jueves, 10 de enero de 2019

Buen año...y buena suerte




Parafraseando al gran periodista Edward R. Murrow , que en los años cincuenta desafiaba cada noche las atrocidades que con la gente cometía el ultra derechista McCarthy, entramos en este año 2019  sin poder albergar otro deseo que el que se expresa en el mismo título de este artículo, ya que nuestro país empieza a adentrarse en un periodo histórico imprevisible y por tanto desconocido, en el que puede ocurrir cualquier cosa y en el que, en gran parte, depende sólo de nosotros, la gente de a pie, que los acontecimientos viren en un sentido u otro, pudiendo avanzar o retroceder en materias políticas y sociales, por lo que resulta ser absolutamente indispensable que estudiemos en lo más profundo de nuestros corazones, los mensajes abiertos y subliminales que lanzan cada una de las Formaciones que conforman el arco político, porque cualquier error podría llevarnos luego a tener que lamentarnos  profundamente durante mucho tiempo, de alguna decisión que tomamos en un momento determinado, llevados por la ira o la impotencia.
Hace un poco más de un mes me despedí de ustedes con la intención de hacer una limpieza general en mi casa y dispuesta a poner en práctica el método Konmari, que por cierto ha resultado ser toda una revelación, hasta el punto en que cuando terminé de organizar el orden de la vivienda, decidí inmediatamente aplicármelo a mí misma, para deshacerme de todas aquellas cosas que en cierta medida me encadenaban al pasado, siendo ahora ya del todo inservibles y por lo tanto inútiles y fútiles, aunque ocupando un sitio en el terreno de las emociones que necesitaba llenar con experiencias nuevas y de ahí que la semana y pico que pensaba aplicar a labores domésticas, haya ter minado por prolongarse hasta el día de hoy, en el que puedo decir tajantemente que ha merecido la pena el parón y que mi mente se halla en un estado de serenidad que me permitirá, a partir de ahora, retomar con ánimo renovado estos encuentros diarios que establezco con mis lectores que considero como irrenunciables, pues la pasión por escribir y comunicar mis pensamientos es algo que me ha acompañado desde la infancia y también porque nada me produce más placer en el mundo que encadenar frases para elaborar un texto.
Muchas cosas han sucedido en estos días, además de las consabidas fiestas de Navidad, de las que sólo complace reseñar el acercamiento familiar y el disfrute de los amigos y todas las he seguido de cerca desde una perspectiva de pasividad, puesto que entre mis grandes virtudes está la testarudez y el poder presumir de que cuando tomo una decisión la cumplo a rajatabla, aunque he de reconocer que el calado de  algunos de estos acontecimientos ha estado a punto de dar al traste con mi disposición de permanecer callada, pero en la vida hay que ser consecuente con los retos que una se marca y aunque me ha costado, parece que he sido capaz de vencer la tentación de lanzarme al teclado del ordenador, como resulta del todo evidente.
Uno de esos momentos de inestabilidad emocional lo provocó sin duda el resultado de las elecciones en Andalucía, ya que nadie esperaba que tras cuarenta años de gobierno socialista, la derecha fuera capaz de imponerse en una de las Comunidades más castigadas por la crisis y en la que el paro y la pobreza han dejado huellas sensiblemente profundas y menos aún, que fuera ahí  dónde la extrema derecha que ya nos amenazaba desde hace tiempo con colarse en las Instituciones de la manera que fuera, irrumpiera con tal voracidad y menos aún que fuera la que tuviera la llave del gobierno en esta Región durante los próximos cuatro años, intentando sin contemplaciones provocar un retroceso que nos llevaría hasta los peores años de la dictadura franquista, como cualquiera puede comprobar si se molesta en leer las incalificables propuestas que ha puesto sobre la mesa VOX, en estos últimos días.
No obstante, quise callar, venciendo al estupor y el desencanto que me produjo el hecho de que existieran cuatrocientas mil personas capaces de votar a esta Formación, entre las que inaceptablemente debe encontrarse un buen número de mujeres, sobre todo porque me interesaba saber qué harían PP y Ciudadanos y si finalmente se atreverían o no a considerarse aliados de este Partido ultraconservador, xenófobo y misógino que defiende la expulsión de los extranjeros, las corridas de toros, la Semana Santa, el Flamenco y la celebración del final de la Reconquista y que pretende derogar la Ley de Violencia de Género o la de Memoria Histórica, entre otros muchos ejemplos y que intenta, con sus recién estrenados doce diputados en el Parlamento andaluz, campar a sus anchas por la Comunidad más grande de una España  plagada de símbolos y banderas, en las que basan su patriotismo obsoleto, que nos retrotraería a épocas que nos costó demasiado esfuerzo olvidar  y que supondría para todos nosotros volver a ser los últimos de la cola entre los países de nuestro ámbito europeo.
Pues bien, se conoce que en esto de la Política, al menos en determinados casos, puede más la ambición por alcanzar el poder que la ideología y ayer por la tarde, la incógnita que tanto nos preocupaba, quedó finalmente resuelta, con un acuerdo rubricado entre este curioso tripartito al que a partir de ahora, los andaluces tendrán que agradecer, cualquier cosa que les suceda.
De nada han servido las advertencias hechas desde todos los ámbitos posibles, sobre la peligrosidad que conlleva aliarse con este tipo de Formaciones, ni las miles de voces que se  han alzado contra este acuerdo que otorga una fuerza excepcional a este Partido de extrema derecha, ni tampoco los avisos de que la connivencia con gente que defiende este tipo de pensamiento, puede contaminar y mucho a quienes les presten, abierta o tácitamente, su apoyo. El pacto es un hecho y Juan Manuel Moreno, un segundón sin talento ni carisma, será el nuevo Presidente de la Junta de Andalucía.
Tampoco queda clara la postura de Marín, como representante de Ciudadanos, que  negándose a reunirse con Vox, al menos de cara a la galería, acepta sin embargo una vicepresidencia en un Gobierno que sólo será posible gracias a sus votos y que debe pensar que los andaluces carecen  de inteligencia, al intentar por todos los medios ocultarles la naturaleza de su burda maniobra.
Así está, a  día de hoy, el panorama en  este país de contradicciones, en el que algunos de sus habitantes son capaces de votar en unas elecciones a Podemos y en las siguientes a estos recién llegados procedentes directamente de los reductos del franquismo y todo ello, sin dar la menor importancia al contenido de sus votos, como si el resultado de unos Comicios no acarreara siempre determinadas consecuencias.
Que haber llegado a un acuerdo con VOX es uno de los mayores errores cometidos por los otros Partidos de derechas, no admite discusión, pero lo peor es que su ambición, su prisa por alcanzar el poder, abre de par en par las puertas que permiten la entrada en las Instituciones democráticas del país, a una Formación que nunca creyó en esta forma de Gobierno, llegando a colocarla en una posición de privilegio y aceptando al final,  porque no les quedará otro remedio, algunas de sus aberrantes exigencias, si quieren llegar al final de esta terrorífica legislatura.
La Historia se encargará, como siempre lo ha hecho, de juzgar a estos supuestos patriotas que se horrorizan de las reivindicaciones de los nacionalistas catalanes, mientras aceptan como compañeros de viaje a estos otros, mucho más peligrosos y violentos, con tal de satisfacer sus ansias de dominio, aunque sin pensar en las consecuencias.
Me alegro de volver para poder contarlo. Buen año y buena suerte.



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