Parafraseando
al gran periodista Edward R. Murrow , que en los años cincuenta desafiaba cada
noche las atrocidades que con la gente cometía el ultra derechista McCarthy,
entramos en este año 2019 sin poder
albergar otro deseo que el que se expresa en el mismo título de este artículo,
ya que nuestro país empieza a adentrarse en un periodo histórico imprevisible y
por tanto desconocido, en el que puede ocurrir cualquier cosa y en el que, en
gran parte, depende sólo de nosotros, la gente de a pie, que los
acontecimientos viren en un sentido u otro, pudiendo avanzar o retroceder en
materias políticas y sociales, por lo que resulta ser absolutamente
indispensable que estudiemos en lo más profundo de nuestros corazones, los
mensajes abiertos y subliminales que lanzan cada una de las Formaciones que
conforman el arco político, porque cualquier error podría llevarnos luego a
tener que lamentarnos profundamente
durante mucho tiempo, de alguna decisión que tomamos en un momento determinado,
llevados por la ira o la impotencia.
Hace
un poco más de un mes me despedí de ustedes con la intención de hacer una
limpieza general en mi casa y dispuesta a poner en práctica el método Konmari,
que por cierto ha resultado ser toda una revelación, hasta el punto en que
cuando terminé de organizar el orden de la vivienda, decidí inmediatamente aplicármelo
a mí misma, para deshacerme de todas aquellas cosas que en cierta medida me
encadenaban al pasado, siendo ahora ya del todo inservibles y por lo tanto
inútiles y fútiles, aunque ocupando un sitio en el terreno de las emociones que
necesitaba llenar con experiencias nuevas y de ahí que la semana y pico que
pensaba aplicar a labores domésticas, haya ter minado por prolongarse hasta el
día de hoy, en el que puedo decir tajantemente que ha merecido la pena el parón
y que mi mente se halla en un estado de serenidad que me permitirá, a partir de
ahora, retomar con ánimo renovado estos encuentros diarios que establezco con
mis lectores que considero como irrenunciables, pues la pasión por escribir y
comunicar mis pensamientos es algo que me ha acompañado desde la infancia y también
porque nada me produce más placer en el mundo que encadenar frases para
elaborar un texto.
Muchas
cosas han sucedido en estos días, además de las consabidas fiestas de Navidad,
de las que sólo complace reseñar el acercamiento familiar y el disfrute de los
amigos y todas las he seguido de cerca desde una perspectiva de pasividad,
puesto que entre mis grandes virtudes está la testarudez y el poder presumir de
que cuando tomo una decisión la cumplo a rajatabla, aunque he de reconocer que
el calado de algunos de estos
acontecimientos ha estado a punto de dar al traste con mi disposición de
permanecer callada, pero en la vida hay que ser consecuente con los retos que
una se marca y aunque me ha costado, parece que he sido capaz de vencer la
tentación de lanzarme al teclado del ordenador, como resulta del todo evidente.
Uno
de esos momentos de inestabilidad emocional lo provocó sin duda el resultado de
las elecciones en Andalucía, ya que nadie esperaba que tras cuarenta años de
gobierno socialista, la derecha fuera capaz de imponerse en una de las
Comunidades más castigadas por la crisis y en la que el paro y la pobreza han
dejado huellas sensiblemente profundas y menos aún, que fuera ahí dónde la extrema derecha que ya nos amenazaba
desde hace tiempo con colarse en las Instituciones de la manera que fuera,
irrumpiera con tal voracidad y menos aún que fuera la que tuviera la llave del
gobierno en esta Región durante los próximos cuatro años, intentando sin
contemplaciones provocar un retroceso que nos llevaría hasta los peores años de
la dictadura franquista, como cualquiera puede comprobar si se molesta en leer las
incalificables propuestas que ha puesto sobre la mesa VOX, en estos últimos
días.
No
obstante, quise callar, venciendo al estupor y el desencanto que me produjo el
hecho de que existieran cuatrocientas mil personas capaces de votar a esta Formación,
entre las que inaceptablemente debe encontrarse un buen número de mujeres, sobre
todo porque me interesaba saber qué harían PP y Ciudadanos y si finalmente se atreverían
o no a considerarse aliados de este Partido ultraconservador, xenófobo y
misógino que defiende la expulsión de los extranjeros, las corridas de toros,
la Semana Santa, el Flamenco y la celebración del final de la Reconquista y que
pretende derogar la Ley de Violencia de Género o la de Memoria Histórica, entre
otros muchos ejemplos y que intenta, con sus recién estrenados doce diputados
en el Parlamento andaluz, campar a sus anchas por la Comunidad más grande de una
España plagada de símbolos y banderas,
en las que basan su patriotismo obsoleto, que nos retrotraería a épocas que nos
costó demasiado esfuerzo olvidar y que
supondría para todos nosotros volver a ser los últimos de la cola entre los
países de nuestro ámbito europeo.
Pues
bien, se conoce que en esto de la Política, al menos en determinados casos,
puede más la ambición por alcanzar el poder que la ideología y ayer por la
tarde, la incógnita que tanto nos preocupaba, quedó finalmente resuelta, con un
acuerdo rubricado entre este curioso tripartito al que a partir de ahora, los andaluces
tendrán que agradecer, cualquier cosa que les suceda.
De
nada han servido las advertencias hechas desde todos los ámbitos posibles,
sobre la peligrosidad que conlleva aliarse con este tipo de Formaciones, ni las
miles de voces que se han alzado contra
este acuerdo que otorga una fuerza excepcional a este Partido de extrema
derecha, ni tampoco los avisos de que la connivencia con gente que defiende
este tipo de pensamiento, puede contaminar y mucho a quienes les presten,
abierta o tácitamente, su apoyo. El pacto es un hecho y Juan Manuel Moreno, un
segundón sin talento ni carisma, será el nuevo Presidente de la Junta de
Andalucía.
Tampoco
queda clara la postura de Marín, como representante de Ciudadanos, que negándose a reunirse con Vox, al menos de cara
a la galería, acepta sin embargo una vicepresidencia en un Gobierno que sólo
será posible gracias a sus votos y que debe pensar que los andaluces carecen de inteligencia, al intentar por todos los
medios ocultarles la naturaleza de su burda maniobra.
Así
está, a día de hoy, el panorama en este país de contradicciones, en el que
algunos de sus habitantes son capaces de votar en unas elecciones a Podemos y
en las siguientes a estos recién llegados procedentes directamente de los
reductos del franquismo y todo ello, sin dar la menor importancia al contenido
de sus votos, como si el resultado de unos Comicios no acarreara siempre
determinadas consecuencias.
Que
haber llegado a un acuerdo con VOX es uno de los mayores errores cometidos por
los otros Partidos de derechas, no admite discusión, pero lo peor es que su ambición,
su prisa por alcanzar el poder, abre de par en par las puertas que permiten la
entrada en las Instituciones democráticas del país, a una Formación que nunca
creyó en esta forma de Gobierno, llegando a colocarla en una posición de
privilegio y aceptando al final, porque
no les quedará otro remedio, algunas de sus aberrantes exigencias, si quieren
llegar al final de esta terrorífica legislatura.
La
Historia se encargará, como siempre lo ha hecho, de juzgar a estos supuestos
patriotas que se horrorizan de las reivindicaciones de los nacionalistas
catalanes, mientras aceptan como compañeros de viaje a estos otros, mucho más
peligrosos y violentos, con tal de satisfacer sus ansias de dominio, aunque sin
pensar en las consecuencias.
Me
alegro de volver para poder contarlo. Buen año y buena suerte.
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