jueves, 22 de octubre de 2015

Cadena de favores


Desencadena la fiscalía anticorrupción en Cataluña, una tormenta contra la cúpula de Convergencia, por el cobro del tres por ciento, que ya denunció hace años Maragall y empiezan a producirse detenciones y registros en la sede de este Partido, sólo unos días después de que Artur Mas tuviera que declarar en los Juzgados por la convocatoria del Referendum del pasado Noviembre, convirtiéndose por ello, en el primer mártir de la causa por la Independencia.
El caso de corrupción, que alcanzó su punto álgido con el asunto Pujol y que parecía ser conocido y “aceptado” en Cataluña como algo natural, desde hace  quizá demasiado tiempo, cobra ahora una importancia bien distinta, precisamente por coincidir con el momento en que las relaciones entre el Partido que gobierna España y el que preside Mas, se hallan prácticamente rotas, por razones que todos conocemos.
Si bien es cierto que la trama ha de ser, como todas las demás, investigada, perseguida y juzgada, consiguiendo que los culpables paguen por los delitos que cometieron, la aceleración del proceso podría interpretarse, por parte de los nacionalistas, como un nuevo golpe asestado desde  Madrid, con la intención de hundir  a la Formación de Mas y muy particularmente a él mismo, si es que fue consentidor de esta práctica o su nombre apareciera en alguno de los documentos incautados por la policía, como perceptor de algún sobresueldo.
Lo que llama poderosamente la atención, es que desde que Maragall denunció en el Parlamento este caso, han transcurrido más de diez años, en los que se ha dado una alternancia en el poder de PSOE y PP, sin que ninguno de los dos se ocupara de sacar a la luz esta bomba de relojería, quizá porque ambos en el pasado,  hubieron de contar con el apoyo de Convergencia, para poder realizar legalmente su labor de gobierno.
Y es ahora, cuando el problema catalán se ha deteriorado hasta límites inexplicables, cuando la mitad de la población catalana se encuentra literalmente enfrentada con el nacionalismo españolista de Madrid y cuando Mas ha conseguido relanzar su imagen como líder de la catalanidad más pura, cuando se detona por fin, este artefacto guardado en el armario durante más de una década, en un empeño a la desesperada por desprestigiar todo aquello que tenga que ver con el independentismo catalán, justo en el mismo final de esta legislatura catastrófica.
Naturalmente, las detenciones y los registros, van a ser inmediatamente utilizados como arma política por los independentistas y de hecho, Artur Mas, se ha apresurado a solicitar una intervención de urgencia ante su Parlamento, seguramente, con la intención de anotarse otro tanto en la lucha personal que mantiene contra Rajoy, aduciendo chantaje político.
Poco o nada, va a importar a una buena parte de la ciudadanía catalana, hoy por hoy, el cobro del maldito tres por ciento y mucho, lo que van a considerar un ataque directo contra el Partido que lidera su todavía Presidente, por lo que la inoportunidad de las merecidísimas imputaciones de la gente de Convergencia, supone un nuevo y gravísimo error del PP, en relación con el enquistado asunto de Cataluña.
No sabe Rajoy, está claro, pasar página, ni intentar una nueva estrategia para encontrar la solución al problema y anda, como siempre anduvo, empecinado en ganar, por medio de la fuerza, una guerra abierta que no admite otra vía de resolución, que el diálogo y la paciencia, para llegar al entendimiento.
La figura de Mas, su trayectoria política, tanto o más conservadora que la del propio Presidente español, no merece los enormes favores que el PP le está haciendo.


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