viernes, 11 de enero de 2019

Los más perjudicados




Urge a Pedro Sánchez, tras los resultados de las Elecciones andaluzas, conseguir aprobar a la mayor brevedad posible, los Presupuestos Generales del Estado  para poder terminar la Legislatura y muy fundamentalmente, encontrar una salida que sosiegue de manera inmediata el conflicto catalán, para así demostrar a las derechas y a los españolistas exaltados que el camino de la negociación da sus frutos, sin tener que recurrir a la vía judicial ni a la aplicación del artículo 155 que reclaman vehementemente, Rivera , Casado y Abascal, ya unidos en un tripartito en el sur del país, porque de lo contrario, lo ocurrido en Andalucía podría trasladarse al resto del territorio nacional, sobre todo si  el Presidente se viera obligado a convocar nuevos comicios , en un momento en el que aún no haya dado tiempo a que la gente conozca cuáles son las verdaderas intenciones que se esconden detrás de las siglas de VOX, que ha subido como la espuma aprovechando la ira y el resentimiento que hacia los políticos guarda una buena parte de los españoles que aún no saben que tras ese patriotismo que tratan de vender, se oculta una añoranza desaforada de aquellos tiempos del franquismo.
Son Sánchez y los independentistas catalanes los que han salido más perjudicados de esta extraña alianza de tres derechas con intereses bien distintos que se unen en un momento de excepcionalidad para después intentar, cada cual a su manera, establecer su propia supremacía sobre sus compañeros de viaje, primero, porque el Socialismo nunca debió permitir que Susana Díaz se presentara como candidata a la Presidencia de la Junta, siendo públicas y notorias sus acciones pasadas y después, porque esa parsimonia con que se han tomado los separatistas la oportunidad que se les ha ofrecido para negociar, ha terminado por  romper la paciencia de millones de ciudadanos, dando lugar a la creación de un clima de rechazo hacia todo lo que recuerde a Catalunya, en general, cuestión que ha sido inmediatamente utilizada por las derechas para basar los discursos de la campaña electoral andaluza en una exaltación de la peor clase de patriotismo, pero llamando a una unidad que para muchos de quiénes les han votado significa el restablecimiento de una paz y  un orden establecido, que parecen haberse perdido a causa de los últimos sucesos.
Si Sánchez consiguiera, por una de esas carambolas de la vida, que los secesionistas le prestaran su apoyo para la aprobación de sus Presupuestos y Torra poseyera la cordura que se necesita para entender que si no afloja en sus planteamientos, la experiencia andaluza podría extenderse como la pólvora, en cuanto lleguen las Municipales y Generales, demostrarían en cierta medida que las negociaciones por las que ambos dicen haber apostado han terminado funcionando y que esos malos augurios que han predicho durante varios meses los líderes ultra conservadores, no eran más que meras apreciaciones que quedarían inmediatamente soterradas, por la naturaleza de tamaño triunfo.
Todas las esperanzas de Sánchez han de estar, en estos momentos, puestas en poder alcanzar esa pacificación y los separatistas debieran contribuir en la parte que les toca a que la quimera se hiciera realidad, pues lo que les esperaría, si los resultados andaluces se trasladaran al resto del Estado,  sería un panorama definitivamente negro e insalvable, por lo que su colaboración resultaría ser estrictamente necesaria, para frenar el avance de la ultraderecha, en los próximos tiempos.
Podría afirmar, casi sin temor a equivocarme, que Oriol Junqueras ha comprendido perfectamente este mensaje e incluso que se podría contar con su colaboración, pero la verdadera traba que hace que se tambalee tal acuerdo se llama Puigdemont, seguramente porque desde la distancia estos problemas deben parecer mucho más nimios de lo que son en la realidad y también porque un retroceso en las pretensiones secesionistas, bien pudieran representar una enorme pérdida de popularidad para este personaje que habita en su limbo de Waterloo, a salvo de salpicaduras violentas.
A punto de empezar los juicios contra los encarcelados por los hechos ocurridos el primero de Octubre, las cosas se complican doblemente para nuestro actual Presidente y sólo una apelación desesperada a la unidad de las fuerzas de progreso, tan difícil de conseguir en este país nuestro, podría funcionar, si todo el mundo poseyera el talento necesario para descifrar el mensaje de angustia que flota en un ambiente cada vez más enrarecido que aún podría oscurecerse más, si Formaciones como VOX se hacen fuertes en un futuro Parlamento.
Es ésta, una mera cuestión de responsabilidad para los que creemos que lo que nuestro país necesita es avanzar en cuestiones que las derechas suelen olvidar en cuanto se establecen en el poder, como los derechos sociales o el empleo digno para todos y por tanto, no queda otro remedio que apelar a que los Partidos que nos representan, aparquen sine die, sus diferencias, por muy esenciales que sean, para formar un bloque de unidad que consiga transmitir a la población un clima de estabilidad, en el que no sólo tienen importancia las fronteras y las banderas, sino el bienestar general de esa mayoría de ciudadanos a los que los efectos de la crisis y otras cosas, han debido afectar de manera tan cruel, que ya no son capaces de diferenciar quiénes son los que pueden defender, desde la política, sus principales intereses.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario