El Presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González,
pretende que se limite la libertad de prensa, cuando se trata de publicar fotos
del estilo de las que acaban de demostrar que Feijoo tuvo en el pasado, una
relación de amistad con uno de los mayores narcotraficantes de su querida
Galicia.
Manifiesta González, que reportajes como éste pueden
mancillar la reputación de la gente e
Instituciones, al considerar que quién los ve puede llegar a creer que el
momento que plasman las fotos corresponde a la época actual y no, como en el
caso de Feijoo, a algo que sucedió veinte años atrás.
Pero poner coto a la
libertad de información y expresión puede establecer un peligroso precedente,
que bien pudiera saldarse con una pérdida paulatina de uno de los principales
derechos que asiste a los ciudadanos y que no es otro que el de tener acceso a
cualquier noticia que pueda resultar de interés, fundamentalmente si se refiere
a Instituciones o personajes públicos, directamente relacionados con la vida
política que, al fin y al cabo, a todos nos gobierna.
Es más, quién decide dedicarse profesionalmente a estas
labores, ha de ser plenamente consciente de que desde el primer momento, se
expone a ser exhaustivamente investigado y que cada una de sus acciones ha de
ser absolutamente limpia y honesta, puesto que todos los objetivos de los
fotógrafos y las plumas de los reporteros
gozan del inalienable derecho a cumplir con el deber que se les ha
encomendado y que no es otro que el de ofrecer al público, los acontecimientos que
vaya deparando la actualidad, sean o no agradables para los que protagonizan las historias.
Hace veinte años, Feijoo ya ocupaba un cargo de importancia
en Galicia, por lo que obligatoriamente había de estar informado de las
actividades extralegales practicadas por su compañero de vacaciones y cuyo
nombre se manejaba junto al de otros archiconocidos narcotraficantes, aunque
ahora quiera negar por activa y por pasiva, lo ocurrido en su imperfecto
pretérito.
Habrá que investigar además, si el narcotraficante obtuvo,
como parece, algún trato de favor en negocios relacionados con el área
sanitaria, que era precisamente competencia entonces, del que hoy es Presidente
de la comunidad gallega y que tan mancillado se ha sentido por la publicación
de estas fotos.
Puede que a Ignacio González y al PP, partido al que al igual
que Feijoo pertenece, no les parezca el momento más oportuno para la aparición
de esta noticia, dado los muchos frentes que tienen abiertos en casos de
corrupción, incluido el escándalo Bárcenas, pero hurtar el derecho a la
información a los ciudadanos y la libertad de expresión a los periodistas, no
parece el camino más democrático para salvaguardar el supuesto honor de ningún
político, sino más bien, tratar de demostrar a la mayor brevedad posible, la
limpieza de las acciones del personaje,
cosa que será fácil si verdaderamente no tiene nada que ocultar y siempre actuó
con limpieza, en el cumplimiento de sus funciones.
Otra cosa, invita a
malpensar y a hacer elucubraciones lógicas sobre el comportamiento de los
aludidos, cuando tanto se empecinan en hacer desaparecer de las páginas de la
prensa cualquier noticia que no sea de
su agrado, ahora que la profusión de corruptelas está, un día sí y otro
también, llenando las primeras páginas de los medios de comunicación del país.
Como tendría que saber González por la edad que representa, a
los hombres su pasado les acompaña durante toda la vida y es imposible
desprenderse de él, aparezcan o no, reportajes
que lo corroboren gráficamente.
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