mano de este maestro del cine de denuncia social y que consigue, en sólo dos horas, explicar con meridiana claridad, las cosas que están ocurriendo a la gente normal y el terrible funcionamiento de los sistemas de ayudas  montados por los Gobiernos y que debieran, teóricamente, solucionar  los problemas de los ciudadanos, en lugar de enredarse en absurdas disquisiciones directamente relacionadas con la burocracia, que paraliza, sine díe, la presteza con que debían ser atendidos determinados casos de extrema necesidad, que quedan en absoluto desamparo, ante la mirada hipócrita de los que elegimos para dirigir nuestros destinos.
La narración, demoledora desde el primer fotograma y fiel a una verdad que se procura ocultar a una Sociedad a la que se trata de culpar de haber vivido por encima de sus posibilidades durante los tiempos de bonanza, se convierte en una especie de análisis del momento actual y a medida que se van sucediendo las escenas, va adquiriendo tintes de un dramatismo casi letal, removiendo las vísceras del espectador y sus conciencias y despertando en ellos una indignación natural, que sumada a una corriente inmediata de solidaridad con las historias narradas, no deja otra salida que la lucha grupal, para intentar al menos, cambiar este Sistema que nos ahoga sin piedad y que se niega a hacer distinciones entre los casos más urgentes.
Te deja la película, pegado al asiento, con un regusto amargo y un nudo en la garganta y naturalmente, avergonzado de que en países como los nuestros, supuestamente pertenecientes al primer mundo, se haya llegado a tales situaciones, quizá porque hemos consentido con extrema sumisión, la humillación permanente a que hemos sido y somos sometidos, con la complacencia de nuestros Gobiernos.
Con ese sello inglés, que ha hecho un arte de  la ambientación, independientemente de cuál sea la época en que se desarrollen los acontecimientos, el tono grisáceo en el que se mueven los personajes y que inunda los rincones de la ciudad en la que viven y el ambiente que les rodea, resulta ser un protagonista más de esta puesta en escena impecable y absolutamente reconocible para cualquiera de los ciudadanos de a pie, de este Continente en el que nos encontramos.
Por favor, no se la pierdan y reflexionen a fondo sobre el mensaje que transmite, porque   estoy segura que muchos de ustedes llegarán a la conclusión de que debieran haber hecho mucho más para que cosas así no pudieran nunca suceder y también, de que quizá nunca estuvieron tan cerca de la verdad de lo que estaba ocurriendo a su alrededor, sin que se le diera la importancia que merecía realmente.
Y a todos aquellos que alguna vez se quejaron o se quejan de los subsidios que ofrecen las administraciones de nuestro entorno, se la recomiendo especialmente, para que descubran por sí mismos, cuán difícil resulta la obtención de algunas de estas ayudas estatales y el calvario de penalidades a que se puede llegar a someter a las personas que los solicitan, por una u otra causa.
La sensación final, que ustedes compartirán de seguro conmigo, cuando la vean, es la de que este Sistema que tanto defienden nuestros socios comunitarios, no sólo está definitivamente corrompido, sino que no merece un solo euro de inversión, debido a su deleznable funcionamiento.
Atrévanse a sentarse y a introducirse personalmente en esta obra maestra de nuestro tiempo, porque sé, positivamente, que les va a merecer la pena.

   

martes, 4 de abril de 2017

Tarde y forzado


Dimite por fin el Presidente de la Comunidad de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, que se ha mantenido en el cargo hasta que las abrumadoras evidencias no le han permitido otra salida y lo hace, aún así, apoyado por quién le sustituye, que no duda en ponerse a sus órdenes, en el primer discurso que ofrece, como si los delitos que se le presumen no hubieran existido jamás y fuera un capricho de los jueces y la oposición, entrar en un proceso que se ha ido complicando con el paso de los días y que aún no se sabe qué consecuencias reportará al que hoy abandona la Presidencia.
Este incomprensible apoyo que muestra el PP, con cada uno de los miembros de su Partido que se ve envuelto en algún caso de corrupción y que parece que luego se rompe, hasta el punto de hacer desaparecer de la memoria los nombres de los encausados, se ha convertido en una especie de estrategia rutinaria, con la que quizá  puedan engañar a unos cuantos ingenuos, pero que para el resto de los ciudadanos, en general, empieza a ser intolerable.
 Tampoco se entiende esa fidelidad de Ciudadanos para con sus socios y que en el caso de Murcia les ha llevado a mantenerse nadando entre dos aguas, hasta que PSOE y Podemos han conseguido ponerse de acuerdo, si como suelen recalcar en cada una de sus intervenciones, son realmente implacables con los casos de corrupción, pues de ser así, habrían apoyado la moción de censura propuesta, sin condiciones y desde el primer momento.
Nada vale ya el argumento de no querer seguir las líneas que propone Podemos, ni desmarcarse elegantemente y con buena retórica de la que podría considerarse como la única solución a un problema, puesto que suele suceder, que más temprano que tarde las cosas se empiecen a complicar de manera precipitada, dejando casi siempre a los de Rivera, definitivamente al descubierto.
Ya veremos cuánto tarda el PP en convertir en el hombre invisible al dimisionario de hoy, si las presuntas acusaciones que se le suponen van cobrando cuerpo y ya veremos, qué clase de explicaciones ofrecen si estos malos augurios acaban por hacerse realidad, como ha ocurrido en muchos casos que todos tenemos frescos en la memoria y que  no olvidaremos, aunque los nombres de los protagonistas desaparezcan misteriosamente de los discursos de los conservadores, para siempre.
Verdad es, que todo esto importa poco cuando uno se encuentra en la cima del poder y al inicio de una nueva legislatura, pero sería un gravísimo error no recordar que la fragmentación existente hoy por hoy en el Parlamento, no permite la holgura al actuar que se tenía cuando se poseía la mayoría absoluta a y que hay nuevos Partidos, que de verdad no están dispuestos a tolerar los desmanes a que nos tenían acostumbrados los conservadores en el pasado, como es el caso de Podemos.
No puede Rajoy, contar con que los de Iglesias se dobleguen a su voluntad, como hacen comúnmente los del PSOE y los de Rivera, ni tampoco, con recibir ninguna clase de comprensión por parte de unas fuerzas nacionalistas, que como en el caso de las catalanas, mantienen con los populares un fuerte enfrentamiento, aunque sea por otras razones, que de sobra todos conocemos.
Así que los tiempos en que los presuntos casos de corrupción se iban dilatando, hasta ser prácticamente olvidados y muchas veces resueltos con un simple sobreseimiento, se han terminado y ya les digo yo, que la tranquilidad de que gozaba Rajoy, también, pues le haría falta un pacto inmediato con los socialistas, para poder remediar los sobresaltos que a diario recibe, de parte de sus propios compañeros.
Todo dependerá, puede ser, de los resultados de las primarias que se celebrarán próximamente y que coronarán a un nuevo Secretario General del PSOE, pero esta vez, cuando se sepa quién será el elegido, las políticas generales del país podrían cambiar radicalmente, en uno u otro sentido, pues es de sobra conocido que Sánchez y Díaz tienen conceptos bien distintos de cómo deben ser sus relaciones con los populares y de otras muchas cosas que no vienen al caso y que ya trataremos en próximos capítulo. Y si no, al tiempo.