martes, 20 de noviembre de 2018

Noche de sorpresas


Aunque sin duda la noticia del día es la renuncia del Juez Marchena a presidir el Consejo General del Poder Judicial, tras hacerse públicos los vergonzosos  mensajes emitidos por Ignacio Cosido, a través de un chat al que pertenece junto a muchos de sus compañeros del Senado y en los que da por sentado que el reparto de los cargos en el CGPJ favorece ampliamente al PP, llegando a decir que de este modo su Partido cuenta con varias salas de justicia, dando a entender que favorecerían sus intereses, si fuera necesario en un momento,, decido postergar el artículo correspondiente a este caso para mañana, cuando seguramente tendremos todos mucho más claro en qué queda finalmente esta rocambolesca historia que hunde todavía más, si cabe, el concepto que los ciudadanos en general ya teníamos sobre el funcionamiento real de la Justicia.
Voy a centrarme sin embargo, en el Debate que se produjo anoche y en el que participaron los cuatro principales candidatos a  presidir la Junta de Andalucía, y lo hago, fundamentalmente, porque para los que esperábamos ansiosamente el enfrentamiento de estos cuatro pesos pesados, los contenidos que se trataron durante dos horas, en la televisión andaluza y sobre todo las actitudes tomadas por los participantes mientras que duró el enfrentamiento, resultaron  ser francamente curiosas  y sorpresivas.
Nos sentamos ante el televisor, seguros de que todos los ataques iban a ir dirigidos principalmente a la gestión de Susana Díaz y convencidos de que el tema de la corrupción de los ERE y los Cursos de Formación terminarían por convertirse en la mejor arma con la que contaban los representantes de las otras Formaciones políticas, para lapidar a la Presidenta y nos encontramos con que el desarrollo del encuentro se centró desde el primer momento en una lucha a muerte entre el líder de Ciudadanos, Juan Marín y el representante del PP, Juanma Moreno, dando la impresión de que teniendo asumida su derrota en las Elecciones del 2 de Diciembre, lo único importante para ambos, en estos momentos, es ganarse la aceptación de los votantes de las derechas.
Díaz, con el natural desparpajo que le caracteriza, aprovechó sabiamente la ocasión para presumir de los logros obtenidos en el transcurso de esta legislatura y trayendo la lección bien aprendida, respetó religiosamente las opiniones de Teresa Rodríguez, de Adelante Andalucía, ajustando su discurso a las nuevas reglas que rigen ahora en el Gobierno central y dedicando toda su atención a derribar todos los argumentos que se exponían, por parte de los Partidos de las derechas.
Muy duras fueron sus intervenciones contra hasta quiénes hace bien poco, habían sido sus socios de Gobierno, consiguiendo contrariar seriamente a Marín, que durante una buena parte de sus intervenciones había estado adjudicándose una serie de triunfos, como si su partido hubiera estado gobernando en Andalucía estos últimos tiempos.
Sosos y faltos de un programa que ofrecer a los andaluces, sobre todo en el terreno laboral y social, que son realmente los aspectos que a todo el mundo más les interesan, ambos cometieron el gravísimo error de mantener como su prioridad todo lo relacionado con la crisis en Catalunya, suponemos que tratando de provocar que la Presidenta se pronunciase sobre lo que viene ocurriendo allí y fracasando estrepitosamente en sus intenciones, pues Díaz no sólo no entró al trapo, sino que reivindicó varias veces, con toda la razón, que el Debate que estaban celebrando debía circunscribirse, exclusivamente, a temas que afectaran a Andalucía.
Desarmados por este flanco y mucho más aun por el otro, pues Teresa Rodríguez fue, con mucho, la que mejor supo desarrollar los postulados correspondientes a cada uno de los bloques que se trataron, ofreciendo además, en cada momento, las medidas que su Partido propone para la resolución de los problemas reales de esta Autonomía y huyendo con habilidad de un choque frontal con una Susana Díaz, con la que seguramente se encontrará condenada a entenderse, si como auguran las respuestas, no les quedará otra fórmula que aliarse para poder constituir un Gobierno de progreso, el nerviosismo de Marín y Moreno quedó manifiestamente probado y la impresión que ambos ofrecieron a los posibles votantes, fue la de dos novatos intentando repartirse un trozo de pastel, que seguramente se llevará Marín, pues Moreno ni siquiera supo mantenerse firme en sus afirmaciones, a lo largo de toda la noche.
El tono comedido de los participantes, todos mantuvieron actitudes moderadas durante sus turnos, aunque pudo palparse una  tensión permanente  entre el popular y el de Ciudadanos, logró en ciertos momentos, aburrir al espectador y sólo dejó claro que ninguno de los dos candidatos de los Partidos de derechas, posee la talla política necesaria, para poder gobernar Andalucía.
La aparente conciliación entre Díaz y Rodríguez, que coincidieron en su visión de muchos de los asuntos que se trataron, como en el de la subida del salario mínimo o  su preferencia por la Sanidad y la Educación públicas, frente a las políticas de concierto o las privatizaciones que se defendían desde el otro lado, ayudó en gran medida a ofrecer a los futuros electores una imagen de responsabilidad que contrastó vigorosamente con la inseguridad que se percibía en Marín y Moreno.
Ninguno de los dos supo aprovechar la ocasión que se les ofrecía para potenciar a sus respectivos Partidos en este espacio andaluz, tradicionalmente gobernado por los socialistas y ni siquiera fueron capaces de sacar rendimiento de los gravísimos asuntos de corrupción que han sacudido a esta Autonomía, en los últimos años.
Brillante y poderosa Rodríguez,  en la defensa de sus argumentos y quizá un poco demasiado comedida en sus referencias a la gestión de la Presidenta, aceptando quizá que no le quedará otro remedio que llegar a un acuerdo con ella, para trabajar codo con codo, durante los próximos cuatro años, después de que se celebren las elecciones.
Díaz, que parece haber aprendido la lección que le dio Pedro Sánchez cuando la derrotó en las primarias, haciendo trizas todos los pronósticos de los llamados expertos, ofreció anoche una inusual imagen de humildad, como dando a entender que es consciente de que las órdenes de Madrid son sagradas y que está dispuesta a cumplirlas escrupulosamente.
Si la Campaña continúa por este camino, ya les digo  yo que las derechas no tienen nada que hacer en este controvertido territorio y que los comicios serán, el día dos, un paseo militar para las dos candidatas de la izquierda.
Esto, que en otros momentos podría no tener la menor importancia, es en la actualidad un reflejo de lo que está ocurriendo en el país en general y refuerza poderosamente el liderazgo de Pedro Sánchez y también el de sus socios de Podemos.



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