miércoles, 21 de noviembre de 2018

Un Sistema en decadencia


La renuncia del Juez Marchena a presidir el Consejo General del Poder Judicial, ha levantado una polvareda en el mundo de la política y PP y PSOE, no han tardado nada en culpabilizarse el uno al otro de este suceso, utilizando argumentos bien distintos, pues en el caso de los conservadores no sólo no se admite que  la renuncia pueda haber sido motivada por la aparición de los mensajes de Cosidó, en los que se menciona explícitamente a la Sala 2, que hasta ahora correspondía a Marchena, como favorable a su causa, sino que se llega a pedir nuevamente la dimisión de la Ministra Delgado y se abandona airadamente cualquier  tipo de nueva negociación para la elección de un nuevo Presidente, provocando que de momento,  continúen en sus puestos todos los jueces que ya formaban parte de este Organismo esencial, con el polémico Carlos Lesmes, a la cabeza.
Como todos sabemos, Marchena era, hasta que se le ofreció la Presidencia que ha rechazado, quién iba a presidir el juicio relacionado con el Proces, que había correspondido precisamente a esta Sala 2 que se menciona en los mensajes de  Cosidó, puesto que volverá a ocupar de nuevo, por razones más que evidentes y  cuestión que ha sido inmediatamente aprovechada por los abogados de las defensas de los políticos catalanes que se encuentran en prisión, que han decidido recusar al Magistrado, al considerar, tras la lectura de los contenidos expresados en el chat, que se encontraría presuntamente inclinado a dar por válidas las teorías defendidas por los conservadores, quedando así contaminado para juzgar la causa, al presumirse en él una clara predeterminación sobre el modo en que ocurrieron los acontecimientos que se estudian en ella.
Atónitos ante los sucesos que están ocurriendo alrededor del mundo de la Justicia, los ciudadanos no podemos sino confirmar la mala opinión que ya teníamos desde hace tiempo sobre la necesaria imparcialidad que debe mover a los encargados de que se cumplan estrictamente las Leyes y nos sentimos, cada vez con mayor intensidad, absolutamente desprotegidos ante las vicisitudes legales que pudieran aparecer en nuestras vidas y convencidos de que en este país en el que vivimos, la separación de poderes resulta ser una mera utopía.
La poca confianza que pudiera quedarnos sobre el funcionamiento del mundo judicial ha quedado decididamente reducida a cenizas cuando hemos comprobado que las sospechas que teníamos sobre la influencia de los políticos sobre los jueces parecen ser desgraciadamente ciertas, pues los mensajes publicados hace sólo unos días y que Cosidó escribe a sus compañeros del Senado con absoluta tranquilidad, no dejan lugar a dudas sobre los intentos de manipulación permanente que los políticos llevan a cabo en casos de gran relevancia que sobre todo, tienen que ver con su propia corrupción y dan pie a pensar que lo hacen con la connivencia de quiénes los juzgan, aunque no se indique explícitamente.
Y sin embargo y a pesar de la gravedad de lo expresado en este Chat, Cosidó continúa ocupando sus cargos, como si no hubiera pasado nada y Casado, que según sus propias palabras, habría llegado a la presidencia del PP, con el afán de corregir todos los errores de gran calado cometidos por altos cargos de su Partido en el pasado, mira hacia otro lado, acusando al PSOE directamente de la renuncia de Marchena y pidiendo la dimisión de la Ministra.
No sé a quiénes tratan de convencer los conservadores abandonando las negociaciones para elegir a un nuevo Presidente del CGPJ y olvidando mencionar, supongo que de manera muy consciente, que los textos de estos mensajes manchan directamente el honor de Marchena, pero a una inmensa mayoría de los ciudadanos nos ha quedado meridianamente claro quiénes son los culpables directos de esta renuncia y que la postura de los conservadores, que  debieran haber cesado fulminantemente a Cosidó, representa una nueva huida hacia delante, de esas a las que nos tienen acostumbrados, cada vez que se ven inmersos en algún tipo de corruptela, lo que últimamente  suele ocurrir, con demasiada frecuencia.  
Lo cierto es que las consecuencias directas de estos actos, protagonizados en igual medida por políticos y jueces, acaban siempre por afectar a los mismos, es decir, a todos nosotros y que  esta desintegración paulatina de la credibilidad en  el mundo judicial, daña terriblemente la imagen que ofrece nuestro país a los ojos del mundo entero.
Herido en su médula espinal, nuestro Sistema de Gobierno, esta supuesta Democracia que tanto defienden los que se parten el pecho, a base de símbolos y banderas, ha llegado a debilitarse de tal modo, que no es de extrañar que vayan apareciendo en escena Partidos del calado de VOX, en aprovechamiento de una realidad que  debiera ser inmediatamente corregida, si no queremos perder todo aquello que tanto trabajo nos costó  conseguir,  tras haber tenido que soportar los cuarenta años de una durísima dictadura fascista.
La honradez de políticos y jueces, cada cual ocupando el espacio que les corresponde, la garantía total de la independencia del poder judicial y el obligado respeto del  poder político hacia ella, resultan ser puntos innegociables, por lo que cualquier salida de tono en este aspecto, debiera ser severamente castigada, con carácter de urgencia.
Lo inexplicable, permítanme,  es que a estas horas de la mañana Cosidó no haya sido apartado del mundo de la política y que no haya sido ésa la primera exigencia de los Jueces, en las reivindicaciones que manifiestan precisamente estos días, pues no dar su justa importancia al contenido de estos mensajes en concreto, significa otorgar credibilidad a lo que en ellos se dice y en cierta medida, aceptar que al menos algunos de sus compañeros, son proclives a dejarse convencer por las indicaciones que se les hacen, desde el mundo de la política.

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