Con la entrada en vigor de la llamada Ley Mordaza, todos los
que nos dedicamos a opinar a diario sobre lo que sucede a nuestro alrededor,
vamos a tener que hacerlo, irremediablemente, midiendo las palabras y aunque hayamos procurado, en
todo momento, no traspasar la línea del respeto que debemos a Instituciones y
personas, la nuestra será ahora una minuciosa labor de repaso, para no incurrir
en ninguna de las muchas cosas que esta ley considera delito, aunque mutile
gravemente nuestra libertad de expresión.
Habrá que estar, mientras se escribe, con los cinco sentidos
puestos en el texto, sobre todo cuando el tema tratado en el artículo sea de
esos que en sí mismos, provoca indignación y rezar cada cual lo que sepa, para
que lo expuesto no hiera la extrema sensibilidad demostrada por el Partido
Popular, que estaba deseando aprobar esta medida, para evitar cualquier tipo de
oposición y poder gobernar tal como le permite su mayoría, sin consultar a
nadie.
Todos esperamos en el fondo, que el Constitucional tumbe la
Ley lo más pronto posible o en su defecto, que sólo tenga vigencia los pocos
meses que le quedan al PP en el gobierno, ya que estamos seguros de que
cualquier otro Partido que triunfe en las Generales, la abolirá en cuanto tome
posesión del poder, como no podía ser de otra manera.
Muchos de nosotros, junto con los ciudadanos de a pie, seguramente infringiremos
esta Ley, de manera presencial o virtual, según nos dicte la conciencia y a
partir de hoy, habremos de enfrentarnos, como vulgares delincuentes, como poco,
al pago de las multas que se contemplan para cualquiera de las acciones
reflejadas en el Documento y cuya cuantía sobrepasa, con mucho, la naturaleza
de los supuestos delitos.
Ya nos gustaría que se empleara una contundencia por lo menos
igual, con los miles de corruptos que pululan por las esferas de la política
ocupando cargos desde los que se dedican a saquear las arcas del Estado,
impunemente.
Pero no. Se penaliza la protesta de los ciudadanos, se blinda
el Parlamento, como si los que habitan allí pertenecieran a una clase superior
e intocable y no unos simples representantes elegidos a través de las urnas,
pagados con los impuestos de los españoles.
No me cabe la menor duda de que la vigilancia que se ejercerá
sobre nosotros a partir de hoy, no será ni de lejos, comparable con la que se
practica contra los verdaderos delincuentes y menos mal que al menos, sabemos
que contamos con el apoyo incondicional de la Sociedad, en este negro camino
que iniciamos , absolutamente indignados por la entrada en vigor de este
proyecto.
Puede sin embargo, que los populares olviden que muchos de
nosotros vivimos durante la dictadura y que existen atajos para llegar a un
mismo destino e inteligencia para sortear los escollos que otros coloquen a lo
largo del trayecto.
La lengua española es tan rica y son posibles tantas
combinaciones de palabras para conseguir expresar una opinión, que la única
tarea que se nos impone, es la de buscar nuevas alternativas y pueden estar
seguros de que más temprano que tarde, las encontraremos.
Y aunque era mucho mejor hablar en total libertad de las
cosas que juntos vivimos, aceptamos el reto que nos impone, con esta Ley, este
gobierno, con el que aún podemos decir que no estamos de acuerdo y al que
deseamos, de todo corazón, que pierda las próximas elecciones, por goleada.