La
renuncia del Juez Marchena a presidir el Consejo General del Poder Judicial, ha
levantado una polvareda en el mundo de la política y PP y PSOE, no han tardado nada
en culpabilizarse el uno al otro de este suceso, utilizando argumentos bien
distintos, pues en el caso de los conservadores no sólo no se admite que la renuncia pueda haber sido motivada por la
aparición de los mensajes de Cosidó, en los que se menciona explícitamente a la
Sala 2, que hasta ahora correspondía a Marchena, como favorable a su causa,
sino que se llega a pedir nuevamente la dimisión de la Ministra Delgado y se
abandona airadamente cualquier tipo de nueva
negociación para la elección de un nuevo Presidente, provocando que de momento,
continúen en sus puestos todos los
jueces que ya formaban parte de este Organismo esencial, con el polémico Carlos
Lesmes, a la cabeza.
Como
todos sabemos, Marchena era, hasta que se le ofreció la Presidencia que ha rechazado,
quién iba a presidir el juicio relacionado con el Proces, que había
correspondido precisamente a esta Sala 2 que se menciona en los mensajes
de Cosidó, puesto que volverá a ocupar
de nuevo, por razones más que evidentes y cuestión que ha sido inmediatamente
aprovechada por los abogados de las defensas de los políticos catalanes que se
encuentran en prisión, que han decidido recusar al Magistrado, al considerar,
tras la lectura de los contenidos expresados en el chat, que se encontraría presuntamente
inclinado a dar por válidas las teorías defendidas por los conservadores,
quedando así contaminado para juzgar la causa, al presumirse en él una clara
predeterminación sobre el modo en que ocurrieron los acontecimientos que se
estudian en ella.
Atónitos
ante los sucesos que están ocurriendo alrededor del mundo de la Justicia, los ciudadanos
no podemos sino confirmar la mala opinión que ya teníamos desde hace tiempo
sobre la necesaria imparcialidad que debe mover a los encargados de que se
cumplan estrictamente las Leyes y nos sentimos, cada vez con mayor intensidad,
absolutamente desprotegidos ante las vicisitudes legales que pudieran aparecer
en nuestras vidas y convencidos de que en este país en el que vivimos, la
separación de poderes resulta ser una mera utopía.
La
poca confianza que pudiera quedarnos sobre el funcionamiento del mundo judicial
ha quedado decididamente reducida a cenizas cuando hemos comprobado que las
sospechas que teníamos sobre la influencia de los políticos sobre los jueces
parecen ser desgraciadamente ciertas, pues los mensajes publicados hace sólo
unos días y que Cosidó escribe a sus compañeros del Senado con absoluta
tranquilidad, no dejan lugar a dudas sobre los intentos de manipulación
permanente que los políticos llevan a cabo en casos de gran relevancia que
sobre todo, tienen que ver con su propia corrupción y dan pie a pensar que lo
hacen con la connivencia de quiénes los juzgan, aunque no se indique
explícitamente.
Y
sin embargo y a pesar de la gravedad de lo expresado en este Chat, Cosidó
continúa ocupando sus cargos, como si no hubiera pasado nada y Casado, que según
sus propias palabras, habría llegado a la presidencia del PP, con el afán de
corregir todos los errores de gran calado cometidos por altos cargos de su Partido
en el pasado, mira hacia otro lado, acusando al PSOE directamente de la
renuncia de Marchena y pidiendo la dimisión de la Ministra.
No
sé a quiénes tratan de convencer los conservadores abandonando las
negociaciones para elegir a un nuevo Presidente del CGPJ y olvidando mencionar,
supongo que de manera muy consciente, que los textos de estos mensajes manchan
directamente el honor de Marchena, pero a una inmensa mayoría de los ciudadanos
nos ha quedado meridianamente claro quiénes son los culpables directos de esta
renuncia y que la postura de los conservadores, que debieran haber cesado fulminantemente a
Cosidó, representa una nueva huida hacia delante, de esas a las que nos tienen
acostumbrados, cada vez que se ven inmersos en algún tipo de corruptela, lo que
últimamente suele ocurrir, con demasiada
frecuencia.
Lo
cierto es que las consecuencias directas de estos actos, protagonizados en
igual medida por políticos y jueces, acaban siempre por afectar a los mismos,
es decir, a todos nosotros y que esta
desintegración paulatina de la credibilidad en
el mundo judicial, daña terriblemente la imagen que ofrece nuestro país
a los ojos del mundo entero.
Herido
en su médula espinal, nuestro Sistema de Gobierno, esta supuesta Democracia que
tanto defienden los que se parten el pecho, a base de símbolos y banderas, ha
llegado a debilitarse de tal modo, que no es de extrañar que vayan apareciendo
en escena Partidos del calado de VOX, en aprovechamiento de una realidad
que debiera ser inmediatamente corregida,
si no queremos perder todo aquello que tanto trabajo nos costó conseguir, tras haber tenido que soportar los cuarenta
años de una durísima dictadura fascista.
La
honradez de políticos y jueces, cada cual ocupando el espacio que les
corresponde, la garantía total de la independencia del poder judicial y el
obligado respeto del poder político
hacia ella, resultan ser puntos innegociables, por lo que cualquier salida de
tono en este aspecto, debiera ser severamente castigada, con carácter de
urgencia.
Lo
inexplicable, permítanme, es que a estas
horas de la mañana Cosidó no haya sido apartado del mundo de la política y que
no haya sido ésa la primera exigencia de los Jueces, en las reivindicaciones
que manifiestan precisamente estos días, pues no dar su justa importancia al contenido
de estos mensajes en concreto, significa otorgar credibilidad a lo que en ellos
se dice y en cierta medida, aceptar que al menos algunos de sus compañeros, son
proclives a dejarse convencer por las indicaciones que se les hacen, desde el
mundo de la política.
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