Acorralado por los contenidos de los papeles de Bárcenas y
sin saber exactamente hasta dónde puede llegar el ex tesorero en sus
declaraciones ante el Juez, el PP tiene por delante uno de los periodos más
difíciles de su existencia y lucha denodadamente por que al menos, el asunto de
los sobresueldos pueda declararse como causa sobreseída, o una gran parte de
los miembros de su cúpula, entre ellos el Presidente Rajoy, se verían obligados
a tener que responder a ciertas preguntas, nada beneficiosas para su curriculum
personal, ni para la formación en la que militan.
La minuciosidad de las anotaciones que aparecen en el
cuaderno, hayan sido hechas en el momento que fuere, demuestra que tener como
enemigo a su autor, ha de ser del todo terrible y si a medida que van
cotejándose los contenidos que en los papeles aparecen con otras cuentas
personales o de Partido, siguen apareciendo coincidencias, llegará un momento
en que el asunto terminará por estallar, llevándose por delante a cuantos en él
hubieran estado, de algún modo, implicados.
Pero como el ex tesorero ofrece la información con
cuentagotas y es del todo imprevisible saber qué actuaciones futuras estará
preparando y a quiénes se referirá en comparecencias futuras, más de uno debe
andar verdaderamente preocupado, si alguna vez se cruzó en el camino de
Bárcenas, en alguno de estos asuntos turbulentos.
Al existir además varios casos abiertos, relacionados con
esta persona, las noticias que van llegando a las redacciones de los
periódicos, se entremezclan unas con otras manteniendo el panorama informativo
en permanente estado de alerta y a los informadores con la atención centrada en
este farragoso asunto que no parece haber hecho más que empezar, si uno se para
a pensar lo poco que se ha avanzado en su esclarecimiento.
Hoy declara Bárcenas
que negoció las condiciones de su despido, precisamente, con María Dolores de
Cospedal, que ha estado manteniendo reiterativamente en sus apariciones
públicas, que la relación laboral del ex tesorero con el PP se rompió en 2010,
hasta que se le confundieron las ideas y
protagonizó el esperpéntico espectáculo de la indemnización virtual, que la ha
obligado a permanecer en silencio durante más de diez semanas.
Pero si ella llevó la negociación, habrá de estar
necesariamente informada, como lo está la Seguridad Social, de que Bárcenas se
ha mantenido en el cargo que ocupaba en el PP hasta Enero de este mismo año y
por tanto, no le quedará otro remedio que ofrecer a los españoles una
explicación convincente sobre por qué ha estado mintiendo acerca de este
asunto, hasta que la parte contraria ha decidido aclarar que fue con ella con
quién habló de las condiciones de su despido.
No está nada acertada últimamente la Presidenta de Castilla
La Mancha, ya que no consigue otra cosa que andar metiendo a su Partido en
dificultades, casi siempre a través de declaraciones intempestivas, que fuerzan
a otros a tener que reiterar una y otra vez su indefendible apoyo a las
actuaciones de esta persona y que, probablemente, están infinitamente cansados
de tener que inventar argumentos para solventar sus errores, del todo
imperdonables.
Entretanto, los ciudadanos españoles se preguntan qué más
tiene que aparecer para que el Juez se decida a imputar a determinados cargos
políticos y para que se inicie una exhaustiva investigación sobre una más que
posible financiación ilegal del PP, del mismo modo que se hizo en el caso
Filesa.
Pero ni Bárcenas es detenido, como sería de rigor, para
evitar que se fugue de España, ni ningún indicio parece suficiente para llamar
a declarar a los empresarios supuestamente extorsionados, ni a los que aparecen
en los papeles como perceptores de los sobresueldos en negro, ni a otra gente que pudiera aportar un poco
de luz, que destapara el negro entramado que se esconde bajo la aparente
tranquilidad de Génova.
Así, no queda otro remedio que creer que la Justicia no es igual
para todos y que siempre va en beneficio de los políticos.
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