jueves, 11 de abril de 2013

Bipolaridad empresarial



La Reforma Laboral de Rajoy , que ha sobrepasado todas las aspiraciones de los dueños de las grandes empresas españolas y ha minado a la vez, todos los logros sociales y salariales de los trabajadores que han conseguido la proeza de no entrar a formar parte del nutrido club de desempleados, parece que no ha contentado sin embargo, a los que desde Europa nos gobiernan y que siguen aún, coreados desde las gradas por los empresarios españoles, pidiendo más recortes que abaraten la contratación de personal, liberalicen aún más los despidos y consigan llevar los salarios pagados a cambio del trabajo, a niveles de los años cincuenta, del pasado siglo.
La austeridad de la que tanto gustan los que manejan las riendas de las empresas, chocan sin embargo de manera brutal con los abundantísimos donativos que estos “ahorradores de costos” hacían, según el diario El País y los papeles de Bárcenas, a las arcas de un Partido Popular, durante más de veinte años.
Los mismos a los que nada ha importado mandar a las colas del INEM a seis millones de personas, han mantenido un nivel generosidad espectacular , rindiendo un tributo periódico ante la sede del partido conservador, que no solo parece haber servido, presuntamente, para financiar sus campañas electorales, sino también para nutrir  las cuentas corrientes de sus dirigentes , cuyos nombres andan ahora de boca en boca, tras la aparición de los comentados papeles del ex tesorero que se encargaba de canalizar dichas operaciones.
Cuesta mucho creer que estas donaciones millonarias hayan sido hechas de manera altruista o por una mera cuestión de afinidad ideológica de los empresarios y quienes las recibieron, así que la pregunta que inmediatamente se plantea cualquiera que sea dueño de cierta inteligencia, es la de qué contrapartida esperaban estos empresarios a cambio de su desprendida actitud o si más que esperar, eran forzados por las circunstancias a firmar los talones, como pago a una forma de extorsión, que aún no se sabe quién ideó, ni cuándo empezó a practicarse.
Si se permitiera a cualquier Psiquiatra la posibilidad de analizar a los adinerados protagonistas de esta historia y les viera hoy hoy despedir sin rubor a miles de sus trabajadores de sus empresas, seguramente les diagnosticaría un trastorno bipolar de libro, a juzgar por lo incomprensible de su manera de actuar en tan corto espacio de tiempo y siempre atendiendo a su presunción de inocencia, pues mientras todo les parece mucho a la hora de ser justos con quienes para ellos trabajan, todo les parece poco para mimar a los populares, ya que la cifra total de sus donaciones, bien podrían paliar, en parte, la apretada situación que atraviesa el País, si es que llegáramos a enterarnos de cuánto representa.
Pero si en verdad estaban pagando por algún tipo de servicio o simplemente, se aseguraban su participación en lo público, en todos los lugares en que gobernaba el PP o aguardando a obtener algún tipo de beneficio en cuanto llegaran al poder estatal, podría decirse abiertamente que su actitud además de ser vergonzosa, merece una inmediata intervención judicial, para  que junto a sus extorsionadores, paguen exactamente dónde deban, la magnitud de su deleznable delito.
Su probada culpabilidad en el deterioro de la vida laboral del país y su reiterada insistencia en recortar los derechos de los asalariados, ganados a pulso durante años de batalla contra el sistema capitalista, no ha lugar a perdón, si se piensa en qué gastan mientras el dinero, los dueños del poder y la gloria.
Y si los ciudadanos dejamos pasar página, mirando a otro lado como si estas prácticas corruptas se trataran de algo normal, cuando se habla de relaciones entre política y empresa, estaremos contribuyendo a nuestra propia ruina y potenciando nuevas felonías, por parte de quienes ostentan cualquier tipo de poder y quienes regentan las empresas.
Se ha de exigir un conocimiento profundo de la verdad de esta historia y una contundencia innegociable en la aplicación de la Ley para todos los implicados en ella.
Si  los empresarios que aparecen en los papeles de Bárcenas fueran obligados a readmitir, con el mismo salario que tenían, a todos los trabajadores que despidieron, desde la llegada de la crisis,  la justicia habría sentado un precedente que podría disuadir a partir de ahora, a cualquiera que pudiera siquiera pensar en volver a enredarse en donaciones  para potenciar a cualquier formación política, de las que pululan en el suelo patrio.
En cuanto a los populares, no cabe otra solución que una dimisión en cadena y la convocatoria de nuevas elecciones. Pero ni lo uno ni lo otro pasará.
Falta valor para poner en práctica ambas cosas.

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